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UNIVERSIDAD DE GRANADA
Departamento de Filologa Griega
EL TPICO
EL HOMBRE EN LA LUNA
EN LAS LITERATURAS
CULTAS Y POPULARES
por Alfonso Alcalde-Diosdado Gmez
Directores de la tesis: Doctores Jess Garca Gonzlez y Mariano Benavente Barreda
GranadaCurso 2001-2002
Editor: Editorial de la Universidad de GranadaAutor: Alfonso Alcalde Diosdado GmezD.L.: GR. 2600-2009ISBN: 978-84-692-3849-3
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
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C a p t u l o 1
PRESENTACIN: MOTIVACIN Y BIBLIOGRAFA
La llegada del hombre a la Luna se consum hace unos pocos aos, cuando el veinte de
agosto de 1969 dos astronautas estadounidenses, Neil Armstrong y Edwin Aldrin,
embarcados en una misin de nombre divino, Apolo, cogieron el mdulo espacial Eagle
y pisaron el fascinante astro vecino, en el Mare Tranquillitatis1. Dos seres humanos
llegaban por primera vez en la realidad, pero en la ficcin esta visita se haba repetido
en numerosas ocasiones, ms de las que la mayora conoce o supone. Esta ficcin forma
parte de la historia de la humanidad y tambin parte de la historia de la literatura.
La literatura clsica grecolatina es la primera que se plante en Occidente que el hombre
poda llegar a la Luna. El viaje extraterrestre que realiza Luciano de Samsata en el
siglo II d. C. impresiona a cualquiera. Para el lector moderno no entendido, las Historias
verdaderas pueden parecer un relato actual de ficcin cientfica; un relato un poco
extrao, pero propio de nuestros tiempos. El dilogo Icaromenipo tambin es muy
interesante, aunque puede parecer menos actual. Nuestra admiracin por el relato
lucianesco nos llev a investigar la importancia del tpico en la literatura grecolatina.
Pero se poda ir ms all: investigar las conexiones de los textos clsicos con la
literatura antigua y con la literatura posterior. Para ello decidimos ponernos apenas
lmites. Nuestra formacin occidental favoreca el estudio de las literaturas europeas y
americanas, pero tambin necesitbamos investigar, aunque con lgicas limitaciones, las
literaturas orientales. Nuestros lmites temporales estn entre el principio de la literatura
conocida y el ao 1969, cuando la ficcin ya no necesitaba serlo, aunque han seguido
escribindose viajes literarios a la Luna2. Precisamente existen quienes consideran que
1 Recurdese que la toponimia de la Luna est en latn con nombres mitolgicos como Endymion, poticos como elmencionado Mare Tranquillitatis o antropnimos de los cientficos que la han investigado y que han escrito sobreella como Hipparchus o Kepler.
2 El ao 1969 rompi con el mito de la Luna, pero la fantasa siempre busca nuevos caminos que surcar. En lanarrativa llamada de ciencia ficcin se prefieren los viajes y las aventuras interplanetarias, pero se sigue pensandoen la Luna para algunas historias nuevas, como la exploracin sistemtica del satlite, la historia de colonias lunarespermanentes, problemas con seres aliengenas, hasta, incluso, la instalacin de una Disneyland o un vuelo enmariposa hecho por el Dr. Dolittle. Los nios, algo ajenos a la trascendencia histrica de la conquista de la Luna,siguen soando con cuentos lunares. En poesa se mantiene el tema, aunque de forma reducida, como le ha ocurridodesde el principio. En teatro no tenemos noticia de ninguna obra sobre el tema.
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
3
la verdadera llegada del hombre a la Luna es el fin de un mito importante3 puesto que
ste era un gran deseo de la Humanidad, uno de sus principales sueos.
