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GUÍA BÁSICA PARA LA
INTERPRETACIÓN DEL EGOGRAMA
Elaborado por Matti Hemmi
Socio Director de inKNOWation
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GUÍA BÁSICA PARA LA INTERPRETACIÓN DEL TEST DE EGOGRAMA
¡Enhorabuena por haber completado tu Egograma!.
Como podrás comprobar a continuación, este test te permitirá descubrir una serie
de aspectos importantes sobre la forma en que te auto-‐lideras, y de paso en la forma en la que lideras tus relaciones con los demás.
Este test se basa en el Análisis Transaccional, teoría de la personalidad y de las relaciones humanas desarrollada por el psicólogo y psiquiatra Eric Berne.
Uno de los conceptos fundamentales del Análisis Transaccional, conocido popularmente como AT, es la teoría de los Estados del Yo, en la que Berne explico cómo se estructura, y como funciona, la personalidad.
En esta Guía de Interpretación te explicaré brevemente en que consiste esta teoría, y cómo puedes a partir de ese conocimiento interpretar los resultados de tu perfil. El Egograma que has realizado se basa en el concepto desarrollado a partir de la teoría de Berne por Jack Dusay a principio de los años ’70.
Pero antes de continuar hablando del test, necesito contarte en qué consisten los Estados del Yo.
Berne concibió un modelo de tres Estados del Yo, definiéndolos como sistemas coherentes de emociones y pensamientos, manifestados por unos correspondientes patrones de conducta.
A nivel ortográfico es importante que sepas que en AT escribimos los Estados del Yo, Padre, Adulto y Niño siempre con mayúsculas para distinguirlos de las etiquetas (palabras) que normalmente usamos para denominar a los padres, a las personas adultas o a los niños.
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La forma de representarlos es superponiendo tres círculos tangentes con las letras P, para el Padre, A, para el Adulto, y N, para el Niño:
Análisis Estructural
El Análisis Estructural explica cómo se estructura tu personalidad, indicando lo que se encuentra en cada Estado del Yo.
Veamos a continuación de cada uno.
o El Estado del Yo Padre es el almacén histórico en el que almacenas emociones, pensamientos y comportamientos aprendidos o copiados de tus figuras personales de autoridad. Es la parte de nuestra personalidad regida por el PRINCIPIO DEL DEBER, que nos señala como DEBE hacerse la vida. Aquí encontrarás tus normas, moral, influencia socio-‐cultural y familiar, modelos y costumbres muchas veces desactualizados. Su contenido se sigue actualizando cada día, aunque los aprendizajes históricos tienen un gran peso específico. Cuando de pequeño tus figuras de autoridad (padres, abuelos, profesores) se relacionaban contigo, te daban un modelo de cómo sentir, pensar y actuar. Su forma de hacerlo es la que grabaste en tu Estado del Yo Padre. Cuando como padre, reaccionas con tus hijos como lo hacían tus padres contigo, estás tirando del contenido almacenado en este Estado del Yo.
o El Estado del Yo Niño es también un almacén histórico en el que guardas emociones, pensamientos y comportamientos experimentados. Es la parte de tu personalidad regida por el PRINCIPIO DEL PLACER. Aquí encuentras sobre todo aquello que experimentaste mientras crecías. En realidad se sigue actualizando a medida que avanzas por la vida, pero como ocurre con el Padre, las vivencias históricas tienen un gran peso específico. Y los traumas aún mucho más. Cuando tus figuras de autoridad se relacionaban contigo, tú pensabas, sentías y actuabas de una determinada manera. Esto lo registraste en tu Estado del Yo Niño, y ahí sigue disponible como parte de tu repertorio. Cuando alguien en tu entorno te trata como si fueras un niño, como por ejemplo un jefe o un cliente
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que no te respeta y te trata con desdén, es fácil que hagas uso de los registros de tu infancia generados cuando tus recursos disponibles aún eran escasos.
