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Índice
Introducción
Capítulo 1. De la Modernidad a la Posmodernidad
1.1 La realidad dual de la Modernidad.
1.2 Los principales ejes de las posmodernidad: expresión e información.
1.3 Globalización: la sincronización cultural
1.4 Características generacionales posmodernas
Capítulo 2. Comunicación y posmodernidad
2.1 La comunicación: de la palabra escrita a la imagen animada.
2.2 Posmodernidad y las nuevas tecnologías.
2.3 Particularidades de la generación Y
2.4 Consumos mediáticos generacionales
Capítulo 3. Relaciones públicas y organizaciones posmodernas
3.1 Variables de actuación de las Relaciones Públicas
3.2 Función del Dircom en la comunicación interna
3.3 Campos de acción del Relacionista Público
3.4 Características y cambios de las estructuras organizacionales
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Capítulo 4. La comunicación organizacional
4.1 Organizaciones: estructuras de un nuevo sistema social
4.2 De la comunicación interna a la intracomunicación
4.3 La cultura corporativa
4.4 Manifestación de la cultura generacional en las organizaciones
Capítulo 5. La intracomunicación: canalizadora de las divergencias contemporáneas
5.1 Introducción a la propuesta estratégica
5.2 El mapa de la intracomunicación
5.3 Modelos estratégicos
5.4 Propuesta de aplicación estratégica en función del público objetivo
Conclusiones
Lista de Referencias Bibliográficas
Bibliografía
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Introducción
El presente Proyecto de Grado corresponde a la carrera de Relaciones Públicas. Dada las
particularidades propias del tema seleccionado, tomará la forma de Ensayo, mediante un
procedimiento reflexivo, sistemático y crítico de los datos, conceptos y teorías abordadas.
Asimismo, se inscribirá bajo la línea temática de Medios y Estrategias de Comunicación.
El presente abordará el estudio de la comunicación interna en las organizaciones. A partir del
estudio integral del repertorio de cambios suscitados por el proceso de globalización, las
nuevas tecnologías, las correspondientes generaciones y sus efectos sobre las
organizaciones, que permitirá la construcción de un valioso conocimiento para avanzar en el
pensamiento crítico y reflexivo respecto de la actividad profesional del Relacionista Público y
su empleo en el desarrollo de una propuesta estratégica de comunicación interna.
El proceso de la globalización identificado como un proceso dinámico originado
principalmente por las sociedades capitalistas, unificó mercados, sociedades y culturas, a
través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas de carácter global.
Si bien el mismo comprende aspectos de diversas índoles, en su vertiente tecnológica, dio
lugar a la denominada revolución informática Así, la llegara de Internet y el desarrollo de
nuevas tecnologías relacionadas con el medio electrónico han promovido la emergencia de
una realidad que implicó un profundo cambio en la vida de los seres humanos
contemporáneos. Transformó el modo de acceder a la información, difundir datos,
comunicarse e interactuar con personas e instituciones, lo que proporcionó un nuevo
entorno de interrelación social.
En el ámbito organizacional, este proceso de interconexión global, acelerado por la facilidad
de las comunicaciones, originó respecto de las nuevas tecnologías y la constante evolución
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de las mismas, la necesidad de adecuar la comunicación de las empresas, organismos y los
instrumentos de las Relaciones Públicas a las características de la Red.
Pero los cambios no sólo se observan en el uso de la tecnología sino también en los
procesos económico-sociales acontecidos. Dentro de los cuales cabe señalar aquellas
personas que al haber nacido en un período de tiempo determinado, recibieron los influjos
culturales y sociales de estos procesos de transformación, por lo que se comportan de
manera afín o comparable en determinados aspectos: las nuevas generaciones. Estas,
actualmente designadas bajo el nombre de generación Y, se definen por los factores
anteriormente señalados, aquellos que conforman su experiencia socio-histórica.
Frente a este escenario, globalizado y penetrado en todos los ámbitos por los avances
tecnológicos, se plantea la necesidad de la actualización de una de las principales áreas de
la práctica profesional del Relacionista Público, la comunicación interna organizacional.
El presente proyecto de graduación, procurará una visión integradora de los cambios
suscitados y el reconocimiento de las características propias de las diversas generaciones, a
los fines de señalar la implicancia y relevancia de las mismas, al momento de planear una
estrategia global de comunicación interna y gestionar las relaciones con el público
destinatario.
El objetivo plantea el ajuste y la adecuación de la intracomunicación al recambio
generacional de los recursos humanos al efectuar una propuesta estratégica de
comunicación interna.
Las razones que originó el hecho de desarrollar esta temática, descansan en la situación de
haberse verificado que ya se ha reflexionado, así como escrito respecto de las nuevas
tecnologías y la necesidad de adecuar la comunicación de las empresas, organismos y los
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instrumentos de las Relaciones Públicas a las características de la Red. Sin embargo, en los
análisis efectuados se ha dejado de lado el análisis generacional siendo la tecnología una
variable determinante de la generación Y. En la actualidad, la generación Y, también
conocida como los nativos digitales, están ingresando en el mercado laboral e imponen
nuevas reglas, por lo que resulta imperioso contemplar esta variable en la actividad
profesional del Relacionista Público.
El estudio de las mismas, permitirá brindar un aporte teórico en la indagación y
planteamiento de propuestas al momento de efectuar estrategias en el ámbito de la
comunicación interna organizacional.
Asimismo, la segmentación sustentada en los cambios sociales presenta una relevancia
práctica como marco indispensable que hace al ejercicio mismo del profesional de las
comunicaciones en la gestión del público objetivo de la intracomunicación.
A tal efecto, el aporte estará determinado por:
Una búsqueda precisa a través de un exhaustivo análisis de conceptos, teorías y exploración
de los cambios generacionales suscitados junto al proceso de globalización, las nuevas
tecnologías, y sus efectos sobre la comunicación organizacional.
Asimismo, su estructuración basada en el análisis crítico de la información recopilada con el
propósito de establecer sus relaciones con conceptos, teorías y técnicas afines al ámbito
profesional del Relacionista Público, dirigida hacia el desarrollo de un cuerpo de
conocimientos organizados respecto de las comunicaciones internas.
Por último, mediante el postulado de una estrategia de comunicación organizacional que
señala la adecuación de la intracomunicación al recambio generacional de los recursos
humanos en las organizaciones.
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Para el desarrollo del presente trabajo se estructurará el mismo en cinco capítulos, partiendo
de cuestiones situacionales y conceptualizaciones, continuando mediante la indagación y
exploración teórica de conceptos afines a la carrera de Relaciones Públicas y finalizará con
la exposición de una propuesta comunicacional.
En el Capítulo 1 se desarrollará la descripción y caracterización de dos períodos históricos:
la modernidad y posmodernidad. Luego se efectuará una breve introducción al proceso de la
globalización, se ampliará el papel que el mismo haya podido desempeñar en la resultante
de los cambios experimentados en los estilos de vida de los seres humanos
contemporáneos. Asimismo, se realizará una conceptualización y caracterización de las
diversas generaciones: generación de posguerra, baby boomers y generación X, mediante
el análisis de los influjos culturales, sociales y educativos de las mismas.
En el Capítulo 2 se considerará necesario abordar el desarrollo y la evolución de la
comunicación en la posmodernidad. A tal fin, se analizaran los cambios operados en las
tecnologías de la información y la comunicación, así como las transformaciones generadas
en torno a los procesos cognitivos del ser humano. Luego, se efectuará una breve
introducción respecto de las nuevas tecnologías, y la descripción de conceptos referentes a
las mismas: web 2.0, YouTube, Facebook, twiter, Gail y blogs. Posteriormente, se describirá
y conceptualizará a la generación Y, siendo la tecnología una variable determinante de la
misma, así como el conjunto de eventos y procesos dependientes que impactan en el modo
en que estos interpretan su forma de entender la realidad y, por tanto, en sus
comportamientos. Finalmente, se especificará el consumo efectuado por las diferentes
generaciones respecto de los medios masivos de comunicación, señalados anteriormente.
En el Capítulo 3 se realizará una conceptualización de las Relaciones Públicas, se
establecerá el área de acción de la misma a través de una aproximación a la actividad
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profesional, objetivos y tareas de su función. Luego se analizarán las ccaracterísticas y
cambios estructurales suscitados a lo largo del tiempo en el ámbito organizacional, para
consecuentemente incursionar en el estudio de la comunicación interna.
En el Capítulo 4 se analizará la naturaleza de la comunicación organizacional dentro de las
estructuras de las nuevas prácticas sociales. Luego se procederá a analizar y desarrollar las
nociones de comunicación interna y cultura corporativa. Consecuentemente, se reflexionará
respecto a cómo los influjos culturales y sociales compartidos por cada una de las
generaciones conceptualizadas anteriormente, definen percepciones y valores compartidos
en relación a los modos de interpretar y proceder en la esfera laboral.
Por ultimo, en el Capítulo 5 y luego del análisis precedente, se planteara una propuesta
estratégica de comunicación interna que contemple el recambio generacional de los recursos
humanos en las organizaciones.
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Capítulo 1: Modernidad y Posmodernidad
1.1 La realidad dual de la Modernidad.
La modernidad se presenta como una época que anhela ignorar la tradición de la forma más
sustancial para poner la vista en el futuro: la llamada época moderna. A la luz del análisis
realizado por Armando Roa, los hitos del origen de la modernidad se tejen alrededor de
convicciones centradas en:
La fe absoluta en la razón como medio para alcanzar la verdad. Tal convicción manifiesta el
poder de la razón tanto en la físico-matemática como en la biología.
Una concepción de lo real, susceptible de ser confrontada experimentalmente.
La declaración en la superioridad absoluta del hombre, su autonomía y libertad para regir su
propio destino.
Y, la noción de que la sociedad se construye efectivamente mediante la democracia. (1995)
Así, las características que reviste la modernidad representan un elemento de ruptura con
respecto a las formaciones precapitalistas. Aquellas eran sociedades preponderantemente
agrarias, en las que prevalecía el valor de uso y la economía natural. Las citadas
sociedades eran más bien cerradas, aisladas y con escasas comunicaciones, lo que
proporcionó la formación de culturas muy diversas. Las relaciones sociales eran directas y
personales, lo que no excluía la explotación y la atadura, inherentes a toda sociedad estatal,
dado que se trataba de sociedades jerarquizadas, cuya base de legitimidad política y social
era religiosa y el poder consagrado y absoluto.
Sin embargo, según los autores Obiols y Di Segni, ya se iba gestando la modernidad en las
ciudades comerciales de la baja Edad Media en las que se había desarrollado el capitalismo
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y nacía una nueva clase social: la burguesía. Surgida de los centros comerciales medievales,
la burguesía, posee una gran ambición de acrecentar su fortuna y de conocimiento. De estas
ciudades había partido el impulso de viajar y conocer el mundo, de afán de riqueza y
conocimiento científico. “Los grandes viajes de descubrimiento y conquista de los siglos XV y
XVI abren nuevas posibilidades comerciales dando lugar a la constitución de un incipiente
mercado mundial”. (Obiols y Di Segni, 1993, p.3)
Asimismo, la concentración de la producción económica, producida en las ciudades, refleja
como la tendencia expansiva de la modernidad penetra también en el mundo urbano,
implicando profundos cambios. Nuevos fenómenos como el crecimiento pleno de
innovaciones tecnológicas, establece a la industria como el sector central de la economía.
Con un sistema económico de estas características, se produce necesariamente una
remodelación de las estructuras de clases y de las jerarquías de estratificación, en que
grandes segmentos de población sufren la proletarización dado que propietarios capitalistas
se enriquecen en detrimento de estos grupos, y se expande a su vez una clase media, en
marco de la determinación de estatus a partir de la propiedad y la posición en el mercado.
Continuando con la descripción planteada por los autores, políticamente se crean los
estados nacionales, proceso por el cual, las monarquías pasaron a una organización
centralizada, de características estatales. La autoridad de los reyes se impone sobre los
señores feudales y enfrenta al papado, apoyados por la burguesía. Se da así la constitución
del Estado Moderno, necesario para enfrentar los grandes gastos que exigen las empresas
de la modernidad.
En materia religiosa se produce la Reforma Protestante, muchos países europeos rechazan
la religión católica, a los fines de dar paso a un culto más adecuada y real, donde “la
religión se recluye a la conciencia individual y se retira de los asuntos públicos” (Obiols y Di
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Segni, 1993, p.3). La Reforma exalta el valor del trabajo, propio del desarrollo capitalista, en
detrimento de la dignidad de la pobreza.
Como señalan Obiols y Di Segni (1993), entre los siglo XVI y XVII, se producen aportes
fundamentales en el ámbito de la ciencia dando lugar al nacimiento de la llamada ciencia
moderna. Copérnico postula la teoría heliocéntrica, por su parte Galileo, presenta la
posibilidad de experimentar, medir y observar, el carácter observacional y experimental del
conocimiento. Se efectúa el nacimiento de las primeras ciencias como la física y la
matemática. Se comienza a desarrollar el razonamiento a partir del pensamiento lógico-
matemático.
Así, hombres como Copérnico, Galileo, Kepler y Newton cuestionan y ponen en duda la
autoridad imperante, vale decir, la ciencia greco-romana (Aristóteles, Platón), basándose en
la experiencia y la razón; armas de la ciencia moderna. Fueron decisivos estos
descubrimientos en el cambio de mentalidad popular, ya no se piensa tanto en la
religiosidad, sino en la ciencia y la razón.
Los cambios producidos hasta el momento conllevan a una ruptura de la concepción del
mundo medieval centrada en Dios para abrir paso a una concepción centrada en el ser
humano. Esta transformación de una sociedad teocentrista, que tomaba a Dios como fuente
de verdad y de legitimación del orden existente, se sustituye por una concepción
antropocéntrica, donde el hombre y la ciencia se convierten en la fuente de toda verdad.
De acuerdo a lo señalado por Obiols y Di Segni (1993), en Francia, Descartes, padre de la
modernidad y referente de la corriente racionalista, plantea la duda como método. Ante
tantas transformaciones universales, se impone la duda, como cuestionamiento de todo
saber y la duda misma como método para comenzar a edificar nuevos saberes.
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En Inglaterra, crece una rama de la filosofía moderna: el empirismo, David Hume sostiene
que el conocimiento tiene su base en la experiencia, no en la razón. Por su parte Kant,
postula una ética universal de naturaleza racional.
El desarrollo de las ciencias, la tradición racionalista francesa y el empirismo británico
constituyen asientos del Iluminismo. Esta concepción busca establecer normas universales
fundamentadas racionalmente. La razón manifiesta en este siglo todo su poder, la luz de la
razón es el principio que venerará el siglo VIII.
Por otra parte, y en base a los acontecimientos señalados por los autores, se desarrolla la
Revolución Industrial. Los adelantos científicos se aplicaron más rápidamente en Inglaterra
cambiando todo el sistema productivo (antes había talleres, a partir de la introducción de la
máquina a vapor aparecen las industria) lo que le permitió convertirse en la primera potencia
mundial. Asimismo, los cambios económicos arrastraron cambios ideológicos: liberalismo
económico, cambios a nivel social: burguesía y proletariado y cambios políticos, dado que la
burguesía busca acceder al poder político.
En Francia, formando parte del núcleo de las ideas de modernidad, se suscito la llamada
Revolución Francesa, proceso social y político, que bajo el lema Libertad, igualdad y
fraternidad, produce la abolición de la monarquía y la proclamación de la Iª República.
Concluyendo con el análisis y la conceptualización de la etapa histórica descripta,
Lipovetsky (1986) considera que la producción y la revolución son los ejes que rigen la
sociedad moderna. Esta etapa se concentró en el crecimiento económico acelerado, del que
deviene su gran interés por la evolución tecnológica y el auge científico. Sin embargo, el
autor señala que tales desarrollos manifestaron sus consecuencias en una degradación,
cada vez mayor, de los individuos. Esta degradación se prolongará y acentuará en la etapa
consecutiva, la posmodernidad.
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Asimismo, en la posmodernidad se conservaron las orientaciones del capitalismo dedicado
a la constante estimulación de la demanda, a la comercialización y la multiplicación de las
necesidades, características presentes en la edad moderna.
Para este autor, la transición de la modernidad a la posmodernidad representa una evolución
del capitalismo autoritario a un capitalismo hedonista.
1.2 Posmodernidad y sus principales ejes: la expresión y la información.
Luego de tres siglos de continuas transformaciones donde el propósito de la modernidad
proporcionó ambiciosas ideas de progreso, en donde la ciencia avanzaba hacia la verdad y
la superioridad del hombre hacia su libertad y autonomía, deviene el escepticismo de la fe
en la razón, propia de aquellos siglos.
Según Lipovetsky (1986), los resultados devenidos de los ejes propios de la modernidad, es
decir, revolución y producción se contraponen a lo esperado. Las conmociones sociales y
culturales acaecidas parecen contradecir los ideales modernos.
En contraposición al modernismo, suponiendo una superación de éste último, se abre paso
la posmodernidad, cuyos ejes principales fueron la expresión y la información. De acuerdo a
lo señalado por Armando Roa (1995), en base a sus manifestaciones, podría decirse que es
una etapa caracterizada por el desvanecimiento de las ideologías, el interés por lo teórico y
la búsqueda del conocimiento por el conocimiento mismo. La voluntad de conocer la
realidad y su sentido, tan propios de la modernidad, ya no despiertan interés en la presente
época. Período en donde expresiones como ideal, proyecto, progreso sobre las cuales se
nutría la modernidad se sustituyen por ideas tales como: consumo, valor de cambio, imagen.
Para Gilles Lipovetsky (1986), el cambio proporcionado por la transición de la etapa moderna
a la posmoderna implico una conmoción en la sociedad y las costumbres. Así, una nueva
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concepción del individuo empieza a discurrir imponiéndose su presencia como unidad. De
acuerdo al autor la posmodernidad constituye la era del consumo masificado, donde emerge
un modo de socialización y de individualización inédita que irrumpe con lo instituido por los
siglos XVII y XVIII. La posmodernidad ya no sería un proyecto, muy por el contrario, el futuro
deja de ser significativo para centrarse en el presente inmediato. El individuo posmoderno
comienza una búsqueda implacable de lo hedónico, sin explicaciones sobre la totalidad de
la realidad y su sentido, ni concepciones filosóficas. Hay en la cultura posmoderna primacía
del goce, que, como señala Armando Roa, “la vida humana vale solo si tiene calidad de ser
gozada” (1995, p.47). La posmodernidad acentúa el individualismo abarcando todos los
aspectos de la vida social, quedan así, en un segundo lugar la propuesta de progreso y
objetivos comunes como sociedad propuestos por la modernidad. Al individuo lo acompaña
la ausencia de trascendencia, poco respecto por la vida, dado que esta ya no es alma sino
solo cuerpo. La exaltación por el cuerpo, su estética y el culto al cuidado del mismo. Busca
su realización personal, la satisfacción inmediata a través de la adquisición de objetos de lujo
y del confort. El sujeto se encuentra ensimismado, reconoce solo sus necesidades y la
manera de satisfacerlas es a través del consumo ilimitado. Contradictoriamente, aunque
estos nuevos valores dan paso a la liberación del individuo y al libre despliegue de la
personalidad intima del mismo, proliferan los cuadros de angustia, ansiedad y depresión en
los mismos.
Esto, no es difícil de predecir, en una sociedad donde existe un repliegue del individuo
interesado solo en sus propias necesidades, donde prevalece la indiferencia hacia un otro, y
se fracturan los lazos sociales. Como señala Lipovetsky (1986) la noción de colectividad se
desvanece y se desarrollan, desde una perspectiva general, características de personalidad
disimiles a las que presidían en la modernidad. La sociedad posmoderna transita y se
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desarrolla de forma flexible, a través la experiencia con mayor autonomía, reduciendo
imperativos existentes.
Según Amado Roa (1995) el hombre se halla en la época de la ética posdeber. Etapa donde
prevalece una ética fundamentada en la casuística y el relativismo, y no en los principios
que fundamentan la moral. Tiempos en donde el derecho individual, el derecho a la
individualidad sexual, a la creación, la manipulación de la vida por vías artificiales prima por
sobre el deber.
Para el hombre posmoderno la meta de su existencia no es su realización heroica o la
búsqueda de transcendencia, sino más bien, su trivialización, sin propósito esencial
superior más que la existencia misma.
2.3 Globalización: la sincronización cultural
En base a las diversas fuentes consultadas, se puede afirmar que se denomina globalización
al proceso económico, tecnológico, social y cultural originado en la civilización occidental,
producido a gran escala, en la que los países se vinculan y comunican de manera
dependiente. De este modo, el intercambio de bienes simbólicos, la economía y las
transformaciones sociales se producen a nivel global. A partir de la segunda mitad del siglo
XX, los países principalmente capitalistas levantan las barreras proteccionistas y acentúan
sus relaciones internacionales. De esta manera, las economías locales dan paso a
transacciones internacionales convirtiendo a los países que comercian entre sí en socios. La
economía se desarrolla a escala global y multinacional; una economía de mercado mundial y
consumista. El ordenamiento jurídico también siente los efectos de la globalización y se ve
en la necesidad de uniformizar y simplificar procedimientos y regulaciones nacionales e
internacionales con el fin de mejorar las condiciones de competitividad y seguridad jurídica,
además de universalizar el reconocimiento de los derechos fundamentales de ciudadanía.
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En el campo de la cultura se da un proceso que interrelaciona las sociedades fusionando las
culturas y atravesando fronteras, posibilitado, fundamentalmente, por las nuevas tecnologías
y los avances en relación a la conectividad y la comunicación. El desarrollo de la
comunicación ha implicado casi exclusivamente el desarrollo de infraestructuras técnicas; de
sofisticados aparatos; de soportes físicos y materiales que aseguran la transmisión;
estructuras de mensajes; formatos para empaquetar contenidos en series, canales para
transmitir la voz, la imagen y los textos. De esta manera los mensajes llegan homogéneos,
cada vez más lejos, sin ruido y a mayor cantidad de personas. El filósofo canadiense
Marshall McLuhan (1972) utiliza el término aldea global para referirse a la gigantesca
civilización tecnológica que permite mayor acceso a través de mejor infraestructura
comunicativa principalmente en los países industrializados y desarrollados. El desarrollo, sin
embargo, amenaza la calidad de los procesos culturales locales borrando las características
peculiares que fueron elaboradas durante siglos por las comunidades, aniquilando la
diversidad, la heterogeneidad y la pluralidad. Por ello, muchas comunidades y pueblos se
unifican e identifican detrás de la cultura hegemónica mundial mientras que otras culturas
resisten evitando todo tipo de contacto con valores foráneos. El informe Mc Bride (1980)
señala que la rapidez y el impacto de la comunicación social altamente tecnificada,
característica de la sociedad moderna, ha producido efectos no tan buenos ya que la
realidad de mucha gente queda oscurecida o deformada por los mensajes de los medios de
comunicación. El aumento de la información y la distracción ha homogeneizado las
diferentes sociedades mientras que los individuos quedan cada vez más separados de la
sociedad en la que viven. La irrupción de la televisión, por ejemplo, ha puesto en jaque las
tradiciones, los modos de vida, la cultura y los modelos económicos de las diferentes
sociedades. Sin embargo, las mismas realizan prácticas adaptativas a su entorno en su
intento de sobrevivir y desarrollar mecanismos de resistencia. De allí la importancia de la
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autonomía cultural de las sociedades, en especial frente a la homogeneización moderna
pero sin dejar de lado la importancia que tiene para el enriquecimiento de la cultura su
contacto con los productos elaborados en otras culturas. Se trata, en definitiva, de buscar un
equilibrio entre la conservación de prácticas autóctonas y la incorporación de pautas y
productos culturales de otras culturas. Junto con Hamelink se puede sostener que:
la impresionante variedad de sistemas culturales en el mundo se está desvaneciendo debido a un proceso de sincronización cultural sin precedentes. Pareciera ser que el reconocimiento público de diversidad cultural sólo se mantiene en un nivel folklórico cuando las banderas, vestidos y ceremonias de la tradición adornan los encuentros internacionales (Hamelink , 1985, p.144).
A continuación, analizaremos los efectos de la globalización cultural: sincronización cultural,
resignificación e híbridos culturales.
A fines de los años 60 diferentes intelectuales de izquierda acuñaron el término imperialismo
cultural para hablar de una estructura económica y de intercambio dependiente de los países
subdesarrollados pero fundamentalmente en relación a lo cultural. Sin embargo Hamelink
(1985) hablará de sincronización cultural puesto que el imperialismo es la manera más
frecuente pero no exclusiva en la que se relacionan las culturas. La influencia proveniente de
afuera puede ser impuesta por el país dominante pero también puede ser buscada por un
sistema cultural determinado. De acuerdo a lo señalado por el autor, las principales
características de la sincronización cultural podrían enunciarse de la siguiente manera: El
mercado mundial y el cliente mundial requieren de una sincronización óptima de valores
culturales de manera que las individualidades nacionales no perjudiquen la unidad del
sistema transnacional. Los países menos desarrollados se incorporan a este sistema
mundial introduciendo valores culturales ajenos que legitiman los interesas de los países
más desarrollados. Aquí, es de vital importancia señalar el complejo industrial de medios de
comunicación ya que el flujo comunicativo internacional se ha convertido en el vehículo
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principal de la sincronización cultural. Asimismo, es calve el rol que cumplen las elites
dominantes (políticas, económicas y sociales) de los países en vías de desarrollo en relación
a la aceptación de los modelos y valores foráneos. Como parte del sistema global, los vienes
culturales fabricados en los países centrales (películas, videos, libros, series de televisión,
música) se exportan masivamente para ser distribuidos y reproducidos así como también
intercambiados y consumidos en los países menos desarrollados compitiendo con los
valores y manifestaciones culturales locales. Frente a la aparente diversidad de productos, lo
que hay en realidad es una unificación de mensajes y contenidos. La repetición de un
pequeño puñado de valores es constante y repetitiva, reproducida incesantemente bajo la
falsa concepción de la pluralidad de textos.
Por su parte, en relación a los efectos de la globalización cultural el comunicólogo
colombiano Martín Barbero (1987) hablará de resistencias y resignificaciones. Desde la
recepción, sostiene al autor, se realizan constantemente distintas y particulares
apropiaciones y lecturas de los mensajes recibidos. Según el autor, hablar de imperialismo
cultural reduce los procesos de intercambio comunicacional a meras estrategias de
imposición cultural ya que en la cultura existe la interacción entre los mensajes hegemónicos
y los códigos perceptivos de cada pueblo. Para el autor la cultura popular, especialmente en
las enormes metrópolis urbanas, ha integrado los medios y lo moderno en una mezcla
compleja con el pueblo, la memoria narrativa popular y los movimientos populares que
intentan resistir los embates de sincronización cultural procedentes de los países
geopolíticamente centrales. La recepción no es pasiva, hay puntos de articulación e
interacción entre los procesos de producción en los medios y la rutina cotidiana del uso de
los medios en el contexto de la familia, la comunidad y la nación.
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El antropólogo argentino Néstor García Canclini (1989) hablará de culturas híbridas. La
interacción de la cultura popular tradicional con la cultura electrónica, no implica para el autor
la desaparición de las tradiciones. El poder cultural “no sería un atributo del sistema
monopólico que, administrado por las transnacionales, la burguesía nacional y los Estados,
impondría los valores dominantes a las clases subalternas” (García Canclini, 1989, p.16).
