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II Encuentro de Jóvenes Investigadoresen Historia Moderna. Líneas recientesde investigación en Historia Moderna
Comunicaciones
eCOLECCiÓN ESTUDIOSEDICIONES CINCAN° 5
Esta publicación se ha realizado dentro del Grupo de Excelencia de la URJC:"La Configuración de la Monarquía Hispana a través del sistema cortesano (siglos XIII-XIX):organización política e institucional, lengua y cultura (GE-2014-020)" financiado porel Banco de Santander
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El poder local frente a la Guerra con Portugal. El caso de Plasencia
Antonio Cruz Caldera Universidad Autónoma de Madrid
cruzcaldera@hotmail.com
Resumen: En la frontera con el reino de Portugal, la ciudad de Plasencia y su Tierra sufrirán los
envites iniciales de la contienda portuguesa. Hombres, armas, el temor de un ataque a la catedral, a los
pósitos de trigo o las mejoras de las defensas, serán los motivos de reunión y debate continuo del
regimiento de la ciudad. El Ayuntamiento de Plasencia, con su corregidor y regidores a la cabeza,
rápidamente tomaron medidas para guarnecer a la ciudad de las tropas portuguesas. Mandaron revisar la
muralla, contabilizar las armas, número de vecinos existentes para la defensa y manifestaron al conde-
duque de Olivares su preocupación ante la falta de hombres que pudieran defenderla por los esfuerzos de
servir al rey en los frentes de Portugal y Cataluña. El caos inicial en que se encontraba la Corona en 1640
era evidente y ello repercutió en las ciudades. Las consecuencias fueron que todos los recursos
disponibles de los municipios quedaron al servicio de la guerra, pero también todas las decisiones
políticas. Una situación económica desastrosa, falta de cosechas y merma demográfica será el resultado
negativo del conflicto para Extremadura, por el lado positivo decir que Plasencia y otras ciudades,
consiguieron el voto en Cortes.
Palabras clave: Plasencia, Portugal, corregidor, ayuntamiento, poder, defensa, sesiones.
Abstract: On the border with the kingdom of Portugal, the city of Plasencia and Earth will suffer
the initial stakes race Portuguese. Men, arms, the fear of an attack on the cathedral, the deposits of wheat
or defenses improvements, will be the motives of assembly and ongoing debate Regiment town. The city
of Plasencia, with its mayor and council to the head, quickly took steps to garrison the city of the
Portuguese troops. They sent revise the wall, counting weapons, existing number of neighbors for the
defense and said the Count-Duke of Olivares concern about the lack of men who could defend the efforts
to serve the king in front of Portugal and Catalonia. The initial chaos that the Crown was in 1640 and it
was obvious repercussions in the cities. The consequences were that all available resources of the
municipalities were in the service of the war, but also all political decisions. A disastrous economic
situation, crop failure and population decline is the negative result of the conflict to Extremadura, on the
positive side say Plasencia and other cities, got the vote in Parliament.
Keywords: Plasencia, Portugal, mayor, city council, power, defense, sessions.
El trabajo que aquí abordamos tiene como principal objetivo mostrar el
funcionamiento de los concejos municipales frente a la Guerra con Portugal 1640-1668,
y utilizando de ejemplo para ello el caso de la ciudad de Plasencia y su Tierra, “la cual
esta estaba compuesta por las comarcas de Campo Arañuelo, La Vera, el Valle del
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Ambroz y las inmediaciones de Plasencia lo que suponía un espacio de 272.008
hectáreas y un total de 67 lugares”1 que conformaban el corregimiento de Plasencia.
Las fuentes que hemos manejado, además de una bibliografía específica sobre el tema,
se tratan de las Actas Capitulares de las sesiones de Ayuntamiento que se celebraron
durante los años de la contienda. No se conservan todos los libros de actas pero de los
que sí lo hacen, hemos obtenido algunos datos importantes que arrojan luz sobre este
momento concreto para la historia de la ciudad y su entorno. Sin embargo hemos de
señalar que el período que presentamos en estas líneas es el que transcurre desde 1640
hasta 1645 aproximadamente, enfocando así los primeros momentos de la sublevación
portuguesa y su repercusión en la frontera extremeña, o lo que es lo mismos, desde las
incursiones iniciales desde Badajoz hasta la batalla de Montijo en 1644. En estudios
posteriores abordaremos el resto de la contienda. Ésta última apreciación es importante
sobre todo porque nos encontraremos con que primeramente los concejos de la frontera
entre ellos el de la ciudad de Plasencia, se verán envueltos en una situación de caos
debido a la necesidad de abordar la defensa de la causa de Felipe IV frente a los
sublevados portugueses encabezados por Juan IV, además de preservar sus pueblos y
ciudades ante el posible avance de los rebeldes. Por un lado los recursos disponibles en
relación a hombres y armamento serán escasos, además de ser sufragados con las rentas
de propios de los municipios, y por otra parte las defensas con las que contaban las
ciudades no estarán en óptimas condiciones y no suponían un verdadero elemento
defensivo ante los portugueses y sus incursiones en terreno castellano. Este hecho lo
veremos claramente en la ciudad de Plasencia y su Tierra. En otro orden de cuestiones
hemos de señalar que en este período sí la Monarquía tenía puesto todos sus recursos
para afrontar sus conflictos militares por encima de cualquier otra cuestión o
consideración, lo mismo sucederá en los municipios donde el elemento militar y
defensivo serán los temas entorno a los que girará toda la vida local del momento.
“Durante las primeras fases del conflicto pocas acciones militares fueron de
relevancia. En los primeros años la actividad bélica de ambos bandos se centró en
saqueos y golpes de mano sobre pequeños pueblos y villas, que no seguían estrategia
alguna más que el benefició de los asaltantes y causar el terror entre las poblaciones
fronterizas, que en su mayor parte no tenían murallas modernizadas ni guarniciones
1 M. A. MELÓN JIMÉNEZ y J. M. LÓPEZ MARTÍN (2000). “Poder municipal y oligarquías urbanas. Los Marqueses de Mirabel y el regimiento de Plasencia durante el reinado de Felipe II” en E. MARTÍNEZ RUIZ (dir.). Madrid, Felipe II y las ciudades de la Monarquía. Las ciudades: poder y dinero. Madrid, p. 229.
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fijas. Durante las primeras fases de la guerra ambos bandos evitaban los puestos
fortificados y escogían objetivos débiles que no pudieran oponer demasiada resistencia,
sin intención de retenerlos después. Hasta 1656 el conflicto se centró en escaramuzas,
asaltos y rapiñas de ganado, no habiendo prácticamente acciones de relevancia, como
batallas o cercos y asedios a plazas fuertes. La única batalla del periodo fue la de
Montijo, el 26 de mayo de 1644, de la que ambos bandos se atribuyeron la victoria, algo
que permanece aún tanto en la historiografía hispana como lusa”2. En 1640
Extremadura se convirtió en el escenario bélico desde donde se iniciaron campañas
terrestres que tenían como objetivo someter a los sublevados portugueses. Esta cuestión
llevó consigo a que la región sufriera una fuerte presión militar, económica y social, así
como las incursiones militares que los rebeldes realizaron en la frontera extremeña. La
presión fiscal se tradujo en la necesidad de obtener recursos económicos por parte de los
concejos para albergar tropas o realizar levas y pagar su sustento hasta su destino3,
socialmente la zona sufrió una importante merma demográfica4.
