Post on 16-May-2015
“Fantasmas sin caza”
Por (Eduardo Salazar Barraza)
Caminando por las calles de Guadalajara, se ven tan llenas de vida y de
gracia. El ambiente de fiesta se siente en todas partes, la gente flota por las calles,
y yo también floto con ellas. Y sí, soy extranjero aquí y siempre es difícil resistirse
a tantos placeres visuales, auditivos y olfativos de un lugar. Difícil es también
querer darse cuenta de esas otras realidades, de esa que se quiere tapar, de esa
que se tiene pero en secreto, aquella que no da gusto mostrar. Son las calles que
no fueron pintadas ni adornadas, en donde la cultura no se ha vuelto un folclor y
donde la gente vive en el mundo real y existen los problemas.
He caminado por Latinoamérica y el resultado es igual, detrás de las luces
siempre están las bambalinas. Aquí en México ahora es Guadalajara quien se
viste de gala por el deporte, luego será Rio de Janeiro y así con el tiempo otras
ciudades más.
Y entre tanta gente en la ciudad, algunas se vuelven invisibles, nadie nota
al cartonero ni a la señora que mal vestida está pidiendo unas pocas monedas a
quien pasa a su lado y no la ve. Los niños que piden comida y dinero tampoco son
vistos. Son como fantasmas de carne y hueso, la indigencia se vuelve aquello que
se teme y nadie se atreve o quiere ver, quizás solo será un turista curioso quien
quiera fotografiar lo visto y mostrar la escena.
Nuestro continente todavía en construcción está lleno de problemas
sociales y muchos de estos no se quieren resolver efectivamente, solo se
disfrazan y dilatan en el tiempo. Aquí siempre priman los intereses económicos en
el ordenamiento y planificación de nuestras sociedades. Visto así, ¿de qué serviría
invertir en gente que vive en la indigencia, se llegara a más beneficios que a
costos? Es ahí que muchas veces las políticas públicas se quedan estancadas, en
la planificación racional y estadifica de la vida, se ha perdido así el sentido
humano de la acción.