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EL LIDERAZGO Y EL FUTURO DEL CARIBE COLOMBIANO
Adolfo Meisel Roca
I. Introducción
Desde los inicios de la república y aun antes, como lo han mostrado los
historiadores, las relaciones entre la región Caribe y el resto de la nación
colombiana han sido de tensiones y desencuentros.1 El clímax de esos conflictos se
vivió en 1903, cuando uno de los tres departamentos costeños de la época, Panamá,
declaró para siempre su independencia absoluta de Colombia.
Tal vez como nunca antes en este momento estamos viviendo una crisis del
liderazgo político del Caribe colombiano para influir en los destinos de la nación.
Esto es paradójico, pues en épocas recientes la participación electoral de la región
ha resultado decisiva para definir el rumbo político del país.
La crisis del liderazgo político costeño se revela al ponderar la enorme distancia
entre su peso electoral y su rol en la conducción del estado colombiano. En las
elecciones presidenciales del 2014 la influencia de los ocho departamentos
caribeños fue decisiva. Al dividir el país entre la región Caribe y el resto, es
indiscutible que Juan Manuel Santos perdió las elecciones en el resto del país, pero
la victoria que obtuvo en la Costa Caribe fue enorme, por lo cual resultó elegido
presidente de la república por cuatro años más. Sin embargo, es evidente que la
región Caribe tiene serias dificultades para traducir su influencia electoral en
control del estado colombiano: hay un déficit de liderazgo costeño en la dirección
de Colombia. 1 Véase por ejemplo, Ernesto Bassi Arevalo, “La invención de una nación andina: Criollos ilustrados, conflictos
partidistas y la descaribeñización de la nueva república colombiana, 1808-1837”, Huellas, No.85-87,
Universidad del Norte, 2010, Barranquilla y Gustavo Bell Lemus y Adolfo Meisel Roca, “Política, políticos y
desarrollo socio-económico de la Costa Atl{ntica: Una visión histórica”, Documentos CERES, Universidad del
Norte, No. 5, 1989, Barranquilla.
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Cuadro 1
Algunos nombres que a menudo se mencionan como posibles candidatos
presidenciales (febrero 2017)
Alejandro Ordoñez Juan Carlos Pinzón
Aurelio Iragorri Juan Fernando Cristo
Carlos Holmes Juan Manuel Galán
Clara López Luis Alfredo Ramos
Claudia López Marta Lucía Ramírez
Germán Vargas Lleras Mauricio Cárdenas
Gustavo Petro Óscar Iván Zuluaga
Humberto de la Calle Piedad Córdoba
Iván Duque Sergio Fajardo
Jorge Enrique Robledo Viviane Morales
Un ejemplo contundente de esa falta de liderazgo regional lo constituye la actual
discusión sobre los posibles candidatos para la elección presidencial de 2018. En el
Cuadro 1 se presentan un grupo de nombres que a comienzos del 2017 a menudo
se mencionan como eventuales candidatos a la presidencia de la república.
Ninguno de ellos es considerado costeño y aunque Gustavo Petro nació en el
departamento de Córdoba, creció en Zipaquirá y ha hecho política sobre todo en
Bogotá.
En la teoría política clásica las reflexiones sobre las características del liderazgo
ocupan un lugar relevante. Para ir adentrándonos en este tema tan complejo es
bueno repasar de manera sintética algunos de los aspectos que son recurrentes en
esta literatura. En un artículo del 2008 dos politólogos ingleses señalaron que las
tres cualidades primordiales de los dirigentes políticos son: el sentido de
3
dirección de los acontecimientos, las habilidades de comunicación y la capacidad
para ofuscar sus acciones.2 Como siempre, es bueno preguntarse qué decían los
griegos sobre los problemas y vivencias que afectan la condición humana.
Encontramos que el concepto griego de liderazgo incluía cuatro cualidades: buen
juicio, sabiduría, astucia y valor.3 Por su parte, Max Weber, el más destacado
sociólogo del siglo XX, consideraba que las tres cualidades esenciales de un político
deben ser: la pasión, una noción de responsabilidad y sentido de las
proporciones.4
Estas referencias a la literatura sobre el liderazgo me parecen relevantes para
analizar las falencias de nuestra dirigencia política, pues pueden orientar la
discusión hacia aquellos aspectos en los cuales estamos fallando en este campo.
¿Por qué razón nuestros dirigentes políticos no trascienden del éxito electoral
regional a la conducción de los destinos de Colombia? ¿Qué factores estructurales
lo explican? En estas notas, y solo con el ánimo de contribuir a la discusión,
presento algunas ideas muy preliminares sobre nuestra actual crisis de liderazgo y
el papel que considero que debemos tener los costeños en el escenario nacional en
las próximas décadas.