Sobredimensionar la capacidad ilimitada de los agentes masivos otorgándole un poder
extraordinario como guionistas del comportamiento social, delinea una clase popular pasiva
que es controlada por los contenidos que circulan en los medios de masas. Muy por el
contrario, para el investigador, debe ser cuestionada la concepción vertical de la
comunicación ya que el poder no permanece concentrado en bloques férreos de estructuras
sino que se encuentra diseminado en múltiples estructuras de producción y de consumo, en
las familias, los individuos, las fábricas, y en los sindicatos. También en las cúpulas
partidarias y en las organizaciones intermedias; en los medios masivos de difusión y también
en las estructuras de recepción dónde se remantizan y se resignifican los mensajes. Con
respecto al concepto de imperialismo cultural el antropólogo dirá que ese modelo de análisis
resulta insuficiente para entender las actuales dominaciones de poder internacional ya que
no explica el desarrollo planetario de un sistema industrial, tecnológico, financiero y cultural
cuya sede no está en una nación sino en unja densa red de estructuras económicas e
ideológicas. La hegemonía ya no es producto de la imposición sino de la adecuación de
saberes e imágenes internacionales a los conocimientos y hábitos de cada pueblo. En
relación a la cultura y al territorio, el autor sostiene que se debe incorporar una nueva idea de
relación entre culturas y territorios:
La definición de las identidades se ha hecho en relación de una cierta territorialización: con la cultura local y comunitaria en el folklor y la antropología, con la barrial en la investigación participativa de la sociología urbana, con el territorio nacional en los populismos políticos. Afirmar y recuperar la identidad popular implica rescatar la
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soberanía sobre esos espacios en los que se constituiría la vida propia y la diferencia de cada pueblo (García Canclini, 1989, p.19).
Más complejo aún es delimitar territorialmente las fronteras de influencia culturales ya que
asistimos a un fenómeno en el que, varias culturas disminuyen su relación con el territorio en
que se originan y se comunican con otras interpenetrándose. De esta manera, las artesanías
migran del campo a la ciudad, y las películas y canciones que narran acontecimientos
populares son difundidas en otros países.
Como señala el autor Octavio Ianni: “Hay incluso una lengua común, universal, que permite
un mínimo de comunicación entre todos. A pesar de las diversidades civilizatoria, culturales,
…, el ingles ha sido adoptado como la vulgata de la globalización” (Ianni, 1998, p.10).
Así, esta sociedad global que se concreta en las posibilidades de comunicación e
información abiertas por la electrónica, insinúa una progresiva homogeneización en los más
diversos aspectos. Civilizaciones y culturas son penetradas y articuladas por los sistemas de
información y comunicación ocasionados por la técnica y la electrónica (Ianni, 1998). Ante
todo el comercio global en el que no existen fronteras, los países en vía de desarrollo, con un
menor progreso de la industria tecnológica, se vuelven también receptores de los avances
electrónicos. En palabras de Octavio Ianni: “Toda economía nacional, sea cual sea, se vuelve
provincia de la economía global” (1998, p. 6). Consecuentemente, se asiste a un mundo de
cultura global compartida. Las personas que han nacido en este sistema-mundo
caracterizado por la desterritorialización, están enlazados a la tecnología. La televisión, las
telecomunicaciones e internet son tan ubicuos en sus vidas, que ejercen un influjo
considerable en sus personalidades y actitudes, definiendo creencias, valores y
expectativas. Estos, los llamados nativos digitales, se caracterizan por compartir rasgos
específicos, dados por el tiempo y espacio en que nacieron, vale decir, el presente proceso
de globalización. Proceso, que ha recibido numerosas expresiones descriptivas e
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interpretativas suscitando diversos ángulos de análisis. En lo que compete al presente
trabajo, se priorizará el aspecto social desencadenado en las nuevas generaciones frente a
otros de índole económica, política, religioso etc.
1.4 Generación de Posguerra, Baby Boomers y generación X
En la actualidad, cuatro generaciones coinciden y conviven en el mismo espacio y tiempo
Los cambios demográficos, así como las transformaciones culturales, productivas y
tecnológicas gestadas en los últimos tiempos indujeron a una diversidad generacional que
se percibe en todas las prácticas, ámbitos y formas de organización social.
Así y a los fines del presente proyecto, será necesario indagar en las características
principales de cada una de ellos. Aquellas que las configuran como parte de una misma
generación, las correspondientes a su corte etario.
De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) el término generación
proviene del latín generatĭo y posee diferentes acepciones y usos. Puede emplearse tanto
para nombrar a “la acción y efecto de engendrar (procrear)” o la “acción y efecto de generar
(producir)” (RAE, 2001). En el caso que compete, se tomará la acepción correspondiente a
la acción de procrear sobre la cual se señala: “Conjunto de personas que por haber nacido
en fechas próximas y recibido educación e influjos culturales y sociales semejantes, se
comportan de manera afín o comparable en algunos sentidos” (RAE, 2001).
Por lo tanto, y en base a la definición planteada, se habrá de entender que los procesos
económicos, sociales y culturales acontecidos en las diferentes épocas, conforman las
experiencias socio-históricas de las distintas generaciones. En consecuencia, los factores
sociales que se desarrollan en su entorno, son determinantes para la vida de una
generación, ya que a través de estos se irán formando sus propias ideas. Los mismos
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influyen en su visión del mundo, la forma en que cada una de las generaciones percibe los
diversos acontecimientos que se suscitan, así como sus sensaciones, emociones,
expectativas y necesidades, tanto a nivel general como en el ámbito laboral en particular. En
fin, una generación se haya cohesionada por recuerdos, lenguajes, hábitos y creencias
comunes.
Al explorar esta segmentación sustentada en los cambios sociales, se hayan discrepancias
divisionales dependiendo del autor, respecto del rango etario empleado para su clasificación.
Por consiguiente, se especificarán los distintos periodos generacionales, incluyendo todas
las fechas estimadas por los autores consultados, dado que las mismas no interfieren con el
objeto del presente análisis.
Las cuatro generaciones que hoy conviven en el mercado laboral son: generación de
posguerra o tradicional, generación baby boom, generación X y generación Y.
Después de haber analizado las diversas fuentes, la autora del presente trabajo, efectuará
una clasificación de las características distintivas de cada una de ellas. El criterio de
clasificación empleado se basa en los caracteres estructurales internos de las mismas,
aquellos que guardan correlación con los fines prácticos del presente trabajo.
Primeramente y en orden cronológico, se haya la generación de posguerra o tradicional. Este
grupo generacional esta constituido por las personas nacidas entre los años 1930 y
1945/50. En lo que respecta a la coyuntura política, económica y social en la cual nacieron
se pueden destacar los influjos recibidos por la Gran Depresión y la Guerra. Por lo que es
una generación caracterizada por amplias restricciones fiscales y una rígida ética laboral.
21
Las personas que conforman esta generación, son individuos que poseen una concepción
muy estricta respecto de los valores morales y éticos. Profundamente fieles a los valores
patrióticos, son leales a las instituciones y poseen fe en ellas.
El trabajo simboliza para ellos un compromiso para toda la vida. Los tradicionalistas creían
en el sacrificio y el trabajo duro como medio para lograr una movilidad económica
ascendente. Conservadores, trabajadores y estructurados, prefieren las reglas claras,
buscan el orden y las estructuras jerárquicas.
Al respecto, el autor Fernández Sánchez, manifiesta:
Suelen creer en el trabajo arduo, el sacrificio, el patriotismo, el respeto a la autoridad, así como la ley y el orden. Son conservadores en lo económico, lógico y orientados hacia el pasado. Han sido una fuerza estabilizadora en las organizaciones durante décadas (Fernández Sánchez, 2010, p.488).
Constituyen factores de motivación: el tomarse el tiempo para el contacto personal,
reconocer o premiar sus esfuerzos con placas y otros reconocimientos.
Al crecer en una época sin presencia tecnológica, actualmente no presentan una adaptación
a las mismas. Al momento de la sociabilizar en ellos prima contacto personal, la
conversación y la escritura.
Al igual que en el ámbito laboral, el matrimonio es considerado para ellos un compromiso
para toda la vida. Personas con una gran dedicación a la familia, las mismas estaban
constituidas por hombres que trabajaban y mujeres que se ocupaban del hogar y los niños.
Posteriormente, se haya la denomina generación baby boomers, es decir, las personas
nacidas entre 1943/46 y 1965. Los baby boomers conforman aquella generación compuesta
por las personas nacidas luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial en los Estados
Unidos. El significado en la lengua castellana del término baby booms es: explosión de
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natalidad. Este término fue empleado para definir el período demográfico que le sucedió a la
Segunda Guerra Mundial, caracterizada por un sustancioso incremento de la natalidad.
En base a lo descripto, el periodista económico de la BBC, Steve Schifferes, señala:
El fenómeno comenzó cuando, al final de la guerra, los soldados regresaron a sus hogares a casarse y a formar familias. Cuando la guerra terminó, había una larga fila de estadounidenses buscando tener familia…Y cada vez más, los más jóvenes compartían su visión optimista de una prosperidad permanente. Empezaron a casarse más jóvenes, y tener niños a una edad más temprana que nunca antes. Como resultado, la población estadounidense aumentó en 30 millones de personas durante la década de 1960, pasando de 150 a 180 millones, pese a una política migratoria relativamente restrictiva (Schifferes, 2006).
Sin embargo, desde la perspectiva de este autor, los orígenes de la generación
corresponden a causas no solo de naturaleza social (el fin de la guerra), sino también de
índole económica. El mismo sostiene que los baby bommers fueron promotores de una gran
prosperidad económica. Dada la constitución de matrimonios y conformación de familias, a
partir de la década del 50 se produjo una bonanza impulsada por el consumo de viviendas,
automóviles y bienes de consumo. Asimismo, se vivió una notable expansión de la
educación, hasta llegar a triplicarse en esos años, primeramente en la educación básica y
luego en la secundaria y a nivel universitario. Fue un período en el cual la productividad
aumentaba en paralelo a la población. (Schifferes, 2006).
Durante el transcurso de las distintas décadas los baby boomers han recibido diferentes
nombres:
En los años ochenta se les llamaba yuppies (profesionistas urbanos jóvenes), bumpies (profesionales negros en ascenso), yummies (madres jóvenes en ascenso) y dinks (parejas sin hijos con doble ingreso). Sin embargo en los años noventa los yuppies y los dinks cedieron el paso a nuevas especies, con nombres como dewks (dobles ingresos con hijos) y mobys (madre mayor, bebe menor) Ahora para disgustos de muchos miembros de esta generación, se les están aplicando motes como woofs (viejos acomodados) e incluso grumpies (viejos gruñones) (Kotler, Armstrong, 2003, p.124).
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Se puede afirmar que las características distintivas de esta generación son:
Una actitud desafiante frente al orden establecido. Los baby boomers se manifestaron en
busca de valores distintos. Generaron olas de protestas contra la intervención de Estados
Unidos en la Guerra de Vietnam y la expansión de beneficios económicos y la libertad
personal, a través de la proclamación de los derechos civiles. La defensa de nuevos valores
por parte de esta generación acarreó profundas consecuencias sociales y políticas. Algunos
de los cambios culturales producidos incluyeron la revolución sexual, el movimiento hippy y
el feminismo (Fernández Sánchez, 2010).
Uno de los cambios más destacados lo representa la igualdad femenina, quienes ahora
tenían acceso a la educación formal y muchas de ellas eran también activas en el mercado
laboral. Consecuentemente, las tasas de natalidad disminuyeron notablemente y la edad de
matrimonio aumentó. Podría decirse que se manifestó un fuerte cambio actitudinal de las
mujeres, que si bien compartían los valores de la familia, comenzaron a entender que el
divorcio era una opción, debilitando los lazos del compromiso (Schifferes, 2006).
En lo que respecta a factores íntimos, podría señalarse que esta generación cree en el
crecimiento y en el desarrollo personal. Se consideran el centro de atención, poseen una
tendencia a ser optimistas, aprendieron del trabajo en equipo en la escuela y el hogar.
Buscan la auto gratificación y creen en la espiritualidad y el significado de la vida.
Dado que los baby boomers representan un grupo muy amplio, comúnmente se distinguen
dos segmentos: los boomers jóvenes, cuyos gastos se dirigen todavía a sus hijos y los
boomers mayores, entre los 57 y 66 años de edad, años en que sus hijos abandonan sus
hogares (correspondientes al síndrome nido vacío). Muchos mercadólogos han prestado
atención sobre esta generación dado que a medida que van envejeciendo; lejos de ser
considerados como personas viejas y conservadoras, generarán un mercado lucrativo en lo
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que respecta a artículos de lujo, ocio, productos para la salud y el acondicionamiento físico
(Kotler, Armstrong, 2003).
En el ámbito laboral, las personas correspondientes a esta generación, no mantienen un
trabajo estable en una misma organización si no se encuentran satisfechas. Algunas esperan
jubilarse, otras permanecer activas. No han crecido con la tecnología pero han podido
adquirir la habilidad de utilizarla. En lo concerniente a los factores de motivación personal:
las mismas necesitan mucho reconocimiento público, darles oportunidad de probarse a sí
mismos y su valor. Brindarles incentivos que les otorguen estatus, les gusta sentirse
escuchados y que premien su compromiso con el trabajo (Fernández Sánchez, 2010).
Al respecto, los autores citados señalan:
se sienten más motivados por el trabajo que les ofrece un sentido de identidad: tareas interesantes, reconocimiento y aprecio al trabajo bien hecho, mayor participación en las decisiones y más tiempo libre. Al entrar en el mundo laboral adquirieron prominencia las exigencias de un ambiente flexible. Las empresas respondieron dedicando más tiempo al desarrollo del personal mediante programas de capacitación, enriquecimiento y agradecimiento del trabajo (Dalton, Dawn y Watts, p.75).
Al baby boom, procedió una escasez de nacimientos que dio origen a una nueva generación.
La generación X corresponde a las personas nacidas entre los años 1965 y 1979/80. La X es
el símbolo de la indefinición por excelencia y es la forma que el escritor Douglas Coupland
empleo para denominar a toda esta generación.
“la llama generación x porque están a la sombra de los baby boom y no poseen
características distintivas obvias. Otros los llamas baby busters, generación sombra o Yiffies
(jóvenes, individualistas, deseosos de libertas y poco numerosos)” (Kotler y Armstrong, 2003,
p.125).
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Esta generación creció junto a un aumento en la tasa de divorcio, junto a un gran número de
madres que ingresaron al mercado laboral, lo cual los convirtió en hijos descuidados de
padres divorciados y con conflictos. La generación X ha vivido en la época del desarrollo de
la computadora, la propagación del SIDA y la MTV. Crecieron en un periodo inherente a la
recesión y reconversiones industriales y corporativas, por lo que la seguridad constituye un
tema dominante en los X.
Los baby boomers denominaron a esta generación como la generación perdida o generación
dormida, dada su actitud desinteresada, sin grandes aspiraciones y desencantada
(Fernández Sánchez, 2010).
Podría decirse que es considerada por sus antecesores como una generación invisible, por
la falta de una identidad social determinante, su estereotipo de apatía, sin afiliación y
solitaria.
Como citan Craig y Baucum:
En opinión de Howe y Strauss. Esta generación, mejor dicho su reputación, se ha convertido en una metáfora de la perdida de metas en Estados Unidos, del desencanto de las instituciones, de perdida de esperanza en la cultura y del temor al futuro (Craig y Baucum, p. 378).
En el mercado laboral, la generación X constituyeron los primeros profesionales a los que se
les exigió una mayor educación que solo el titulo universitario (los idiomas). Si bien, son
señalados como aquellas personas apáticas, que buscan pasar el tiempo hasta jubilarse, no
obstante es la más emprendedora y adepta a la tecnología. Han dirigidos empresas
multimillonarias de Internet desde sus comienzos, han sido sus fundadores. En el ámbito
laboral necesitan opciones y flexibilidad, no les agrada la supervisión directa y otorgan poco
valor a las jerarquías. Prefieren libertades, necesitan el cambio, buscan un balance entre su
vida y su trabajo, trabajan para vivir y no viven para trabajar. Son colaboradores e
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informales. Son frontales y abiertos a la diversidad. Buscan la satisfacción en sus trabajos,
pero no sacrificarían su felicidad y el desarrollo personal en pos de la promoción. Son leales
a su profesión pero no así a las empresas en la cuales trabajan.
Constituyen factores de motivación: el darles muchos proyectos, la oportunidad de
establecer prioridades y manejarlas, brindarles retroalimentación constructiva
constantemente, proveerles tiempo para otros intereses. Hay que ser cautelosos con los
beneficios e incentivos, ya que a pesar de que no buscan el status resienten el que otros
tengan mayor visibilidad y reconocimiento (Fernández Sánchez, 2010).
De acuerdo a lo señalado por Kotler y Armstrong (2003), la generación X comparte su
preocupación por el medio ambiente y responden favorablemente a aquellas organizaciones
que son socialmente responsables. Son consumidores críticos, prefieren productos
funcionales y a bajo precio. No son materialistas, por lo que valoran la experiencia por sobre
la adquisición. Esta generación desplazo los estilos de vida y los valores materialistas de los
baby boomers.
Análogamente, en el periodo de tiempo consecutivo le sucedió la denominada generación Y.
Aquellas personas nacidas entre los años 1980/82 y 2000. También se los conoce bajo el
nombre de millennials o la generación del futuro. Esta generación esta conformada por los
hijos tardíos de los baby boomers o de la generación X, por lo cual comparten algunos
puntos de vista de ambas generaciones pero al mismo tiempo desafían sus valores.
Sin embargo, no analizaremos la presente generación hasta no haber examinado
previamente el contexto social, económico, político y cultural que en el cual se gestaron. De
esta forma, se podrá no solo contextualizarlas, sino más bien entender y comprender
aquellas variables externas que ejercieron sus influjos sobre las nuevas generaciones.
Consecuentemente, en el subsiguiente capitulo se expondrán los factores sociales que se
27
desarrollaron en el entorno y que son determinantes en la vida de esta generación. Ideas,
modas, hábitos y costumbres, son todos elementos constituyentes, que definen valores,
percepciones y visiones comunes a toda una generación.
28
Capítulo 2. Comunicación y posmodernidad
2.1 La comunicación: de la palabra escrita a la imagen animada.
Los cambios operados en las tecnologías de la información y la comunicación a lo largo del
tiempo han generado cambios profundos en torno a los procesos cognitivos del ser humano,
consecuentemente respecto de la organización del conocimiento, así como en las prácticas
y formas de organización social.
Como señalan los autores Gargallo López, Suárez Rodríguez y Díaz García (2003), esto se
debe a la compleja relación que se establece entre las mismas y el ser humano. En palabras
de los autores: “El hombre la crea y la utiliza para amplificar sus sentidos y sus capacidades
pero, a su vez, la propia tecnología lo transforma a él mismo y a la sociedad” (Gargallo
López, Suárez Rodríguez, Díaz García, 2003, p.3).
A los fines de introducirse en el tema concerniente al desarrollo y análisis de las nuevas
tecnologías, los autores citados anteriormente, plantean una clasificación de cuatro etapas
respecto de la evolución historia de la civilización humana, a saber: la aparición del lenguaje
oral, la aparición y difusión de la escritura, la aparición de la imprenta y el uso de los medios
electrónicos y la digitalización. Por consiguiente, y dado el propósito del análisis a
desarrollar, la autora del presente proyecto, considerará pertinente aplicar la clasificación
empleada por los autores.
La primera etapa señalada por Gargallo López, Suárez Rodríguez y Díaz García (2003), es
la concerniente a la aparición del lenguaje oral. Según estos autores, la aparición del
lenguaje oral corresponde a uno de los cambios más radicales suscitados en la vida del ser
humano. Si bien fue un proceso que se produjo en forma paulatina, a lo largo de los siglos,
constituyó un acontecimiento revolucionario que mediante la producción de sonidos, permitió
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codificar y transmitir el pensamiento, “La palabra permite conservar la experiencia, hacer
pública y almacenar la cognición humana” (Gargallo López, Suárez Rodríguez, Díaz García,
2003, p.3). De esta manera, al almacenarse el conocimiento en la memoria posibilita su
transmisión intergeneracional, de los mayores hacia las nuevas generaciones. De acuerdo a
los autores, se torna difícil conceptualizar y comprender la vida dentro de la sociedad oral, ya
que no se reduce al hecho de imaginar una sociedad sin libros. La interpretación de estas
sociedades comporta otra manera de pensar y ver el mundo.
Como manifiesta Giovanni Sartori en du obra Homo videns, la sociedad teledirgida, el homo
sapiens, como animal simbólico, se instituye por los actos lingüísticos: “la capacidad
simbólica de los seres humanos se despliega en el lenguaje, en la capacidad de comunicar
mediante una articulación de sonidos y signos “significantes”, provistos de significado”
(Giovanni Sartori, 1998, p.24). A diferencia del lenguaje propio por el cual se comunican los
animales, el hombre posee la capacidad de reflexionar respecto de lo que enuncia y piensa,
así, el hombre como animal simbólico se concreta a través del lenguaje. El lenguaje
comporta un instrumento del comunicar y del pensar.
Asimismo, si se remite a las eras de la civilización establecidas por McLuhan, al interpretar la
dicotomía tecnológico-sensorial, se hace presente de forma análoga, la era prealfabética. El
autor Pedro Sampere (1975), identifica esta etapa señalando como único medio de
comunicación la palabra, que demanda unidad de lugar y la presencia física entre emisor y
receptores. Así, la palabra, perecedera en espacio y tiempo, permanece solo en la memoria.
La siguiente etapa corresponde a la aparición y difusión de la escritura. El empleo de los
signos gráficos para representar el habla se efectuó aproximadamente hace 3.500 años
antes de la era cristiana. De acuerdo a lo señalado por los autores, la escritura provocó la
independencia espacio-temporal entre emisor y receptor y con ello la acumulación y
30
transmisión de los conocimientos para la posteridad. Característica que benefició a la ciencia
y la literatura. Al mismo tiempo, la palabra escrita era más elitistas y menos interactiva que el
habla, por lo que presentaba una menor audiencia (Adell, 1997). Por tal motivo, la difusión y
generalización de la escritura constituyo un proceso gradual. Como manifiestan los autores:
“la utilización de la escritura como medio de transmisión de la información supuso la
necesidad de la alfabetización de ciertas personas, creándose las primeras escuelas, cuyo
objetivo era enseñar a los escribas la lectura y la escritura” (Gargallo López, Suárez
Rodríguez, Díaz García, 2003, p.3). Contrario a las culturas orales, en la cual el aprendizaje
se iba configurando en base a la experiencia de las actividades cotidianas. Por otra parte,
los mismos señalan: “La aparición de la escritura impone la descontextualización o
disociación entre las actividades de enseñanza-aprendizaje y las actividades cotidianas: no
se aprende a leer y a escribir simplemente observando a los adultos y repitiendo los actos
que ellos realizan” (Gargallo López, Suárez Rodríguez, Díaz García, 2003, p.3).
Consecuentemente, esta característica de descontextualización de la vida real brindada por
la escritura extiende las posibilidades de aprendizaje.
Finalmente, la aparición de la imprenta, que si bien, no implicó un cambio de código con
relación a la etapa anteriormente descripta, produjo efectos profundos de índole cultural
social, política y económica que confluyó en la denominada cultura moderna. La imprenta
implicó una autentica revolución ya que provocó la generalización del conocimiento,
eliminando su carácter elitista. De acuerdo a lo manifestado por los autores:
Nuestra cultura esta tan fuerte influenciada por la tecnología de la imprenta que resulta superfluo extenderse analizando sus consecuencias. El mundo, tal como lo conocemos, hasta la aparición de los medios de comunicación de masas, en las últimas décadas, es producto de la imprenta (Gargallo López, Suárez Rodríguez, Díaz García, 2003, p.3).
Ahora bien, será necesario conceptualizar el término medios de comunicación. Tomando la
definición empleada por Bertho Lavenir y Barbier (2007) los medios constituyen todos
31
aquellos sistemas de comunicación que posibilitan a una sociedad efectuar, en forma parcial
o total, tres funciones determinadas: “la conversación, la comunicación a distancia de los
mensajes y de los saberes y la renovación de las prácticas culturales y políticas” (Bertho
Lavenir, Barbier, 2007, p. 9). Conversar permite la acumulación de informaciones y el trabajo
intelectual, posibilitando el conocimiento. Comunicar a distancia por medio de la escritura o a
través de otros medios (teléfono, televisión, computadora, etc.) permite disociarse del
espacio y el tiempo, lo que posibilita el intercambio de los saberes conjunto a una
reorganización de las prácticas y de los medios sujetos a ellas.
Así, la conversación constituye el primer medio a través del cual se organizan y desarrollan
las prácticas de sociabilidad, de reflexión intelectual y de actuación política.
Consecuentemente, la misma función adquieren la escritura, la imprenta y actualmente las
tecnologías de la comunicación. En resumen, se denomina medios de comunicación “a toda
estructura socialmente instituida de comunicación, y por extensión, al soporte de esa
estructura” (Bertho Lavenir, Barbier,, 2007, p. 10).
Como señala Lozano Rendón, en su libro Teoría e investigación de la comunicación de
masas (2007), durante la segunda mitad del siglo XIX, en contraste con la prensa elitista y
literaria de los inicios, surgen en Europa y EEUU, los periódicos para las clases populares.
Este proceso fue posible a causa de los procesos de alfabetización producidos en tales
países. Como señala Giovanni Sartori (1998) el progreso de la reproducción impresa fue
paulatino pero continuo y culmina con el advenimiento del periódico que se imprime
diariamente. Asimismo, a partir de mediados del siglo XIX, se inicia un nuevo periodo de
avances tecnológicos: la invención del telégrafo y seguidamente la del teléfono.
A través de obra Historia de la Radio y la Televisión se señalará la evolución de las mismas.
Los orígenes de la radiodifusión se entremezclan con los de las telecomunicaciones por
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ondas, por la complejidad de fenómenos físicos y técnicos que conlleva. Tanto la elaboración
de los instrumentos como los descubrimientos no presentan una cronología lógica, más bien,
son el resultado de la convergencia de simultáneas investigaciones en el mundo entero. Los
primeros trabajos efectuados fueron en relación a las ondas electromagnéticas, luego
prosiguieron los intercambios de señales hertzianas, el intercambio de señales morse por
telegrafía, perfeccionando los sistemas hasta lograr la sintonía, es decir, la correspondencia
entre las antenas emisoras y receptoras. Así, la telegrafía sin hilos dejo atrás el teléfono
eléctrico y velozmente los marinos de guerra fueron los primeros en emplearlos para
superar el aislamiento de los navíos. Asimismo, a través de grandes estaciones emisoras las
potencias coloniales unían sus metrópolis con el mundo. Para 1913 coexistían en Europa
varias estaciones de telégrafos abiertas al público. La evolución de las telecomunicaciones
por ondas y la de la radiodifusión empezaron a bifurcarse al inicio de los años veinte para
converger nuevamente en los años sesenta, en la era de los satélites, y posteriormente en la
de la telemática. (Pierre, Tudesq, 2001).
Los avances técnicos producidos tras la invención de estos artefactos, permitieron el
desplazamiento de las distancias, dando paso a la era de las comunicaciones inmediatas. Es
innecesario, en el marco de este proyecto, continuar con el relato de la historia de las
telecomunicaciones. Solo se explicitará, que en los años sesenta, la historia de los satélites
y la telemática, van de nuevo a converger conjunto al progreso de las fibras ópticas y de los
cables coaxiales, asociando las telecomunicaciones por cable al desarrollo de la televisión.
