Post on 18-Aug-2021
Juanyatieneplaneadas lasvacacionesdeverano.Sinembargo,sumadreignorasusplanesylodejaencasadetíoTito,unbibliófiloempedernidoquehace ruido cuando come y que les teme a los osos de peluche. Ahí,escondido entre los miles de ejemplares de la biblioteca de su tío, Juantendrá que encontrar el Libro Salvaje, un libro rebelde que se resiste a lalecturayqueguardaentresuspáginasunsecretodestinadoallectorcapazdeatraparlo.Estabúsquedanoserásencilla,perocontaráconlaayudadeCatalina.Lachica revelarácosasquenosabíaquepodríangustarleyconelladescubriráqueloslibrosserelacionanentresí,perosobretodoconsuslectores.
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JuanVilloro
EllibrosalvajeePubr1.0
Watcher06.07.17
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Títulooriginal:EllibrosalvajeJuanVilloro,2008Ilustraciones:GabrielMartínezMeave
Editordigital:WatcherePubbaser1.2
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ACarmen,mihermana
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Laseparación
Voy a contar lo que ocurrió cuando yo tenía 13 años. Es algo que no he podidoolvidar,comosilahistoriametuvieratomadodelcuello.Puedesonarextraño,peroincluso siento las «manos» de la historia sobremí, una sensación tan precisa quehastaséquesetratademanosconguantes.
Mientraslahistoriaseaunsecreto,metendráprisionero.Ahoraquecomienzoaescribir experimento un ligero alivio. Las «manos» de la historia siguen sobremí,pero un «dedo» ya se ha soltado, como una promesa de que estaré libre cuandotermine.
Todoempezóconunolorapurédepapa.Mimadrehacíapurécuandoteníaalgode qué quejarse o estaba demal humor. Trituraba las papas conmás esfuerzo delnecesario, con verdadera furia. Eso la ayudaba a relajarse. A mí siempre me hagustadoelpurédepapa,aunqueenmicasatuvierasaboraproblemas.
Aquella tarde, en cuanto olí el vapor que salía de la cocina, fui a ver cómoestabanlascosas.Mimadrenoadvirtiómipresencia.Llorabaensilencio.Yohubierahechocualquiercosaporquevolvieraaser lamujersonrientequeadoraba,peronosabíaquépodíadarlealegría.
A partir de ese momento la oí sollozar en las noches. Me había dado pordespertarmeahorasraras.Dechicodormíadeuntirón,peroalos13añosempecéatenerel«sueñoescarlata»,unapesadillaqueregresabaunayotravez.Meencontrabaen un pasillo largo, húmedo y oscuro. Al fondo se agitaba la luz de una flama.Caminabahacía ahí.Entoncesmedaba cuentadeque estabadentrodeun castillo.Mis pasos resonaban en la oscuridad y esto me hacía saber que llevaba botas dehierro. Era un soldado con armadura.Debía rescatar a alguien al final del pasillo,alguienquelloraba.Teníavozdemujer,unavozagradableymuytriste.Yocaminabahaciaesesonido,duranteuntiempoexagerado,pueselpasilloparecíaalargarseconmispasos.Finalmente,entrabaenuncuartodeparedesrojas.Micolorfavoritoenesaépocaeraelescarlata.¡Cómomegustabaelsonidodelapalabra«escarlata»!Enelsueño,noveíaalamujerquelloraba,perosabíaqueestabaahí.Antesdedirigirmeaellameacercabaaunapared,hipnotizadopor el color escarlata.Soloentoncesmedabacuentadequelasuperficieeralíquida.Nadiehabíapintadoesosmuros.Poníamismanos en la superficie y la sangre escurría entremis dedos. En esemomentodespertaba,muertodemiedo.
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Encendíalaluz,mirabaelmapamundisobreelescritorioyelúltimopelucheconelqueavecesdormía.Sialguienmehubieradichoalos13añosqueyoeraunniño,mehabríapuestofurioso.Yomesentíacomounhombrejoven.Miconejodepelucheestabaahíporqueleteníacariño.Peropodíadormirsinélypodíadefendermesolo.Nisiquieracuandoteníael«sueñoescarlata»melollevabaalacama.Elconejomemiraba desde su rincón, con un ojomás bajo que el otro.No le pedía ayuda peropasabamuchotiempoantesdequepudieravolveradormirme.
Enlasnochesdepesadilladespertabaconmuchased.Siyamehabíaacabadoelaguaquemimadrecolocabaenelburó,nomeatrevíaairalacocina,comosiesefueraellugardel«sueñoescarlata».
Entonces trataba de distraerme con los países del mapamundi.Mi favorito eraAustralia, pintadodel color de un chicle bomba.Mis tres animales preferidos eranaustralianos:elkoala,elcanguroyelornitorrinco.
Lo quemásme gustaba de los koalas era la forma en que se sostenían de losárboles. Me abrazaba a la almohada, como si fuera un koala, hasta quedarmedormido,conlaluzencendida.
Talvezporqueestabacreciendosemeocurríancosasdeterror.Amisamigosdelcolegio les gustaban las historias de fantasmas y vampiros.Amí nome gustaban,peroteníaesesueñoterrible.
Una noche desperté aún más sobresaltado. Prendí la luz y me vi las manos,temerosodequeestuvieranmanchadasdesangre.Soloteníalasmarcasdetintaconlasquehabíavueltodelcolegio.Vielmapamundiy,antesdequepudierapensarenpaíses lejanos, oí un sollozo.Venía del pasillo y tenía el tono inconfundible demimadre.
Estavezmeatrevíasalir.Elllantoeramásimportantequemipesadillaycaminédescalzoalcuartodemispadres.
Ellos dormían en camas separadas. Las cortinas estaban abiertas y la luz de laLuna entraba al cuarto, sobre la cama de mi padre, que era la más próxima a laventana.Hevistomuchascamasdesdeentoncesperoningunamehaimpresionadodeesemodo:mipadrenoestabaallí.
Mamá lloraba, con los ojos cerrados.No se dio cuenta de que yo estaba en elcuarto.Fuialacamademipadre,laabríymemetíahí.Respiréunolordelicioso,acueroyloción,ymequedédormidoenelacto.Nuncadescansémejorqueesanoche.
Aldíasiguiente,aellanolegustóvermedormidoenlacamademipadre.Ledijequeerasonámbuloyquehabíallegadoahísinsaberlo.
—¡Loquemefaltaba!—exclamómimadre—:¡unhijosonámbulo!Enelcaminoalaescuela,mihermanaCarmenseburlódemíporquecaminaba
dormido.Luegomepreguntósi lepodíaenseñarasersonámbula.Carmentenía10añosycreíatodoloqueyodecía.Leexpliquéquepertenecíaaunclubquesereuníaporlasnoches:recorríamoslascallessindejardedormir.
—¿Cómosellamaelclub?—mepreguntóCarmen.
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—ElClubdelaSombra—semeocurriódepronto.—¿Yyopuedoentrar?—Antestienesquesuperarvariaspruebas.Noestansencillo—lecontesté.Carmen me pidió que una noche la despertara para llevarla al club. Prometí
hacerlo,peronaturalmentenolohice.Preocupada de que yo fuera sonámbulo, mamá habló con su amiga Ruth, que
había vivido enAlemania durante la segundaGuerraMundial y había presenciadocosas más espeluznantes que un niño sonámbulo. Cuando mi madre hablaba porteléfonoconRuth,setranquilizabaconhistoriaspeoresquelasuya.Nuestravidanoeraperfecta,peroalmenosnonosbombardeaban.
Cuando regresé del colegio mi madre hablaba por teléfono con Ruth. Sinembargo,estavezelaireolíaapurédepapa.Lasterribleshistoriasdesuamiganolograrontranquilizarla.
Fui a dejarmimochila al cuarto.Hice pipí yme lavé lasmanos (lasmalditasmanchas de tinta seguían ahí). Me dirigí a la cocina, de donde salía ese olorestupendoquesinembargosiempretraíaproblemas.
Medetuveenlapuertayviamimadrellorarensilencio.Luegohicelapreguntaquehabíarepasadomilvecesenlaescuela:
—¿Dóndeestápapá?Ellamevioatravésdelaslágrimas.Sonriócomosiyofueraunpaisajebuenoy
estropeado.—Tenemosquehablar—fuesurespuesta,peronodijonada.Siguióaplastando
las papas, encendió un cigarro, fumó demanera confusa y la ceniza cayó sobre elpuré.
Yomequedécomounaestatuahastaqueelladijo:—Tupadrevaaviviruntiempofueradelacasa.Rentóunestudio.Tienemucho
trabajoynosotroshacemosdemasiadoruido.Cuandotermineesetrabajo,sevaairaParís,aconstruirunpuente.
AlgomehizopensarquemipadrenoibaavolvernuncaalacamaquevibajolaluzdelaLuna.
Mimadresearrodillóymeabrazó.Nuncamehabíaabrazadoasí,arrodilladaenelpiso.
—Notevaapasarnada,Juanito—medijo.CadavezquemedecíaJuanitosucedíaalgoterrible.Noeraunnombredecariño
sinounnombredecrisis,elpurédepapadelosnombres.Nomepreocupabaquemepasaraalgoamísinoquelepasaraalgoaella.Quería
quesonrieracomocuandopasabapormíalcolegioyyosabíaqueeralamásguapadetodaslasmadres.
—Notepreocupes—contesté—:yoestoycontigo.Fuelopeorquepodíadecirle.Llorómásquenuncaymeabrazóconmuchísima
fuerzahastaqueelpurédepapaconcenizasequemóenlaestufa.
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Mihermanallegómástardeporqueteníaclasedepianoynosencontrócomiendopizza.Paraellalatardefuemuydivertida.MamánoteníaapetitoydejóqueCarmencomieratodoloquequisiera.
—Tengoalgoquedecirles—mamáhablócomosimasticaracadapalabra—:papásaliódeviaje.
ACarmenestolepareciógenialporquepensóquepapáleibaatraerunpeluche.Medio tristezaveramihermanacontentapornosaber laverdad,perohubiera
hechocualquiercosaporquenuncalasupiera.
En esa época no estaba demoda el divorcio.Ninguno demis amigos tenía padresdivorciados.Sinembargo,yosabíaqueesopodíasuceder.Habíavistounapelículamuy divertida sobre un niño que se la pasa demaravilla porque tiene dos casas ylograqueloconsientanmuchoenlasdos.
Mispadresnosepeleabanperotampocohablabancomosisequisieran.Nuncasedabanunbesonisetomabandelamano.
Una tarde, revolviendopapeles en el escritoriodemipadre, encontréuna cartadentro de un libro. El sobre tenía dibujos estupendos: espirales rosas, asteriscosazules,relámpagosenverdezig-zag.Parecíalaportadadeundiscoderock.
El sobre contenía una carta.Era de una amiga que queríamucho ami padre yesperabaviajar conél aParís.Sentí unhuecoen el estómagoy ledi la carta amimadre.
Estofuedosmesesantesdequesenosquemaraelpurédepapa.Avecespensabaque ella se había puesto triste por mi culpa. Todo había sucedido porque yo leentreguélamalditacarta.
—¿Tevasadivorciar?—lepreguntéamimadre,cuandoCarmennonosoía.Yonoquería divertirme endos casas comoel niñode esapelícula.Laverdad,
tampoco quería ver ami padre.Quería que regresara para quemimadre estuvieracontenta.Nadamás.
—Noséquévaapasar.Papálosquieremucho,esoesloimportante.Amínomeimportabaquemequisiera.Yoqueríaquelaquisieraaella.Fuiami
cuarto a hacer un juramento importante. Tomé el mapamundi y ante el mapa deAustraliajuréqueenesacasaíbamosaserfelices,aunquemecostaramuchotrabajolograrlo.
Esanochenotuvepesadillasperotampocopudedormir.Fui al cuarto que había sido de mis padres, donde ahora sobraba una cama.
Bueno,creíquesobrabaunacama.MeibaaacostarahícuandoviqueCarmensemehabía adelantado. Como siempre, parecía muy contenta. Tal vez soñaba que laadmitíanenelClubdelaSombra.
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Elfrascodehierro
Mi madre empezó a dejar cigarros por todas partes. Ni siquiera los fumabacompletos.Estabatannerviosayhacíatantasllamadastelefónicasqueloscigarrossejuntabanenmontoncitoenelcenicerosinqueellaacabaradefumarunosolo.Habíaseñalesdehumoencualquiersitio,comosiviviéramosenuncampamentopielroja.
Todoolíaacenizayapurédepapa.Durantelasemanadeseparación,comimosalbóndigasconpurédelunesasábado.Eldomingo,mimadrenosdejóconsuamigaRuth,quenosdiounas salchichasalemanasdeliciosas,espolvoreadasconalgoqueyonoconocía:nuezmoscada.
Mimadrepasótardísimopornosotros.Carmenyaestabadormida,abrazadaasucastordepeluche.Yomecaíadesueñoperoalcancéaoír laconversaciónentremimadreysuamiga:
—Lopeorsonlasvacaciones—dijomimadre—;noséquéhacerconellos.«Ellos»éramosCarmenyyo.—Algosaldrá—dijoRuth—.YomepuedoquedarconlaPinta.LaPintaeranuestraperra,razamaltés,colorblancoynegro.Mesorprendió,yen
partemetranquilizó,queRuthofrecieraquedarseconlaperraynoconnosotros.¿Porquénopodíamospasarlasvacacionesencasa?Faltabandossemanasparael
findecursos.Enelcolegioyaestudiábamospoco.Elmaestrohabíadejadodetenerprisa;nosdabaunpapelparaquedibujáramoscualquiercosa,durantevariashoras.Luegocantábamoscancionesmuylargasynoleimportabaquenosequivocáramos.Era como si las clases deverdadyahubieran acabadoy solo estuviéramos ahí porcompromiso,llenandolosdíasquefaltabanparaelverano,las«vacacionesgrandes»,comolesdecíamosnosotros.
Elmejormomentodelavidaeraelprimerdíadevacaciones.Elsolentrabadeotromodoalcuarto.Unsolanimoso,colormiel,quecalentabalascortinasyhacíasaberqueveníandosmesessinescuela.Eneseprimerdíapodíapasarcualquiercosa,comosilaluzllegaradeAustraliaysusdesiertosdearenarojiza.
Si dejas de comer durante un año algo que te gusta muchísimo (chocolate oespaguetiopollorostizado)ydeprontovuelvesaprobarlo,tegustatodavíamásqueantes.Asíeraelprimerdíadevacaciones.
Pablo, mi mejor amigo, vivía a dos calles de la nuestra. Habíamos planeadomuchosjuegosparaelverano,incluyendoentraraunacasaabandonadaqueteníalasventanas rotasydondevivíangatossalvajes. Ibaaserelmejorveranodemivida.PeroMamáteníaotrosplanes.
UnatarderegresédejugarconPabloyencontréelpasillollenodecajas:—Lascosasdetupadre—explicóMamá.
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Measoméaunacajayvi libros.Mipadreestudióingenieríayhabíaescritounlibro de título muy raro: Puentes de voladizo. Me explicó que así se llaman lospuentesquesepartenendosysealzanparaquepuedanpasarlosbarcos.
Penséqueél iríaporsuscosas,peropocodespués llegarondoscargadoresysellevarontodoenunsantiamén.
—Lascosasvanairaunabodega,enloquetupadreregresadeParís.—¿Noibaarentarunestudio?—VaaconstruirunpuenteenParís.Talvezibaaconstruirunpuente,perotambiénibaaveraesaamigaqueleenvió
la carta. Los dibujos que ella había hecho en el sobre me gustaron mucho, peroodiabaquemipadresefueraconella.
Tambiénodiéquemipadreconstruyeraunpuenteallá.Seguramentesetratabadeunpuentequeselevantabaparaquepasaranlosbarcos.Esaerasugranespecialidad.Yopreferíalospuentesquenoseseparabanyseguíanfijos,conectandodosorillas.
Nomeimportóquesuslibrosaburridossefuerandelacasa.
Mimadretomabapastillascolorazulcielocontraeldolordecabeza.Luegosupimosquenoteníasimpledolorsinounpadecimientomásfuertellamadojaqueca.
Tambiénpadecíagastritis.Eljugodenaranjalecaíamuypesadoylobebíaconun popote hecho de vidrio para no tomar aire (que por lo visto le caía aún máspesado).Era tanguapaqueseveíabien inclusocuandotomabajugo,aunqueponíaunacaracomosibebieravidrio,vidriosrotosqueladestrozabanpordentro.
Cada tercer díamemandaba a la farmacia a que le comprara remedios para lajaquecaolagastritis.Cuandoíbamosacasadelaabuelaellaledecía:
—Esporelcigarro.Laculpadetodolatieneelcigarro.Peromimadrenopodíadejardefumar,ymenoscon tantosproblemasencima.
Cuandolaabuelahablabamaldeltabaco,mimadrecerrabaunojocomounpistoleroa punto de disparar, encendía un cerillo con un rápido movimiento de experta enfuegosyfumabaconunaintensidadespecial.Luegosecomunicabaconnosotrosalestilopielroja.Desubocasalíanseñalesdehumoquequeríandecir:«Hago loquemedalagana».
Una noche soñé que entraba en la casa abandonada, siguiendo un gato blanco. Entodas partes había fogatas hechas con muebles. Llegaba al salón principal, dondeardía unamesamuygrande.Enun sofá estabamipadre, leyendo el periódico.Depronto,elperiódicocomenzabaaarderperoélnohacíanada:veíaelfuegocomosifueraunanoticia.Despertéantesdequelasllamasllegaranasusmanos.
Penséquemipadrepreferíavivirenunacasaabandonada,conlosmueblesyelperiódicoardiendo,quevivirconnosotros.Meenojémuchoconélylepeguéamialmohada hasta que no pudemás.Luego imaginé que yo era un koala y abracé la
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almohadacomosi fueramiárbol.Había lloradoy la fundaestabahúmeda.Talvezporesosoñéquellovíamuchoenelbosqueaustralianodondeyollevabaunavidadekoalafeliz.
Me encantaba meterme en la cama con las sábanas recién cambiadas, la frescamaravilladeestarahí.
Conlosproblemasqueteníamosdesdequemipadresefue,pasarondíasydíassinquemecambiaranlassábanas.Alprincipionomedicuenta,perounanochemepreguntésialgúndíalassábanasvolveríaaoleraburbujas.
Carmentambiénlonotóylepusoasussábanasunasgotasdechampúparaqueolierancomonuevas.
Paraquenovieranquehabíallorado,mimadreusabalentesoscuros.Parecíaalguiende lamafia.Sobre todo cuando llevabaun cigarro en labocayunapañoleta en lacabeza.Peroseveíabien.Lasmujeresmafiosaspuedenserguapas.
Faltabansolodosdíasparalasvacacionescuandonosdijo:—Tenemosquehablar.Fuimosalcomedordondeellarebanabaunmelón.Enlosúltimosdíasestabatan
nerviosaquesecortabaalprepararcualquiercosa.Cadavezquecocinabasacabalacajadecuritas,seguradequeseibaalastimar.Luegoseponíaalcoholyestohacíaquelacenasupieraafarmacia.
Tuve miedo de que se rebanara un dedo mientras hablaba con nosotros. Porsuerte,soltóelcuchilloydijo:
—LaPintavaapasarlasvacacionesencasadeRuth.Hablócomosifueranormalquelosperrossalierandevacaciones.—¿Ynosotros?—preguntóCarmen.Estapartelecostómástrabajoamamá.Laspalabrassalierondesubocacomosi
estuvieranhechasdealgodón:—LosBermúdeztequierenmucho—respondiómamá.Leila Bermúdez era la mejor amiga de mi hermana. Como siempre, Carmen
quedó feliz con la solución. Si estuviera en un barco a punto de naufragar, estaríamuy contenta de subir a un bote inflable. En los peoresmomentos encuentra algofantástico.
Comoaellalamandaronconsumejoramiga,penséquememandaríanacasadePablo.Peromimadredijo:
—VasaircontíoTito.—¿Porqué?—Éllopidió.—PrefieroirconPablo.Oconlaabuela.—Pablotienecuatrohermanos.Nohaylugarparati.Encuantoalaabuela,está
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demasiadoviejaparaatenderaotrapersona.—Prefieroirconotragente.—¿Porqué?—Mi tío tienepelosblancosque le salende lanariz—fue loúnicoque seme
ocurriódecir.Era cierto. TíoTito se rasuraba las orejas, porque también ahí le crecían pelos
blancos,peronohacíanadaconlospelosqueleasomabandelanariz.—Eltíotequieremucho—comentómimadre.Tambiénestoeracierto.Cadavezqueloveía,meleíaalgunahistoriadelosmiles
delibrosqueteníaensucasa.Eraexcelentehablandodelavidadelosdragones,lasespadasde laEdadMediay loscohetesdel futuro.Peroyonoqueríavivir conél.¿Qué iba a hacer en una casa tan oscura como la suya, con tantos libros llenos depolvo?
Tío Tito no tenía hijos. Era primo de mi madre y siempre había vivido solo,rodeadode su inmensabiblioteca. ¿Porquéhabíapedidoqueyo fuera con él?Meresultabasimpáticoperopreferíaverlopoco.
—Tienelibrosmagníficos—agregómimadre.—Peronotienetelevisión.La tele me gustaba tanto como el pollo rostizado. En cambio los libros me
interesabanpoco,sobretodosierandeingeniería.No seguimos discutiendo porque ella se puso nerviosa, trató de cortar otra
rebanadademelónyunhilitodesangrerecorriólamesa.—Nisiquierapuedocortarunmelón—dijoella,muydesesperada.Carmenyyoledijimosquenoeracierto,queentodoeledificionadiecortabalos
melones mejor que ella, y no volvimos a hablar de la casa donde yo pasaría lasvacaciones.
AldíasiguientepenséquemimadremequeríademasiadoparaenviarmeacasadeltíoTito.Esonopodíaserverdad.
MepareciócorrectoquelaPintasefueraacasadeRuthyaprendieraaladrarenalemány queCarmen se fuera a casa deLeilaBermúdez.Yomequedaría conmimadre.Ellamenecesitaba,deesoestabaseguro.
Elúltimodíadeclasesseleolvidóirpornosotros.Muchasvecesllegabatardeyéramoslosúltimosenelpatiodelcolegio,peroestavezsencillamenteseleolvidóir.Elporteroqueríacerrarlaescuelaporquetambiénélcomenzabasusvacaciones.
Tomé la mochila de Carmen y la mía y le dije que nos fuéramos andando.Conocía la rutaperonunca lahabíahechoapie.Tardamosdoshorasen llegara lacasa.
¿Quépodríahaberpasadoparaquemimadrenohubiera idopornosotros?¿Sehabría muerto? ¿Estaría desmayada? ¿Tendría un dolor que no quitaba ningunapastilla?
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Tocamoslapuertadeldepartamentoymedijeamímismo:«Sinoabreenquincesegundosesqueestámuerta».
Lapuertaseabrióalostrecesegundos.Mamánosvio,muysorprendida,comosisaliéramosdeunsueño.Soloentoncessediocuentadequeselehabíaolvidadoirpornosotros.
—¡Diosmío!¿Quéhoraes?—exclamó—.¡Todosemeolvida!Nospidióperdóndemilmaneras.—Estabahaciendosusmaletasysemefueeltiempo—explicó.Lamaleta de Carmen ya estaba lista, al igual que la canasta con sus peluches
favoritos.—FaltaJuanito—dijomihermanayfueporelmuñecoquesellamabacomoyo
(lehabíapuestoasíparaqueyoaceptarallevarlaalClubdelaSombra).TodavíaentoncespenséqueCarmenseibaairaotracasa,peroyomequedaría.
Mamánopodíasepararsedemí.—Voyaterminartumaleta—dijoellaysedirigióamicuarto.Laseguílentamente.La vi arrodillada ante mi cama, doblando camisas y colocándolas con mucho
cuidadoenlamaleta.«Lohaceparaquecreaquemevoyair,peronolevoyacreer»,pensé.
Siguió metiendo cosas hasta que llegó a un objeto pequeño y oscuro. Era unfrasco.Eldoctormehabíarecetadohierro.Cadamañana,yotomabaunacucharadadeunjarabenegro.Teníaunsaborasqueroso,peroelpediatrahabíadicho:«Elhierroes bueno para crecer», como si yo fuera un puente en construcción. Odiaba esamedicinaquelosdemáscreíantanbuenaparamí.
Soloenesemomento,alverqueelfrascodehierroentrabaenlamaleta,supequetodoeraverdad,quemeiríadelacasaypasaríadoslargosmesescontíoTito.Simimadre empacaba algo tan preciso y extraño como ese frasco es que la cosa iba enserio.
Entoncesaprendí,porprimeravezyparasiempre,queciertosdetalleshacenquelashistorias seanverdaderas.Cuandoel frascoentróen lamaleta, todomeparecióreal.Teníaquecreerlo:ibaaunacasaqueapenasconocía.
Loqueentonesnopodíasaberesqueesomeibaallevaralamayoraventurademivida.
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EltíoTito
Mi tío vivía en la parte antigua de la ciudad. En ese barrio, algunas casas eranderruidas con golpes demartillo para construir edificiosmodernos, otras estaban apuntodevenirseabajosolas;otrasmásteníanamarradoslosbalconesparaquenosefueranapiqueydescalabraranaquienescaminabanporlacalle.
Enestazonadederrumbes,quelosadultosllamaban«elCentro»,estabalacasade tío Ernesto, conocido como «Tito» por la familia y como «don Tito» por losmensajeros que le llevaban los libros que pedía a las más variadas librerías delmundo.
Eltíovivíacontresgatos:unoeranegroysellamabaObsidiana;otroerablancoysellamabaMarfil;elhijodeambos,mifavorito,erablancoconmanchasnegrasysellamabaDominó.
Durantecincuentayochoaños,eltíoviviósinotracompañíaquesuslibrosysusgatos.Depronto,parasorpresadelafamilia,decidióquehabíallegadoelmomentodecontraermatrimonio.
Estuvocasadoduranteunañoconunaseñoradelaquesolorecuerdosusanteojosredondos y que estornudabamucho por el polvo de los libros.En unmomento dedesesperación,aquellaseñoraledijoamitío:«Nopodemosvivirenestelaberinto,soyalérgicaalospapelesviejos».Mitíolediolarazón:dejólacasaparaloslibrosysemudócon suesposaaunpequeñodepartamento.Pero lavida sinbiblioteca fuemuytristeparaél,asíesquedecidiódejarasuesposayvolverconsuslibros.
Portodoesto,mesorprendiómuchoquememandaranasucasa.Eltíosesentíabienensoledad;noacostumbrabahacerfiestasnireuniones,niparecíanecesitarotracompañíaquesustresgatos.¿Porquéhabíaqueridoqueyofueraahí?Todoeramuyraro.
Enmimaletallevabaunlibro:Todosobrelasarañas.Yalohabíaleídoyloescogíprecisamente por eso: me gustaba más volver a leer un libro estupendo quearriesgarmeconunodesconocido.
Cuando llegamosacasadel tío,megustó lacabezade leónquemordíaunamedialunademetalyservíaparagolpearlapuerta.
Estaban derribando la casa de junto y eso provocaba mucho ruido. Nuestrostoquidosapenasseoyeron.Mimadremepidióquepatearaconfuerza,perocomoyollevaba zapatos con suelas de goma no logré hacermucho ruido. Por unmomentotuvelaesperanzadequemitíonoabrieranuncayyopudieraregresarconmimadre.
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Justoentonces,lapuertaseabrió.—¿Llevabanmuchotiempotocando?—preguntóeltío—.Adentroapenasseoye
loquepasaafuera.Era cierto. En cuanto cerró el portón, se produjo un gran silencio, como si
estuviéramosenelfondodelmar.—Hecolocadoaislantesespeciales.Soloasípuedoconcentrarmepara leer—el
tíomeviodefrente,conojostanatentosqueparecíanapuntodesalirsedesucara.Tuveganasdedecirle:«Nomeveasasíquenosoyunlibro»,peronomeatreví.Entodasparteshabíalibrerosyvolúmenesapiladosencolumnasquellegabanal
techo.—Venganalasaladeestar—dijoeltío.La «sala de estar» era un cuarto un poco más despejado. Había libros en las
paredesperonoenlassillas.Pudimossentarnosanteunamesadondeunmapaservíademantel.Australiametocójustoenfrente.Dijequeeramipaíspreferido.
—Estupendaelección,queridosobrino—comentóeltío—.Nohaymuchaculturanimuchasantigüedadeseneserojodesierto,peroeslacasadelornitorrinco,elmásfabulosodelosanimales,unresumenbiológico,unaenciclopediadeloquesepuedesersinserlodeltodo:elornitorrincopodríaserunpato,uncastorounamarmota.Susecretoconsisteendisfrazarsedeotrosanimalesparaserélmismo.Ungranactordereparto.
Noentendínada.¿Eltíosehabríavueltolocoenlosúltimostiempos?Luegoagregó,conmuchoentusiasmo:—Además,Australiatienelasmejoresolasmarinas,notantoporsuforma,sino
porquebañanalasaustralianas,especiesuperioralornitorrinco.Enalgúnlugartengouncalendariodeaustralianasenbikini.
Mimadrevioaltíoconpreocupaciónymetomódelamano.Parecíaarrepentirsedehabermellevadoahí.Lasextrañaspalabrasdeltíocomenzaronainteresarme.
—¿Quieren un té de pipa? —preguntó él, y salió del cuarto antes de quecontestáramos.
—¿Estarásbienaquí,Juanito?—mimadremeacaricióelpeloymevioconojostristes.
Ellamehabía dicho que necesitaba pasar unas semanas a solas para buscar undepartamentomáspequeño,ahoraqueéramosmenos.Noquisepreocuparlamásdeloqueyaestaba,diciéndolequeeltíomeparecíamedioloco.Interesanteperoloco.
En un rincón de la sala distinguí una telaraña plateada, de forma triangular,idénticaaunailustracióndemilibroTodosobrelasarañas.
—Megustaestacasa—ledijeamimadre.—Sitesientesmal,mepuedeshablarporteléfono.Esto último no era tan sencillo. Para el tío, el teléfono era un error de la vida
moderna.Odiabaqueun timbre interrumpierasus lecturas.«Noquierooírotravozquemiconciencia»,decíacuandoalguienlepreguntabaporquénoteníateléfono.
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—Enlafarmaciadeenfrentepuedes llamar—explicómimadre—.Toma—mediounabolsitaconmonedasparapagarlasllamadas.
Eltíoregresóconunateterahumeante.—Los viajes en barco no fueron en vano —dijo—. Gracias a las intrépidas
tripulacionesquellegaronhastalaIndiayCeilán,yalaestupendacostumbredeloscapitanes de beber té, hoy podemos remojar estas hojas en agua caliente. Huelan,queridosparientes:¿quierentédehumo?
EltíoTitosirvióantesdequelecontestáramos.Elté,enefecto,olíaapipa.—«LapsangSoo-shang»,asísellamaestaricavariante.—¿Esbuenaparaniños?—preguntómimadre.—Bueno,yodiríaqueJuanyanoesunniño—opinóeltío,ymecayómejor.Bebimoselcuriosotéhastaquemimadredijoquenecesitabahablarasolascon
Tito.Eltíopropusoqueyorevisaralacasamientrasellosconversaban.Meentregóuna
campanita:—Sitepierdes—explicó—,agitalacampanayllegaréentuauxilio.¿Eraposibleperdersedentrodeunacasa?Enunosminutosdescubriríaquesí,y
dequémanera.Caminéporunpasillorodeadodelibrerosyentréenlaprimerahabitaciónami
alcance.Erauncuartodedoblealtura,cubiertodelibrosdeparedapared,rodeadoporunbalcónconescalerilla,quepermitíallegaraloslibrosdelsegundopiso.
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Seguí rumbo a otra recámara, sin ver otra cosa que libros. De prontoDominósaltódesdeunanaquelyseescurrióporunapuerta.Loseguíymeencontréenuncorredor oscuro. Traté de dar con el interruptor de la luz, pero mis manos solotocaronvolúmenesempastadosencuero.Tropecéconlibrosqueestabanenelpiso.Volví a buscar el interruptor de la luz y de pronto creí encontrarlo. Toqué unapequeñapalancaylajaléhaciaabajo.Unatrampaseabrióbajomispiesycaíporunaresbaladillahastaundepósitodesábanasenelquetambiénhabíaalgunoslibros.Porsuertenohabíaperdidolacampanilla.Laagitéconfuerzahastaquellegómitío.
—¿Quéhacesenlalavandería,sobrino?—mepreguntó.—Mecaídesdealláarriba.—Yateirásacostumbrandoalacasa.Tienemuchosrecovecos,peroesbastante
práctica.Yadescubristeelcaminodelaropasucia.—Aquíhayalgunoslibros.—Sonparasecadoyplanchado.Avecessemederramaeltésobrelaspáginas.
Cuandoregresamosa lasala,mimadreseveíamuytranquila.Lehabíahechobienhablarconeltío.
—Yavimoslautilidaddelacampana—dijoTito—,nuncateseparesdeella.Teaconsejoquetelaamarresmuybien.TengounlibrodenudosyterecomiendoelquesellamaMargarita:Unavezatado,niDiosloquita—recitó.
Mimadre se despidió conmuchos besos y abrazos.Olí su pelo, elmejor olor delmundo.
Ellamerecordóquelehablaradevezencuandodesdelafarmaciadeenfrente.Cuandoeltíoyyonosquedamossolos,medijo:—Muybien.Ahora propongoquepongamos enpráctica elmétododel famoso
detective Sherlock Holmes para conocer personas: vamos a hablar de nuestrosdefectos.¿Cuálessonlosmásgravesquetienes,sobrino?
—Nosé.—Paravivirconalguien tienesquesaberquéproblemas tepuededar.Nadiees
perfecto.Siaceptasesosproblemastellevarásbien.—Nosemeocurrenada.—¿Noserásunpocopresumido?Todostenemosnuestrosdefectillos.Estábien.
Empezaré yo —hizo una pausa, bebió un largo sorbo de té de pipa y empezó aenlistarsusdefectos—:Uno:roncoenlasnoches,estonoesgraveporquetendrástupropiocuarto;dos:nomegustaquemehablencuandoestoyleyendo;tres:nosoportoquealguiencante;cuatro:meenojomuchoporcosasquenotienenimportancia,perosemepasarápido,ycinco:hagomallascuentasymequedoconmonedasdeotraspersonas…
Estoúltimohizoquemepreocuparapormismonedasparahablarpor teléfono.
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Lastendríaqueescondermuybien.—Ahoratetocaati—insistióeltío.—A veces tengo pesadillas y grito en la noche—contesté—; tambiénme dan
calambresenlaspiernas;nosoymuyordenadoytirolaropaenelsuelo;melavomallasmanosyaveces las tengopegajosas;medistraigocuandoestoypensandoynooigobienloquemedicen;soytorpeyrompolascosas…
Nuncahabíapensadoquetuvieratantosdefectos,peromehizobiendecirlos.—Puedovivircontodoeso—opinóeltío,muyreflexivo—.¿Ytú?¿Puedescon
misdefectos?—Sí.—Perfecto.Esosproblemasnosuniránmucho.Eltíomediounabrazoy,alhacerlo,volcósutazadeté.Unasgotasfueronadar
asupantalón.—¡Maldita sea!—gritó con furia; luego seme quedó viendo—: ¿Lo ves?Me
enojoporcosasquenoimportan.Perosemepasaenunsantiamén.Losproblemasqueenverdadvalenlapenamellamanlaatención,peronomepreocupan.Heleídosuficientes libros para que sea así: los escritores me enseñaron que los grandesproblemassoninteresantes.
—¿Tegustanlasarañas,tío?—lepregunté.—¿Porquélodices?Señalélatelarañatriangularenelrincóndelcuarto.—En esta casa hay arañas inofensivas que protegen de los mosquitos. ¿Has
tratadodeleermientrasunmosquitozumbaentuoído?Odiolosmosquitos:sonlasorquestasdeladesesperación.Zumbanyzumbanynopuedespensarenotracosa.Encambio,lasarañassonamigasdelsilencio:secomenalosmosquitoscontodoysumúsica.
—TrajeunlibroquesellamaTodosobrelasarañas—ledije.—Estásenellugarcorrectoparaestudiaralasquenosonvenenosas.EltíoTitopusounamanoenmihombroyagregó:—Lovasapasarbienaquí—luegosuspirócomounnadadorantesdelanzarseal
agua—:lovamosapasarbien.Estacasanecesitabaunjovencerebro.Tussesossonbienvenidos.
Asícomenzómitemporadaenellaberintodeloslibros.
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Librosquecambiandelugar
El tío me asignó una habitación agradable, con vista a un pequeño jardín. En lamañanaoíelcantodelospájarosysentíqueestabaenelcampo.Dormímuybien.Nopadecícalambresnisoñéconelterriblecuartoescarlata.
Aesodelasochooíruidosydecidíbajaradesayunar.Teníaunapetitodecincobizcochos.¿Medejaríaeltíocomertantos?Mimadredecíaquemissándwichesdemermeladameestabanponiendomuybarrigón.