“Tras la proclamación de Juan IV como rey de Portugal se produjo una situación
algo confusa. En un primer momento la Corte madrileña no supo la magnitud del
problema y durante varios meses ambas fronteras gozaron de tranquilidad”5. Hasta el
mes de febrero no se tuvo conocimiento oficial en Plasencia de lo que estaba sucediendo
en el reino vecino, aunque probablemente si era conocida la situación. No podemos
pasar por alto que en la ciudad por estas fechas estaban asentados aproximadamente
sesenta portugueses además de la interrelación económica que la permeabilidad de la
frontera producía. Así recibió la noticia oficial de Madrid respecto a la sublevación de
Portugal: “En la ciudad de Plasencia a veinte y seis del mes de febrero de mil y seiscientos y cuarenta y
uno. (…). Este día se leyó en este Ayuntamiento una cedula real de Su Majestad firmada de su
real mano y de Antonio Alonso Rodarte, su secretario, del tenor siguiente: El Rey, al Concejo,
Justicia, Caballeros, Escuderos, Oficiales y hombres buenos de la ciudad de Plasencia: el
2 A. J. RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ y P. RODRÍGUEZ REBOLLO (2008). “Entre la guerra y la paz: la guerra de Restauración portuguesa en Extremadura y las negociaciones de paz con Portugal (1640-1668)” en F. LORENZANA DE LA PUENTE y F. J. MATEOS ASCACIBAR (coords.). Iberismo. Las relaciones entre España y Portugal. Historia y tiempo actual: y otros estudios sobre Extremadura. Llerena, p.143. 3 A. CRUZ CALDERA (2013). “Inicio del caos. Plasencia en 1641” en El curso de Memoria Histórica de Plasencia y su Comarca en su XI edición, Plasencia. 4 F. GARCÍA BARRIGA (2008). “Sociedad y conflicto bélico en la Edad Moderna: Extremadura ante la guerra con Portugal (1640-1668)” en Norba. Revista de Historia, 21, pp. 29-47. 5 A. J. RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ (2011). "Nación, fidelidad y frontera durante la Guerra de Restauración de Portugal (1640-1668)", en F. IÑESTA MENA (coord.). España. Nación y Constitución. Y otros estudios sobre Extremadura. XII Jornadas de Historia en Llerena. Llerena, p. 65.
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accidente de Portugal es de calidad tal que es obligado disponer con toda celeridad los medios
necesarios para que se atajen los daños que de una tiranía tan grande pueden resultar. Y si bien
desde que se cree dio incesantemente, se va obrando en el remedio mi hacienda se halla en tan
estrés y estado que no basta con muchas suplir gastos tan grandes como piden las ocasiones y la
obligación de mantener y conservar mis reynos para que no se aparten de mi dominio y más
guardo dentro de España. Se ven provincias tan desencaminadas y olvidadas de su obligación
natural como Cataluña y Portugal y esta última con circunstancia tan particular de haber
levantado Rey contra toda razón y justicia cometiendo tan grave (y) escandaloso y alevoso
delito que por propia reputación aun fin las de más consideraciones solicita en mis vasallos la
obligación de asistirme en esta ocasión. No puedo dudar que lo haréis porque me hallo con
muchas experiencias de vuestro afecto y amor a mi servicio y así espero que correspondiendo
enteramente a lo que debo esperar y fiar de tales vasallos obrareis en esto con tales
demostraciones que exerca en mí la estimación de este servicio. Teniendo entendido que sin
perderle de la memoria procurando en las ocasiones que se ofrecieren y puedan ser de vuestra
mayor conveniencia conozcáis lo que le he estimado. Demandado a diez y siete de enero de mil y
seiscientos y cuarenta y uno. Yo el Rey. Por manado del Rey nuestro señor, Antonio Alonso
Rodarte”6.
En esta notificación fechada en enero de 1641en Madrid, el rey hace alusión a
dos aspectos importantes y que marcarán el devenir de la vida municipal durante los
próximos veintiochos años. El primero es la consideración de “gravedad” con que se
califica el “hecho” de la sublevación de Portugal diferenciándola de la catalana. Y es
que los portugueses tenían un líder natural, con algunas posibilidades dinásticas para
demandar la corona lusa, pero lo más importante es que estaba afincado en el reino.
Cuestión ésta que Olivares trató de evitar sobre todo a partir de las revueltas de 1639 en
Elvas donde ya los exaltados fueron a ofrecer lealtad al duque de Braganza. Pero
además apunta a otra situación importante en el devenir de los acontecimientos, y será
el “estado de la hacienda”, la cual para hacer frente a la política que la Monarquía
ejercía, tuvo que recurrir, como vemos en la carta de Felipe IV a Plasencia, a las
ciudades para que aportaran los recursos necesarios para la “ocasión” de Portugal o
Cataluña. Durante el proceso de la Guerra contra Portugal, la Corona trató de intervenir
en la vida de los concejos con el objetivo de controlar el poder civil y quedarlo
sometido al militar, es decir a los intereses de la causa real7. Esta situación la vamos a
observar durante las diferentes sesiones de Ayuntamiento entre el corregidor y el
6 Archivo Municipal de Plasencia (A.M.P). Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1641. Sesión 26 de febrero. 7 F. LORENZANA DE LA PUENTE y A. RODRÍGUEZ GRAJERA (2003). “Extremadura, 1640-1668. Tiempo de guerra, tiempo de política”, en: Actas 1º Congresso Internacional do Caia e Guadiana (História e Vida Quotidiana). Elvas, p. 2.
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regimiento, donde el primero siempre intentará llevar a efecto las indicaciones que
desde Madrid se dispondrán, anteponiendo por tanto las cuestiones de la Monarquía a
las locales8.
Por otro lado y aunque en raras ocasiones, vamos a ver la negativa de los
regidores a cumplir con las órdenes, previsiblemente porque los cargos eran
desempeñados por los naturales del lugar, por la oligarquía local, de lo cual puede
deducirse esa actitud. Sin embargo no hay que olvidar que el cargo de regidor lo
otorgaba la Corona y por tanto aunque se recojan esas reticencias o alguna que otra
objeción a cuestiones relacionas con la leva de soldados o la financiación de más gastos
para la guerra, finalmente siempre los regidores aceptarán las instrucciones que se les
daban. La ciudad debatió sobre la petición del rey: “La ciudad habiendo visto la carta de Su Majestad y real comisión y a proposición del
Corregidor don Jerónimo de Loaysa Mesia, que obedescido con el acatamiento debido, acordó
que para mejor servicio a Su Majestad conforme su deseo, se difiera para después de mañana
jueves día de Ayuntamiento ordinario para tener tiempo los señores (…) Oliveros Contreras y
Juan Francisco Caballero a quien nombra por comisarios, traigan a este Ayuntamiento relación
de todos los valores de propios y rentas de esta ciudad (…) para que (se) acuerde lo que más
convenga del servicio de Su Majestad. El Corregidor dice que se conforma con lo acordado
por la dicha ciudad y mando se notificar a los caballeros regidores presentes y ausentes que
asistan al Ayuntamiento para el jueves próximo a las ocho de la mañana, que es Ayuntamiento
ordinario para tratar de esta materia y resolverla, pena de cincuenta ducados aplicados para
gastos de guerra y ayuda para el servicio y auxilio del servicio de Su Majestad”9.
Don Jerónimo de Loaysa y Mesía ostentará el cargo de corregidor hasta el año
1642 cuando será sustituido. Los motivos para dicho cambio no se recogen en los libros
de actas del Ayuntamiento, sin embargo puede deberse a que la ciudad da una respuesta
contraria, que no opuesta, a la petición de hombres para que acompañen a Felipe IV al
reino de Valencia y Aragón10. A partir de ahí se produce su sustitución por el corregidor
don Diego Fernando de Argote, de la Orden de Santiago, quién en el mes de septiembre
de ese año de 1642, toma posesión de su nuevo cargo. Pero la cosa no queda ahí, y el
día 28 de enero de 1644 será reemplazado por don Pedro Laso de la Vega, de la Orden
8 J. M. de BERNADO ARES (1996). “El Régimen municipal en la Corona de Castilla”. Studia Histórica. Historia Moderna, 15, p. 31. Recoge: “Los corregidores y los señores actuaron, o al menos debían actuar, en el ámbito de los municipios castellanos en nombre del rey, el único depositario legítimo de la soberanía o potestad suprema de legislar, administrar justicia, imponer tributos o declarar la guerra”. 9 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1641. Sesión 26 de febrero. 10 J. LYNCH (2009). Los Austrias 1516-1700. Barcelona, p. 548.