Cabe señalar que si bien la radio, también desplazaba distancias como señala el autor
Giovanni Sartori, este medio de difusión: “no menoscaba la naturaleza simbólica del hombre.
Ya que, como la radio “habla”, difunde siempre cosas dichas con palabras” (Giovanni Sartori,
1998, p.26).
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Así, y en adhesión a la tesis planteada por el autor en su obra, la televisión implica una
ruptura en torno a los procesos cognitivos del ser humano y consecuentemente respecto de
la organización del conocimiento. Esta ruptura, como manifiestan Bertho Lavenir, C.,
Barbier, F. (2007), señala que es lo que se modifica cuando el ser humano se expresa, no a
través del discurso sino desde la imagen animada. Se disipan las formas de pensamiento
anteriormente elaborados en el mundo de la oralidad y lo escrito. El homo sapiens, fruto de
la cultura oral y escrita, comienza a desvanecerse ante la supremacía de este nuevo medio
de comunicación. Ahora, la palabra deja lugar a la imagen y con ella las prácticas y formas
de organización social se modifican. De acuerdo al autor Giovanni Sartori (1998), la
característica distintiva del hombre sobre los primates, no es otra, que su capacidad
simbólica. La lengua, el arte, la religión son fruto del universo simbólico del pensamiento
humano y todo progreso humano dentro del ámbito del pensamiento refuerza la misma.
De modo que libros, periódicos, teléfono, radio son todos ellos –en concordancia- elementos portadores de comunicación lingüística. La ruptura se produce a mediados de nuestro siglo, con la llegada del televisor y de la televisión. La televisión –como su propio nombre lo indica- es ver desde lejos” (tele),…llevar ante los ojos de un público de espectadores cosas que puedan ver desde cualquier sitio, desde cualquier lugar y distancia. Y en la televisión el hecho de ver prevalece sobre el hecho de hablar (Giovanni Sartori, 1998, p.26).
La televisión se configura, ya no como un progreso técnico más dentro de los medios de
comunicación de masas, sino como un instrumento que transforma esencialmente la
relación entre entender y ver. Ahora, frente al predominio de la imagen, el contenido del
mensaje es de orden secundario ya que esta en función de la imagen. El tele-espectador,
como lo identifica Sartori, se ha convertido en un animal vidente por sobre el simbólico.
“Hasta hoy día, el mundo, los acontecimientos del mundo, se nos relataban (por escrito);
actualmente se nos muestran, y en el relato (su explicación) esta prácticamente solo en
función de las imágenes que aparecen en la pantalla” (Giovanni Sartori, 1998, p.36). El
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contexto de simbolizaciones en el cual vive el hombre constituye su cultura, pero si el
hombre pierde su capacidad simbólica, se produce lo que Sartori denomina la cultura de
la incultura. Una cultura atrofiada y pobre, la cultura del ocio y la cultura de la imagen
actualmente en boga, no son más que el reflejo de los cambios suscitados por el ya
descripto medio de comunicación: la televisión, que socava el aparato cognoscitivo del ser
humano, al restringirle su capacidad de pensar.
Lo que prosigue es más progreso tecnológico, que actualmente ha sumergido al ser
humano en la era de la cibernética. Como señala el autor, es la edad multimedia, donde
las nuevos medios han desplazado a la televisión, que presenta a la computadora como el
nuevo soberano, unificando palabra, sonido e imagen. La computadora introduce en el
tele-espectador una nueva característica: las realidades simuladas, aquellas realidades
que son posibles solo a través de la pantalla, son imágenes imaginarias: realidades
virtuales, vale decir: irreales.
2.3 Posmodernidad y las nuevas tecnologías.
La clásica diferencia sujeto-objeto, típica de la modernidad, se esfuma: no hay ya un sujeto, el investigador, que como observador imparcial estudia su objeto, sino que, sobre todo en las tecnociencias, lo que correspondería antiguamente al objeto se vuelve activamente sobre el sujeto, lo modifica y lo cambia. En las técnicas modernas de maquinas -ferrocarril, aviación- el hombre adquiere dominio sobre la naturaleza y la usa a su gusto; en cambio, en las técnicas posmodernas, con la aparición de la informática, de la televisión, etc., el supuesto objeto creado se vuelve sobre el sujeto creador y lo influye por dentro, recreándolo en cierto modo. Los progresos de la informática, de la televisión, cambian las conductas, los modos de pensar, los proyectos, sin que en cierto instante se pueda decir, frente a una manera de ver la realidad, cuánto pertenece al hombre y cuánto a las tecnologías, y ello hasta el modo de concebir al mundo y al hombre mismo (Roa, 1995, p.45)
Como interpreta el autor (1995), el nihilismo presente en la posmodernidad, que viabiliza el
llevar una vida lúdica y que propone una posición abierta a opciones infinitas, acompaña a la
figura de este hombre actual, que, con mayor autonomía, intenta sustituir lo que antes
correspondía a Dios.
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Así, con relación a lo expresado por Armando Roa (1995), la tecnología, a diferencia del
mundo pétreo de la modernidad, ubica al hombre como soberano, con la capacidad de crear
su propio mundo, queriendo traspasar sus propios límites. La apropiación de la realidad y la
manipulación técnica tienen por objeto el facilitar una vida placentera e intrascendente.
La ciencia y las tecnologías juegan un papel constitutivo de la posmodernidad, en donde la
ciencia es considerada la medida de la verdad. Hoy, las ciencias, las invenciones mecánicas
y las tecnologías han dejado de ser algo complementario en la vida cotidiana del hombre,
para transformarse en algo imprescindible, que afecta no solo su forma de vivir, sino también
su manera de ser y de pensar. La tecnología anuncia para el hombre actual una posibilidad
de existencia diferente.
Respecto al tema Obiols y Di Segni (1993), señalan que la sociedad posindustrial, se
caracteriza por un desarrollo considerable de las fuerzas productivas, (mediante la técnica y
la automatización), la proliferación de sector de servicios y nuevas formas de
comercialización en donde nacen sofisticadas formas de marketing. Una de sus
manifestaciones más visibles es la proliferación de shoppings que se convirtieron como
muchos autores señalan en iconos de cultura popular. Estas transformaciones en lo
económico demandan actualización, innovación e información constante. Las sociedades
posindustriales que se gestaron primeramente en los países capitalistas, hizo extensiva su
cultura hacia el resto del mundo a través de los medios de comunicación.
Concepciones como sociedad global o aldea global, aluden a la conformación de la
comunidad mundial, concretada en las realizaciones y las posibilidades de comunicación e
información abiertas por la electrónica.
En base a lo que señala Octavio Ianni (1998), se puede inducir que esta sociedad global
sugiere una transformación cuantitativa y cualitativa del capitalismo que, sin mediar
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fronteras, hace converger factores de índole social, cultural, técnica, geográfica, política,
económica, entre otros. Estos modifican la organización de las fuerzas productivas del
mercado, de producción y reproducción del capital, los modos de organización social, las
forma de interrelación social, abarcando tanto la producción material como la espiritual.
A merced de la globalización y a la descentralización de la vida posmoderna, la mayor
transformación que se ha producido en los últimos 20 años fue el pasaje del offline al online,
que se sustenta en la descentralización del procesamiento y del almacenamiento de la
información. Asimismo, el incremento de capacidades de intercomunicación que posibilitó,
ha producido cambios subrayables en la mayoría de las actividades cotidianas de la
población urbana.
La revolución digital que produjo internet, se aceleró con la irrupción de las computadoras
personales, y se vio potenciada por la introducción de la telefonía móvil. Asimismo, una
divulgación masiva de dispositivos móviles y la introducción de innumerable de soportes
materiales como los reproductores de contenido iPod, luego el Ipad, las tablets, el mp3, mp4
y mp6, resultado de la creciente miniaturización electrónica.
Particularmente, se focalizará en las denominadas Tecnologías de la información y de la
comunicación (TICs), que anteriormente se denominaban Nuevas TICs y que subyacen a la
noción de “nuevos medios”.
De acuerdo a lo expresado por el autor Roberto Igarza (2008), basarse únicamente en una
aproximación tecnológica de las mismas sería dejar de lado una noción multidimensional,
más compleja y profunda de ellas.
Según el autor, dentro de la multidimensionalidad constituyente de los nuevos medios,
existen tres características básicas que están presentan en todos ellos, a saber:
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Primeramente los nuevos medios se identificaban por ser:
Digitales: el sistema digital binario, de unos y ceros que posibilita la transmisión, el
procesamiento y almacenamiento de la información.
Interactivos: implica la capacidad de una comunicación bidireccional. La web inicial
focalizada en el usuario, evoluciono naturalmente mediante la aplicación de nuevos
desarrollos, donde el usuario abandona su rol pasivo frente a los contenidos y se convierte
en productor consumidor y difusor de los mismos.
Luego se incorporo la característica de ser:
En línea: los contenidos y servicios constituyen multiplataformas, por lo tanto poseen una
difusión global, proporcionan una actualización permanente y se encuentran disponibles las
24 horas del día, los 7 días de la semana, a través de los diferentes dispositivos de
recepción.
Asimismo, hay una segunda aproximación para la comprensión de los nuevos medios,
señalada por el autor, en base a la finalidad y funcionalidad de los mismos. De acuerdo a la
interpretación realizada por Roberto Igarza se clasificarían en:
Medios de comunicación tradicionales en línea: corresponden a la adaptación digital,
interactiva y en línea de los medios de comunicación tradicionales. Entre ellos se pueden
encontrar la radio, los diarios y la televisión.
Medios de comunicación nativos: atañen a aquellos medios concebidos en la era digital por
lo que sus contenidos son confeccionados para ser difundidos interactivamente y en línea.
Por lo tanto, estos medios no poseen referencias off line. Asimismo, no exigen, ni demandan
conocimientos profesionales para su elaboración.
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Medios sociales: son plataformas que constituyen comunidades abiertas o cerradas,
conformadas por usuarios que crean, difunden y comparten contenidos mediante una
comunicación bidireccionalmente en línea. Coexisten dos tipos de medios sociales:
De expresión: estos medios son espacios de expresión personal, generalmente
confeccionados por una sola persona. Los contenidos se ordenan de forma cronológica
inversa y se actualizan periódicamente. Hay participación por parte de los usuarios respecto
a los contenidos presentados por el autor. Dentro de los mismos se encuentran los blogs y
los microbloggings.
Horizontales: son espacios que constituyen comunidades de interés donde se gestiona la
comunicación entre los usuarios. Dentro de los cuales se incluyen: los de selección de
referencias (ej.: Digg), de producción colaborativa y difusión de contenidos (ej.: Wikipedia),
los que comparten contenido (ej.: YouTube y Flickr), comparten herramientas (ej.:
OpenSocial y GoogleDocs&Spreadsheets) y finalmente, aquellos que comparten contactos
(ej.: MySpace y Facebook).
Agregadores: dentro de esta categoría se encuentran los medios que redifunden el
contenido concebido por otro u otros medios y los que conectan al usuario con el contenido
del correspondiente medio. (2008)
Desde una mirada más amplia, se puede apreciar que el pasaje del offline al online,
detallados anteriormente y que posibilitó el incremento de capacidades de
intercomunicación, produjo cambios subrayables en la mayoría de las actividades cotidianas
de la población urbana. Toda una generación, actualmente denominada generación Y, a sido
signada por tales transformaciones tecnológicas, así como por las transformaciones
culturales gestadas en los últimos tiempos. La revolución digital que produjo internet, y que
luego se vio potenciada por los nuevos medios interactivos y digitales de divulgación
39
masiva de dispositivos móviles, transfirió estos influjos culturales, sociales y educativos a las
actuales generaciones.
2.3 Particularidades de la generación Y
Así, luego de haber analizado las diversas fuentes, se puede afirmar que la generación Y,
esta conformada por los hijos tardíos de los baby boomers o de la generación X. Esta
generación esta compuesta por las personas nacidas entre los años 1980/82 y 2000. La
generación Y es la generación del YO (Me), I (Informática, Internet o I) I-Pod, I-Mac, I-Phone
y del Why (porqué), por su semejanza fonética inglesa con la letra “Y” y por su tendencia a
cuestionar, letras conveniente aprovechadas como Wii.
A los miembros se les considera leales y muy dedicados cuando captan el valor de lo que están haciendo. Expresiones como ¿Por qué yo?, ¿Por qué es importante? y ¿Por qué debería interesarme? Son la clave para asegurarse de que entiendan (Dalton, Hoyle, Watts, p. 76)
De acuerdo a lo señalado por los autores Dalton, Hoyle, Watts (2006) esta generación es
también reconocida bajo el nombre de generación Digital o Net-Gen. Es la primera
generación en la historia que manipula la tecnología mejor que sus mayores. Han nacido con
las computadoras por lo que tienen muchos conocimientos y habilidades con ellas (juegos,
software, Internet, entretenimiento) incluso para relacionarse y armar vínculos virtuales.
Presentan una gran destreza para manejar las tecnologías de cómputo, digitales y de
Internet. Las tecnologías conforman parte de su vida habitual por lo que ejercen su influencia
tanto en sus comportamientos, como en las formas de aprendizaje. Realizan fácilmente
multitareas, esperan un acceso constante a la información con nula tolerancia para los
retrasos y necesitan urgente tanto estimulación como retos.
Por su parte, la autora del libro Turbulencia Generacional, Paula Molinari (2011) los
caracteriza como individuos con personalidades despiertas, inteligentes, y objetivas. Tienen
40
el poder del conocimiento y la información brindada por los avances tecnológicos, por lo que
poseen pautas mundiales en relación con la economía, la política, así como en los ámbitos
lingüísticos y culturales. Según la autora existen diez particularidades que son
representativas y diferenciadoras de esta generación, a saber: la impaciencia: propia de
haber nacido en un mundo instantáneo, por lo que las demoras se convierten en un factor de
conflicto para ellos; flexibilidad: no presentan resistencia al cambio, muy por el contrario,
buscan constantemente vivenciar nuevas y diversas experiencias; innovadores: haber nacido
bajo los influjos de la tecnología, los convierte en personas curiosas en pos del
descubrimiento, son renovadores y transformadores de su entorno; eficientes: la eficiencia se
vincula principalmente al factor tiempo, apoyados en las tecnologías logran mejores
resultados empleando el mínimo de tiempo, recursos y esfuerzo; la valoración de las
relaciones personales (amistades, familiares, de trabajo); resilientes: poseen gran capacidad
emocional para enfrentar situaciones adversas ; tolerantes: son abiertos y aceptan la
diversidad; espontáneos: expresan sus ideas libremente y esperan ser escuchados; valoran
la justicia y la ecuanimidad hacia ellos y sus pares; como último rasgo, se distingue el
escepticismo: los Y valoran la verdad y confían en los hechos por sobre las palabras.
Como señala el autor Charles W. Lamb, son consumidores por excelencia, comprenden a la
perfección la lógica del mercado y no la cuestionan. Sin embargo, no se dejan manipular y
tratan de tener el control ellos.
un grupo de consumidores notablemente voluble que exige las ultimas tendencias en tiempo record...Un grupo de consumo crítico (…) Son consientes de la marca y de la moda…estos jóvenes tienden a ser un desafío especial en el mercado (Lamb, 2006, p. 88)
De acuerdo a lo manifestado por el autor, las personas que conforman esta generación son
consumidores escépticos. Inmersos en un mundo tecnológico, los teléfonos celulares, las
computadoras, la televisión entre otros, se vuelven objetos saturados de pautas publicitarias,
41
promociones y acciones de marketing. Esta gran exposición provoca que sean menos leales
a las marcas y que acepten mejor las etiquetas genéricas.
Para la autora Paula Molinari (2011), ésta conforma una generación controversial. En lo que
respecta al ámbito laboral, no piden permiso, sino que informan, la información es lo que
guía las conductas. Valoran y respetan la diversidad (cultural, etaria, de genero, etc.), buscan
la participación y el reconocimiento. Su actitud ante la vida es desafiante, el compromiso y la
responsabilidad surgen cuando se sienten productivos y reconocen algún valor en lo que
hacen, lo que genera dificultades para adaptarse a los cánones de las generaciones
anteriores. Su objetivo es hacer experiencias y no atarse a nada. No esperan trabajar más
de tres a cinco años en la misma empresa, intentan reducir la jornada laboral, realizar
trabajos parciales y dejar de trabajar a una edad temprana.
Al respecto, en un artículo del diario digital cronista.com, la periodista María Gabriela Ensinck
señalaba:
una generación que hoy es mayoritaria en las organizaciones y se animó a expresar deseos y ambiciones que sus pares de generaciones anteriores…no se animaron. Y esto, naturalmente, genera tantos beneficios (horarios más flexibles para todos, acciones para mejorar el clima laboral, programas solidarios), como también algunos roces generacionales (Ensinck, 2006).
Dado que les tocó crecer y convivir en un mundo de violencia, calentamiento global y otros
sucesos terribles; estas generaciones, en la actualidad, buscan el bienestar en el tiempo
presente sin apostar mucho al futuro puesto que lo consideran dudoso e incierto. En
palabras de la autora: “los millenials no permiten que el trabajo absorba todo su tiempo. Esta
generación ha resignificado la actividad laboral: busca placer y diversión en el trabajo”
(Molinari, 2011, p.52)
2.4 Consumos mediáticos generacionales
42
Al referirse al consumo mediático de las diferentes generaciones, cuyas características
principales ya se han establecido, se debe tomar en consideración que cada una de ellas ha
sido identificada desde la perspectiva tecnológica –de manera simbólica incluso- con algún
medio de difusión específico; más allá que en algunos casos estos fueran varios.
Así es que a los tradicionalistas se los identifica con la radio, a los baby boombers con la
televisión, a la generación X con el surgimiento del celular, internet y el cable –y con la
conectividad continua-, y a la generación Y con la hiperconectividad y la comunicación en
redes.
A los fines de situar al lector en la utilización de los medios de comunicación ejercidos por los
tradicionalistas, será necesario ubicarse históricamente en el período que comprende
nuestra primera clasificación (entre el año 1900 y 1945) y revisar un poco la historia. Para
ese entonces, en base a lo señalado por el autor De Ugarte (2007), el mundo poseía una
estructura casi perfecta de redes de postas; por ejemplo, en el sistema postal donde una
carta que era enviada desde una ciudad a otra, indefectiblemente debía hacer su parada
intermedia en la ciudad capital de ese Estado. Así nos encontramos con ejemplos de la
época colonial portuguesa, donde enviar una carta entre Río y Bahía, implicaba que debiera
viajar hasta Lisboa para volver en barco a América.
De esta forma, las monarquías absolutas, los monopolios reales y el estado confesional se
garantizaban el control total de las comunicaciones. Esto se replicaba también en el sistema
de caminos, donde estaba estrictamente prohibido establecer interconexiones territoriales
entre diferentes puntos, sino que todo era centralizado en el punto seleccionado por quienes
detentaban el poder.
Con la prensa escrita, ocurre algo similar. Observase la siguiente cita:
43
No es de extrañar que los primeros periódicos estuvieran en los puertos y sus noticias principales fueran precisamente las llegadas y salidas de barcos. En cambio, los periódicos con opinión y noticias políticas nacerán necesariamente en las capitales, donde las noticias llegaban antes que a ningún otro lado a través del correo…Cuando durante la revolución francesa aparezca la primera forma de los partidos políticos modernos, «los clubs», funcionarán exactamente igual: sobre un centro en París con corresponsales en la provincia. Basado en el mismo sistema centralizado de comunicaciones, el modelo de estado al que darán lugar los partidos de la revolución francesa será tan centralista como el de la monarquía absoluta (De Ugarte, 2007, p.42).
En años posteriores, donde el mundo estaba en pleno auge democrático luego de la
Revolución Francesa y experimentando la plenitud del intercambio comercial favorecido por
el ímpetu de la Revolución Industrial, se había creado también la necesidad de agilizar las
comunicaciones.
En 1844 Samuel Morse envía por primera vez una noticia a través de su «telégrafo eléctrico», en noviembre de 1851 se abrió al público la primera línea de telégrafo entre el Reino Unido y Francia. El primer mensaje directo entre Londres y París llegaba pocos meses más tarde cuando un emprendedor alemán, Paul Julius Reuter, consigue conectar por primera vez París y Londres a través de un cable submarino. Su idea: compartir las cotizaciones de las bolsas europeas en tiempo real. Los «cables» de Reuter pronto llevarán noticias de todo tipo y no sólo los inversores, sino los periódicos locales comenzarán a comprarlas. Reuter pronto se dará cuenta del valor de sus «scoops», sus cables con noticias impactantes que llegan mucho antes que las crónicas que se envían por barco. Nace entonces la agencia Reuter’s y en 1853 cuando estalla la guerra de Crimea consigue el apoyo del Almirantazgo y el diario «The Times» para tender su red hasta el mismo mar Negro donde ingleses, franceses, italianos, rusos y otomanos batallan por el control de las puertas de Asia (De Ugarte, 2007, p.43).Como manifiesta, Pierre Albert y André-Jean Tudesq (2001), hacia fines del siglo XIX y
principios del siglo XX, se sucedieron diversos avances tecnológicos que dieron paso a la
evolución en la forma de comunicación de la humanidad. El telégrafo nació para revolucionar
las relaciones diplomáticas entre los países en tanto y en cuento modificó la forma en que
manejaban sus asuntos militares. La red de cables submarinos que se requirió para dar vida
al uso del telégrafo también modificó los paradigmas comerciales en una dimensión
inimaginable para aquellos años: la primera red fue tendida entre Francia y Gran Bretaña, y
en 1858 EEUU se une a ellos –tres de las Bolsas comerciales más importantes del mundo-.
44
Este es considerado el puntapié que derivó en la primera globalización y en el imperialismo
económico.
Se atribuye al telégrafo el nacimiento de las agencias de noticias (Associated Press y
Reuter’s), que aportaron celeridad al debate público de las noticias más relevantes de la vida
económica y política de los países.
Es difícil entender hoy el cambio que supusieron las agencias de noticias para la democracia. Al principio la novedad consistió en que permitieron incorporar noticias nacionales y globales a la prensa local en un momento en que la alfabetización crecía tanto por necesidades productivas…como por la acción educativa del propio movimiento sindical y asociativo. Pero al incorporar la prensa popular (y no sólo la «burguesa», inaccesible para la mayoría de las personas tanto por sus costes como por su lenguaje), asuntos nacionales e internacionales, hasta entonces reducto de las cancillerías y la elite, la política exterior y «de Estado» pasó a formar parte de aquello sobre lo que cualquier ciudadano medio, independientemente de su clase social, tenía una opinión. Los argumentos del sufragio censitario se hacían obsoletos porque la información y la opinión abarcaban ahora al conjunto de la ciudadanía (De Ugarte, 2007, p.43).Desde el punto de vista cultural, el telégrafo también hizo aportes fundamentales hasta ese
entonces impensados:
Buscó socios en Francia en donde logró, en 1908, el enlace de la torre Eiffel- Villejuif; de regreso a los Estados Unidos retransmitió, en enero de 1910, sobre 20 km desde el Metropolitan Opera, la voz de Caruso. De marzo a agosto de 1914, a solicitud de Alberto I, se retransmitieron conciertos semanales en Bruselas (De Ugarte, 2007, p.14).
Esto demuestra una vez más cómo los adelantos tecnológicos van forjando la personalidad
de las generaciones en los diferentes momentos históricos de la humanidad.
En base a lo señalado por Pierre Albert y André-Jean Tudesq (2001), es común encontrar en
distintas publicaciones confusión entre los orígenes de la radiodifusión y los de las
telecomunicaciones por ondas, ya que ambas presentan descubrimientos, avances
tecnológicos y aparatos que responden a fenómenos físicos complejos sin ninguna lógica
cronológica. Fueron la culminación de investigaciones llevadas a cabo por científicos de todo
el mundo en simultáneo y desde diversas perspectivas –y con distintos fines-. Lo que si se
puede aseverar es que la radiodifusión y su rápida expansión, al igual que en otros casos de
innovaciones tecnológicas, habían traspasado la competencia industrial de las naciones, y
45
había logrado que la comunidad científica –para 1914- ya tuviera organizado el sistema de
intercambio de información. Sin esto, ninguno de los procesos a los que se hace referencia
desde la perspectiva comunicacional, hubieran sido posibles.
Hasta aquí se ha efectuado un breve recuento respecto a cómo han ido evolucionando los
medios de comunicación y junto a ello, se han contextualizado los procesos históricos que
formaron los pilares actitudinales de la generación tradicionalista. Esta generación que ha
sido marcada por dos Guerras Mundiales, por una de las crisis económicas más profundas
de la historia (la crisis del 29), una etapa de la humanidad signada por la cultura del sacrificio
y del esfuerzo. Una época donde confiar en las instituciones, emigrar de las raíces y valorar
las oportunidades inciertas de trabajo, parecían ser las únicas formas de progreso.
Mientras las innovaciones tecnológicas iban avanzando, había una generación que
comenzaba a participar en la vida política, que conocía las noticias del mundo a través de las
ondas de radio, que organizaba su vida en torno al orden, el respeto y la disciplina. (Molinari
Paula, 2011).
En nuestro país, se hayan incontables anécdotas de abuelos que aún viven, e incluso de
bisabuelos, que han trascendido en historias familiares, donde los medios de comunicación
han favorecido el ascenso de nuevos sujetos sociales con valores renovados. De acuerdo a
lo manifestado por Pierre Albert y André-Jean Tudesq (2001), fueron la clave que les permitió
organizar acciones sindicales coordinadas porque comenzaban a sentirse sujetos con
derechos. Los sindicatos y los grupos obreros verían en el telégrafo, en la radio, en los
periódicos la posibilidad de coordinar sus reivindicaciones. El internacionalismo obrero, así
como su opuesto, el imperialismo, fueron una posibilidad sólo posible gracias a la primera
red internacional de cables de cobre. Sucede que la tecnología, en especial la vinculada al
mundo de las comunicaciones (en relación tanto a las telecomunicaciones como al
transporte), es la que generó las condiciones de cambio en la estructura de poder. La
46
traducción política del fenómeno radiofónico marcó el cambio de paradigmas de la
centralidad en la comunicación, para convertirse en movimientos sociales coordinados que
tendían a una visión más descentralizada del mundo, desde su organización territorial hasta
su concepción del Estado. Quizá hoy es habitual la descentralización del poder, y la
articulación de las organizaciones humanas en niveles jerárquicos y por espacios
territoriales. Esto se debe a que se encuentra naturalizada la idea de representatividad, así
como la centralidad de algunas decisiones, pero en aquel momento histórico no se razonaba
de igual modo, ni se permitían desobedecer a lo que era correcto y aceptado (fue una época
marcada por el acatamiento).
La progresión de la radio entre el público comenzó en 1924…Desde 1922 la música popular, el jazz, los sketches humorísticos habían figurado en los programas, pero se formó en 1923 una comisión de defensa de los administradores de teatro y de concierto, de los músicos y de los artistas contra la BBC, la que debió negociar con estos profesionales… La huelga general que también abarcó los periódicos, del 3 al 12 de mayo de 1926 en Inglaterra permitió a la BBC manifestar su importancia y su independencia ante el gobierno; Reith se enfrentó con el ministro de Hacienda, Winston Churchill, quien quería utilizar la radio contra los huelguistas. El primer ministro Baldwin, quien apreciaba a Reith, respetó la autonomía; la campaña electoral de 1928 se había desarrollado en la radio, donde todos los líderes habían podido expresarse. Por primera vez la prensa inglesa reconocía la influencia directa de la radio en la vida política (Pierre, Tudesq, 2001, p.25).Hoy en día, aquellos representantes de esta generación siguen consumiendo la radio como,
el periódico y han incorporado la televisión como método informativo y de esparcimiento. Se
encuentran, aunque más excepcionalmente, algunos casos que han adquirido también el uso
de la telefonía celular e internet (Molinari, P., 2011).