Tomé la campanita que había dejado en el buró y recorrí los pasillos,orientándomeporlosruidosdeplatosque—esopensé—veníandelcomedor.
Así llegue hasta un salón donde encontré a una mujer gorda que estaba deespaldas.
—¡Buenosdías!—ledije.—¡Ay,mamita!—gritóella,ysoltólosplatosqueteníaenlasmanos.Sehicieron
añicosenelpisodemadera—.¿Quiéneres?—preguntó—.¿Unfantasma?No, losfantasmas no usan pantuflas —señaló las mías con un dedo grueso como unasalchicha.
—SoyJuan,sobrinodeltíoTito.—YosoyEufrosia.El señorTitonomeavisóde tu llegada.Viveen lasnubes,
metido en sus libros. Tu tío es una nube con pantalones. ¿Qué quieres desayunar:omeletteHomero,avenaAristófanes,cerealCincoMusasosándwichisabelino?
Todosonabaextrañísimo.PreguntécómoeraelomeletteHomero.—Sehaceconlosmejoreshuevosylosojoscerrados.Luegoleponesunpocode
quesogriegoysesirvebañadoenaceitedeoliva.Semehizoagualaboca.Desayunéenlacocinaporquelassillasdelcomedorestabanllenasdelibros.El
omeletteeraaúnmássabrosoquesuexplicación.Mepropusecomerlotodoslosdías.Cada vez que algo me gustaba lo repetía sin cansarme. A mi madre le parecíaaburridoquepidierasiemprelamismapizza,perosimegustabaladepeperoni,¿porquéibaabuscarotra?
—¿Por qué hay que hacer el omelette con los ojos cerrados?—le pregunté aEufrosia.
—El señorTitome dijo que lo inventóHomero, un genio ciego.Cerramos losojosporrespetoaél.¿Sabíasqueelpapádetutíotambiéneraciego?
Yonolosabíaonolorecordaba.Noseguimoshablandodeltemaporqueoíunavozdetrásdemí:
—¡Quétempranodespertaste,atleta!
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Eltíoteníaungorrodedormirdefieltroverde.Sesirviótéenunplatodesopaysorbióellíquidoconmuchoruido.
—Semeolvidódecirteotrodemisdefectos:nopuedocomerensilencio.Masticocon demasiada fuerza. No me gusta la comida que no suena. Los libros pidensilencio,perounbuenbocadodebe tronar, aunque seaunpoquito. ¿Yaconociste aEufrosia? Es cocinera, lavandera, especialista en recoger migajas y en no tocartelarañas.
—Muchogusto—medijolaamablemujer,comosiapenasahoraseencontraraconmigo.
—Ellanoviveenlacasa—explicótíoTito—.Entraconelcantodelosprimerospájarosysevacuandooscurece.Enlanoche,solovivimosaquítúyyoyunmillóndelibros.
—¿Deverastienestantos?—pregunté.—Laverdadesquenuncahepodidocontarlos.Loslibrossonmuyescurridizos.
Buscasunoenunestanteyloencuentrasenotro,onoloencuentrasduranteañosydeprontoaparecefrenteatunariz.AlprincipiopenséqueEufrosialoscambiabadelugar después de sacudirlos, luego pensé que era yo quien los movía sin darmecuenta.Soymuydistraído,esolonotacualquiera.Peroluegolleguéalaconclusiónde que los libros semueven solos: te buscan o te rehuyen—el tío bebió un largotragode té—.Pensarásqueesuna ideaabsurda,pero lahecomprobadounayotravez.Tevoy a poner un ejemplo, para ver si nos entendemos.Ningún científicoha
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podido saber por qué desaparecen los calcetines.Das dos a lavar y de pronto soloregresa uno. El otro se esfuma en el aire.No se trata de un robo: ¿a quién puedeservirleunsolocalcetín?Algosimilarpasaconloslibros.Cuandojuntasdemasiados,resultadifícilqueesténquietos.Loslibrosbuscansuacomodo.Avecespidenquelosleas,avecesquenolosleas.
Quería que el tío siguiera hablando del tema, pero torció los labios de extrañamaneraydijo:
—Tengoquehacerpipí.Eltédepipaesdiurético.—¿Quéquieredecir«diurético»?—Que dan ganas de orinar. Si bebes una taza de líquido y orinas un garrafón,
estásanteunabebidadiurética.Asíconocíotracostumbredeltío.Ningunaconversacióndurabamuchoporquea
cadaratoibaalbaño.Cuandoregresólepregunté:—¿Noestarásbebiendodemasiadoté?—¡Claroqueno!El tédepipadespeja las ideasy limpia los riñones.Orinares
magnífico. ¿A ti no te gusta hacer mucho pipí? He llegado a orinar durante tresminutosseguidos.Loscontéconuncronómetrodeciclista.
—Megustaorinar,cuandotengoganas—contesté.—Unarespuestalógica,peropocoentusiasmante.Aveceshayqueserexagerado,
sobrino.Hay que agrandar las posibilidades de la vida: orinar tresminutos esmásdivertidoqueorinardiezsegunditos.
A continuación, el tío Tito memostró algunas secciones de su enorme biblioteca.Mientrasrecorríamoslacasa,MarfilyObsidiananosseguíanaunadiscretadistancia.Encambio,Dominóseencaramabaenlosestantesydevezencuandotirabaunlibro.Talvezeraelculpabledequeloslibroscambiarandelugar.
El tío se orientaba sin problemas en esas habitaciones cuyo tamaño resultabaimposibledecalcular.Deuncuartopasabasaotro,ydeprontoteencontrabasenunpatiointerior,contechodecristal.Enlasrecámarasloslibrerosnosoloocupabanlosmuros, sino que formaban un laberinto al interior del cuarto, dificultando el paso.Desdeunaparednuncapodíaverseladeenfrente,porculpadelosdemasiadoslibros.
La biblioteca había sido ordenada en secciones, siguiendo unmétodo bastanteextraño.Unletreroconletrasrojasindicabadequétratabanloslibrosreunidosenesazona,perolostemaseranmuycaprichosos.Enesaprimeravisitacopiélossiguientesenuncuaderno:«Perros chicos»,«Quesosqueapestanperodeleitan»,«El tigredeBengala», «Mapas del mundo antiguo», «Los dientes de las abuelas», «Espadas,cuchillos y lanzas», «Átomos tontos», «Motores que no hacen ruido», «Jugo denaranja», «Cosasqueparecen ratón», «Librosnegros», «Cómo salir del laberinto»,«La mermelada no es dinero», «Flores carnívoras», «El pescador y su anzuelo»,«Accidentesdeaviación»,«Cohetesquenoregresaron»,«Exploradoresquenuncase
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fueron», «La significación del silencio», «Futbol de ataque», «1001 salsas deespagueti»,«Cómogobernarsinserpresidente».
Esos parecían los títulos de libros caprichosos; sin embargo, eran nombres deseccionesque,demodomuyextraño,agrupabandistintoslibros.Porejemplo,enlasección «Exploradores que nunca se fueron», había setenta y dos volúmenesrelacionadosconesecuriosoasunto.
Miparienteteníalibrosdelostemasmásdiversos.Lepreguntésihabíacompradoalgunossobreelkoala.
—Debenestarentreloslibrosdeosos—contestó—.Nosécuántosson.Dejédecontarloscuandolleguéalnúmeroquinientos.
—¿Yloshasleídotodos?—Claro que no.Una biblioteca no es para leerse entera, sino para consultarse.
Aquíloslibrosestánporsiacaso.Heleídotodamivida,perohaymuchascosasdelasquenosénada.Loimportantenoestenerlotodoenlacabezasinosaberdóndeencontrarlo.Ladiferencia entreunpresumidoyun sabio esqueel presumido soloaprecialoqueyasabeyelsabiobuscaloqueaúnnoconoce.
Esatardealguienllamóalapuerta.Eltíopagóporunpaquetequeleenviabanysehizounlíoconlassumasyrestas.Deprontomedijo:
—Necesitotussesos,sobrino:¿cuántoescienmenoscincuentayocho?—Cuarentaydos.—¡Excelenteidea!—Noesunaidea,tío,esunresultado—dije.—Perdón,estoyunpocoaturdido.Eltíorecibióunenvíoqueleprodujogranentusiasmo.—Losnervioshacenquesemeolvidencosasqueaprendíatuedad—comentó.—¿Yporquéestásnervioso?—Nosabeslodifícilqueesconseguirestelibro.Fuimosalacocina,dondetomóuncuchillo,cortólacuerdaqueatabaelpaquete,
retiróelpapelcolorcanelaymostróunvolumenmuyantiguo,detapasazuloscuro.Parecíaencuadernadoenpieldeballena.Eltíoloabrió.Estabaescritoenunidiomaquenoentendí.
—¿Dequétrata?—lepregunté.—Enrealidad,no tratadenada.Este libro sirveparabuscarotros libros.Esun
libroexplorador.—Noentiendo.—Déjameorinar,luegomeprepararéuntédepipaytedirétodo—respondióel
tío.Cumplidasesasfunciones,pusolamanoenellibrodetapasazulesydijo:—Hacevariossiglosseinventóunacienciapararelacionartodosloslibros.—¿Esunacienciaparaencontrarlibrosperdidos?
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—Enciertaforma,miqueridodetective,peronoexactamente.—¿Entonces?—Esunacienciaparasabercómosecomportanloslibrosyadóndepuedenirse.
Nadatienetantocaráctercomounlibro.Unabibliotecaesunalmario:unacolecciónde almas, sobrino. Los libros semueven como las almas en los cementerios, paraacercarseaalguienoparahuirdeél.
—¿Tubibliotecatienefantasmas?—Novayastanrápido,sobrino.Alolargodemuchosañosfelicesheaprendido
quecada libro tieneunespíritu.Eseespíritubuscaasu lector.Asu lector favorito,ideal,absoluto—suspupilasbrillaronconrarodeleite.
Vilospelosquesalíandelanarizdemitíoylamelenablancaquelecrecíaendesorden. Sus ojos saltonesmemiraban conmucha atención, como si yo fuera uninsecto bajo una lupa.Me da vergüenza decirlo, pero en ese momento pensé queestabaloco.
—¿Loslibrossemuevensolos?—lepregunté.—Creíqueyahabíamosaclaradoesepunto. ¿Nunca tehapasadoquedejasun
cuadernoenunlugaryluegolovesenotro?—Esopasaporqueolvidasdóndelodejaste.—Los secretos no son tan simples. He vivido lo suficiente para saber que los
libroscambiandesitioporvoluntadpropia.Lapreguntaes:¿porquélohacen?Deeso trata este libro, escrito en latín del sigloXV, cuando solo los sabios y algunosmonjesdominabanesalenguamuerta.
Enesemomento,Eufrosiallegóconunpastelqueolíadelicioso.—¡ElpaydeNewton!—exclamóel tío, felizde lavida—.Mira sobrino, tiene
chipotes crujientes, en recuerdo de lamanzana que cayó en la cabeza deNewton.Graciasaesodescubriólaleydegravedad.Supongoqueyalosabes,yaqueerestanlistoyconoces tanbienelnúmerocuarentaydos.Elpayestárellenodemanzanasqueayudanaladigestiónycompruebanlaleydelagravedad:todoterminaporcaer,queridosobrino.Primerocomes,luegohacescaca.
Meparecióterriblequealguientaninteresadoenloslibroshicierachistesdeniñopequeño.RealmenteeltíoTitoactuabacomounchiflado.
Mientrascomíamoseldeliciosopastel,miparientetirómigajasportodaspartes.Nuncahabíavistoanadiecomercontantogustoytantatorpeza.Eufrosiaregresóalpocorato,conunaaspiradora.
Comoel tíoodiaba los ruidos(menos losqueproducíaalmasticar), se tapó lasorejasynopudimosconversarduranteunrato.
A diferencia del tío, a Eufrosia le encantaba distinguir sonidos. El ruido de laaspiradoranoleimpidióescuchareltimbredelacasa.Fueaverquiénerayregresóconunsobre:
—Correoexprés—dijo;paramisorpresaagregó—:esparati.
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Cuandoelcorreollegabaamicasasiempreesperabaquehubieraunacartaparamí,perotodalacorrespondenciaeraparamipadre.Ahora,porvezprimera,recibíaunsobreconunaestampillaquemostrabaaNapoleónenlostiemposenqueeraunsoldadojovenyusabamelena.
Elsobreconteníaunatarjetapostal.VilaimagendelatorreEiffely,alreverso,laletradepatasdemoscademipadreysufirmadealambretorcido.Lapostaldecía:
Enesosmomentosyonoqueríairalzoológiconialfutbol.Estuveapuntoderomperlapostal.LatorreEiffelmehizorecordarelfrascode
hierro que yo debía tomar y que sabía asqueroso. Eufrosia había apagado laaspiradora y el tío me miraba con mucha curiosidad. Me dio vergüenza estar tanalterado. No podía romper la postal como si fuera un loco en una película. Paracalmarme,lepedíquesiguierahablandodeloslibrosquecambiabandesitio.
—Justamentequeríavolveraesetema—dijoél,muyentusiasmado—.Haydosformas de que un libro llegue a ti: la normal y la secreta. La normal es que locompres, te lopresteno te lo regalen.Lasecretaesmuchomás importante:enesecasoesellibroelqueescogeasulector.Aveceslasdosseconfunden.Creesquetúdecidiste comprar un libro, pero en realidad él se puso ahí para que lo vieras y tesintierasatraído.Loslibrosnoquierenser leídosporcualquierpersona,quierenserleído por lasmejores personas, por eso buscan a sus lectores.Vamos a respirar unpocodeairefresco.
Penséquesaldríamosaljardínquerodeabalacasa,peronofueasí.Paraeltío,el«aire fresco» era un sitio conmenos libros de los habituales. Fuimos a uno de losmuchos salones que volvían rara la casa y al que yo no hubiera podido llegar sinperderme. Era una habitación con alfombras de dibujos complicados (comoserpientes entrelazadas) ymacetas conhelechosque recibían el sol deun tragaluz.Solohabíalibrosenunescritorioyenlamesadecentro.
Tuvelaextrañasensacióndehaberestadoahíantes.Poresomesorprendiótanto
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quetíoTitodijera:—Hacediezaños,cuandoapenasteníasdos,estuvisteaquíconmigo.Tuspadres
tedejaronduranteunashorasporqueteníanunasuntopendienteenestapartedelaciudad.Teportastebien,novoyadecirqueno.Jugasteunratoconuncochecitodebomberosy luego te quedastedormido.Tuspadresvolvieronpor ti y todoparecióunavisitacomúnycorriente.Soydistraído,yalosabes,ytardéendarmecuentadequealgohabíapasado.
—¿Quépasó?—Tengoqueiralbaño.—Aguántatetío,estoesmuyemocionante.—Te lo diré a toda prisa: después de tu visita, muchos libros se revolvieron.
Nuncaantesmehabíapasado.Despertastelasalmasdelabiblioteca.Tienesunraropoder.¡Eresunlectorprínceps!
—¿Unlectorprínceps?—Unlectorúnico.EnlavidanormaleresmisobrinoJuan,simpáticoyunpoco
barrigón.Paraloslibros,eresunpríncipe.Poresotenecesitabaaquí.Ahorasítengoqueiralbaño.
El tío salió a toda prisa. Vi los helechos y me parecieron plantas fabulosas,surgidasdeunaselvaenminiatura.¿Habríaarañasahí?Elambienteanunciabaalgoextraño.Eltíoregresóminutosdespués.
—Esta biblioteca te necesita, sobrino —dijo con entusiasmo—. No sabes eltrabajoquemedioconvenceratumadredequevinieras.Haceañosqueselopido.Ellacreequeestoymedioloco—hizounapausa,comosicalcularaconcuidadoloque iba a decir—:Laverdad es quenormal-normal no soy, ¿peroquiénquiere sercomúncomountrapo?Lagentequevalelapenasedistingueporalgo.
Entoncesmedicuentadelacasualidadquehabíahechoposiblequeyoestuvieraahí.Despuésdelapartidademipadre,mimadrenecesitabaestarsolaparaarreglarsusasuntosyalfinlehabíahechocasoaltío.
Losojosdemiparientebrillabanmásquenuncacuandodijo:—Cadavezquehasvenidoaestacasa,loslibroshansentidotupresencia—esto
mediounpocodemiedo; luegoañadió—:Noséquéclasedelectorpríncepseres.Tendremosqueaveriguarlo.
—¿Loslibrossehanmovidodesdequellegué?—Esoesloraro.Enestaocasiónestánmuyquietecitos,comosiprepararanalgo.
Supongoquesabenquevivesaquíynoquierenprecipitarse.—Hablasdeelloscomosifueranpersonas.—Sonalgomás:sonsúperpersonas.Vivenparasiempre,buscandolectores.Noqueríadesilusionaraltío,perotampocoqueríadarlefalsasesperanzas,asíque
dije:—Talvezyanoatraigoaloslibros.—Esopuedesuceder,desdeluego.Hayniñosgenialesquemadurancomoidiotas
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yloslibrosdejandeinteresarseenellos.Nomerefieroati,claroestá.Meparecequeloslibrosteestánestudiando.
—Me gusta leer, pero no tanto —comenté—. Prefiero ver la tele, andar enbicicletaojugarconlaPinta,miperra,oconmiamigoPablo.
—Noimporta:loslibrossientenquetúpuedesleerlosmejorqueotraspersonas.Unlectorpríncepsnoeselqueleemáslibrossinoelqueencuentramáscosasenloquelee.
—¿Deverassoyunlectorprínceps?—Tienes todas las características, comenzando porque las orejas se te ponen
calientescuandolees.Essignodeconcentración.—¿Cómosabesquelasorejassemeponencalientes?—Tomé la precauciónde tocártelas la vezpasadaqueviniste,mientras leías tu
librosobrelasarañas.Enciertaformaestoycontentodequetumadrehayatardadoen aceptar mi invitación. Ahora tienes 13 años y entiendes mejor lo que lees.Veremossiloslibrostesiguenconsiderandounodelossuyos.Haylectorespríncepsinterruptus. En ocasiones, alguien nace con gran capacidad para la lectura, pero lavidalovuelvetarado.Existenfamososimbécilesquefueronbebésrefinados.
—¿Hayvariasclasesdelectorprínceps?—Haymuchas.Meconformaríaconquefuerasunpríncepscontinuum.—¿Cuálesese?Eltíosedesesperóunpoco:—Como su nombre lo indica, sobrino con cabeza de corcho, el prínceps
continuumeselqueconservaeltalentodeleeralolargodesuvida.—¿Yhayotroslectores?—Sí,hayotros,peronoseasambicioso,tampocoquierassabertanto.Bastacon
quemeayudesaencontrarellibroquenuncahepodidoleer.—¿Estáentucasa?—Sí.Lotuveenlasmanosynohepodidorecuperarlo.—¿Yyaloleíste?—Nadielohaleído.Esuncasoúnico.—¿Nisiquieraelautorloleyó?—Noparecetenerautor.Tedigoqueesúnico.—¿Sabesalmenosdequétrata?—Nopuedodecirte.—¿Cómosellama?—Noquierodecirte.—¿Porqué?Esomeayudaríaaencontrarlo.—Esoteayudaríaaencontrarlodeunamaneranormal.Quieroqueloencuentres
deunamanerasecreta.Simerecesellibro,élllegaráati.Esloquequieroquehagasentusdosmesesdevacaciones.
Asísupeporquéestabaencasadeltío.
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Losremediosdelafarmacia
Me sorprendía quemi tío, habiendo leído tantos libros, fuera incapaz de sumar yrestar.
—Mira,sobrino—meexplicósinmuchasganas—:unhombreinformadonoesun sabelotodo. Soy pésimo en matemáticas, deportes, reparación de aparatos,conduccióndevehículosybúsquedadeyoguresenelrefrigerador;pornohablardegeografía,quenuncasemehafacilitado.SimedejarasenÁfricaymepidierasquefueraaRusia,acabaríaenToluca.Elúnicomapaquedominoeseldeestacasayconesotengobastante.
Sumaneradeacercasealconocimientomeparecíatanraraquelepregunté:—¿Fuistealaescuela?—Estudié en forma normal y aburrida hasta los 14 años, luego mi padre me
heredóestabibliotecaymepusealeerendesorden.Nuncafuiunbuenalumno,medesesperaestudiarporobligación.
—Amítambién—ledije.—Eso sí, respeto mucho las cosas que ignoro. En esta biblioteca hay libros
magníficosde temasquenome interesan.El ejércitomecaemaly lasguerrasmecausanvómito verde. Sin embargo, es necesario que se estudien. Si alguien quieresaber lo que el hombre ha hecho para encajarse espadas o volar por los aires conexplosivos, puede consultar mis secciones: «Grandes generales», «Estrategias demuerte», «Guerras relámpago», «Invasiones a Rusia en invierno», «Batallas queterminaron en empate», «Perdedores heroicos» y «Vencedores que huyeron», entreotrasqueahoranorecuerdo.
—Sierestanmaloparalasmatemáticas,¿cómolehacesparasumar?—Esta casa cuenta con cuarenta dedos básicos: los míos y los de Eufrosia,
contando los pies y las manos. Eso resuelve las sumas y las restas más urgentes.Cuandoeltemaseponemáscientífico,salimosalacalleylepedimosaalguienquenosprestesusdedosoquenoshagalasuma.Encasosfrancamenteterribles,lehabloaldirectorde laFacultaddeMatemáticas,queesmuyamigomío.Unavez lepedíquemerevisara lacuentadelsupermercadoysesorprendiódequeelbrócolifueratancaro.Éltieneunamigoqueselovendeamitaddeprecio,unfamosoinventorqueviveenunranchooalgoasí.Peroyameperdí,¿dequéhablábamos?
—Decíasqueunsabionotienequesaberlotodo.—En efecto.Ya te dije que cada libro escoge a su lector.Amí nuncame han
buscadoloslibrosconnúmerosofórmulasquímicas.Situvieraquecalificarmeamímismo,mepondríaestasnotas:
Matemáticas:cero.
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Física:dos.Química:cero.Geografía:uno(porqueconozcomicasanomepongocero).Historia:ocho.Deportes:cero.Mitologíaehistoriasdehéroesimaginarios:diez.Idiomas:diez.Chismesdehombresfamosos:diez.Ortografía:siete.El tíoTitose relacionabademaneramuyexageradaconelconocimiento:sabía
muchodeunascosasynadadeotras.—¿Sabes cuál es el verdadero problema del hombre?—acercó sus ojos a mí,
redondoscomopelotasdeping-pong.Nomelodijoporqueunavezmássintióganasdeorinar.Cuandoregresó,tuvequerecordarledequéestábamoshablando.—Ah,sí.Elhombretienetodaclasedeproblemas,perohayunoquemeinteresa
mucho:nosabemedirseasímismo.Unsastretemideporfuerasinningúnproblema,pero el hombre se complica las cosas paramedirse por dentro. Nos hace falta unsastreinterior—semetióunlápizenlaoreja,serascóconfuerzaysiguióhablando—: las calificaciones son comoelmenúenun restaurante.Lasmatemáticas semeantojantanpococomoelpurédezanahorias.Merezcounceroeneltema.Comoves,hay algunas cosas en que no estoy tan mal: sé mucho de mitos y leyendas, losuficientedehistoria yhablodoce lenguas, incluyendo lasvivas, lasmuertas y lasenfermas (como el dialecto lleno de maldiciones que usan los policías en estaciudad). Pero eso no quiere decirmucho. Las verdaderas calificaciones de alguieninteligentedeberíanserestas:
Capacidaddeconectarunaideaconotra:diez.Capacidadderesumirloqueseaprendió:diez.Capacidaddepensarportucuentaloqueotrosabe:diez.Eltíosequedóesperandounarespuesta.Comonodijenada,agregó:—Lamente es unamáquina de pensar.Lomás importante no es atiborrarla de
datos,sinoaprenderausarla.Cadacabezaesunamáquinadistinta,asíquecadaquientienequeusarsupropiométodoparapensar.
EltíoTitomedejóunpocomareadocontodoelasuntodelascalificaciones.Yonoeranimuybuennimuymalalumno.Algunascosasmegustabanmásqueotras,peronoentendíamuybienquéera«pensarpormicuenta».¡Quéenredadoparecíaesodesersabio!
ExtrañéamiamigoPablo.Envezdepasarlasvacacionesconél,explorandolosmisteriosdeunacasaabandonada,teníaqueescucharlasraraspalabrasdemitío.
Y por primera vez en varios días extrañé a mi padre. Seguía enojado con él
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porquesehabíaido,perorecordélosedificiosylospuentesquemeayudabaahacerconcubosdeplástico.Élerabuenísimoparaeso.Cuandoyoveíasusmanosgrandesyprecisas,capacesdearmartodaunaciudadenminiatura,mesentíamuycontentoyseguro. En sus dedos, las torres más complicadas parecían fáciles de hacer. PapánuncahacíapreguntasextrañascomotíoTito;simplementemeayudabaa jugar.Setratabadedosformasdesermuydistintas.Ahoraqueestabaconel tíoañorabalasventajasdealguientanprácticoytancalladocomomipadre.
QuisedescansarunpocodelalargaconversaciónconTitoypedípermisoparairalafarmaciaahablarporteléfono.
—Perfecto—dijoeltío—.Ydepasocómprameunasaspirinas.Desdehacedosdíasmedueleunaidea.
Mehizobiensalir a lacalle, escuchar ruidos,vercoches,pero sobre todomehizomuchobienentrarenlafarmacia.
Siempre me ha gustado el olor a alcohol, jabones y jarabes que tienen lasfarmacias.Respirélafraganciadelosremediosy,alfondo,entreunmillóndecajascon losnombres rarosde lasmedicinas,viunosojosqueme llamaron laatención.Tambiénvilanarizyelpelo.Habíavistootraschicasbonitas,peroesameprovocócosquillasenelestómago.Lagargantasemecerró,comosihubieratragadopolvo.
Meencantóqueellallevarabatablanca.Lequedabaperfectamente;noeradesumadrenideunahermanamayor.Unabataasumedida,consunombrecosidosobreunbolsillo:Catalina.
Unancianohabíallegadoantesqueyo.Pidióunosdiezmedicamentos.Catalinafueporellosylosencontrósinelmenorproblema.Semovíaconsoltura
entrelascajasylosfrascosalineadosporespecialidades.Comparada con el orden de la farmacia, la biblioteca demi tío representaba el
caos absoluto.Estar ahí era comover un plácido estanquedespués de salir de unatempestad.
Elancianopagóconunbilletegrande.Catalinasacóunacalculadorayagitósusdedossobrelasteclas,conmagníficavelocidad.
Entregóelcambioysemequedóviendo,consusojoscolormiel.—¿Quéseleofrece?—mepreguntó.Ningunaniñamehabíahabladoantesdeusted.Nocontestéyseguramentemepuserojodenervios.Ella sonrió y vi que tenía un diente apenas desviado. Este mínimo defecto la
volvióaúnmáshermosa,pueslahizodistintaacualquierotrachica.Volvióapreguntarquésemeofrecía.Hastaesemomentoyocreíasabercómodebíaverseunamujerhermosa.Loque
nosabía,yCatalinamereveló, fuequealguienpudieraserhermosademanera tandetalladayparticular.Alverla,megustaroncosasquenosabíaquepodíangustarme;porejemplo,sudedosdelgadosylamaneraenquetomabanlosobjetos.
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Acababa de descubrir que se puede tomar un frasco de medicinas de manerahermosa.
Lacabezamedabavueltas.Nopudehablar.Mehabíaenamorado.¡Mehabíaenamorado«deusted»!—¿Eresmudo?—preguntómiamada,contranquilointerés.Esachicaacostumbradaaverenfermosparecíadispuestaatratarconnaturalidad
acualquiercliente.Olíelairede la farmaciaysupeque todas lasmedicinasdemividame ibana
recordarelmomentoenqueCatalinamemirócongranatención,comosiyofueraunmonoperdido,ypreguntó:
—¿Hablasespañol?Asentí,comosimehubieratragadounamoneda.Ellafueporunacajitaredondademetal.Sacóunapastillarojaymedijo:—Paralagarganta.Chupélapastillayelladijo:—Ahorasí,¿yapuedeshablar?Nopude.Mehabíavueltoaenamorar,estavez«detú».—¡Catalina!—gritóalguienalfondodelafarmacia.—Yavuelvo—dijoella.Regresóalpoco rato,cargandosuficientespaquetesdevendascomoparahacer
felizaunamomia.EltíoTitohabíadichoqueessabioquienpiensaporsucuenta.AnteCatalina,no
pudepensarnada.Todosemeborraba,comosiyofueraunahojaenblanco.—¿Tetragólalenguaelratón?—preguntóella.Lapastillaquemehabíadadosemefuealfondodelestómago.Quisehundirme
hastaelcentrodelaTierra,perounmilagromepermitiódecir:—Quieroaspirinas.—¿Nadamás?—preguntóella,comosilasolicitudladecepcionara.—Yalgoparaloscalambres.—¿Dóndetieneslasmolestias?—preguntó,muyseria.¡Catalinasepreocupabapormí!Tratédeexplicarlequeavecesmedespertabaen
lasnoches,condoloreshorriblesenlaspiernas.—Es normal —dijo ella—. Estás creciendo. Vas a ser muy alto —agregó—.
¿Tomasvitaminas?—Tomohierro—dije,ydegolpemedicuentadequenolohabíatomadodesde
queestabaencasadeltío.
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—Elhierrosabeacacerola—dijoellaconautoridad—.Notelorecomiendo.Actoseguido,meentregóunabolsadecelofánconperitasdeanís.—¿Estoalivialosdoloresdecrecimiento?—lepregunté.—No,perotequitaelmalsabordelhierro—informóCatalina.Tambiénme recomendó una pomada de nombre fantástico, que no he vuelto a
ver:Frotasín.Luegomeexplicóquedebíaponérmelaconmovimientoscirculares(sumanotrazóunoscírculos).
Paguéymedioelcambioconmanoshábiles,acostumbradasadistinguirelvalordelasmonedasporeltacto.
Paramisorpresa,dijodespués:—Viquesalistedelacasadeenfrente.¿Vivesahí?—Sí,conmitío.—Dicen que tienemuchos libros. ¿Me podrías prestar uno?Me aburro cuando
nadievienealafarmacia.—¿Quélibro?—Escógelotú.Salí de ahí tan contento que no me di cuenta de que no había hablado por
teléfono.Solomeacordédeestocuandomitíomepreguntó:—¿Cómoestátumamá?—Supongoquebien.—¿Nohablasteconella?Nocontesté.Seguíde largohacia los librosdemi tío, esperandoencontraruno
quelegustaraaCatalina.
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Controlatufuerza
LacomidadeEufrosiaeraestupenda.Porlastardesmedejabaunsándwichyunvasodelecheconchocolateenfrentedelachimenea.Meencantabacomerestameriendamientrasveíaarder los leños.Segúnmi tío, eldelicioso sándwicherade jamóndejabalí.Mepareceunpocoextrañoquefueraasí,perosabíadistintoacualquierotracosaqueyohubieraprobado,algomejorqueunasupersalchichaymásexquisitoqueunfinosalami.Talvezfueciertoqueaquellastardescomíjamóndejabalí.
En las noches cenábamos pollo crujiente o espagueti con una salsa que debíatenertomateporqueeraroja,peroestabaenriquecidaconhierbasfinasqueledabanungustoexquisito.Curiosamente,aunquecomíamuchomásymejorqueenmicasa,estabaadelgazando.
—Es por la biblioteca —me explicó mi tío—. Este es un sitio para grandescaminantes.
Era cierto. Todos los días, yo recorría pasillos de nunca acabar. Como dabanmuchas vueltas, resultaba imposible saber qué tan largos eran. A la hora de lameriendateníalospiesentumidos.
VariasvecesfuirescatadoporeltíoTitoenesascaminatasqueparecíannotenerfin.Unlibromellevabaaotro,ydeprontomeencontrabaenunsitioextraño,muertodehambreo conganasde ir al baño.Entonces agitaba la campanitaquemehabíadadoeltío.
Avecesmiparientetardabalargosminutosendarconmigo.Cuandoestabamuyocupadoensuslecturas,lepedíaaEufrosiaquefuerapormí.Ellaavanzabacongranlentitudylaesperasehacíainsoportable,peroyonomepodíaenojarconesabuenamujerquedeinmediatomeofrecíaunacrujientegalletadecocoymeacariciabaconsusmanosolorosasaundetergentemuydulce.
Tratédememorizar algunos tramosde labiblioteca.Aprendí, por ejemplo,quedespués de la sección «Aves del paraíso» se encontraba la de «Aviones yparacaidistas», y después de la sección «Torbellinos en elmar y en el pelo» la de«Pelucasdecabezasfamosas».
Algunos nombres me daban risa, otros me preocupaban. Un día pasé por lasección «Personas que tosen demasiado». Ahí encontré un libro llamado Los quesufrenfumando.Deinmediatomeacordédemamá.¿Quéestaríahaciendo?¿Habríavuelto a usar su suéter colormostaza, de cuello de tortuga, que la hacía verse tanguapa?
Esa noche volví a tomar una cucharada de hierro. No podía decepcionar amimadre.Aquellaoscurasustanciamesupotanmalcomosiempre.Porsuerte,teníalasperitas de anís queme había dado Catalina. Pensé en susmanos delgadas, que al
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quedarsequietasparecíandeciralgo,algobuenoytranquilo.Bastaverlasparasaberquetodopodíasermejor.
Aldíasiguientesemeolvidótomarelhierro,peronolaperitadeanís.
Eltíomehabíadichoqueloslibrossemovían,peronoeracierto.Memoricévariostítulos,mefijéenquélugarestabanydurantevariosdíaslosvienelmismolugar.
Sinembargo,encuantoempecéabuscarunlibroquepudieragustarleaCatalinaocurrió algo extraño. La sección «Aves del paraíso» seguía en su sitio, pero noencontréellibrollamadoElpollodálmata,quenormalmenteiniciabaesasección.Lomismo me ocurrió al llegar a «Aviones y paracaidistas». Pasé horas buscandoBombarderosdechiclebomba,queantesteníaperfectamentelocalizado.
¿Quéestabasucediendo?Eltíohabíadichoqueenmisvisitasanterioresloslibrossehabíanmovido.Ahora,estosoloocurriódespuésdeiralafarmacia.¿Catalinamehabíaafectadotantoqueyoafectabaaloslibros?¿Habíarecibidoalgúncontagiodesuparteohabíadespertadoenmíunafuerzaqueparecíaperdida?
Todoeramuyraro,ymuyinteresante.Recorrí los pasillos en busca de un libro que pudiera gustarle a ella.No podía
fallarle.Debíadarconalgomuyespecial.Fuialasección«Magníficosperros».Siempremehanencantadolosperros.La
Pintaeraunapequeñamaltésyyosoñabacon tenerun labradorqueen lasnochessaltaraalacama.
Revisétodaclasedeaventurasdeperroshastaencontrarunlibroqueestabaahíporerror,puesnoteníaqueverconeltema:Viajeporelríoenformadecorazón.Loabríporsimplecuriosidad,peromecautivódeinmediato.
Nopudedespegarlosojosdeesahistoria.Tratabadedosniños,ErnestoyPepe,queseperdíanenelbosque,construíancanoasconuntroncoydecidíanbuscarrutasdistintasparasalirdeahí.UnoibahaciaelEste,otrohaciaelOeste,peroelríoteníaformadecorazóny,despuésdemilperipecias,losreuníaenelmismositio.Ahí,unindiolosayudabaaconstruirunainmensafogata,hechaconlasmejoresramascaídasen otoño. El indio les explicaba que el bosque era tan espeso que ni siquiera laságuilas,consuvistamagnífica,podíansabersihabíaalguienahí.Esepuntodelríoera el único suficientemente despejado para mandar una señal de humo al cielo.«Aquíesdondelateelcorazón»,explicabaelindio.Luegodecíasunombre:OjodeÁguila.Lasllamasdelafogatasubíanhacialoaltoyeranvistasporlaságuilas,quevolabanencírculosobreellas,yluegoporunhelicópteroquellegabaarescataralosniños perdidos. Antes de que el hidrohelicóptero se posara sobre el río, el indioenseñaba a Pepe y a Ernesto a hacer una brújula con ramas y una piedra; luego,desparecíaenelfollaje.
Esamisma tarde le llevéel libroaCatalina.Ellanoestaba, así esquenopudeponermenervioso.Selodejéasumadre,unaseñoratranquilayamable.
Tambiénaprovechéparahablarpor teléfonoconmamá.Laoímáscalmada.Su
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vozparecíafirme,comositomarahierrotodaslasmañanas.Curiosamente,estomepreocupó:ellaparecíanecesitarmemenosqueantes.
Mecontóquesehabíateñidoelpeloyesomepareciórarísimo.—¿Ahoraeresrubia?—lepregunté.—¡Cómocrees!—exclamóysoltóunacarcajada.—¿Entonces?—Mepintéelpelodemimismocolor.Estomeparecióaúnmásextraño.¿Porquésepintabaalguienelpelodelcolor
queyatenía?—Esporlascanas—explicóella—.Mesientomejorasí.Sin embargo, al decir esto produjo un ruido inconfundible: había encendidoun
cerillo.Hizo una pausa para aspirar.Mamáme seguía necesitando.Lo supe por laformaenquefumabayseatragantabaconelhumo.