o El Estado del Yo Adulto es la parte de la personalidad que opera siempre en el presente y no almacena información. Sin embargo, es en la que en realidad ocurre el presente. Cuando estás plenamente consciente, estás en Adulto, y sientes emociones, tienes pensamientos y actúas de forma coherente con el momento actual. Sin embargo a veces dejas de hacer uso de esta información actual, y de forma inconsciente das paso a los registros históricos del Padre o del Niño. Un ejemplo es cuando te llama un jefe en estado claramente alterado. En ese caso es fácil que tengas la tentación de enfrentarte usando lo que aprendiste de tus padres: “¿pero qué se habrá creído? ¡A mi nadie me trata así!”; o que por el contrario te sientas abrumado y hagas uso de lo que ya experimentaste en la infancia: “Siento miedo. A ver si me va a despedir. ¿Y qué haré entonces? Mejor me callo y digo a todo que sí”. Si reaccionas sólo desde el Adulto, las emociones, los pensamientos y comportamientos serán totalmente coherentes con el momento actual: “Mi jefe está alterado. Siento curiosidad por saber de qué se trata. A ver qué me cuenta”. Es cierto por otra parte que mantenerte en el Adulto parece a veces una aventura imposible. Esto es porque los circuitos neuronales con los que activas el Padre y el Niño están muy entrenados y se “disparan” con facilidad. El Adulto es también la parte de la personalidad que pide y da información, razona, analiza, calcula probabilidades, toma conciencia del entorno, y actualiza los contenidos del Padre y del Niño.
Análisis Funcional El Análisis Funcional describe los comportamientos tipo que puedes tener, y se elabora a partir de la división realizada en el Análisis Estructural. El Egograma mide esta parte, es decir los comportamientos, y no lo que almacenas en cada Estado del Yo. Bastantes de estos comportamientos pueden calificarse como funcionales (o apropiados), y disfuncionales (o no apropiados).
Esta es la representación gráfica de los comportamientos que se derivan de los distintos Estados del Yo.
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A continuación te describo cada uno de estos comportamientos:
o Padre Crítico: es el conjunto de comportamientos que utilizas para fijar límites y hacer juicios. Para hacerlo usas como estándares los contenidos almacenados en tu Estado del Yo Padre. Por esta razón es posible que algunos juicios se basen en contenidos no actualizados. Otros en cambio, como los valores, pueden perdurar y seguir siendo válidos sin que el tiempo pase por ellos. A su vez, el Padre Crítico puede dividirse en positivo (funcional) y negativo (disfuncional).
Cuando actúas desde el Padre Crítico positivo, los límites y juicios que haces ayudan a desarrollarte, y a desarrollar tu entorno. Ejemplo: “Al preparar la propuesta fíjate en los costes”, o, “He hecho un trabajo mejor que el de la semana pasada”.
En cambio cuando actúas desde el Padre Crítico negativo, los límites y juicios que haces lejos de ayudar, frenan tu desarrollo, y/o el de los demás. Al hacerlo buscas denostar y perseguir al otro, o a ti mismo. Ejemplo: “No sirvo para nada”, o “¡Déjalo, a ver si vas a estropearlo más, ya lo hago yo!”.
o Padre Protector: es el conjunto de comportamientos que desarrollas para ocuparte del bienestar ajeno y propio, para cuidar y cuidarte. A su vez, el Padre Protector puede dividirse también en positivo (funcional) y negativo (disfuncional). En un comportamiento de Padre Protector positivo, ofreces la ayuda a un colega, y admites que pueda no aceptarla. Es un ofrecimiento de igual a igual. Ejemplo: “He visto que andas con bastante trabajo. ¿Necesitas que te ayude?”. Si te dice que no, lo aceptas sin más.
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En cambio cuando actúas desde el Padre Protector negativo, lo que quieres es ocuparte del otro aunque no te lo pida, o no quiera tus cuidados. Es como tratar de ayudar desde una situación de superioridad en la que tratas al otro como a un niño. Ejemplo: “Si, sí, déjame que te ayude a terminarlo. ¿Cómo no te va a venir bien mi ayuda?”. Básicamente en este caso no quieres escuchar la respuesta de rechazo a tu ayuda, y quieres ayudarle a toda costa (en AT decimos, “salvarle”).