En la siguiente sección hago un breve repaso sobre algunos aspectos de las
relaciones entre la región Caribe y la nación desde la independencia. Luego se
discuten los principales factores que pueden estar contribuyendo al escaso
liderazgo costeño en el manejo del estado central colombiano. En las conclusiones
2 Torun Dewan and David P. Myatt, “The Qualities of Leadership: Direction, Communication, and
Obfuscation”, American Political Science Review, Vol. 102, No. 3, August, 2008. 3 Bernard Sarachek, “Greek Concepts of Leadership”, Academy of Management Journal, Vol. 11, No. 1,
March, 1968. 4 Max Weber, “Politics as a Vocation”, en HH. Gerth and C. Wright Mills, From Max Weber, Essays in
Sociology, Oxford University Press, USA, 1958.
4
se enfatiza que se requiere una renovación del liderazgo Caribe para dar paso a
una generación de dirigentes con peso electoral (en gobernaciones, alcaldías,
congreso), visión nacional y que se oriente en su proceder por la ética de la
responsabilidad.
II. Las relaciones políticas entre la región Caribe y la nación
a) Siglo XIX
Desde los inicios de la república, y en razón de su geografía física, la vida
económica y política de Colombia se caracterizó por la presencia de regiones
claramente diferenciadas. Cinco grandes regiones dominaron la vida política del
país en el siglo XIX: Cundinamarca-Boyacá, Cauca, Santander, Costa Caribe (que
incluía a Panamá) y Antioquia.
El análisis del número de ministros oriundos de cada región del país es una
variable que nos puede servir para medir de manera indirecta (proxy) su poder
político relativo en el gobierno central. En el Cuadro 2 mostramos la participación
de las regiones colombianas en el total de ministerios durante el periodo 1821-1900.
Cuadro 2
Número de Ministros según lugar de origen (1821-1900)
Estado
Número
de
Ministros
Participación
%
Población
%
Bogotá-Cundinamarca 59 30% 14%
Cauca 28 14% 15%
Costa Caribe con
Panamá 23 12% 19%
5
Santander 20 10% 15%
Boyaca 17 9% 16%
Antioquia 13 7% 13%
Tolima 10 5% 8%
Casanare 1 1% 1%
Nacidos en el exterior 8 4%
Sin identificar 19 10%
Total 198 100% 100%
Fuente: Base de datos elaborado por Leopoldo Fergusson, Carlos A. Molina, James A. Robinson y
Juan F. Vargas, “The Long Shadow of the Past: Political Economy of Regional Inequality in
Colombia”, (mimeo), December, 2015.
El análisis del Cuadro 3 nos permite ver que el centro del país, Cundinamarca-
Boyacá, tenía una representación muy superior a su peso en la población y con el
39% de los ministros era el actor dominante. Tenía además la ventaja de que
albergaba a la capital del país. El Cauca, el estado más extenso en esa época,
también tuvo una participación ministerial por encima de su población. Luego
seguía la Costa Caribe, pero ya con un índice de ministros per cápita por debajo
del promedio (véase Cuadro 3).
Las tres regiones políticamente dominantes en el XIX, corresponden a lo que fue el
peso económico y demográfico de las tres principales ciudades en el periodo
colonial: Santa Fe de Bogotá, Cartagena y Popayán, en ese orden. Sin embargo,
mientras Cartagena tuvo un enorme declive demográfico y económico en el
periodo 1821-1871, Popayán se estancó y solo Bogotá siguió creciendo.
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Cuadro 3
Ministros per cápita (1821-1900)
Origen Índice per Cápita
Bogotá-Cundinamarca 243
Cauca 109
Santander 79
Costa Caribe con Panamá 75
Tolima 73
Casanare 65
Antioquia 60
Boyacá 59
Promedio Nacional 100
Fuente: Estimación del autor con base en Leopoldo Fergusson, Carlos A. Molina, James A.
Robinson y Juan F. Vargas, “The Long Shadow of the Past: Political Economy of Regional Inequality
in Colombia”, (mimeo), December, 2015.