—¿Ytúcómoestás?—preguntóentrecarraspeos.—Bien—mentí.Alcolgarelteléfono,meparecióquelabocinaolíaaceniza.
Después de lamerienda,mi tío quería jugar un juego demesa donde los romanosluchabancontraloscartagineses.Losromanosibanapieyloscartaginesesmontadosenelefantes.Yopreferíbuscarotrolibro.Regreséalasección«Magníficosperros»ydenuevacuentametopéconunvolumeninesperado:Incendioenelríoenformadecorazón. Los mismos personajes volvían al bosque. Esta vez unos excursionistastrababan de hacer la fogata del indio Ojo de Águila, pero la hacían en el sitioequivocado, provocando un terrible incendio. Los venados, los zorros y los ososcorríanparasalvarseyserefugiabanenunazonadondeelríonoeramuyhondoyellospodíanasomarsuscabezas.ErnestoyPepeteníanquedarunlargorodeoparallegaralsitiodondelatíaelcorazóndelbosqueyseveíanobligadosarecorreranadoelúltimotramo.Cuandofinalmentellegabanalsitioindicado,unapequeñaplayaenlapuntadelcorazón,descubríanquesuscerillosseleshabíanempapado.Porsuerte,uno de ellos usaba anteojos.Aprovechando los rayos del Sol, utilizaban los lentescomounalupaparaachicharrarhojassecas.Asíconseguíanhacerunabuenafogata.Estavezactuabansinayudadelindio,queestabaatrapadodelotroladodelincendio.Elhidrohelicópterollegabaalríoymostrabaotrodesusrecursos:teníaunacámarapara succionar agua y arrojarla sobre el fuego. Los niños ayudaban a apagar elincendio,subíanalhelicópteroyveíanaOjodeÁguilaalolejos;sehabíapuestoasalvonadandosobreuntroncohastalaotraorilladelrío.
Aldíasiguienteencontréotrashistoriasdelríoenformadecorazón,enseccionesdelabibliotecaquenadateníanqueverconeso.
Selocomentéaltíoyelasuntolepareciónatural:—Yatedijequeloslibrossemueven.Algohacambiadoenti.Cuandoteconocí,
supequeerasunniñoqueatraía lashistorias.Nocualquierahaceque los librosse
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desordenenytratendellegaraél.Tútienesesafuerza,perodebesaprenderausarla.Cuando te trajo tumadre,parecíasatontado.Penséquehabíasperdido tuspoderes.Regresasteunpocoperdidoalabiblioteca.Supongoqueteníasalgunosproblemas—Tito me vio en forma muy seria, como no lo había hecho antes—. Te entiendo,sobrino,yotambiénséloquesesienteestarsolo.Avecesmegusta,peroavecesmecanso.Creoqueestásrecuperandotusfuerzas.Algoimportantehasucedido.
Noquisedecirconquiénhabíahabladoenlafarmacia.—Los libros sienten a sus lectores—continuó el tío—, no cualquiera merece
leerlos.Algosehaabiertodentrodeti.Elefectoescontagioso, inclusoyohevistolibrosquenorecordabahabercomprado.¿Sabesloqueacabodeleer?
—¿Qué?—pregunté,temerosodequeeltíohicieraotradesuspausasparairalbaño.Porsuerteestavezmicuriosidadfuesatisfechadeinmediato.
Eltíoabrióellibrodetapasazulesquehabíallegadounosdíasantes:—Aquí dice que cuando la energía de un lector es demasiado fuerte, puede
producirunatormentadelibros.Eseesellectorpríncepstempestus.Losanaquelessemueven en remolino como un verdadero ciclón. Pocas veces ha pasado esto. UngriegolologróenlabibliotecadeAlejandría,unmonjeenojóneitalianoenlaEdadMedia,unargentinoenlabibliotecadelacalleMéxicodeBuenosAires.Setratadecasos muy aislados. Normalmente los libros se mueven sin que veas cómo semueven.Sussaltossoninvisibles.Deprontoestánfrenteati.
—¿Quiénesfueronesoslectorestempestus?—pregunté,muyintrigado.—Eratóstenes, bibliotecario de Alejandría, que calculó la circunferencia de la
Tierra. La biblioteca de Alejandría era una de las siete maravillas del mundo. Encuantoalmonjemedieval,eraunhombrequerezabaconlosojoscerrados,dándoleoportunidadasuslibrosdeactuaraescondidas.Elargentinoeraciegoynopodíavercómoavanzabanesosvolúmenesqueconocíadememoria.Aveces,losmásgrandeslectoressonlosquetienenunimpedimento.Estabibliotecafuecreadapormipadre,quetambiénfueciego.
Eltíomevioconojosenormes,comosiyoestuvieramuchomáslejosyéltrataradedistinguirmisfacciones.
—¿Porquémevesasí?—lepregunté.—Siempreteveoasí.—Avecesmeasustaquememirestanto.—Perdón,sobrino.Esunamalacostumbre.Esomepasaporhabervividoconun
ciego.Yomirabaatodashorasamipadre.Lomirabacondescaroporqueélnopodíaverme.Me interesabamuchonotarsus reacciones.Porejemplo,él siempresabíasieradenocheodedía,aunquenopudieraver.Orientabasucaracomosibuscaralaluzdeunaventana.Avecespodía sentir el calordel soly talvezun resplandor lellegaba al fondo de los ojos, pero a veces sabía qué hora era sin tener forma deorientarse.Losciegos tienenunavisión interiormuyprecisa,desarrollanmuchosumemoria,escuchanruidosqueseconviertenparaellosenimágenes.Transformanel
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mundoenunrelojdesonidos.Yoleleíaamipadreyporsusgestospodíasaberqueélveíalaspoderosasimágenesdelasquehablabaellibro.Meacostumbréarevisartodossusgestos.Élnoveíayyoloveíademasiado.Poresoavecesmesobranlosojosantelaspersonas.Nosoynadadiscreto.Tepidounadisculpa.
Estalargaysinceraexplicaciónmesorprendiómucho.—Notepreocupes,tío—ledije.—A veces extraño a mi padre—comentó en voz baja—. Él me aficionó a la
lecturaymeenseñóqueunlibroesmejorcuandosecomparte.¡Québuenoqueahoratetengoati!—sonriócondientestangrandescomolosdeuncaballo.
En ese momento Eufrosia llegó con chocolate caliente y pastelillos. El tío semetióunoenteroalabocaysiguióhablando.Supantalónsellenódemigajascolorderosa.Lehiceunaseñalparaquesecallaraycomieratranquilo.
Titoeratanimpacientequesehabíaacostumbradoaresistircosashirvientesenlaboca;nopodíaesperaraqueseenfriaran.Tomóuntragodechocolateycreíverquelesalíahumodelasorejas.Luegodijo:
—Loslibrossesientenenconfianzaanteunlectormagníficoqueademástengamalavistaocierrelosojos.Asísemuevenmás,hastaprovocartormentasmuyserias.Sehabladegentequehamuerto sepultadabajovarias enciclopedias.Tedigo todoestoparaqueseasprudente.Lomásdifícildetenerunpoderesaprenderanousarloo a usarlo solo cuando es necesario. Atraes a los libros. Es una fuerza muyimportante,perodebescontrolaresedon.
Yo no me sentía nada especial. Lo único que quería era seguir encontrandohistoriasdelríoenformadecorazónparadárselasaCatalina.
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Lahistoriaquecuentaunlibronosiempreesigual
Paranodespertar lassospechasdel tíoconmis idasa lafarmacia,empecéasaliraescondidas.
Aguardabaelmomento enque él se fuera al cuartode loshelechoso a algunapartealejadadelabibliotecaytomabalasllavesqueEufrosiacolgabadeunclavoenlacocina.
Viaje por el río en forma de corazón le gustó tanto aCatalina que no dejó deleerlonicuandotuvoquevendaraunaseñoraquesehabíatorcidolapierna.Terminóelúltimoepisodioentredosinyecciones.
Sulecturahabíasidomásagitadaytalvezmásemocionantequelamía.Tambiénhabíasidoalgodistinta.Measombróenormidadesquedijera:
—Laniñamecayómuybien.Estuveapuntodepreguntar:«¿Cuálniña?»,peroCatalinanopodíadeciralgosin
queyoestuvieradeacuerdo.—¿YErnesto?—lepregunté.—También,aunqueesunpocopresumido.—¿YPepe?—¿CuálPepe?—fuesusorprendenterespuesta.Yo había leído la historia de dosmuchachos, Ernesto y Pepe. En cambio, ella
había leído la historia deErnesto yMarina.Tal vez estaba tandistraída vendiendopastillasyponiendovendasquehabíaimaginadootrahistoria.
Medevolvióellibroyyoleprestéeldelincendio.—Tienesalgoahí—medijo,cuandoyomedespedía.Catalinametiósumanoenmipeloysacóunhilolargocolorrojo.—Pareceunpelodemuñeco—Catalina sonrióypudever sumagníficodiente
desviado.Las cortinas del tío eran rojas, roja era supiyamay roja subata.El hilo debía
venirdealgunadeesastelas.—Venaqueteacomodeelpelo—medijoella.Pasósusmanossobremí.Fuecomosisusdedosmepusieranunacorona.Lediel
libroyregreséalacasaareleerViajeporelríoenformadecorazón.Me serví un vaso de leche, pero la lectura me cautivó tanto que no llegué a
probarlo.¡Ellibrohabíacambiado!YanoeralahistoriadeErnestoyPepe,sinodeErnestoyMarina.Meparecióque,enefecto,Ernestoeraunpocopresumido.¿Eraposiblequeyonohubieraleídobienellibro?
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Esanochequisehablarconmitíodelaextrañamodificacióndelahistoriaenelbosque,peroélnobajóacenar.
—Salió de la casa—me dijo Eufrosia—.Senosacabóel téyélnopuedevivirsinsusquincetazasaldía.
Despertémuytemprano,ansiosodehablarconel tío.Él tardó tantoen llegara lacocinaquefuiabuscarloasucuarto.
Era la primera vez que iba ahí. Suhabitación estaba en la parte más alta de lacasa. Los últimos escalones para llegar a supuertaeranlibros.
Cuandoentré,élseguíaroncando.Teníaunlibrosobrelacara:lashojassemovíanconsusronquidos.
Mipadreseenojabacuandoyoteníaunapesadillaylodespertabaenlasnoches.Encambio,altíoleparecióperfectamentenaturalqueyoestuvieraahí,conganasdehablarconél.
—Esbuenotenerunaconversaciónmañanera—dijoconentusiasmo—,peroenestosmomentos soy comoun libro enblanco.Necesito té paraqueme lleguen laspalabras.
BajéalacocinayEufrosiamediountermo.Conesopodríamoshablarduranteunpardehoras.Subíotravezalcuarto.El tíoseguíatumbadoenlacamaperomemiróconojosalertas:
—DescorrelascortinasparaqueelcuartobrillecomounapáginadeBorges—mepidió.
Descorrílasrojascortinasyelsolinundólarecámara.—Nohaymejorprosaquelaluz—dijoeltío.Hablabadeunmodomuyraro,comosisiguieradormido.—¿Quéesprosa?—pregunté.—El arte de juntar palabras que no hacen verso. Es la forma en que tú y yo
hablamos. Nos comunicamos en prosa, aunque a veces hacemos algún verso sinesfuerzo.¿Quéqueríaspreguntarme?
—¿Esposiblequeunlibrocambiecuandololeeotrapersona?—lepregunté.LecontéloquehabíapasadoconCatalina,sinmencionarlaporsunombre.—Loquediceses interesante,muyinteresante—dijoel tío;abrióel termoyel
airesellenódeolorapipa—.Cadalibroescomounespejo:reflejaloquepiensas.Noeslomismoqueloleaunhéroeaqueloleaunvillano.Losgrandeslectoresleagreganalgoa los libros, loshacenmejores.Peropocasvecesocurre loquedices.Cuandoalguienmodificaun libropara tiy túpuedesdistinguirlo,significaquehasllegadoalalecturaenformaderío.Ningúnríosequedaquieto,sobrino,susaguas
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cambian.—¿Algunaveztehapasado?Eltíodesviósusojos,cosaquenuncahacía.Miróunrincóndelcuartodemanera
inquietanteydijoconvozextraña:—Hacemucho tiempo.Yo era joven, querido sobrino, y ella también.Perome
asustólaformaenquelashistoriascambiabanantemisojos.—¿Seconvertíanenhistoriasdeterror?—No,sevolvíanmásinteresantes,peromediomiedoqueellatuvieraesepoder.
Me pareció algo demasiado fuerte, incontrolable, y dejé de verla. Muchos añosdespuéstrabajócomoprofesoraenunafamosauniversidad.Memandóunapostalymearrepentídehaber tenidomiedodesuspoderescomolectora.Esde loquemásmearrepientoenlavida.Luegomecasé,conunamujerquenoamabaloslibros,ytuve que dejarla. Por eso me quedé solo en esta biblioteca. Bueno, ahora estoycontigo—eralasegundavezquelodecíaenmuypocotiempo.
Lahistoriadeltíomediotristeza.Aéltambién,porquedijo:—Vamosalacocinaporgalletasdecoco.Tenemosqueendulzarestedíaqueya
sepusoamargo.
Cuatro días después, fui por el segundo libro que le había prestado a Catalina.Respiréelaromadelafarmaciaquetantomegustaba.Ellaestabaocupadaconunosclientes,vielteléfonoydecidíllamaramimadre.
—¡JuancholoncitoRey!—medijo.AmímedabaunaenormevergüenzaquemedijeraJuancholoncito.
Pensé que me había puesto rojo. En ese momento Catalina me vio y quisevolverme invisible.Ellame saludó a la distancia como si nada,mostrando el libroqueteníalistoparadevolverme.
Mimadresonabacontenta,tantoquevolvíaadecirmeeseapodoridículo.Entoncespasóalgocurioso.Siemprequepensabaenmamáqueríaestarconella.
Imaginaba que la ayudaba y ella se alegraba. Ahora, por primera vez, hablé conmuchacalmaynisiquieramepreguntésiestaríafumando,comosisusproblemasnofueranmíos.ColguéymeacerquéaCatalina.
Laescuchédecir losnombresrarosdeunasvacunas.Luegosevolvióhaciamí,felizdeverme:
—Esteestodavíamejor—señalóellibro.Nohiceningúncomentarioyvolvíacasadeltío,deseosodereleerlo.Catalina había agregado estupendos detalles a la aventura. Ernesto y Marina
lograbanhuirporuncaminoqueardíasobreelloscomountúneldefuego.Alprincipio,Ernestonoseatrevíaacorrerporeltúnel,peroellalotomabadela
manoyleinfundíagranseguridad.Marinateníauncarácteragradableydecidido.Ernesto,queantesparecíaunpoco
presumidillo, ahora se comportaba con sencillez y ayudaba a salir aMarina de un
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hoyoenelquecaía;sequitabalacamisa,lamojabaenelaguayseladabaaellaparaqueselimpiaraellodo.
Alfinal,cuandoyasehabíansalvado,nadabanenelaguafría.MarinajugabaaserunpezymordíaaErnesto.
Esanochesoñéqueestabaenunrío.
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Loslibrosdesombra
Hastaesteprecisomomentonomeheatrevidoaescribiralgomuyfuertequesentíenesos días. Aunque ya ha pasadomucho tiempo, trataré de contarlo tal y como sepresentóantemí,cuandoenfrentabalasvacacionesmásespecialesdemivida.
Fuialasecciónde«Magníficosperros»abuscarmáshistoriasdelríoenformadecorazón.Sin embargo, nopudehallar ninguna.Algunos tomos llamaronmi interésconsustítulosdeaventurasysusespléndidasilustracionesatodocolor,peroamínome interesaba otra cosa que volver al bosque donde Ernesto y Marina vivíanaventuras.
¿Existiríanotroscuentosdelrío?¿Quépodíahacerparadarconellos?¿Llegaríanporsucuentaparaqueyolosleyera?
La vida en casa de tío Tito había resultado más interesante de lo previsto. Decualquierforma,avecesélmeparecíaunpocotriste,comosisearrepintieradehaberpasado tantos años sin otra compañía que sus gatos y sus libros. También meinquietabaquesemequedaraviendoconsusojossaltones,comosiesperaraalgodemí.Megustabaserunlectorpríncepsporquenuncaantesmehabíanelogiadodeesemodo, pero temía decepcionar al tío. Tal vezmis poderes de lector no fueran tanintensoscomoélcreía.
Enlasprimerassemanasenlabibliotecarecorrímásomenoslosmismoslugares.Había tantos libros y tantos cuartos que me perdía con facilidad y tocaba lacampanillaparaserrescatadoporeltío.
La biblioteca eramás extensa de lo que yo había podido percibir, pero nomeanimaba a alejarme en exceso. ¿Qué tal si llegaba a un sitio tan alejado que micampana no pudiera ser escuchada? Sin embargo, no dejaba de preguntarme quéhabría en los rincones más remotos de la casa. ¿Libros de terror y magia negra?¿Textosdecrímenesescritosconsangre?
Comomipaís favorito eraAustralia, tambiénpensabaque a lomejor habíaunagradable lugar lejano en la biblioteca, una Australia de los libros, a la que muypocosllegaban.¿Habríaahílibrosrarosyfascinantes,comoelkoala,elcanguroyelornitorrinco?
Unatardemeatrevíaalejarmeunpocomásdelohabitual.Toméunlargopasillo,tapizadoporuntapetecolorvino.Avancéhastasentirunolorraro.Másqueunaromaloquemellegabaeraunasensacióndeencierro,comosinadiehubierarespiradoahíenmucho tiempo, como si todo hubiera estado quieto, muy quieto, y mi nariz loagitaradepronto.Olíaalibrosantiguosquenoparecíanestarguardados,sinopresos.Toméelquemequedabamáscercayunanubedepolvollegóamicara.Eraunpolvo
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gordo, comomigajas de pan.Di unos pasosmás y el olor a encierro se hizomásfuerte.Nomeatrevíaseguirrespirandoeseairedensoymuerto.
Regresébastanteaturdidoynoquisecenar.Habíatragadodemasiadopolvoparatenerapetito.
Esanocheregresóelsueñoescarlata.Denuevocaminéporunpasillohúmedoyoscurohacialahabitacióndondellorabaunamujer.Denuevomismanossetiñerondesangrealtocarlasparedes.
Despertédemadrugada,empapadodesudor.Teníamuchasedperomediomiedoiralacocinaaesashoras.Mequedéenlacama,tratandodecalmarme.
Pensé en el pasillo donde había estado por la tarde y en su tapete color vino.Comparado conmipesadilla, aquel sitio no era tan terrible.Se tratabadeun lugarencerrado,llenodelibrosviejos,peronadamás.
Nome gustó cómo olía ahí yme sentí incómodo, pero se trataba de algo quepodíasoportar.Encambio,medabanmiedolaspuertascerradas.Detrásdeellastalveznohabíanada,peromiimaginaciónagregabacosashorribles,comolasangrequeinundabaelcuartoescarlata.
Se me ocurrió que si me atrevía a recorrer toda la biblioteca dejaría de tenermiedo a los rincones desconocidos de la casa y quizá también dejaría de tener elsueñoescarlata.
Si me llenaba de valor para recorrer todos los cuartos, no habría motivo paratemerleaningúncuarto,nisiquieraaunoqueaparecieraensueños.
Aldíasiguientelecomentéaltíoquealgunaspartesdelacasaolíanaencierro.—Tienes razón, sobrino. La ventilación no es la especialidad de la casa. Hay
pequeñas ventilas en el techo para que pase el aire. Generalmente están cerradasporquesemetelacontaminaciónyalgúnpájaroaventurero.Perolaspuedesabrirsisientesquetefaltaoxígeno.
—¿Cómo?—Enestaciudadelvientosopladenorteasur.Enlasparedesquedanalnorte
haysogasparaabrirlasventilas.—¿Cómosabréquéparedesdanalnorte?—Sinosabesdegeografía,notepreocupes.Jaladondeveasunasoga.Fuialpasillodel tapetecolorvino.Entredos libreros, logrédistinguirunasoga
muyraída.Lajaléyserompióentremisdedos.Asídeviejaestaba.Másadelanteencontréotrasogaytirédeella.Alcabodeunossegundossentíuna
levebrisa.Laatmósferacambióporcompleto,tocadaporunainvisiblefrescura,ymesentímástranquilo.Lascosasyanoparecíanencerradassinoguardadas.
Seguí adelante, sin aventurarme demasiado, pues aún no ganaba una confianzaabsoluta.Abríventilascadavezquefuenecesario,reviséseccionesyestantes,peronodiconningunaaventuradelríoenformadecorazón.
Ganéconfianzapara recorrer labiblioteca,pero alno encontrar loquebuscabami
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humor fue cambiando. Revisé los libreros de distintos modos. Primero concuriosidad,luegocondesesperación,finalmenteconansiedad.
Lospiesmedolíanymemoríadehambrecuandodescubríqueestabaperdido.Loquemás temía acababade suceder.El valorme llevó al descuido.TíoTitomeaconsejóqueaprendieraaadministrarmisfuerzas,peroloentendídemasiadotarde.
Agitélacampanilladurantelargorato,perofueenvano.Meencontrabaenuncuartocontechodebóveda.Muyenloaltomeparecióver
pintadaunapaloma,otalvezsetrataradeunamanchablancuzcahechaporelsalitre.Elcuartoteníacuatropuertasynoreconocíninguna.
Yaenotrasocasionesmehabíaperdidosinqueesofueraunproblema,puesnomehabíaalejadomuchodelasalaylacocina.
—¡TíoTito!—grité.Los libros absorbieron mis palabras. Eran tantos y tan gruesos que chupaban
cualquiersonido.—¡Eufrosia!—tampocoestegritofueoído.Denada servíamalgastarmis fuerzasgritando. ¿QuéhubieranhechoErnestoy
Marinaenunasituaciónsimilar?Ellosseorientabanconhabilidadenelbosqueyenciertaformalabibliotecaeraunbosque:lashojasdeloslibrosveníandelosárboles.¿Cómohubieransalidomishéroesdeunbosqueescrito?
Siyo fuera elpersonajedeunahistoriay estuviera en lapágina83, ¿quéharíaparallegaralsiguientecapítulo?
Estas ideasmeayudaron anodesesperarme.Comohabía cuatropuertas, penséquerepresentabanlasdireccionesdeunmapa:Norte,Sur,EsteyOeste.
Fui a la puerta que paramí representaba elOeste.Me asomé a un gran salón.Asombrosamente,noconteníalibrossinocabezasdeanimalesdisecados.Unodemistíoshabíasidounfamosocazador.
Habíaciervos, carneros, jabalíes, coyotes, lobosyunoso.Yohubierapreferidoveraesosanimalesenelbosquedelashistorias(salvoalosoyloslobos,queteníancolmillosenormes).Decualquierforma,admirélabellezadeesosanimalessalvajes.Algunos ciervos tenían grandes cornamentas. Tío Tito me había dicho que laimportanciadeunacornamentasemedíaporelnúmerodepuntasque tenía.Contétodasyviquehabíaunadecatorcepuntas.¿Quiénsehabríaatrevidoamataraesereydelosciervos?Meavergonzóquealguiendemipropiafamiliahubierahechoesoalgunavez.Elciervoteníaojosnegrosdevidrio.Elpelo,colorgris,seoscurecíabajosusojos,siguiendountrazoparecidoaunalágrimaounsignodeinterrogación.Estodaba un aspecto triste al animal, como si hubiera llorado. No pensé que la salidapudieraestarporahíydecidíiraotrocuarto.
EstavezmedirigíalapuertaqueparamírepresentabaelEste.Denuevacuentapaséauncuartoquenocontenía libros.Uncuartovacío.Meacerquéaunade lasparedes.Estabacubiertademanchasdehumedad.Elsalitrecubríalasuperficiecongruesas burbujas.Los libros se hubieran echado a perder en ese sitio. ¿Por qué no
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habíanllamadoaunplomero?Lacasaeramásraradeloqueyosuponía.En este cuarto había estatuas de personas en actitud de estar leyendo. Por sus
ropas entendí que se trataba de hombres antiguos. En las bases de las estatuasencontréinscripcionesenidiomasdesconocidos.
Porunmomentopenséquesetratabadehombresquesehabíanpetrificadoenlabiblioteca.Talvezsetratabadeunextrañomuseodelectores.
Elpolvodelasestatuasmehizoestornudarypreferíiraotrositio.MeasoméalapuertaSurperonomeatrevíaentraraesecuarto,repletodelibros
diminutos, como si ahí la biblioteca se hubiera encogido.Me preocupó ver tantostomos pequeños, con una letra tamaño ojo de hormiga. ¡Qué esfuerzo terrible leertodosesosvolúmenes!Siahíhubieraunejemplarde lashistoriasdel río,sehabríadestacadocomoungiganteentreduendes.Teníaquebuscarenotrositio.
DecidíiralapuertaNorte,laúltimaquemequedaba.Estaveznosupequéhabíadentro porque todo estaba a oscuras. Nunca había percibido una oscuridadmayor.Mis ojos se llenaron de aire negro.Me puse un dedo ante las pestañas y no pudeverlo.
Diunpaso,otromás,ytuvemiedodeperderme.Medilavuelta,¡habíacometidoelerrordecerrarlapuertayyanopodíaverla!Tratédeavanzarhacíaahí.Toquéelmuro,repasélapared,peromismanosnoencontraronrastroalgunodelapuertanidelpicaporte.Aquelmuroeralisohastaladesesperación.
¿Qué hacer? El corazón me latía con fuerza. Me quedé un rato en silencio,oyendomiagitadarespiración.
Deprontomellegóunoloragradable,comosihubieraunalevecorriente.Sielairesemovíaesosignificabaqueenalgúnsitiohabíaunaventana.
¿Aquéolíaesacorrientedeaire?Alassábanasdemicasa.Unolorlimpioqueteponíacontento.
Fuienesadirecciónperopaguécaromiatrevimiento.Mediungolpecontraunbultomuysólido.Lotoquéconcuidado:eraunlibrero.Acariciéellomodeunlibro,un lomo suave, hechode piel.Aunquenopodía ver nada, abrí el libro y pasémismanossobrelaspáginas;sentílosrelievesdelaescrituraparaciegos.Toquépuntosydiminutasrayas.Esosdebíanserloslibrosdemitíoabuelo,elpadredeTito,quesehabíaquedadociego.Poresoelcuartoestabaaoscuras.
La penumbra no se debía a algo maligno. Para mi tío abuelo seguramente setratabadeunsitioagradableytranquilo,dondepodíaleerlibrosquelotransportabanamundosbrillantesyllenosdecolor.
Estaideametranquilizóymepermitióseguiravanzandoentrelosestantes.Devezencuandomedeteníaatocarunaspáginas,soloporelgustodehacerlo.
Misdedossedeslizabansobrelasletrasdelosciegos.Tratédeimaginarloqueesasrayitassignificaríanparaalguienquesupieraleerporeltacto:batallas,travesíaseneldesierto,dragonesconbocadefuego,barcosapuntodenaufragar.
En eso estaba cuando escuché un ruido. Un libro cayó de algún sitio.
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Inmediatamentedespuésotrolibrosevinoabajo.¿Habíaalguienahí?Gritétanfuertecomopude.Loslibroschuparonmispalabrasyelcuartovolvióal
silencio.Noseoíaelmenorsusurro.Meentróunpavorespantoso,comosialfondodelcuartoestuvieralapareddemi
sueño. ¿Había caído al fin dentro de mi pesadilla? Yo quería recorrer todos loscuartosdelacasaparaolvidarmedelcuartoescarlata,peroahoramesentíaatrapadoahí. ¿En qué momento me creí tan valiente como para llegar tan lejos? ¿Y si deprontooíaelllantodeunamujer?Metapélosoídos.
Luegomesentéenelpiso,incapazdemoverme.Estuveasílargorato.Depronto,sentíalgoenlanuca.Lahojadeunlibro.Lomaloesquenoerauna
hojaquieta.Eraunahojaquesehabíamovido.Pudesentirlacomounacaricia.Penséquealguienmeibaamatarypenséentodaslascosasquenovolveríaaver.
En mi hermana Carmen y la sonrisa de mi madre, en mi padre, en mi curioso yqueridotíoTito,enPablo,migranamigo,yluego,conunfuertetemblor,penséenCatalina y en sus ojos color miel, que hacían que yo me sintiera mejor personacuandomemiraban. Sentado en la oscuridad, rodeado de un peligro desconocido,supequeteníademasiadascosasqueperdersinosalíadeesecuarto.
Melevanté,unpocoentumidodetantoestarsentado.Creídistinguirungolpedeairelimpioamiderecha.Fuienesadirección.
Otro libro cayó junto a mí, luego otro más. ¿Quién los tiraba? ¿Qué diablossucedía?
Creí que me volvería loco. Entonces recordé algo que había dicho tío Tito:cuandoloslibrossabenquenosonvistos,puedenprovocarunatormenta.Estaveznose deslizaban en forma discreta haciamí, sin que yo viera su avance; se tiraban ysaltabanportodaspartes.
Loslibrossemovíancomolesdabalagana.Actuabansegúnsucapricho,perononecesariamente enmi contra. Tal vez se estaban divirtiendo.Me calmé un poco ylogrésortearlosmejor.
Debíaapurarmeparallegaralasalidaantesdequeloslibrospudieranbloquearla.Caminélomásaprisaquepude,saltéejemplares,piséalgunosdeellosypocoa
poco comprendí lo que estaba pasando. Bajomis pies, los libros se ordenaban enescalones.Noqueríanimpedirmisalida,queríanpropiciarla.
Subíysubíusandolos libroscomopeldaños.Penséquemicabezasegolpearíaconeltecho,peroelcuartoeramuyalto,talvezelmásaltodetodalacasa.
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Estabaagotadodetreparporloslibrosqueseguíancreandoescalones.Entoncessentíalgodelicioso:unvientofrescoenlacara.Cercadeahíhabíaunaventana.
Mis manos lograron tocar el muro. Acaricié con cuidado la superficie hastadistinguirunhueco.Measoméporahí:dabaauntúnelestrecho.Muyalfondoviunpequeñocírculopálido:elcielo.
Meintrodujeeneltúnel,apenasmásamplioquemicuerpo,yavancéarastras.Después de unosminutos llegué a la desembocadura.Me asomé hacia abajo y
pudevereljardín.Nuncahabíaestadotanaltoenunacasa.Saquélasmanosytoquéalgometálico.Eraunaescaleravertical,comolasquehayenlosbarcos.Podíabajarporahí.
Así descendí hasta el jardín.Estaba asombrado pormi aventura, con la cabezallenadeideasrevueltas,peronopudepensarennadaporqueoílavozdemitío.
—Hacecincotazasdetéqueteestoyesperando—comentósonriendo—.Veoquedescubristeelcuartodeloslibrosdesombra.Ahíseencerrabamipadre.Legustabaestarsolo,aoscuras,sinquenadielomolestara.Devezencuandoyoloacompañaba,conunlibroyunalinterna.Esequetraesdebevenirdeesaépoca.
—¿Quélibrotengo?—pregunté,muysorprendido.—Elqueasomadelabolsadetuchamarra.Busquéenmisbolsillos.Conenormesorpresaviqueunlibrohabíacaídoahí.Estomeimpresionómuchomenosqueeltítulo:Unhallazgoenelríoenforma
decorazón.
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Ellibrosalvaje
Nuncahabíavistoaltíoeneljardín.Caminabasobreelpastoenformacuriosa,comosituvieramiedodeaplastarlo.
Nomeextrañóquedijera:—Bastadeairesilvestre.Vamosalacasa.Sedirigióhacialapuertaquedabaalinvernadero.Eufrosia había colocado ahí un termo de té, un vaso de leche con chocolate y
sándwichesdejamóndejabalí.Lecontéaltíoloquehabíasucedido.—Necesitas recuperar las fuerzas después de tu aventura —comentó el tío—.
Estáshaciendograndesprogresos.Yaconocisteelcuartodelosanimalesdisecadosyel cuarto de las estatuas.Llegaste ahímás pronto de lo que yo suponía. ¿Viste lasfotografías?
—¿Quéfotografías?—Las de la familia. Están colgadas en la pared, en el cuarto de las estatuas.
Ocupanunrincón.—Nolasvi.—No me extraña. Las estatuas son más contundentes. De cualquier forma te
recomiendoqueestésmásatento.Aveceslossecretosestánenlospequeñosdetalles.—¿Yquiéncazólosanimales?—Nuestros antepasados fueron grandes cazadores. Era gente bastante primitiva
quepensabaquematarpodíaserundeporte.Yoprefiero lasaventurasen lasqueanadielesalesangre.
—Enlashistoriasdelríoavecessucedealgúnaccidenteyunpersonajesecortaylesalesangre—comenté.
—Yestábienqueasísea;esasaventurassucedenenunbosquellenodepeligros.Lasangrequememolestaeslaquegoteaenlavidareal.Porsuertehaygentecomotuamigadelafarmaciaqueponevendasycuritas.
Mequedésorprendido.YopensabaquemisvisitasaCatalinaeranunsecreto.—¿Quiéntedijoquetengounaamigaenlafarmacia?—lepregunté.—Lafuerzainformativadeestacasa:Eufrosia.—¡Quéchismosa!—Ellasolobuscatubien.MedijoquelachicaencuestiónsellamaCatalina,que
espreciosayamaloslibros.Pareceserquelehasprestadoalgunosdeestabiblioteca.Penséqueeltíomeibaaregañar,peroañadiódebuenánimo:—No debes sentirte mal. Los libros existen para ser compartidos. Además,
siempreesbuenotenercercaaalguienquepuedealiviarlosdoloresconpomadasy
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pastillas.Porcierto:¡¿hacecuántoquenotomashierro?!Tumadremeencargóquelohicieras.
—Yanolonecesito—contesté—.Nomehandadocalambres.Penséquemeibaaobligaratomarlasasquerosascucharadasdejarabenegrocon
saboraclavo,perodijo:—Estásmadurando, sobrino.Además, nomegusta quehagan jarabes de cosas
quepuedescomerdemaneranatural.Elquequierahierro,quemastiqueespinacasose prepare un buen filete de hígado. O si está muy desesperado, que chupe uncuchillo.Aveceslacienciaexageraynosquieredarpíldorasyjarabesparatodo.Alratovana inventarun jarabede libroyvanaconcentrar todas lashistoriasenunacucharada.
Unavezmás,Tito se ibapor las ramas.Le costabamucho trabajomantener elhilodeunaconversación.
Bebíundeliciosotragodechocolateylepregunté:—¿Porquétienesestatuasenlacasa?—Pasa lo mismo que con los animales disecados: son hermosas y no me he
atrevidoa tirarlas.Mitatarabuelolasmandóhacer,alestilogriego.Sonestatuasdegrandeslectores.Enunprincipio,habíaunaestatuaencadacuartodelacasa,comounaespeciedeguardián.Perodabanmiedo.Imagínatequetedespiertasenlanoche,tedanganasdehacerpipí,salesdetucamayvesauntremendoseñordemármol.Nocualquiera se repone de la impresión. Por eso lasmandé al Salón de Lectores. Sialguienseinteresaenlascarasqueteníanlasprimerasgentesqueleyeronporgusto,puede ir averlas.También te recomiendoque teasomesaver las fotografíasde lafamilia. Ahí hay gente que conoces y, por cierto, ¿cómo te fue con los libros desombra?
—Semovieron.—¡¿Se movieron?! ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¡Y nosotros hablando de
chuparcuchillos!El tío acercómucho su cara. Llevaba un par de días sin rasurarse y sus pelos
parecíanpúas.Olíaasábanausada.Fueunalivioquesealejaraypreguntaraconmáscalma:
—¿Semovieronpocoosemovieronmucho?—Mucho.—¿Semovieroncomosemueven lasvíboras,sinque lasveasenelpasto,ose
movieroncomounatormenta?—Ningunadelasdoscosas.—¿Podríasdescribir loquepasó?—mediounsándwichydijo—:el jamónde
jabalídespejalamente.Masticaytragaunbocado.Teesperoconansias.El sándwichmegustómásquenunca.Aquelloeramás ligeroy sabrosoqueel
mejorsalami.—¿Ybien?—preguntómitío.