o Adulto: es el conjunto de comportamientos que utilizas para estar en contacto con el presente y funcionar de forma adecuada y respetuosa; además otra de sus responsabilidades es actualizar los contenidos de tu Padre y tu Niño, y comprobar si son adecuados al momento presente. Por ello se ocupa también de dar y recibir información. No existe una versión negativa del Adulto. Un comportamiento del Adulto es una respuesta al aquí y ahora que no se apoya en criterios históricos sin comprobar antes su idoneidad. Cuando haces preguntas con la intención de conseguir información objetiva, estarás actuando desde el Adulto. Ejemplo: “¿Han acabado ya la auditoría?”. Por ello se dice que una forma fácil de estar en Adulto es hacer preguntas. Eso sí, la intención debe ser la de buscar información. En cambio si la pregunta que haces implica juicio, en lugar de estar en el Adulto, estarás entonces preguntando desde tu Padre Crítico. Ejemplo: “¿Bueno qué, acabas ya?”. En este caso no buscas tanto la información como criticar. Cuando tus preguntas tengan como intención ayudar, estarás preguntando desde tu Padre Protector: “¿Quieres que te ayude a pasar todos esos datos?”. Una pregunta de Adulto en este caso sería: “¿Necesitas algo?”.
o Niño Libre: es el conjunto de comportamientos que utilizas de forma
espontánea. Estos comportamientos son los que usas cuando pones en marcha tu intuición y tu creatividad. En el Niño Libre funcionas libre de normas parentales. Junto con los comportamientos del Adulto forman un buen tándem para desarrollar la innovación en las organizaciones. En cambio, cuando se produce el diálogo interno entre el Niño Libre (“¡qué idea se me ha ocurrido más guay!”) y el Padre Crítico negativo (“¡Ni se te ocurra soltar eso en esta reunión!”) es fácil que la creatividad se apague. También existe la versión positiva (o funcional), y negativa (o disfuncional) del Niño Libre, en base a lo apropiado de los comportamientos para el contexto en el que se encuentre la persona. Ejemplo: “¿Te animas a ver qué pasa si aplicamos estas ideas al proyecto?.” Si las ideas en cuestión son para sacar un producto, las ideas serán del Niño Libre positivo.
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Si las ideas son para sabotearlo, estarás en Niño Libre negativo.
o Niño Adaptado Sumiso, o Niño Sumiso: El Niño Adaptado es la parte de la comportamientos que utilizas para responder adaptándote a los mensajes parentales. Y se divide en dos: una parte sumisa y otra rebelde. El Niño Adaptado Sumiso, o de forma abreviada, Niño Sumiso, es el conjunto de comportamientos que pones en marcha para adecuarte a lo que te piden las figuras parentales, de forma sumisa. Estás en Niño Sumiso positivo cuando aceptas por ejemplo las normas de circulación, o la etiqueta en un restaurante, y eso te permite operar de forma sana en sociedad.
Estás en cambio en Niño Sumiso negativo, cuando te sometes sin criterio a cualquier petición de una figura de autoridad sin atender a si te ayuda a ti o no, o cuando no atiendas tus necesidades vitales por satisfacer a otros. La consecuencia es que en ese caso estarás en una posición de víctima.
o Niño Rebelde: El Niño Adaptado Rebelde, o de forma abreviada, Niño Rebelde, es el conjunto de comportamientos que pones en marcha para llevar la contraria a los demás, o para no hacer lo que te piden, y todo ello de forma rebelde. Estás en Niño Rebelde positivo cuando cuestionas las normas con ánimo constructivo, o te quejas pero con ganas de aportar. Ejemplo: “¿Y de verdad que no podemos conseguir más tiempo para presentar el informe?”.
Estás en cambio en Niño Rebelde negativo, cuando te quejas por el mero hecho de quejarte, y con actitud derrotista, o cuando te rebelas porque sí. Ejemplo: “No pienso hacer lo que me piden porque paso, que lo hagan ellos”. O, “no voy a ponerles nada fácil conseguir sus objetivos”. En este papel negativo, también estás en una posición de víctima.