El descalabro económico de Cartagena después de la independencia fue el
resultado de la pérdida tanto de su posición privilegiada en el sistema defensivo
español en el Caribe, por la cual había recibido un enorme subsidio o situado del
resto del Virreinato de Nueva Granada y de Quito, como por la pérdida de su
monopolio sobre el comercio exterior neogranadino. La ruina de Cartagena
debilitó el peso económico y político de la Costa Caribe.5 Aunque después de 1870
Barranquilla remplazó a Cartagena como principal centro urbano caribeño, y fue la
5 Un factor adicional a la decadencia económica que debilitó a Cartagena fue la perdida de buena
parte de su dirigencia durante los años de la independencia. Sobre el tema ha escrito Rodolfo
Segovia, “Teoría de Cartagena. Por qué se pierde un siglo”, en Donaldo Bossa, Cartagena
independiente: Tradición y desarrollo, Tercer Mundo, Bogotá, 1967. Aunque creo que el declive
económico de Cartagena se hubiera dado aún si hubieran sobrevivido los dirigentes que murieron
en las luchas de la independencia, sí es posible que la influencia política de Cartagena en el
escenario nacional hubiera sido mayor en el siglo XIX si hubieran sobrevivido muchos de los
dirigentes que participaron en la independencia, como Manuel del Castillo y los hermanos Piñeres.
7
ciudad colombiana con mayor crecimiento demográfico en el siguiente medio
siglo, su peso político se veía limitado por el hecho de que su elite empresarial era
principalmente de inmigrantes extranjeros que no intervenían en política.
Grafico 1
Porcentaje de Ministros costeños (con Panamá) dentro de cada gobierno (1821-
1900)
Fuente: Estimación del autor con base en Leopoldo Fergusson, Carlos A. Molina, James A.
Robinson y Juan F. Vargas, “The Long Shadow of the Past: Political Economy of Regional Inequality
in Colombia”, (mimeo), December, 2015.
El análisis de los ministerios que ocuparon en el siglo XIX los nacidos en el Caribe
colombiano muestra que no solo tuvieron una participación amplia en el total,
aunque inferior a la participación en la población, sino que en ese siglo muchos
costeños llegaron a ocupar dos ministerios claves: el de hacienda y el de relaciones
exteriores (véase Cuadro 4 y Cuadro 5).
0%
5%
10%
15%
20%
25%
Presidentes
8
Cuadro 4
Ministros de Hacienda costeños (1821-1900)
Nombre
Fecha
de
Inicio
Fecha de
Finalización
Lugar de
Nacimiento Presidente de Turno
José María del
Castillo y Rada 1823 1827 Cartagena General Simón Bolívar
Lino de Pombo 1846 1846 Cartagena
General Tomás
Cipriano de Mosquera
Rafael Núñez 1855 1857 Cartagena
Manuel María
Mallarino
Rafael Núñez 1861 1862 Cartagena Ignacio Gutiérrez
Felipe Angulo 1884 1885
San Juan
Nepomuceno Rafael Núñez
Jose Manuel
Goenaga 1891 1893 Riohacha Rafael Núñez
Felipe Fermín
Paul 1887 1890 Panamá Rafael Núñez
Ruperto Ferreira 1896 1896
En altamar
cerca de Santa
Marta
Miguel Antonio Caro
Fuente: Elaborado por el autor con base en Leopoldo Fergusson, Carlos A. Molina, James A.
Robinson y Juan F. Vargas, “The Long Shadow of the Past: Political Economy of Regional Inequality
in Colombia”, (mimeo), December, 2015.
Por supuesto, el punto de mayor influencia política de la región caribe en el XIX se
alcanzó con Rafael Nuñez, quien ocupó la presidencia de la república en cuatro
ocasiones. Nuñez tenía muy claro los enormes escollos para que los costeños
9
llegaran a esa posición. En 1874 Nuñez le había escrito una carta a Tomás Cipriano
de Mosquera, su aliado en ese momento, señalando su percepción al respecto: “Yo
pienso que la política requiere que la exclusión continuada de candidatos costeños
a las elecciones presidenciales cese, aunque sea por un momento.”6
Cuadro 4
Cancilleres costeños (1821-1900)
Nombre Fecha de
Inicio
Fecha de
Finalización Presidente de Turno
Juan García del Río 1831 1831 José Ignacio de Márquez
José María del Castillo 1831 1831 José Ignacio de Márquez
Lino de Pombo 1833 1835 General Francisco de Paula Santander
Lino de Pombo 1835 1836 General Francisco de Paula Santander
Lino de Pombo 1836 1838 José Ignacio Márquez
Lino de Pombo 1840 1840 José Ignacio Márquez
Justo Arosemena 1848 1849 General Tomás Cipriano de Mosquera
Lino de Pombo 1855 1857 Manuel María Mallarino
Antonio del Real 1864 1865 Manuel Murillo
Ramón Santo
Domingo Vila 1874 1874 Manuel Murillo
Pablo Arosemena 1878 1879 General Julián Trujillo
Felipe Angulo 1887 1887 Rafael Núñez
Felipe Fermín Paul 1898 1899 Manuel Antonio Sanclemente
Fuente: Elaborado por el autor con base en Leopoldo Fergusson, Carlos A. Molina, James A.