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—Primeropenséqueloslibrosseestabancayendo.—¿Caíanenlluviaocaíanencascada?—Caíanunoporuno.—¡Caídaderocas!—dijoeltío,congranseguridad.—Luegopenséquemequeríanaplastar.—¿Aplastar como se aplasta una hormiga o aplastar como si te dan un
almohadazo?—eltíonodejabademostrargrancuriosidadencadadetalle.—Aplastarcomosiestuvieratemblandoytodosevinieraabajo.—¡Temblordelibros!Hacemuchoqueesonosucedía.Senecesitaunasacudida
muyespecialparaquesecomportenasí.¿Yluegoquésucedió?—Caminéatropezoneshastaqueloslibrosseempezaronaordenar.—¿Quieres decir, querido sobrino, que los libros se pusieron de acuerdo en la
formademoverse?—Sí.Losojosdeltíoparecíanapuntodesalirsedesucara.—¿Estásseguro?—preguntóydejólabocamuyabierta,comosiquisieracomer
loqueyoibaadecir.—Sí—contestéyélcerróloslabioscomositragaraunapastilla.—QuieroquerecuerdesquesoytutíoErnesto,quemedicenTito,quetengoel
compromiso con tu mamá de cuidarte y alimentarte. Es importante que digas laverdadporqueestopuedetenerconsecuenciasmuyespeciales.
—Estoydiciendolaverdad.—Te creo, sobrino, no he dudado de ti. Es solo que… hay cosas difíciles de
averiguar—bebióunsorbodetécontantonerviosismoquesemojólospantalones.Estabataninteresadoenmihistoriaquenosepusofuriosoalmancharseconelté.
Mevioconextremaatención,comosiyofueraunpezdifícildelocalizaralfondodeunacuario,ypreguntóenvozbajaperointensa:
—¿Sabesloquecreo?—No.—Loslibrosyateleyeron.—¿Quéeseso?—Haygentequecreequeentiendeunlibrosoloporquesabeleer.Yatedijeque
loslibrossoncomoespejos:cadaquienencuentraahí loquetieneensucabeza.Elproblema es que solo descubres que tienes eso dentro de ti cuando lees el librocorrecto.Los libros son espejos indiscretos y arriesgados: hacen que las ideasmásoriginales salgan de tu cabeza, provocan ocurrencias que no sabías que tenías.Cuandonolees,esasideassequedanencerradasentucabeza.Nosirvendenada.
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—Enloslibrostambiénaprendocosasquenosemeocurrenamí—dije.—Desdeluego.Unespejomágicotambiénesunaventana:allívestusideaspero
tambiénotrascosas,conocesideasajenasyviajasamundosdistintos.Unlibroeselmejormediodetransporte:tellevalejos,nocontamina,llegapuntual,salebaratoynuncamarea.
—¿Peroquétengodeespecialparaloslibros?Nisiquierasoybuenestudiante.—Querido Juan, no es necesario sermuy aplicado para convertirte en un gran
lector.Mis libros sienten que los puedes querer como nadie los ha querido y quepuedes compartirlos con alguien a quien quieres mucho, como la chica de lafarmacia,quetieneojostanbonitos.
—¿Eufrosiatedijoquetieneojosbonitos?—Nosiemprehayquecreerloquedicenlosnoticieros.Tuveantojodeaspirinas
yfuia lafarmaciapormicuenta.Catalina tieneojoshermosos.Pero también tieneojos profundos. Ella mejoró la historia que leíste, Viaje por el río en forma decorazón,¿nofueasí?
—Sí.—¡Unalectorideal!Ahoradimeunacosaynoteequivoquesporqueestosepone
serio.Dijiste que los libros semovieron con orden. ¿Podrías decirme exactamentequéhicieron?
—Formaronescalones.—¡Es-ca-lo-nes!—eltíodividiólapalabraconadmiración.—Sí.—¿Deescalera?—Noconozcootros.—Escierto.Laemociónmeponetarado.¿Cuántosescalones?—Nolosconté.Subíporelloshastallegaraltechodelcuarto.
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—¿Llegastealtecho?—Poresopudesalirporlaventana.—Claro,claro…—eltíoempezóacaminarencírculos.Pasójuntoaunhelecho
del invernadero. Sin darse cuenta le arrancó una hoja. La tomó como si fuera unaespadayselapusosobreelpecho—:hapasadoalgonuncavistoenestabiblioteca.Eresmuyespecial.
—Yomesientoigualquesiempre.—Eso quiere decir que eres requetemuyespecial. La gente que se da aires de
importancianoesespecial,soloespresumida.Losgeniossonsencillos:nopiensanquesongenios.
—Nosoygenio,tío,soytusobrino.—No te quieromarear con tantos elogios. Eres bueno y sencillo y te gusta el
salami, como fueron esos grandes lectores que ahora son estatuas, aunqueno sé sielloscomieransalami.
—Noquieroserestatua,tío.—Nifaltaquehace.Vasaseralgomuchomejor.—¿Qué?—EldomadordeEllibrosalvaje.El tío se quedó con la quijada abierta, impresionado por sus propias palabras.
Hubierapodidometerleunsándwichenteroenlaboca.Peroteníamáscuriosidadqueganasdehacertravesuras,asíesquedije:
—¿Meexplicasunpoco?—Tetengoqueexplicarunmucho.—¿EllibroquehasestadobuscandosellamaEllibrosalvaje?—Eseessutítulo,sobrino.Noselohabíadichoanadie.—Cuéntamemás.—Antesquenadatedigoqueesrarísimoqueloslibrossemuevanconordeny
másraroaúnqueformenescalones.Esoquieredecirqueseponenatuspiesyestándispuestosaelevarteadondelonecesites.Siempreencontrarásunlibroqueteapoye.Los librosson leales.Ningúnsoldadoha luchadotantoporsupatriacomoun libroporsulector.
—¿Ynohaylibrosmalos?—Quécuriosoquepreguntes eso.Sí, sobrino, hay librosmalos,malísimos.No
me refiero a los libros mal hechos o ridículos, los tristes libros escritos por unapersona que sufrió sin que eso fuera útil, los libros hechos por idiotas que soloqueríanserfamosos.No,merefieroalibrosquehacendañoyatacanaotroslibros.Noesfácilreconocerlosporquesonastutosyescondensuverdaderomensaje.Siloslees,tepuedenpareceragradables,perohacenqueolvidesloquedicenotroslibros.Los grandes lectores no se dejan engañar, pero a veces hasta ellos aceptan eseveneno,hechodeolvidoymalasintenciones.Tengoqueconfesarteunacosa.
Untrozodesándwichsemefueenteroalestómago.
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Eltíoprosiguió:—Esta biblioteca no está libre de librosmalignos.Hay que estar prevenido.A
veces llegan disfrazados de libros útiles, como los diccionarios o los recetarios decocina.Peroesonoeslomásimportantequequeríadecirte.
Eltíoalzólahojadehelechoyexclamó:—¡Estasvacacionesserándecisivasparati!«Sontancomplicadasqueyaniparecenvacaciones»,pensé,peronomeatrevía
decirlo.EnesemomentoEufrosiaentróalinvernadero:—¡Quécalorhaceaquí!¿Vanaquerercenarpolloopizza?—¿Cómo nos interrumpes para eso?—el tío se molestó mucho—. Estamos a
puntodedeciralgoquepuedecambiarlahistoriadelahumanidadyllegasahablarde pizza. Una pizza es un círculo de harina caliente embarrado de salsa. ¿Puedeimportarnosuncírculodeharinacalienteembarradodesalsa?
—Yoquieropizza—dije.Eltíocambiócompletamentedeopinión:—Perfecto,sobrino, loquequieras—desvió lavistaaEufrosia—.¿Siguesahí?
¡Nosurgeunapizza!Labuenamujersaliórefunfuñandodelcuarto.—¿CómoesEllibrosalvaje?—meatrevíapreguntar.—Nosé.Yatedijequenuncahasidoleído.—¿Nadielohaencontrado?—Estáperdidoenlabiblioteca.Mitatarabuelolotuvoensusmanos,tambiénmi
bisabuelo,miabueloymipadre.Ningunodeellospudoleerlo.Atodosselesescapó.Es un libro rebelde, que solo aceptará ser leído cuando alguien consiga domarlo,comouncaballosalvajequedeprontoaceptaunjinete.
—¿Ysigueenlabiblioteca?—Sehamovidodelugar,peronopuedehaberseido.—¿Cómolosabes?—Porqueteestábuscando.Enesemomentosentíunremolinobajomispies.Estabacansadísimoportodolo
quemehabíapasadoconloslibrosdesombra.Cerrélosojosynosupenadamás.Nuncamehabíapasadoalgoasí.Despertéunosminutosdespués.EltíoyEufrosiamehabíancargadohastalamesadelacocina.Lacocinerame
pusountrapohúmedoenlafrenteymehizoolerunassalespicantes.—¿Qué pasó?—pregunté ante lasmanos de la cocinera, rojizas de tanto lavar
platosytantoacercarsealfuego.—¿Mereconoces?—preguntóeltío.—Claroquesí.—Aver:¿medicenTati,TitooToti?¿Cómoeraposiblequealguientaninteligentefuerataninfantil?
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Paramolestarloledije:—EresmitíaTati.—¡Nopuedeser!—aulló—.¡Misobrinodelalmasevolvióchiflado!Estábamos
apuntoderesolverelacertijodeEllibrosalvaje.¡Quépésimasuerte!¿Ahoraquélevoy a decir a sumadre? ¡Solo falta que te salgan plumas o que quieras cantar entelevisiónmoviéndotecomounamarioneta!¿Teconvertisteenuncantanteidiota?
Mediotantalástimaverloasíquedijeenelacto:—Esbroma,tíoTito.Entonces besómismejillas yme acarició el pelo en formamuy rara, como si
secaraunplato.Por lovisto,no teníacostumbredeacariciaranadie.Estomehizopensar enmimadre, queme tocaba como si fuera una especialista en hacer sentirbien a la gente.El pobre tío nunca había tenido a nadie que lo tocara así. Para él,acariciaraunapersonaeratancomplicadocomoabrirunacajafuerte.
Nomeextrañóquedijera:—Llevodemasiadotiemposolo,sobrino.Poresolepedíatumamáquevinieras
aquí.Creíaen tuspoderes,peronosabíaque fueran tangrandes.Los librossehanestadomoviendoyacabasde superar lapruebade laoscuridad:aprovecharonparaorganizarse,ynosoloeso,tehicieronunaescalera.Eressuamo.TevanaayudaraencontrarEllibrosalvaje.Silograsdomarlo,podrásleerlahistoriaquesiemprehasdeseado.
—¿Quiénescribióeselibro?—Nolosé.Loslibrossonmásimportantesquelosautores.Losmejoresparece
queseescribieronasímismos.Ellibrosalvajenecesitaunlectorespecial,ycreoqueerestú.¡Bienvenidoalabiblioteca,sobrinovaliente!
Eltíomehablócomosiapenaseneseinstantellegaraasucasa,yenciertaformaasíera:apartirdeesemomentomividaseríadiferente.
Ellibrosalvajenohabíapermitidoquenadieseleacercara.¿Dejaríaqueyololeyera?
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Lahistoriaseborra
Lacostumbredeltíodemordisqueargalletascondescuidoydejarmigajasportodaspartestuvodesagradablesconsecuencias.
Entré a la sección «Átomos tontos» para ver qué libros se ordenaban bajo unnombretanmisterioso,peronoalcancéaleerningúntítulo.Mismanosseacercabana un tomo oscuro, posiblemente encuadernado en piel de toro, cuando vi dospequeñasantenas.Detrásdelasantenassurgieronunaspatasydetrásdelaspatasunacabecita color café. Estaba ante el insecto que me hacía sentir un vacío en elestómago:montadasobreellibro,ajenaamipresencia,muyorgullosadesusantenasflacas,seexhibíalamásasquerosacucaracha.
Si las arañasme interesaban, las cucarachasme hacían huir.Corrí rumbo a unpasilloytomélaprimerpuertaamialcance.Seguícorriendohastaquenopudemásy me detuve. El corazón me latía con fuerza y el sudor me afilaba las patillas.Naturalmente,noteníalamenorideadedóndeestaba.
Iba a agitar mi campanita, pero en ese momento me topé con lo que menosdeseaba encontrar. Encima de un tomo verde lechuga vi otro bicho provisto deterriblesantenasypatasnerviosas.¿Habíacorridoencírculoy regresadoalmismolugar?
Habíapasadoalgopeor:aquellacucarachanoestabasola.Toda labibliotecasehabíainfestadodecriaturasdelomopegajosoypatasranuradas.
Mealejédeahí,caminandodeespaldasparanoperderdevistaamisenemigas.Enel trayectochoquéconun libreroyvariosvolúmenes sevinieronabajo.Nomedetuvearecogerlos.
Llegué a un pequeño vestíbulo, donde había una mesita y un sillón. Sobre lamesitareposabaunobjetoinesperado:unteléfononegroygrande,deaspectopesado,hechoenotraépoca.Descolguéelauricular:nohabía línea.Colguéydescendíporunasescalerasqueestabanamanoderecha.
Así lleguéaunpatiodondeEufrosiaplanchaba la ropa.Estaba tanpreocupadoporloquehabíavistoqueexclamé:
—¡Tenemoscucarachasyunteléfono!—Esta mañana maté cinco de un solo pisotón —me dijo la mujer con
tranquilidad.VielpiegrandedeEufrosia,detamañoidealparaaplastarhastaveinteinsectos.Eufrosia había lavado las sábanas. Al verlas tendidas para que se secaran, me
sorprendióquefuerantantas.Contédoceyenmicamasolohabíados.Lamujermeexplicóelenigma:—Tu tíoodia lascobijas.Dicequepesandemasiado.Legustadormircondiez
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sábanas.Setapaconellassegúnelfríooelcalorquehaga.Asísesientecomounacebolla,una«cebollaenpiyama».Esodiceél,yasabesquelegustadecircosasraras.
—¡Enlacasahayteléfono!—comenté.—Tutíolotieneparaemergencias.Sololoconectasinecesitahacerunallamada
muyespecial.Odiaquesueneeltimbre.Enesoescuchéunavozdetrásdemí:—Veoquehablandemí.Medilavuelta:novianadie,omásbien,soloviunasábana.Deahísaliólavoz
deltío,comosifueraunfantasma:—Perdón por tirar migajas, es una mala costumbre de los que comemos con
emociónydescuido.—¡Haycucarachasportodaspartes!—ledije.—Sí,veoqueteperdisteenterritorioSamsa.—¿Quéeseso?—GregorioSamsaeraunhombrequesesentíaunbichoyterminóconvertidoen
uninsecto.—¿Existiódeverdad?—No.Loinventóelescritorquehatenidolasorejasmáspuntiagudas.Sellamaba
Kafka.Vilasorejasdemitío.Tambiéneranbastantespuntiagudas.Además,teníanpelos
blancos.—¿Enquéclasedeinsectoseconvirtió?—pregunté.—¿TerefieresaKafka?Todasuvidasesintióuninsecto.—No,alpersonaje.—Ah, al señor Samsa. Es uno de los grandes misterios de la humanidad. El
escritor puso que se había convertido en un insecto, sin más detalle. Algunosespecialistaspiensanquetalvezsereferíaalosescarabajosquevivenenlasvigasdemaderay son típicosde lasviejascasasdePraga,dondeocurre lahistoria.Pero lahumanidadtieneideasfijas:Kafkaescribió«bicho»ytodospensaronencucaracha,lamásrepugnanteenemiga.Ahoraestamosinvadidos.NosécuántasseccionesdelabibliotecayapertenecenalterritorioSamsa.
—Eufrosiamatócinco—leinforméyseñalésuenormepie.—Esto no se resuelve con pisotones—respondió el tío, y salió del patio,muy
contrariado.
Esa tarde, tío Tito conectó el teléfono para hablar con el fumigador. Tuvo unadiscusiónmuyacaloradaporqueelhombrenopodíavenirrápido.Elgobiernohabíadescubiertoque todos los restauranteschinosestaban llenosde ratasy lacompañíafumigadoratrabajabasinparar.
—Vendrádentrodeunasemana—dijoeltío,contristeresignación—.Mientrastantopodemosrecurriralaguerrilladelosinsecticidas.
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La casa del tío, que tanto me gustaba a pesar de ponerme algo nervioso, seconvirtióenunsitiotemible.Lasbibliotecassonlugaresdondelosinsectossepuedenesconder a la perfección. SiEl libro salvaje estaba rodeado de cucarachas, yo noqueríaencontrarlo.
RociéinsecticidaenmicuartoyEufrosiacolocóunvenenoconaspectodeazúcarendiversosrinconesdelacasa.
Encuantoaltío,acadaratoproducíaunexageradogolpedezapato.Sosteníaunlibroenlamanoizquierdaymetíaladerechaenunbotíndesuelagruesa.Siavistabaunacucaracha,selanzabasobreella,conenormedecisiónytorpeza.Necesitabaunasdiezoportunidadesparadarenelblanco.Lamayoríadelasveces,elrivalescapabayélsequedabaenelsuelo, jadeandodecansancio.Enesosmomentosnoparecíamitío,sinounlocoqueusabaunzapatoenlamano.
Durante la semana de las cucarachas, que mi tío bautizó como la «temporadaSamsa»,propusequeconectáramoselteléfono.
Élestabamuyavergonzadoporlascucarachas,asíesqueaceptódeinmediato:—Háblaleaquienquieras.Lasideasquesenosocurrenllegandemaneramuyrara.Sialguienmehubiera
preguntadounosminutosantesaquiénqueríahablarlehubieradichoqueamimamá.Sinembargo,cuandoeltíoconectóelaparato,pregunté:
—¿Tieneselteléfonodemipapá?—Melodio tumadre,porsialgoseofrecía.Parísestámuy lejos…la llamada
salemáscaraquefumigarcucarachas…yademásahíesdenoche—eltíonoparecíamuysegurodecumplirsupromesa.
—Dijistequepodíahablarconquienquisiera.—Estábien,perosébreve.TíoTitofueporlalibretadondehabíaapuntadoelnúmero.—Nuncahabíavistotantosnúmerosjuntos,tedigoquedetestolasmatemáticas.—Novamosasumarlosniarestarlos.Solohayquemarcarlos—ledije.Sepusotannerviosoconlaoperaciónquehablóavariosnúmerosequivocados.Alguien le contestó de pésimo humor en Francia y él le gritó camembert. Le
preguntéquésignificabaesapalabra.—Eselnombredeunqueso.Fueloúnicoquesemeocurrió.Marcatú,quetienes
mejorrelaciónconlosnúmeros.Asílohiceypudeoírlavozfirmeyalegredemipadre:—¡Quégustazo,Juan!Me impresionó tanto oírlo tan cerca que fue como si oliera su cara cuando le
decía buenas noches, unamezcla a agua de colonia y cuero, lamisma que respirécuandomedormíensucama.
Me impresionóqueestuvieraal tantodemividaen lacasadel tío.Hastasabíaqueteníamoscucarachas.Meexplicóquehablabamuyseguidoconmimadreyellalecontabatodo.
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—Tumamáyyosomosbuenosamigos—medijo—.Siempreloseremos,aunquenovivamosjuntos,ynovamosadejardequererte.
Estaspalabrassonaronbien,peronomeconvencierondeltodo.Yoqueríaqueélestuvieraconmigo:
—¿Cuándovasaregresar?—lepregunté.—Estoyacabandoelpuente.Todavíafaltanalgunassemanas.¿Seríacierto?Queríapreguntarlemuchascosasperoeltíomemirabaconojosde
preocupación:lallamadaleestabasaliendocarísima.—¿Esunpuentequeseparteendos?—semeocurriópreguntar.—Sí.EnFrancia haymuchos ríos por donde pasan los barcos.Cuando regrese
vamos a ir al cine y al futbol.Además te compré un gran regalo: los soldados deNapoleón.
Enesemomentonomeinteresabanlosregalos.Hubieraqueridoqueélestuvieraenlacasaynosayudaraamatarcucarachas.
Apesardeestomediogustohablarconéldespuésdetantotiempo.Acontinuación,PapámecontóqueenFranciacomíanranasycaracoles.—Deberíanveniracomercucarachas—dije,demalhumor.Élmepidióquelehablaradelaplagaenlabibliotecaypocoapocomepareció
divertido contarle esas cosas. Él se riomucho conmis descripciones, con esa risafuertequetenía.
Cuandoyoledecíaquealgomedabamiedo,élnoledabaimportancia.Nohabíapeligroquemepermitieradormirensucama.Élnoletemíaalosmonstruos,nialaspesadillas,nialascucarachas.
Enesemomentosentíunaemociónmuyconfusa.Sipapáestuvieraahí,lohabríabesadoylehabríapegado.Medabagustohablarconélperotambiénmemolestabaqueestuvieratanlejos.Además,nosolosehabíaidoaFranciaaconstruirunpuente.Ahíloesperabasuamiga.EstuveapuntodepreguntarleporellaperotuvemiedodequeélmepreguntaraporCatalina(parecíaestaraltantodemuchascosasmíasyyonoqueríahablardeesa).
—Québuenoquehablaste,Juan.Queríadecirleloquesentíaperotodoeramuyconfusoyélestabaalotroladodel
mundo,asíesquemelimitéacontestar:—Adiós,papá.Cuando colgué, Titome vio como si yo fuera el jefe de todas las cucarachas.
Señalóuncronómetroygritó:—¡Hemosperdidounafortunaenestallamada!—¿Sabíasquelosfrancesescomenranas?—lepreguntéparacambiardetema.—Esolopodríashaberaveriguadogratisenunlibroquetengoporahíyquese
llamaDelicias asquerosas. Además, jovencito, los franceses no se comen la ranaenterasinosololasancas,quesabenapollo.Haygentepresumidaquedespreciaelpollo rostizado y cree que esmuy elegante comer una rana que sabe a pollo. Los
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franceses son extraños, sobrino, pero hay que comprenderlos: inventaron losDerechosdelHombreyunodeelloseselderechoaestarchiflado.
Estuveapuntodedecirle:«ytúlopracticasmuybien».Repasélallamadaconmipadre:éleraunapersonamuyconcreta,quenuncase
enredabaconlasideasnidecíadisparates.Enesemomentoloextrañémuchoymehizobienqueeltíodijera:
—Necesitasdistraerte,sobrino.Mientrashayacucarachas,novasapoderbuscarEl librosalvaje.Teaconsejoquevayasa la farmacia.Tampoco tevasaconcentrarantelahermosaCatalina,peroestarásmáscontento.
Tito tuvorazón.Podíapasarhorasen la farmacia, respirandoeldeliciosoaromadelasmedicinas, sinconcentrarmeenotracosaqueen losojoscolormielyeldienteapenasdesviadodeCatalina.
Leexpliquéasuspapásqueestabaahíporqueibanafumigarlabiblioteca.Ellossemostraronmuycomprensivos.Medieronunbanquitoparaleeryalascincodelatardemeofrecierongalletasconleche,menosbuenasquelasdeEufrosia,peroqueelogiémuchísimo.
Llevéahímilibrosobrelasarañas.Leerdeotrosinsectosmehacíaolvidaralascucarachas.
Catalinahabía tenidomucho trabajoenesosdíasporquehubounaepidemiadegripe y toda la ciudad estornudaba. Eran tantos los enfermos que entraban a lafarmacia,quelahabíancontagiado.Noteníafiebre,perosesonabaacadarato,conunruidosuaveyungestomagnífico,cerrandolosojosyarrugandolanarizcomosiolieraunamostazapicante.Enesosdíasdescubríquelascosasquenoteimportanoinclusotemolestanenlosdesconocidos,resultanagradablescuandoalguientegusta.
Devezencuando,sumadremepreguntabaalgodelamía.Yonolehabíadichoquemispadressehabíanseparadoperoellametratabaconmuchocariño,comosialgosospechara.
Cada tercer día hablaba por teléfono conmimamá y ellame daba noticias deCarmen, que estaba pasando unas vacacionesmuy divertidas con sumejor amiga.Papá le había contado de nuestra conversación y ella se mostró contenta de quehubiéramoshablado.
Mamáempezabaaserunapersonaextrañamentetranquila.Aunqueyonopodíaestarsegurodeeso,meparecióquenofumaba(nooíelruidodeloscerillosnihubolas pausas de alguien que aspira el humo). En cambio, yo tenía demasiadasemocionesrevueltasdentrodemí.
—Teoyesunpocoraro—medijomamá—.¿Estásbien?HubieraqueridodecirlequequeríaverlayqueeltíoTitoeraunlunáticorodeado
decucarachas,peroledijequemeestabadandogripeyfingíunatos.
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Desde la farmacia, vi el camión fumigador que por fin llegó a casa del tío. Treshombresbajarondeahí.Llevabanuniformecolorgrisrata.Cadaunoteníauntanqueenlaespalda,parecidoalqueusanlosbuzos.
Durante horas y horas trabajaron en la biblioteca. De pronto, el aire de lafarmacia,queteníalasuavefraganciadelavioletadegenciana,olióaalgoqueyanoeramedicinayparecíaveneno.Alpoco ratovi salir a loshombresdecasadel tío.Llevabanviserasdeplásticosobrelacara.Cuandoselasquitaron,teníanlaexpresiónde agotamiento que provoca luchar contra adversarios resistentes y asquerosos. Seveíantanmalquefueunalivioquesubieranalcamiónysealejarandelbarrio.
Cuando regresé a la biblioteca, el tíogritaba:
—¡Necesitamosvientodelnorte!Habíaabiertotodaslasventilasdelacasa
paraquesefueraeloloraveneno.Pasaronhoras antesdequeeso sucediera
(o tal vez el olor siguió ahí y nosotros nosacostumbramosaél).
AldíasiguientevisitéaCatalina.Apesardequeteníalanarizcongestionadaporlagripe,medijo:
—Huelesaveneno.Seveíamáspálidayteníasuavesojeras.—Nopudedormirentodalanoche—explicóymeentregóellibroquelehabía
prestado,Unhallazgoenelríoenformadecorazón.—¿Tegustó?—preguntéconcuriosidad.—Buscalapágina114.Pasé laspáginas tan rápidocomopudehasta llegara la indicada.Mi impresión
fuemayúscula:estabaenblanco.—Noeslaúnica—Catalinatomóellibroymemostróotrospasajesenblanco.Yohabíaleídolahistoriasinencontrarnadadeeso.¡Ellibrosehabíaborrado!—¿Pudisteleerlodemás?—ledije.—Nomeatrevoadecirdequésetrata—contestó.Despuésdemuchorogarleydequeatendieraaunaseñoraquequeríajarabepara
dormir,medijoquenuestrosqueridoshéroesmoríanahogadosenelríoenformadecorazón.
¡Esonoeracierto!Yohabíaleídootrahistoria.¿Quéhabíapasado?HastaentoncesCatalinahabíamejoradolashistoriasconsu
lectura.¿Habíaperdidosupoder?¿Laenfermedadlaafectabadeesamanera?¿Yporquéalgunaspáginasestabanborradas?
—El que escribió este libro es unamala persona—dijo con vozmuy seria—:quitópartesquepodíansermuybuenasymatóalospersonajesconmuchacrueldad.
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Noquierosabernadamásdeeserío.—Perdón.—Noestuculpa.—¿Cómosabesquenoesmiculpa?—Loslibrosqueleesenlabibliotecadetutíosevuelvendistintoscuandoyolos
leoenlafarmacia.Talvezhevistoatantosenfermosquecontagiéallibro.Catalinaeratangenerosaqueseechabalaculpadeloquehabíaleído.Peroella
nopodíaserlacausantedequeellibrosehubieradestruido.¿Quéestabapasando?Prontosabríaqueen labibliotecahabitabaunenemigomuchomás terribleque
lascucarachas.
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Unenemigo
—Loquemecuentasesmuyextraño—dijotíoTito,mientrasinspeccionabaunlibroconunalupa.
Ellentedeaumentohacíaquesuojoderecho,deporsíabultado,parecieraeldeunpezglobo.
Eltíomoviólalupa.Atravésdeellavisucara:lospelosquelesalíandelanarizseagigantaron.Luegovolvióahablar,convozseriayafilada:
—Esposiblequetuamiganoseatanbuenalectoracomohabíamospensado.—¿Quéquieresdecir?—Cuando le prestaste un libro por primera vez lomejoró con su lectura. Hay
gentequetienehabilidadparaeso,peroluegolapierde.Essuertedeprincipiante.Talvez ella solo estaba interesada en impresionarte. Tu amiga me preocupa, queridosobrino.
—¿Porqué?—Noseríalaprimeravezqueungranlector,unlectorpríncepscomotú,perdiera
sus facultades por seguir unos bonitos ojos. Catalina te tiene embobado y ahoraembobóallibroqueleprestaste.
Aquello nome gustó nada. Cuandome devolvió el libro, Catalina estabamuypreocupada. ¡No había podido dormir en toda la noche! El libro se había vueltoextrañoporotrarazón,encontradenosotrosdos.
Peroeltíopensabadistinto.Empezóacaminarporelcuarto,agrandeszancadas.Luegosedetuvo,cruzólosbrazosydijo:
—Tuveunamigoqueeraungenioparaleer.Lasuniversidadessedisputabansucabeza.Unsabiodeesosquelahumanidadproducecadacienaños.Unbuendíaseenamoródeunaalumna,secasóconellaysededicóacultivarvegetales.
—¿Yfuefeliz?—pregunté.—¡¿Esoquéimporta?!¿Notedascuentadeldesperdicioquesignificateneraun
sabiocultivandozanahorias?Amímeparecíamejorestarcontentoqueserunsabio,peronodijenadaporque
eltíoestabatanexaltadoqueparecíaapuntodeecharhumoporlanariz.Despuésdeunratoensilenciodijo,máscalmado:—Loslibrosplanteanproblemasylaobligacióndeunsabioesenfrentarlos.Por
complicadaoincómodaqueseaunaidea,elsabiodebevalorarla.Losapicultoresnosequejandequesusabejastenganaguijones.Lomismopasaconlossabios:debencuidarlacolmenadelasideas,aunqueunaspiquenyotrastenganveneno.
Nomeatrevíaapartarlamiradadelhombreconpelosenlanarizqueseacercabaadecirme:
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—Aunquelasideasseanunavisperoounhormiguero,elsabiodebeenfrentarlas.Puedenzumbarcomolocasytenerelfeoaspectodelosanimalesalosquelessobranpatas, pero hay que dejar que vivan. Mi amigo se rindió: pasó sus mejores añosplantando una hortaliza, junto a una hermosa muchacha que con el tiempo seconvirtióenunainteresanteseñora,esonoloniego.
—Dijistequeteníasunamigoquecultivabrócoliyqueademáshaceinventos—lerecordé.
—Eso es distinto.Estoy de acuerdo con los pasatiempos, siempre y cuandonointerfieranconeldesarrollodelconocimiento.Atiqué te interesamás.¿Catalinaoloslibros?
Memolestó queme hiciera esa pregunta. Él no conocía a Catalina ni sabía lomucho que ella había sufrido por la destrucción de la historia del río. En esemomento,mi parienteme pareció un viejo amargado que había pasado demasiadotiemposoloynosabíaapreciaralaspersonas.
Meneguéacontestar.El tío recorrió lahabitacióncon largaszancadas, tratandode tranquilizarse.Sin
embargo,cuandovolvióahablar,lavozletemblabadefuria:—¡Ellaarruinóellibroqueleprestaste!Nomerecequelesigaspasandolecturas.Estaspalabrasmeenojarontantoquesalídelahabitación.Alahoradelacena,eltíoquisocongraciarseconmigo:—EntiendoquetegusteCatalina,sobrino,yotambiénfuijoven,aunqueparezca
imposible.Nocontesté.—Pero no quiero que te distraigas demasiado y pierdas tu fuerza de lector.
¡PodemosencontrarEllibrosalvaje!Mordíunbizcochoqueme supohorrible.El tíomevio trasunanubede téde
pipa.Luegomehizolamismapreguntaquehabíahechoenlamañana,peroestavezsonabamásagresivo,comosiahorapertenecieraalamafia:
—SituvierasquedejarloslibrosparaestarconCatalina,¿quéharías?Tampocoestavezcontesté,perosabíacuálseríamirespuesta:preferíaestarcon
Catalinaqueleerlibrosyquedarmesolocomoeltío.—Sé lo que estás pensando—dijomimolesto pariente—: preferirías estar con
Catalinaqueleerlibrosyquedartesolocomotutío.Fuecomosimeleyeralamente.—Acerté,¿verdad?—preguntóél,muysatisfecho.Seguísindecirnada.Eltíoselevantódelamesa:—EslapruebadequeCatalinatetieneensupoder.Aunquelaspalabrasdeltíomemolestaban,loquehabíadichoeracierto:Catalina
meimportabamuchomásquecualquierotracosa.¿Eraesomalo?Nopodíacreerqueelladesearaalgonegativoparamí.
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—Esunaintrusa—dijoeltíodesdelapuertadelacocina—.Viveenfrente,peroescomosisehubierametidoenestacasa.Nosestáapartando.Esunaentrometida.Manejatumente.Tencuidado,sobrino.
Conestasespantosaspalabrasel tíomedejóenlacocina,anteunbizcochoquesabíacadavezpeor.
Esa noche no pude dormir. Estaba furioso con tío Tito. Bueno, en realidad estabafuriosocontodoslosadultos.Primeromipadreseibadelacasa,luegomimadrememandaba conunpariente al que casi nuncaveíamosy ahora el tío se había vueltoloco. Era muy original, eso no podía ponerlo en duda, pero las ideas que se leocurríaneranraraseinútiles.
Paséhorasenlacama,dandovueltasentrelassábanas.Enesosmomentosnomehubiera parecido mal tener la pesadilla del cuarto escarlata, con tal de quedarmedormido.
Era demadrugada cuando escuché que una puerta se abría en otra parte de lacasa.Talveztambiéneltíoestabadespierto.
Como ya había empapado las sábanas de sudor de tantomoverme en la cama,decidídarunavuelta.
Avancé por un pasillo queme pareciómás largo y solitario que de costumbrehastaqueescuchéunosruidosnomuyprecisos,comolosdealguienqueabreycierralibrosofrotapapeles.
Nomuylejosdedondemeencontraba,elpasillodabaunavueltayconducíaauncuartollenodemapasdondealtíolegustabaleer.Medirigíhaciaahí.Amedidaqueavanzaba,losruidossevolvieronmásfuertes.
Lapuertadelcuartodemapasestabaentreabierta.Notuvequeempujarlaparaveral tío en su escritorio, concentradoen la lecturadel librodepastas azules.Su cejaderechasealzabaenzig-zagy la frente se learrugabaen tres líneasprofundas.Sucarateníaunaspectomaligno.Sifueraposibleadivinarloqueestabaleyendoporlaexpresiónquemostraba,diríaqueestudiabauntratadodemagianegra.
Justo entonces sentí un contacto peludo en mis pies descalzos. Por suerte, setratabadeDominó,migato favorito.Sequedó juntoamíparaque le acariciara ellomo.Locarguéporquemegustabaoírsusronroneos,yentoncessemeocurrióalgo.Tomélacampanillaquellevabaatodaspartes,laatéalacoladeDominóylodejéenelpasillo.Elgatocorrió,provocandounagudotintineo.
Mi tío levantó la vista, puso la cara de hartazgo que le provocaban lasinterrupciones,seajustósuslentesparaverdelejosydecidióaveriguarquépasaba.Debíapensarqueyomehabíaperdidoenalgúnrincóndesuinmensabiblioteca.
Sedirigióhacialapuerta.Entoncessaquéunoslibrosdelarepisamásbajaymemetíahí.
Eltíotropezóconloslibrosquedejéenelpasillo,peronoperdióelequilibrioysiguióde largo, diciendo algo contraEufrosia, queno lograbamantener la casa en
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orden.Alolejos,sonabalacampanilla.Aprovechélaausenciadeltíoparaacercarmeasuescritorioarevisarellibroque
estabaleyendo.Me sorprendió el grosor de las hojas. Parecían hechas de pellejo. En esos
momentosnomehubierasorprendidoenterarmedequesetratabadepellejohumano.Lashojashabíasidoescritascontintanegraydejabanvereltrazodeunpincel.
Marquéconunaplumadegansolapáginaenqueibaeltío.Cerré el pesado volumen de pastas azules. El tío me había dicho que estaba
escritoenlatín.Sinembargo,pudeleereltítulosinproblemas:
LibrodelaadivinacióndeloslibrosÁBRELOALAZAR,SITEATREVES
Volví a la página en la que estaba el tío. En el último renglón había una fraserarísima:Asurtnialnocrabacasedeb.
¿Quésignificabaeso?¿Seríaunaclaveenlatín?Escuché la campanilla a lo lejos, una buena señal: el tío no había alcanzado a
Dominó.
Repasé la frase varias veces. El libro pedía ser abierto al azar. Tal vez si yobuscabaunapáginaparamí,entenderíalafrase.Abríelvolumenenotrositio.Enlaúltimalíneaencontréotrafraseincomprensible:Arbmosutedeyuh.
Busqué un diccionario en la mesa. Alcé los libros y los muchos papeles quepoblabanelescritorioydiconalgomásraro:unespejo.
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Volví a abrir el libro en la página del tío. Las palabras se ordenaron al serreflejadasporelespejo.Laprimerafrasedecía:«Debesacabarconlaintrusa».
¡Eralafrasequeeltíoestudiabaconsucejaenzig-zag!¡EllibrolohabíapuestocontraCatalina!Setratabadeunaobramaligna.Soloesopodíaexplicarelcambiodeactituddemipariente.Titohabíadichoqueloslibrossonespejosquereflejanloquesomos.Eselibroeraunespejodeotrotipo:reflejabacosasfalsasquehacíandaño.