Egograma A partir del trabajo de Berne, Dusay concibió el concepto de egograma como una representación cuantitativa de los comportamientos del Análisis Funcional. Representó así cada uno en un diagrama de barras en el que se muestra la distribución en la que tenemos tendencia a hacer uso de nuestra energía. A la hora de interpretar tu Egograma, conviene recuerdes que, de acuerdo a Dusay, la suma de los elementos que lo componen siempre suma una constante. De este modo, si aumentas el comportamiento de un determinado tipo, esto alterará uno o más de los demás comportamientos del resto del egograma, para mantener la energía constante. Por ejemplo, si subes tu Padre Crítico, probablemente baje tu Niño Libre, y suba también tu Niño Sumiso.
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De esta manera, el egograma muestra la tendencia que tienes a estar en los distintos comportamientos en la proporción indicada en el gráfico, especialmente bajo estrés. Tu no eres como dice tu egograma. No debes confundir tu egograma con tu forma de ser.
Es decir, tu puedes elegir poner en marcha otro tipo de comportamiento, pero mientras no tomes conciencia de las posibilidades, probablemente actúes como se muestra en tus resultados.
Esto quiere decir por tanto, que aunque te haya salido un determinado egograma, en cada momento puedes actuar de formas distintas a las que indica tu perfil. Pero para ello necesitarás tomar conciencia de las distintas opciones, y poner atención en hacerlo . De lo contrario, tenderás a actuar como se indica en tu perfil.
Los resultados que has obtenido te ayudarán a darte cuenta de cual es tu forma habitual de reaccionar, y como consecuencia, de lo fácil o difícil que te resultará detectar otras alternativas.
Es decir, si tu Adulto está bien dimensionado (en torno al 50%), te resultará más fácil detectar alternativas bajo estrés. De este modo podrás decidir ponerlas en marcha y ampliar tu repertorio de comportamientos habituales. En terminología transaccional decimos que cuando alguien actúa así lo hace desde la Autonomía.
Es decir actúa en el aquí y ahora con todos sus recursos, y es por tanto capaz, entre otras cosas, de tenerse en cuenta, de ocuparse de sus necesidades, y muy importante en el mundo de las organizaciones, de resolver los problemas que se le plantean, no posponiéndolos, no ignorándolos, ni entrando en pánico o mostrando cualquier otro comportamiento poco efectivo para el problema planteado.
Actuar desde la Autonomía, implica manejar sus tres componentes: la espontaneidad, la toma de conciencia y la apertura emocional (llamada también intimidad en el sentido de atreverse a mostrarse como es, a mostrarse vulnerable).
O como decimos en AT, la verdadera libertad está en poder elegir. En este caso, elegir desde qué Estado del Yo actúas, aunque tengas un determinado egograma.
A continuación encontrarás tres egogramas tipo con los que te explico como interpretar el tuyo.
No es que sólo pueda haber tres tipos, puede haber muchos tipos de perfiles, pero con tan solo tres ya me resulta posible explicarte una buena parte de lo que es normal encontrar en un egograma.
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Egograma 1
Egograma 2
Egograma 3
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Mirando los comportamiento Padre
A la hora de leer un egograma lo primero que miro es cómo están los comportamiento Padre. ¿Hay alguno más alto que otro, o están en una proporción similar?
Una persona que tenga su Padre Protector más alto que el Padre Crítico, tendrá normalmente tendencia a mirar primero el impacto de sus acciones, o de terceros, sobre las personas. Y después sobre los resultados.
Una persona que tenga su Padre Crítico más alto que el Padre Protector, tendrá normalmente tendencia a mirar primero el impacto de sus acciones, o de terceros, sobre los resultados. Y después sobre las personas.
Para una persona con un Padre Protector más alto le será más fácil establecer empatía con los demás.
Para una persona con un Padre Crítico más alto le será más fácil establecer límites.
En cambio a una persona con un Padre Protector más alto le será más difícil poner límites a los demás, confrontarles, por el miedo a enturbiar la relación, y tener “mal rollo” con los demás.
A una persona con un Padre Crítico más alto le resultará más difícil ocuparse de las necesidades de los demás, mostrarse atento, cariñoso, muchas veces por miedo a mostrarse vulnerable.