Robinson y Juan F. Vargas, “The Long Shadow of the Past: Political Economy of Regional Inequality
in Colombia”, (mimeo), December, 2015.
6 James W. Park, Rafael Nuñez and the Politics of Colombian Regionalism, 1863-1886, Baton Rouge,
Lousiana State University, 1985, p. 86.
10
b) Siglo XX
Después de la Guerra de los Mil Días la correlación de fuerzas económicas y
políticas entre las regiones colombianas cambio radicalmente. Al respecto señala el
historiador Marco Palacios: “La influencia política de los caucanos era cosa del
pasado; la Guerra de los Mil Días también se había llevado consigo el Estado de
Panam{ y las últimas utopías del radicalismo santandereano.”7
Pero aún más importante que el resultado militar y político de la última guerra
civil del siglo XIX, lo que empezó a cambiar el balance regional en las primeras
décadas del siglo pasado, fueron las transformaciones en la geografía económica
nacional y en el ordenamiento territorial. Ambas cosas llevaron a un
fortalecimiento del centro y de Antioquia y los departamentos de colonización
antioqueña. En contraste, la periferia del país, el Cauca y la Costa Caribe, se
debilitaron.
Colombia tuvo un pobre desempeño exportador en el siglo XIX. En 1912, entre
todos los países de América Latina Colombia ocupaba con Honduras el último
lugar en exportaciones per cápita. 8 Eso cambio en las siguientes décadas con el
enorme crecimiento de las exportaciones de café, que generaron décadas de
crecimiento económico y mejoramiento en el nivel de vida. Sin embargo, la
geografía física del país implicó que el café se cultivara sobre todo en la faja
occidental de los Andes colombianos y, por lo tanto, fue Antioquia y los
departamentos de colonización antioqueña los que se beneficiaron de esa
prosperidad. En contraste, en términos relativos la Costa Caribe se perjudicó de la
enfermedad holandesa que produjo el auge cafetero. La enfermedad holandesa se
7 Marco Palacios, Estado y clases sociales en Colombia, Procultura, Bogotá, 1986, p. 187. 8 Victor Bulmer-Thomas, The Economic history of Latin America Since Independence, Cambridge
University Press, USA, 2014, p. 72.
11
presenta principalmente como una revaluación de la moneda local, lo cual le quita
competitividad a las demás exportaciones. Eso le sucedió a la Costa Caribe en la
primera mitad del siglo XX. Mientras que entre 1905 y 1950 las exportaciones reales
per cápita del país crecieron a un promedio anual de 4.9%, las de la Costa Caribe
decrecieron al -0.3% anual.9
El ascenso económico de las zonas cafeteras implicó también su industrialización.
Medellín se convirtió en las décadas de 1930 y 1940 en la principal ciudad
industrial de Colombia. Por eso fue que allí se fundó en 1944 la Asociación
Nacional de Industriales, ANDI. En el siglo XX de los 10 presidentes que tuvo la
ANDI siete fueron antioqueños, dos risaraldenses y uno caldense. Este grupo
regional también tuvo una gran influencia en la Federación Nacional de Cafeteros,
la cual se había formado en 1927. De los siete gerentes que tuvo la Federación de
Cafeteros en el siglo XX cinco fueron de Antioquia y Caldas y dos de Bogotá.10 }
Cuadro 6
Presidentes por departamento de origen (1900-2000)
Departamentos Número de
presidentes
Bogotá-
Cundinamarca 13
Tolima 6
Antoquia 5
Boyacá 4
9 Adolfo Meisel Roca, ¿Por qué perdió la Costa Caribe el siglo XX? Y otros ensayos, CEER-Banco de la
República, Cartagena, 2011, p. 175. 10 Carlos Caballero Argaez, La economía colombiana del siglo XX, Un recorrido por la historia y sus
protagonistas, Penguin Random house, Bogotá, 2016, p. 251. Los dos gerentes bogotanos del siglo XX
solo estuvieron el 8.2% del tiempo.
12
Norte de Santander 2
Cauca 1
Huila 1
Risaralda 1
Valle del Cauca 1
Total 34
Fuente: Adolfo Meisel Roca, “Quién manda aquí) Poder regional y participación de la Costa Caribe en los
gabinetes ministeriales, 1900-2000”, Cuadernos de historia económica y empresarial, CEER, No. 3,
Banco de la República, Cartagena, 2012.