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de Alcántara11, lo que demuestra una inestabilidad en el desempeño de las atribuciones
cargo. Entre 1645 y 1678 se nombraron un total de 11 corregidores más12. ¿Una
estrategia de la Corona para colocar a hombres más a fines y más dóciles a la hora del
cumplimiento de las órdenes reales?
La figura del corregidor quedó sometida en todas sus funciones al poder militar.
El 22 de marzo de 1644 llega una orden para don Pedro Laso de la Vega desde
Zaragoza fechada el 22 de febrero de ese mismo año, de parte del rey ordenando que
quedaban sometidas todas las decisiones militares que afectaba a Plasencia y su Tierra,
al señor maestre de campo del ejército de Extremadura el conde de Santiesteban13.
Estaríamos por tanto ante la prueba evidente de que el poder local quedó subyugado a
los intereses militares de la Corona por encima de cualquier otra cuestión. Continuando
con las sesiones iniciales ante la noticia del “suceso” de Portugal, en el acuerdo
municipal del mes de febrero de 1641 encontramos una alusión a la asistencia a los
Ayuntamiento por parte de los señores regidores y que el corregidor remarca dando a
entender así la excepcionalidad de la situación que se estaba viviendo. Durante estos
años iniciales del conflicto portugués serán muy poco los regidores que falten a las
sesiones, aunque nunca estarán todos14.
Un aspecto que desde el inicio de la contienda acompañará a la vida política de
los municipios será la cuestión económica y abordar cómo hacer frente a las exigencias
de la Corona para satisfacer las demandas de hombres y recursos para el ejército15. El
corregidor don Jerónimo de Loaysa ya lo apuntaba en sus intervención: “a los bienes de
propios y rentas de la ciudad”. “Éstos servirán como base para las nuevas tareas
municipales, y con ellas las fuentes de riqueza se pusieron al servicio de la guerra, es
decir, recaudar, alojar, socorrer, negociar, quintar, vigilar, sofocar, etc. Esta situación
derivó en la falta de recursos que con el tiempo se hicieron más patentes y que derivaron
en otros procedimientos que incluían por todas partes, los embargos y encarcelamientos
de arrendadores de propios, receptores, depositarios, regidores y quien tuviera manejo
11 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1644. Sesión 28 de enero. 12 F. LORENZANA DE LA PUENTE (1988). “Plasencia: 1645-1678. El Concejo y los poderes” en Arqueologia do Estado. I Jornadas sobre formas de organiçaao e exercío dos podores na Europa do sul. Séculos XIII-XVIII. Lisboa, vol. I, p. 6. 13 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1644. Sesión de 22 de marzo. 14 G. LORA SERRANO (2005). Ordenanzas Municipales de la Ciudad de Plasencia. Sevilla, pp. 43-44. Recoge la obligatoriedad de la asistencia a las sesiones de Ayuntamiento por parte de los señores regidores que marcan las Ordenanzas municipales de 1548. 15 F. CORTÉS CORTÉS (1996). Alojamiento de soldados en la Extremadura del siglo XVII. Mérida.
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directo o indirecto con las rentas”16. Y tanto fue así que en la sesión del 5 de octubre de
1643 se pedirá al Consejo de Guerra que se levante el embargo sobre los propios para
poder comprar armas para la defensa de la raya17. Y ese mismo mes se rechaza entrar a
formar parte en un cabezón de sal debido a que “la ciudad tiene ocho compañías de
infantería y una de caballos en Portugal y cuatrocientos infantes de socorro (…) y la
disminución de los gremios, comercios y caudales (y) falta de granjeros, por cuya
razón se halla imposibilitada para entrar ahora en este cabezón”18.
En la sesión de primeros del mes de marzo de 1641 se recoge de forma real lo
que la ciudad y su tierra va a aportar al servicio del rey: “(…) dice y a acuerda que la dicha ciudad por sí y en todos los lugares de su tierra y
jurisdicción, como cabeza que es de ellos, hace servicio a Su Majestad de la paga de quinientos
soldados pagados por dos meses a razón de a real cada uno por día en esta forma, que siendo
Su Majestad servido de mandar que las compañía de esta ciudad de su tierra y partido salgan a
servir para el socorro de Portugal. Y de pagar y socorrer esta dicha ciudad y su tierra y partido
el socorro de dichos quinientos soldados a real cada uno por tiempo de dos meses contados
desde que salieren las compañías de esta ciudad. Y esto se ha de pagar por la dicha ciudad y
tierra, pagando la ciudad las tres partes de ocho y las cinco la tierra que es en la conformidad
que siempre se han hecho semejantes servicios. Se ha observado y guardado conforme a las
costumbres y concordia entre ciudad y tierra, y si Su Majestad fuere servido, esta ciudad y su
tierra, que no salgan dichas compañías por estar tan cerca con Portugal y ser frontera y haber
de quedaren su resguardo por no haber de esta ciudad a Portugal más de diez leguas (…)19.
Plasencia contribuye en estos primeros momentos a la Guerra de Portugal, con
quinientos hombres, y recoge la forma de pagar la soldada a la tropa, un aspecto este
curioso ya que nos muestran como se ha de repartir ese pago entre la ciudad de
Plasencia y su jurisdicción. Será durante dos meses desde que salgan de ellas, y
cobraran un real de a ocho, de las cuales tres partes pagará la ciudad y cinco su Tierra,
pero una vez que finalice ese plazo ¿quién se haría cargo del pago de esos solados?.
Esta idea nos lleva a exponer que uno de los problemas a los que tuvo que hacer frente
el ejército que se formaba en la frontera contra los portugueses fuera la falta de dinero
16 F. LORENZANA DE LA PUENTE y A. RODRÍGUEZ GRAJERA (2003). op. cit., pp. 4-5. 17 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1643. Sesión de 5 de octubre. Madrid había indicado a las ciudades fronterizas la posibilidad de ir a por armas a la Plaza de Vizcaya donde la Corona tenía dada orden para proveerlas. 18 A.M.P. Ibíd. Sesión de 22 de octubre. 19 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1641. Sesión del día 7 de marzo. El día 29 de mayo de ese mismo año se refleja la preocupación del Ayuntamiento sobre el trigo y la alhóndiga: “(…) respecto de la falta de agua se puede temar la cosecha de trigo y más en el tiempo presente en que en Extremadura ha de haber tanto concurso de gentes y grandes gastos de pan y mantenimientos (…)”.
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para sufragarlo. Y es que viendo las indicaciones que se realizan en esta sesión de
marzo, podría deducirse que la idea de sofocar la revuelta portuguesa no iba a durar
mucho en el tiempo, sino que sería de manera breve y rápida. Aquí podemos referenciar
la idea de que “la decisión del Consejo de Estado contra el parecer del conde-duque de
Olivares, dio prioridad al frente catalán con respecto de Portugal, lo cual se demostró un
trágico error de cálculo”20.
Por otro lado, se temerá una incursión o razia portuguesa contra la ciudad y su
corregimiento al encontrarse cerca de la frontera. Esta cuestión será reiterativa durante
los primeros años del conflicto en las sesiones de Ayuntamiento. Y se volvió necesario
hacer ver a Madrid que la ciudad de Plasencia y su Tierra podrían sufrir un ataque del
enemigo produciéndose así trágicas consecuencias para la defensa de la frontera del
reino y del territorio. Posteriormente en el mes de mayo de 1641, se volvía a reproducir
el mismo debate: “El señor don Pedro de Villalobos (regidor) dijo que como es notorio en esta ciudad, propone
que el Ayuntamiento pasado se nombró (a él) para que se juntara con el señor don Diego de
Loaysa presente en la Corte de Su Majestad, fuesen a besar su real mano y hablar con el Conde-
Duque, representándole en el conocido riesgo que estaba esta plaza por la falta de gente que
había en ella y desarmada por haber servido en la ocasión de Cataluña, con quinientos y doce
hombres armados. Y en defensa y sujeta al dicho peligro por estar nueve leguas de Portugal y
haberse entendido la entrada de los portugueses en Extremadura y esta ciudad está más sujeta a
este peligro. Así por hallarse con no más de cuatrocientos y siete hombres de edad de diez y
siete años hasta cincuenta, de todo género de estado. Así de caballeros de hábito y milicia. Y de
más de esto que sesenta y cuatro portugueses con sus casas que pueden dar noticia de ellos.