Es habitual que las personas con Padre Protector más alto se dediquen a profesiones de ayuda, de atención a los demás, como por ejemplo psicólogos, médicos, profesores, profesionales de RRHH, voluntarios de ONG. Pero también es posible encontrar comerciales, o personas en puestos no relacionados con estas profesiones.
Sin embargo no es tan habitual encontrar en este perfil a profesiones que tengan que confrontar a los demás, como por ejemplo abogados que trabajan defendiendo a sus clientes en juicios.
Entre las profesiones que podemos encontrar con el Padre Crítico más alto es fácil encontrar ingenieros, físicos, matemáticos, financieros, y en general profesionales que tengan que controlar datos, límites, y ser precisos. Es por tanto un perfil bastante típico de ejecutivo. Es posible ser ingeniero y tener un Padre Crítico más bajo que el Padre Protector pero no es lo normal.
Hay un caso típico que me resulta simpático comentar por lo excepcional, y es el del personaje del Doctor House quien por profesión sería habitual que tuviera un Padre Protector alto, y sin embargo es justo al revés. Desde su Padre Crítico muy alto lo que le preocupa no es el paciente sino el conocimiento de lo que le pasa. Le preocupa el dato. Sí, al final quiere curar al paciente, pero primero es el dato, y no importa las perrerías que haya que hacer al paciente para averiguarlo.
Cuando una persona tiene ambos comportamientos Padre igual de altos, esto suele indicar que le cuesta igual de poco actuar desde uno u otro, y cual use dependerá
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del contexto en particular. Este caso puede ser muy interesante para puestos en los que el manejo de los datos y las emociones sea igual de importante, lo cual se está viendo cada vez más necesario. Esto ocurre por ejemplo en la innovación, o en la gestión de procesos de cambio. Sin embargo, recuerda que el egograma sólo indica la tendencia a comportarte, la preferencia, y no como eres.
Tener un comportamiento u otro más alto, no es desde mi punto de vista bueno o malo. De hecho, si quiero un buen contable me fijaré en que su Padre Crítico sea suficientemente alto, y desde luego a priori me dará más confianza que si tiene un Padre Protector más alto, y se preocupe más del bienestar de las personas que de que le cuadren las cuentas. Sin embargo el egograma no es suficiente. Querré verle en el día a día a ver cómo se comporta, y como se relaciona con los demás.
Si busco alguien para RRHH, un Padre Protector más alto me dará alguna pista. Pero de nuevo, querré ver cómo maneja los conflictos, y cómo los gestiona.
Por último y en relación con los conflictos, mencionar que el riesgo para una persona con el Padre Crítico alto es el de “perseguir” a la gente, el de criticar, el de buscar víctimas. Una forma de confirmar esto es a través del Test de Drivers. Si tiene un Padre Crítico alto y el driver Sé Perfecto lo tiene alto, tienes muchas papeletas para que en conflicto, tu tendencia sea la de convertirte en Perseguidor.
Esta etiqueta pertenece al concepto de Triángulo Dramático de Steve Karpmann, y concretamente al rol que desempeña el Padre Crítico negativo cuando la persona que actúa desde él, entra en un conflicto (en AT llamado Juego Psicológico).
Si la persona que entra en conflicto tiene el Padre Protector más alto es probable que la persona tienda a “salvar” a los demás, a sobreprotegerlos, a buscar “pobrecitos” entre sus colegas. Es decir, buscará Víctimas para poder salvarlas. Y desde su punto de vista, con más justificación si hay un Perseguidor cerca.
Ahora ya conoces los tres roles del Triángulo Dramático: Perseguidor, Salvador y Víctima. Se escriben con mayúsculas para distinguirlos de las palabras que se escriben igual, pero no implican un rol en ese mecanismo inconsciente que ponemos en marcha para entrar en conflicto, y que en AT llamamos Juego Psicológico. Mirando el Estado del Yo Adulto
Decimos que un Adulto está bien dimensionado cuando la proporción de los Estados del Yo Padre con el Adulto, es similar, o éste último está ligeramente por debajo o por encima de los mismos, como ocurre en el egograma número 3.
La persona tiende a tener en cuenta la realidad que le rodea. Interactúa fácilmente con el aquí y ahora de forma objetiva.