El ascenso económico de la región antioqueña, incluyendo a los departamentos de
colonización antioqueña (Caldas, Risaralda y Quindío) se manifestó en una mayor
influencia política: seis presidentes de esa región en el siglo XX (véase Cuadro 7).
También se manifestó en su mayor participación en los gabinetes ministeriales. En
el siglo XX el grupo antioqueño, en sentido amplio, obtuvo el 24% de los
ministerios (véase Cuadro 7).
Cuadro 7
Ministros según lugar de origen siglo XX
Origen Número de ministros Participación Población
Bogotá-Cundinamarca 151 22% 20%
Antioquia 118 17% 13%
Costa Caribe 90 13% 17%
Valle del Cauca 61 9% 10%
Santander 57 8% 5%
Boyacá 47 7% 4%
Caldas 38 5% 3%
13
Cauca 29 4% 3%
Tolima 25 4% 3%
Norte de Santander 19 3% 3%
Nariño 11 2% 4%
Huila 7 1% 2%
Quindío 6 1% 1%
Risaralda 6 1% 2%
Chocó 5 1% 1%
Meta 1 0% 2%
Nacidos en el exterior 8 1%
Sin identificar 23 3%
Total 702 100% 100%
Fuente: Adolfo Meisel Roca, “Quién manda aquí) Poder regional y participación de la Costa Caribe en los
gabinetes ministeriales, 1900-2000”, Cuadernos de historia económica y empresarial, CEER, No. 3,
Banco de la República, Cartagena, 2012.
Otra región que continuó siendo muy influyente en el siglo XX fue Bogotá-
Cundinamarca que obtuvo el 22% de los ministerios. Cuando se le suma Boyacá, la
región central queda con el 29% de los ministerios. En contraste, el Cauca paso a
una posición modesta, con solo el 4% de los ministros, y la Costa Caribe tuvo el
13%, mucho menos que su participación en la población.
Otro factor que debilitó al Cauca, Santander y la Costa Caribe frente al poder del
centro y de la región antioqueña fue la política de departamentalización que se
adelantó de manera sistemática desde comienzos del siglo XX, como mecanismo
para restarle influencia política a la periferia. Desde la Constitución de 1863 y hasta
la Constitución de 1886 el país estuvo dividido en nueve poderosos estado
federales.
14
Empezando en 1905, el gobierno de Rafael Reyes comenzó a reformar la división
político-administrativa del país, con la creación de nuevos departamentos. Aunque
hubo una contrarreforma en 1909, varios de los departamentos creados por Reyes
subsistieron.11 Además, a lo largo del siglo XX ese proceso de
departamentalización siguió, fortaleciendo al gobierno central con respecto a lo
que fue el poder de los estados soberanos en el siglo XIX.
Uno de los antiguos estados soberanos que más se debilitó en el siglo XX fue el
Cauca. Dicho ente territorial terminó fragmentado en 14 departamentos: Cauca,
Chocó, Caldas, Putumayo, Risaralda, Caquetá, Quindío, Amazonas, Valle del
Cauca, Vaupés, Nariño, Guaviare, Guainía y Vichada. Además, el Cauca perdió el
territorio de Urabá, que se le traspasó a Antioquia.
También se debilitó la Costa Caribe. Primero porque perdió a uno de sus tres
estados soberanos, Panamá, en 1903. Los dos antiguos estados soberanos costeños
que quedaron se dividieron luego en ocho departamentos: Atlántico (1905),
Bolívar, Magdalena, Córdoba (1952), La Guajira (1964), Sucre (1966) Cesar (1967),
San Andrés, Providencia y Santa Catalina (1991).
En el caso de Santander, la división fue entre Norte de Santander y Santander,
mientras que Cundinamarca dio paso a Cundinamarca y Meta. Tolima se
reorganizó como Tolima y Huila.
El único de los antiguos estados soberanos que no se fragmentó y por el contrario
creció en extensión, y esto es muy significativo, fue Antioquia. Aunque para la
creación de Caldas el departamento de Antioquia cedió una pequeña porción de su
11 Carlos Andrés Quinche Castaño, “El quinquenio de Rafael Reyes y la transformación del mapa político-
administrativo colombiano”, Anuario Colombiano de historia social y de la cultura, Vol. 38, No. 1, 2011, p.52.
15
territorio, en compensación recibió 11.664 kilómetros cuadrados en Urabá, y por lo
tanto amplio su extensión territorial.