Dicho ya si mismo por la opinión que se tiene esta ciudad de riqueza respeto de ser esta iglesia
Catedral de las más ricas del reyno y concurrir en esta ciudad a la cilla el trigo y la cebada de
diezmo de esta ciudad y su contorno que se es mucha cantidad y está fuera de los muros de esta
ciudad, dicha cilla y los pósitos de ella (…)”21.
Importante intervención la de don Pedro de Villalobos que expone por un lado la
falta de hombres para la defensa de la ciudad y por otro el estado en que se hallan los
vecinos que en ella quedan, pudiéndonos hacer así una idea general de la población real
existente. Pero además destaca la cuestión de un posible asalto a la catedral y sus
riquezas de ahí que no fuera extraño que en la sesión del cuatro de abril de 1642 se
20 J.H. ELLIOTT (2008). El conde-duque de Olivares. El político en una época de decadencia. Barcelona, p. 672. También hace referencia a este asunto A.J. RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ (2011). op. cit., p. 68. 21 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1641. Sesión de 16 de mayo.
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recoja que se reunió el Ayuntamiento ”para recibir una embajada de los señores don
Domingo Quijada de Almaraz y don Joan de Loaysa canónigos de la santa Iglesia de
Plasencia y dieron cuenta a la ciudad como el cabildo de esta Santa Iglesia ha recibido
carta de su Majestad en que les manda hagan rogativas a Dios por los buenos sucesos
de las guerras y ha acordado de hacer procesión general el dicho primero venidero y el
lunes sea de decir una misa y que la dicha ciudad concurra con el dicho cabildo a lo
suso dicho. La ciudad acordó que se dé llamamiento a todos los caballeros regidores
para que se hallen presentes a la dicha procesión general y misa como sea pedido por
el cabildo de la Santa Iglesia de esta ciudad22.
La relación entre el poder eclesiástico y el civil en estos momentos iniciales de
la contienda portuguesa va a ser muy estrecha como se observa en algunas sesiones del
Ayuntamiento. Muestra de ello es la cédula real leída el día 9 de Julio de 1643 donde se
recoge la recomendación del rey de celebrar con solemnidad la festividad del patrón de
España, el Santo Santiago Apóstol y la ciudad acordó “que se ha nombrado comisarios
de toros para que los traigan y ponga luminarias en las casas de Ayuntamiento de esta
ciudad”23. “El día diez de octubre de 1640 es nombrado obispo de la diócesis de
Plasencia don Diego de Arce y Reinoso, quién el seis de junio de 1643, día del Corpus,
recibió una carta del rey en la que le mandaba que se presentase en la Corte para tomar
posesión del cargo de Inquisidor General”24. Un hombre con poder dentro de la
estructura de la Monarquía y a quién el Ayuntamiento recurrirá en ocasiones para que
interceda por los interese de la ciudad en Madrid25.
Pero además de la cuestión religiosa resalta el hecho de que sesenta portugueses
están afincados en la ciudad, lo cual no es extraño ya que “en los primeros momentos se
les permitió que se quedaran en la frontera manteniendo sus bienes, haciendas y oficios,
siendo incluso admitidos dentro de las milicias defensivas creadas en ese momento.
Incluso en 1641 se siguió permitiendo en Extremadura la trashumancia de los rebaños
portugueses, y que los jornaleros lusos participaran en la siega de toda Castilla”26.
Aunque probablemente se les tuviera con una vigilancia mayor al considerarles por las
22 Íbidem., Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1642. Sesión de 4 de abril. 23 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1643. Sesión de 9 de julio. 24 F. GONZÁLEZ CUESTA (2002). Los Obispos de Plasencia. Aproximación al Episcopologio placentino. Plasencia, p. 213. Cita como se recoge en las Actas Capitulares de la Catedral de Plasencia que el día 19 de abril de 1641 el Cabildo compra una caja de pólvora y el día 25 se organiza un novenario a la Virgen del Puerto (Patrona de la ciudad) para pedir por la guerra de Portugal. 25 A. CRUZ CALDERA (2013). op. cit. Recoge el memorial que la ciudad mandó a Felipe IV exponiendo la carestía de efectivos en la ciudad y su tierra y recurre a la mediación del Obispo. 26 A. J. RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ (2011). op. cit., p. 65.
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explicaciones que de ellos hace el regidor Villalobos, como vemos en la sesión de mayo
de 1641, como posibles espías del enemigo. Posteriormente el número de portugueses
en la ciudad vuelve a aparecer en otras sesiones elevando su cifra hasta los ochenta.
A la falta de efectivos para la defensa de la ciudad y para el frente portugués,
había que añadirle la contienda de Cataluña, que aunque dicha guerra se estaba
produciendo al otro lado de la Península Ibérica, es llamativo que también se sacaran
hombres y recursos de Extremadura para el Principado. La cuestión catalana preocupó
más a Olivares que la portuguesa una vez que las tropas franco-catalanas derrotaron a
las tropas de la Monarquía Hispana en enero de 1641. En Plasencia se recoge así la
intención de Felipe IV de ir al frente de Aragón: “El Rey: Concejo, Justicia, Regidores, Caballeros, escuderos, oficiales y hombres buenos de la
ciudad de Plasencia, habiendo procurado por cuantos caminos y remedios me han sido posibles
la reducción de las provincias y vasallos que tan ciegamente se han desviado de mi obediencia
en Cataluña y Portugal, tanto por su bien propio como por lo que me toca, y deseando
conseguir este intento no me queda por ejecutar la mayor demostración. He resuelto acercarme
a la Corona de Aragón por mi persona misma, así a dar gracias a aquellos reinos porque al
pasado mal ejemplo de Cataluña, han crecido en amor, lealtad y fineza en mi servicio como por
ver si acercándome más puedo abrir los ojos a las vasallos catalanes teniendo yo por hijos no
solo a los que son fieles, que son muchos y me consta de ello, sino a los más obstinados en su
error. Con esta consideración me ha parecido avisaros para que en continuación de lo que
siendo siempre habéis obrado en mi servicio hicisteis por lo pasado aun en ocasiones de
mejorar, apuesto os mostréis en esta con el mayor número de gente que sea posible
disponiéndola de manera que se pueda acompañarme y seguirme en esta jornada que ejecutare.
Siendo Dios servido a los veinte y tres de abril estando cierto que al paso que obrareis con
mayor demostración sea en mí la memoria para premiar tan señalado servicio. Madrid, diez y
seis de marzo de mil y seiscientos y cuarenta y dos. Yo el Rey. Por mandado del Rey nuestro
señor, don Antonio Alonso Rodarte”27.