As pues, nuestro proyecto de investigacin literaria tiene pretensiones universales,
aunque nuestros estudios en la literatura oriental culta son limitados. Nuestro tpico
existe en la literatura folclrica en los cinco continentes y en la literatura culta est
bastante extendido. Las obras cultas del corpus de esta tesis doctoral pertenecen a
numerosos pases y lenguas. stos son los siguientes por continente y orden alfabtico4:
Continente Pas Lengua
Eur
opa
I. Alemania alemn y latn
Chequia checo
II. Eslovaquia eslovaco
III. Espaa espaol, rabe y
latn
IV. Francia francs y
provenzal
V. Grecia griego antiguo y
griego moderno
VI. Holanda latn y francs
VII. Inglaterra ingls y latn
3 La llegada histrica del hombre a la Luna no preocupado especialmente a los narradores de ciencia-ficcin, sino queha confirmado sus proposiciones cientficas. Sin embargo, para algunos poetas, que suelen ser especialmentesensibles y humanistas, lo que hizo el Apollo 11 fue como una profanacin. El hombre ha mancillado el suelo lunar,lo ha conocido a fondo y se ha perdido el misterio, el atractivo, el mito secular. Esta idea se puede ampliar en lassiguientes referencias:
White, B. V. "The Lunar Landings: problematic poetry" en Suite101.com, disponible en:
http://www.suite101.com/article.cfm/residence_space/56464
Weber, R., Seeing Earth: Literary Responses to Space Exploration, Ohio University Press, 1985.4 Aunque el concepto de pas es algo complejo si tenemos en cuenta un estudio histrico en el que ha cambiado
bastante la geografa poltica de nuestro planeta, hemos optado por una consideracin moderna de esta geografadentro de lo posible. El latn que aparece en las obras de algunos pases europeos es un latn humanista. Asimismola adjudicacin de un pas ha sido por el lugar de nacimiento y vivienda de los autores o, en su defecto, el lugar depublicacin.
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
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VIII. Irlanda ingls
IX. Italia italiano
X. Polonia polaco
XI. Rusia ruso
XII. Suecia sueco y latn
XIII. Suiza francs
frica XIV. Sudfrica ingls
Am
ric
a
XV. Argentina, espaol
XVI. Canad francs
XVII. Cuba espaol
Estados Unidos ingls y yidish
XVIII. Mjico espaol
Asi
a
XIX. China chino
XX. India snscrito e hindi
XXI. Irn persa medio
XXII. Japn japons
XXIII. Siria (en el
Imperio romano)
griego antiguo
Contamos, pues, con obras pertenecientes a 25 pases y 22 lenguas distintas5 . Hemos
conseguido un repertorio de 275 obras cultas que contienen en mayor o menor medida
5 Nosotros no conocemos 22 lenguas. Hemos contado con publicaciones traducidas y con la ayuda desinteresada dealgunas personas que nos han traducido las siguientes obras:
Krook, Johan, Tankar om jordens skapnad, eller Fonton Freemassons fwentyr [Pensamiento sobre la creacin dela Tierra o aventuras de Fonton Freemasson], Stockolm, 1741
Reuss, Gustav, Hviezdoveda alebo zivotopis Krutohlava, co na Zemi, okolo Mesiaca a Slnka skusil, a co oobezniciach, vlasaticiach, povode a konci sveta vedel [Conocimiento de las estrellas o Curriculum Vitae de
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
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nuestro tpico. El tema ha sido tratado en la historia de la literatura por bastantes autores
importantes, como veremos ms adelante. Consideramos que este elenco de pases,
lenguas, obras y autores son suficientemente significativos y atestiguan la vocacin
universalista de nuestro trabajo. No poda ser de otra manera, ya que nuestra
metodologa cientfica es la literatura comparada. No obstante, aunque nuestro campo
de estudio es muy amplio, sabemos que no hemos descubierto todas las obras que
existen y que el tema no est agotado, pero nuestra bsqueda bibliogrfica ha sido
exhaustiva dentro de nuestras posibilidades personales y estamos satisfechos con ella.