III. Factores que contribuyen al escaso liderazgo político de la región
Caribe en la actualidad
Comparado con el regionalismo antioqueño, el más efectivo de Colombia en el
siglo XX, o con el centralismo de Bogotá, es evidente la escasa influencia de la
región Caribe en el gobierno central. ¿Qué factores explican esa debilidad? A
continuación voy a referirme a cinco causas que contribuyen para ese resultado.
1) Estructura económica y social:
a) Ser una región con un evidente rezago tanto económico como en los
indicadores sociales influye en que la región Caribe presente una debilidad
estructural en el poder relativo de su elite dirigente (pues tiene menos
recursos de todo tipo y es más pequeña) como de los sectores populares
(pues su nivel educativo es más bajo y porque los altos niveles de pobreza y
desigualdad estimulan el clientelismo político).
b) El enorme atraso relativo de las zonas rurales de la región Caribe, donde se
observan los más elevados índices de pobreza y miseria en Colombia. Si a lo
anterior le sumamos el que las unidades productivas rurales que ocupan la
mayor parte de las tierras son las haciendas ganaderas de tipo extensivo, nos
encontramos con las raíces estructurales de las redes clientelistas del campo
costeño.
c) Es necesario señalar que en comparación con las elites rurales de otras zonas
del país (Valle del Cauca, Sabana de Bogotá, áreas cafeteras) las elites rurales
costeñas son débiles, entre otras razones debido a que están en una
actividad económica de mucha dispersión y de baja intensidad en la
16
inversión. En ese sentido se cumple adversamente lo que señalaba Mancur
Olson, los grupos económicos de pocos y grandes propietarios (como los
dueños de tierras azucareras en el Valle del Cauca o los floricultores de la
Sabana de Bogotá) que se pueden asociar más fácilmente para una acción
colectiva efectiva lograr tener mayor capacidad de lograr políticas
económicas que favorecen su actividad.12
d) Se presenta una dispersión en múltiples centros económicos urbanos con
peso económico propio. En particular, Barranquilla y Cartagena se disputan
en muchas esferas el liderazgo económico y concentran niveles de población
que no son muy diferentes. Hace algunos años Rodolfo Segovia habló sobre
cómo el tener una economía bicéfala debilitaba la consolidación del liderazgo
regional. Hoy en día habría que pensar si, más bien, somos una región
multicéfala. Aquí el contraste con Antioquia es evidente. Mientras en el
censo de 2005 Medellín concentró el 39% de la población de esa región, en
ese mismo año Barranquilla solo tenía el 13% de la población caribeña. Un
contraste enorme y un factor de debilidad estructural para un liderazgo
efectivo.
e) Aunque Cartagena es el segundo centro urbano de la región Caribe y la
quinta ciudad del país, su liderazgo es muy débil en relación a su peso
económico y demográfico. Esto por cuantos sectores claves como la industria
son propiedad de personas y empresas que no son locales. Por ejemplo, la
grandes plantas industriales de Mamonal son propiedad de multinacionales,
Ecopetrol, y grupos económicos de otras zonas del país. No hay ningún
industrial cartagenero con un peso relevante en la actividad productiva
nacional. Algo similar ocurre con los grandes hoteles y con el puerto.
12 Véase Mancur Olson, The Logic of Collective Action, Harvard University Press, USA, 1971.
17
2) Estructura territorial
El proceso de departamentalización del Caribe colombiano que se dio desde
comienzos del siglo XX lo debilitó políticamente frente al centro del país y en
relación a otras regiones como Antioquia o el Valle del Cauca. Mientras que en
la defensa y promoción de los intereses costeños es necesario coordinar a ocho
gobernadores, en Antioquia un solo gobernador toma las decisiones y acciones
que se puedan requerir. Téngase en cuenta que el PIB de Antioquia y el de la
región Caribe son similares, 14% y 15% del total nacional, respectivamente.
3) Debilidad de la tecnocracia costeña
En la actualidad en muchas ramas del gobierno central, la tecnocracia es la que
controla las decisiones. Para poner solo un ejemplo, esto ocurre en el área
económica (Ministerio de Hacienda, Banco de la República y Departamento
Nacional de Planeación).