Sobre la frase que dice Felipe IV de que “para premiar tan maño servicio”,
hemos de señalar la posibilidad de que el voto en Cortes que obtuvo la ciudad de
Plasencia de manera conjunta con Badajoz, Mérida, Trujillo y las villas de Cáceres y
Alcántara, es decir la provincia de Extremadura, fuera como consecuencia del esfuerzo
realizado ante los sucesos tanto de la guerra de Portugal como de la “ocasión” de
Cataluña28. Con la contestación que la ciudad hace a la petición del rey podemos
27A M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia 1642. 28 F. LORENZANA DE LA PUENTE (2010.: La representación política en el Antiguo Régimen. Las Cortes de Castilla. 1655-1834. Volumen I. UEX, Tesis Doctoral. Cáceres. Recoge de manera exhaustiva
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hacernos una idea de la situación demográfica en que posteriormente Extremadura se va
a encontrar. Se recoge en los siguientes términos: “(…) comes notorio en todas las ocasiones ha procurado mostrar con firmeza sus buenos deseos
y lealtad y cumpliendo con ella y mirando a su mayor servicio, aunque diferentes veces ha
representado la flaqueza de gentes con que esta esta ciudad se halla, lo bueno se halla diciendo
como es ciudad murada fuerte y que dista de la frontera de Portugal nueve y siete leguas sin
haber otra que la cubra ni ejército que la resguardo (…)” 29
En esta intervención observamos cómo el poder municipal interpone siempre los
intereses de la Corona frente a los suyos, pero sin embargo sí explican la verdadera
situación en que se encuentra la ciudad y su Tierra. Una vez más son reiterativos sobre
la distancia con Portugal, la defensa de la muralla y la falta de gentes, que en palabras
del sargento mayor don Bernardo de Cepeda en esa misma sesión, “no eran más de
cuatrocientas personas de entre diecisiete y cincuenta años de edad en todo estado de
condición”. Continúa la intervención de la “ciudad” y es curioso que en este apartado
no lo haga un regidor concreto como en otras ocasiones, por tanto lo que nos
encontramos en el Acta Capitular es un resumen general de las intervenciones. Por otro
lado nos refleja la situación geográfica de la contienda en la raya: “(…) por estar el dicho Ciudad Rodrigo y Badajoz a uno y otro costado apartado el más
cercano diez y siete leguas”30
Badajoz y Ciudad Rodrigo, ambos fortificados, serán los dos puntos importantes
desde donde se van a realizar las incursiones en territorio portugués, sin embargo
quedará una franja de terreno entre ambos puntos en un escenario de intervenciones más
dedicadas a las razias y ataques concretos y esporádicos que a un verdadero
enfrentamiento militar al uso. “Ciudad Rodrigo fue el rincón de Castilla a donde llegó a
mediados de diciembre de 1640 la orden de disponer la defensa del territorio tras
confirmarse la irreversible sublevación de Portugal”31, y Badajoz se convertirá en la
plaza fuerte de la Monarquía Hispana. Continúa la contestación de la ciudad haciendo
la consecución del voto en Cortes por parte de la Provincia de Extremadura. Y A. CRUZ CALDERA (2012). “Si Plasencia tuvo en algún tiempo voto en Cortes. Relación histórica del Doctor Alonso de Sosa” en la Edición XIII de las Jornadas de Historia de Llerena. Sociedad Extremeña de Historia, Llerena, pp. 73-87. Recoge el informe de Alonso de Sosa en el año 1601 sobre el por qué Plasencia tuvo, perdió y debería tener nuevamente voto en Cortes. 29 A M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia 1642. 30 Ibídem. 31 R. VALLADARES (1998). Ciudad Rodrigo y su comarca durante la Restauración de Portugal (1640-1668). Ciudad Rodrigo, p. 23.
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relación de la cantidad de hombres que han salido de Plasencia y su partido al servicio
de la Monarquía: “(…) y que de año y medio a esta parte ha salido excesivo número de gentes de ella y su
jurisdicción. Como fue levantar una compañía de cien voluntarios para Italia don Francisco de
Vargas, y ciento y cuarenta el sargento mayor don Bernardo de Cepeda para cumplimento de
los cuatrocientos con que el señor Conde Duque sirvió a su Majestad para Cataluña, y otros
reclutas que se han hecho para sus coronelías, y tres compañías que levanto voluntarias el
Maestre de Campo don Marcos de Vallecillo para reclutar los tercios de Cataluña. Y para dicha
ocasión contra aquella provincia salieron de las milicias de esta ciudad y su jurisdicción
quinientos y doce hombres armados y por estar lo la compañía de cien infantes del socorro con
que esta ciudad en otra ocasión ha servido a su Majestad se le mando marchar con las demás. Y
sin embargo de que en toda la provincia de Extremadura no lo hizo otra ninguna de esta calidad
de ninguna ciudad salió de esta adelante ha habido su deseo y amor a sus fuerzas como lo ha
hecho contra los rebeldes de Portugal a donde para sus fronteras salieron cuatro compañías de
quinientos hombres, una milicia antigua y tres de nueva (…)”32
Aproximadamente unos dos mil soldados salieron de Plasencia, convertida en
Sargentía Mayor desde comienzos de la contienda, y su Tierra entre finales de 1640 y
mediados de 164233. Hombres a Ciudad Rodrigo, a Mérida y Badajoz, al socorro de
Zarza, Eljas y Valverde, a Cataluña o al frente de Aragón e Italia, lo cual produjo una
merma demográfica y económica. En abril de 1643 la ciudad dice “que no tiene
arbitrios ni propios de donde sacar y ha servido las armas que tenía para Catalunia y
Portugal”34, en septiembre se nombra a don Antonio López de Zúñiga y Alvarado
capitán de doscientos hombres para Badajoz, cobrando cuarenta escudos al mes, y por la
misma soldada a don Alonso García de Trujillo y Joan de Toledo capitanes de cien
hombres de socorro para Ciudad Rodrigo35, y en octubre se produce un debate sobre la
necesidad de armar “con dos cientos mosquetes y dos cientos arcabuces (…) a sus
32 A M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia 1642. Continúa el resumen de la contestación de la ciudad a la petición de Felipe IV. 33 M. Á. MELÓN JIMÉNEZ y J. M. LÓPEZ MARTÍN (2000). op. cit., p. 229. Recoge que “la ciudad de Plasencia contaba con una población de 1000 vecinos a finales del siglo XV, que se habían convertido en 1600 hacia 1571 y crecido en los años finales del reinado de Felipe II hasta alcanzar los 1743 según el Censo de 1591”. Siguiendo ese ascenso demográfico probablemente la población al inicio de la contienda con Portugal rondaría aproximadamente los 2000 vecinos. Por otra parte decir que “a finales del siglo XV Plasencia y su Tierra contaría con un total de 9565 vecinos pecheros, de los cuales 5920 dependían jurisdiccionalmente del concejo placentino” en J. CLEMENTE RAMOS y A. RODRÍGUEZ GRAJERA (2007). “Plasencia y su tierra en el tránsito de la Edad Media a la Moderna. Un estudio de sus ordenanzas (1469-1593)”. Revista de estudios extremeños, 63-2, p. 732. Estos datos nos sirven para hacernos una idea de la evolución demográfica de Plasencia y su Tierra en el siglo XVII. 34 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1643. Sesión 27 de abril. 35 A.M.P. Ibídem. Sesión 24 de septiembre.
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vecinos y comprar pólvora y munición y cuerda, y hablen con el cabildo para que
ayuden en esta ocasión (…)36. Lo que demuestra la asfixia económica, social y política
de los municipios. Unos vecinos que eran enrolados forzosamente y que produjo
situaciones de deserciones de las compañías levantadas. Para paliarlo se realizaron
sorteos a filas para completarlas lo cual derivó en la huida de muchos de ellos: “(…) y habiendo hecho fuga de ellas alguna gente se le mando a esta ciudad y su jurisdicción
que no apareciendo dichos fugitivos se sortease otro tantos que supliesen su falta de vecinos
(…)Y más de tres cientos han huido a la sierra y otros se han ido a otros lugares dejando esta
ciudad tan desierta de gente y en tan mísero estado (…) que se hace aún imposible acudir en
ocasión tan importante con gente para la jornada que su Majestad juzga que representándole
dichos inconvenientes (…) y de ordenar se sobre sea en salir la nobleza de esta ciudad pues hoy
es en quien estriba su resguardo y sin embargo de lo referido su Majestad fuere servido de
ordenar otra cosa vidas y haciendas pone esta ciudad con obediencia a sus reales pies37.