Si el Adulto es en cambio muy bajo, como en el egograma número 1, el riesgo es que la persona tienda a no prestar atención a la información presente en el momento actual y tienda a basarse sólo en el pasado aprendido (Padre) o experimentado (Niño).
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Si además de un Adulto muy bajo el Niño Libre es muy alto, hablamos aquí de la posibilidad de “síndrome de Peter Pan”. Al entrecomillarlo quiero indicar que no es esta una etiqueta rigurosa, ni mucho menos psicológica en un sentido formal. Si no más bien quiero indicar que la persona puede tener tendencia a ser muy creativa pero que no aterrice sus ideas. “¡¡Podríamos pintar el equipo de rosa!!, ¿qué os parece?”. “Hombre, es original, pero ¿has pensado que los tanques de rosa no pasan fácilmente desapercibidos en los entornos en los que operan?”.
Cuando el Adulto es muy alto como en el egograma número 2, y además el Padre Crítico es muy alto, es fácil que la persona tenga una contaminación de su Adulto con el Padre. Es decir, la persona puede tender a hablar aparentemente desde su Adulto dando datos, pero mezclados con prejuicios.
Ejemplo:
-‐ “Todos los finlandeses son unos aburridos”.
-‐ ¿Todos?”.
-‐ “Ya ves, conozco tres, y son todos iguales. Aburridos como ostras”.
-‐ “Ya pero habrá más de tres en el mundo, ¿no?”.
-‐ “Bueno tu me entiendes”.
-‐ “No, no te entiendo”.
-‐ “Bueno, que a mí me lo parecen”.
-‐ “Ah, ok”.
En esta descripción la persona que critica “dando datos”, lo haría desde la contaminación de su Adulto con su Padre. La otra persona estaría, desde su Adulto, buscando descontaminar el Adulto del que critica. Lo haría a través de preguntas que es una forma habitual de usar el Adulto.
Así, cuando una persona tiene su Padre Crítico y a la vez su Adulto muy alto, es posible que la persona tenga esta contaminación, y diga que la realidad es como ella la ve, y que si los demás no lo ven igual es porque están equivocados. Es decir, se siente en posesión de la verdad sin darse cuenta de que está metiendo su juicio (y por lo tanto, su visión parcial de la realidad) en sus afirmaciones aparentemente objetivas.
Cuando una persona tenga un Adulto bajo y un Padre Protector alto, existe un riesgo más claro de que la persona puede tender a comportarse como Salvador, y en función de cómo tenga su Niño Sumiso, incluso de que tienda a sacrificarse por los demás. Este es un ejemplo habitual entre las madres mediterráneas.
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Mirando el Estado del Yo Niño Antes de explicar los tipos de comportamiento Niño y su relación con los demás componentes del egograma, es importante saber que cuando nacemos nuestro Niño Libre suele estar en plenitud de forma.
Creo que pocos bebés en el “Nido” del hospital (donde duermen los primeros días tras nacer) se plantean si lloran, o no, para pedir lo que quiera que sea que sienten que necesitan, en función de si esto puede despertar a otros bebés. Vamos que no se van a adaptar, y se comportarán de forma espontánea y libre.
En cambio a medida que vamos creciendo vamos desarrollando nuestro Niño Adaptado, por un lado de forma sana para poder funcionar en sociedad, pero por otra, de forma disfuncional para no ser un problema para nuestros cuidadores.
Lo normal es que desarrollemos más Niño Adaptado Sumiso (Niño Sumiso) primero y más adelante, y de forma especialmente clara llegando a la adolescencia, desarrollemos nuestro Niño Adaptado Rebelde (Niño Rebelde).
Una vez que superamos la adolescencia es sano y más o menos habitual que recuperemos más o menos nuestro Niño Libre, nuestra capacidad espontánea, intuitiva, creativa, eso sí acompañada de una dosis de adaptación que limitará en mayor o menor medida el uso de todos nuestros recursos.
Al mirar los Estados del Yo en el egograma número 1, el Niño Sumiso alto junto con el Padre Protector alto es un posible síntoma de que la persona tienda a sacrificarse por los demás. Aquí la clave suele ser el Niño Libre. Si el Niño Libre es alto también la persona habrá aprendido a tener en cuenta sus propias necesidades, y el “riesgo de sacrificio” es menor.
