En ese momento estaba pasando el camión de la basura y al ver al cachorro, el señor que manejaba exclamó:

–¡Perrito no puedes estar aquí!– Se acercó, lo tomó en sus brazos y lo llevó a un refugio.

En una fría y lluviosa tarde de invierno, había un pequeño perrito tiritando de frío.

–¡PAM!– Los relámpagos sonaban fuertes y el pequeño perrito estaba asustado.

En el refugio de perritos, lo secaron, y le dieron comida. El cachorro estaba hambriento y se devoró el plato que le dieron. –Lo encontré en la calle, estaba helado como la nieve– dijo el señor del camión de la basura. La mujer lo miró sonriente y respondió: –Bueno, entonces tenemos que encontrarle un hogar a Nieve–.

Se organizó una entretenida feria, para que los perritos del refugio pudiesen encontrar nuevos hogares.

Vinieron muchas personas, todos estaban felices de poder jugar con los cachorros ¡Y de conocerlos!

El momento fue muy lindo, todas las personas eligieron a sus nuevos perritos. Muy alegres se los llevaban en sus brazos como nuevos integrantes de sus familias. Pero hubo un problema, nadie escogió a Nieve.

Justo cuando se iba a terminar el evento, llegó una simpática familia, un poco atrasados.

–¡Hola! Yo soy Congelardo y ella es mi hermana Hielena, y estamos buscando un perrito para nuestra familia–

La dueña se alegró y los llevó al corral de Nieve, para que lo conocieran. Pero cuando llegaron, se dieron cuenta que no estaba.

Nieve, impaciente y enojado, había escapado de su corral, en busca de una familia que lo quisiera.

Corrió muy lejos y decidió buscar en el parque, pero no encontró a nadie. En un momento le dio sed y comenzó a beber agua de la fuente, ahí notó que alguien lo observaba, era Lola, la perra tigre.

–¿Qué haces aquí?– Preguntó Lola.–Busco una familia– Respondió Nieve. –Yo te puedo ayudar. ¡Sígueme!

Nieve comenzó a seguir a Lola, por distintos lugares de la ciudad.

Lola guió a Nieve por cerros, calles de la ciudad y por el río. Caminaron y corrieron, todo para encontrar una familia. Nieve ya se estaba cansando, pero Lola no se rendía y lo motivaba a seguir.

Justo en el momento que la familia de Hielena estaba partiendo de vuelta a su casa, muy tristes por no encontrar un perrito, Congelardo exclamó:

–¡Ahí viene el perrito! ¡Ahí viene nuestra Nieve!–

El pequeño Congelardo se bajó del auto a buscar su nuevo perrito Nieve. Se abrazaron por largos minutos y Nieve al fin sintió que tenía una familia.

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