Pero es cierto todo lo que la ciudad expone sobre la huía de los vecinos hacia
otros lugares evitando así ser obligados a alistarse en el ejército. Respecto a la nobleza
tenemos que decir que el día dieciséis de mayo de 1641 se leyó una carta del Conde de
Monterrey del tenor siguiente: “por algunas consideraciones conviene que se sobresea
en las ejecución de la citación que v.m. ha hecho por orden a la nobleza y otras
personas para que aparezcan en esta plaza de armas y así v m. lo tendrá entendido y la
suspenderá y hasta otra orden pero hará que todos se vayan previniendo que en breve
avisare a v.m. y lo que se hubiere de hacer. Dios guarde a v.m. Mérida once de Mayo
de mil seiscientos y cuarenta y uno. El conde de Monterrey. La cual se mandó leer en
este Ayuntamiento para que los caballeros regidores que en ella están cumplan con lo
que por ella se manda y estén de manifiesto y prevenidos para el primer aviso38. Se
deduce que se habían pedido hombres incluso pertenecientes a la nobleza para que se
36 A.M.P. Ibídem. Sesión 5 de octubre. 37 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia 1642. Esta cuestión también la vamos a ver en la sesión del 5 de Octubre de 1645, cuando los comisarios de guerra dicen que aunque la obligación de los vecinos que salieron por sorteo es ir a la Guerra, no lo hacen y tienen que ir a buscarlos a sus casas con la ayuda del Alcalde Mayor. Pero eso no es todo, sino que muchos huyen. La ciudad acordó que se siguieran con los sorteos y se buscara a los prófugos. 38 Ibídem. Además los miembros del mismo Ayuntamiento el 20 de marzo de 1642 harán un inventario, a instancias del corregidor, de las armas con las que cada uno de ellos contaba en su haber. Esto es debido a la falta de las mismas para la defensa de la ciudad ante una posible incursión de los portugueses. Lo recoge de manera pormenorizada A. CRUZ CALDERA (2013). “Inicio del caos. Plasencia en 1641”, en el Curso de Memoria Histórica de Plasencia y su Comarca en su XI edición, Plasencia.
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presentaran en la plaza de Mérida39 con el objetivo de realizar una incursión rápida a
territorio portugués.
La nobleza durante el siglo XVII tendrá punto de inflexión en lo que se refiere a
sus atribuciones y al papel que va a desempeñar en la sociedad. Este cambio se va a
generar con los conflictos que va a vivir la Monarquía Hispana por ejemplo en la Guerra
de la Restauración de Portugal, donde muchos pasarán a servir en los ejércitos. En
Portugal los nobles titulados se van a dividir en los que apoyan la causa de los
Habsburgo y los que están con el Braganza. Al igual que hiciera Felipe II en su
proclamación como rey de Portugal en 1581, Juan IV sabía que uno de los elementos
para mantener la fidelidad de la nobleza o parte de ella, sería la extensión de nuevos
títulos y mercedes. Aquí van a aparecer nuevos nobles cuyo principal servicio a la causa
del Braganza será el desempeño de funciones en el ejército, en el exterior mediante
embajadas, así como en el mantenimiento económico de la revuelta. Y por el contrario
la nobleza que había gozado de la confianza de la Corte se verá en la disyuntiva de
abrazar la causa rebelde o por el contrario defender a su señor natural, Felipe IV. ¿Se
produce un cambio en la actitud de la nobleza portuguesa?
Yo creo que no. La nobleza actúa como lo hiciera siglos atrás cuando la
Monarquía, y por tanto el Estado, se abría paso frente a las guerras civiles donde los
nobles jugaban un papel importante a la hora de reclutar ejércitos y apoyar a uno u otro
monarca. Ahora desde 1640 hasta 1668 sucederá lo mismo. Por el lado español también
tenemos el ejemplo de esos servicios de la nobleza a la Corona representado en los
principales mandos en el Real Ejército de Extremadura. “Capitanes generales que
pasaron por Badajoz para dirigirlo fueron el duque de Béjar 1640, el conde de
Monterrey 1641, el conde de Santisteban 1643, el marqués de Torrescusa 1644, el
marqués de Leganés 1645 y de nuevo en 1648, el marqués de Molinguen 1646, el conde
de Fuensaldaña 1646, el marqués de Tabora 1647, y el duque de San Germán quién
39 J.A. CARO DEL CORRAL (2012). “La frontera cacereña ante la guerra de Restauración de Portugal: organización defensiva y sucesos de armas (1640-1668)” en Revista de Estudios Extremeños, LXVIII-1, p. 196. Recoge. “Desde que se tuvo conocimiento de los sucesos acaecidos en Lisboa el 1º de diciembrede 1640, los cuales acabaron entronizando a Joan IV como nuevo monarca de Portugal, se puso en marcha un plan cuyo fin último era organizar militarmente todos aquellos contornos castellanos que limitaban con el reino insumiso, entre ellos Extremadura. Al respecto de lo que ocurrió en la esta región, lo primero fue seleccionar el cuartel general desde el cual se iba a dirigir la futura marcha de los acontecimientos que se produjeran en su territorio. En este sentido no hubo dudas, y a pesar de que Mérida fue durante unos meses la cabeza principal, enseguida esta ciudad cedió el testigo a Badajoz. La elección resultaba muy lógica, pues la capital pacense se hallaba frente y a muy corta distancia, de la segunda ciudad en importancia de los rebeldes portugueses: Elvas, que a su vez fue elegida como cuartel general par a los seguidores y tropa de Joao IV”.
[380]
permanece durante casi toda la década de 1650”40, y también don Luis de Haro, don
Juan José de Austria, y el Marqués de Caracena,
En Plasencia nos encontramos con una oligarquía local que va a patrimonializar
los cargos y oficios en el regimiento y cuya presencia en estos años iniciales del
conflicto portugués será poco cambiante. Tendrán asiento los apellidos Trejo, Santa
Cruz, Sosa, Carvajal, Soria, Mata, Ortiz, Cepeda, Contreras, del Campo, Gil, Vargas,
Cabeza, Aguilar, Caballero, García de Trujillo, García de Cáceres, Toledo, Hermoso,
Bermúdez y Villalobos, además de los corregidores Jerónimo de Loaysa y Mesía, Diego
Fernando de Argote y Pedro Laso de la Vega. Algunos de estos puestos así como
determinados oficios del concejo serán propiedad del Marqués de Mirabel, don Antonio
Dávila y Zúñiga, a la sazón miembro del Consejo de Estado de Felipe IV, quién
probablemente y debido a su cargo en la Monarquía fuera una de las causas por las que
la ciudad sirvió con tanta rapidez y abundancia cuando así se le pidió la Corona41. En
diciembre de 1643 se nombra a don Alonso García de Oviedo como escribano de
prevención de guerra42 un nuevo cargo con los que contaba el Ayuntamiento cuyas
funciones serán todas las cuestiones relacionadas con la guerra. Pero no será el único
oficio que se incorpore, en 1644 Pedro Nieto de Cepeda obtenía el oficio de la tesorería
del papel sellado y don Bernardo de Cepeda el de la fiscalía de residencia43. En 1645 se
nombrará un oficio de vara de alguacil de la limpieza y vagabundos y otro de contador
de cuentas y particiones en don Pedro de Velasco44. Todos estos nombramientos, y el
intento de la venta de rentas de propios de los municipios por parte de la Corona y que
veremos más adelante, nos demuestran la necesidad de recursos que demandaba la
Monarquía para su causa, y de ahí la venta de oficios y asientos en el concejo
garantizándose además así, un mayor control en sus decisiones.