Por último, la autora del presente proyecto señalará una situación vinculada al mundo de la
radio que acontece en este país. Las grandes distancias territoriales de la Argentina, y la
inexistencia de otras formas de comunicación en los lugares más aislados (como por ejemplo
en el Patagonia donde hay que recorrer enormes distancias entre ciudad y ciudad) la radio y
el radio teléfono siguen teniendo vital importancia en la vida de la gente. Su contacto con el
mundo depende en algunos casos de ella. La actividad agropecuaria, que posee una
47
connotación tradicionalista que fue heredándose de generación en generación, también
propicia que eso suceda.
Por su parte, a la generación conocida como baby boombers, se los identifica con la
televisión por haber formado parte del fenómeno surgido a partir de la industria televisiva.
Alcanza al período que comprende desde 1945, luego de la Segunda Guerra Mundial, a
1964.
La televisión electrónica se convirtió en una posibilidad práctica poco antes de la segunda guerra mundial. La BBC inició un servicio regular –dos horas al día, seis por semana- el 2 de noviembre de 1936. La RCA inició las transmisiones experimentales desde el Empire State Building en el mismo año; su primer servicio público tuvo lugar el 30 de abril de 1939, cuando se mostró a Roosevelt en la ceremonia de apertura de la Feria Mundial. El estallido de la guerra retrasó el desarrollo del servicio a ambos lados del Atlántico; todavía en 1942 no había más de 10.000 aparatos reproductores (Trevor, 2001, p. 464).
De acuerdo a lo señalado por Pierre Albert y André-Jean Tudesq (2001), para fines de la
Segunda Guerra Mundial, recién se estaba terminando de aceptar en su totalidad, la nueva
forma de comunicación descentralizada que había comenzado el telégrafo; había quedado
evidenciado en el conflicto bélico que las necesidades de la guerra y de las empresas para la
gestión de un mundo globalmente descentralizado conducirían al desarrollo de nuevas
herramientas para el tratamiento de la cada vez más valorada información. La televisión y
toda la industria que se montó a su alrededor, había llegado para privatizar la vida pública y
el debate político, reduciendo el imaginario de la sociedad a un espectáculo totalitario
producido industrialmente según los patrones de producción masiva.
Paralelamente,
en 1944, en Bletchley Park, el centro criptográfico británico, Alan Turing anima la construcción de Colossus, el primer ordenador. Nace la informática. Pero no nos confundamos, en el viejo mundo los informáticos llevaban bata blanca. Eran la más pura representación de la tecnocracia, encarnación del mito popular del científico nacido de la Gran Guerra y cultivado por el pulp de los cincuenta (De Ugarte, 2007, p.54).
48
Aunque no será hasta la generación Y (la cual se explicará a continuación) donde esta
tecnología se haga de uso masivo y marque otro hito tecnológico en la historia de la
humanidad.
El fenómeno de la televisión viene también a colaborar con el proceso de homogeneizar a la
sociedad; de todas formas, no es hasta la década de los 70 con el crecimiento del consumo
masivo que no se evidencia tanto. Así es que la descentralización nacida con el telégrafo,
había reordenado el mundo casi por completo al final de la Segunda Guerra Mundial cuando
la televisión revoluciona al mundo; un planeta cada vez más global, más descentralizado,
con mayores necesidades de gestión y de información instantánea.
La información, la creatividad y la tecnología comenzarán a ser concebidas como un activo
de las empresas, y darán valor a la producción. En un contexto de competitividad, deseo de
participación y protagonismo, y lucha por los ideales, la industria audiovisual ocupó un lugar
protagónico en la escena. Los productos de aquella época, son los que han posicionado a
los norteamericanos al frente de la innovación de series, películas y programas televisivos.
La sociedad de consumo con sus tarjetas de crédito y su segmentación de clases había
nacido, y estaba dando sus primeros pasos. Los valores que se necesitaban instalar para
cerrar el círculo, los aportaría en gran medida la protagonista de la época: la televisión
(Trevor I. Williams, 1987).
Así, se divisa que los baby boombers construyen gran parte de su identidad sobre el éxito
laboral. Esto no fue fácil de afrontar para ellos en las restructuraciones de los 80:
En los 80 y 90, la estampa optimista de los Baby Boombers se enfrenta con el peor rostro de la globalización: las fusiones, las adquisiciones y el downsizing. Ellos, que habían ingresado a las corporaciones con el sueño de llegar a la cúspide, son expulsados por “reducciones de costos”, “relocalización de la producción”, “racionalización de recursos” y “reingenierías”. ¡Un duro golpe para quienes habían construido su identidad sobre el éxito laboral! Y ésta es la imagen de los baby boombers que reciben los jóvenes de la siguiente generación: el idealismo golpeándose la cabeza contra la pared. Este fenómeno va a marcar la mentalidad de las desconfiada Generación X (Molinari, 2011, p.46).
49
La generación X, tal como se expresó al principio y en base a las fuentes analizadas, se
puede inferir que la misma, se identifica con el surgimiento de la tecnología celular, con la
masificación del uso de internet y el surgimiento del cable, pero principalmente con la
posibilidad de incorporar una conectividad continua. Tanto la generación X como la
generación Y (que se desarrollará a continuación) resultan seguramente más actuales, más
parecidas a lo que hoy en el año 2012, se concibe y se eligen como metodologías de
consumo mediático. Sin embrago, si se considera cómo era el mundo entre 1965 y 1980,
seguramente se sorprenderá al ver todo lo que ha tenido que atravesar esta generación (y
todos los conflictos que enfrentan, sobre todo en lo laboral, para estar actualizados a esta
nueva forma de vida que acontece por estos años). En base a las fuentes analizadas, se
puede señalar que la generación X, se caracteriza por ser desconfiada e individualista.
Crecieron en un contexto donde la natalidad comenzaba a ser controlada, donde las pastillas
anticonceptivas formaban parte de la planificación familiar y donde los divorcios eran cada
vez más frecuentes. Como se expresaba anteriormente, ellos fueron espectadores de lo
injusto que fue el sistema con sus padres. Crecieron en un contexto de cambios profundos
de paradigmas, de grandes conmociones colectivas, lo que los hizo escépticos y duales:
para ellos nada es totalmente bueno o malo, saben aceptar los grises. Paralelamente, se da
un descreimiento institucional en esta generación y un odio por la burocracia, que también se
explica en la concentración de grupos de poder detrás de las comunicaciones. Con la
información más cercana a su acceso –las 24 horas del día- pueden establecer estas
relaciones y por ello también el trabajo comienza a ocupar otro lugar en sus vidas.
Esta generación consume los medios que lo identifican como grupo, pero también arrastra el
uso de la radio y la televisión, las cuales fueron ya identificadas junto a sus generaciones
predecesoras. El esparcimiento, la informalidad, la comodidad, la autenticidad y el disfrute de
la vida comienzan a tener un valor otorgado que resulta novedoso –al punto que no harán
50
nada si no hay una compensación a cambio-, y el mercado de las comunicaciones orienta
sus esfuerzos hacia este consumo masivo.
Por último, la generación Y se vincula con la hiperconectividad y la comunicación en redes.
Los jóvenes nacidos a partir de 1980 crecieron en un mundo donde las conexiones vienen
dadas y asumidas. En un mudo violento y de catástrofes. Poseen características que ya se
han descripto en apartados anteriores. Sin embargo, cabe señalar, que su razonamiento es
en simultáneo, como ocurre con el funcionamiento de un computador a la hora de poder
tener varias ventanas abiertas al mismo tiempo.
Así como ocurrió con la generación X, esta joven generación Y consume los medios que
identifican a sus antecesores, y se suman al mundo de las redes. La tecnología tiende a
facilitarles en un mismo aparato, el acceso a la radio, a internet, a la telefonía celular, a un
GPS y hasta a un televisor. Asimismo, se trabaja incansablemente (de hecho es una de las
principales estrategias de las grandes empresas productoras de estos bienes) en facilitar la
conectividad entre los aparatos de una misma marca a través de Bluetooth o de WiFi. Esta
generación ha tenido que enfrentarse con el aceleramiento de los tiempos tecnológicos. Hoy
un aparato de antigüedad de dos años, resulta incluso descartable por el ritmo fugaz que se
conjuga entre la innovación tecnológica y la sociedad de consumo.
De acuerdo a lo manifestado por el autor Carlos Ayala (2011), se recordará que éstos, han
nacido con las computadoras por lo que poseen muchos conocimientos y habilidades
respecto a ellas (juegos, Internet, entretenimiento). Asimismo, emplean las tecnologías y el
enorme abanico de dispositivos móviles para relacionarse y armar vínculos virtuales. De ahí
deriva su nombre: nativos digitales, crecieron conectados y esto se convierte en su
característica distintiva. Tienen el poder del conocimiento y la información brindada por los
avances tecnológicos. Poseen pautas mundiales en relación con la economía y son
51
consumidores por excelencia. Algunas características que determinan sus gustos al elegir
qué medios optar para consumo, de entre todos los disponibles que manejan a la perfección
son: impaciencia, flexibilidad, innovación, eficiencia, el valor de las relaciones personales, ser
abiertos y escépticos ante las promesas publicitarias.
Asimismo, crecieron en una sociedad con una fuerte cultura cliente-servicio. Les interesa
adquirir y aprender lo máximo posible, en el menor tiempo, de manera práctica, no teórica y
en ambientes amenos. Conciben la educación como una mercancía para ser adquirida y
consumida. Por consiguiente, esperan que su acercamiento al conocimiento sea de forma
entretenida y simple, al mismo tiempo que buscan maximizar la relación tiempo de estudio y
resultados obtenidos.
El autor Roberto Igarza (2009) señala, el progresivo consumo de videos online, en algunos
casos los principalmente los más jóvenes, remplazan el televisor por el monitor de sus
computadoras. Las tecnologías han fusionado el ocio, el entretenimiento y la productividad
laboral. En los hogares las funcionalidades de la computadora han desplazado el lugar de
privilegio que ocupaba el televisor en las primeras etapas. En lo que respecta al ámbito
laboral, el autor manifiesta: “En el trabajo, cada vez más, lo funcional y lo utilitario se
entremezcla con la comunicación interpersonal mediatizada y nuevas prácticas de ocio y
entretenimiento” (Igarza, 2009, p. 97). En las oficinas, los jóvenes correspondientes a la
generación x emplean internet como entretenimiento, consumiendo contenidos más
tradicionales. Sin embargo, los más jóvenes son grandes consumidores de videos online,
incluso descargan películas de cine durante las horas laborales. Asimismo, se consume y
circula mucho material en las redes peer-to-peer desde los puestos de trabajo.
Esta realidad en la cual se diluyen los límites entre los tiempos de ocio, de productividad, así
como las nuevas modalidades de comunicación interpersonal que se plantean actualmente
52
dentro de las organizaciones, demandan una atención especial por parte de los cargos
directivos. La tendencia indica que es necesario y vital para las organizaciones un adecuado
diseño y planificación de la comunicación interna, bajo acciones estratégicas de
comunicación y cambios culturales. Los problemas que enfrentan las organizaciones
actuales demuestran la validez conceptual y funcional del Dircom. Porque cualitativamente
es la necesidad y la complejidad la que tornan imperante la función de estos profesionales
dentro del ámbito organizacional.
53
Capítulo 3. Relaciones Públicas: una breve aproximación a la actividad profesional
3.1 Variables de actuación de las relaciones públicas
El análisis con relación a la evolución histórica de las relaciones públicas permitirá
comprender las funciones correspondientes al profesional de esta disciplina. Es necesario
señalar las mismas, dado que mediante su reconocimiento es posible entender como se fue
configurando la profesión hasta alcanzar su consolidación actual.
Como manifiesta el autor Castillo Esparcia:
Las relaciones públicas han visto como su teorización se iba realizando a medida que la
propia sociedad demandaba una mejora de sus actuaciones y una aportación más rigurosa
y contrastable. Frente a unos inicios en los que los precursores de las relaciones públicas
actuaban sin ninguna fundamentación teórica y se basaban en la intuición y el instinto, la
disciplina se fue desarrollando a medida que se generalizaba su uso en los ámbitos privado
y público. (Castillo Esparcia, 2010, p.13).
En sus comienzos se distingue la figura del agente de prensa, de acuerdo a la definición
empleada por Wilcox, Cameron y Xifra: “una persona que trabaja para lograr publicity para
un individuo, una organización, etcétera” (2008, p.29). Podría decirse, que los agentes de
prensa eran aquellos hombres que realizaban diversas actividades a los fines de promover
personas, espectáculos, entre otros. Estas acciones pueden observarse desde tiempos
remotos en las civilizaciones antiguas, mediante el empleo de la oratoria.
54
En base a lo señalado por los autores, la actividad ejercida por los agentes de prensa recibe
el nombre de hyping, vale decir: “la promoción de estrellas de cine o la televisión, de libros,
de revistas, etcétera, a través de una hábil utilización de los medios de comunicación de
masas, y de otros métodos, es un fenómeno creciente en el mundo de las relaciones
públicas actual” (Wilcox, Cameron, Xifra, 2008, p.29).
En el siglo XIX la manifestación de esta actividad se encuentra personificada en la figura de
Phineas T. Barnum, en el ámbito del espectáculo. Barnum, fue un hombre del
entretenimiento que se valió de la oratoria, la convocatoria de líderes sociales, la realización
de obras benéficas, entre otras, para despertar el interés público sobre sus espectáculos.
En este punto se debe señalar que si bien algunas de las facetas de las relaciones públicas
actuales tienen origen en estas prácticas, aquellas actividades, no gozaban de plena
consideración moral por no ser absolutamente veraces o éticas.
Consecuentemente, dentro de la evolución de las funciones del relacionista público hallamos
la publicity: “la publicity, que consiste fundamentalmente en emitir comunicado de prensa a
los medios de comunicación sobre las actividades de una organización o un individuo es una
de las primeras formas de relaciones públicas” (Wilcox, Cameron, Xifra, 2008, p.30).
Desde los comienzos los romanos empleaban esta práctica para informar a los ciudadanos
respecto a las acciones efectuadas por los legisladores. Por el 1700 Samuel Adams
mediante el empleo de acciones especulares y propagandísticas buscó obtener el apoyo
popular de los colonos americanos y sublevarse contra el Reino Unido.
Por su parte, durante el siglo XIX, el periodista Amos Kendall fue precursor en desarrollar
actividades de comunicación en el ámbito de la política. Kendall efectuó análisis de opinión
pública, comunicados de prensa y trabajos de asesoría para el entonces presidente Andrew
55
Jackson. Cabe señalar que durante este siglo, se realizaron numerosas campañas a favor de
reformas sociales de diversas índoles como lo fueron la lucha contra la esclavitud y el apoyo
a los derechos de la mujer (Boiry, 1998).
Un siglo después dado el valor percibido de la actividad, se creo en Boston la primer agencia
dedicada a la publicity, posteriormente Ivy Lee y George Parker hicieron lo propio en la
ciudad de New York. En esa misma época, el hoy reconocido empresario Henry Ford lograba
posicionar sus productos a través del hábil uso de la técnica. En materia política, el
presidente Theodore Roosevelt desarrolló arduas campañas de comunicación, desplegando
diversas actividades de publicity para lograr el apoyo de sus proyectos. Corroborando el
éxito de la misma, diversas organizaciones sin ánimo de lucro, tomaron la iniciativa con gran
éxito para la obtención de financiación, otros organismos como la Cruz Roja Americana y la
Asociación Nacional contra la Tuberculosis realizaron importantes programas publicitarios.
A finales de siglo, Estados Unidos atravesaba la época dorada de los negocios. La industria,
la producción y las infraestructuras de transporte y comunicación crecían a gran ritmo.
Durante este período se fundaron las grandes industrias norteamericanas, los poderes
públicos permitieron que se establecieran monopolios, concentrándose el poder en manos
de unos pocos líderes industriales. La prensa sensacionalista se encargo de exponer el
accionar inapropiado y las prácticas fraudulentas llevadas a cabo por los empresarios, lo que
representaba una gran amenaza para la industria. Por su parte el mundo obrero, explotado y
mal retribuido, comenzó a manifestarse iniciando grandes movimientos de protesta. La
conjunción de estos acontecimientos, dio lugar a la aparición de la actividad de asesoría en
relaciones públicas. Así, Ivy Lee como precursor de esta actividad, comenzó sus trabajos de
relaciones públicas y asesoría, primeramente para la industria del carbón, luego para John
56
D. Rockefeller, hasta que en 1919 creó la empresa T.J.Ross & Associates, dedicada al
desarrollo de esta actividad.
La praxis de asesoría también fue llevada a cabo en el ámbito gubernamental durante la
Primera y Segunda Guerra Mundial, a través del Comité Creel y la Oficina de Información de
Guerra.
En la década de 1920 el rol del profesional de relaciones públicas fue ganando su lugar
como asesor de directores de empresas e instituciones. Dentro de esta época podemos citar
al reconocido Edward Bernays y su esposa, la escritora Doris E. Fleischman.
Entre los pioneros en la asesoría de relaciones públicas, se hayan: Benjamin Sonnenberg,
Henry Roger, quien en 1930 creó la empresa de relaciones públicas Roger 6 Cowan y Rex
Harlow, el primer profesor de la disciplina, quien fundó el American Council on Public
Relation y una de las primeras revistas dedicadas al campo ( Wilcox, Ault, Agee, Cameron,
2001).
Para la década de 1980 las relaciones públicas se consolidan como una función directiva.
Como Wilcox, Cameron, Xifra citan a Derina Holtzhausen en el libro Relaciones Públicas
estrategias y tácticas, “La dirección de relaciones públicas resalta la eficacia de la
organización, la dirección estratégica de la función mediante una identificación estratégica de
los públicos, y la resolución de problemas para evitar una crisis” (2008, p.76). Así, la
disciplina, alcanza su máxima efectividad al conformar parte del proceso de toma de
decisiones de la alta dirección.
Para 1990 se conceptualizo bajo ciertas discrepancias a la práctica de las relaciones
públicas como la gestión de la reputación. En el año 2000 la idea de relaciones públicas
57
como gestión de las relaciones, fundamentada en la concepción de la comunicación
simétrica bidireccional de Gruning, dominaba la praxis profesional.
De acuerdo a la declaración oficial de la Sociedad de Relaciones Públicas de América las
relaciones públicas como función directiva deben:
Analizar e interpretar la opinión publica para poder anticipar aquellas actitudes que puedan
influir en la praxis y planes de la organización.
Asesorar a la dirección respecto a decisiones políticas, pautas de acción y comunicación;
investigar, efectuar y evaluar programas de acción y comunicación que contribuyan al logro
de los objetivos organizacionales; planificar y gestionar los esfuerzos de la organización
para influir en políticas públicas y gestionar los recursos para poder ejecutar sus funciones
(Wilcox, Cameron, Xifra, 2008).
Como se analizó en el desarrollo del presente capítulo, se puede observar a lo largo de la
evolución histórica de esta disciplina, cómo el ejercicio profesional de las relaciones públicas
se fue deslindando progresivamente de actividades vistas con cierto descrédito social hasta
situarse frente a disciplinas ya constituidas, como la publicidad, el marketing, entre otras. De
esta forma, se ha podido configurar las exigencias de una autentica profesionalidad,
señalando las características de su ejercicio y el contenido integral de su función. Resta
establecer una definición formal de la misma, a los fines de lograr una conceptualización
cabal de la disciplina. Por consiguiente, se empleara la definición más actualizada de las
relaciones públicas, la misma corresponde a la formulación efectuada por la Sociedad de
Relaciones Públicas de América (PRSA), el pasado mes de febrero del presente año. Tras
una campaña para redefinir el concepto de relacionas públicas, bajo una votación pública y
en remplazo a la definición efectuada en 1982, la PRSA adoptó la enunciación de referencia
58
ganadora para la definición moderna de las relaciones públicas. La traducción en español de
dicha formulación es:
"Las relaciones públicas son un proceso de comunicación estratégica que construye
relaciones mutuamente beneficiosas entre las organizaciones y sus públicos". (Public
Relations Society of America, 2012).
Como se observa, esta definición simple y concreta se centra en el concepto básico de las
relaciones públicas, es decir, entendida como un proceso de comunicación, que es de
carácter estratégico y haciendo hincapié en la noción de proceso en preferencia a la función
de gestión. Asimismo señala la idea de relaciones mutuamente beneficiosas, en relación a la
actividad misma de relaciones públicas, la cual debería beneficiar mutuamente a la
organización y al público, dado que consiste en alinear los intereses propios de la
organización con los intereses y preocupaciones del público.
3.2 Función del DirCom en la comunicación interna
El profesional responsable de la comunicación dentro del ámbito organizacional, puede ser
jerarquizado bajo el título de DirCom, ocupando el lugar central dentro del departamento de
comunicación. (Frías Nicosia, 2011).
Ahora bien, como señala Joan Costa (2009), si se tomara como referencia el organigrama
tradicional de forma piramidal, el lugar perteneciente al DirCom correspondería en línea junto
a los demás directores y por debajo de la presidencia. En cambio, si se considera la
configuración de tipos de comunicación empresarial, tal como se presentan actualmente,
vale decir, respecto de los ámbitos: institucional, organizacional y mercadológico, el
departamento del DirCom se situaría en los puntos donde estas áreas convergen.
Especificar la posición del DirCom dentro del organigrama organizacional, ya sea dentro de
59
las estructuras tradicionales o modernas, es de suma importancia dado que permite
reconocer e identificar la relevancia de sus funciones dentro del ámbito organización.
Asimismo, se puede vislumbrar las características del perfil que demanda tal jerarquía
institucional.
Al señala el perfil del DirCom, Joan Costa (2009) especifica que el mismo debe ser:
estratega, generalista y polivalente. Bajo estas características el autor hace referencia a
aquellos rasgos inherentes a sus aptitudes y actitudes, con relación a su perfil tanto humano
como profesional. Generalista respecto de su visión holística e integral, polivalente dado que
sus funciones recubren aspectos de orden general tanto internas como externas de la
organización, que consecuentemente derivan en du perfil estratega, al centrar su actividad
no solo a un departamento específico dentro de la organización, sino que se extiende a la
estrategia general del negocio. Estas características son inherentes al rol
del DirCom. Como señala Capriotti (1999), con relación a la
interacción entre individuo-organización: “la interacción va
generando una serie de categorizaciones recíprocas entre las personas
y las organizaciones, las cuales establecen enmarcan y refuerzan las
obligaciones y expectativas de cada uno de ellos en su relación”
(Capriotti,1999, p.38). Así, en base a esta relación se origina la
identificación de una posición y un rol determinado con relación a
la organización. Entiéndase el rol como “el conjunto de expectativas
y obligaciones aplicadas a una persona que ocupa una determinada
posición” (Capriotti, 1999, p.38)
60
Ahora bien, retomando la conceptualización planteada por Joan Costa
(2009), señalaremos los diversos roles asumidos por el DirCom dentro
del ámbito organizacional, a saber:
El rol de estratega: al crear y planificar estrategias de
comunicación y acción , alineadas a la estrategia organizacional; el
rol de asesor de la dirección respecto de estrategias, gestión y
actuación comunicacional; rol político en su condición de portavoz
institucional; rol de planificador de la gestión comunicacional de la
organización; defensor de las políticas y conductas institucionales;
animador tanto de grupos de trabajo como de la gestión
interdisciplinar; abogado de los públicos pertinentes e ingeniero
emocional en su rol como gestor de vínculos.
Asimismo, en base a la posición que ocupa, se deriva un determinado
perfil profesional. Este perfil profesional se conjuga en la práctica
para el desempeño de las funciones correspondientes a su jerarquía,
bajo el título de Dircom. Las funciones generales de DirCom son:
Contribuir al liderazgo del presidente de la organización;
Desarrollar y monitorear las políticas de comunicación
organizacional; coordinar las comunicaciones institucionales;
Concebir los planes globales de comunicación y actuación
comunicacional; Reforzar o modificar la cultura organizacional;
efectuar asesoría interna y asegurar los activos de la organización.
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El autor en su obra señala las responsabilidades correspondientes al DirCom dentro de los
ámbitos: Institucional, Mercadológico y Organizacional. En lo que respecta a las
responsabilidades competentes al DirCom dentro del Ámbito Organizacional destaca:
Planificar cambios culturales; Diseñar el Sistema de Comunicación interna en función de la
Cultura: política informativa, contenidos, medios, soportes, distribución de la información,
rol de los líderes, métodos de evaluación y; Colaboraciones específicas en estrategias y
acciones de comunicación en Cultura Corporativa con la Dirección de Recursos humanos
(Costa, 2009, p.89).
3.3 Campo de acción del Relacionista Público
Las Relaciones Públicas implican comunicación y la comunicación es, a su vez, una
herramienta fundamental de la profesión. Sin embargo, como se ha desarrollado a lo largo
del presente capítulo, entendemos que el profesional de relaciones públicas no es sólo un
comunicador. Las relaciones públicas son un proceso, un conjunto de acciones y funciones
que comportan un resultado (Wilcox, Cameron y Xifra, 2008). Este proceso, es decir, la
actividad misma, se cimenta en cuatro elementos: investigación, planificación, comunicación
y evaluación, que constituyen el método propio de la profesión (IPCE) (Di Génova, 2007).
De acuerdo a lo señalado y, en base a las fuentes analizadas, reconocemos que el
profesional de relaciones públicas administra todo el proceso de la comunicación y formula
las estrategias que optimizan dicho proceso. Administran estrategias y tácticas
comunicacionales, como por ejemplo: auditorías, la utilización eficaz de los medios,
determinación de públicos, creación de imagen institucional e imagen pública, anticipación y
manejo de crisis, entre otras. Vale decir, que el proceso de comunicación de relaciones
públicas, tiene por objeto legitimar, mantener y desarrollar los vínculos o relaciones, que
tienen lugar entre una organización y sus públicos. La acción comunicacional es una gestión
62
estratégica efectuada por las empresas y organismos, que adaptan sus constantes a los
cambios que se presentan. Adquieren valor así, los servicios de un profesional en la materia.
De esta manera, se amplia notablemente el campo de acción de las relaciones públicas en la
administración del proceso de la comunicación, sustentando esta acción legítima frente al ser
humano, las instituciones, la tecnificación y la sociedad en su conjunto.
De acuerdo a lo señalado por los autores Wilcox, Cameron y Xifra (2008), los principales
mercados de trabajo de las relaciones públicas, ya sea como consultor externo o ejecutando
funciones en los departamentos internos de organizaciones se clasifican en:
Corporaciones: comprende acciones de relaciones con la comunidad, difusión de
información al público objetivo y general y acciones tendientes a proteger y mejorar la
reputación de la misma.
Organizaciones sin ánimo de lucro: implican generalmente acciones de captación de fondos
y reclutamiento de voluntarios.
Ocio, deportes y viajes: dentro de este ámbito se efectúan actividades de publicity de
personajes públicos, así como la organización y promoción de eventos.