Luego leí en el espejo la frase que correspondía a mi página: «Huye de tusombra».¿Quéqueríadecireso?
Enesoestabacuandooíungrito:—¡MalvadoDominó!El tío había atrapado al gato. Escuché los pasos que regresaban hacia la
habitacióndondeyomeencontraba.Toméellibroysalíalpasillo.Nopensé en loqueestabahaciendo.Loúnicoquequería eraqueel tíonome
vieraahí.Corríatodaprisahastallegaraunaescalera.Subíatrompicones.Ellibroeramuy
grandeypesadoydificultabamismovimientos.Llegué al piso de arriba, temeroso de haber hecho ruido. Traté de avanzar de
puntitasperoellibromepesabacadavezmás,comosinolegustaranadaqueyolollevaraocomosinolegustaraadóndeíbamos.Soloentoncesrecordéquecercadeahíestabanloslibrosparaciegoqueleíamitíoabuelo.
Me senté en el pasillo a reflexionar.El librode tapas azulesmehabíadadounconsejo: «Huye de tu sombra». Eso era muy raro. Nadie puede huir de su propiasombra, es algoque te pertenecey está contigo.Eso sería comohuir de timismo.Además, si el libro me aconsejaba algo, yo debía hacer lo contrario. No podíadejarme embrujar como el tío. Debía conservar mi sombra. Y otra cosa: yo teníaamigosenlasombra.
Decidí llevar el libro de terribles adivinanzas al cuarto donde vivían los librosparaciegos.
Alacercarmea lapuerta, elpesoenmisbrazos sevolvió insoportable.Dejéellibroenelpisoparaabriryapenaspudelevantarlo.Sentíquelosdedossemeibanaquebrarconesaspáginasqueparecíanhabersevueltodehierro,perohicemimáximoesfuerzoylogréalzarlo.
Entréalcuartoylapuertasecerródetrásdemí.Estaveznosentíelmenormiedo.Era ahí donde los libros habían formado escalones para permitirme escapar. Deprontomesentímuyligero.Nosolopudecargarellibroconfacilidad,sinoquemesentíaliviadopordentro.
Avancéhastaunlibreroypuseel libroenunestante.Deinmediatofueadaralsuelo.Tresocuatrolibroslecayeronencima,comosidesearaninutilizarlo.Sí,ahíyoteníaaliados, amigosdesconocidosquevivíanen librosqueyonopodía leer,peroqueestabandispuestosaayudarme.Talvezporeso,enmissolitariosjuegosdeniño,habíaimaginadoelClubdelaSombra.
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Nomecostótrabajoregresaralapuerta.Elcuartoestabaenpenumbraperomeorientéconextrañaseguridad,comosiavanzaraenunsueño.
Oíruidosenelpisodeabajo.Eltíobuscabaalgoensuescritorio.Yosabíaquéera.También,quenoibaaencontrarlo.
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Ellibropirata
Aunqueestahistoriaocurrióhaceyamuchosaños,noheolvidadoel ruidoquedeprontosacudiólacasadetíoTito.Fuealgotanextrañocomosiuncaballorelincharaenlasala.
Loscuartosenlosquesoloseoíaelpasodelaspáginasolossuavespasosdelosgatos, se vieron alterados por un sonido que nadie podía esperar. Para sorpresa detodoslosqueteníamosoídos¡sonóelteléfono!
Eltíocontestó,ycorríparasaberquédecía.Asífuecomolooídecir:—¿Carmen?¡¿Aquí?!¿Porqué?Cuandolleguéalamesitadelteléfono,élyahabíacolgado.Mirabalaalfombra,
muypensativo.Alsentirmipresencia,alzólavistaydijo:—Tuhermanavaapasarunosdíasconnosotros.Seveíapreocupado.Yanoteníalacaraamenazantedelanocheanterior.Seacercóamíytratódeacariciarmeelpelo.Denuevosentíesemovimientode
quientratadesecarunplato.VolvíaasereltíoTitodesiempre,unpocoraro,peroafindecuentasagradable.
—Tequieropedirunadisculpa,sobrino—dijodepronto.—¿Porqué?—Insultéatunovia.—¡Catalinanoesminovia!—exclaméconfuerza,aunque,laverdadseadicha,
sentíunraroorgullodequeeltíopensaraesodenosotros.—¡Loquesea!—dijoél—:Perdón,noséquémesucede.Aúltimasfechasme
irritomásdelacuenta.Talvezestoytomandodemasiadotédepipa.—¿Quédecíasdemihermana?—¡Ah,sí!Pasabalasvacacionesencasadeunaamiga.SellamaLeilaBermúdez.—Yasé.¿Yquépasó?—AsupadreleofrecieronuntrabajoenEstadosUnidos.Sevanamudardentro
deunosdías.Carmenpasaráelrestodelasvacacionesaquí.¿Legustanlospeluches?—Sí.—¿Ytienemuchos?—Muchísimos.—¿Ylosvaatraer?—eltíohacíapreguntasfrancamenteextrañas.—TalveztraigaaJuanito.—¿Tieneunmuñecoquesellamacomotú?—Sí.LepusoasíparaqueyolainvitaraalClubdelaSombra.—¿Quéeseso?—eltíoestabamuyinteresado.
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—Inventéqueenlasnochesibaaunclubdondesucedíanaventuras.SelocontéaCarmenparadarleenvidiayellamecreyótodo.Siempremecree.
—Escurioso,muycurioso—eltíoserascólabarbilla.—Noentiendo.—Haceunosdíasentrastealcuartodeloslibrosparaciegos.Ellosteayudarona
salir, formaron escalones y se pusieron a tus pies. Ya te dije que algunos de losmejoreslectoreshansidociegos.Mipadredejódeverdesdemuyjoven.Tambiéntutatarabuelo fueciego.Él fundóestabiblioteca.Tienesunaasociaciónmuypeculiarconloslibrosdesombra.
Titohizounapausa.Serepasólabarbillaconlosdedos.Nosehabíaafeitadoyseoyóunruidorasposo.Seapretólabarbilla,comosiquisieraquedeahílesalieranlasideas.Finalmentedijo:
—Anochepasóalgomuyextraño.¿Mehabríadescubierto?¿Sabíaquellevéellibromalignoalcuartodeloslibros
desombra?Quisecambiardetemaypregunté:—¿Porquéteinteresanlospeluchesdemihermana?—Hacemuchosañosunniñoentróaestacasaconunconejodepeluche.Lotrajo
Eufrosia. Es su sobrino, venía de su pueblo y sus padres lo dejaron aquí por unashoras.Sumascotaparecíauninocenteconejopeludo,peroteníaunhongoalquelegustamucho el papel. ¡Todami biblioteca se contagió!Miles ymiles de libros detodas lasépocasestabanenpeligro.Ese temibleconejodepeluchehabíaestadoencontactoconlibrosenfermos.ElniñoeramonaguilloenelpueblodeEufrosia.Enlaiglesia,elsacerdoteteníalibrosantiguosquehubieransidovaliososencasodeestarsanos.Peroeranlibrosconhongosquesemetenbajolapiel.¡Miraestasmarcas!—eltíometendiósusmuñecas,mostrandounasrayasblancuzcasqueyonohabíavisto—.¡Loshongosrayaronmipiel!MehubierandejadocomountigredeBengaladenoserporquefumiguétodosloslibros,páginaporpágina.Ningúnespecialistaquisohacerloporqueteníamiedodepasartantotiempoencontactoconelveneno.Tuvequerociarel polvillo personalmente. Durante dos años no leí una línea, solo curé librosenfermos.Fuelapeorépocademivida.Estabibliotecaseconvirtióenunhospitaldepáginas agonizantes.El aire olía a sustancias tóxicas yEufrosia dejó de venir.Mealimentédepanyagua,comounprisionero.¿Conocesunatragediapeor?
—¿Yrespirartantovenenonoteafectóunpoquito?—pregunté.—¿Túquecrees?—eltíosonriódemaneracuriosa—.¿Teparezcounpocoraro?—Laverdadesquesí—meatrevíadecir.—¡Siemprehesidoasí!Nomeinteresaserunapersonaaburridaynormal.—Notienenadademalosernormal.—Amímepareceaburrido.Untostadordepanesnormal.Encambio,unguiso
sabrosoesespecial.Prefieroserunguiso.—Eresmitío,noeresunplatillo.—Todo depende de qué tan antropófago te pongas. Hay caníbales que se han
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merendadoasustíosfavoritos.—Solotequeríadecirquenoesmaloqueseamosnormales.—Tampocotehagaselmuysencillo.Tienesaspectodepersonasimple:dosojos,
unanarizsinchiste,unabarrigadetragóncomúnycorriente.Perotienestalentoparaatraeralosmejoreslibros.Eresunlectorpríncepsyesonadieteloquita.Poresotenecesitaba a ti. El veneno nome afectó, querido sobrino, lo queme afectó fue lasoledadynosaberquéhacercontantaslecturas.Túpuedescambiareso,soloesperoquelospeluchesdetuhermananotraiganunhongo.
—Nohanestadoencontactoconlibrosantiguos.—Todavíanome repongode aquel conejo tan contagioso.Los libros son seres
vivos.Hayquecuidarlosmucho.Tevoyaconfesarunacosa:anochecometíungraveerror.
—¿Quéquieresdecir?—preguntéeneltonomásinocentedelquefuicapaz.—¿Teacuerdasdellibroquemandépedir,eldetapasazulesqueesmuyantiguo?—Másomenos—mentí.—Tedijequeeraunlibroparabuscarotroslibros.—Ah,sí,recuerdoalgo.¿Nodijistequeeraunlibroexplorador?—Enrealidad,esunlibropirata.—¿Pirata?—Lagentellama«librospirata»alosquesefabricansinpermiso,lascopiasmal
hechas que se venden en la calle. Pero hay otra clase de libros pirata: libros queinterceptan losmensajes de los demás libros y se los roban para que nadie puedaleerlos.FueloquepasóconellibroqueleprestasteaCatalina.Ahoralosé.
—Cuéntame—dije,muyinteresado.—QuiseverquéestabasleyendoycometíelerrordedejarUnhallazgoenelrío
enformadecorazónalladodellibrodepastasazules¡ylerobóelcontenido!TúledisteellibroaCatalinaalamañanasiguiente.Yaestabaalterado.
—¿Cómopudopasareso?—Loslibrosserelacionanunosconotros,algunossehacenamigos,otrosincluso
parecen parientes. Pero también hay libros envidiosos que desprecian los buenosmensajesdeotroslibrosytratandedañarlos.Sonlibroshechosporgenteincapazdeproponeralgoporsucuentayquesolopuededestruir loqueotroshacen.Asíesellibrode tapas azules.Penséqueme ayudaría a encontrarEl libro salvaje. Grandesespecialistas hablaban maravillas de ese tratado de adivinanzas, pero también hayespecialistasqueseequivocanoquequierenhacerdaño.Notodoloqueseescribeesbueno,queridosobrino.
Eltíohizounapausa.Suspirócomosisalieradelagua.Luegocontinuó:—El libro azul es dañino, el peor de los libros pirata, hecho para saquear y
perjudicaralosdemáslibros.Elautornofirmóconsunombre.Esuncobardequeseoculta.Quienquieraquelohayaescritoodiaatodoslosdemásautores.ÉlquisieraserelúnicosobrelaTierra.Poresobuscaacabarconlosdemáslibros,especialmente
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conlosbuenos,quesonlosquemásrabialeprovocan.Debíentenderestoperomeganólaambicióndetenerunlibromuyespecial.Ayerteviconfuriayconenvidia.Lo reconozco y te pido una disculpa. Estaba bajo la influencia de ese librodestructivo. Fue como si tomara una droga. Te odié a ti y odié a tu amiga porqueustedesleencomoyonopuedohacerlo,mejorandolashistorias.EllibromeaconsejóapartartedeCatalina,yalgunascosaspeores.
—¿Quécosas?—Telodirétodo,peroprometequemeperdonarás.—Notepreocupes—dije,convoztemblorosa.—Nosoyunlectorprínceps,nuncalohesido.Puedodetectaraquienloes,pero
yo no tengo ese poder. Quise encontrar El libro salvaje por mi cuenta y por esorecurrí al terrible tratadode tapas azules.Envezdedejarque túhicieras todo,mequiseadelantar,usandoeselibroqueresultóserunenemigo.
Solo entonces advertí que no había tocado su taza de té.Nunca lo había vistohablartantotiemposinbeberniiralbaño.
—Antesdequevinierasaestacasaestabamuy triste—prosiguió—.Penséquemoriría sin descifrar elmisterio de esta biblioteca.Mi padreme habló deEl librosalvaje, pero ese volumen no ha querido que yo lo lea. Es como un potro que noacepta jinete,oqueesperaaun jinetemuyespecial.Penséquenohabría solución.Angustiado,fuialaseccióndelibrosdemagiaymeenterédeeseantiguotratadodeadivinación.Lo recomendabanalgunoshombrescon famade sabios,peroahora séqueeranmalaspersonas.Losmalos,queridosobrino,nosiempreparecenmalos.Aveceshastaparecensabios.Mandépedirel libroantesdeque tú llegaras.Nosabíaque al fin tendría la oportunidadde contar con tu ayuda.Cuando el libromalvadollegó,yaestabasaquí.Lovisteentrar.Debídeshacermedeél,perola tentaciónfuedemasiadofuerte.Suspáginasseapoderarondemí.Perdíelcontrol.Estabaaturdido.Mesumíenesashojascomounabolsitadetéenelagua.Medisolvíporcompleto.Apenasahoravuelvoasertutío.Estamañanadespertésintiéndomecompletamentedistinto.
—¿Distintoacuándo?—pregunté,tratandodeseguirsusideas.—A ayer. Durante la noche, el libro desapareció demi escritorio.Me dio una
rabiainfinitaylobusquéportodaspartes,condesesperaciónylinternasespeciales.Noapareció.Curiosamente,despertémuchomástranquilo,conlamentedespejada.Ahoraentiendoquemehizobienalejarmedellibro.Poresopuedoverlascosasdeotramaneraypedirteperdón.¿Meperdonas?
—Yateperdoné,tío—dije,avergonzadoportantainsistencia.—¿Sabesporquéconectéelteléfono?—mepreguntó.—¿Paraversihablabamimamá?—Claroqueno.Parapedirleunconsejoalrectordelauniversidad.Esunviejo
amigomío.Quieroavisarlequetengounenemigodeloslibrosenlacasa.Necesitoconsejosparalocalizarlo.
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—¿Noesmejorquesigaperdido?—pregunté,confingidainocencia.—Es bueno que esté perdido, pero temoque vuelva a aparecer.Necesito saber
cómoenfrentarlo.—¿Yelrectortepuedeayudar?—Esungranexpertoenlibrosmalvados.Pordesgraciatienedemasiadotrabajo.
Le hablé hace rato pero no pudo atenderme: tenía una cita con el entrenador delequipo de futbol de la universidad, que está a punto de bajar a segunda división.Supongo que eso le importa más que un libro pirata. Quedó de hablarme cuandoterminara con el problema. Por eso dejé el teléfono conectado y por eso entró lallamada de tumadre, que hablaba para ver si de chiripa daba con nosotros. Lo deCarmenesunaemergencia.Mepreguntocuántasemergenciascabenenestacasa…
—¿Ynohayformadecontrolarallibrodetapasazules?—Ciertos libros son tan poderosos que anulan al libro pirata. Lo someten y
eliminan sus efectos. Es posible que en esta casa haya algunos, pero no sé cómoencontrarlos.
Entoncesmellenédevaloryledije:—¿Tepuedodecirunacosayprometesnoenojarte?—Desdeluego,sobrino,estoyavergonzadopormiconductadeayer.Nomevoy
a enojar contigo. Tú yame perdonaste y yo perdonaría cualquiera de tus defectoschicos,medianosograndes.
Toméaireylecontédeuntirónloqueocurriólanocheanterior.Eltíomemiró,sindejardesonreír:—¿EntoncestúlepusistelacampanillaaDominó?Debísospecharlo.¿Paraqué
sirvenmissesos?Estabatanafectadoporellibromalignoquemecomportécomountonto.Tusoluciónfuemagnífica.Ellibroenvidiosohasidocontroladoporloslibrosde sombra, que él no puede leer. ¡Qué maravilla que estés conmigo! ¡Podemosdesconectarelteléfono!
—¿Ysillamaelrector?—Noimporta.Estaemergenciahaterminado.Eltíoseinclinóparadesenchufarelcontacto.—¿Nosientesunaextrañapaz?¡Quéescándaloprovocaelteléfono!—Solosonóunavez.—¿Te parece poco? Para mí eso equivale a un cañonazo. Tardo mucho en
reponerme—sellevólatazaaloslabiosyexclamó—:¡Puaj!Eslaprimeravezquesemeenfríaunatazadeté.Nuncahabíahabladotantotiemposinbebermispreciosashierbas.Vamosalacocina,queridosobrino:necesitamosrecobrarfuerzas.
Yasíterminóelextensodiálogoconelparienteque,paramifortunayladeloslibros,habíavueltoaserelmismodesiempre.
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Elpríncipemanda
Eltíopasólossiguientesdíasdeestupendohumor.MandóaEufrosiaalmercadoacompraringredientesparaguisosespecialesycanturreóextrañascancionesmientrasarreglabasuslibros.
Tambiénme llevóalcuartode lasestatuasparaenseñarmeel rincónqueyonohabíaadvertidoydondeestabanlasfotosdelafamilia.
Me gustó revisar con él esas fotografías enmarcadas.No eranmuchas. Tal vezhabíaveinte.Vilosrostrosdepersonasdeotrasépocas,alasquenoconocíaperosinlascualesyonohubierapodidoexistir.
—Tufamilia—comentóeltío.—Noreconozcoanadie—lecontesté.—Tefaltaprácticaencompararnaricesycejas.Yotampocoreconozcomuybien
lascaras.Soypocosentimentalycasinuncaveoestasfotos.Peroavecesvengoporaquí a recordar que he tenido parientes.Algunos son parientes lejanos o políticos,perome da gusto verlos. Tengo espíritu de coleccionista yme agrada coleccionarparientes.Comonosoymuysociableprefieroverlosenfotografía,sinoírlosroncar,estornudarosonarselosmocos.
Mellamólaatención lafotodeunniñodeunosochoañosy lepreguntéquiénera.
—Nolovasacreer:¡estupapá!—¿Esteniño?—Fíjatebien: tienecaradeniño ingeniero.Susojosmirana ladistancia,como
tratandodeponerunpuente.Vielrostroalgoregordetedelniñoquemuchosañosdespuésseríamipadre.—Tú tienes el mismo lunar en la mejilla, la misma frente, cejas idénticas. Se
parecenmucho—comentóeltío.Enverdadhabíaunfuerteparecidoentrenosotros.Locuriosoesqueélseveía
comomihermanomenor.—¿Enquéestáspensando?—mepreguntóeltío.—¿Cómosabesqueestoypensandoalgo?—Pusisteunacaraquenoesprecisamentedeingeniero.Enesoeresdistintoatu
padre. Tus ojos parecen buscar unmisterio. Son ojos de detective de personas, esdecir,ojosdelectorprínceps.
—Sentíalgoraro:¡mesentímayorquemipadre!—Estáscreciendo,Juan.Yatienestupropiavida.Talveznotehasdadocuenta,
peroestástomandomuchasdecisiones.Necesitasatuspadresyellostenecesitanati;sinembargo,yatienestupropiocamino.Algunaveztupapáfueelniñoqueaparece
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en esa foto.Tú le podríasdar un consejo a eseniño; sabesmásde loque él sabíaentonces.El tiempopasademanera increíble.Algúndía serás túquiencuidea tuspadres,yojalátesobreunpocodetiempoparacuidaratutío.
Revisélasdemásfotografíashastaencontraraunachicadurmiendoenelcampo.Elsolledabaenlacarayellasonreía,comosidisfrutaradeunasiestadespuésdeunsabrosopicnic.
Eltíomeexplicóquesetratabademimadre,cuandotenía16años.Seveíamuytranquilayhermosa.Mehubieraencantadoestarconella.
Pasamosbuenratodiscutiendolasbarbasylospeinadosdeotrosparientes.Luegosentíunurgentedeseodeiralafarmaciaahablarconmimadre.
Crucélacalle,saludéaCatalinaatodaprisaymarquéelnúmeroqueyasabíadememoria.
Ledijeamamáquehabíavistofotosdeellaydepapácuandoeranjóvenes.—Teparecesmuchoatupadre—dijoella.—Peroengrande—bromeé.LepreguntéporCarmenymedijoqueenunosdíaslallevaríaalacasa.Mimadresonabacalmadayrepuesta.Meanimóaseguirleyendolibrosencasa
deltío.—¿Estástomandotuhierro?—Yanolonecesito—dijecontantaseguridadqueellanoagregónadamás.DespuésdecolgarfuialmostradoradarlelasgrandesnoticiasaCatalina:nofue
ellaquien arruinó la aventura en el río en formade corazón, sino el librode tapasazules.Lecontétodo,conlujodedetalle.
Catalinasonriódemaneraavasallante:—¡Laculpanofuemía!—exclamó.Entoncesentendíloútilqueavecesestenerunenemigo.Ellibrodetapasazules
volvíaaunirnos.Estaríamosjuntosensucontrayenfavordeotroslibros.Catalina propuso que siguiéramos buscando historias del río, y yo regresé a la
casa,máscontentoquenunca.
Encontréamiparientedebuenánimoperoalgopensativo:—Hallegadoelmomentodequemerinda,sobrino—medijo.—¿Quéquieresdecir?—Estásauntédepipadeconvertirteenmijefe.—Noentiendo.—Tenpaciencia;lasbatallasnosegananenunsantiamén.Dichoesto, fuea lacocinayregresóconuna tazahumeante.Apesardequeel
líquidohervía,lobebiócasideuntrago.Luegodijo:—Hasdemostradotenergrancontactoconloslibros.Ahoraentiendomimisión:
servirtedeapoyo,sertuescudero.Loslibrosteprefierenati.Bebióloquequedabadeltéhaciendounruidoespantoso.Luegosepasóeldorso
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delamanosobrelabocayexclamó:—¡Ahhhhhh!Lavidasinmáscompañíaque los librosnoproducíabuenosmodales.Amíno
meimportabamuchoquealguienestuvierasucioohicieraruidoalcomer,peroeltíoerauncasorécord.Antesdevolverahablar,eructóconpotencia,semetióeldedoalaoreja,descubrióunamigajaenel tapetey se lacomiócomosi se trataradeunadeliciosagolosina.Teníahábitosderoedor.
Esosgestosnoparecíanlosdealguienemocionado;sinembargo,eltíoatravesabaunasituaciónqueloconmovíamucho.Asímelodijo:
—Nuncacreíquealguien llegaríaa serparamímás importantequeyomismo.Nosabescómoaprecioqueestésconmigo.Ereselguíaquenecesitaba.
Otra persona hubiera puesto cara importante o hubiera hablado con vozentrecortadapor laemoción.El tíodescubriómásmigajas,sepusoencuatropatas,comió los restos a su alcance y olisqueó el suelo para ver si hallaba un rastro dealimento. Luego se volvió hacia mí, como un sabueso que de pronto descubre lapresenciadesuamo:
—¿Notienesnadaquedecir?—Gracias.—¿Estodo?—Nosemeocurrenadamás—confesé.—Paraserelnuevoguíadeestabibliotecaparecesbastantesimple.Eltíocaminóderodillashaciamí:—Las bibliotecas padecen enfermedades, sobrino: hongos, polillas, termitas,
cucarachas, ratones de biblioteca. Pero hay un mal que no se combate confumigaciones.
Porfinsepusodepieydijo:—Laarroganciaespeorquelascucarachas.Creísaberdemasiadoyeseestúpido
libro me puso en tu contra. No hay nada peor que alguien que no sabe que noentiende.
—Noentiendo.—¿Loves?—dijo,entusiasmado—.Ereshonesto.Cuandonosabesalgolodices.
Muchagentefingesabermásdeloquesabe.Túeressincero.Hallegadoelmomentodequeasumasladelanteraydecidasloquedebemoshacer.
—¿Yo?—¡Eresunlectorprínceps!—Heleídomenosquetú.—Cuandolaintuiciónfunciona,valemásqueelconocimiento.—¿Cómosabesquemiintuiciónfunciona?—Noloséyo,losabenloslibros.Esloqueimporta.Ibaadeciralgo,peroenesemomentodesviélavistaalamesadelcuartoyme
sorprendió hallar un volumen con un título extraordinario:Un amigo en el río en
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formadecorazón.—¿Tedascuenta?—eltíopreguntóconasombro.Ellibrohabíallegadoahíporsucuenta,sinquenosotrosloviéramos.—Loslibrosbuscanasuslectores.Eresunlectorpríncipe,yelpríncipemanda.
Dimequéhacemos.Pusounarodillaenelsuelo.Penséquebuscabaotramigajaperoentoncesdijo,
conenormeseriedad:—Ponunamanoenmihombroynómbrameescudero.Esunaviejacostumbrede
caballería.Hiceloquemepedía.—Teobedeceréhastalamuerte,príncipedeloslibros—dijoconvozgrave.Sentíunextrañotembloralponermimanoensuhombro,comosimecargarade
energía.Eltíomevioconsusojossaltones:—¿Quéhacemos,milord?—parecíamuyilusionadoenserescudero.—Antesquenada,dimeJuan.Soytusobrinoytúeresmitío.—Algunos escuderos también han sido tíos. Acepto el encargo. ¿Qué rumbo
tomamos?Laexageradadisponibilidaddeltíomeparecióincómoda.Poresoledije:—Vealacocina.—¿Alacocina?¿Ytúadóndeirás?—Alabiblioteca.—¿Solo?—LlevaréaDominó.—Noolvidestucampanilla—merecomendóeltío.Estomediounaidea:—Telaregalo—puselapequeñacampanasobrelamesa—.Yapuedoorientarme
enlabiblioteca.—¿Estásseguro?—«Elpríncipemanda»—lerecordé.—Estábien,milord…quierodecir,sobrinoJuan.Laverdadesquenoestabamuysegurodeconocerdememoriaeselaberintode
cuartosypasillos,perohabíallegadoelmomentodehaceralgodistintoymostrarquepodíatomardecisiones.
Sentíunacuriosalibertadalcaminarporlacasasinlacampanilla.Fuialasección«Cómosalirdellaberinto».Queríaencontrarlibrosrelacionados
conlabiblioteca,librosqueofrecierannuevasopciones.Meperdíunpardeveces,perologréretomarelrumbo.Finalmentelleguéalos
estantes donde todos los volúmenes hablaban de estrategias para desorientar a loshombres.Habíalaberintosmateriales(hechosconladrillosencasasyciudades,oconplantasenbosquesy jardines),pero tambiénhabía laberintosmentales (hechoscon
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trucosparaextraviaryconfundirelcerebro).Mesorprendiólacantidaddetácticasparaenredaralaspersonas.Curiosamente,
la sección se llamaba «Cómo salir del laberinto». Digo «curiosamente» porquedurantecasitodoeldíasoloencontrédescripcionesdelaberintossindarconningunasalida.
Tan interesado estaba en el tema que seme olvidó comer. Leí de pie y luegosentado en el suelo.Me enteré de familias que habían vivido a lo largo de variasgeneracionessinconocerotropaisajequeunlaberinto.
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Depronto recordé la existencia demi reloj.Había estado tan entretenido en lalecturaquenolohabíaconsultadoentodoeldía.¡Eranlasdocedelanoche!Eltíodebíaestarpreocupado.Decidíregresar.Eneso,untítulollamómiatención:Relojdeletras.Laprimerafraseera:«Todoslostiemposestáneneste».
El libro tratabade los laberintosdel tiempo.Lohojeédeprisa,porquedeseabavolver con el tío.Aunque solo pasé unos instantes ante esas páginas, el efecto fuepoderoso. En un santiamén recordé cosas que parecían muy lejanas. Pensé en miprimer triciclo,en los juguetesqueconstruíamipadre,enelsabordeunheladodepistachequenohabíavueltoaprobar, eneldíaenqueamamáse leolvidó irpornosotrosalaescuelaytuvimosqueregresarapie,enlaformaenquenosabrazóyyorespiréelperfumedesupelo.¡Quélejanoparecíatodoeso!Yalmismotiempo,¡quécercano!Eselibromehizosentirquelosrecuerdosvivíanconfuerzadentrodemí.Volvíaponerloensusitio.
Entoncespasóalgoincreíblementeextraño:al ladoviunlibroblanco,sin letrasimpresas. Parecía un libro amedio hacer, con el lomo de tela cruda, algo rasposa.¿Habíallegadoahípordescuidooaccidente?,peronoeraelmomentodepensarquéclasedelibropodíaser:¡eraelmomentodeatraparlo!
Tratéde tomarlo,peroseescurrióentremisdedos.Fuevelozcomoelrayo, tanvelozquenopudeversumovimiento.Simplementedejódeestarahí.Apenaslogrérozarlo con las yemas de los dedos. La mano me vibraba de emoción, como sipensaraporsucuenta.
Losdemáslibroscerraronfilasparaocultarloynoquedóunhuecoenlarepisa,comosieselibronuncahubieraestadoahí.
Oíunacampanilla:eltíohabíallegadoabuscarme.—¡Llevo horas revisando la biblioteca!—exclamó al verme—. La cena ya se
enfrió.Entoncesdije:—Lotoqué.Eltíoseguíapensandoenlacomida,demodoquetardóenreaccionar.Depronto
alzólacabezaydijo:—¡¿Quétocaste?!—¡Lo toqué! —no podía decir otra cosa ni podía dejar de verme la mano;
finalmenteacertéadecir—:Lovi.Esblancoynotieneletras.Pareceunlibroquenoestáterminado.
—Ellibrosalvaje—murmuróeltío.—Seescapó.—Hayquedomarloparaqueregrese.—¿Cómo?—Esolodescubrirástú.Yosoytuhumildeescudero.Soloentoncespercibíunoloracomida.Eltíoabriósumanoderecha:—Trajeunsándwichparaelcamino.
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Elpansehabíaconvertidoenunmontóndemigajasenelpuñodeltío.—Estabamuynerviosopornoencontrarteyapretédemasiadoelsándwich.Probéunasmigajas.Aunqueaquelloparecíaincomible,sabíamuybien.Memoricéelsitiodondehabíarozadoellibroblancoymedispuseacenarcomo
sinuncahubieraprobadoalimento.
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Titococinanovelas
Al día siguiente desperté tarde, cansado de las muchas horas que pasé en labiblioteca. Decidí quedarme en la cama. El ornitorrinco, uno de mis animalesfavoritos,podíaestarmuchotiempoinmóvil.ImaginéquevivíaenAustraliacomounornitorrincofeliz.Hubierasidoaúnmejorseruncanguro.Uncanguropequeñoquedescansaenlabolsadesumadre.Peronosepuedetenertodoenlavida:yamehabíaimaginadocomoornitorrincoyasípasébuenapartedelamañana.
Siempreamable,Eufrosiamellevóellibroquehabíadejadoenlasala:Unamigoenelríoenformadecorazón.
PaséhorasleyendoyanticipandoelplacerdellevarleellibroaCatalina.Aquellaaventuramegustabacadavezmás.Enestaocasión,losprotagonistasencontrabanenelbosqueaunmuchachoperdidoquenosabíanadadelanaturaleza.Ellosnoerantan expertos como Ojo de Águila, pero ya conocían secretos para hacer fuego ypodíandistinguirlashuellasdelosmásdistintosanimales.ElotrochicosellamabaBruno y usaba un chaleco muy colorido porque pertenecía a un coro de niñoscantores.Habíallegadoalbosquedelmodomásextraño.Estudiabaenunaescueladecanto que solo recibía a alumnos con magnífica voz. Ese verano, su salón habíatomadounbarcoparacantarenelnortedelpaís.Cadadosdíassedeteníanenunsitiodeinterés.Luegoderecorrerlosgrandeslagosdelaregión,hicieronunpaseoporelbosque.Brunonoerabuenoparaelejercicioysequedóatrásdelgrupo.Lecostabatrabajosubirlascolinasyavanzarentrelamaleza.Sedesesperótratandodealcanzaralosdemás,saltódeunarocaaotrayloslentesselecayeronaunabismo.Apartirdeesemomento,elpaisajeselevolvióborroso,gritócontodassusfuerzassinquenadie lo escuchara, caminó sin rumbo hasta que cayó la noche y supo que estabaperdido.
ErnestoyMarinaloencontraronaldíasiguiente,muyasustado.Brunoerabuenoen matemáticas y tenía una voz estupenda, sobre toda para entonar canciones deNavidad.Esashabilidadesmagníficasservíandemuypocoenunsitiodondehabíaquedefendersedeloslobosysaberdequéladosoplabaelvientoparanoprovocarunincendioalencenderunafogata.
Brunonoparecíaespecialmentesimpático.Leteníamiedoalosbichosytodoleparecíapegajoso,oporlomenossucio.Comonoveíabien,acadaratometíaunpieen un hormiguero o pisaba caca de venado. Ernesto yMarina tenían que cuidarlocomosifuerasuhermanomenor.
Aquelniñoresultabamuyinmaduroparalavidadelbosque.Hastaantesdeeseviaje,solohabíavistocomidaenelrefrigeradordesucasa.Nosabíacazarnipescarnirecolectarfrutos.Solosabíaabrircajasdecerealolatasdeatún.
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Mientras Ernesto yMarina cuidaban de Bruno, el barco de los niños cantoresseguía su ruta. El concierto que tenían era muy importante y el director del corodecidió que veintinueve muchachos podían cantar tan bien como treina. En elsiguientepuertoavisóalasautoridadesqueunodeloschicossehabíaquedadoenelbosqueypidióquefueranporél.
VarioshelicópterossobrevolaronlaregiónenbuscadeBruno.Aunquellevabaunchalecodemuchos colores, nopodía ser visto a través de las tupidas copas de losárboles.Durantedíasloshelicópterosrevisaronelbosquesinpoderencontraralniñoperdido.
Elmuchacho torpe ymiedoso permitió queErnesto yMarina comprobaran lasmuchascosasquesabían.Comoelreciénllegadonoconocíanada,tuvieronquedarleconsejos de cómo salar la carne para conservarla y cómodistinguir el canto de unbúhodeldeunruiseñor.
Una persona se entera de lo que sabe cuando debe explicarlo. Bruno hizo queErnestoyMarinasupierantodoloquehabíanaprendidoenelbosque.
Poco a poco,Bruno comenzó a aprovechar su oídomusical para reconocer loscantos de las aves y para imitarlos con tal precisión que los pájarosmás diversosacudíanasullamado.
En el último capítulo, Ernesto yMarina llevaban aBruno al sitio donde el ríojuntabasusaguasenformadecorazón.Entonceslepedíanalniñocantorqueimitaralossonidosde lospájarosyenelcielose formabaunenormecírculodeaves.Loshelicópteros, que no habían perdido la esperanza de encontrar a Bruno, llegabanatraídosporeseespectáculo.
Nosalídelacamahastaqueterminéellibro.Luegomevestíatodaprisayfuialafarmacia.
NoencontréaCatalina.Habíasalidoparallevarunaspastillasadomicilio,puestambiénelmensajeroteníagripe.
Sumadreestabadetrásdelmostrador.LeentreguéUnamigoenelríoenformadecorazónylepedíqueselodieraa
Catalina.Lamujermehablóentonoamableperofirme:—No sé si deba hacerlo. Todas esas lecturas la tienen muy cansada. Le he
prohibidoqueleaenlasnochesperosigueleyendoaescondidas.Leeresbueno,peroustedesestánexagerando.
—Essolounlibro—protesté.LamadredeCatalinameviodeunmodocurioso:—Unlibronuncaessolounlibro.Losabesmejorquenadie.Ellateníarazón.Nosupequédecir.—MepreocupaqueCatalinasealterecomolavezpasada—comentólamadre—.
Lesalieronojerasyhastalaoíllorar.
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—Estelibroesbuenoyseráaúnmejorcuandoellalolea.Lamadrepareciórecordaralgoymevioconmayorsimpatía.—Hacemuchosaños,elpadredeCatamediounlibroestupendo—susojosse
iluminaron—:Tambiénteníalapalabra«corazón»eneltítulo.Erademedicina,peroamímepareciómuyromántico.
—¿Ledaráellibro?—preguntéesperanzado.—Verécómosesiente.Eslomásquepuedoprometerte.Conestaspalabrassalídelafarmacia.
Comencéapreguntarme si algúndíapodría encontrarEl libro salvaje. ¿Quépodíahacer?Labibliotecasuperabamisfuerzas.Además,ellibroquebuscábamosnohabíaquerido ser leído por nadie. Era un rebelde. Como el último combatiente de unejércitoqueserefugiaenlamontañaynoserindenunca.¿Teníacasobuscarlo?Labibliotecaeraimposibledeabarcarparaunasolapersona.