El Ayuntamiento recibe noticias sobre los acontecimientos que se están
produciendo en el norte de Extremadura en abril de 1642. “Al amanecer del día 16 de
ese mismo mes, la tropa lusitana marchó contra Valverde del Fresno y Eljas. Sus
habitantes poco pudieron hacer para defenderse; al final de la jornada ambos lugares
estaban bajo bandera portuguesa. La noticia se difundió con rapidez y ya desde el día
40 F. LORENZANA DE LA PUENTE y A. RODRÍGUEZ GRAJERA (2003). op. cit., p. 3. 41 M. Á. MELÓN JIMÉNEZ y J.M. LÓPEZ MARTÍN (2000). op. cit. Recoge los diferentes cargos y oficios que los Mirabel controlaban en el Ayuntamiento placentino a mediados del siglo XVII. 42 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1643. Sesión 17 de diciembre. 43 F. LORENZANA DE LA PUENTE (1988). op. cit., p. 8. Además apunta al incremento de regidores en el Ayuntamiento placentino, pasando de 37 en 1626 a 45 en 1645. 44 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1645. Sesión 10 de junio.
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siguiente comenzó a organizarse un ejército de socoro para recuperar sendas plazas”45.
Así lo recibió la ciudad de Plasencia: “La ciudad (…) recibe carta de que los portugueses están en el castillo de las Erjas. La ciudad
habiendo visto la carta que escribió la Justicia y Concejo de la villa de Cilleros en respuesta de
otra que esta ciudad les escribió preguntando el estado en que se hallaba la toma del castillo de
las Erjas y Valverde, y viendo por su respuesta el mal estado en que se halla dicho castillo
amunicionado y pertrechado para el enemigo y con cinco mil hombres a la vista de el con
mayores intentos de invadirnos tierra adentro (…)46.
La decisión es clara y la ciudad “acordó que los caballeros comisarios de guerra
juntamente con don Jerónimo de Loaysa despachen luego a toda diligencia a la villa de
Madrid despacho (…) dando le cuenta del estado en que esta ciudad se halla,
escribiendo a su Majestad, al señor Conde Duque, al señor Presidente del Consejo de
Castilla, al Marques de Mirabel, y (…) comentándoles la dicha carta de Cilleros y
dándoles quanta de la prevenciones”47. La situación se hacía complicada ya que los
portugueses estaban cada vez más cerca de Plasencia y su Tierra. Los señores regidores
acuerdan mandar al propio corregidor y a los comisarios de guerra a dar noticia a
Madrid para que se tomaran las medidas necesarias. La consecuencia de ello será que en
las sesiones posteriores del Ayuntamiento, y ante la ausencia del corregidor, serán
presididas por el alcalde mayor. Y no será la única vez ya que en posteriores ausencias
seguirá ejerciendo la autoridad como veremos en la sesión del día veinticinco de abril de
1643, cuando se juntaron a corregimiento por mandado “de su merced el señor don
Andrés de Mendoza alcalde mayor de esta ciudad para las cuatro de la tarde”48 para
tratar de llegar a un acuerdo para sacar veinte hombres para el ejército de Cataluña. Pero
también a finales de ese mismo año las sesiones serán presididas por el teniente de
corregidor don Joan Antonio Villalva mostrándose así la correlación de fuerzas en el
concejo municipal. Estas situaciones eran normales debido a la ausencia del corregidor
por encontrarse fuera de la ciudad o porque aún no había tomado posesión de su cargo.
La defensa del territorio se convirtió en uno de los temas más importantes en los
debates de las sesiones de Ayuntamiento en estos años iniciales del conflicto portugués.
Y lo era porque los núcleos de población de la Tierra de Plasencia no tenían medios
defensivos potentes contra una posible incursión de los rebeldes. Sin embargo la ciudad
45 J. A. CARO DEL CORRAL (2012). op. cit., p. 204. 46 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1642. Sesión del 20 de abril. 47 Ibídem. 48 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1643. Sesión del 25 de abril.
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si contaba con una muralla medieval que podía servir de parapeto ante una razia
portuguesa o un ataque como el sufrido por el castillo de Eljas o Valverde. Pero la
situación de esa muralla revestía importantes deficiencias debido a su falta de
mantenimiento. Esto se debía a que no se habían producido incursiones militares en
suelo peninsular ni fronterizo, desde la guerra civil castellana, de ahí que el concejo no
destinara grandes recursos en la restauración y mantenimiento de la muralla. Todo
cambió desde el inicio de la contienda hispanoportuguesa y se verá reflejado en las
sesiones del Ayuntamiento de Plasencia donde se recogerá la preocupación del sargento
mayor don Bernardo de Cepeda y otros regidores, encargado de la defensa de la ciudad
sobre el estado real de la muralla. Así el día 16 de mayo de 1641 interviene exponiendo
que: “(…) propone a la ciudad que como es notorio esta distante de la raya de Portugal nueve leguas
y que delante de ella no hay fuerza ni reparo, y que por esto y la opinión que tiene esta ciudad
por causa de la Catedral podría empeñarse golpe de caballería y saquearla. Mayormente siendo
la vecindad tan poca y viendo los embarazos en las murallas que hay como son divisiones
hechas por particulares que se embarazan en poder estar practicable la dicha muralla, para en
la semejante poderse defender y porque ser las demás fortificaciones esta dado cuenta a Su
Majestad y para esto es obligación de devolver y quitar esta separaciones dejando limpia la
muralla como antes estaba (…). La ciudad habiendo oído la proposición hecha por el señor
don Bernardo de Cepeda sargento mayor (…) acordó que los caballeros comisarios de guerra
(…) juntamente y asistiendo en todo al señor don Jerónimo de Loaysa Mesia, Corregidor de esta
ciudad, luego (…) vean y recorran las murallas de esta ciudad y lo hagan que se pongan en toda
perfección según como lo tiene propuesto el señor don Bernardo, haciendo toda la prevención y
defensa en ella. Y si de alguna cosa se les ofreciere dificultad den cuenta a la ciudad y no tengan
en esto emisión ni descuido con prestación que será por su cuenta y cargo”49.
El día 23 de mayo de 1642, don Bernardo de Cepeda, vuelve a insistir el estado
de las defensa de la ciudad, y de la preocupación que debe tener la misma al hallarse los
molinos de trigo y las alhóndigas fuera de la muralla, lo cual se debería solucionar
introduciendo la mayor cantidad de trigo posible en la ciudad a resguardo del
Ayuntamiento con el objetivo de estar preparados ante un posible cerco portugués. Pero
no sólo será el sargento mayor sino que antes, el 6 de febrero de 1642 el corregidor
habla de la necesidad de reparar los puentes de la ciudad “el de Trujillo, el de San
Lázaro y el puentecilla de Nieblas y la Nueva y de reparar la calzada”, pero además
expuso firmemente que “como es notorio a esta ciudad las murallas y cubos y
49 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1641. Sesión del 16 de mayo.
[383]
barbacanas de fuera, necesitan de reparos y particularmente un cubo que está a la
puerta de Trujillo(…), otro cubo al postigo de San Salvador y otro a la puerta de
Talavera, están comidos los cimientos y otro muchos reparos de que necesita a la dicha
muralla y barbacana que son tan importantes para la guarda y custodia de esta ciudad
y de toda su tierra por ser frontera del reino de Portugal(…)50”.
A continuación la ciudad dijo que el señor corregidor que era repetitivo en sus
planteamientos y que en otros Ayuntamientos ya propuso lo mismo. En agosto de 1642
la ciudad suplica al rey la posibilidad de que el arreglo de la muralla “que no se trata de
hacer fortificación nueva sino reparar y reedificar lo antiguo”, que estaba tasada en
unos 6000 ducados, sea repartido entre la ciudad y su Tierra entendiendo que la primera
es el punto más importante donde los rebeldes portugueses atacarían en primera
instancia y que si caía luego lo haría toda su jurisdicción. La cuestión de la reparación
de las murallas agravó más si cabe la situación de la hacienda de los municipios quienes
tuvieron que hacer frente en solitario a dichas obras.