Sector público y política: esta área comprende la promoción de cuestiones de índole política,
mediante el lobbismo, asimismo la divulgación y distribución de información del gobierno a
los ciudadanos.
Educación: el ámbito de acción son las escuelas, universidades e institutos de formación
profesional. Aquí el profesional de relaciones públicas efectúa acciones tendientes a reclutar
alumnos, obtener fondos y mejorar la imagen institucional. Cabe señalar que dentro de las
instituciones de educación secundaria, estos profesionales gestionan las relaciones con la
comunidad.
63
Relaciones públicas internacionales: gracias al desarrollo actual del proceso de
comunicación a escala global, se ha abierto un nuevo espacio dentro de la praxis
profesional, ampliamos notablemente los alcances de la disciplina (2008).
3.4 Características y cambios de las estructuras organizacionales
La existencia misma del ser humano se encuentra sujeta al fenómeno de la comunicación.
Su condición de ser social y su desarrollo está dado por la capacidad de comunicarse y
relacionarse con otros individuos de su entorno, condición que le ha permitido evolucionar
en la configuración de su propia identidad personal y social.
Este fenómeno comunicativo se hace presente y es extensivo a todos los ámbitos en los
cuales el ser humano participa. Si bien, en cada ámbito se presentan diversidad de
modalidades especificas de interacción, la base misma en la cual se asientan, no es otra que
la acción comunicacional.
Al respecto, el autor Andrade Rodríguez de San Miguel expresa: “La comunicación es un
fenómeno que se da naturalmente en toda organización cualquiera que sea su tipo o
tamaño” (San Miguel, 1991, p.16), bajo su mirada la comunicación organizacional es el
conjunto total de mensajes que se nacen entre los miembros de una organización y entre
ésta y su entorno.
Continuando esta misma línea de pensamiento, los autores del libro Psicología
Organizacional manifiestan: “El fenómeno organizativo es una de las muchas realidades
sociales que han sido posibles gracias a la capacidad de comunicación del ser humano”
(Rodríguez Fernández.; et al., p.179). De acuerdo a la perspectiva de estos autores, la
organización se presenta como un grupo de personas que trabaja conjuntamente en pos del
logro de objetivos comunes, así, la comunicación se constituye como la esencia misma de la
64
actividad organizada. Consideran también, al proceso comunicacional dentro de la
organización, como un factor imprescindible no solo a nivel interno sino también necesario
como instrumento de adaptación y competitividad frente al entorno.
Por su parte, Elías y Mascaray manifiestan: “La comunicación es el entramado – el sistema
nervioso- que mantiene unido a los distintos elementos componentes de la organización. Sin
la comunicación, las organizaciones no pueden sobrevivir, se desintegran” (Elías, Mascaray,
1998, p.52).
Por lo tanto, como se observa, dentro del ámbito organizacional, la comunicación no solo se
constituye como un elemento natural, sino que al ser inherente a la propia naturaleza
humana, se instaura como un componente esencial de la misma.
No obstante, en el contexto organizacional, el fenómeno comunicacional presenta ciertas
particularidades dadas por el marco en el cual se desarrollan estas interacciones sociales
cotidianas, es decir, la organización misma. Por tanto, la comunicación se haya vinculada
con el proceso de estructuración de las actividades, que delimitan cantidad, calidad y
dirección de los flujos de comunicación internos de la organización y la finalidad básica que
persigue. En consecuencia, el intercambio comunicacional puede darse en varios niveles y
de diversas formas, siempre alineados a la estructura organizacional, permitiendo la
configuración del fenómeno de la comunicación corporativa.
Si bien los diferentes tipos, particularidades y direccionalidad de la comunicación se
presentan como características inherentes al proceso y al desarrollo de la misma en el
ámbito organizacional, no exime reflexionar respecto de la complejidad que esta supone. En
consecuencia, será necesario explicitar los tipos y la multerideccionalidad de las
comunicaciones presentes dentro del contexto organizacional, para poder reconocer y
comprender el funcionamiento que este proceso exige.
65
En el ámbito organizacional, en base a la calidad de la comunicación puede ser de orden
formal o informal.
La comunicación formal: “es una forma de comunicación que aborda temas laborales
principalmente. Es planificada, sistemática y delineada por la organización” (Brandolini,
González Frígoli y Hopkins, 2010, p.34). Esta comunicación es de orden formal
(instrucciones, decisiones, información de rutina), se haya previamente planificada y emplea
canales formales, es decir, oficialmente instituidos para su difusión. Este tipo de
comunicación se ejerce ante todo en forma vertical, el mensaje circula desde altos grados
jerárquicos hacia sus subordinados. Sin embargo, también incluye las comunicaciones
formales de forma ascendente (de abajo hacia arriba), es decir comunicaciones emitidas por
los subordinados hacia su superior jerárquico.
La comunicación informal: “forma de comunicación en la que se abordan aspectos laborales,
que no circulan por los canales formales…Tiene la ventaja de divulgarse de manera mas
veloz que la formal” (Brandolini, González Frígoli y Hopkins, 2010, p.34). Dentro de este tipo
de comunicación se encuentran los rumores, las opiniones personales, etc. ya que la
misma nace del dialogo cotidiano entre los empleados de la organización. La comunicación
informal, es una comunicación que surge espontáneamente sin hallarse condicionada por
jerarquías, formalidades y demás. De acuerdo a lo manifestado por el autor François Eldin,
este tipo de comunicación conduce a la conformación de redes informales de comunicación
que serán más o menos activas de acuerdo a la rigidez de la empresa. Estas son incluso
necesarias para que los empleados satisfagan sus propias necesidades contraponiéndolas
a su entorno social (Eldin, 1998).
Asimismo, y de acuerdo al sistema de flujos comunicacional que esta ejecute se pueden
distinguir cuatro tipos o clasificaciones de comunicación, a saber:
66
Comunicación vertical: la misma puede desarrollarse de forma descendiente (de arriba hacia
abajo), esta presenta relación con la jerarquía de autoridad que emite información hacia los
niveles mas bajos, y forma ascendente (de abajo hacia arriba) refiere a la posibilidad por
parte de los empleados de establecer comunicación con sus superiores.
Comunicación horizontal: esta denominación responde a la comunicación que se establece
entre los distintos departamentos y los miembros de igual nivel jerárquico.
Comunicación transversal o diagonal: refiere al tipo de comunicación que fluye entre distintas
áreas y niveles jerárquicos. Esta misma puede ser al igual que la comunicación vertical, de
modo ascendente o descendiente (García Jiménez, 1998).
Los tipos de comunicación corporativa expuestos anteriormente se encuentran
estrechamente vinculados a las transformaciones que han sufrido las organizaciones a lo
largo de la historia. Cada momento histórico, sus contextos políticos, económicos, sociales,
culturales y los paradigmas vigentes en ellos, han influenciado como en todos lo ámbitos
existentes, en las diversas formas de organización social, es decir, las instituciones. Así, la
organización que, como institución, define un conjunto estructurado de normas, valores,
formas de conducta, roles, etc. han adoptado los influjos de su entorno dando lugar a
diversos modelos de organizacionales.
A continuación, se reseñarán los modelos de organización que se manifestaron a lo largo del
devenir histórico, a los fines de poder interpretar como cada uno contribuye a la formación de
conductas, condicionando la comunicación.
Así, se distingue de acuerdo a la clasificación establecida por el autor Eldin François (1998)
el modelo de la escuela clásica tradicional, el cual tuvo sus inicios en la segunda mitad del
siglo XIX. Sin embargo, cabe señalar que este modelo no fue teorizado hasta los comienzos
67
del siglo XX por el alemán Max Weber, en respuesta a las necesidades surgidas por las
empresas nacidas tras la Revolución Industrial.
Como se señaló el primer capitulo del presente trabajo, la Revolución Industrial, trajo
aparejado un proceso de urbanización, a partir del cual se produjo la migración de las
personas residentes en áreas rurales en búsqueda de mejor calidad de vida. Estas empresas
no podían asentarse en los valores comunes de estas sociedades agrarias, en las que
prevalecía el valor de uso y la economía natural, por lo que necesitaron crear valores y
conductas que permitiesen cohesionar la heterogeneidad de estos grupos en el seno de las
organizaciones. A tales fines Max Weber elaboró un modelo de organización denominado
modelo burocrático que se inscribía sobre cuatro principios:
La división del trabajo: el trabajo esta dividido de forma racional, definiendo su ubicación
dentro del organigrama y las tareas pertinentes a cada área. A cada cargo le atañen
determinadas normas de conducta y rol social.
La autoridad: se encuentra definida dentro de la estructura jerárquica. En la misma queda
especificada quien es la autoridad y cuales son sus competencias.
Normas fijas: las conductas esperadas por todos los integrantes de la organización se
encuentras sujetas a determinadas normas.
Sanciones igualitarias: frente a las desobediencias respecto de las normas prestablecidas
(Eldin, 1998).
Como se observa, este modelo ve al hombre como un factor de producción, el cual se debe
conducir con la autoridad necesaria. Al tener las organizaciones un claro esquema sobre las
relaciones jerárquicas y competenciales, queda bien delimitado el poder de la autoridad
sobre el cual se cimienta la organización. Este modelo considera a la remuneración el
68
principal factor motivador de los empleados, quedan así excluidos los sentimientos
personales en la toma de decisiones.
Asimismo, y de acuerdo a lo señalado por el autor Eldin François (1998), este modelo
recibió los aportes de Henri Fayol, quien estigmatizó al organigrama como un instrumento
esencial en la planificación organizacional. Fayol postulaba que el organigrama define los
circuitos obligatorios de la comunicación formal, por tanto ésta, siempre debe hallarse
alineada al esquema de cadena de mando.
La acepción que caracteriza a la comunicación dentro de la escuela clásica tradicional, es su
carácter planificado alrededor de normas precisas, determinación de roles, canales
impuestos sin reparar en los aspectos informales de la misma.
Respecto al modelo clásico tradicional, el autor Eldin François señala:
El managmente de empresas se apoyaba esencialmente en la intuición, la experiencia
pasada y el sentido común de sus dirigentes: el jefe siempre tenía razón y los empleados,
simples factores de producción, debían ejecutar las órdenes. El único estilo de
comunicación conocida era el de la “orden”, inspirado en el modelo militar. El único medio
conocido para motivar al personal era la remuneración (salarios y primas) (Eldin, 1998,
p.141).
Como se observa, el modelo de organización planteado por la escuela clásica tradicional,
presenta las características inherentes al tipo de comunicación formal, de direccionalidad
vertical ascendente desarrolladas anteriormente. Este tipo de comunicación es centralizada
con relación a la toma de decisiones, consecuentemente requiere de un mayor control y
supervisión, y no toma en cuenta las necesidades de los empleados. Cabe destacar, que el
papel de la comunicación planteado por el modelo clásico es a nivel organizacional
específicamente.
Seguidamente, como manifiesta Eldin François (1998), gracias a una serie de
investigaciones producidas en relación a conceptos vinculados a la evolución de los valores
69
culturales dentro de las sociedades occidentales, se abre paso al denominado modelo de las
relaciones humanas. Este modelo reconoce el valor de las relaciones interpersonales en los
niveles de producción, la escucha activa por parte de la autoridad, en detrimento del
autoritarismo hasta entonces vigente. A partir de aquí, se advierte la importancia de la
comunicación informal dentro de la organización como factor motivacional de los empleados.
Se le otorga lugar al factor humano, al reconocer la necesidad de comunicación entre pares,
las actitudes personales con relación al propio trabajo, la empresa y respecto al ambiente de
trabajo en si mismo. El nuevo modelo objeta el estilo de mando propuesto por el modelo
anterior y genera una mayor inclinación hacia un modo más participativo. (Eldin, 1998).
La teoría humanista, otorga un papel principal al elemento humano dentro de las
organizaciones, factor que había sido relegado por la teoría anteriormente citada. El autor
Carlos Fernández Collado señala: “debido a ello, aquí se consolidan premisas importantes
sobre aspectos como el liderazgo, la motivación, las relaciones…el cambio y el desarrollo de
recursos humanos” (Fernández Collado, 2005, p.42).
De acuerdo al autor Fernández Collado (2005), las personas más influyentes dentro de esta
teoría fueron:
Elton Mayo, quien señaló el impacto de los grupos de trabajo y de los factores psicológicos
en el desarrollo y la productividad del personal.
Kurt Lewin, psicólogo social, que señalo el interés respecto de la influencia del liderazgo, las
prácticas grupales, la comunicación interna, la resolución de conflictos entre otros.
Rensis Likert, quien empleando los aportes desarrollados por Lewin y Mayo (motivación,
liderazgo, interacción, etc.) desarrollo cuatro modelos de organización consecutivo uno del
otro: el autoritario, el benevolente-autoritario, el consultivo y el participativo.
70
Finalmente, Douglas McGregor y Chris Argyris, son quienes hacen referencia a las
necesidades de autodesarrollo de los individuos dentro de la organización, tomando en
consideración las implicaciones personales de los empleados y las características o
propiedades organizacionales de las mismas.
Como se puede apreciar, el elemento humano constituye un factor determinante para el
presente modelo organizacional. A partir de aquí, deja ya de considerarse al hombre como
un mero factor de producción para pone el acento en la implicancia de la comunicación
dentro de las organizaciones. Se destaca el papel de la comunicación en aspectos tales
como el liderazgo, los grupos de trabajo, la motivación, etc. y se vislumbra la importancia de
un estilo más participativo dentro de las organizaciones a los fines de conocer las
necesidades individuales, para alcanzar un mayor desarrollo personal.
Sin embargo, de acurdo a lo manifestado por el autor François Eldin (1998), este modelo fue
difícil de implementar a causa de los numerosos inconvenientes (falta de tiempo, ausencia
de managers competentes, relaciones de poder) y riesgos que acarreaba, por lo que estuvo
en boga hasta los años setenta. Para Eldin, éste modelo significó una corrección y
adaptación del modelo clásico tradicional, el cual había sido abandonado completamente.
A comienzos de los años sesenta, de acuerdo a la clasificación planteada por el autor,
emerge la escuela de los recursos humanos, una adaptación del modelo japonés que
postulaba el management por la calidad total (Total Quality Management). El nuevo modelo
es impulsado por las investigaciones de Rensis Likert, Douglas McTaylor y Raymond Miles,
entre otros. Este patrón de managment por la calidad total plantea la adopción por parte de
la empresa de un objetivo colectivo de calidad total tanto a nivel del cliente interno como
externo. Este proceso requiere que la organización permita a sus integrantes expresar
libremente sus ideas y su creatividad en pos de obtener mayores beneficios. De esta forma,
71
la comunicación adquiere un lugar central dentro del proceso contribuyendo en la
conformación de un clima de motivación continuo centrado en los intereses de la empresa
sobre los individuales.
Las características presentadas por este nuevo modelo reposan bajo las siguientes
premisas: las empresas contemplan ya no solo los resultados sino también a su personal, la
satisfacción personal de los empleados posee correlación con la mejora en su rendimiento,
la necesidad de crear las condiciones necesarias para que los empleados acepten mayores
responsabilidades, motivar la capacidad creativa de los empleados, mayor importancia a los
procesos que a las tareas, las capacidades y cualidades del manager son mas relevantes
que la autoridad y la reducción de la prolongación vertical de las estructuras jerárquicas
(Eldin, 1998).
Al respecto, Eldin François señala:
Numerosas empresas han preferido reducir y limitar así, el número de niveles jerárquicos
verticales…de ello resultó la flexibilización de las normas formales, un lugar más grande para
la iniciativa individual, una mayor motivación del personal y una mejor comunicación (Eldin,
1998, p.153).
El modelo fue puesto en práctica en numerosas empresas durante los últimos treinta años.
Apoyado en los recursos humanos, dio lugar al nacimiento de instrumentos de medición de
opinión dentro de las empresas, así como a la creación de revistas internas.
Como se observa, ambos modelos brindan un enfoque más amplio de la comunicación que
el desarrollado por el modelo clásico tradicional. Aquí la comunicación es de orden formal e
informal y con una mayor libertad, presenta una direccionalidad horizontal y vertical
ascendente y descendente, lo que le otorga mayor flexibilidad. Asimismo, se observa una
descentralización en lo concerniente a la toma de decisiones. Ambos modelos toman en
72
consideración las necesidades de los empleados, concediendo así, un lugar central a la
comunicación tanto a nivel individual como grupal. Se destacará que, si bien se le dio un
papel más protagónico a la comunicación, en los presentes modelos la misma se vio limitada
al ámbito interno pero se excluyó su análisis a nivel externo.
Cabe señalar, que paralelamente al modelo de recursos humanos, entre los años 1958 y
1967, surgen dos de las corrientes más importantes del comportamiento organizacional: la
teoría de sistemas y la teoría contingente.
De acuerdo a lo expresado por el autor Carlos Fernández Collado (2005), estas teorías
contemplan aspectos excluidos por la escuela clásica y humanista, tales como la apertura de
la organización al entorno y la influencia del contexto sobre la misma.
La teoría de sistemas considera a la organización como un sistema global, conformado por
varios subsistemas interrelacionados entre sí y con el entorno. Este es un sistema abierto
que se haya en constante interrelación con el medio que lo rodea. De esta manera, la
organización recibe y envía continuamente información desde y hacia el entorno. Esta
retroalimentación se torna fundamental para alcanzar un estado de equilibrio y la evolución
de la misma.
Por su parte, la teoría contingente hace hincapié en el impacto que el contexto pueda ejercer
sobre las organizaciones. Esta teoría refiere a la capacidad de adecuación de las
organizaciones a las demandas del entorno. De acuerdo al estilo de administración que
presenten las organizaciones (en su forma, estructura, etc.) habrá una mayor o menor
adecuación de la misma y sus partes (subsistemas) al entorno. Distingue dos estilos de
administración ideales: el mecánico (a un medio estable se correlaciona un tipo estructura
formal, jerarquizada, con patrones de comunicación formales) y el orgánico (caracterizado
por la informalidad y flexibilidad organizacional) (Fernández Collado, 2005).
73
Podría señalarse que teoría de sistemas y la teoría contingente, lejos de ser excluyentes,
presentan posiciones complementarias a los modelos organizacionales anteriormente
citados. Aquí la comunicación se revela como un elemento integrador contemplándola a
nivel interno como externo. Se subraya la importancia de la comunicación tanto a nivel
individual, de los subsistemas (las partes), organizacional (el todo) y de su entorno (global).
La comunicación como un elemento integrador concede valor a la retroalimentación
proveniente del entorno como medio de mantenimiento, control y evolución de las propias
organizaciones.
Capítulo 4. La comunicación organizacional
4.1 Organizaciones: estructuras de un nuevo sistema social
Inicialmente, la autora del presente proyecto considera pertinente brindar un marco teórico
referencial empleando las caracterizaciones propuestas por el autor Leonardo Schvarstein.
En su obra Diseño de organizaciones: tensiones y paradojas (2000), el autor examina las
74
contradicciones y la significación que recobran las organizaciones al analizarlas dentro de los
parámetros de la modernidad y la posmodernidad. Cabe señalar que, si bien en el tercer
capítulo se ha hecho referencia al modelo organizacional de estructura piramidal propuesta
por la escuela clásica tradicional, el mismo, no se ha contrastado con el modelo actual.
Este nivel de abordaje permitirá determinar las concepciones disimiles que presentan ambos
funcionamientos organizacionales, para lograr así, una visión cabal de los modelos de
organización presentes en el siglo XXI. En el consecuente análisis, se aplicaran los
parámetros de contratación empleados por Leonardo Schvarstein (2000).
De acuerdo a los autores analizados, se interpreta que en la modernidad, se hallaban
claramente establecidos los límites entre la organización y su contexto. Aquí eran precisas
las demarcaciones donde finalizaba la propia organización y dónde comenzaba un
proveedor. En la actualidad, estos límites no son claros, o mejor dicho, se diluyen. Dada la
función logística de las organizaciones, muchos proveedores se encuentran absolutamente
integrados al nivel de los procesos. Así, la tercerización deja de distinguirse como una
organización completamente separada de la otra aunque sean entidades jurídicamente
diferentes.
En lo concerniente al diseño estructural de las organizaciones, las estructuras piramidales y
jerárquicas propias de la modernidad, ha valorizado la centralización y la unidad de mando.
Luego, en la posmodernidad, prevalecen diversos modelos, como lo son las estructuras
matriciales (donde predomina la lógica funcional mediante divisiones orientadas a un
mercado); el managment (preponderando la noción de grupo sobre lo organizacional); y el
trabajo en red. Consecuentemente estas producen un achatamiento de la estructura
piramidal al eliminar niveles jerárquicos, lo que conduce a los procesos de autogestión por
sobre las instancias de supervisión. Así, las propiedades estructurales correspondientes a
75
estos modelos organizacionales difieren si las contemplamos desde la modernidad o la
posmodernidad. La centralización y la rigidez son un factor capital en las estructuras
modernas. Aquí la rigidez lejos de ser un sinónimo de debilidad, es considerada un atributo
de consistencia, permanencia y solidez. Contrariamente, en la posmodernidad, emerge el
concepto de estructuras flexibles, donde se valúan la descentralización y la flexibilidad. Esta
representa la capacidad adaptación de las organizaciones a los requerimientos del entorno.
Frente a un futuro incierto, vertiginoso y regido por el cambio, emerge la interacción entre la
misma y su contexto, se diluye los límites distintivos entre ambos, lo que consecuentemente
conduce a la generación de nuevas formas organizativas.
Según el autor francés François Eldin (1998), no impera en la actualidad un modelo único y
universal de organización, es competencia de cada cual optar por el modelo que más se
adecue a su especificidad. En consecuencia, prevalece una diversidad de estructuras como
ser: Las estructuras simples: su tipo de estructura corresponde a las pequeñas empresas.
Estas organizaciones no poseen más de dos o tres niveles jerárquicos verticales, por lo que
conforman empresas preponderantemente planas aunque son centralizadas respecto a la
toma de decisiones. Si bien, estas organizaciones presentan la ventaja de ser poco costosas
y flexibles, al alcanzar un gran nivel de desarrollo, se tornan complejas de administrar.
Las estructuras por funciones: donde prevalece la lógica funcional mediante divisiones
correspondientes a especialidades profesionales (marketing, finanzas, recursos humanos,
etc.). Esta estructura impide los dobles empleos de equipamiento y de personal, sin embargo
resulta insuficiente a los fines de alinear los esfuerzos de los profesionales a los objetivos de
la organización.
76
La estructura por divisiones: conformada por organismos autónomos a los que se
encomiendan un sector de actividad, que cuentan con servicios de apoyos comunes. Aquí
priman los doble-empleos y de equipamiento.
La estructura horizontal: es la aplicación del concepto de estructura simple a las grandes
empresas. Se suprimen las barreras verticales, limitándolo a tres o cuatro niveles
jerárquicos. Así, queda conformada por equipos multifuncionales que gestionan proyectos
individuales.
Por su parte, Paula Molinari (2011) sostiene que los factores: velocidad y personalización son
elementos fundamentales y necesarios dentro las organizaciones actuales, por lo que las
viejas estructuras jerárquicas se tornan obsoletas. En los tiempos actuales, la flexibilidad
organizacional es la característica que más se alinea a los requerimientos de operaciones
regionales y globales. Al respecto, Leonardo Schvarstein manifiesta: “En la modernidad
predomina lo morfostático; las formas permanecen a lo largo del tiempo. En la
posmodernidad prevalece lo morfodinámico, la capacidad de la organización para ir
modificándose acorde con los requerimientos de la situación” (Schvarstein, 2000, p.38).
Con relación a la toma de decisiones, el autor expresa que la posmodernidad introduce las
nociones de contingencia y aleatoriedad, por lo que las decisiones se subordinan al ingreso
de información continuo dentro de las organizaciones. Se diluye así, el concepto moderno en
el que la toma de decisiones queda reservada al campo determinístico de la planificación,
fundado en la racionalidad ilimitada.
Molinari (2011) señala que, si bien no es posible predecir cual será el modelo de
organización predominante en los próximos veinte años, lo cierto es que, en ciertas
empresas el rol de jefe esta aceptando modificaciones. Los roles y funciones que
77
tradicionalmente asumía un jefe hoy son efectuadas por mentores, líderes de proyecto y
consejeros. Análogamente, el autor Leonardo Schvarstein expresa: “lo que se vislumbra es la
sustitución de las jerarquías autoritarias por jerarquías lógicas en relación con los procesos
de la organización” (Schvarstein, 2000, p.38). El autor hace referencia a la futura
inconsistencia de la autoridad fundada en el poder y la necesidad de que emerja una
autoridad que agregue valor a los procesos organizacionales. A nivel relacional, la
posmodernidad plantea el fortalecimiento del sujeto fundado en su autonomía y su capacidad
de autogestión, contrario a la modernidad, donde el énfasis se ubicaba en la dependencia
del individuo respecto de la organización.
Asimismo, como se señalo dentro del presente capítulo, dos de las tendencias del cambio
producidas por las transformaciones generadas por el proceso de globalización: la nueva
concepción del tiempo y el espacio, repercuten sobre el ámbito organizacional. Así, la
posmodernidad modificó la relación que se establece entre el sujeto y su lugar de trabajo. La
tecnología brindo movilidad a los empleados permitiéndoles trabajar desde su casa. La
ubicación se torna cada vez menos relevante dado que se diluyen conjuntamente espacios y
límites físicos entre el trabajo y la vida privada, así sucede también entre las mismas
organizaciones. Respecto del nuevo tiempo global, que demanda velocidad e inmediatez,
los horarios se estipulan dentro de los propios equipos de trabajo, atendiendo a las
necesidades del negocio. Al respecto, Leonardo Schvarstein advierte:
es previsible a este respecto una gama de nuevos fenómenos en las relaciones entre las personas y con las organizaciones basadas en las nuevas tecnologías de comunicación disponibles. Hay una tensión entre aislamiento y sociedad (…) porque de lo contrario el sujeto queda completamente aislado y se debilita su pertenencia a la organización (…) Interesa analizar estas tendencias que se vinculan a la reconfiguración de los espacios, los tiempos y de las relaciones, ya que inciden sobre la formación de una nueva subjetividad (Schvarstein, 2000, p.40).
78
Por otra parte, el autor también plantea que este nuevo ritmo global, vertiginoso, de
aceleración tecnológica y cambios sociales, transforma la concepción de planeamiento
estratégico que dominó a las organizaciones en la modernidad. Allí, la noción de progreso
vinculada al establecimiento de planes a largo plazo, era posible gracias a escenarios
relativamente estáticos sobre los cuales era posible anticiparse. Actualmente, se privilegia la
noción de planeamiento contingente, aquel que facilita la adaptación de las organizaciones a
las demandas del entorno. Esto mismo se encuentra asociado al hecho de que en las
organizaciones posmodernas las circunstancias aleatorias, no son consideradas como
conflictos indeseables como sucedía en la modernidad; por el contrario, hoy se legitima la
existencia de la contradicción. Es decir, las organizaciones posmodernas legitiman lo distinto
y admiten las diferencias, esto obliga a la búsqueda de soluciones consensuadas frente a la
resolución de improviso, esto es, la negociación de conflictos. Hoy se entienden los cambios
y las crisis como una oportunidad que brinda la capacidad de aprender a partir de las
mismas. (Schvarstein, 2000).