La ausencia de la región Caribe en los equipos económicos es evidente. Los
factores que explican esa situación son múltiples: centralismo, debilidad
educativa y económica de la región, dependencia de sendero, existencia de
redes profesionales y políticas, entre otras. Para poner un solo ejemplo, una
parte significativa de la tecnocracia colombiana en el área económica se ha
formado con los apoyos para estudios en el exterior que otorga el Banco de la
República. En total entre 1980 y junio de 2016 el Banco concedió 498 apoyos
educativos. Entre esas 498 personas no hay ninguna que hubiera adelantado su
pregrado en una universidad del Caribe colombiano. Aunque en el grupo de
los 498 hay seis costeños, es decir el 1.2% del total, todos hicieron su pregrado
18
en Bogotá o Medellín (cuatro en la Universidad de los Andes, una en la
Universidad del Rosario y una en la Universidad de Antioquia).13
Además de la debilidad en el capital humano está el factor de las redes
profesionales. Como hay muy pocos costeños que tienen la formación
intelectual requerida para entrar en la tecnocracia, los pocos que si la adquieren
son golondrinas aisladas que no pertenecen a redes regionales, como sucede
con los economistas antioqueños, que se apoyan entre sí. Por ejemplo, los más
jóvenes se benefician de la promoción sistemática de los que ya están en
posiciones destacadas.14 Esos apoyos en los inicios de una carrera profesional
pueden ubicar a la persona en un sendero privilegiado donde se capacita en el
trabajo mismo (learning by doing), obteniendo así una ventaja competitiva sobre
otras personas con iguales capacidades y entrenamiento (lo que en lenguaje
coloquial se denominaría el efecto rosca).
4) Falta de legitimidad de la dirigencia política de la región Caribe.
Una de las razones para la ausencia de una adecuada presencia política de la
región Caribe en la dirección del estado colombiano es la falta de legitimidad
de su dirigencia política. Entre los determinantes de esta situación quiero
destacar dos:
a) Los estereotipos sobre los costeños:
Los estudios sobre las relaciones entre países, culturas y regiones con
diferentes niveles de desarrollo económico y social han encontrado patrones
13 Véase, Gamboa, Gómez, Hirs, Meisel y Ojeda, El programa de apoyos para estudios en el exterior del
Banco de la República y la formación del capital humano en el área económica en Colombia, Borradores de
Economía, No. 973, Banco de la República, 2016. 14 Esto lo digo por observación personal de como a lo largo de los años he visto que destacados
economistas antioqueños o bogotanos se encargan de promocionar a sus coterráneos más jóvenes a
los cuales les ven potencial profesional.
19
sistemáticos de representación discriminatoria por parte de quienes tienen
más poder. Un aporte de gran relevancia en esta perspectiva es el trabajo
clásico de Edward Said, Orientalismo. Siguiendo los aportes de Said los
estudiosos de las interacciones entre el Mezzogiorno y el resto de Italia
acuñaron el termino Meridionalismo para referirse a las representaciones del
sur italiano versus el norte, en dicotomías que, como lo resaltó Antonio
Gramsci, muestran a los habitantes del sur como biológicamente inferiores,
semi-bárbaros o bárbaros como destino natural, flojos, incapaces y
criminales.15
Los historiadores del Caribe colombiano han documentado cómo la visión
que los intelectuales del centro andino han expresado a menudo sobre los
habitantes del litoral norte de lo que hoy es Colombia ha sido de un trato
desigual y denigrante.16 Esos estereotipos contribuyen a un clima de
discriminación contra los costeños y sus dirigentes. Es común que cuando
hay, por ejemplo, un escándalo de corrupción y el involucrado es oriundo
de la región Caribe se alude a ello. En contraste si se refiere a alguien del
interior del país en la mayoría de los casos no se menciona su procedencia.
Ello contribuye a la percepción negativa sobre los costeños.17
b) El rol de la corrupción
Uno de los factores que podría estar contribuyendo a la falta de legitimidad
nacional de la dirigencia política del Caribe colombiano es la percepción,
15 Santiago Parga-Linares, “From Meridionalismo to Orientalism: Three Representations of Sicily in
the Contemporary Narrative of the Risorgimento”, Carte Italiane, 2 (8), 2012, p. 55. 16 Véase por ejemplo, Francisco J. Florez Bolívar, “Representaciones del caribe colombiano en el
marco de los debates sobre la degeneración de las razas: Geografía, raza y nación a comienzos del
siglo XX”, Historia y Espacio, No. 31, 2008. 17 Este tipo de identificación por origen es usual que se de en otros grupos excluidos de lo que se
considera el grupo privilegiado, por ejemplo con los afros o los judíos.