Pero no todo fueron noticias negativas para los hombres encargados del gobierno
de la ciudad de Plasencia sino que también recibieron el agradecimiento por sus
decisiones al servicio de la Corona. En este caso sobre la ayuda prestada para levantar el
sitio de Ciudad Rodrigo: “La ciudad habiendo visto una carta de su Majestad, acordó se copie en este libro y se meta en
el archivo el original y por la diputación de guerra se responda a su Majestad (…): El Rey, al
Concejo, Justicia, Regidores, Caballeros, escribanos, oficiales y hombres buenos de la ciudad
de Plasencia. El maese de campo don Urbano de Ahumada alivió cargo de esta la plaza de
Ciudad Rodrigo en carta de primero de septiembre ha dado cuenta de haberse levantado el sitio
que los rebeldes de Portugal pusieron al castillo de Alberguería de Argañán y las asistencias de
gente que se en esta ocasión enviasteis y habiéndome consultado sobre lo parecido daros
gracias por lo que en esto habéis obrado que es conforme a vuestra obligaciones y espero que
adelante cumpliréis con ellas como hasta aquí lo habéis hecho de que me dé yo por servido”51.
50 Ibídem. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1642. Sesión del 6 de febrero. El corregidor tenía encomendado en sus atribuciones las tareas de defensa era “capitán a guerra”, y si en febrero le preocupa la muralla, en la sesión del 20 de marzo de 1642 hará alusión a la falta de armas de que dispone la ciudad y su tierra. Además realiza un recuento de las disponibles, empezando por los propios regidores de la ciudad, para posteriormente hacer lo mismo con los vecinos para poder así saber su número exacto y la cantidad que se habría de comprar. 51 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1643. Sesión del 12 de septiembre. Se trata de una carta de agradecimiento y que responde a la que recibió la ciudad el día 11 de mayo de 1643 del señor don Urbano de Ahumada, gobernador de las armas de Ciudad Rodrigo y su partido, donde pide que la ciudad de Plasencia remita la compañía de hombres de la que es capitán el señor don Pedro Contreras. Y se acordó así para que se hiciera sin dilación.
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El 7 de mayo de 1644 llegó a la ciudad el barón de “Sabao capitán general que
ha sido de la caballería del ejercito de Extremadura y maese de campo general del
ejército de Galicia y habiendo visto la cedula que su excelencia el señor marqués de
Torrescuso para que se le de alojamiento”52 se le hospedó junto con sus acompañantes
y caballería.
El 15 de mayo el marqués de Torrescusa como capitán general del Ejército de
Extremadura pide inmediatamente hombres a Plasencia, armados, para la Plaza de
Badajoz53 ante los movimientos de los rebeldes portugueses. El 26 de mayo de 1644 se
producía la batalla de Montijo54 que suele considerarse como el primer enfrentamiento
que tuvo cierta importancia entre ambos y cuyo resultado fue favorable para los
intereses de los Habsburgo. Ambos bandos sin embargo se atribuyeron la victoria
debido a que tras la victoria de las tropas de Torrescusa y mientras los soldados
españoles arramplaban con los restos del ejército portugués, éstos les asaltaron por
sorpresa presentándolo como una derrota menos amarga para su causa.
El 8 de junio de 1645 el Ayuntamiento de Plasencia debate la posible pérdida de
la dehesa de Palacios que era parte de los propios y rentas de la ciudad, y tras la cual
estaba el conde de Torrejón quién quería obtener de la Corona el título y jurisdicción de
esa propiedad. Esto demuestra que los recursos los municipios quedaban a merced de
los intereses de la Corona quién apremiada de ingresos para su causa militar no dudaba
en vender los propios de los concejos55. Además se abrió el debate de la posibilidad de
vender el trigo que se encontraba en las alhóndigas de la ciudad debido a que se había
mojado en la era y estaba estropeado. Unos regidores se posicionaron en contra
alegando la cercanía del frente portugués y a la necesidad de tener almacenado alimento
para cualquier circunstancia y otros querían venderlos al precio que fuere para poder
hacer frente a las deudas del concejo. Pero también el día 8 de junio de 1645 la ciudad
da respuesta a una carta que entró en la ciudad un día antes del Marqués de Leganés
sobre la petición de éste de ochenta hombres. Y el 11 de junio de 1645 se solicita
socorro para Zarza “se insta a la ciudad a que entregue los soldados que le tocan de la
milicia del capitán don Diego Ramírez y envíen el socorro a la Zarza que se ha enviado 52 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1644. Sesión 7 de mayo. 53 Ibídem. Sesión 15 de mayo. 54 P. IGLESIAS AUNIÓN (2008). “Política y economía en una sociedad en conflicto: breves reseñas entre la baja Extremadura y el vecino reino de Portugal, siglos XV-XVII” en F. LORENZANA DE LA PUENTE y F.J. MATEOS ASCACIBAR (Coords.) Iberismo. Las relaciones entre España y Portugal. Historia y tiempo actual: y otros estudios sobre Extremadura. Llerena, pp. 79-89. Relata los sucesos de la batalla de Montijo. 55 A.M.P. Acta Capitular del Ayuntamiento de Plasencia de 1645. Sesión de 8 de junio.
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a pedir don Simón de Castanizas y que la ciudad envíe dinero de socorro a los soldados
que están en la Zarza”56, y en julio se vuelve a pedir cuatrocientos diez hombres para
Badajoz entre los que debían ir caballería montada y dragones. En este año después de
la victoria en Montijo, probablemente se estuviera planeando un ataque de mayor
profundidad hacia Portugal, aunque también para prevenir los movimientos de los
rebeldes portugueses que estaban llevando a cabo en la raya, de ahí que el Marqués de
Leganés ordene ir a Badajoz al corregidor don Pedro Laso de la Vega y a dos caballeros
regidores más para tratar la cuestión, para el día doce de julio de 164557. El día 20 de
julio se produce un debate interesante en el Ayuntamiento de Plasencia y es que se
encontraba en la ciudad el administrador de la sisa de su Majestad y las puertas de la
muralla se encontraban cerradas para evitar fraude. Sin embargo Don Gaspar Pacheco,
alcalde mayor dice que la ciudad tiene acordado cerrar las puertas de la muralla a partir
de las ocho de la noche en adelante sin que nadie pueda entrar o salir, lo cual puede
resultar peligroso ya que se está al “aviso” de noticias de Alcántara y Badajoz sobre el
estado de la frontera y que sería conveniente tener ciertos postigos abiertos para que
esos correos pudieran entrar y alertar a la ciudad.
Finalmente se acuerda que la puerta de Berrozana y el Postigo estuvieran
abiertos bajo supervisión de los porteros. Toda esta situación lo que demuestra es el
estado permanente de alerta y tensión que el regimiento sufrió durante los años de la
contienda portuguesa y que se refleja a la hora de tomar decisiones sobre una de sus
atribuciones como concejo, la seguridad58.
A modo de conclusión diremos que “el gobierno de Felipe IV decidió confiar la
defensa de aquella frontera, la de Portugal, a los recursos que sus naturales aportasen, y
desde el comienzo, Madrid dejó asentado que la financiación de la guerra se realizaría
mediante la división de gastos entre el gobierno central y los poderes locales de aquellos
territorios a los que se suponía interesados en su propia defensa”59. La ciudad de
Plasencia y su jurisdicción en estos años iniciales de la Guerra con Portugal (1640-
1645) tuvieron una actividad importante en los preparativos bélicos aún sin estar en la
misma frontera. Las sesiones del Ayuntamiento de Plasencia trataron sobre cualquier
otro tema la financiación de la causa de Felipe IV, las levas de soldados y sus costes
económicos y sociales, además de realizar obras en la muralla para la defensa de la
56 Ibídem. Sesión de 11 de junio. 57 Ibídem. Sesión de 7 de julio. 58 Ibídem. Sesión de 20 de julio. 59 R. VALLADARES (1998). op. cit., pp. 24-25.
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ciudad y su territorio en caso de un asalto de los ejércitos portugueses. Todo ello fue
posible debido al sometimiento del poder municipal, encarnados en la figura del
corregidor y por la compra y venta de cargos y oficios designados en el concejo, y que
defendieron los intereses de la Corona. Toda capacidad de decisión del Ayuntamiento
de Plasencia y su Tierra quedó sometida a la cuestión militar como hemos analizado.
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