Esta aceptación actual de la contradicción es extensiva a otros ámbitos ya señalados
anteriormente y que también se hacen presentes a nivel organizacional. Se hace aquí
referencia a la diversidad cultural, etaria, de personas con capacidades diferentes, entre
otras dentro de las organizaciones. La diversidad entendida como estrategia de negocio. Así,
las empresas más avanzadas incorporar la gestión de la diversidad a la hora de tomar
decisiones. La autora Paula Molinari (2011) señala que adoptar esta política permite
encontrar nuevas respuestas a viejos desafíos, lo que conlleva a un mayor crecimiento tanto
a nivel individual como organizacional. En palabras de la misma: “Esta concepción se basa
en la creencia de que los individuos y las organizaciones capaces de aprender a partir de las
diferencias son más innovadores, más productivos y más flexibles” (Molinari, 2011, p.24).
79
Para finalizar, con el objeto de ofrecer una visión global de lo planteado, se tomará el análisis
efectuado por Leonardo Schvarstein (2000), el cual sintetiza los modelos organizacionales
de la modernidad y la posmodernidad en las metáforas de: la organización como máquina
respecto de la primera y la organización como organismo vivo con relación a la segunda.
Presenta así, la caracterización de una maquina en la cual cada pieza se haya ubicada en el
lugar correspondiente bajo una conducta trivial que garantiza las mismas salidas frente a las
mismas entradas. En contraposición se haya la organización como un organismo vivo, que
escapa al raciocinio e impone un límite al absoluto conocimiento y control. En la
posmodernidad las organizaciones como todo ser vivo buscan adaptarse al medio,
transformándolo y transformándose a si mismas en pos de la propia supervivencia y del
desarrollo mutuo.
Es de destacar que, al analizar la relación individuo-organización en ambos períodos,
Schvarstein manifiesta:
A pesar de todas las diferencias señaladas que son muy radicales, hay dos nociones rectoras, las de misión y valores compartidos, que encontramos tanto en los programas de la modernidad como en los de la posmodernidad. Se marca un modo de relación que no varía a pesar de las posiciones diferentes de los respectivos discursos (Schvarstein, 2000, p. 46).
Así, la misión y la visión compartidas se establecen como enunciaciones con afán de
universalidad y perennidad.
4.2 De la comunicación interna a la intracomunicación
“Una de las principales características de las organizaciones formales es que se constituyen
con un propósito” (Bonilla Gutiérrez, 1997, p. 19). Para cumplir con ese propósito que
justifican su misión y visión, es decir, su razón de ser, para la cual fue creada, las
organizaciones, mediante la acción coordinada de un conjunto de elementos: sus recursos
materiales, técnicos, humanos y financieros. La comunicación adquiere así un valor
80
fundamental dentro de las organizaciones, ya que favorece la coordinación de actividades
entre sus miembros (Bonilla Gutiérrez, 1997). La organización se presenta como un grupo
de personas que trabaja conjuntamente en pos del logro de objetivos comunes, así, la
comunicación se constituye como la esencia misma de la actividad organizada. Esta noción
retoma lo planteado en el capítulo tres al caracterizar los cambios producidos en las
estructuras organizacionales. Allí, se citó a los autores del libro Psicología Organizacional
quienes manifestaban: “El fenómeno organizativo es una de las muchas realidades sociales
que han sido posibles gracias a la capacidad de comunicación del ser humano” (Rodríguez
Fernández.; et al., p.179). De acuerdo a la perspectiva de estos autores, el proceso
comunicacional dentro de la organización, se constituye como un factor imprescindible no
solo a nivel interno sino también necesario como instrumento de adaptación y competitividad
frente al entorno. Sin embargo, a pesar de la innegable relevancia que presenta la
comunicación dentro del ámbito organizacional, como manifiesta Bonilla Gutiérrez (1997), no
siempre su desarrollo se ha correspondido con la evolución de las mimas. Señala así, que
algunas organizaciones destinan recursos limitados para el área comunicación, otras, incluso
no han incorporado aún un área o departamento específico dentro de su estructura orgánica,
que posibilite la optimización de los flujos de comunicación. No obstante, los procesos de
comunicación intervienen en todas las actividades que se efectúan dentro de la organización:
el flujo de comunicación interna abarca aspectos como la obtención de información y la difusión de la misma, para facilitar el proceso de toma de decisiones, la asignación de tareas y la elaboración y difusión de planes, programas e informes. Constituye un eslabón entre dirigentes y subordinados, entre decisión y acción (Bonilla Gutiérrez, 1997, p.33). En suma, la comunicación posibilita el desarrollo de la organización, ya que permite que sus
miembros realicen adecuadamente sus actividades, lo que consecuentemente permite el
logro de los objetivos. Al respecto, Brandolini, González Frífoli y Hopsking (2009) señalan:
“es la comunicación específicamente dirigida al público interno, al personal de la empresa, a
81
todos sus integrantes y que surge a partir de generar un entorno productivo, armonioso y
participativo” (Brandolini, González Frífoli y Hopsking, 2009, p.25). De manera que, y de
acuerdo a lo planteado por los autores, la comunicación interna posibilita: la implicación del
personal, al promover el compromiso de los mismos hacia el logro de objetivos comunes;
coordinar acciones entre las diversas áreas y niveles de mando de la empresa, posibilitar el
cambio de actitudes y alcanzar mayores niveles de productividad. Para tal fin, emplea
diferentes canales y medios, en concordancia con el plan de comunicación global de la
organización.
A pesar de que todos los autores consultados, señalan la implicancia de la comunicación
interna en el desarrollo y el cumplimiento de la misión y visión corporativa, Elías y Mascaray
(1998), manifiestan que muchas empresas efectúan un planeamiento mecanicista de la
comunicación, inclinada a favorecer una única perspectiva: la de la empresa. Desde esta
perspectiva, la finalidad de la comunicación interna reside en:
que los trabajadores conozcan y, sobre todo, acepten las políticas y directrices de la
empresa. Con ello se pretende conseguir dos objetivos básicos: reducir la conflictividad
laboral e incrementar la productividad y la eficacia del funcionamiento de la empresa
(Elías y Mascaray, 1998, p. 54).
Estas organizaciones presentan una comunicación burocrática, donde la información fluye
siguiendo la vía jerárquica, lo consecuentemente requiere de un mayor control y supervisión.
Por consiguiente, no toma en cuenta las necesidades de sus empleados. Ahora bien, si la
evolución de las organizaciones depende de la persecución de objetivos mediante el logro de
su misión y visión, esto se logra al alcanzar una visión compartida. Compartida implica,
conocer, integrar los diversos puntos de vista de los miembros que constituyen la
organización. Elías y Mascaray (1998), interpretan que el futuro de las organizaciones
depende de incorporar a dicha visión las aportaciones de sus miembros e incluso propulsar
que se produzcan. La intracomunicación interpreta que la comunicación interna se forja a
82
partir de la colaboración y los aportes de todos sus miembros, el conocimiento de estos
sobre los objetivos y los proyectos organizacionales, a los fines de compartir y cooperar
sobre los mismos. Surge así, la noción de intracomunicación, los autores manifiestan que a
la misma: “hay que verla y entenderla como una filosofía, una toma de posición y una actitud
ante la gestión compartida y responsable de una nueva empresa” (Elías y Mascaray, 1998, p.
58). La intracomunicación deja de lado el enfoque de la comunicación interna tradicional que
esta al servicio y en función de la alta dirección, para constituirse como un elemento
integrador del sistema organizacional. Por lo tanto, entre el planteamiento de la
comunicación interna tradicional y la intracomunicación se presentan múltiples diferencias:
Por un lado, se deja de lado la división ascendente, descendente y horizontal de la
comunicación, sustituyéndola por el de intercomunicación, por otro lado, concibe a los
medios, no como un todo, sino, como su palabra lo indica, como solo medios, que se
encuentran subordinados a las estrategias y objetivos organizacionales. Así, los autores
definen a la intracomunicacion como “una estrategia que genera un proceso continuo de
comunicación transversal para la creación de valor en la cultura corporativa” (Elías y
Mascaray, 1998, p. 58). Desde esta perspectiva se contempla a la comunicación, como un
agente de cambio, que propicia la adecuación de las empresas a las demandas del entorno,
lo que consecuentemente posibilita su evolución y desarrollo. Este enfoque se funda sobre la
propia naturaleza humana y su tendencia de la a la homeostasis. Si bien la homeostasis,
como proceso de autorregulación, presenta una resistencia al cambio, la intracomunicación,
interpreta la misma por su función protectora. Así, en vez de atacar la resistencia, la acepta y
la integra sustituyendo el concepto de resistencia por cooperancia. La resistencia es
entendida “como un producto de la situación interaccional y no como una propiedad del
sistema” (Elías y Mascaray, 1998, p.57), vale decir, de la organización. Esto se encuentra
alineado a las propiedades morfostático y morfodinámico organizacionales, señaladas en el
83
capítulo cuatro del presente proyecto. Allí, se examinó las contradicciones y la significación
que recobran las organizaciones, al analizarlas dentro de los parámetros de la modernidad y
la posmodernidad. En el citado análisis, el autor Leonardo Schvarstein (2000), señala como
parámetros de contratación el predominio de propiedades morfostáticas dentro de los
modelos organizacionales de la modernidad, frente a la prevalencia de un modelo de
organización morfodinámico, presentes en el siglo XXI. Estas nociones hacen alusión a los
modelos tradicionales rígidos, cuyas formas permanecían a lo largo del tiempo, en
contrastación con los actuales modelos, flexibles, con capacidad de adaptación frente a los
requerimientos del entorno. La aplicación de esta nueva conceptualización (con relación a la
resistencia), a la función comunicacional como agente de cambio reside en:
plantear la comunicación como un continuo proceso de síntesis constructiva de la
información, a partir de fuentes diversas, que nos permita elaborar conjuntamente un
nuevo reencuadre más amplio y comprensivo, (que integre lo esencial de todas las
aportaciones) que sustituya el encuadre originario de la situación (Elías y Mascaray, 1998,
p. 57).
De manera que, el orden (homeostasis) emerge, a partir de la interacción entre la
organización y su entorno, propiedad de la misma, de ir modificándose en función a los
requerimientos del contexto (morfodinámia).
Sin embargo, hasta aquí, solo se han señalado algunas de las distinciones que presenta el
enfoque de la comunicación interna tradicional frente al planteamiento propuesto desde la
intracomunicación. A continuación se proseguirá a describir otras de las discrepancias
presentes entre ambas perspectivas. Se aplicaran los parámetros de contratación
empleados por los autores Elías y Mascaray (1998), enunciados de la siguiente manera: La
comunicación interna es contemplada como una finalidad, como información, presenta una
función normalizadora, alejada de la formación, otorga gran valor a los medios, influye e
interviene sobre el empleado, que alberga mandos pasivos. En contraste, la
84
intracomunicación, se manifiesta como un medio, una estrategia, cumple una función
catalizadora, involucra la formación, es transversal, en ella intervienen mandos activos y los
medios se conciben como medios únicamente. De esta forma, y de acuerdo a lo
manifestado por los autores:
la intracomunicación aporta un nuevo enfoque, mucho más estratégico que la
comunicación interna tradicional (…) consiste en actuar como elemento de cambio para
facilitar la adaptación de la empresa a los continuos cambios del entorno (...) la
intracomunicación es, sobre todo, una toma de posición, una apuesta por reencuadrar la
situación de partida apoyándose en la cooperancia. (Elías y mascaray, 1998, p. 65).
4.3 La cultura corporativa
Al definir el concepto de cultura las fuentes analizadas, coinciden en señalar que siempre, a
lo largo del tiempo, en toda sociedad se hayan presentes ciertas pautas que son compartidas
y aceptadas por sus miembros y que, consecuentemente, rigen sus comportamientos y
constituyen lo que genéricamente se denomina cultura. De esta manera, se puede
considerar como un sistema cultural tanto a diversas sociedades: países, regiones,
hemisferios, y demás, como así también, a determinados grupos, ya sean de índole étnica,
política, grupos etarios, entre otros.
Análogamente, la cultura dentro de las organizaciones esta conformada por aquellos
principios que guían los comportamientos de sus miembros, vale decir: “el conjunto de
normas valores y pautas de conducta, compartidas y no escritas, por las que se rigen los
miembros de una organización, y que se reflejan en sus comportamientos” (Capriotti, 1999,
p.147).
En esta misma línea se haya la noción de cultura corporativa establecida por el autor Carlos
Bonilla Gutiérrez (1997) quien sostiene que: “la cultura es el conjunto de valores y creencias
comúnmente aceptados, consientes o inconscientes, por los miembros de un sistema social”
85
(Bonilla Gutiérrez, 1997, p. 109). Desde este punto de vista, el autor hace referencia, dentro
de las corrientes y escuelas antropológicas, a aquella perspectiva que toma solo a algunos
elementos como constitutivos de la cultura y excluye a otros, considerando a estos, como
producto o expresiones de la misma.
Ahora bien, para comprender la noción de cultura establecida por el mismo, habrá que
explicitar primeramente los términos valores y creencias, para luego poder reconocer el
conjunto de manifestaciones culturales producidas por la propia cultura.
De acuerdo a Bonilla Gutiérrez (1997), las creencia son aquellas nociones, enunciaciones,
ideas y conceptos que los miembros de un determinado sistema cultural aceptan como
válidos y que le confiere determinadas características que la hacen propias de esa cultura.
Los valores, por su parte, constituyen las ideas compartidas socialmente por los integrantes
dentro de un mismo sistema social, pero a diferencias de las creencias, estas se manifiestas
dentro del ámbito de lo emocional, no así, del racional. Por tal motivo, los valores, orientan
los comportamientos de cada individuo, señalando cuales acciones son consideradas
aceptables y deseables y cuales son consideradas incorrectas. Dentro de la perspectiva
antropológica a la cual adhiere el autor, se señala que intrínsecamente en cada cultura, y a
raíz de los valores y creencias propias de estas, se hacen presentes una serie de
manifestaciones o expresiones productos de la misma, a saber: manifestaciones conceptual-
simbólicas, conductuales, estructurales y materiales. Dentro del ámbito organizacional, esta
misma clasificación comprende los siguientes aspectos: Manifestación conceptual-simbólica:
abarca la filosofía organizacional, su simbolismo y mitologías; manifestaciones conductuales:
incluye el lenguaje verbal y no verbal, las interacciones que se manifiestan dentro de la
organización y los rituales establecidos dentro de la misma; manifestaciones estructurales:
se hayan conformadas por las políticas, normas, procedimientos, estructuras jerárquicas y
los tipos de liderazgo que se establecen y rigen la organización; por último, las
86
manifestaciones materiales: son todas aquellas expresiones tangibles correspondientes a la
organización, como ser: papelería, folletería, mobiliario, la tecnología, señalética,
instalaciones, y demás.
Como señala Bonilla Gutiérrez :
entre la cultura (valores y creencias) y las manifestaciones culturales se da una relación
de interdependencia dinámica: por una parte, la cultura se refleja en sus manifestaciones;
por otra, las manifestaciones alimentan y enriquecen la cultura (Bonilla Gutiérrez , 1997,
p.110).
Esto hace referencia a la idea de que cualquier modificación que se produzca al nivel de las
creencias y valores del sistema cultural, repercutirá en las manifestaciones y expresiones de
la misma, de igual forma sucederá frente a los cambios que se pudieran suscitar en el orden
de las manifestaciones. Asimismo, la interrelación que presentan ambos aspectos del
sistema cultural es tan estrecha, que mediante la técnica de observación respecto de las
manifestaciones culturales es posible conocer los valores y creencias presentes en las
mismas. De este modo, las manifestaciones culturales constituyen categoría de análisis a
través de las cuales pueden efectuarse diagnósticos culturales dentro del ámbito
organizacional (Bonilla Gutiérrez ,1997).
Por otra parte, al definir el concepto de cultura, desde el punto de vista de Paul Capriotti
(1999) se deberá remitir al concepto de filosofía corporativa, ya que de acuerdo al mismo, la
cultura corporativa se conforma en base a su filosofía. Como describe, la filosofía corporativa
se encuentra conformada por: La misión corporativa, la cual establece lo que es la
organización y lo que la misma hace; los valores corporativos, constituidos por los valores y
pautas profesionales que establecen el cómo lo hace; y la visión corporativa, que señala el
fin ultimo de la organización, al cual dirigen todos sus esfuerzos, es decir, la visión a futuro
de la misma. Así, la cultura corporativa se conforma en base a “la interpretación que los
87
miembros de la organización hacen de las normas formales y de los valores establecidos por
la filosofía corporativa” (Capriotti, 1999, p.147).
De acuerdo a este autor, la cultura organizacional se encuentra atravesada por un agregado
de aspectos íntimamente relacionados entre sí, que definen y configuran a la cultura misma,
los cuales son: la personalidad y normas del fundador; la personalidad y normas de personas
claves (vale decir, aquellos directivos que han sucedido al fundador y su impronta), la
evolución histórica de la organización ( indican el espíritu y las formas de hacer de la
compañía); los éxitos y fracasos de la misma; la personalidad de los individuos que
conforman la organización, este factor es importante dado que engloba las historias y
vivencias personales de cada uno de ellos, lo que consecuentemente influye en sus
concepciones hacia el trabajo, la empresa y las relaciones que establece con sus pares; por
último, otro factor inherente a la cultura corporativa es el entorno social, es decir, la cultura
correspondiente a la sociedad en la cual se haya inmersa la organización, y que marcará su
impronta a escala organizacional.
Desde una perspectiva más subjetiva, Elías y Mascaray (1998), introducen la noción de
modelos mentales al definir el concepto de cultura organizacional. Estos autores manifiestan
que: “las personas y las organizaciones tienen unas pautas de comportamiento que
responden esquemas prefijados (…) y que, en general, actúan a nivel inconsciente” (Elías y
Mascaray, 1998, p. 59). Así, plantean que estas pautas de comportamientos, tanto a nivel
personal como organizacional, se configuran a partir de los denominados modelos mentales.
Los modelos mentales son:
el conjunto de ideas y creencias profundamente arraigados en todo ser humano, que
organizan su forma de comprender el mundo y a sí mismos. Los modelos mentales
permiten que uno dé sentido a sus circunstancias y opere sobre la misma. Ellos
condicionan las inferencias e interpretaciones que hacemos sobre la realidad (Kofman,
2006, p. 294).
88
De esta forma, los modelos mentales no solo determinan las percepciones e interpretaciones
que se efectúan respecto de la realidad, sino también, el modo de actuar en ella. Elías y
Mascaray (1998), toman el planteamiento propuesto por la psicología cognitiva , respecto del
proceso cognitivo del ser humano y señalan los pasos intervinientes en el: el estímulo (que
procede del ambiente interno o externo), la observación selectiva por parte del individuo, la
percepción (representación cognitiva), los esquemas mentales, estos, constituyen el marco
de sus experiencias y respuestas; la fase de conceptualización; el componente emocional
que surge a partir de la interpretación efectuada, consecuentemente, la toma de decisiones y
finalmente, la respuesta conductual a dichos estímulos (ya procesados).
Así, al conceptualizar la cultura organizacional como “un sistema de creencias y valores
compartidos que interactúan de diversas formas en una organización” (Elías y Mascaray,
1998, p.74), los autores advierten también, respecto de la influencia que presenta la
cristalización de los valores y modelos mentales en el comportamiento habitual de la
organización.
Luego de identificar las nociones vislumbradas por los autores, será imperante señalar el
punto en el cual convergen las conceptualizaciones manifiestas por cada uno de ellos.
Ambos autores, al igual que las demás fuentes consultadas, coinciden en señalar que toda
organización, sea o no consciente de ello, es poseedora de cultura. Al respecto, Bonilla
Gutiérrez expresa:
No existe una organización sin cultura; esta puede ser fuerte o débil, manifiesta o
encubierta, más o menos compartida y asumida, adecuada o inadecuada para el logro de
la eficacia y de la productividad organizacionales, pero el hecho es que siempre esta ahí
(Bonilla Gutiérrez , 1997, p.111).
Por su parte, Capriotti señala dentro de los aspecto inherentes a toda cultura organizacional
que: “Toda organización posee una cultura corporativa: por el solo hecho de establecerse
89
una relación y una interacción entre los miembros de una organización” (Capriotti, 1999,
p.149).
Así, la cultura corporativa se configura como un factor que va más allá de lo meramente
racional, factible de ser manipulado y desarrollado por el ser humano, para constituirse por el
conjunto de los elementos, de índole tanto interna como externa, que lo exceden y
conforman un ordenador, posibilitando en ella unas peculiaridades específicas. Estas
particularidades propias de cada una, es lo que le confieren su individualidad, su
exclusividad y consecuentemente su identidad. Como señala Capriotti (1999), la cultura
organizacional, al igual que cualquier otro sistema cultural, se convierte en un valor que
sobrepasa a los individuos que la asumen, y se instituye como un conjunto de pautas que se
ubica por encima de los integrantes de un grupo, vale decir, en palabras del autor: “la cultura
corporativa es una estructura “suprapersonal”” (Capriotti, 1999, p.149).
Así, los miembros de la organización, asumen como propios tales valores y los mismos,
guiarán el proceso de toma de decisiones, el desempeño de sus miembros, pautas de
actuación, rituales, conductas, entre otros.
Cada organización valorará o preponderará unas características sobre otras, lo que
consecuentemente definirá la propia cultura. Aspecto que Paul Capriotti (1999), identifica
como orientaciones de la cultura. Precisamente, tales características definirán no solo su
nivel de arraigo, sino también, la orientación de la misma, lo que la convierte en culturas
corporativas con orientación al individuo/ al colectivo; con orientación al producto/cliente;
liderazgo/control; cambio/statu quo; procesos/personas; entre otras.
Retomando las nociones señaladas por el autor Bonilla Gutiérrez, de las cuales se hace eco
Paul Capriotti, al reconocer tales características, se podrá inferir sobre aquellos valores y
creencias asumidos por los miembros de la organización, aquellos que determinan la propia
90
cultura. Según Capriotti (1999), al analizar la cultura organizacional, se pueden determinar
factores sociológicos, factores de dirección y factores comunicativos. Los factores
sociológicos “son aspectos vinculados con el comportamiento de los individuos en el grupo, y
manifiestan de forma bastante clara las pautas básicas compartidas por los miembros de la
organización” (Capriotti, 1999, p.153). Estos engloban aspectos tales como: los valores, las
normas, los ritos (actos formalizados por la organización), los mitos (actuaciones o personas
que son referentes de los comportamientos organizacionales), los tabúes (prohibiciones
establecidas) y el sociolecto (jergas lingüísticas internas de la organización). Los factores de
dirección, es decir, “los aspectos vinculados a los sistemas formales de la organización
marcarán las características de la cultura corporativa” (Capriotti, 1999, p.154). Tales factores
son asumidos y promovidos desde la dirección, los cuales son: la estructura organizativa, las
estrategias empresariales (líneas globales de actuación), los sistemas y procesos, el estilo,
los modos de la dirección y los sistemas de control y recompensa establecidos. Por último,
los factores comunicativos, “el estilo de las diferentes manifestaciones comunicativas de la
organización” (Capriotti, 1999, p.154). Vale señalar puntualmente este factor, dado que es
relevante en lo que respecta a la actuación del profesional de las Relaciones Públicas.
Asimismo, es necesario destacar, frente a la realización del presente proyecto, la implicancia
de las pautas comunicacionales como manifestación de una determinada cultura
organizacional. Las mismas se encuentran estrechamente vinculadas con la cultura, como
señala Bonilla Gutiérrez (1997), las pautas comunicacionales establecidas por la
organización van a derivarse de los valores y creencias instauradas por la organización.
Ambos se definen mutuamente, conformando así el estilo comunicativo de la misma. Al
respecto, el autor manifiesta:
La cultura de la organización y las pautas de comunicación que se establecen entre sus miembros están estrechamente unidas. La primera va a afectar a las segundas y
91
determinará en muchos casos, su frecuencia, su calidad, su grado y su dirección (Bonilla Gutiérrez, 1997, p.114).
Como se analizó en el anterior capítulo, por lo cual no se detendrá en este punto, con
relación a las características y cambios de las estructuras organizacionales a lo largo del
tiempo, queda de manifiesto, cómo se van conformando las diversas características de la
comunicación conjunto a las estructuras organizacionales.
Así, la cultura corporativa establecerá y se manifestará a través de las pautas
comunicacionales, determinando el tipo de mensaje y la circulación de los mismos: formal,
informal, ascendente, vertical, horizontal, transversal, asimismo, las herramientas y medios
a utilizar (carteleras, intranet, medios electrónicos o tradicionales, etc.), la centralización o
descentralización respecto de la toma de decisiones, los niveles jerárquicos, los estilos de
liderazgo, entre otros. Al analizar el estilo de las diferentes manifestaciones comunicativas
se hace referencia tanto a la comunicación interna como externa. A los fines del presente
proyecto, se puntualizó respecto a lo concerniente a la comunicación interna. Pero se
señalará, que en el caso de la comunicación externa, la cultura corporativa se expresará
mediante el estilo de los anuncios publicitarios, su folletería, catálogos, revistas, los
comunicados de prensa y demás.
Resulta necesario explayarse en el desarrollo de este punto, dado que al hallarse tan
estrechamente vinculadas la comunicación junto a la cultura corporativa, la cultura se deriva
en un activo ineludible, que ayuda en la implementación de la estrategia comunicacional
corporativa.
4.4 Manifestación de la cultura generacional en las organizaciones
En los capítulos precedentes se ha conceptualizado a las diversas generaciones, denotando
el cómo al haber nacido en un período de tiempo determinado, las mismas recibieron los
92
influjos culturales, sociales y educativos, que conforman una manera afín de comportamiento
o comparable en determinados aspectos. Consecuentemente, se aludió a los procesos
económico-sociales de transformación acontecidos por la globalización, principalmente la
variable tecnológica, la cual determinó las características de las nuevas generaciones.
Ahora, a partir de las caracterizaciones efectuadas con relación a las disimilitudes
generacionales, se reflexionará respecto a cómo los influjos culturales y sociales
compartidos por cada una de las generaciones, definen un grado de percepciones y valores
compartidos, en relación a los modos de interpretar y proceder en la esfera laboral. Aquí, se
hará referencia a los modelos mentales presentes en cada una de las generaciones. Si se
retoma la noción de término, empleada anteriormente, al definir el concepto de cultura
organizacional, se recordará que los modelos mentales constituyen aquellas ideas y
creencias personales, que configuran las formas de interpretar el mundo y el modo de actuar
en el.
A tal fin, se emplearán alguno de las variables propuestas por la autora Paula Molinari
(2011). La utilización de las mismas posibilitará al lector una comprensión cabal de las
disímiles interpretaciones y significaciones que comportan para cada una de ellas. Los
conceptos señalados serán: la concepción del trabajo, desarrollo, reconocimiento, feedback,
calidad de vida, respeto, compromiso y autoridad. No se desarrollará el apartado
correspondiente a la concepción y el empleo de la tecnología por parte de las generaciones
dado que este ítem ha sido contemplado y analizado previamente en el segundo capítulo.
Al plantear la concepción del trabajo en las diferentes generaciones, la autora señala el
cambio del paradigma del siglo XX al paradigma del siglo XXI, lo que implicó el abandono de
una noción del trabajo en relación de dependencia al trabajo en relación de
interdependencia. Para la generación de posguerra y los baby boomers, la relación de
dependencia se encuentra estrechamente vinculada a la idea de seguridad laboral, la
93
seguridad era designada al empleador, quien ofrecía continuidad y beneficios a cambio de
lealtad y compromiso. Muy por el contrario, tanto la generación X como la generación Y,
ubican la seguridad en la propia carrera profesional. La formación profesional, constituye la
base de su seguridad. Mediante el desarrollo de nuevas habilidades y conocimientos colocan
la seguridad en ellos mismos, lo que les posibilita ofrecer sus conocimientos a diversos
empleadores.