Si en cambio el Niño Libre es bajo, el Niño Sumiso alto y el Padre Protector alto, es fácil que la persona no tenga en cuenta lo que necesita, pero si lo haga para los demás. Y que lo haga a costa de sacrificar sus propias necesidades.
El problema, el riesgo, en todos estos casos descritos no es sólo para la persona que tienda a comportarse así, sino que además actúa como modelo de comportamiento para los demás, y los que aquí son especialmente influenciables son los propios hijos de la persona.
En el egograma número 2, lo que llama la atención de los comportamientos Niño es el Niño Libre muy bajo, y el Niño Sumiso otra vez alto, al igual que el Niño Rebelde.
Esto acompañado de un Padre Crítico alto lo interpreto como una persona que sabe ser muy obediente, muy buena cumplidora de normas, apoyada por la alta sumisión, y por la poca espontaneidad del Niño Libre que está “casi por los suelos”.
A su vez esto indica que la persona puede tener dificultades para ocuparse de sus propias necesidades.
Y la combinación de esto, junto con el Padre Crítico alto, indica que la persona suele tener dificultades emocionales para expresar lo que siente, lo que necesita. Este (el egograma número 2 en su conjunto) es un perfil típico de directivo, de ejecutivo.
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El riesgo aquí es además para su salud. Me ocupo de todo, especialmente de los resultados, pero no de mi mismo.
La presencia del Niño Rebelde alto indica que a veces el Niño Rebelde decide dar paso a la acción una vez que el Niño Sumiso ya ha recibido suficiente “cañita”. Y la persona lejos de ocuparse de sus necesidades, simplemente se rebela y quiere pelear.
En cualquier caso, y volviendo al proceso de desarrollo del Niño, esto puede ser algo bueno, siempre que la persona poco a poco se dé cuenta de que puede empezar a ocuparse de sí misma y dejar de rebelarse, ya que “ya no es un chaval”.
Finalmente en el egograma número 3, el Niño Rebelde alto es un indicador de que la persona puede tener tendencia a cuestionarlo todo, a rebelarse por el simple beneficio de hacerlo. Este perfil puede que ya haya evolucionado, y que la persona ya haya descubierto que puede conseguir lo que quiere simplemente actuando desde su Niño Libre y su Adulto, pero que bajo estrés tienda a “engancharse” en su rebeldía. ¿Y ahora qué? A modo de resumen decir, que normalmente cuando busques tu desarrollo personal, y desde luego profesional, deberías plantearte tener un Adulto y un Niño Libre bien desarrollados, y el Niño Adaptado y el Padre Crítico y Padre Protector ligeramente por debajo de los anteriores.
La forma de trabajar los resultados es plantearte, qué tipo de problemas tienes en tu día a día que puedes ver conectados con tu egograma, y decidir qué comportamientos puedes y quieres cambiar, es decir, usar más o menos.
Una vez que has decidido la forma de proceder, es momento de darte cuenta de qué comportamientos disfuncionales estás teniendo en el día a día.
Lo siguiente es pensar qué tipo de comportamiento alternativo quieres mostrar. Si tienes un Padre Crítico alto y lo quieres disminuir, la recomendación es fijarte en los comportamientos generales que hasta ahora tenías en relación con ese Padre, y que a continuación te preguntes: “Cómo me sentiría actuando desde este otro tipo de comportamiento?”.
El trabajo de desarrollo estará en gestionar de forma emocionalmente segura esas reacciones internas.
Espero que este documento te haya aclarado un poco tu egograma, cómo tomar conciencia de tu forma de auto-‐liderazgo, y cómo puedes añadir otros comportamientos a tu repertorio.
Puedes ver algunos videos sobre este tema en mi canal en YouTube.
Y además puedes leer algunos posts en www.mattihemmi.com, en los que hago bastantes alusiones al AT.
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Y si aún quieres más material, puedes leer el libro “AT hoy” de Vann Joines e Ian Stewart.
Te deseo mucha suerte en tu camino personal de transformación.