RecordéloquehabíaleídoenUnamigoenelríoenformadecorazón.Haycosasque son muy difíciles en soledad y muy gratas en compañía. Ernesto y Marinapasabanporpruebasqueexigíanmuchovalorymuchoesfuerzo,peroquerevivíancongustocuandolasrecordabanalcalordeunafogata.Lomejordelaaventuraeraquehabíasidocompartidaconalguienmás.DecidíinvitaraCatalinaalabiblioteca.Nopodíahacerlo sinpermisodel tío,asíesque fuiabuscarloa la salade lectura,pero no lo encontré. Tampoco estaba en el cuarto de los helechos ni en la sala demapas,dondesolíaencerrarseporhoras.
Después de un rato, vi a Obsidiana y a Marfil dirigirse a la cocina, como siolisquearanalgosabroso.Losseguíhastaahí.
Encontréaltíocubiertodeharina.—EstoyempanizandounpescadoalaMobyDick.Los gatos lo miraron, muy atentos, esperando el resultado. Al poco tiempo
tambiénllegóDominó.Quise hablar con mi tío, pero no permitió que lo interrumpiera. Se mordía la
lengua para no perder la concentración y a cada rato hojeaba un grueso volumen.Penséquesetratabadeunlibroderecetasymesorprendiósaberqueeraunanovela.
—¿Québuscasahí?—lepregunté.—HermanMelvilleescribióunamagníficaaventuraenelmarespumoso.Quiero
confeccionarcomidaconsaboranovelas.MobyDickeselnombredeunaballenablanca. En esta humilde cocina no hay espacio para cocinar ballenas, por lo tantoestoypreparandounodelosdoradosquelaballenallevabaensuvientre.Elsecretoestáenagitarlomucho.Nocreasqueseviaja tranquiloen lapanzadeunaballena,sobretodosiestanagresivacomoMobyDick.Eltoquefinaleselarpóndesabor.
El tío tomó una aguja de tejer y la sumergió en un platón rebosante de salsa.Luegolaencajóenelpescadohastaatravesarloporcompletoyexplicóasísuextrañareceta:
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—El capitánAhab estaba furioso conMobyDick porque le había comido unapiernadeunmordisco.Paralaballenaesofueunasimplebotana,comounasalchichademar.Elcapitánlaodiabayqueríamatarla,aunquetuvieraquemorirenelintento.Labuscóenlosocéanosmásarriesgadoshastaquelaencontróyviosuojoterrible.MobyDickhabíasobrevividoamuchosarponesy llevabaalgunosencajadosensugruesapiel.Eratangrandequelosarponesparecíanpequeñossacacorchosclavadosensucuerpollenodecicatrices.ElúltimoarponazodeAhabatravesóalaballena.Labestiablanca se irritó tantoque acabóconel barcoy la tripulaciónentera.Solo sesalvóunmarino:Ismael,elquecuentalahistoria.Paseloquepasesiemprequedauntestigoparaqueelmundoseentere.ElpescadoalaMobyDicknoseríanadasinlasalsaIsmael—eltíoseñalóelplatóndondehabíahundidolaaguja.
—¿Dequéestáhechalasalsa?—pregunté.—No te puedo revelar mi receta: a los cocineros nos interesan las cosas que
entranenlaboca,nolasquesalendeella.Elchefsetragasussecretos.Solotedigounacosa:alosmarineroslesgustanlostatuajes.Estasalsaestansabrosaquenoseolvida,escomositetatuaraelestómago.
Lafantasíaqueeltíohabíapuestoenlalecturaahorasevolcabaalacocina.Mecostómuchoquecambiáramosdetema.Finalmentepudedecirle:
—¿PuedoinvitaraCatalina?—¿Al cine? Está bien. Te doy permiso. No me interesa que alguien mastique
palomitasamilado,peroalomejoratisítegusta.—Laquieroinvitaralacasa.—¿Atucasa?Recuerdaqueahoranovivesahí.—Aestacasa.—¿Aquí? ¿Quieres traer aquí a una chica guapísima con la que no sé de qué
platicar?—Notienesqueplaticarconella,vendráaverloslibros.—Lalecturaesunactosolitario,sobrino,ellasolotevaadistraer.—Hablastedelalecturaenformaderío.Ellamejoróellibroqueyohabíaleído.—Esopuedeserpeligroso.—Los libros me empezaron a buscar cuando los dos leímos el mismo libro.
Dijiste que mis emociones se estaban abriendo y gracias a eso los libros podíanleermedeotromodo.
—Hedichocosasestúpidas,cosasfalsasycosasinútiles.Nosepuedesersabioveinticuatrohorasaldía.
—Tambiéndijistequeelpríncipemanda.—Peronuncahablamosdeunaprincesa.—Lascosascambian.—Siestástansegurodeloquehaces,¿paraquémepidespermiso?—Porqueestucasayyosoytusobrino.Necesitoqueestésdemiparte.Nopuedo
encontrarEllibrosalvajesiteoponesamí.
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—¿Menecesitasmuchoteopoquérrimo?—Comounsobrinonecesitaasutíofavorito.—Esa última palabra no está nadamal. ¿Crees que a ella le guste el pescado?
Puedohacerotrascosas:unaislaflotantedeltesoro,unpasteldemilyunanoches,crepasflambeadasenelinfiernodeDante…
Dejé al tío repasando los muchos librosquepodíaconvertirenrecetas.
Esa tarde volví a la sección «Cómo salirdel laberinto». Revisé los volúmenes quetrataban de hombres extraviados. Por unmomento temí que Reloj de letras hubieradesaparecido del estante. Me dio gustoencontrarlojustodondelohabíadejado.
Lollevéamihabitación,meacostéen lacama y pasé la tarde leyendo acerca de loslaberintos del tiempo. Aprendí que todas lasépocassepuedenconectaren la imaginacióndeloshombres.
En algún sitio del laberinto del tiempoestaba El libro salvaje, que aún no teníalector.Me preguntaba esto cuando el tíomepidióquebajaraacenar.
Comimosunbanquetemarinero:sopadepulpoalestiloCapitánNemo,pescadoalaMobyDicky,depostre,NievedelAlmirante.
Todoestuvodeliciosoyfueacompañadodedivertidasanécdotas:—Losguisos sabenmejor conversadosqueen silencio—explicóel autorde la
cena.Al final de la noche, el tío sonreía: había encontrado la manera de cocinar
historias.
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Catalinaenlabiblioteca
No pude dormir por la emoción de invitar a Catalina a casa del tío. Además measaltabanotrasideas:¿sumadreladejaríavenir?,¿habríaleídoUnamigoenelríoenformadecorazón?
Me presenté en la farmacia cuando apenas descorrían la cortina metálica. MesorprendióqueCatalinayaestuvieradentro.
—Hayunapuerta traserapara loempleados—explicó—:Llegamosmediahoraantes que los clientes—estaba chupando una perita de anís y sus palabras olierondeliciosas.
Susmejillas habían recuperado el color rosa pálido que tantome gustaba y supeloparecíamásesponjoso.Antesdeconocerlaaella,nomeimportabalaformaenque alguien pudiera chuparse un dedo donde le crecía un pellejito o rascarse lacabeza.PerosiCatalinasechupabaundedooserascabalacabezayomequedabaembobado. Nada me gustaba tanto como verla. Si Catalina fuera una película, yoviviríadentrodelcine.
Lepreguntésihabíaleídoellibro.—¡Meencantó!—fuesumaravillosarespuesta—.Despuésdelotrolibro,pensé
quenovolveríaaleernadaquemegustara.ComentamoslaaventuradeBruno,elniñocantorperdidoenelbosque.Enesta
ocasiónellaleyóexactamentelomismoqueyo.Talvezporestarcansadanoagregódetalles,como lohabíahechoenotrasocasiones.Sinembargo,eseera suepisodiofavorito.
Poralgunarazón,mesentímuyorgulloso,comosiyofueraelautor.Talvezleíellibro con más emoción que en otras ocasiones. Por eso ella no había tenido quemejorarlo.
Estaexplicaciónesunpocovanidosa, losé,peromepropuseescribireste librocon toda sinceridad.Alver la sonrisadeCatalina, sentíuna raraconfianza.Enesemomentohubieraaceptadohacermecargodeunafamiliadeornitorrincos.Todomeparecíaposible.
Estaseguridadmeayudócuandosumadreseacercóanosotros.Normalmentemeponíanerviosoconella.Ahoraledijeconcalma:
—Catalinaseenfermóconunlibroysecuróconotro.—Mihijaestásanaporquetomalasvitaminasdeestafarmacia.—Ellibroqueleyóayerhizoquesesintieramejor—insistí.—Ayudóaqueestuvieracontenta,esonoloniego.LamujermevioconlosojoscolormielquehabíaheredadoCatalina.Apesarde
quedesconfiabadelaslecturasquedesvelabanasuhija,lehabíaentregadoellibro
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quedejéconella.Podíahaberloescondido,peronolohizo.Enciertaformaestabadenuestraparte,peroqueríadarnosunalección:
—Deben medir sus fuerzas —añadió—. Son demasiado jóvenes. Tarde otemprano,laspersonasqueexageranacabanenestafarmacia.
—Nosotrosnoexageramos,mamá—protestóCatalina.—¿Teparecenormalleeratodashoras?Séquetegusta,perolobueno,cuando
notienelímites,seconvierteenunvicio.—Yamesientobien.Fuesolounlibroelquemecayómal.—Mi tío tiene demasiados libros en su biblioteca, pero el más importante de
todosestáperdidoyélnopuedeencontrarlo.QuierequeCatalinayyolobusquemos—vialaseñoraparacalcularelefectodemispalabras:sucaraestabatiesa,comosiaúnnodecidieraquéemociónsentir.
—Novamosairaleersinoabuscarunlibro—comentóCatalina—.Elejerciciomeharábien.
—Nosetratadeleercosasrarassinodebuscarunlibroperdido—insistí.—¿Quéclasedelibro?—preguntólamadre.¿Cómodescribir algo que no conocía?Aquello era comodescribir lo que pasa
dentrodeunvolcánoenlasprofundidadesdelmar,dondelospecesestánciegos.Mearriesguéadecir:
—Unlibro…muyútil.Unlibro…—Esunlibroquealivia,comoelqueacabodeleer—intervinoCatalina—.¡Un
libroquecura!¡Unlibrofarmacia!La señora nos vio con extrañeza. Hubiera dado cualquier cosa por saber qué
pasabaporsumente.Catalina,quelaconocíamuchomejor,dijo:—¿Quétepasamamá?—Meacordédealgo.—¿Dequé?—Algoquesucedióhacemuchosaños,antesdequetúnacieras,cuandotupadre
yyoabrimosestafarmacia.—¿Quésucedió?—Tu padre dijo algo muy parecido a lo que acabas de decir. Me enseñó el
vademécum.—¿Quéeseso?—preguntéyo.—El libro donde están los nombres de todas lasmedicinas y donde se explica
paraquésirven—meexplicóCatalina.Lamadre tenía los ojos fijos en la pared, como si ahí viera una película de su
pasado:—Tupadredijo:«esteesunlibroquealivia…unlibrofarmacia:nosotrosvamos
avivirdentrodeeselibro»—desviólosojosasuhija—:Aquínacisteycreciste,enestafarmacia.
EnesemomentorecordéloquehabíaleídoenRelojdeletras:aveceslasépocas
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secruzanyrevivesalgoquepasóhacemuchotiempo.—De acuerdo—dijo la madre—, ve con Juan, pero regresa a las siete de la
noche.Levanadardecomerahí,¿verdad?—mepreguntólamadre.—Claro,mitíoesungrancocinero.—Nosabíaeso.—Esunanuevaafición.—Con razónmandó pedir tantas cosas—la tía señaló al otro lado de la calle,
dondevarioscargadoresbajabancajasconverduras,carnesybotellas.EnlapuertadelacasaestabatíoTito,másdespeinadoquenunca.
—Vuelvoalassiete—dijoCatalina,ymetomódelamanoparacruzarlacalle.—¡Igualitaatupadre!—laseñoragritóanuestrasespaldas.Sentí una felicidad enorme, como si flotáramos y nadamalo pudiera pasarnos.
Íbamos a la casa donde el tío recibía toda clase de ingredientes para sus guisosfabulosos, donde los pasillos tenían miles de libros dormidos y donde debíamoslograrquedespertarauno:ellibroquejamáshabíaqueridoconocerasulector.
—¡Qué rico huele!—fue lo primero que dijo Catalina cuando la puerta se cerródetrásdenosotros.
—¿Tegustanloscronopiosdulcesosalados?—preguntóeltío.—Nolosheprobado.—Nomeextraña:losacabodeinventar.—¿Quésonloscronopios?—preguntóCatalina.—Unnuevo tipo de galleta con formade animal fantástico.Cronopio viene de
Cronos, dios del tiempo. Los salados traen recuerdos de otras épocas y saben alágrima;losdulcesprovocanilusionesysabenalazúcardelostiemposfuturos.
—¿Dedóndesacastelareceta?—lepreguntéaltío.—DeunoscuentosdeJulioCortázar,inventorargentino.—¿Podemosprobar?—preguntóCatalina.—Venganporaquí.Eltíonosllevóalacocina,queestabamásdesordenadaquenunca.Habíamarcas
deharinaeneltechoylasparedes.—Pierdo el control cuando un experimento sale bien—dijo el tío y señaló un
platónconcientosdegalletas.—¿Ycuandosalemal?—preguntóCatalina.—Enesecasoeltiraderonotieneaspectofeliz.Todoquedacomouncampode
batallaymetengoquerendiralostraposdeEufrosia.—Eufrosiaeslacocinera—leexpliquéaCatalina.—Era la cocinera—protestó Tito—. Ahora se especializa en recoger migajas
chicas,medianasygrandes.Siescribieraun libro sobre todo loque recogeenestacocinasellamaríaSobrascompletas.
Catalinapusocarade«esteseñorestámáschifladodeloquecreía».
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—¿Quierenprobarmiscronopios?—preguntóeltío.Nos tendió un tazón con galletas de formas extrañas, unas parecían enormes
microbios,otrasdiminutosdinosaurios.Sutamañorealeracomoeldeunauva.Comívariasalmismotiempo.Elsaborfueraro.
Eltíoadvirtiómiconfusiónydijo:—Comiste cronopios salados y dulces.En tu boca, el pasado semezcla con el
futuro:estásprobandoelsabordelpresente.—Esunsaborcurioso.—En efecto, querido sobrino, el presente tiene sabores extraños: no puedes
analizar lo que no ha dejado de suceder. Solo el pasado y el futuro tienen saboresdefinidos.
Probéuncronopiosaladoymegustómucho.Cuandoterminédemasticar,probéunodulce.Teníaunsaborcompletamentedistinto,tambiéndelicioso.Curiosamente,almezclarlos,perdíanesegusto.
Catalina, que no estaba acostumbrada a la forma de hablar del tío, lo vio conpreocupación.
—Creoqueyaprobamossuficientesgalletas—ledije.Habíallegadoelmomentoderecorrerlabiblioteca.LedilacampanillaaCatalina.Nopodíaesperarqueseorientaradeinmediatoen
ellaberintodelibros.SelaatéconelnudoMargaritaquehabíaaprendidoenelAtlasdenudosdeltíoyrecordélafrasequeéldijoalrespecto:«Unavezatado,niDiosloquita».
Visitaríamosjuntoscadasección;ellaempezaríaarevisarlibrosporunladoyyoporotro.
Describí el aspecto nada especial de El libro salvaje, un volumen blanco queparecíainacabado,detamañonormal.Unlibroextraordinariodisfrazadodelibromalhecho.
Meparecióoportunoquecomenzáramosabuscarenelsitiodondeestuveapuntodeatraparlo.
ACatalinalesorprendiólacaprichosamaneradenombrarlasseccionesyseriomuchoalverqueunasellamaba«Cosasqueparecenratón».
Pasamosundíaagradablehojeando libros,comentando títulosquenosparecíanespeciales,recordandolashistoriasqueocurríanenelríoenformadecorazón.Alahoradecomer,eltíonosenviósándwichesparanointerrumpirnuestrotrabajo.Cadasándwichteníaencajadounpalilloconunpapelito.
Los dos primeros decían: «Sándwich Robinson Crusoe, ideal para náufragos:contiene cangrejo y aceite de coco». Los siguientes decían: «Sándwich TresCochinitos:contienejamón,tocinoypierna».
Revisamos los volúmenes de la sección «Cómo salir del laberinto» sin quesucedieranadaextraño.Ningúnlibrotratódeacercarseanosotros.
¿La magia no ocurría cuando estábamos juntos? ¿Habíamos escogido un mal
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método?—Hay que tener paciencia —dijo Catalina—. El libro salvaje ha sido muy
paciente.Llevamuchosañosenlabiblioteca,¿no?Atodolibrolegustaserleídoperoesenohaencontradoasulector.
—Talvezodiaaloslectores—comenté.—Noquiereserleídoporcualquiera.Poresoespaciente:prefiereesperaraque
lleguealguienquevalgalapena.—Entalcaso,nosotrosnolegustamos.Huyódemí.—Talveznoteconocelosuficiente.MegustóqueCatalinatuvieratantaconfianzaennosotros.Entoncesellatomóel
libroRelojdeletrasyluegoviosurelojdeplástico:eranlassietedelanoche.—Semehizotarde.Metengoqueir.Salimoscorriendode labibliotecayestuvimosapuntode tropezarconungato
(nisiquierapudeverdecuálsetrataba).Llegamos un poco tarde a la farmacia, pero la madre de Catalina fue
comprensiva.—¿Eseesellibroquebuscaban?—señalóloquesuhijateníaenlasmanos.Solo entonces nos dimos cuenta de que con las prisas para llegar a tiempo,
CatalinahabíaolvidadoponerensusitioRelojdeletras.—¿Mepuedoquedarconélparaleerloestanoche?—mepreguntó.Obviamenteestuvedeacuerdo.MediogustoimaginaraCatalinaviajandoporlos
laberintosdeltiempo.RegreséalacasayencontréaEufrosiadepésimohumor.—¿Quésucede?—lepregunté.—Tutíoesundesastre.Mepasoeldíaenterolimpiando.Además,nodejaqueyo
cocine.Quierequeleleaenvozaltaperocomoleomalsedesespera.Entoncestomael libro y lo lee por su cuenta, sin dejar de usar las cucharas. El resultado es untiraderoasqueroso.Quieroirmedeaquí.
—Porfavor,nolohagas.Eltíotenecesita.Bueno,losdostenecesitamos.—Lo voy a pensar —dijo ella y sus labios hicieron la trompa de la gente
ofendida.Eltío,naturalmente,estabaenlacocina.Enesemomentoledabadecenaralos
gatos.—¡Sonadictosaloscronopios!—exclamó.—¿Saladosodulces?—Aelloslesgustanmezclados.Elpresentelesabedistintoalosgatos,¡coneso
dequetienensietevidas!—hizounapausaparaservirlesleche,luegoagregó—:Sitienessietevidas,elpresentetesabeaeternidad.
Marfil,ObsidianayDominóparecían,enefecto,muycontentosdecombinarlasgalletasquesabíanarecuerdosylasquesabíanailusiones.
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Eltiempoylasgalletas
LalecturadeRelojde letras le descubrió cosas importantes aCatalina.Se llevó ellibroporaccidenteydenuevacuentaentendimosqueciertashistoriasbuscanasuslectores.Aquelvolumende tapasgrises,conun relojdearena llenode letrasen laportada,lahabíaseguidocomouncachorrosigueaquienquierequeseasuamo.
Segúnmecontódespués, el libro también le interesó a suspadres.Catalina lesleyó unas páginas antes de dormir y lamadre recordó la época en que su hija erapequeñayellaleleíahistorias.Ahoralascosaspasabanalrevés:lajovenleleíaalospadres, que ya no tenían buena vista (sus ojos se habían gastado de tanto leer lasletrasdiminutasenlasmedicinas).
Catalinallevóasuspadresporloslaberintosdeltiempo.De pronto leyó una frase que tuvo grandes efectos: «Los libros sirven para
recordarloquesehaescritoperotambiéncosasqueestánfueradeloslibros».Enesemomento,elpadredeCatalinaexclamó:—¡Michalecoverde!¿Quéhabíasucedido?Algo bastante curioso: el padre había perdido su chaleco en la farmacia y de
pronto recordaba dónde lo había dejado. Apenas dijo esto la madre gritó conentusiasmo:
—¡Mimascadadeseda!También a ella se le había perdido esa prenda y ahora recordaba que la había
dejadoencasadeunaamiga.Por su parte, Catalina recordó dónde había dejado la pluma roja que buscaba
desdehacíavariosdíasyquequeríausarcuandovolvieraalaescuela.¿Cómo fue posible que lograran eso? El libro daba la siguiente explicación:
«Cuandoleesalgoquetienequeverconaviones,puedesrecordaralgoparecido:unavióndejuguete,unobjetoenelcielo,unpájaro,undisfrazconplumas,yasíporelestilo».
Loqueleyeronlespermitióhallarunchaleco,unamascadayunapluma.CatalinasepreguntósiesopodríaayudaraencontrarEllibrosalvaje.Lasoluciónnoparecíafácil,puesellibrosemovíadelugar.Eracomounapache
queviveenunacueva,comounsoldadoquenoquierevolveralejército,comounbomberoquehuyey sededica aprovocar incendios, comounmarcianoqueno seadaptaa laTierrayquierevolvera suplaneta.Avecesyomesentíaasí, comounlibrosolitarioquenadiecomprendeyquieresersalvajeparaquenolomolesten.
Esatarde,Catalinaleyóenvozaltacongranatención:«Lossereshumanostienenuna memoria personal para recordar las cosas que han vivido. Algunos ancianos
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tienentanbuenosrecuerdosquenohanolvidadosuprimerchupón.Sinembargo,esimposiblequealguienseacuerdedetodo.Loslibrossonlamemoriaexternadeloshombres:unalmacénderecuerdos».
Catalinaguardósilencio.¿HabríaunlibroqueayudaraarecordarlavidafugitivadeEllibrosalvaje?
Más adelante leyó algo que la interesó aúnmás: «No hay que olvidar que losrecuerdos solo existen desde el presente; alguien tiene que estar vivo para que elpasadoexistayesapersonaesellector:elmundodeayersoloexistecuandoalguienlorecuerdahoy».
Laúltimapalabraaparecíaenletrasinclinadaspararecalcarsuimportancia.
Aldíasiguiente,Catalinallegómuytempranoalabiblioteca.LlevabaRelojdeletrasenalto,comosifueraunaantorchay,entreotrascosasfantásticas,medijo:
—Estelibromeayudóaentenderlasgalletasdetutío.La vi con mucha atención: era tan hermosa como siempre, pero los ojos le
brillabanmás.Enesemomento,Catalinadesviólavista,comosipresintieraalgo.Seoyóuncrujido.Unrumordepasosllegódealgúnladodelacasa.—Vamosaunsitioseguro—propusoella.—Toda la casa es segura—contesté. Luego pensé en el libro azul, encerrado
juntoaloslibrosdesombra,peronodijenada.—Noquieroquetutíonosoiga—comentóella.—Venporaquí—propuse.Subimosalcuartodelasestatuas.Eltíonuncaentrabaahí.—¿Quiénessonestaspersonas?—preguntóCatalina.—Famososlectoresdelaantigüedad.—Merefieroalasfotografías—dijoella,ysedirigióalmurodelquecolgaban
lasimágenesdelafamilia.Aellalehabíaninteresadomáslosretratosquelasimponentesestatuas.—Esteesmipapá—señalésufotodecuandoeraniño.—Parecetuhermanomenor—Catalinasonrió.Luegomevioconunaatenciónquemepusomuynerviosoydijoconseriedad:—Yanotienescaradeniño.Siguiórevisandolasfotografíasydeprontopreguntó:—¿Quiénesella?Entretodaslasimágeneshabíaescogidolademimadredormida.—Mimamá—contesté.—Quéguapa.Parecequeestásoñandoenalgomuylindo.Megustaríaconocerla.
¿Dóndeestá?Lepedíquenossentáramosenelpisoy,conunacalmadelaquenomehubiera
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creídocapaz,lecontéquemispadressehabíanseparado.Lehablédelpurédepapaconsaboracenizaydelospuentesquehacíamipadre.ElúltimodeellosestabaenParís.
Habléenvozbaja,comosimimadrepudieradespertarseensuretrato.Ella me pidió que le siguiera hablando de ellos y le dije que mi padre podía
construir enormes puentes y edificios con los cubos de plástico que yo tenía. Eracapazdehacerquetodosemantuvieraenequilibrio.Susmanosnuncatemblabanalcolocarlaúltimapiezadeunatorre.
—Loadmirasmucho,¿verdad?—mepreguntóella.Hastaesemomentonohabíapensadoeneso.Estabaenojadoconmipadreporque
se había ido y también lo extrañaba y quería volver a verlo. Todo era bastanteconfusoyahoramedabacuentadequeloadmiraba.
Catalinametomódelamanoymehizounacariciaenlapalma,comosisiguieralarutadeuncaracol:
—Lasespiralesdeltiempo—medijo—.Losrecuerdossemuevenasí,comouncírculoqueregresaperonovuelveaserexactamenteelmismo.
Todomeparecióextrañoyhermoso:ellametomabadelamanoyyopodíaolersupelo,queteníaunaromaamanzanillaoaunaflorquenoexiste.Viellóbulodesuoreja,cubiertodevellosdorados,comolapieldeunduraznoynoentendíningunadesus explicaciones sobre el tiempo, solo supe que eso era importante para hallarEllibrosalvaje.
Luego ella se pusode pie, caminópor el cuarto y yo la escuché, un pocomástranquilo.
—Estecuartoesperfectopara loque tequierodecir—suspasosrechinabanenlasduelasdemadera—.Noesraroquetutíohayapreparadoesasgalletas.
—¿Loscronopios?—Sí,loscronopios.—¿Porqué?—Porque solo ha vivido en el pasado o en el futuro. Su vida no ha tenido
presente.Suúnicafamiliahansidolasfotosenesapared.Nuncahacompartidonadaconnadie.PoresonoencuentraEllibrosalvaje.
—Noentiendo—dijecontodasinceridad.—Memoricéuna frasedeRelojde letras—dijo—.Esesta:«Alguien tieneque
estarvivoparaqueelpasadoexistayesapersonaesellector:elmundodeayersoloexistecuandoalguienlorecuerdahoy».
Hizo una pausa, abrió las manos como unmago después de hacer un truco ypreguntó:
—¿Tedascuenta?Yosolomedabacuentadequesusbrazosseveíanmuybienextendidos.—Noentiendo—volvíadecir,temiendoquemeconsideraratarado.—Tu tío lee y lee pero no comparte su vida con nadie, ni hace nada concreto.
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Solorecuerdaoimaginalascosas.Tienepocavida.—¿Sepuedetenermuchaopocavida?—
lepregunté.—Élsolotienevidaimaginaria.—Pero quiere encontrarEl libro salvaje.
¡Esoesalgoconcreto!—No lo puede encontrar porque no sabe
cómoactuar.Supresenteesinsípido,poresosus galletas solo son sabrosas si tienen queverconelpasadooconelfuturo.
—¿Y todo eso qué tiene que ver connosotros?
—TienequeverconEllibrosalvaje.—¿Cómo?—Los libros que ya están escritos vienen del pasado. Los libros que se van a
escribirpertenecenalfuturo.Ellibrosalvajeesrarísimoporqueestáenelpresente:aún no ha sido leído, ¡es un libro a punto de ocurrir! Se va a escribir a símismocuandotengaunlector.Esloquenecesita,alguienvivo,alguienquesientahoyloquepasóhacemucho:unlectordeverdad.
Hizounalargapausaparamirarlasbarbasdepiedradeunaestatuayañadió:—¿Sabesquécreo?—¿Qué?—Tutíonosmintió.—¿Enqué?—AlgomedicequeélyavioEllibrosalvaje.—¿Cómolosabes?—Es una corazonada. Habla del libro con mucha familiaridad, como si ya lo
hubieravisto.Talvezellibrosintióqueeselectornoestabasuficientementevivoyletuvodesconfianza.Atutíoledamiedoquealgosuceda.Ellibrosalvajeescomouncaballo que nunca ha sido montado. Necesita un jinete especial, alguien en quienconfiar.
¿Seríaposiblequeellatuvierarazón?¿EltíotuvolaoportunidaddeleerEllibrosalvajey searrepintióo fue rechazadoporesaspáginasquehastaahoranohabíanqueridoanadie?
—Tutíoconfiesasusemocionesconsusplatillos—añadióCatalina,queestabaincontenible—. No se atreve a decir que tuvomiedo deEl libro salvaje pero suscronopiosnosdanunaclave.¿Sabesloquetutíonecesita?
Catalinahizounapausaenlaquesentíloslatidosdemicorazón.—Unaagitada—dijoella,contodanaturalidad.—¡¿Unaagitada?!—Sí.Enlafarmaciatenemosalgunosmedicamentosquedicen«Agíteseantesde
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usarse».Elpolvosevaalfondodelfrascoyhayqueagitarloparaquefuncione.—Mitíonoesunamedicina.—Necesitaagitarse,recuperarlaintensidad,vivirconganas,atreverseaquealgo
lepase—lasmanosdeCatalinasemovíantantoqueparecíanelectrificadas—.Yaeshoradequedejedevivircomounadeestasestatuasyhagaalgoporsuépoca.
Ella estaba tan acelerada que me pregunté si habría un medicamento con unaetiquetaquedijera:«Seréneseantesdeusarse».
Nomeatrevíacontradecirla.Enesemomentolahubieraseguidoauncampodebatalla,aunquenotuvieramásarmamentoqueunacerbatana.
Fuimosalacocina,dondemiparienterebanabacalabacines.—¡Quégustoverlos,exploradoresdelibros!LaspalabrasdeCatalinamehabíanmotivadoenextremo.Encaréamiparientey
lehabléconunaseriedadqueinclusoamímesorprendió:—Tequeremoshacerunapregunta,peroprometedecirlaverdad.—¿Tienequeverconmisrecetas?—No.—Entoncesnomeimporta.Missaboressonsecretodeartista.Lodemás,puede
llegaralosperiódicos.Preguntaloquequieras:dispara,detective.—¿AlgunavestocasteEllibrosalvaje?—Bueno,tantocomotocar…—Prometistequediríaslaverdad.—Siquierestedoyunapequeñareceta,podríasacrificarunsecretopequeño.¿Te
interesasabercómosehaceelateconqueso?—¿CómoesEllibrosalvaje?—Tiene ese aspecto deshilachado, como una señora que sale a la calle sin
peinarse.Perdón,estoyunpoconervioso.Tieneaspectodelibrosinterminar,queaúnno acaba de ser impreso. Esa es su magia: solo se terminará de hacer cuandoencuentreasulector.
—¿Yloabriste?—lepregunté.—Déjametomaruntragodeté.El tíose llevóla tazaa los labiosybebióruidosamente.El té leescurriópor la
barbillaynosemolestóensecarse.Hablóconmásnerviosismoquemalhumor:—¿Quéesesto?¿Uninterrogatorio?¿Dequésemeacusa?—Soloquierosabersiabristeellibro.—¿Porqué?—Parasabersihapermitidoquealguiendeestacasalotome.—Esmuyescurridizo.Seescapacon facilidad.Si los libros fueranatletas, este
seríacampeónolímpico.—Esoyalosabemos.—Nuncamehabíashabladoasí,sobrino.—¿QuieresqueencuentreEllibrosalvaje?
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—Claro.—¿Entoncesporquénomeayudas?—Teayudoentodoloquepuedo:tepreparoguisosdeliciosos,Eufrosiatelavala
ropayenrollatuscalcetinesenbolita,dejoquetunoviavengaalacasa.DesviélavistaaCatalina,tratandodenoponermecolorado.Ellalucíahermosay
tranquila.Lavozmetemblabacuandodije:—Catalinanoesminovia.Me arrepentí de inmediato de haber dicho esto. ¿Lo tomaría ella como un
rechazo?Yonopodíapensarentantascosasalavez.Eltíoprosiguió:—Bueno,dejoquetupreciosaamiga,queojaláfueratunovia,vengaalacasa.—¿Quieresqueencuentreellibroono?—preguntéfurioso.—Tranquilo—medijoCatalina,ymetomódelamano.Luegosedirigióamitío:—Queremosayudarlo.Eltíohizounacaraquenuncalehabíavisto.Parecíaapuntodellorar.Sindarme
cuenta,lehabíaprovocadounaemociónmuyintensa.Susojosestabantristesperoalmismotiempollenosdeafecto.Meveíacomosiyomealejaradeélenunbarcoynoquisieraquedarsesoloenelmuelle.
DesviélavistaaCatalina.Tambiénellaparecíaemocionada.—¿Quétepasa,tío?—preguntéalfin.—Hace unas semanas, cuando llegaste a esta casa, sentí que al fin tenía la
oportunidaddeencontrarEllibrosalvaje.Desdepequeñohastenidopoderesdegranlector.Mediomuchogustocomprobarquelosañosnotehabíanembrutecidoyqueaúnatraíasaloslibros.Luego,cuandoleabristetucorazónaestajovencita,quenoestu novia pero que ojalá lo fuera, supe que tus sentimientos eran no solo los de unlectorespecial, sino losdeun lector súperespecial.Mediounenormegusto saberque después de tantos años podías dar con el libro que nadie ha podido leer. Peroluegopasóalgoextraño.
—¿Qué?—Esdifícildecirlo,sobrino.—Diloquetengasquedecir.—Lodiréenseco,sintédepormedio.Eltíopusounamanograndeypesadasobremicabeza:—Nosésiquieroqueencuentresellibro—dijo,convozmuygrave.—¿Porqué?¿Mepuedepasaralgo?—Mepuedepasaralgoamí.—¿Qué?—Siencuentrasellibro,laaventurahabráterminado.—¿Yesoqué?—Eso significa que ya no tendrá importancia que estés conmigo.Eso significa
queteirásaotrolado.Esosignificaquedejarédeverte.
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El tíomevioconunosojosqueporprimeraveznomeparecieronsaltones.Laemoción los disminuía mucho. De pronto tenía cara de sabio japonés. Entoncespronuncióunaspalabrasquenuncacreíquediría:
—Tequiero,sobrino—vioaCatalinaydijo—:tambiénati,aunqueteconozcapoco.Noquieroquedarmesolo.
Catalinaacercósubocaamioído.Suspalabrasrozaronmiorejacomounabrisarápida:
—Creoqueyaseagitólosuficiente—susurró.Viamitíoyledije:—Notienesqueestarsolo.Tepuedovisitaropuedesiracasademimamá.—¿Saliralaciudad,dondelagenteapestayhabladedinero,losperrossehacen
cacaenlacalleyloscochessemuevendemasiado?—Podríasinvitarnosacomerunavezalasemana.—¿MeprometesquesiencuentrasEllibrosalvajenodejarásdevisitarme?—Teloprometo.—¿Qué querías saber?—preguntó y se cruzó de brazos, como si apenas ahora
comenzáramosahablar.Yoestabatanconmovidoporloquehabíadichoeltíoquetambiénolvidéloque
queríaaveriguar:—Nosé—musité.Porsuerte,Catalinanohabíaperdidoelhilodelaconversación:—QueríamossabersiustedalgunavezabrióEllibrosalvaje.—Sí.Unasolavez.Fuemioportunidad,ylaechéaperder.Catalinavolvióapreguntar:—¿Quépasó?—Sentíunmiedohorrible.—¿Porqué?—pregunté—.¿Esunlibrodeterror?—Esalgomásfuerte.—¿Qué?—preguntamosalunísonoCatalinayyo.—Esunespejo—eltíotragósaliva—.Sentíquemeasomabaaunespejo.Yate
dijeque todos los libros sonespejos, pero este esdistinto: esun espejoparagentevaliente,dispuestaameterseenellibro,aserchupado,asentiremocionescomositúloescribieras.
—¿Leyóunpocodellibro?—lepreguntóCatalina.—No alcancé a leerlo. Vi todo en blanco pero sentí que ese libro me estaba
retratando. Tuvemiedo de reconocerme, de sumergirme en sus páginas para sabercómosoypordentro.Cerréellibrodeinmediato.
—¿Yquépasó?—preguntóCatalina.—Ellibroseesfumó.Yonomerecíasersulector.Novolvíaverlo.Catalinahabíatenidorazón.Eltíosintiómiedodequealgointensoleocurriera.—¿Enquésecciónloencontraste?—pregunté.
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—Recuerdoellibrerodondemetopéconellibro:«Motoresquenohacenruido».Ya sabenquedetesto los sonidos.Quería ver si encontrabauna licuadora para queEufrosiatriturarasusverdurasensilencio.¡Ellibrosalvajeestabaahí!Luegoentendípor qué: un libro es un aparato, unmecanismo, unmotor que funciona y no haceruido.