A partir de aquí, se bifurcan notablemente las conceptualizaciones efectuadas por las dos
primeras generaciones frente a sus sucesoras. Para un mayor entendimiento, se detallarán
las nociones anteriormente señaladas agrupándolas por grados generacionales, por un
lado ,las de mayor rango etario, los tradicionalistas y los baby boomers, y por otro lado, las
generaciones más jóvenes, los X y los Y.
Es así, cómo en las organizaciones pertenecientes al modelo clásico tradicional, de
estructura piramidal, propio del paradigma del siglo XX, la autoridad se encuentra definida
dentro de la estructura jerárquica. Modelo donde las conductas esperadas por todos los
integrantes de la organización se encuentras sujetas a determinadas normas fijas. Al tener
las organizaciones un claro esquema sobre las relaciones jerárquicas y competenciales,
queda bien delimitado el poder de la autoridad sobre el cual se cimienta la organización. En
este modelo de obediencia, los que se hallaban en la base piramidal, no tenían la posibilidad
de manifestar sus posiciones o participar en las decisiones. (Eldin François, 1998). Los baby
boomers a pesar de sus ideales y conductas desafiantes, se mantienen alineados y respetan
la autoridad dado que se trata de un agudo mandato social. Así, y de acuerdo a lo
manifestado por la autora Paula Molinari (2011), para las generaciones más antiguas, el
compromiso hacia el trabajo era fundamental, este se demostraba con su lealtad
incondicional, donde plantear cuestiones o necesidades de índole personal al empleador era
94
considerado inconcebible para los mismos. Por su parte, los baby boomers, se comprometen
íntegramente con su trabajo pero a diferencia de las generaciones anteriores, lo hacen por
convicción a la misión compartida de las organizaciones. Esto se correlaciona el paradigma
vigente durante el siglo XX correspondiente a la gestión por presencia, en donde el
compromiso se manifiesta fundamentalmente mediante la permanencia en el lugar de
trabajo, sinónimo de una completa disponibilidad.
Por otra parte, respecto a la interpretación efectuada por las generaciones en relación a la
noción de desarrollo, Molinari (2011) señala que los tradicionalistas crecían dentro de la
esfera laboral por años de antigüedad, por lo que este no era un tema de importancia para
los mismos, más bien proyectaban sus expectativas de progreso en sus descendientes. De
aquí se desprende que, para ellos, su perspectiva de reconocimiento se haya limitada al
hecho de preservar su trabajo, como retribución al reconocimiento de su lealtad. Los baby
boomers por su parte, en sus ansias de progreso y liderazgo, poseen una interpretación
tradicional de carrera ascendente vertical, buscando continuamente posiciones de mayor
jerarquía, con una mayor remuneración y estatus. Es así, que su idea de reconocimiento se
encuentra asociada al ascenso jerárquico, por lo que se sienten reconocidos solo cuando
obtienen una promoción, lo que vinculan a un símbolo de estatus. Precisamente, para los
tradicionalistas y los baby boomers la noción de feedback se encuentra ligada al proceso
formal de gestión del desempeño. En el caso de la generación de posguerra, la relación
entre jefe y empleado se remiten fundamentalmente a meras indicaciones respecto de las
tareas a efectuar. Los baby boomers, conciben el feedback como el acto de transmitir
información el quiebre conceptual se produce ante las generaciones más jóvenes.
Para ambas generaciones la conciencia respecto de la calidad de vida no era un factor de
consideración hasta que en la década de los noventa comienzan a manifestarse cuestiones
95
referentes al clima laboral. La caracterización señalada de los baby boomers, en relación a
su actitud desafiante y de lucha (en pos de la igualdad femenina, el acceso a la educación
formal y al mercado laboral), sus ambiciones económicas, de estatus y liderazgo (Fernández
Sánchez, 2010), condujeron a un deteriorar en las tasas de natalidad, un aumento de
divorcio y problemas de salud.
Al referirse a las generaciones más jóvenes, como manifiesta el autor Fernández Sánchez
(2010), la generación X produce un quiebre sustancial producto del descreimiento en la
instituciones, propios de esta generación. Por lo tanto, al pensar en la concepción de
autoridad que poseen estas generaciones, se debe referir a determinados profesionales. Es
decir, como expresa la autora Paula Molinari (2011), la interpretación que efectúan respecto
de la autoridad, se encuentra personificada en ciertos profesionales que, mediante un
accionar coherente con la predica, son susceptibles de ser respetados como tal. Así, los
jóvenes X, si consideran que estos gozan de autoridad suficiente, consultan, aprenden de
ellos y los respetan. En cuanto a la generación Y, la interpretación que realizan respecto de
la autoridad, se encuentra alineada a la de sus antecesores la autora lo expresa del siguiente
modo: “Para que la autoridad formal de un jefe sea percibida como legítima, no basta con el
profesionalismo. También se requiere credibilidad y calidad personal” (Molinari, 2011, p. 95).
Precisamente se hace referencia a que los jóvenes Y, valoran de sobremanera su calidad de
vida y poseen una visión holística de sus acciones, por lo que integran las tareas del ámbito
laboral a las demás actividades de su vida cotidiana. De aquí se desprende que ellos para
legitimar la autoridad de una persona, deben reconocer en estos, no solo su profesionalismo
sino determinadas características, como ser, su calidad humana y su transparencia, mostrar
concordancia ente lo que dice y lo que hace.
96
Esto se condice o mejor dicho, se conforma dada la concepción global del trabajo que
poseen ambas generaciones. La generación X no contempla al trabajo como su proyecto de
vida, sino solo como una parte de este. Al respecto Molinari manifiesta:
Los X, no depositan su desarrollo en manos de la empresa, sino que toman las riendas de la
situación (…) Por eso, esta generación define sus intereses, la modalidad preferida de
empleo, la cultura de la organización y el contenido de la tarea. Es la primera generación que
busca activamente cambiar de trabajo (Paula Molinari, 2011, p.80).
Buscan mayores conocimientos, oportunidades de aprendizaje, por lo que valoran las
oportunidades de educación formal. Esta línea se mantiene vigente en los nativos digitales,
otorgándole un lugar central al aprendizaje: “Quieren un aprendizaje permanente en el
trabajo. Por eso, el jefe asume un papel central como educador, a través del feedback
continuo..buscan diversidad en la formación,…innovación en la especialidad” (Paula Molinari,
2011, p.81). Cabe señalar, que los Y son autodidactas por lo que, a diferencia de sus
antecesores, se deslindan del aprendizaje formal a la hora de adquirir conocimientos, la
concepción de desarrollo adquiere así una visión más integradora, abarcando múltiples
actividades, carreras y especializaciones. Este factor se haya relacionado a la noción de
feedback por parte de ambas generaciones. Aquí se produce un quiebre frente a las
generaciones más antiguas, para los X representa un factor motivador de la relación
jefe/colaborador, por lo que demandan un feedback continuo. Lo mismo sucede con los
subordinados Y, que reclaman no solo un feedback continuo, sino focalizado al
reconocimiento y al aprendizaje, privilegiando la transparencia y el feedback informal. Ligado
esto mismo a la noción de reconocimiento, puede señalarse que los jóvenes de la
generación X asocian éste a la idea de autonomía. Requieren mayor libertad tanto en el
manejo de su tiempo como en la forma de trabajar. Los nativos digitales, por su parte,
97
ponderan no solo el reconocimiento individual y laboral, sino que tras su visión más holística
que integra el mundo laboral y personal, exigen el reconocimiento de los equipos de trabajo,
de forma grupal, así como los logros personales de cada uno de ellos. Es importante señalar
que para esta generación cobra vital importancia comprender y reconocer cual es aporte a la
cadena de valor, tanto en el ámbito laboral como social. Necesitan ver que su trabajo tiene
un sentido, tiene un fin último, que vaya más allá de lo mero administrativo u operacional.
Esto trae aparejada la noción de feedback, para ambas generaciones (X e Y), para ellos, el
concepto adquiere mayor valor ya que se convierte en un “vehículo fundamental de
aprendizaje” (Molinari, 2011, p.88).
En base a lo señalado anteriormente y, en relación a lo planteado por la autora Paula
Molinari (2011), luego de la década de los noventa y junto a estas jóvenes generaciones, la
calidad de vida cobra un valor diferente: los X exigen un balance entre trabajo y vida
personal, vinculando calidad de vida al ámbito personal, no así al laboral; los Y con una
visión más integral de la vida y las actividades que desarrollan, incorporan al trabajo dentro
de la esfera del disfrute, por lo que, un excelente clima laboral junto al manejo flexible de los
tiempos, se convierten en un factor fundamental de la esfera laboral. De esta forma, si los Y
no se encuentran a gusto dentro de la organización, deciden abandonar la empresa sin
mayores dificultades. En ambas generaciones el compromiso esta asociado al trabajo
contractual, con posibilidad de romperse en caso de no ser cumplimentado. Esto se
encuentra relacionado con los actuales niveles de compromiso, los cuales son
frecuentemente bajos y manifiestan sus consecuencias sobre el desempeño y la retención
del personal. Frente al paradigma de la gestión por resultados, ambas generaciones
conciben el trabajo como algo independiente del lugar físico, focalizando su trabajo en los
resultados.
98
Capítulo 5. La intracomunicación: canalizadora de las divergencias contemporáneas
El presente capítulo abordará el desarrollo de una propuesta estratégica de comunicación
interna. Frente a un escenario, globalizado y penetrado en todos los ámbitos por los avances
tecnológicos, se plantea la necesidad de la actualización de una de las principales áreas de
99
la práctica profesional del Relacionista Público, la comunicación interna organizacional. Esta
propuesta presenta e integra lo explicado a lo largo de los cuatro capítulos precedentes y
tiene como objeto principal, plantear el ajuste y la adecuación de la intracomunicación al
recambio generacional de los recursos humanos. Esta actualización, permitirá la
construcción de un valioso conocimiento para avanzar en el pensamiento crítico y reflexivo
respecto de la actividad profesional del Relacionista Público y su empleo en el desarrollo de
una propuesta estratégica de comunicación interna.
5.1 Introducción a la propuesta estratégica
En el marco teórico del presente proyecto se analizó la denomina globalización, originada en
la civilización occidental, en la que los países se vinculan y comunican de manera
dependiente. Este proceso produjo el intercambio de bienes simbólicos, de la economía y
causó transformaciones sociales a nivel global. A partir de la segunda mitad del siglo XX, los
países principalmente capitalistas levantan las barreras proteccionistas y acentúan sus
relaciones internacionales. En el campo de la cultura, dado los efectos de la globalización, se
da un proceso que interrelaciona las sociedades fusionando las culturas y atravesando
fronteras, posibilitado, fundamentalmente, por las nuevas tecnologías y los avances en
relación a la conectividad y la comunicación. El desarrollo de la comunicación ha implicado
casi exclusivamente el desarrollo de infraestructuras técnicas; de sofisticados aparatos; de
soportes físicos y materiales que aseguran la transmisión; estructuras de mensajes; formatos
para empaquetar contenidos en series, canales para transmitir la voz, la imagen y los textos.
Estas nuevas tecnologías manifestaron la necesidad de adecuar la comunicación de las
empresas, instituciones y organismos a las características de la red, lo que
consecuentemente conduce a la generación de nuevas formas organizativas. Así, comienzan
a prevalecer diversos modelos organizacionales, como lo son las estructuras matriciales
100
(donde predomina la lógica funcional mediante divisiones orientadas a un mercado); la
estructura horizontal, donde se suprimen las barreras verticales, limitándolo a tres o cuatro
niveles jerárquicos, quedando esta conformada por equipos multifuncionales que gestionan
proyectos individuales.; estructuras por funciones, por divisiones y el trabajo en red. Las
organizaciones en red se conforma por pequeños grupos semiautónomos conectados a la
red, estos son autónomos para organizar su trabajo, orientado al logro de objetivos, pero a
su vez, dependen e interactúan con los demás grupos para el logro de un objetivo común a
la organización. Emerge así, el concepto de estructuras flexibles, donde se valúan la
descentralización y la flexibilidad. Esta representa la capacidad de adaptación de las
organizaciones a los requerimientos del entorno. Para la autora Paula Molinari (2011) la
flexibilidad organizacional es la característica que más se alinea a los requerimientos de
operaciones regionales y globales. Sostiene que los factores: velocidad y personalización,
son elementos fundamentales y necesarios dentro las organizaciones actuales. Según el
autor francés François Eldin (1998), no impera en la actualidad un modelo único y universal
de organización, es competencia de cada cual optar por el modelo que más se adecue a su
especificidad. Sin embargo, el resultado de los estudios del programa de Prospectiva en
Ciencia y Tecnología de la Comunidad Europea (F.A.S.T.) señala que “las grandes empresas
estallan en red y las pequeñas empresas se conectan a la red” (Vasques Bronfman, 1991,
p.88). Como señalan los autores Elías y Mascaray (1998):
La empresa como organización, es una de las instituciones más arraigadas en la sociedad y
uno de sus principales motores. Pero no solo toma una parte activa en la configuración de
esa sociedad, sino que, al estar inmersa en ella, se ve influida y condicionada por las
características esenciales de esa misma sociedad;.. al mismo tiempo que contribuye a
generar el cambio social, debe adaptarse a la nueva situación surgida de ese cambio. Es
decir, la empresa que quiera sobrevivir a estos tiempos de incertidumbre y caos deberá tener
101
en cuenta estas características o elementos determinantes de la revolución socio-tecnológica
a que estamos asistiendo y adaptarse a ellos (Elías y Mascaray, 1998, p.30).
Hoy se evidencia la necesidad imperiosa organizacional de adaptarse al cambio, aunque no
sea posible predecir cual será el modelo de organización predominante en los próximos
veinte años. Al momento de plantear la presente propuesta estratégica de comunicación, la
autora del actual proyecto, si bien, no se explicitará sobre un modelo organizacional
concreto, sí, tomará como referencia, aquellos modelos que no presentan las características
de las organizaciones actuales anteriormente señaladas, vale decir, se aludirá a modelos
más tradicionales o estables de organización. La acepción que caracteriza a la
comunicación, dentro de las señaladas organizaciones, es de carácter planificado alrededor
de normas precisas, determinación de roles y canales impuestos sin un gran reparo en los
aspectos informales de la misma. O, a aquellas organizaciones donde, si bien, el elemento
humano constituye un factor relevante para estas, destacando el papel de la comunicación
en aspectos tales como el liderazgo, los grupos de trabajo, la motivación, etc., (donde se
vislumbra la importancia de un estilo más participativo dentro de las organizaciones), no
reparan en las características particulares de sus receptores, con fines de conocer las
necesidades individuales y alcanzar un mayor desarrollo personal. Es necesario señalar
esto, dado que, como es sabido, en el contexto organizacional, la comunicación se haya
vinculada con el proceso de estructuración de las actividades, delimitando calidad y
dirección de los flujos de comunicación internos de las mismas, así como la finalidad básica
que persiguen. En consecuencia, el intercambio comunicacional puede darse en varios
niveles y de diversas formas, pero, siempre alineados a la estructura organizacional,
permitiendo la configuración del fenómeno de la comunicación corporativa. En suma, la
estrategia a plantear se esbozará sobre aquel modelo organizacional en el cual, la
Dirección, no concibe a la presente como un elemento que se integra dentro de un sistema
102
mayor (el entorno) con el cual se interrelaciona. Por lo tanto, no consideran el impacto que el
contexto pueda ejercer sobre las organizaciones. Sin embargo, hoy, la actualidad demuestra
que aunque las empresas se resistan al cambio, o directamente no reparen en los cambios
sociales, tecnológicos y culturales que acontecen, la realidad manifiesta que, no obstante,
las nuevas generaciones que se incorporan a la esfera laboral, influyen, condicionan y
demandan una configuración distinta de las organizaciones y sus empleadores. Las
variables externas e internas de las empresas, se confluyen, diluyendo los límites entre
comunicaciones internas y externas, los tiempos de ocio y productividad, así como las
nuevas modalidades de comunicación interpersonal que se plantean actualmente dentro de
las organizaciones. Estas demandan una atención especial por parte de los cargos
directivos. La tendencia indica que es necesario y vital para las organizaciones un adecuado
diseño y planificación de la comunicación interna, bajo acciones estratégicas de
comunicación y cambios culturales. Los problemas que enfrentan las organizaciones
actuales demuestran la validez conceptual y funcional del Dircom, porque cualitativamente,
es la necesidad y la complejidad, la que tornan imperante la función de estos profesionales
dentro del ámbito organizacional.
Con el fin de planear la actual propuesta estratégica de comunicación interna y gestionar las
relaciones con su público destinatario, la generación Y, se emplearan dos de las variables
desarrolladas en el capítulo precedente. Las mismas, sobre las se proyectará y concebirá la
propuesta estratégica serán: el grado de compromiso de las actuales generaciones hacia las
organizaciones en las cuales trabajan y la necesidad de feedback demandado por las
mismas, el que a su vez, emplean como vehículo de aprendizaje. Ambas variables señalan
dos de las características fundamentales dentro del conjunto de factores analizados y que
demandan cambios dentro del ámbito organizacional. La autora del presente proyecto
considera son, dos valiosos aspectos, sobre los cuales se configuran las principales
103
diferencias intergeneracionales y que generan consecuentes conflictos dentro de la esfera
laboral. El objetivo último, plantea la articulación de las actuales generaciones dentro de los
modelos organizacionales explicitados anteriormente. Así, mediante el ajuste y la adecuación
de la intracomunicación al recambio generacional de los recursos humanos, se concebirá la
correspondiente propuesta estratégica de comunicación interna. De igual forma, cabe
señalar, que las variables no fueron seleccionadas de forma aleatoria, sino que, de manera
contraria, ambas constantes engloban y abarcan en sí mismas, varios de los valores
anteriormente señalados, aquellos que delimitan el quiebre generación y configuran a las
nuevas generaciones. A continuación, se realizará un análisis exhaustivo de ambas
variables, considerando y profundizando sobre las demás constantes, que se encuentran
íntimamente relacionadas, por lo que se definen y configuran recíprocamente.
El nivel de compromiso de las actuales generaciones: Robbins (2004), define el compromiso
organizacional como la identificación del individuo con la propia organización para la cual
trabaja. Por su parte, el compromiso en el trabajo implica identificarse con un trabajo en
particular. Así, al plantear el concepto de compromiso organización debe referirse a la
implicación del empleado con los objetivos, los valores organizacionales, su deseo de
participar y permanecer en la misma.
Lo que sucede en la actualidad, es que, al abandonarse la concepción del trabajo en relación
de dependencia del siglo XX, se renunció al tipo de relación padre/hijo gestada entre el
empleado y su empleador. La aparición del contrato planteó un nuevo escenario dentro del
ámbito laboral. A partir de aquí, la relación queda supeditada al cumplimiento de ese
contrato. Hoy, para la generación Y la idea de compromiso se encuentra asociado a un
contrato (Molinari, 2011). Asimismo, al analizar el concepto compromiso organizacional se
observa que éste contempla dos dimensiones: la afectiva y de continuación. El compromiso
104
afectivo refiere al vínculo afectivo que el empleado forja con la organización, comporta los
factores intrínsecos (satisfacción de necesidades psicológicas principalmente) y extrínsecos
(disfrute de su permanencia en la organización), manifiesta el apego emocional del individuo
hacia la misma. El compromiso de continuidad o calculatorio comporta la percepción de los
costos que implicaría para el empleado renunciar a la organización. Así, el compromiso con
la organización manifiesta la satisfacción y el orgullo del empleado por verse parte de la
misma (Newell y Newell, 2002).Como se observa, son varios los factores que hay que
considerar al momento de interpretar cuando, un empleado se identifica con la organización
a la cual pertenece o no. Para la generación Y sentirse parte, lo que en el lenguaje coloquial
sería, ponerse la camiseta, implica tomar en consideración otra de las variables
desarrolladas en el capítulo precedente respecto a la concepción de disfrute que estos tienen
sobre el trabajo. Es necesario recordar así, que los jóvenes Y poseen una visión más
integral de su proyecto personal, conciben las actividades que desarrollan en el trabajo y en
su vida personal como un todo, de esta forma, incluyen al trabajo dentro de la esfera del
disfrute. No aceptan el sacrificio y el esfuerzo desmedido como medio para alcanzar
objetivos. Tampoco creen en ascender jerárquicamente en forma vertical, comenzando
desde abajo, solo lo aceptan, si ésto, les permite lograr una mayor experiencia y formación.
Los jóvenes Y fluyen, no proyectan su vida entera en una misma organización. Asimismo, no
postergan su vida personal por el trabajo, priorizando actividades de la vida personal. Ellos
buscan placer en la vida (mediante viajes, tiempo de ocio, experiencias), así, la actividad
laboral se integra y forma parte de esta concepción. Privilegian un empleo sobre otro si éste
les permite horarios flexibles, el tiempo suficiente para realizar sus actividades extra
laborales, si pueden ir vestidos de manera informal, entre otras. Para esta generación el
clima laboral, las relaciones con sus pares y el disfrute dentro del ámbito laboral, son
aspectos esenciales. Si ellos no se sienten cómodos dentro de las organizaciones a las
105
cuales pertenecen, o sus empleadores no acceden a sus demandas y necesidades,
renuncian sin mayores inconvenientes. Esto se correlaciona con dos de los conceptos
fundamentales dentro del ámbito laboral como lo son: la motivación y la retención. De esta
manera, del compromiso afectivo que se establezca entre empleado y organización, deviene
también, el grado de motivación que el primero forje sobre la misma. Se sabe que una de las
funciones de la comunicación interna es mejorar la productividad, solo, mediante una
comunicación clara, que comunique sobre los objetivos, valores, misión y visión de la
organización, orientada a mejorar los niveles productivos, es posible que sus empleados
estén motivados al efectuar su trabajo. Conjunto a esto, existe una correlación entre el grado
de compromiso organizacional y la retención del personal. En base a lo señalado se deduce
que quien no se sienta identificado con la organización en la cual trabaja, no habrá forjado
un vínculo afectivo suficiente fuerte y consolidado como para permanecer en la misma. Será
posiblemente fácil para éste abandonar la organización frente a nuevos ofrecimientos y
oportunidades, dado que no lo percibirá, ni comportará un alto costos para el empleado
renunciar a la organización (compromiso de continuidad o calculatorio). Este último es un
factor clave dentro de la nueva generación. La retención constituye una de las mayores
dificultades a la que se enfrentan los directivos de las actuales organizaciones y demanda
una especial atención. Los costos asociados a la rotación del personal son muy altos para
las empresas, no solo a los de índole económica (salarios, publicidad, honorarios de
agencias, capacitación del nuevo empleado), sino también aquellos referidos a la pérdida de
productividad del puesto vacante. El compromiso organizacional manifiesta tener una gran
injerencia sobre el factor de retención del personal. Distinto es si se hablase de la noción de
satisfacción laboral, como señala Robbins (2004), el compromiso laboral es una respuesta
del empleado hacia la organización más global y duradera que la satisfacción laboral:
106
Un empleado puede estar insatisfecho con el trabajo que realiza, pero lo considera una
situación temporal y no se siente insatisfecho con la organización como un todo. Pero
cuando la insatisfacción se extiende a la propia organización, es más probable que los
individuos piensen en renunciar (Robbins, 2004, p. 72).
Por tal motivo es que se ha considerado tomar la presente variable, dentro de la propuesta
estratégica de comunicación interna.
La segunda variable seleccionada corresponde a la necesidad de feedback y la continua
demanda que las actuales generaciones plantean. En toda organización y como señala
Capriotti (1999), en la interacción individuo-organización se generan categorías reciprocas
entre ambas partes, las que establecen las obligaciones y expectativas de cada una de ellas,
lo que, consecuentemente, determina e identifica el status y el rol de ese público. En el nivel
interno, las organizaciones emplean feedback, ya sea, a nivel individual o colectivo, para la
socialización, el entrenamiento, con la intención de mejorar el desempeño y la dirección de
sus miembros. El feedback se define como: “el flujo de información entre colaboradores,
usualmente como una evaluación de un proyecto o trabajo terminado; compartir
observaciones sobre el desempeño en trabajo o conductas relacionadas con el trabajo; el
primer paso hacia el cambio positivo” (Harvard Business Publishing, 2009, p.4). Sin
embargo, como señala Capriotti (1999), la persona no asimila totalmente el rol que asume,
éste lo personaliza de acuerdo a su manera de ser, a su personalidad. Aquí, el autor hace
referencia al concepto de rol de público internalizado (concerniente al nivel de
institucionalización del rol de público), que el mismo define como: “la manera particular en
que el individuo establece sus derechos y obligaciones en cuanto ocupante del rol -, y su
desempeño- la forma concreta en que el individuo ejerce el rol” (Capriotti, 1999, p. 43). Así,
el rol que cada individuo desempeñe, estará influido tanto por su personalidad, como así
107
también, por lo demás roles que éste desempeñe en su propia vida. En este punto, se torna
imperante señalar que el tipo de feedback que las nuevas generaciones demandan es de
tipo informal. Si se consideran las diferentes concepciones y valores con los que se
caracteriza a esta generación, es posible comprender por qué estos jóvenes valoran el
feedback de tipo informal por sobre el formal. Los nativos digitales valoran de sobremanera
su calidad de vida, así, conciben el trabajo como un ámbito de disfrute, preponderando un
excelente clima laboral, el manejo flexible de los tiempos, dentro de la esfera laboral. Junto a
esto, y como ya se señaló anteriormente, para las nuevas generaciones cobra vital
importancia comprender y reconocer cual es aporte a la cadena de valor, necesitan saber
que su trabajo tiene un sentido, tanto para la propia organización como para la sociedad. De
aquí se desprende que ellos, para legitimar la autoridad de una persona, deben reconocer en
estos, no solo su profesionalismo sino determinadas características, como ser, su calidad
humana y su transparencia. Así, al momento de requerir feedback, exigen que el mismo, no
solo sea de manera continua, sino también, de forma transparente. Esto se correlaciona con
la interpretación que efectúan los jóvenes Y respecto de la autoridad: “Para que la autoridad
formal de un jefe sea percibida como legítima, no basta con el profesionalismo. También se
requiere credibilidad y calidad personal” (Molinari, 2011, p. 95).
Por otra parte, con la llegada de la generación X dentro del ámbito organizacional, el
feedback adquirió no solo un mayor valor, sino que comienza a ser considerado un vehículo
de aprendizaje, focalizado en el reconocimiento. Los jóvenes Y se alinearon a esta demanda,
sin embargo a diferencia de la generación X, que valoran el aprendizaje, bajo las
oportunidades de educación formal, éstos: “Quieren un aprendizaje permanente en el
trabajo. Por eso, el jefe asume un papel central como educador, a través del feedback
continuo..buscan diversidad en la formación,…innovación en la especialidad” (Paula Molinari,
2011, p.81). Los Y son autodidactas por lo que, a diferencia de sus antecesores, se
108
deslindan del aprendizaje formal a la hora de adquirir conocimientos, la concepción de
desarrollo adquiere así una visión más integradora, abarcando múltiples actividades,
carreras y especializaciones. En cuanto a la noción de reconocimiento, puede señalarse que
los jóvenes de la generación Y, ponderan no solo el reconocimiento individual y laboral, sino
que, tras su visión más holística, que integra el mundo laboral y personal, exigen el
reconocimiento de los equipos de trabajo, de forma grupal, así como los logros personales
de cada uno de ellos. Como señala Capriotti (1999) analizando las obligaciones y
expectativas del rol que cada miembro desempeñe en cada posición, así como, las
características propias de cada uno (su rol internalizado), será posible conocer cómo
conciben éstos a la organización y comprender sus intereses, esto posibilitará actuar en
consecuencia.