20
basada en la realidad o distorsionada, de que se trata de un grupo
caracterizado por las prácticas corruptas. Una de las consecuencias
dramáticas de esta situación es que esa dirigencia costeña en muchas
ocasiones decide no entrar a disputar un liderazgo en la dimensión
nacional, optando por conformarse con un control local y en una especie de
pacto perverso en donde los políticos del centro dominan el gobierno
central con el apoyo de los políticos de la periferia y le dan juego regional a
los dirigentes de la periferia.18 Por lo tanto, el tema de la corrupción es de la
mayor relevancia en este contexto. No vale la pena entrar en la discusión de
si es mayor o menor que en otras regiones, pues la evidencia empírica sobre
la realidad del tema es casi nula, pero es claro que al menos la percepción
que se tiene al respecto es un factor que resta legitimidad a la dirigencia
política costeña.
5) Ausencia de vocación de poder en la esfera nacional de la dirigencia Caribe
Como resultado de varios de los factores enumerados arriba: rezago
económico y social, falta de legitimidad, fragmentación territorial, y
ausencia de una fuerte tradición durante la república de participación en la
dirección de la nación, la dirigencia política caribeña muestra en la
actualidad una falta de vocación para participar en la conducción de
Colombia. Eso se manifiesta en la falta de una visión de lo que debe ser el
país y de un marginamiento en el debate político nacional en los temas de
mayor trascendencia como la paz, la justicia, el manejo económico, la
política internacional, entre otros.
18 Sobre este tema se ha expresado a menudo James A. Robinson, por ejemplo, véase Leopoldo
Fergusson, Carlos A. Molina, James A. Robinson, and Juan F.Vargas, “The Long Shadow of the
Past: Political Economy of Regional Inequality in Colombia”, (mimeo), December, 2015.
21
IV. Conclusiones
La región Caribe colombiana vive hoy la triste contradicción entre su enorme peso
electoral, con el cual elige representantes al congreso y define elecciones
presidenciales, y su debilidad para convertir esa influencia en poder político para
participar en la conducción del gobierno central.
Para el futuro de los habitantes del Caribe colombiano este es un tema de gran
relevancia pues el poder político de la región podría convertirse en uno de los
factores que contribuyan para superar sus enormes niveles de pobreza y su
histórico rezago económico y social.
Pero para que todo esto se traduzca en una mayor influencia política que redunde
en bienestar de los caribeños y todos los colombianos, es necesario que la región
encuentre un liderazgo político transformativo. Por esto, entendemos un liderazgo
que tenga una visión sobre el futuro de Colombia y de la región Caribe y que se
caracterice por tener una formación integral. Es decir, una que tenga
conocimientos, valores cívicos y sentido de la responsabilidad.
Diversos analistas han coincido que para avanzar en la renovación de ese liderazgo
costeño es necesario:
1) Superar las divisiones localistas entre departamentos a la hora de actuar en
defensa de los intereses de la región. En esa dirección se debe avanzar
definiendo una agenda de las prioridades de la región en materia de
políticas económicas, inversiones públicas y proyectos estratégicos.
2) Elegir buenos alcaldes, gobernadores, congresistas, concejales, diputados,
para que los mejores se preparen y entren a participar en los grandes
debates nacionales y se conviertan en líderes que superen el marasmo
clientelista que absorbe por completo a muchos de nuestros políticos.
22
3) Mejorar el capital humano de alto nivel para elevar la calidad de las
administraciones locales y para entrar a participar de manera creciente en la
tecnocracia del gobierno central. En este sentido los programas regionales
de becas para estudios de posgrado en el país y en el exterior son esenciales.
4) Crear una institucionalidad no burocrática que le permita a la región
promover sus intereses. Un ejemplo muy exitoso de un tipo de iniciativa en
este sentido que ha funcionado muy bien es PROANTIOQUIA.19 Entre otras
PROANTIOQUIA ha servido para coordinar a las elites empresariales,
políticas y académicas en la promoción de los intereses antioqueños.20 Hay
que empezar a discutir sobre la creación de un PROCARIBE.
5) Decidirse a convertir el enorme peso electoral de la región en poder político
nacional, por ejemplo promoviendo dirigentes jóvenes con capacidad de
liderazgo para que podamos aspirar a que en un futuro cercano la región
cuente con candidatos a la presidencia de la república. Aquí también la
institucionalidad es muy relevante. Faltan espacios no partidistas de debate
político donde se pueda ir forjando una agenda regional y se promuevan
liderazgos.
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19 PROANTIOQUIA se creó en 1975 y “…busca el progreso de Colombia en Antioquia…” Se dedica
a promover, grandes proyectos en favor de la región, estudios estratégicos, capacitación, generando
espacios de discusión, ayudando a articular la agenda regional, entre otras actividades. 20 Véase Nicanor Restrepo, Empresariado antioqueño y sociedad, 1940-2004, Editorial Universidad de
Antioquia, Medellín, 2011.
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