—¿Ustedcreequehayaregresadoaeselugar?—preguntóCatalina.—Esmuyposible.Loslibrossoninsistentes.Poresosevuelvenclásicos.—¿Hasentradoaesasección?—mepreguntóCatalina.—Unavez.—¿Yquépasó?—Megustanloscochesperolosmotoresnomeinteresanmucho:pasérápidopor
ahí.—¿Novistealgoraro?Trataderecordar—medijoCatalina.—¿Tetraigouncronopiosalado?—sugirióeltío.—¡Unmomento!—exclamé.—¿Quépasa?—losojosdeltíovolvieronasersaltones.—Sí sucedióalgo raro: en la seccióndemotoreshabía libros sobrecaballosde
fuerza.—Esoeslógico,sobrino.Perosupongoquenoesesoloquequierescontarnos.—No.Cuandoyameiba,unlibrocayóalsuelo.Lorecogíyvolvíaponerloensu
estante.—¿Y?—eltíoseacercótantoamíquepudeolerunrastrodesalsadetomateen
susmejillas.Entoncesrecité,comosihablaraenunsueño:—SellamabaLoscaballosdefuerzanousanherraduras.—Obvio,sobrino,¿quéesperabas?—Loscaballosquenousanherradurassonpotrossalvajes—dije—.Nadielosha
montado,nohansidodomados.—¡ComoEllibrosalvaje!—dijoeltío—.Ellibroteestabadandounaseñal.—Ahoramedoycuenta—dije,muysorprendido.Catalinaexpresóloquetodospensábamos:—Vamosahí.
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Motoresquenohacenruido
Cuandoentramosalasección«Motoresquenohacenruido»,Catalinafuealfondodelcuartoyyomequedécercadelapuerta.Revisaríamoslibroporlibro,títuloportítulo,autorporautor,enbuscadenuestrapresa.
Habían pasado unos veinte minutos cuando algo empezó a zumbar. Parecía elronroneo de una tubería o de un aparato en otra parte de la casa. Pensé que el tíopreparabaalgoenlalicuadora,peroelzumbidoduródemasiadoparaqueesafueralacausa.
Viellibreroqueteníafrenteamíymeparecióquelamaderavibraba,comosielmetropasarabajolacasa.Peroenaquellapartedelaciudadnohabíametro.
Losojos deCatalina brillaban al fondodel cuarto.Tenía la expresiónde quiencontemplaalgomuyinteresantequesepuedevolverpeligroso.Conseñasmepidióquemeacercara.
Di unos pasos y sucedió algo curioso. No puedo decir que se escuchara unsonido;eraotracosa,comosielaireacumularafuerzasparaestallar,unsilencioquesonaba,unaenergíaapuntodereventar.
Catalinamemostróellibrodelquenosehabíadesprendidodesdequellegóalacasa:Relojdeletras.
Pusoelíndicesobreloslabiosparaqueyonodijeranada.Entoncesmemostróunlibroquehabíaencontrado:Ajustesde tiempo.Penséquese tratabadeunvolumenextraviadoenesasección,peroencuantoloabrísupequetratabademecánica.Eraunamanualparaajustarlosmotoresalritmoenelquedebenfuncionar.Yonosabíaqueunmotorpudieraestarfueradetiempo.
Catalinamepidióquevolvieraaponerel libroenelestanteyasu ladocolocóRelojdeletras.Elzumbidocesóenelacto.Ellasonriódeunmodomaravilloso.
Luegomehizounaseñaparaquesaliéramosdelahabitación.—¿Quéfueeso?—lepregunté.—Una buena señal. Los libros se inquietaron cuando llegamos. ¿Notaste el
zumbido?—Claro.—Se pusieron como motores a punto de arrancar. Fue como si nosotros les
sirviéramosdegasolinaypidieranquelosencendiéramos.Catalinaparecíaentenderlosmisteriosdelabibliotecamejorqueyo.Aunquehanpasadomuchosañosdesdeentonces,recuerdomuybienqueenese
momento llevaba una blusa azul, con estrellas amarillas bordadas en el cuello.Nopudeolvidarningúndetalledeesaescenaenlaquelepregunté,llenodecuriosidad:
—¿YporquédejasteahíRelojdeletras?
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—Teníamosquemandarlesunaseñal.Loslibrosserelacionanentresí,esloquedijotutío.Ahoradoslibrosquetratandeltiempoestánjuntos:unotratadeltiempodeloshumanosyotrodeltiempodelosmotores.Averquépasa.
—¿Quécreesquesuceda?—Ellibrosalvajehaestadomuytranquilo.¿TeacuerdasdelatruchaazulenEl
ríoenformadecorazón?¿Cómo podía olvidarla? Era uno demis episodios favoritos. Ernesto yMarina
subíanaunacanoaapescar.Pasabantodalatardesacandopeces.Antesderegresaralcampamento revisaban la pesca: era abundante pero poco valiosa. Todos los peceseranpequeños.Esonopodíaconformarunaricacena.Entoncessedabancuentadequeesapescapodíasersabrosa,noparaellos,sinoparaunpezdelasprofundidades.¡No habían pescado su cena sino la del pez que querían pescar! Acto seguido,colocabanlospescadospequeñosenlosanzuelosyhundíanlacarnadamuyhondo.Despuésdevariosesfuerzosatrapabanuna truchaazul,especiemuyraraydegrantamaño,cuyacarneeramuyapreciadaporsusaboryporquelosbrujosdelaregióndecíanquedabagrandespoderes.
A veces uno atrapa algo que parece insignificante pero sirve para atrapar otracosa.El buenpescador consigue pescados sin chiste que lo ayudan a llegar al quevalelapena.Algoparecidosucedeconlaspersonas:esnecesarioconocerbastantesparallegaralasqueenverdadinteresan.
—Ellibrosalvajeescomolatruchaazul—dijoCatalina.—¿LepusisteRelojdeletrascomocarnada?—Sí.Esunlibroconelquesepuedeidentificar.—¿Yporquéquisistequesaliéramosdelcuarto?Seríaemocionantevercómose
muevenloslibros.—Sería fabuloso, pero tu tío dice que a los libros no les gusta que los veamos
moverse.Deprontoencuentrasunosinsabercómollegóahí.—Tienesrazón:sisemovierandelantedenosotros lagente les tendríamiedoo
jugaría al tiro al blanco con ellos. Los cazarían como animales salvajes. La gentepuedesertremenda.
Catalinasemequedóviendoydijo:—¿Yatiquétegusta?Nocontestéyellainsistió:—¿Cuálestutruchaazul?¿Aquéserefería?¿Alacarnadaquepodíainteresarme?—Ellibrosalvaje,supongo—contesté.—¿Ynadamás?—preguntósindejardevermealosojos.Seguramentemepusedetodoscolores.YoqueríaencontrarEllibrosalvaje,pero
sobretodoqueríaestarconCatalina,peromedabavergüenzadecírselo.Ellaparecíaesperarqueyodijeraalgoimportante.Noqueríaequivocarmeydecepcionarla.
—Estás temblando—Catalinapusosumanoenmimejilla—.¡Comounlibroa
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puntodeserleído!—sonrió.¡Ellasehabíadadocuentadequeyoestabaenamorado!Meleíacomoseleeun
libro,peroyoeraunlibromuertodevergüenza.FueunalivioqueCatalinadijera:—Vamosaverquépasó.Entramosdenuevoalcuarto,queseguíaencompletosilencio.Caminamosmuy
despaciorumboalestantedondeellahabíacolocadoRelojdeletras.Alllegarahí,todoparecíacomoantes.Novimosseñasdeunlomoblanco.PerotampocoencontramosRelojdeletras.
Catalinayyonosveíamosensilenciocuandounavozdeniñadijo:—¡Juanito!EraCarmen.Alfinhabíallegadoalacasa.VeníaencompañíadeEufrosia,que
cargaba una pesadamaleta.Mi hermana tenía lasmanos llenas de peluches, entreellossumuñecoJuanito.
—¿Ellaestunovia?—mepreguntó.Nocontesté:desviélavistaalostresgatosquehabíanseguidoamihermana.Catalinatampocorespondió,perosonrióyvioaCarmencontranquilidad,como
sinolemolestaraloqueellahabíadicho.MicarasehabíapuestorojacomountomateyCarmendijo:—¡Uy,metílapata!TíoTitomedijoquetienesunanoviaalaquequieresmucho
peroquenotegustaquediganqueestunovia.—EsCatalina—dije.—Hola—dijoCatalinaconadmirablevozalegre.—¿AquíestáelClubdelaSombra?—mepreguntóCarmen.—¿QuéeselClubdelaSombra?—seinteresóCatalina.—Unlugaralquesolosepuedeirdenoche—contesté.—¿Yestáenestacasa?—continuómihermana.Recordéelcuartodeloslibrosparaciegoydije:—Sí.—¡Yupi!—Carmenestabafeliz—.¿Mellevarás?—Claro—contesté,sinestarmuysegurodepodercumplirmipromesa.—¿Tepresentoamisnuevospeluches?—Carmencolocóunahilerademuñecos
enellibrero.Algunoslibroscayeronalsuelo.Enesemomentoeltíoentróalcuarto.Veníaarmadodeunalupa:—¡Que ningún peluche semueva!Necesito inspeccionarlos para saber si están
limpios.—Losbañélasemanapasada—informóCarmen.—Esonoessuficiente.Necesitopasarlesrevistaunoporuno.¿Catalina?—¿Sí?—Sé que tienes experiencia con enfermos. Te pido queme ayudes a revisar a
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estospacientes.—Nosonpacientes—intervinoCarmen—,¡sonmispeluches!—Porelmomento,querida sobrina, sonpacientes sospechososde tenerhongos
debajodelasorejasyenotroslugaresalosquenosiemprellegaeljabón.Manosalaobra.
El tío lepidióaEufrosiaquepusiera lospeluchesen fila.Sacóotra lupadesubolsilloyseladioaCatalina.Revisaronorejas,ojos,patas,garras,hocicosynaricessinencontrarnadaespecial.
TíoTitoquedósatisfechoconlainspección:—Estospeluchesestánsanoscomounamanzana—declaró.Carmenme presentó a los que yo no conocía.Memostró un conejo al que le
dabanterriblesretortijonesenelestómago,unaliebrequesiempreestabanerviosayunatortugaalaqueledolíalacabezacomoanuestramamá.
—Aquívanaestarmástranquilosysecurarándetodo—ledijeaCarmen.Ella me dio un abrazo y noté que había crecido un poco en las semanas que
llevábamossinvernos.AyudéarecogerlospeluchesymeasombrólahabilidaddeEufrosiaparatomar
hastasieteenunamano.LuegoviaCatalinayunescalofríomerecorriólaespalda.Susojos,deporsígrandes,seabríandemaneraenorme.Ellamirabaalgoamisespaldas.Algoimportante.Algoqueledabaelbrillode
lasideasespeciales.Medilavuelta.EnesemomentohubieraqueridotenerelarpóndelcapitánAhab,
queluchócontraMobyDick.Nohabíaningunaballenaenellugar,peroenlapartesuperiordeunlibreroseveíaunlomoblanco,unlibroquehastahaceunosmomentosnoestabaahí,unejemplardetapablanda,unlibrodisfrazadodelibrocualquiera,sinletrasalavista,comosiaúnnoloterminarandehacer.Enunapalabra:unlibroquenuncahabíasidoleído.
Meacerquédeprisaallibrero.Eltíovioloquehacíaysoltóunalarido,Eufrosiadejócaerlospeluches,Carmensetropezó,yolapiséycuandoalfinmimanollegóalsitiocorrecto,yanoeraelsitiocorrecto.
Ellibrosalvajehabíavueltoadesaparecer.
Esanochemecostómuchotrabajodormir.Oíaruidosenelcuartodeallado,dondeahora dormíaCarmen.A eso de lamedianoche ella llegó a pedir que la llevara alClubdelaSombra.
Ledijequenopodía,noesanoche.Entoncesquisodormirenmicama.Nomegustabaquedurmieraconmigoporque
ledabaporsoñarquevolabayextendíamucholosbrazos,ocupandotoda lacama.Yonopodíadormirasí.Además,yaestababastantegrandeparacompartirmicamaconniños.
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—Vamosatucuarto.Teacompañaréhastaqueteduermas—ledije.—Notengosueño—fuesurespuesta.Siempre decía eso. La llevé a su cuarto y cinco minutos después ya estaba
dormida.Regresé a mi cuarto, más despierto que nunca. Envidiaba la rapidez con que
Carmensedormíayseadaptabaatodaslascosas.
EstuvepensandoypensandoenEllibrosalvaje.¿Tendríamosotraoportunidaddeatraparlo?Estavezhabíamos falladopormuy
poco.Mequedéinmóvil,escuchandoloscrujidosdelacasahastaquesentíqueeranlos
crujidosdemisideas.Laúltimavezquevielrelojantesdedormirmeeranlastresdelamañana.Denuevosoñéconelcuartoescarlata,peroestavezocurrióalgodistinto.Oíel
lamentoquesalíadelfondodelpasilloycaminéhaciaahíconmispesadasbotasdehierro.Entré a lahabitacióndeparedes rojas,peronohabía sangre en lasparedes,simplementesetratabadeuncuartopintadoderojo.Siempremehabíagustadoesecolorynomemolestóestarahí.Volvíaoírelquejidoqueveníadeunrincón.Parecíaelsollozodeunamujer.Meacerquéenesadirecciónyvialgoenvueltoenuntrapo.Eraunbultopequeño,peronopudecargarlo.Pesabamásquemisbotasdehierro.Traté de retirar el trapo y tampocopude hacer eso.Era un envoltorio sin nudos niaperturas.Algollorabaahíadentro.
Me arrodillé y palpé el bulto con cuidado. Me pareció que era un libro.
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Curiosamente,cuandoreconocísuformasevolviómásligeroypudelevantarlo.¿Quépodíahacerconunlibroquellora?¿Habíaformadearrullarlo?Revisélahabitaciónydescubríunapuertaquehastaentoncesnohabíaadvertido.
Teníatrescerraduras.Porsuerte,cadacerradurateníapuestaunallave.Abrílapuertayun resplandormedeslumbró.Enel cuartoeradenoche,perodetrásde lapuertaestabaeldía,undíaradiante.
Elcuartoescarlatadabaauncampocon soldemediodía.La luz llegóhastaelbultoenvueltoeneltrapoyellibroqueestabaadentrodejódellorar.
Salí al campo y sentí el pasto bajomis pies.Ya no llevaba botas de hierro.Eltrapo, que hasta entonces era de un color impreciso, se convirtió en una tela decuadritos rojosyblancos,comounmantel.Tratédeabrirlo,pero tampocoestavezpudehacerlo.
Subí a una colina y me senté a ver el paisaje. Recordé la foto de mi madredormida y me tendí sobre el césped. Dormí profundamente. Dormí dentro de misueño.Enalgúnmomentopenséquenopodríadespertarmeperoluegomedije:«sípuedohacerloporqueestoyenmisueñoyyodecidoloquepasa».Abrílosojosyfuecomosimedespertaradosveces,dentroyfueradelsueño.
Estabaenmicama,encasadetíoTito.Tratédevolvermeadormirparavolveralcampoysaberloquesucedíaconaquel
libromisterioso,peroesmásfácilhuirdeunsueñoqueregresaraél.Decualquierforma,sentíunacalmaquenuncahabíasentidoantes.Porprimera
vez,habíalogradosalirdelcuartoescarlata,yademáshabíasalvadounlibro,unlibroquellorabacomounniño.
Tal vez lo que ese libro quería era ser adoptado, tal vez al pasar del cuartoescarlataalcampohabíadejadodeserniñoysehabíavueltomayor.
Pensé que si alguna vez volvía a tener ese sueño, llevaría tijeras para cortar eltrapoysaberdequélibrosetrataba.
Nopudellevaracaboesta ideaporquenuncamásvolvía tener lapesadilladelcuartoescarlata.
Habíaperdidoelmiedoaloqueahíocurría.Encambio,micuriosidadporsaberloquecontieneunlibroquenohasidoleídohabíaaumentado.
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Unaradiaciónenzig-zag
Penséquemihermanaseibaaaburrirencasadeltío,peroocurriótodolocontrario.Le encantó llevar sus peluches a la cocina.A cada uno le amarró una servilleta alcuelloypasólargashorasacompañandoaltío.
ÉlnecesitabaquealguienleyeraenvozaltahistoriascapacesdeinspirarrecetasyCarmenseconvirtióensuayudante.Graciasaestetrabajodeequipo,pudimoscomerelexquisitoguiso«conejoapresurado»,queselesocurriódespuésdeleerAliciaenelpaísdelasmaravillas.
Mientras el tío y Carmen convertían historias en guisos, Catalina y yorevisábamosloslibrosdelasección«Motoresquenohacenruido».Perodespuésdenuestroéxitoinicialnohuboavances.
Llegó un momento en el que Catalina dijo algo que jamás pensé que pudieradecir:
—Extrañolafarmacia.Setratabadeunafrasenormal.Afindecuentas,eraahídondeellatrabajabaen
las vacaciones y donde estaban sus padres. Sin embargo, eso podía significar algoatroz:¿seríacapazdeabandonarlabúsqueda?
LepropusedescansardeEllibrosalvajeybuscarotraaventuradeElríoenformadecorazón.
Asílohicimos,peronofuefácildarconunnuevoepisodiodeesashistoriasqueaparecíanencualquierlugardelacasa.
Llegamosmuycansadosa la cena.El ricoolorde la comidanos reconfortóunpocoylepreguntéaltío:
—¿Por qué las historias deEl río en forma de corazón nunca aparecen en elmismolugardelabiblioteca?
—Es un libro al que le gusta atrapar a sus lectores por sorpresa. Es un librocazador.
—YEllibrosalvajeesunlibroquenoquieresercazado—comentóCatalina.—Enefecto—dijoeltío—.Aloslibroslesgustaserencontradosdeunamanera
parecidaalahistoriaqueestáescritaensuspáginas.LasaventurasdeElríoenformadecorazónocurrenenunbosquedondehayquepescarpecesycazaranimales,poresoquierequetambiénsuslectoresbusquenlosepisodioscomosilabibliotecafueraunanaturalezasilvestre.Hayquerecordarqueloslibrossehacenconárboles,asíqueestabibliotecapuedeserconsideradaunbosque.
—SisupiéramosdequétrataEllibrosalvaje,podríamosacercarnosaéldeuna
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maneraparecidaasuhistoria—dije.—Claroquesí,sobrino,peronolosabemos.AldíasiguientetemíqueCatalinanofueraalacasa.Mialegríafueinmensaaloír
el timbre de la puerta. Llegó con ánimos de encontrar otro episodio deEl río enforma de corazón y me dio una perita de anís para endulzar mi travesía por lospasillosquerecorríanlacasadeltío.
Decidimossepararnosparatenermásoportunidades.QuisedarlelacampanillaaCatalina,peroCarmenselahabíaamarradoaunconejodepeluchequesegúnellaeramuydistraído.
—Siselaquitoseponetriste—medijo.Me puse de pésimo humor. Mi hermana era demasiado infantil. Si seguíamos
haciéndolecasoasuscaprichosnuncalograríamosnada.Esonoeraunajuguetería.Eraunabibliotecadondeseocultabaunlibrofantástico.
Paraqueyomecalmara, el tío recurrió aun remediode emergencia: lediounpandero aCatalina para que pudiera llamarnos en caso de que se perdiera. Era unpocoabsurdorecorrerunabibliotecaconunpanderoenlamano,perosetratabadeunremedioeficaz.Enlasaventurasdelríohabíaaprendidoqueenlosmomentosdeurgencia no hay que fijarse en los detalles: si un calcetín te sirve para frenar unahemorragiahaciendoun torniquete,no tepuedesponerexigentequejándotedequehuelemal.
Debíanserlasdosdelatardecuandooíelrepicardelpandero.Elruidoveníadelpisodearriba.Es muy raro cómo pasan las cosas. Cuando Catalina y yo nos separamos, me
pareciónormalqueellafueraacualquierpartedelacasa.Perocuandooíelpanderoyme acerqué al sitio de donde venía el sonido,me pareciómuy preocupante queestuvieraenesapartedelacasa.
Recorrí el pasillo que llevaba nadamás y nadamenos que al cuarto donde yohabía encerrado al maligno libro de tapas azules. Por suerte, Catalina no estabadentro.Meesperabaenelpasillo.
—¿Quécrees?—preguntó.—¿Qué?—Loquebuscábamosestabaenelpiso—señalólaalfombradondehabíavarios
libros. ¡Eran los mismos que tiré cuando me escondí en el pasillo! Sin embargo,entoncesnoadvertíqueentreellosestuvieraesaaventurataninteresante.
Recordéperfectamentelaescenaqueocurrióenlomásprofundodelanoche:eltíohabíapasadojuntoamí,quejándosedeEufrosiaydeldesordendelacasa,ynadiehabía vuelto a poner los libros en su lugar. Curiosamente, uno de ellos era el quebuscábamos.SellamabaMedianocheenelríoenformadecorazón.
LepropuseaCatalinaquefuéramosaleeralcuartodeloshelechos,quetantomegustaba.Ellasesentóamiladoenelmullidosofáyporprimeravezleímosunlibroalmismotiempo.
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—¿Ya?—mepreguntabaparasabersiyohabíaterminadolapágina.Eneseepisodio,todalahistoriaocurríadenoche.Tratabadeunextrañomaterial
radiactivoqueeraenterradoporunosladronesenunacolina.UngrupodeguardiasforestalesllegabaarevisarellugarypedíalaayudadeOjodeÁguilaydeErnestoyMarina,queyasehabíanvueltofamososporsumaneradecuidarelbosque.
Los guardias explicaban que el material radiactivo había desaparecido de unaplanta nuclear que producía electricidad. Era muy valioso y los ladrones habíanpedido rescate por él. Tenían pistas de que estaba oculto en el bosque. La únicamanera de localizarlo era percibir un resplandor verde, usando unos anteojosespeciales.
Elmaterialradiactivoestabaprotegidoporunacajademetal.Sinembargo,suluzera tan potente que en la noche lograba traspasar elmetal. Aunque estuviera bajotierra,mandabaalasuperficieseñalesenformadezig-zagyproducíaunresplandorcolorverdeeléctricoquedurabaapenasunossegundos,peropodíaserdetectadoporojosatentosyrápidos.
El bosque era enorme. Se necesitaban los ojos de muchas personasultraconcentradasparapoderrevisarlo.OjodeÁguilaeracapazdeveraunalechuzabebé a cincuentametros en la partemás cerrada del bosque. Encontrar elmaterialradiactivoeraaúnmásdifícil.
Lo peor del asunto es que si el material no era encontrado a tiempo podíacontaminaresareservanatural.Laradiaciónafectaríaa todas lasespecies:naceríancodornicescontrespatas,ososazulesyáguilasciegas.
LeímoslahistoriadeuntirónhastallegaralmomentoenqueMarinayErnestorecorríanelbosquealamedianoche.Deprontovieronunreflejoverdoso.
En eso, sentí que las líneas del libro vibraban. Pensé que mis ojos estabancansadosdetantoleer.Mefrotélospárpadosconfuerza.Cuandovolvíaverellibro,Ernesto y Marina avanzaban entre hojas secas rumbo a un brillo verde. Habíanencontradoelmaterialquepodíaenvenenarelbosque.
ViaCatalina:teníalosojoscerrados.—¿Quétepasa?—lepregunté.—Sentíquelasletrassemovían.Luegoviunresplandordemasiadofuerte.Justoentoncesyomirabaunbrilloverde.—¿Dequécolor?—lepregunté.—Verde—medijo.Detrásdelbrillo,lasletrasparecíanmoverse,deizquierdaaderecha,comosien
esemomentoseimprimieranenelpapel.Nopudeverquédecíanporquelaluzeramuyintensa.
Segundosdespués,ellibrorecobrósuaspectonormal.—Yotambiénvielresplandor—dije—.Ellibroseencendió.—Eslomismoqueviyo—Catalinaserecostóenmipechoypasémibrazosobre
suhombro.
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Seguimos leyendo: Ernesto y Marina localizaban el bloque, enterrado a granprofundidad(suradiacióneratanpotentequeavanzabacomoundelgadorayoenlatierrayllegabaalasuperficieenformadezig-zag).
CorríanaveraOjodeÁguila,quienproducíasufamosoaullidodecoyoteparaserlocalizadoporlosguardiasforestales.
En la última parte del libro, un equipo de especialistas armados con guantes ytrajesespecialesdesenterrabaelmaterialcontaminante.Lacajaeratratadaconsumocuidado, leamarrabancorreasy laenganchabanalcabledeunhelicóptero.Asíeratrasladadaderegresoalacentraleléctrica.
Lahistorianosgustómuchoperoloquepasóconlasletrasnosdejóconfundidos.¿Quéhabíamosexperimentado?Ellibrobrillócomosiencontráramosalgoradiactivodentrodeél.
Volvimos a abrir el libro en la página 198. No encontramos nada extraño osospechoso. Las letras se ordenaban como la tranquila superficie del agua. Peronosotrossabíamosqueesasuperficiepodíaagitarse.
Se hizo de noche en el cuarto de los helechos. A través del tragaluz vimos laLuna,enformaderebanadadesandía.
Catalinamediootraperitadeanísyestuvimosunratoensilencio,contentosdeestarjuntos,disfrutandolacompañía,sintenerquedecirnada.
Losdospensábamosenelraroefectoquenoshabíaproducidoel libro,peronoteníamosquedecirlo.
Cuandolasperitasdeaníssedisolvieronennuestrasbocas,fuimosaveraltío.
Loencontramosembarradodeharinahastalascejas,juntoaunventiladorapagado.—Esteesunpésimomomento—nosdijo—.Mirennadamás—señalóaCarmen
ysuspeluches,todosembarradosdeharina.—¿Quépasó?—lepregunté.—Encendíesteventiladoryveanloquepasó.Desviélavistaaltecho:cientosdecerezassehabíanembarradoahí.—¿Quiéndijoquecocinaresasuntotranquilo?—preguntóeltío.ParaCarmenlasituacióneramuydivertidaporqueledabaoportunidaddellenar
latinadeaguatibiaparabañardenuevoatodossuspeluches.El tío se limpió la cara con la torpeza que lo caracterizaba; olvidó frotarse las
cejas,quequedaronblancasdeharina.Solosediocuentadesudescuidocuandounahormigatrepóhastaahíenbuscadealimento.
—Medoyunbañodecejasyestoyconustedes—dijoeltío.Cuandofinalmenteestuvolisto,seacercóanosotrosconsuhabitualtazadetéy
escuchóloqueteníamosquedecirle.Escuchóconenormeatenciónlahistoriadellibroquesehabíaencendido.Cuandoterminamos,hizounapausabastantelarga.Luegodijoloquepensaba:—Hancomprobado la fuerzade la lectura.Laspalabras transmitenenergía,por
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esovieroneseresplandor.Alleerlosdosjuntossumaronlaintensidadquetienen.Meextrañaquelashojasnosehayanachicharrado.
—Lapágina brilló cuando los personajes encontraban elmaterial radiactivo—dije.
—Claro—me respondió el tío—. Ustedes estaban emocionados y querían vereso.Cuando leesnuncaves las letras; ves las cosasde lasque tratan las letras: unbosque,unacasaconvertidaenbiblioteca,unafarmacia.Loslibrosfuncionancomoespejosyventanas:estánllenosdeimágenes.
Enesemomento,Catalinavioelreloj.—Horadeirme—dijo.—Antesdequetevayas,linda,debodecirlesalgo—informóeltío.—¿Dequésetrata?—pregunté.—Loquelessucedióesmuyimportante.Ellibrolesqueríadeciralgomás.—¿Algomás?—preguntóCatalina.—Lasgrandeshistoriastehacenpensarentuspropiashistorias.Medianocheenel
ríoenformadecorazóntratadeunmaterialdañinoenterradoenelbosque.Algodelo que hay que librarse.Un libro es como un estanque:muestra una historia en lasuperficieyotraenlaprofundidad.¿Noselesocurrequepuedahaberalgodebajodeloqueleyeron?
—¿Debajo?—Unahistoriaescondidabajoesahistoria,unahistoriaparecidaperoque tiene
queverconustedes.¿Hayalgodeloquetendríanquedeshacerseenlanoche?¿Algoparecidoaesebloquequepodíadestruirelbosque?
Recordé el sueño del cuarto escarlata en el que yo sacaba el libro al campo.Salvabaallibroparaquealfindejaradellorar,perotambiénmesalvabadellibroquehabíaestadollorando.
—Esposiblequehayaalgo—dije.—¿Quées?—preguntóeltío.—Nopuedodecirlo—respondí.Penséenellibrodetapasazules.Seguíaenlacasa.Teníaquesacarlodeahí.Era
nuestromaterial radiactivo.Aunque no lo viéramos, otros libros podían sentir quealgomalo salíadeahí, semejanteal zig-zag color verde.Mientras ese librodañinoestuvieraentrenosotros,Ellibrosalvajeseguiríadesconfiando.
Catalinayeltíomemirabanconatenciónperonolesdijenadadellibrodetapasazules.Noquisequenadiemástuvieraqueverconeso.Noséporquéactuédeesamanera.Supongoquehaymomentosenqueunosientequedebehaceralgoporlosdemás,sinqueelloslosepan.
Teníaqueacabareltrabajoquehabíacomenzado.Elenemigonopodíavivirentrenosotros.Aunqueestuvieracontroladoporloslibrosdesombra,eranecesariosacarlodeahí.
—¿Quétesucede?—preguntóeltío,muyextrañadodemisilencio.
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Seguramenteyohabíapuestolacaradelquepiensaencosasatrevidasynoquieredecirlas.
—Hayalgoquedeboresolversolo.Catalinamevioconextrañeza:—¿Notepodemosacompañar?—Paraquesigamosjuntos,deboarreglaralgo—dije,conunaseguridadqueno
habíasentidohastaesemomento.—¿Tienesquehacer«algo»,sobrino?¿Nopuedessermásespecífico?—No.Ese«algo»teníatapasazules.
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ElClubdelaSombra
Esanochenomepuselapiyama.Dejépasarunlargoratoenmicuartohastaquenooíotracosaqueloscrujidosy losrechinidosquehacenlascasasantiguas,comosirecordaranlospasosdetodoslosquealgunavezhancaminadoporsuspasillos.
Tenía que actuar solo. El tío no podía volver a entrar en contacto con el libromaligno,pueshabíademostradosermásdébilqueél.Porotraparte,noqueríaponerenriesgoaCatalina.
Enlashistoriasdelríoenformadecorazón,ErnestoyMarinasolíanenfrentarseala decisión de qué camino tomar en medio del bosque. Cuando había dosposibilidades, cadauno seguíauna rutadistintaparaenfrentardistintospeligros.Sialgunosetopabaconalgotremendo,elotroteníalaoportunidaddesalvarse.
Había llegadoelmomentodequeyohicieraalgoparecido.Si el librode tapasazulesmehacíadañoomevolvíaloco,losdemáspodríancontinuarlabúsquedadeEllibrosalvaje.
Abrí la puerta, dispuesto a actuar en total soledad, peromeencontré aCarmensentadaenelpasillo:
—Teestabaesperando—dijo.LlevabaasumuñecoJuanitodelbrazo.—¿VasairalClubdelaSombra?—mepreguntó.¿Podíadecirleunamentira?Mihermanameveíaconenormeilusión.—Tus peluches necesitan que los cuides de noche—le dije, tratando de ganar
tiempoparapensarenexcusas.—Acabandeelegirpresidente.GanóelconejoCampanitoymedijoqueyopodía
ircontigo.Carmenvivíaenunmundodefantasíaquelaayudabaentodoloquequería.Noteníaargumentosparaimpedirquemeacompañara,demodoquedijeloque
menospensabadeciresanoche:—Estábien:puedesacompañarme.Toméla linternaquehabía traídodemicasa(sabíaqueno ibadecampamento,
peromehizoilusiónempacarla)ycaminésobreelpisodemaderaquecadatrespasosproducíaunrechinido.MihermanametomódelamanoyconlaotrasostuvoasumuñecoJuanito.
Carmenseasombródelobienqueyoconocíalosrecovecosdeesacasona,llenadepasillostorcidos,escalonesdesiguales,librerosquecerrabanelpaso.
Avanzamos hacia la zona donde el aire empezaba a oler a encierro. Luegollegamosalaparteenlaqueparecíahabermáspolvoqueaire.Porúltimo,pasamosa
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laregióndondeelpisodemaderarechinabamásypercibimoselextrañoaromadelaemociónydelmiedo.Olíaaunanimaldeotraépoca.Olíaadragón.
Nosdetuvimosfrentealcuartodeloslibrosdesombra.Dealgúnladollegabaeltic-tacdeunrelojdepared.Unalechuzacantóenlaoscuridad.
¿Habría lechuzasafuerade lacasa?¿Se trataríadeuna lechuza imaginaria?¿Elrelojproducíaesesonido?Demasiadaspreguntas.
Paracalmarmeunpoco,lecontéaCarmenquenuestrotatarabueloynuestrotíoabuelohabíansidociegos.Lehablédeloslibrosdesombraydelejemplardetapasazulesquehabíadejadoahí.
—Loslibrosbuenosloestánvigilando—agregué.—¿Esunlibrohechizado?—preguntóella.—Esunlibromaligno.—¿Lovasadestruir?Eraunabuenapreguntaqueyonomehabíaplanteado.Solosabíaque teníaun
asunto pendiente en ese cuarto: había dejado ahí un libro que no debía estar en labiblioteca.Noerabuenoteneraunprisionerodetantopeligro.
—¿Lovasaquemar?—insistióCarmen.Entonces recordé un fragmento deMedianoche en el río en forma de corazón.
Ernestolepreguntaalosguardabosquessielmaterialradiactivopuedeserdestruidoparaquedejedecausarproblemas:«Esocausaríaundañomayor:podríacontaminartodoelbosque».LuegoOjodeÁguiladecía:«Siencuentrasunárbolquetieneunaplaga,lopeorquepuedeshaceresquemarlo:tratandodesalvartedeunárbol,podríasprovocar un incendio y destruir a todos los demás».Marina concluía la discusión:«Losárbolessoncomoloslibros:elqueseatreveaquemaruno,correelriesgodequemarlostodos».
Nosepuededestruirunlibro,pormaloquesea.Aunquesetratedeunlibropirataquerobaydestruyeloquedicenlosdemás.
Lasaventurasdelríoenformadecorazónmedabanpistasdeloquedebíahacerenmivida.Nodebíadestruir esedañino ejemplar.Debía sacarlode la casa, comohabíahechoenelsueñodelcuartoescarlata.Sí,esaeralasolución.
Conestaideaenmente,abrílapuertadelcuarto.Estabatannerviosoquesemeolvidó apagar la linterna.Esono le gustó nada a los libros de sombra.Dos o tres,bastantepesados,cayeronsobremicuello.Lalinternafueadaralpisoyseapagó.Oíunportazoamisespaldas.Nohubomásmovimientos.
—¿Juan?—dijomihermana.Tratédeverlaperolaoscuridaderamuyespesa.Caminéhaciaellaytropecécon
loslibrosquehabíancaídoalpiso.Finalmente toqué algo afelpado. Pensé que era el muñeco Juanito, pero tenía
orejaslargasypeludas.—También traje a Andrés —explicó Carmen—. Lo tenía escondido en mi
camisón.LoszorrossonmuylistosyAndréshaganadovariascompetencias.
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Carmenmediolamanoenmediodelaoscuridad.Nonoshabíamossentidotansolosdesdequenuestropadresefuedelacasa.—¿Quéhacemos?—preguntóella.Noteníalamenorideadeloquedebíamoshacer,perodeunacosaestabaseguro:
nopodíamos tenermiedo.Enese cuarto tuveunpresentimiento extraño.Sentí quetodoloquenospasaradespuésibaadependerdeesemomento.Silográbamoshaceralgotanimportantecomolibrarnosdellibromaligno,tendríamosmuchafuerza.Unafuerza que nos acompañaría para siempre. Aunque papá estuviera lejos. Aunquemamáfumaramuchoysepreocuparadetodo.
—Yotecuido—ledijeaCarmen.—¿YluegomellevasaParís?—Sí.—¿Veremoslospuentesquehacepapá?—Sí.—¿Yluegoiremosconmamá?—Sí.—¿Ytúmanejaráselcocheparaqueellanochoque?—Sí.Enesemomentohubieracontestado«sí»a todo loquemepidieramihermana.
Estabadispuestoahacerloquefuera,peronosabíacómolograrlo.¿Seríaposibleencontrarellibromalditoenlamáscompletaoscuridad?Tratéde
acostumbrarme a la penumbra y solo logré distinguir los marcos de los libreros:parecíannegrosesqueletos.
—Tenemosqueavanzar—dijedepronto.ApretélamanodeCarmencondemasiadafuerzaporqueellamedijo:—Cuídame,peronomeapachurres.Dimos un par de pasos al frente. Podía distinguir los libreros y caminar entre
ellos,peronosabíaenquédirecciónavanzaba.Amedida que nos adentrábamos en el cuarto, respiré el agradable olor de las
páginasymesentímás tranquilo.Noolíaaencierro,sinoapapelesguardadosconcuidado,apapelesquedescansaban.