En base a todo lo señalado se desprende el porqué de la elección de la presente variable
Dentro de los beneficios que comporta un feedback constructivo, se señala: la consolidación
del comportamiento deseado, más aún si se practica de manera intermitentemente. ; el
fortalecimiento de las habilidades del empleado y sus contribuciones a la organización;
generar una relación confianza bajo una comunicación de doble sentido entre directivo y
empleado; genera autoestima, seguridad y confianza en el mismo; asistir al empleado para
contribuir a desaprender hábitos ineficaces o improductivos y; gestar en él un sentimiento de
pertenencia hacia la organización. (Zeus, Perry y Skiffington, 2002).
5.2 El mapa de la intracomunicación
109
Desde el nuevo enfoque de la comunicación interna que plantean Elías y Mascaray (1998),
se delinea lo que ellos denominan el mapa de la intracomunicación. Este mapa expresa el
recorrido de las cuatro áreas esenciales, que el Dircom debe necesariamente transitar al
momento de planificar el plan de comunicación interna propio de cada organización. Las
áreas sobre las cuales se cimienta el plan son: el área situacional, estratégica, operativa y de
auditoría.
El área situacional, como señalan los autores “consiste en hacer una análisis exhaustivo de
cuál es la situación en el momento de hacer el primer paso para la intracomunicación” (Elías
y Mascaray, 1998, p.107). Esta área, a su vez, se haya compuesta por cuatro apartados:
misión, visión, valores, memoria histórica y situación contextual. Preliminarmente a plantear
el plan de comunicación es necesario conocer y analizar cada uno de ellos. Recabar
información de manera exhaustiva sobre los mismos, permite definir el problema sobre el
cual se configurará el plan, tras un correcto diseño del mismo.
La memoria histórica refiere a todas aquellas actuaciones que se han efectuado en la
organización, dentro del ámbito de la comunicación. Es de gran utilidad conocer las acciones
emprendidas y las experiencias suscitadas, ya que al conocerlas, será posible reconocer si
se han enfrentado ante el mismo problema y cual fue su resolución.
La misión y visión de la organización, conocerlas permitirá de acuerdo a lo manifestado por
los autores, ver “que tipo de “desalinieamiento” existe en ella” (Elias y Mascaray ,1998, p.
107).
Los valores actuales. Como se analizó en el capítulo anterior, al desarrollar el concepto de
cultura corporativa, los valores, constituyen las ideas compartidas por los miembros de una
organización, por tal motivo, éstos, orientan los comportamientos de cada individuo,
señalando cuales acciones son consideradas aceptables y deseables y cuales son
110
consideradas incorrectas. Es necesario, en esta etapa reconocer y analizar los valores que
rigen a la organización. Para Brandolini, Frígoli y Hopkins (2009), “la visión y los valores
compartidos por toda la organización aseguran la coherencia de las decisiones y representan
uno de los cimientos del plan” (Brandolini, Frígoli y Hopkins, 2009, p. 37).
Por último, la situación contextual, Elías y Mascaray (1998), destacan que todo plan de
comunicación interna se encuentra dentro de un contexto. Al analizar las diferentes variables
hay que comprender que estas a su vez se encuentran inmersas dentro de una determinada
situación. En el ámbito organizacional, será necesario conocer el plan que se efectúa en el
ámbito de la comunicación externa, así como los planes de gestión de recursos Humanos.
“Las estrategias de intracomunicación han de generar sinergias con las estrategias de
Recursos Humanos y la comunicación externa. Su análisis y adaptación apoyan la
contextualización de las acciones” (Elías y Mascaray, 1998, p. 108). Para desarrollar un plan
de comunicación interna eficaz, éste debe estar alineado tanto a la misión, visión, valores
organizacionales, así como también, debe presentar una coherencia con el conjunto de
acciones efectuadas por la misma. Consecuentemente, y luego de efectuar el análisis de los
cuatro apartados señalados, será posible delimitar y definir el problema comunicacional.
Transitar esta área situacional es fundamental, ya que es necesario partir de un plan de
comunicación interna correctamente diseñado, para la implementación de una adecuada y
exitosa estrategia de comunicación. Cabe señalar que, Brandolini, Frígoli y Hopkins (2009),
plantean que para el buen desarrollo de la comunicación interna, ésta, debe asentar su
actividad en cinco etapas: el pre-diagnóstico, el diagnóstico, la planificación, la ejecución del
plan y su seguimiento. Para los autores, dentro del planeamiento de la comunicación interna
la presente área desarrollada, corresponde a la etapa de pre-diagnóstico y de diagnóstico:
111
la primera etapa, la de pre-diagnóstico, es un primer acercamiento a la empresa, a través
del referente o contacto para revelar información de la organización…, la del diagnóstico,
devela las falencias o aciertos que ofrece la comunicación interna dentro de una empresa
u organización (Brandolini, Frígoli y Hopkins , 2009, p.39).
Ya sea que se hable del área situacional o, analógicamente, se haga referencia a las etapas
de pre-diagnóstico y diagnóstico respectivamente, la información recabada durante este
primer período de planificación, surge a partir de la aplicación los instrumentos de medición
correspondientes.
Inicialmente, a través de un referente se efectuará un primer acercamiento a la organización,
lo que brindará información relacionada a los orígenes de la organización, sector industrial al
que pertenece, productos y servicios que comercializa, cantidad de empleados,
características y perfiles profesionales de sus miembros, estructura organizacional,
composición del área de comunicación interna de la misma, entre otras. Consecuentemente,
se efectúa un diagnóstico de la situación actual de la comunicación interna dentro de la
organización. Mediante la aplicación de herramientas de investigación, el Dircom mide y
evalúa, en forma cualitativa y cuantitativa, fortalezas, debilidades, necesidades y
requerimientos, oportunidades, en síntesis, detecta el estado de la comunicación actual. Las
Relaciones Públicas cuentan con numerosas y efectivas herramientas de evaluación e
investigación, entre las cuales se encuentran: la auditoría de comunicación interna y la
investigación del clima interno, ambas revelan un nivel de diagnóstico más amplio y general
de la situación comunicacional, señalando percepciones de los miembros de la organización,
efectividad y grado de adecuación de los mensajes, entre otras; por su parte el awareness
(conciencia), readership (lectores), ofrecen un diagnostico más específico, como ser el
interés del público sobre los temas desarrollados, tipo de canal, etc. (Brandolini, Frígoli y
Hopkins , 2009).
112
La siguiente etapa que plantea el mapa de la intracomunicación y, que atañe particularmente
dado el objeto de este proyecto, corresponde al área estratégica. El cambio cualitativo
propuesto por Elías y Mascaray (1998), que va de la comunicación interna a la
intracomunicación, plantea que la gestión estratégica de la intracomunicación, se establece
sobre tres aspectos fundamentales: primero, que la intracomunicación no puede ser una
acción improvisada, segundo, cualquier acción a realizar debe ir seguida por la elección de
una estrategia de actuación, y, tercero, que esta misma estrategia debe ser diseñada
rigurosamente, mediante pasos, de forma metodológica. Una vez señalado esto, se
procederá a desarrollar la noción de estrategia y establecer las principales faces que plantea
el procedimiento estratégico.
El concepto de estrategia tiene su origen en la guerra, de acuerdo a lo señalado por Thierry
Libaert (2005):
el manejo de los asuntos militares y el de los negocios presentaban numerosos principios
en común: la concentración de los esfuerzos, la libertad de acción y la economía de las
fuerzas…factores como la actitud ofensiva o defensiva, la manera de actuar directa o
indirecta y la noción de tiempo” (Thierry Libaert, 2005, p.42).
Según el autor este enfoque militar aplicado al ámbito organizacional, particularmente al de
la comunicación brinda dos ventajas: por un lado, “una capacidad de movilización interna
gracias a la importancia que se confiere a los términos enemigo, ataque o conquista” (Thierry
Libaert, 2005, p.43), y por otra parte señala que, al igual que en la planificación militar, dentro
del campo de la comunicación la imagen organizacional también se conforma al tomar
decisiones en función del posicionamiento y las estrategias utilizadas por el adversario.
Por su parte, los autores Elías y Mascaray (1998), también extrapolan el concepto de
estrategia militar al ámbito de la comunicación empresarial, definiéndola como: “el conjunto
de decisiones y acciones relativas a la elección de los medios y a la articulación de los
113
recursos con miras a lograr objetivos” (Besseyre Des Horts, 1989). Así, dentro de la
actividad empresarial, el concepto de estrategia ofrece pautas básicas al momento de
diseñar estrategias comunicacionales: la estrategia se sitúa antes de la acción, se selecciona
el terreno, el momento adecuado, y los recursos necesarios con el fin de alcanzar el objetivo,
y, permite calcular el riesgo anticipadamente. En base a esto, los autores indican que para
que la estrategia sea realmente eficaz, exige seguir ciertos pasos y ser diseñada
metodológicamente. El procedimiento estratégico se configura sobre dos fases: una primera
fase correspondiente al diseño de la estrategia y su consecuente fase de aplicación. En la
primera fase se decide lo que se va a hacer y cómo se va a llevar a cabo y se establecen los
medios necesarios para alcanzar el objetivo propuesto. Como señalas Elías y Mascaray, aquí
se responde a las preguntas: “¿Qué queremos hacer? Y, ¿Cómo hacerlo?” (Elías y
Mascaray. 1998, p. 99). Así, en la presente fase se debe tener un conocimiento exacto del
problema sobre el cual se procura actuar, enmarcar la finalidad que se persigue dentro del
plan general organizacional, una indagación exhaustiva del problema a afrontar (indagando
en sus verdaderas causas), la elaboración de una hipótesis de solución en base al conjunto
de estrategias posibles, junto a esto, la evaluación de los medios disponibles. A parir de quí,
y luego de los pasos anteriormente efectuados, es posible elaborar la o las estrategias a
emplear. De acuerdo a lo señalado por los autores: “configurar la estrategia que mejor
responda a las dos preguntas que nos hemos planteado al inicio de esta fase” (Elías y
Mascaray, 1998, p. 101).
A continuación, se procederá a exponer diversos ejemplos correspondientes a las estrategias
de intracomunicación planteadas por Elías y Mascaray (1998), en su libro Más allá de la
comunicación interna: la intracomunicación. Las mismas se tomaran como punto de
referencia a los fines de abordar la propia estrategia comunicacional.
114
5.3 Modelos estratégicos
Como ya se señalo anteriormente, la estrategia se sitúa antes de la acción, por lo tanto,
adquiere un valorar fundamental el conocer, indagar y efectuar un análisis exhaustivo de los
diversos enfoques estratégicos existentes. Conocer el conjunto de enfoques disponibles,
permite ampliar los conocimientos respecto a las posibilidades o inconvenientes que cada
uno de ellos presenta. Viabilizará asimismo, reconocer las posibilidades de acción que cada
uno de ellos nos presenta, de acuerdo a los recursos y medios disponibles. Así, mediante un
seguimiento sistemático de pasos y su consecuente diseño, el proceso estratégico configura
un método, que brinda rigurosidad y validez a la elaboración de la propuesta estratégica.
La Estrategia de Apalancamiento: de acuerdo a la definición empleada por Elías y Mascaray,
la estrategia de apalancamiento consiste en:
la ordenación metodológica de decisiones y recursos, encaminada a averiguar las causas
subyacentes o últimas que ocasionan un determinado problema o situación, que
pretendemos solucionar o modificar y, una vez descubiertas, actuar sobre ellas para
obtener el objetivo propuesto (Elías y Mascaray, 1998, p. 117).
5.4 Propuesta de aplicación estratégica en función del público objetivo
115
Para abordar la variable seleccionada anteriormente, con relación al grado de compromiso
de las actuales generaciones, se empleará la estrategia de ritualizamiento y diseñamiento.
Según lo manifestado por Elías y Mascaray (1998), lo que plantea esta estrategia es: “hacer
participar, incorporar y anexionar al actor-receptor en la esencia del mensaje a comunicar
(…) la Estrategia de Ritualizamiento reflexiona sobre la necesidad de prever acciones de
participación dependiendo del objetivo a conseguir” (Elías y Mascaray, 1998, p. 172).
¿Cómo se logra esto?. De acuerdo al enfoque estratégico seleccionado, la premisa sobre la
que asienta esta estrategia es la de considerar al ritual, no como un fin en sí mismo, sino
como un medio. Al transformar el ritual en un medio, éste, adquiere por si solo, un sentido
estratégico. En la presente, se empleará el ritual para lograr el objetivo perseguido, vale
decir, el compromiso de las generaciones más jóvenes hacia las organizaciones en las
cuales trabajan.
Antes de conceptualizar la noción de ritos propiamente, se señalará la perspectiva
manifestada por los autores, la cual define al ritual como:
componente físico, visible y notorio es necesario para organizar los simbolismos de
las organizaciones (…) en el ámbito de las empresas e instituciones, llamamos
valores a símbolos cognoscitivos (…) los símbolos son elementos externos que
refuerzan dichos valores. Y rituales, sería la escenografía que los tangibiliza” (Elías y
Mascaray, 1998, p. 172).
Como se desarrollo en el capítulo precedente, los valores, constituyen las ideas compartidas
socialmente por los integrantes dentro de un mismo sistema social, pero a diferencias de las
creencias, estas se manifiestas dentro del ámbito de lo emocional, no así, del racional. Por
tal motivo, los valores, orientan los comportamientos de cada individuo, señalando cuales
acciones son consideradas aceptables y deseables y cuales son consideradas incorrectas
116
(Bonilla Gutiérrez, 1997). La elección de la presente estrategia responde a la necesidad de a
través de una comunicación interna, transmitir en forma clara, sobre los objetivos, valores,
misión y visión de la organización, de aquí se desprende, el compromiso afectivo que se
establezca entre empleado y organización. El compromiso afectivo, que es una de las
dimensiones que presenta el compromiso organizacional, comporta los factores intrínsecos
(satisfacción de necesidades psicológicas principalmente) y extrínsecos (disfrute de su
permanencia en la organización), manifestando el apego emocional del individuo hacia la
misma.
Prosiguiendo con el desarrollo de la estrategia, el enfoque seleccionado, plantea que debe
existir una armonía entre el mensaje y el ritual a efectuar. Éste configura un aspecto
fundamental para la aplicación de la misma. Así, si se desean transmitir, junto a la misión y
visión de la organización, valores, de innovación, flexibilidad, transparencia, etc., dichos
valores deben ser susceptibles de ser reconocidos y tangibles a través de los rituales
seleccionados. Esto quiere decir que los rituales que acompañaran el mensaje serán
estratégicamente seleccionados, a los fines de lograr eficacia buscada en su aplicación.
Si bien no se detendrá en el origen y desarrollo del término ritual, sin embargo, sí se tomaran
algunas de las nociones planteadas por diversos autores, dado que conciernen al
entendimiento de la presente estrategia. Como plantea Picard y Marc (1992), el ritual
designa conductas que han perdido su significado instrumental, su función operativa para
tomar una función simbólica. Estos comportamientos se identifican ahora como signos, lo
que disminuye toda ambigüedad. Por esto mismo es que se torna relevante alinear los
mensajes que se desean comunicar y los rituales a aplicar. Exige un grado de
interdependencia entre ambos, si el ritual que se plantea, no condice con aquello que se
117
comunica, provocará una ambigüedad en el empleado (receptor) y un consecuente rechazo
del mensaje que se presenta.
Ahora bien, en la ejecución del diseño de la estrategia de rirualizamiento, existen tres pasos
a considerar: “el análisis de los valores a movilizar, el análisis de los contravalores y la
elección de los lenguajes” (Elías y Mascaray, 1998, p.173). En lo concerniente al análisis de
los valores a movilizar, es necesario contemplar tanto las características, como las
conceptualizaciones realizadas respecto de las nuevas generaciones. A lo largo del proyecto
se han detallado aquellos valores con los cuales el público interno (objeto del análisis) se
identifican, se deberá prestar atención aquí, dado que, justamente serán éstos los valores
sobre los cuales se asentarán los mensajes a transmitir y consecuentemente los rituales a
desarrollar. A modo de ejemplo y a los fines prácticos de la actual propuesta, la autora del
presente proyecto, identificó un conjunto de valores con los cuales, los jóvenes de la
generación Y se identifican: Respeto, innovación, diversidad, transparencia, flexibilidad,
bienestar, ética comercial, ética laboral, responsabilidad medioambiental, participación
responsable en la sociedad y valorización de los recursos humanos.
Cabe señalar que, conjunto a los valores que se comunicarán a través de la presente
estrategia de comunicación interna, se transmitirá asimismo, la visión, misión y filosofía
organizacional. En la presente propuesta, no se detalla tal apartado, dado que los mismos
corresponderán a la organización sobre la cual se implementará tal estrategia. Se recuerda,
el actual proyecto tiene como fin, el esbozo de una propuesta estratégica de
intracomunicación, que es aplicable a diversas organizaciones, sin hacer puntualizaciones o
especificaciones respecto de un modelo organizacional en particular.
Respecto del siguiente paso, concerniente al análisis de los contravalores, los autores
sugieren que, en este punto “puede que sea necesario criterizar los valores por negación”
118
(Elías y Mascaray, 1998, p. 173). Aquí se hace referencia a la identificación de aquellos
valores que sean contrarios con los valores anteriormente propuestos. Así, a partir de su
reconocimiento, poder gestionar y aplicar rituales que desplacen estos valores, ya sea
porque que no se condicen con los valores a destacar o que no son significativos en la
propuesta. Por último, es necesaria la elección del lenguaje / fijar los parámetros lingüísticos
que se emplearán en los rituales y serán recepcionados por los participantes (los
destinatarios).
Es importante para lograr la eficacia deseada, detenerse y realizar a conciencia la
elaboración del diseño estratégico, será necesario así, al proceder, efectuar cada uno de los
pasos señalados. Solo, una adecuada elección de los valores a comunicar, la identificación
de valores indeseados, así como, del lenguaje a emplear, validará la aplicación de la
estrategia. Consecuentemente, se proseguirá a la aplicación de la misma. A tal fin, se
aplicarán ciertos ritos y medios señalados por los autores, que son los más conocidos para
el ritualizamiento. Sin embargo, se hará una adaptación de ellos, de acuerdo al público
objetivo destinatario.
El plan de acogida: “ritual de “alineamiento” en el momento de la entrada de un nuevo
colaborador” (Elías y Mascaray, 1998, p. 174). Es sumamente importante planificar y realizar
este ritual, ya que, igual como sucede en las relaciones interpersonales, y como se suele
decir en el lenguaje coloquial, no hay una segunda oportunidad para lograr una primera
buena impresión. El plan de acogida tiene por objeto integrar, involucrar al nuevo integrante.
Es por esto mismo que la necesidad de integración es lo que valida la importancia de
emplear como primera medida de acción el presente ritual.
Los autores Curós Vilà, Díaz Cuevas, Rodríguez-Serrano, Teba y Tejero, indican que el plan
de acogida tiene por objeto:
119
ayudar al proceso de integración(…), ofrecer medios para que el nuevo empleado pueda
conocer y compartir los valores y objetivos de la organización, ayudar a reducir los
miedos en el proceso de mutuo conocimiento entre la organización y el nuevo medio,
estructurar y planificar la incorporación del personal (Curós Vilà, Díaz Cuevas,
Rodríguez Serrano, Teba, Tejero, 2009, p.143).
Un plan de acogida se efectúan diversas acciones (rituales), considerando las características
y las necesidades que manifiesta la generación Y se procederá a: se gestionará una red
social interna a la organización, allí se incorporará el perfil del nuevo empleado, su foto, que
contendrá un mensaje de bienvenida personalizado, asimismo, los demás miembros de la
organización le enviarán su propio mensaje de bienvenida. Se efectuará una reunión
informal, si bien será dentro de la organización, se seleccionarán preferentemente áreas al
aire libre, allí se presentarán y compartirá con los miembros de la empresa, la premisa
planteada será que cada miembro de la organización comparta alguna experiencia
significativa vivenciada dentro de la misma. No se explicitarán formalmente los valores
organizacionales, sino que de esta forma, estos serán palpables y tangibles para el nuevo
empleado. Por otra parte, no se hará la entrega de un dossier con la documentación
pertinente, sino que se le enviará material audiovisual a través de la red social interna.
También se hará el nombramiento de un tutor, que acompañará al nuevo integrante a los
fines de brindarle contención a lo largo del proceso de ingreso. Asimismo, esto facilitará el
período de rotación entre departamentos.
Arquitectura de reuniones
120
Conclusiones
En el marco teórico del presente proyecto se analizó el proceso de globalización, en la que
los países se vinculan y comunican de manera dependiente. Este proceso produjo el
intercambio de bienes simbólicos, de la economía y causó transformaciones sociales a nivel
global. Los países principalmente capitalistas levantan las barreras proteccionistas y
acentúan sus relaciones internacionales. En el campo de la cultura, se da un proceso que
interrelaciona las sociedades fusionando las culturas y atravesando fronteras, posibilitado,
fundamentalmente, por las nuevas tecnologías y los avances en relación a la conectividad y
la comunicación. Así, esta sociedad global, se concreta en las posibilidades de comunicación
e información abiertas por la electrónica, insinúa una progresiva homogeneización en los
más diversos aspectos. Civilizaciones y culturas son penetradas y articuladas por los
sistemas de información y comunicación ocasionados por la técnica y la electrónica (Ianni,
1998). Consecuentemente, se asiste a un mundo de cultura global compartida. En lo que
compete al presente trabajo, y en vinculación a la praxis profesional del Relacionista Público,
se priorizó el análisis del aspecto social desencadenado por el proceso de globalización,
específicamente, respecto de las nuevas generaciones. Sin embargo, este proceso, que ha
recibido numerosas expresiones descriptivas e interpretativas suscitando diversos ángulos
de análisis. Al respecto, Thomas Malnight, profesor de DBA Harvard Business School efectuó
una investigación, en la cual presenta una serie de tendencias globales de cambio. Los
cambios señalados, que se detallarán a continuación, abren el espectro a nuevos análisis y
variables a considerar en la práctica profesional. Mallnight identifica diez tendencias que
configuran lo que será el nuevo mundo: demanda de transparencia, la movilidad, la
globalidad e inmediatez, como la nueva concepción del tiempo y el espacio; la
personalización, la asianización, la redefinición del bienestar, la sustentabilidad, las
personas, la diversidad y la interconectividad. Varios de estos aspectos ya han sido
121
indicados a lo largo del presente trabajo, específicamente, varios de ellos, se han
incorporado en la propuesta de aplicación estratégica, integrando las nociones de bienestar,
personalización e interconectividad. No obstante, la diversidad cultural y la demanda de
transparencia hacia las organizaciones, por parte de sus públicos, se configuran como dos
tendencias claves, que incluso hoy, en la actualidad, requieren de una especial atención por
parte de los profesionales de Relaciones Públicas (KPMG, 2008). Las organizaciones del
siglo XXI, incluyen dentro de la agenda estratégica de negocios, el gestionar la diversidad.
La diversidad se presenta y se manifiesta como una ventaja competitiva, implica valorar las
diferencias, creer en ella, como una oportunidad de aprendizaje. “Esta concepción se basa
en la creencia de que los individuos y las organizaciones capaces de aprender a partir de las
diferencias son más innovadores, más productivos y más flexibles” (Molinari, 2011, p.24). La
actualidad requiere, reconocer en la diversidad un valor, que sirva de cimiento para propia
estrategia. Por otra parte, se señala la demanda de transparencia, tras la crisis de legitimidad
sufrida por los organizamos, gobiernos e instituciones en el siglo XX y los escándalos
corporativos a comienzos de siglo (Molinari, 2011). Se manifiesta una variación en las
demandas de los públicos, tanto hacia las organizaciones como hacia sus empresarios. Se
exige una responsabilidad frente al impacto social que el desarrollo de la actividad
económica genera. Hoy, gracias a la interconectividad propiciada por los avances
tecnológicos, es factible y frecuente, que los clientes e incluso los propios miembros de la
organización, plasmen, a través de las redes sociales, sus insatisfacciones o experiencias
negativas con relación a la empresa, la marca, el producto o al servicio. Esto, se torna
inevitable, pero podría afectar terriblemente la imagen de las empresas, si éstas, no poseen
una eficaz y transparente gestión de la comunicación. Los problemas que enfrentan las
organizaciones actuales y futuras, demuestran la validez conceptual y funcional del Dircom.
Porque cualitativamente es la necesidad y la complejidad la que tornan imperante la función
122
de estos profesionales dentro del ámbito organizacional. Reflexionar y actuar sobre estas
variables, contribuirán a optimizar la eficacia de los procesos tanto internos como externos
de la comunicación organizacional.
Asimismo, si bien no se hayan identificado dentro de las diez tendencias de cambios
globales, la denominada generación Z, nacida entre 1996 y la primera década del año 2000,
plantea una nueva brecha generacional y junto a esto, un nuevo desafío en la práctica
profesional del Relacionista Público. Si bien, todavía no hay bibliografía concerniente al tema
en la argentina, autoras como Paula Molinari, manifestaron efectuar futuras publicaciones.
Por lo pronto, estudios dentro del campo de la psicología señalan un cambio drástico de
comportamiento de la generación Y (caracterizada en el presente proyecto) y la generación
Z, entre los cuales se señala: una menor importancia a la carrera profesional y a los estudios
formales, lo que plantea una factible escasez de profesionales especializados. En el
desarrollo del actual proyecto, se brinda un aporte al conocimiento de las características y
atributos distintivos de las diversas generaciones, principalmente, un conocimiento cabal de
las actuales generaciones, y sus disimilitudes al momento de proceder en la esfera laboral.
Quedará en manos de otros colegas, hacerse eco de esta problemática. respecto de lo que
acontecerá en el futuro inmediato de las organizaciones. Asimismo, la exposición efectuada
de modelos estratégicos realizados por los autores Elías y Mascaray (1998), así como su
posible adaptación respecto de la temática planteada, brinda un aporte sustancial, que
posibilitará a otros profesionales establecer la gestión y la estrategia más adecuada, frente a
este nuevo desafío.
Al mismo tiempo, se considera que la comunicación interna, es un área que plantea
continuas transformaciones, lo que obliga a formular cambios dentro de la práctica
profesional, así como, a actualizar conocimientos y obtener mayores niveles de capacitación.
El actual proyecto de graduación, presentó una visión más profunda e integradora de las
123
características del público objetivo de las comunicaciones internas. Esto, señala y abre paso
a las posibles especializaciones de los graduados en el campo profesional, como lo es la
disciplina del coaching. Adquirir formación en esta área, brindará a los profesionales de la
comunicación una técnica que le posibilitará: acompañar a los ejecutivos en un proceso de
transición (fusión, restructuración), resolver problemas de desempeño, cultivar habilidades
de conducta, desarrollo de liderazgo (Cummings, Christopher, 2009).
124
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