Nopodíaleeresoslibros,perohabíandemostradosermisamigos.Mitatarabueloy mi tío abuelo los habían leído. Recordé, también, que algunos de los mejoreslectores habían sido ciegos. Para ellos, los libros normales eran tesoros que solopodíanimaginar.¿Quésesentiríaleerconlasyemasdelosdedos?Meacerquéaunlibrero, tomé un libro, lo abrí y acaricié ese alfabeto hecho para el tacto. Sentí uncosquilleoytuvelacuriosasensacióndequeellibromeleíaamí.Cadaquientieneunahuelladigitaldistinta;paraesoslibroscadalecturaresultabaúnica,incomparable.
Desdeniño,imaginabaqueteníaamigosinvisiblesquesereuníandenoche,perono imaginé que esos amigos pudieran ser libros. Ahora lo sabía. Todo libro estádormidohastaquelodespiertaunlector.Dentrovivelasombradelapersonaquelo
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escribió.Mientraspensabaesto,unlibrerosemovióunpoco.—Noteasustes—ledijeaCarmen—,avecesloslibroscaenparahacerescalo…Nohabía terminado la frase cuandodoso tres volúmenes fueron a dar al piso.
Luegocayóotromás,yotro.Loslibrossecomenzaronadesplomar.Comoyahabíaestadoahí,supequecaían
con un propósito definido.Aquello era un desplome bastante ordenado. Los librosformabanescalonesyyodebíaobedecerlos.Piséelprimeroconmuchocuidado,peroluego sentí que los libros tenían prisa y caminé con mayor rapidez, sin soltar aCarmen.
Eramuyrarodarunpasoenelairesabiendoqueunnuevoescalónapoyaríaesapisada.Lospeldañosseformabanamedidaquesubíamos.
Ascendimoshasta sentir una levebrisa.Estábamos cerca del techo. Vi el estrechotúnelqueyaconocíaylaaperturaenlaquedesembocaba. Una rebanada de Lunaflotabaenelcielo.
Me dispuse a salir por ahí, impulsadopor la escalinata que habían hecho loslibros. Sin embargo, algo me preocupaba,como si hubiera dejado abierta la llave delagua caliente. ¡Había olvidado lo másimportante:buscarellibropirata!
IbaaregresarcuandoCarmenpreguntó:—¿Eseste?—¿Qué?—mevolvíaverla.—Mira: el último escalón. ¡Es un libro
detapasazules!Los libros nos habían llevado hasta ahí
en compañía de su rival, como si nospidieranquelosacáramos.Teníamosquehacereso.
Mesentéenelbordedel túnelque ibaa laventanay tratéde levantarel libro.PesabamuchoylepedíayudaaCarmen.Entrelosdostiramosdelastapasdellibro.Conmuchoesfuerzologramosempujarlo.
Pocoapocosehizomásymásligero.Cuandollegamosalbordedelaventana,pesabacomounlibronormal.Bajéconélporlaescaleraqueconducíaaljardín.
Carmenmesiguió.Habíamospasadoentreloslibrosdesombramástiempodelqueyopensaba.La
Luna se disolvía en lo alto y comenzaba a amanecer.El cielo se teñía de un colorvioletaconrayasazulclaro.
¡Lo habíamos logrado! Habíamos sacado el libro que de nada servía. En eso,
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Carmenexclamó:—¡SemeolvidóJuanito!Siempreeralomismoconella,olvidabaalgo,seretrasaba,teníaqueiralbaño,
perdía un juguete y quería regresar. Tener una hermana era tener todos esosproblemas.
—¿YAndrés?—pregunté.—Los zorros son listos—dijo ella,mostrando su peluche—. Juanito es elmás
tontodetodosmisjuguetes.Melequedéviendo,ofendidodequellevaraminombre.—¡Tambiénesmifavorito!TenemosquevolveralClubdelaSombra.—Primerodebemosdeshacernosdeestelibro—dije,paraganartiempo.—¿Dóndelovasponer?Noteníalamenorideadequéhacerconunlibroquesoloservíaparaperjudicar
otros libros. Pero fue como si el cielo escucharamis pensamientos porque oí unacampana.
—Escucha—ledijeamihermana.Prestamosatención:nosetratabadeunacampanillacomolaqueyohabíausado
en la bibliotecani deuna campanade iglesia.No era ni pequeñani grande.Si lascampanastuvierantallas,yodiríaqueesaeradetallamediana.
¡Claro:setratabadelacampanadelcamióndelabasura!Yonoteníallavedelacasa,demodoquenopodíasaliralacallepormicuenta.¿Quéhacer?¿Has tratado de trepar por una enredadera para subir una barda? Si eso parece
difícil,ahoraimaginatreparconungranlibroatadoalaespalda.Porqueesofueloquehice.
LaideaseleocurrióaCarmen.Sequitóelsuéterconelquesiempredormía(sino,soñabaqueestabaenelPoloNorte)ylousóparaamarrarellibroamiespalda.Yahedichoquepesabamenosalairelibre.Parecíaqueteníaganasdehuiryporesose aligeraba. Sin embargo, no es nada cómodo tener un bulto mientras tratas deencontrartucaminoenunaenredadera.
La campana volvió a sonar, esta vezmás cerca de nosotros. Yo sabía que loscamionesdebasura sedetenían enuna esquinaduranteun rato.Mientras tanto, unhombredeguantesamarillosmuysuciosrecorríalacalleavisandoqueestabanahí.
Disponíadeunosdiezoquinceminutosparaescalarlabarda,saltaralacalleycorreralcamióndelabasura.
Meatoréentre lasramas.Sentíqueunadeellasmeaferrabael tobillo.Costabatrabajomoverse en esa enredadera. Las ramas se doblaban y se enrollaban enmispies.Talvezeltíohabíacultivadountipoespecialdeenredaderaparaevitarquelosladronestreparanporahí.
Meibaadarporvencidocuandoalgomeempujóporlaespalda.Nofueungolpefuerte;parecíaunapalmadadeapoyo.Viunaramaarribademíylatoméconfuerza.
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Laplantaseenroscóenmimuñeca.Estomeayudóaalzarme.Entoncesentendíelmétodo para ascender: si usaba los pies, tratando de aprovechar las ramas comoescalones,lasplantasmejalabanhaciaabajo,perosiusabalasmanos,podíaservirmedeellascomosogasparasubir.
EnElríoenformadecorazónhabíaaprendidoquelanaturalezatienesuspropiasreglas, una forma especial de ser entendida.Yohabía usado el sistema equivocadoparamovermeenlaenredaderayalfindescubríaelcorrecto.
Yahoradebodeciralgoquenohadejadodesorprendermeentodosestosaños:creoqueellibromalignomeayudó.Lapalmadaquesentíenlaespaldavinodeél,como si se apoyara sobre mí para darme confianza. Después de eso pensé conclaridadyentendíloquedebíahacer.
El libro de tapas azules quería escapar de la casa tanto como yo queríadeshacermedeél.Aunqueéramosenemigos,porunmomentodeseamoslomismoyestuvimos de acuerdo. Fuimos aliados para llegar arriba, donde volveríamos a serrivales.
Cuandofinalmentealcancélacima,lacampanahabíadejadodesonar.¡Elesfuerzohabíasidoenvano!Tardédemasiadoensubir.Esofueloquepenséalcontemplarlacalledesierta.Peroentoncesoíelruidode
unmotoryviunosfarosaladistancia.¡Elcamiónrecorríalacalleyseaproximabaalabarda!
Esperéaqueestuvieracerca,tancercaquepudeolersupesteanaranjaspodridas,yarrojéellibrocontodasmisfuerzas.Cayóentrelasbolsasdebasura.
LovidesaparecerenlacalledondesalíaelSol.No sé si esa fue la mejor solución. En todo caso, al viajar entre cáscaras de
naranja y cosas inútiles, mi adversario tendría pocas posibilidades de perjudicar aotroslibros.
Ellibroqueríasalvarseymeayudóatreparlabarda,deesoestoyseguro.Talvezdeahoraenadelanteviviríacomounvagabundo,sintenercontactoconlaspáginasajenasquetantodeseabaarruinar.Parecíaunavidatristeparaél,lavidadeunlibropordiosero,peroalmenoshabíasalvadoelpellejo.Recordéentoncesquesuspáginasparecían, precisamente, hechas de pellejo, y me dio gusto que estuviera lejos denosotros.
Bajé en un santiamén la barda que tanto trabajome costó escalar. Carmenmeesperaba con ojos expectantes.No había apartado la vista de la barda. Por eso nohabíapodidoverunaextrañaaparicióneneljardín:Juanitoestabaenelpasto,atrásdemihermana.
¿Cómollegóahí?Carmendecíaqueasuspelucheslescrecíaelpelo,hablabanunidiomaquenosotrosnoentendíamos,secasabanunosconotrosyteníanpeluchitos.Enpocaspalabras,estabaseguradequeteníanvidapropia.
Sinembargo,inclusoellasesorprendiódequeJuanitollegaraahíporsucuenta.—¿Quépasó?—mepreguntó—.¿Juanitovolóhastaaquí?
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LoúnicoquesemeocurreesqueJuanitosenosolvidóanosotros,peronoaloslibros.Ellosloayudaronasalir.¿Cómolohicieron?Esdifícilsaberlo.Loslibrosdesombraestánhechosparatrabajarsinservistos.
Otraexplicaciónesqueelmuñecollegóporsucuenta.Lascosasquequeremosseacercananosotros.Avecesmerecemosqueestosuceda.Todopareceindicarqueasíes.
Carmenme abrazó y el Sol llenó de luz ese jardín donde los pájaros cantabancomosisupieranqueéramosfelices.
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Unacarnadamássuculenta
Alolargodeestahistoriahehabladobienymaldemitío.Segúnyo,sipudiéramoscontarlobuenoylomaloquehedichodeél,elmarcadoriríaochoatresenfavordesusaspectospositivos.
Prometísersincero.Poresomeheatrevidoadecircosasincómodasdealguienquemetratócontantocariño.Ahoradeboconfesaralgoaúnmásdifícil.Soltarédeuntirónloquenecesitocomunicar:eltíoparecíaidiotizadoporsusguisos.
Alprincipiomellamólaatenciónquecombinarahistoriasconrecetasdecocina.Luegomeencantóque susmezclas fueran tandeliciosas.También fuebuenoverloocupadoycompartirsubuenhumor.
Sin embargo, cuando se convirtió en un especialista en la cocina, se concentrótantoenlosingredientesquenopudohablardeotracosa.Eracapazdediscutirmediahorasobrelapimientaolamayonesa.
Si al principio usaba su biblioteca para hacer platillos que recordaranhistorias,ahora hablaba de las verduras como si fueran libros: se refería al apio como si setrataradeunpersonajeapasionanteyalostomatescomosifueranprotagonistasdeunanoveladeaventuras.
El tío sedejabaafectardemasiadopor susaficiones.El librode tapasazules lecambióelcarácteryahoralacocinaloteníaprisionero.
Carmen, que había estado feliz ayudándolo, se aburría con el tío, capaz de darconferenciassobrelaespinaca.
Hayquereconocerquelosplatilloserancadavezmásoriginalesysabrosos.TíoTitosehabíaconvertidoenunexperto.Loquenoresultabadivertidoesquehablaracomo experto. Nada es tan aburrido como saber mucho de muy poco. Llegó unmomentoenquesevolviócasi imposibleconversarcon tíoTito.Paradecirlealgo,habíaquesabermuchodelajo.
Fuerondíasdifíciles.Catalinayyorecorrimosunayotravezlasección«Motoresque no hacen ruido», colocando libros que pudieran interesarle al que deseábamosencontrar.
Queríamoscaerlebienylellevamosobrassobreeltiempoylalectura,temasqueasociábamosconsuvidadelibro.
Noshabíamoslibradodel librode tapasazules:El librosalvaje sepodíamoverconmayorlibertad.Peroesonoparecíasuficiente.Nobastaconquetedeshagasdeuntiburónparaquelosdemáspecesseacerquenati.
Nuestra presa había mostrado curiosidad, como una trucha que se acerca a lasuperficie,peronohabíamoshalladolacarnadadefinitiva.
En los largos ratos en los que aguardábamos que algo sucediera, como si
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estuviésemos pescando en un estanque de agua inmóvil, yo pensabamucho enmimadre.
Llevabamuchosdías sinverlay temíaque semeolvidara su rostro.Cometí elerrordenollevarunafotodeellaacasadeltío.Laúnicaquehabíaahíeradehacíamucho tiempo, cuando ella se quedó dormida durante un día de campo. A vecestratabaderecordarsusfaccionesendetalleysentíaquealgonoencajaba,comosilassemanasdeseparaciónhubieransidounaterriblegomadeborrar.Sabíaqueteníaelpeloylosojoscastaños,quesunarizerarectaysurisalamásmaravillosaquehabía,peronopodíavertodoesoensuausencia.
¡Eltíosehabíaconvertidoenuncocinerolunáticoyamísemeborrabaelrostrodemimadre!
Paracolmo,empezabaaperderlafeenencontrarEllibrosalvaje,peronoqueríademostrarlo y esto me ponía más nervioso. Si Catalina se daba por vencida, novolveríaalabiblioteca.
Hastaesemomentonomehabíaatrevidoadecirlequeestabaenamoradodeella,porquetemíaqueesoleparecieraridículoydejaradeiracasadeltío.Preferíasersusombraaquemerechazaracomonovio.
TíoTito,Carmen,Eufrosiayhasta losgatosparecíanenteradosdequeellamegustabamucho,peroyonomeatrevíaadarelsiguientepaso.¡Quéterriblesituación!
Todoestomebajólosánimos.Yoqueríaseralguiendecidido,unapersonaquenoseequivoca,peronosabíaquéhacer.
Porfortuna,cuandomásdesesperadoestaba,Catalinaencontróunasolución.Meexplicó lo que sucedía: al buscar una carnada paraEl libro salvaje nos habíamoscomportadocomoeltíoenlacocina.Escogimoslibrosparaexpertos,librosquesolohablabandeotroslibros.
—El libro salvaje quiere algo más divertido —opinó Catalina—. Si solo leofrecemos libros sobre libros va pensar que lo queremos clasificar. Lleva muchotiempoescondidoynocreoquequieraserunaburrido librodeconsulta.Debemosmostrarlequeserleídopuedeserunaaventuramuydivertida.
—Escierto,¿peroquélibrolepuedegustar?—¿Sabesquécreo?—losojoscolormieldeCatalinabrillaroncomocadavezque
seleocurríaalgoimportante.Estabatanansiosodeoírlaquenisiquierapudecontestar.Entonceselladijo:—Sieselibrovaavivirentrenosotros,debemosofrecerlealgomástentador.—¿Comoqué?—¡Algoquenosgusteanosotros!Debemosmostrarleloquenosgustaparaque
nosconozcadeverdad.—ComolashistoriasdeElríoenformadecorazón—propuse.—¿Ysinoleinteresan?—preguntóCatalina,repentinamentepreocupadaporsu
propiaidea.Tratédereanimarla:
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—Debeconocernostalcomosomos.Sinolegustaloquemásnosgusta,notienecasoqueestéconnosotros.
—Tienesrazón.AsífuecomodecidimoscolocardistintosepisodiosdeElríoenformadecorazón
ensitiosdondesuponíamosquepodíaestarEllibrosalvaje.¿Legustaría lomismoqueanosotros?Lomássinceroquepodíamoshacerera
confesarquéclasedelectoreséramos.LashistoriasdeElríoenformadecorazónhabíansidomodificadasporlalectura
que habíamos hecho; contenían la historia original, pero también lo que nosotroshabíamospuestoenella.SiEllibrosalvajequeríaconoceraquienespodíansersusamigos,eralomejorquepodíamosofrecerle.
Dejamoslacarnadayfuimosalacocina,dondeeltíoquisohablardelacáscaradel cacahuate.Eso nos confirmóque habíamos tomado la decisión correcta conEllibro salvaje. Durante días y días le llevamos libros que nos hacían ver comoespecialistas en cosasmuy serias.Ahora podría saber que también nos interesabanhistoriastanvariadascomolavida.
Loquepasóaldíasiguientefuepositivoperoraro.Recorrimoslasección«Motoresquenohacenruido»hastapercibirunaextraña
vibración.Denuevoalgoparecíaapuntodeestallarenesecuarto.Fue entonces cuando, al lado deUn hallazgo en el río en forma de corazón,
avistamosundestellodepapel,unlomoblanco,sinletras,unlibroqueparecíacasilisto,peroaúnnoestabaimpreso.
Seasomóporunodelosestantessuperiores,losmásdifícilesdealcanzar.Mepuseenelsuelo,encuatropatas,paraqueCatalinasubierasobremiespalda,
perofueinútil.Unsegundomástardeellibrohabíadesaparecido.Elpezseacercabaalacarnada,peronomordíaelanzuelo.
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Loqueempiezacuandoalgotermina
TíoTitovolvióaconectarelteléfonoporquequeríahablarconunproveedordecurrydelaIndiayrecibimosunallamadademimadre.
—Yasoloestaráncincodíasallá—medijo.Mepareciómagníficovolveraverla,perolabuenanoticiatambiénmellenóde
preocupaciones.¿LograríamosencontrarEl librosalvaje antesdemipartida? ¿QuépasaríaconCatalina?
Con voz segura,mamá agregó que papá estaba por regresar. Él viviría en otracasa,perotodosnosseguiríamosviendo.
—Tupapáyyoestamosenbuenostérminosylosqueremosmucho.Losadultosseespecializabanenencontrarpalabrasquepodíansignificarmuchas
cosasdistintas.«Buenostérminos»eraunaexpresiónfrancamenterara.¿Significabaesoqueélnodormiríaenlacasaperollamaríaalapuertamostrandounasonrisa?
Mealegróvolveraveramimadre.Laqueríatantoquequeríarecordarlatalcomoeraymedabamiedoborrarsusfacciones.Sinembargo,encuantodijoqueyaibaairpornosotros,fuecomosiaceleraraunrelojqueyollevabaenmicuerpo.
Megustóquemamáconservaraelbuenhumorquehabíamostradoenlosúltimosdías, peroyo teníamispropios asuntosque resolver.Mequedaban cincodías paraencontrarEllibrosalvajeyparaqueCatalinaseenamorarademí.Porprimeravezestasdoscosasmeparecieronconectadas.
Colguéelteléfonotanmetidoenmispensamientosquetardéendarmecuentadequealguienestabajuntoamí.Eraeltío.Mirabaelpisoconenormetristeza:
—Te voy a extrañar, sobrino —dijo—. Nos quedan cinco días —agregó,mostrandolosdedosdelamano—.¿Volverásavisitarme?—preguntóconansias.
—Claro—ledije.—Tu mamá dijo que te cambiarás de casa. Espero que no sea muy lejos —
comentóconresignación.Laciudadcrecíaatodaprisa.Lacasonadeltíoestabaenelcentroyhubierasido
tremendoquenosmudáramosa lasafueras.Noquiseseguirpensandoenminuevacasa,quedeseguroquedabaenSaturno,asídemalaeramisuerte.
Tío Tito volvió a desconectar el teléfono y bajamos a la cocina. Estaba tanafectado por la noticia de nuestra partida que no habló de cocina: le preguntó aCarmencosasdelavidadesuspeluches,mostrandoquesehabíainteresadoenellosmientrashablabadepurésyestofados.
—Prefiero que hoy cocineEufrosia—desvió la vista al reloj en la pared de la
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cocinayexclamó—:¡sonlasdiezyCatalinanohavenido!Sentíunhuecoenelestómagoyfuialafarmacia.Laencontrédetrásdelmostrador,másocupadaquenunca.Me explicó que algunas escuelas ya habían vuelto a clases y los alumnos se
habíancontagiadoconlosvirusylasbacteriasqueatraparonenlasvacaciones.Teníaqueayudarasuspadres:
—Nopuedoiralabiblioteca—dijoconfrialdad.Másqueocupada,parecíamolesta.Sumamáme tratócon laamabilidaddesiempre,preguntópormihermana,mi
madreymitío.Luegomedijoqueveíaunpococansadaasuhija.Silaveíacansada,¿porquélahabíapuestoatrabajar?EraCatalinalaquequería
estarahí.¿Sehabíaaburridodelabiblioteca?O,algoaúnpeor,¿sehabíaaburridodemí?
Lavitrabajarconmaravillosaeficiencia.Alcabodeunratomeatrevíahacerlelaterriblepregunta:
—¿Quétepasa?Catalinateníacaradeestarmolesta,perocontestócomohacenmillonesdeseres
humanos cuando estánmolestosynoquierendecirlo.Sequitóunmechóndepeloconunsoplidoydijo:
—¿Amí?Penséendecirle:«¡Claroqueati!,¿conquiéncreesqueestoyhablando?»Perosu
voz había sonado a lumbre y me dio miedo ofenderla. Quería que estuviera debuenas,acomodieralugar.Nosemeocurrióotracosaquepreguntarle:
—¿Hicealgomal?Enesemomentohubieraaceptadocualquier culpa; lehubieraperdidoperdóna
Catalina por las cosas más raras, aunque no las hubiera hecho y ni siquiera lashubierapensado,porguerrasdeotrasépocasynaufragiosenmareslejanos.Miúnicointeréseraquevolvieraasonreírcomoantes.
—No te preocupes—dijo ella, en un tono indiferente que casimemató de lapreocupación.
—¡¿Quétepasa?!—exclaméconpococontrol.—¿Quieresquetelodiga?—lospreciososojosdeCatalinamevierondehorrible
manera.—Sí—contesté,comoalguienpartidoalamitad.—¿Vesestareceta?—memostróunpapelquelehabíaentregadouncliente.—Sí—contesté,comoalguienquesiguepartidoalamitad.—Enlafarmaciapuedoencontrarlasmedicinasmásraras.Yamecansédebuscar
unlibroquenuncaaparece.—¡Estamosapuntodelograrlo!—Nolocreo.—TúdecidistequeleacercáramosloslibrosdeElríoenformadecorazón.Fue
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unabuenaidea.—Solosirvióparaquejugaraalasescondidasconnosotros.Aquímitrabajoes
útil,Juan.Aunqueelcontenidodesuspalabrasnoeramuybueno,megustóquedijerami
nombre.Desde niña, Catalina trabajaba en las vacaciones con sus padres. Estaba
acostumbradaal trajínde la farmaciay legustabaayudara lagentequenecesitabaremedios.Yonuncahabíatrabajadoynopodíasaberloqueeraeso,peroloimaginéporprimeravezesadifícilmañana.
—Estábien—ledijeaCatalina.¿Debía agregar algomás? ¿Decirle, por ejemplo, que ya solo iba a estar cinco
díasenlacasaynecesitabasuayudaconurgenciaparaencontrarellibro?Pensé que si ella no quería acompañarme por diversión, no tenía caso queme
acompañaraporlástima.Ledilaespaldaycaminéhacialapuerta.Catalinamealcanzóantesdequeyosaliera:—Siguebuscandoellibroportucuenta.Estoyseguradequelovasaencontrar.Entonces comprendí una diferencia entre Catalina y yo: ella tenía un sitio que
extrañar si pasaba mucho tiempo en la biblioteca; en cambio, yo solo tenía labiblioteca.
Crucélacalletancabizbajoquecasimeatropellauntaxi.Entréencasadeltíosinvolverlavistaatrás.
MepropuseencontrarellibroparaprobarleaCatalinaquepodíahaceralgodecisivosin su ayuda. Además, no tenía otra cosa que hacer en el poco tiempo que mequedabaenlacasa.
—¿Quieresqueteayude,sobrino?—eltíoseacercóconunalibreta,dispuestoaanotarlostítulosdeloslibrosamedidaquelosrevisaba.
Habíasidotanamableconmigoquenopuderechazarsucompañía.Recorrimos la sección«Motoresquenohacen ruido» sinotro resultadoqueun
calambreenmipiernaderechayunatempestaddeestornudosenlanarizdeltío,quesehabíadesacostumbradoalpolvodeloslibros.
Decepcionado,eltíomedijo:—Nosoyunlectorprínceps.Loslibrossedancuenta.Senecesitandosparaesta
búsqueda,peroyonohagobuenapareja.Conestaspalabrassedioporvencido.
Enlatardenotuveánimosdeseguirbuscando.Entréenlasección«Elpescadorysuanzuelo» y un título llamó mi atención: Los misterios de París. Era extraño queestuviera en esa parte de la biblioteca, pero ya me había acostumbrado a los
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caprichosossaltosdeloslibros.Cuandoempezaronlasvacacionesyoodiabaesaciudadporquemipadresehabía
idoahí sinnosotros.Luego, cuandopapáhablóconmigo,mecontódelpuentequeconstruíaydelomuchoquemeextrañaba,meparecióunsitiomenosmalo.Ahoracomenzabaainteresarme.
Regreséamicuarto,abríellibroycomencéaleer.Contabamuchashistoriasalavez,degentequehabía sido tremendamentemalvadao tremendamentebuena.Ahítodoera tremendo.Esoresultóperfectoparaalguienabrumadodeproblemas.Parísmepareciócomounaenredaderadeconflictosquepodíahacermeolvidarelmío.
Alcaer lanocheentendíporquéese libroapasionanteestabaen lasección«Elpescadorysuanzuelo».Eramicarnadaymehabíapescado.Graciasaélsobrevivíaundíaquemeparecíainsoportable.
Noparédeleerentodalanoche.Laluzdeldíamesorprendióconellibroabierto.Luegodormíunpardehoras.
Bajéporunasgalletasyseguíleyendoenlacama.Nohiceotracosaentodoeldía.Mientrasmemetíaentodasesashistoriasajenas,nodejabadepensarenCatalina.
Lagente ibaasufarmaciaabuscarremediosparaenfermedades.ElúnicoremedioqueamímeinteresabaahíeralapropiaCatalina.Comoellanoqueríaestarconmigo,elremedioparasuausenciaeraviajaraotromundo,leerhistoriasemocionantesquemeponíanlapieldegallina,peroqueacababanporhacermepensarenCatalina.Eracomo estar en un laberinto, un laberinto emocionante, pero a fin de cuentas unlaberinto.AlterminarellibrosentíqueconocíaParísmejorquemipadre.
El tíome visitó enmi cuarto. Puso una caramuy triste, como si llegara amientierro.
—Nohassalidodelacama.¿Tesientesbien?—preguntó.—Mesientomejor—ledije,yeraverdad.Lagente semetía en la camapara aliviarse de una enfermedad.Esohice ymi
medicinafuelalectura.
A lamañana siguiente ocurrió unmilagro.Bueno, ocurrió algo quemepareció unmilagro:Catalinatocóeltimbre.
—¿Porquénomeexplicaste?—fueloprimeroquedijo.—¿Qué?—Quetumamávaavenirporti.—¿Cómolosabes?—Carmenfuealafarmacia.Desviélavistaamihermanayellamedijo:—Laideanofuemía,fuedeJuanito.Estontoperoavecesseleocurrealgo.Tal
vezAndréshablóconél.Carmen también le había contado cómo sacamos de la casa el libro de tapas
azules. Catalina estaba muy admirada de lo que habíamos hecho y de que no lo
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hubiéramospresumido.—TenemosqueencontrarEllibrosalvaje—dijo—,nohaytiempoqueperder.Me encantó su cambio de carácter. Estaba tan emocionado que al entrar a la
sección«Motoresquenohacenruido»lediunbeso.Sentísupielsuave,sentíunoloraalgodulceymagnífico,sentíunvacíoenel
estómago, sentí un cosquilleo en las plantas de los pies, sentí que viajaba a lasestrellas,sentíqueflotaba,sentímicorazónymisangreysupequehabíasalidodemicuerpoyesomepermitíasentirconmásfuerza.¿Noesestomuchosentirdespuésdeunbeso?Sí,esmuchoymefascinó.
LapieldeCatalina sabíaaperitadeanís.No, sabíaaalgomejor:aespumadeperita de anís, o quizá a aire de perita de anís. El caso es que sabía a algo nuncaprobadoymagnífico:sabíaapiel.Nopudeseguirprecisandomissensacionesporqueunlibrocayóenmicabeza.
¿Era una casualidad o una seña? ¿Reaccionaban los libros a lo que yo habíahecho?¿DebíadarleotrobesoaCatalinaparahacerlaprueba?
Mientraspensabaesto,ellasealejabarumboalfondodelcuarto.Mequedéenmisitio,sinrevisarningúnlibro,completamentefelizdequeCatalinaestuvieraconmigoysacrificarasudíaenlafarmacia,dondepodíavertantagenteyenterarsedeloquesucedíaenlaciudad.
Lasbibliotecaseransitiosapartadosyunopodíasentirsesoloahí.¡Quedivertidoseríaestarenun lugarquefueramitadbibliotecaymitadfarmacia!Unsitiodondeunopudieraconversar,saberloquepasaenlaciudadyalmismotiempopudieraleer.Unsitiodondelaimaginaciónfuerapartedelarealidad.Unsitioconremediosparalasenfermedadesquesecuranconpastillasylasquesecuranconlibros.
Entoncespenséenalgoquedecidióesedía.LaprimeravezqueEllibrosalvajeseacercóanosotros,Eufrosia,Carmen,eltíoylosgatosestabanenlahabitación.Talvez el libro se acercó porque se sintió rodeado de vida, sintió que no lo íbamos adejarsoloypodíamosadoptarlo.
Pero después no hicimos otra cosa que mandarle señales con libros. SintiócuriosidadconlashistoriasdelElríoenformadecorazón,peroesonofuesuficiente.
Debíamoscomunicarlequeeraunodenosotros,quenosoloformabapartedelabiblioteca,sinoqueestabaensucasa,consufamilia.
CorríhastaCatalinayleexpliquéloquepensabasinhacerpausaspararespirar.Casimeatraganté.
—No sabía que pudieras decir tantas palabras —sonrió ella y vi mi dientefavorito,apenasencimadoaldejunto—.¿Quéhacemos?—preguntó.
—Darlelabienvenidaalacasa.Espérameaquí.CaminéhacialapuertayviellibroquemecayóencimacuandobeséaCatalina.
SellamabaElhombrequeduerme.Aquellibrohabíaqueridodespertarme.AhoradebíamosdespertaraEllibrosalvaje.
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Carmen llegó al cuarto cargada de peluches, Eufrosia llegó demal humor porquehabía dejado un zurcido pendiente, el tío llegómuy intrigado yDominó,Marfil yObsidianallegaronfelicesdedisponerdeuntazóndecronopios.
Les pedí a todos que nos acompañaran mientras Catalina y yo buscábamos ellibro.Noestábamosahíparacazarlosinoparainvitarloavivirconnosotros.
Un par de veces creímos ver su lomo blanco, pero no logramos darle alcance.Quizásetratabadeunailusióndenuestrosojoscansadosyansiososdeatrapardeunavezportodasaquellibro.
Eldía terminóconsándwicheshechosa todaprisaporEufrosia,que, laverdadseadicha,nofueronmuysabrosos.
Lacocineraestabademalhumor.Nolegustabapasarhorasyhorasjuntoalibrosquenoteníadeseosdeleer.TalvezsumalhumorfueracontagiosoparaEllibrosalvaje.Decidímodificar la táctica.LepedíaEufrosiaque llevara ropaparazurciryal tíoquehicieraunguisoentreloslibros.Debíamosvivirdelmodoquemásnosgustaraparaqueellibronosconocieramejor.
EltíohabíadichoqueCatalinayyoéramoslectoresprínceps.Loqueyopiensoes que éramos lectores normales conmuchas ganas de encontrar un libro que nosgustara.Haríamoscualquiercosaporllegaraesahistoria.
Mientras Carmen jugaba con sus muñecos, Eufrosia arreglaba la ropa y el tíoamasabaunapizzaenformadereloj,Catalinayyorevisábamoslosestantes.
Avecesnostomábamosdelamanoyyoleacariciabaelpelo.Llegóelmomentoesperado en que ellame dio un beso. Entonces aprendí que a veces dosmilagrosocurren al mismo tiempo. Sentí los labios suaves de Catalina mientras Carmengritaba:
—¡Ellibroblanco!Fuimosalapartedelcuartodondeellajugaba.—No lo vi yo —dijo Carmen—. Lo vio mi conejo. Tiene muy buena vista.
Ademásespresidentedelospeluches.—¿Dóndeestáellibro?—lepregunté.—¿Ahorasícreesquelospeluchesestánvivos?—¿Esoquetienequeverconellibro?—¿Sícreesquemiconejotienebuenavista?—mepreguntó.—Tuconejotieneexcelentevista—ledije.—En la tercera repisa, junto al rincón: hacemucho rato quemi conejo lo está
viendo—dijoCarmen.Busquélatercerarepisa.Ahíestaba.SentílarespiracióndeCatalinaenminuca,comounabrisasuave,yavancéhacia
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ellibro.Estaveznoseresistió.Toquéelpapelrugoso,toquésuspáginas,losostuve,eraa
untiempoligeroydenso,unlibrocompacto,agradable.Tío Tito, Eufrosia, Carmen y los gatos se congregaron alrededor de nosotros.
Catalinaabrióellibro.¡Laspáginasestabanenblanco!¡Tantabúsquedaparanada!Vieltecho,quetambiénestabaenblanco.Ellibrosalvajeeraunlibrovacío.Entonces percibimos una vibración, como un motor que arranca. El libro
temblaba.Parecíaquelaspáginassentíancosquillasalservistasporprimeravez.Noestabanacostumbradasaserrecorridasconlosojos.
Luegoel libropareciócalmarse,comoungatoalque lefrotanel lomo,aunquenosotrossololofrotábamosconnuestrosojos,deseososdeleersuhistoria.
Pero ahí estaban esas páginas blancas como la lecheo la nieve. ¿Tenía sentidohaberluchadotantoparaconseguirunaaventurasinletras,unahistoriasinpalabras,uncuentoenblanco?
¿Quédebíamoshacer?¿Agitarlooapretarloparaqueescupieraalfinsumensaje,siesqueteníauno?
Catalinapasósusdedossobre laspáginas,comosiquisiera leeralmodode losciegos.
—Esperenunpoco—dijoeltío,conlavozcortadaporlaemoción.Asífuecomo,detantodesearlo, lasletrasseformaronantenosotros,nopocoa
poco,sinoenunsantiamén.Ellibroyaestabaescrito,peronecesitabaquefuéramossuscómplicesparamostrarse.
El libro salvaje había viajado sin enseñar su historia y al fin se decidía aabandonarsuvidasolitaria.
Estabaensucasa.
NuncaolvidarélosdíasquepaséencasadetíoTitonilasperipeciasquenosllevaronaencontrareselibrotanespecial.Apartirdeentonces,leílosdemáslibroscomositambiénloshubieraatrapadoysoloamímemostraransusletras.
Aldíasiguientedenuestrohallazgo,mamápasópornosotros.Verla fue algo extraordinario.No solo recuperé el rostro que había temido que
desaparecieraenmirecuerdo,sinoquemesentímuyligero,comosihastaentoncesllevaraunacargamuypesadadelacualpodíaalfindespojarme.
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ElqueridoTitoseemocionómuchoenladespedidaymediounoscronopiosparaelcamino.Tambiénlediogustosaberquenuestranuevacasanoquedabalejosdelasuya.
Antesdequesaliéramosdijoalgoinesperado:—Heaprendidomuchodurantetuestancia,sobrino.¡Ahorahastatengoganasde
saliralacalle!Loslibrosmejoranrodeadosdevida,esloquetúmehasenseñado.Teiréavisitar,peronotepreocupesporatenderme:llevarémipropiotédepipa.Viajaréen autobús aunque los demás pasajeros tengan caspa. ¡He roto el cascarón de misoledad!Mesientocomounpolloilustradoyreciénnacido.Tengocanasenvezdeplumas,peronohaypollosperfectos.
Mitíoseguíasiendoelparientemásraroysimpáticoqueyotenía.LuegomeentregóEllibrosalvaje.—Estuyo—dijo.
Hanpasadomuchosañosdesdequeocurrióestahistoriaperonohepodioolvidarla.Tampoco la ha olvidado Catalina. Ella siguió trabajando en la farmacia hasta quetuvoedadparacasarseconmigo.
Mispadreshicieronsusvidasporseparado,peroyonodejédeveraningunodelosdos.
En losmomentos de angustia en queme sentímás solo, los libros fueronmiscompañeros.Desdeentonceshanestadoconmigoenlasbuenasyenlasmalas.
Alfinhecontadolahistoriaqueguardabacomounsecreto.Porcierto,casimeibadeestaspáginassindecirdequétrataEllibrosalvaje.
Hagamosunapausaemocionanteenlaqueestápermitidorespirarhondoy,siesnecesario,comerunagalletapararecuperarlasenergías.
Muybien,podemoscontinuar.Aqueldíainolvidable,Catalina,Eufrosia,Carmen,eltío,losgatos,lospeluchesy
yo miramos las páginas en blanco hasta que el libro se decidió a mostrar lasperipeciasqueteníaescritas.
Ellibrosalvajecomienzadeestamanera:«Voyacontarloqueocurriócuandoyotenía 13 años. Es algo que no he podido olvidar, como si la historia me tuvieratomadodelcuello…».
Sí,Ellibrosalvajecomienzaigualqueestelibro,perocadalectorleagregaalgodistinto.
Hasleídolaaventuraquevivíparaconseguirlaobraquetienesenlasmanos.Loquesigue,yadependedeti.
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