Aunque en el siglo XX se han escrito unos pocos trabajos de investigacin literaria
sobre la presencia del hombre en la Luna6, sin embargo hasta ahora no se haba hecho
un trabajo profundo, sistemtico y global sobre este tpico literario. Tenemos que
destacar aqu la obra de la profesora estadounidense Marjorie Hope Nicolson, que es la
nica que hasta ahora haba realizado un estudio amplio sobre los vuelos literarios,
especialmente a la Luna: Voyages to the Moon, New York, MacMillan, 1948. Ella
mezcla el tema con el vuelo del hombre y acaba en el siglo XVIII. Su recopilacin no
llega a la cincuentena de obras especficas y sus comentarios son muchas veces
asistemticos. En esta obra no se aplican por motivos obviamente temporales los
avances tericos que la literatura comparada ha experimentado en los ltimos aos. No
existe una preocupacin por las literaturas orientales ni por las populares. Y la literatura
espaola slo est representada con una obra, cuando la realidad es que existen unas
cuantas obras ms.
Krutohlav, lo que experiment en la Tierra, alrededor de la Luna y el Sol y lo que conoci sobre los planetas,cometas, el origen y el fin del universo], Bratislava,1856
Cech, S., Pravy vylet Pane Brouckuv do Mesice[El viaje a la luna de Brouka], Praha, 1889
Glasser, E., Reise zu der Levone, [Viaje a la Luna], New York, 19406 Nos referimos a trabajos que no sean monogrficos de una o pocas obras. Hasta ahora la autoridad principal era la
estadounidense Marjorie Hope Nicolson, como comentamos en nuestro texto debajo de esta nota. Un comentariocrtico ms amplio que el mo es la revisin bibliogrfica de Daniel Zweig publicada en Belated Reviews, ref.http://ftp.logica.com/~stepneys/sf/dani/020.htm. Otra obra monogrfica amplia es la de Leighton, P., MoonTravellers: A Dream that is Becoming a Reality, London, Oldbourne, 1960. Tiene trece captulos, de los cualesonce dedica a una obra importante del tpico y all inserta bastantes textos con los que recuenta las obras encuestin. El captulo sexto es el nico en el que comenta varias obras: trece que sean propiamente del tpico yalguna que no lo es propiamente. Dedica el primer captulo a una historia cientfica en el siglo XX. Otra monografaes la de Philmus, R. M, Into the Unknown: The Evolution of Science Fiction from Francis Godwin to H. G. Wells,University of California Press, 1970. No es una obra especfica, aunque aparecen bastantes obras sobre la Luna. Elpropio ttulo aclara que no se dedica a los tiempos anteriores al siglo XVII y acaba en 1901 con la obra The FirtMen in the Moon de H. G. Wells. Es una obra erudita, pero un tanto oscura. No utiliza un mtodo comparativoprofundo, recuenta las historias y cae en bastantes generalizaciones.
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
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Nuestra bsqueda bibliogrfica ha partido de estos estudios modernos y ha sido
facilitada por la revolucin tecnolgica que suponen las bases de datos e Internet. Las
grandes bibliotecas de los pases occidentales han recopilado gran parte del material con
que cuentan en sus depsitos bibliogrficos, pero, aunque la Library of Congress, la
British Library o la Bibliothque Nationale de France acumulan bastantes obras,
ninguna llega a catalogar las cincuenta monografas diferentes. No existen, pues,
catlogos que superen la cincuentena de obras sobre el hombre en la luna.
Cuando empezamos nuestras investigaciones, las bases de datos electrnicas de las
bibliotecas mundiales estaban poco desarrolladas, pero actualmente en los pases del
llamado primer mundo han avanzado muchsimo. En los principios de nuestra
investigacin, hace unos pocos aos, tenamos que ir relacionando referencias
bibliogrficas que bamos encontrando en obras literarias y de otra ndole. Ninguna obra
de literatura general culta, tanto universal como nacional contena compilado nuestro
tpico. Ni siquiera las recopilaciones temticas de Frenzel7 lo mencionaba; lo ms
prximo es el tema de "Arcadia". Las pocas bases de datos existentes entonces no
consideraban nuestro tema. Haba que contentarse con aproximaciones como "luna" o
como "viaje", con rastrear decenas de ttulos de obras hasta encontrar alguno que
pudiera encajar con el tpico. Las enciclopedias hablaban de Julio Verne, Cyrano de
Bergerac, Luciano y poco ms. El desarrollo de las bases de datos en las grandes
bibliotecas nacionales de Europa y Norteamrica nos ha permitido recientemente
bsquedas combinadas y acrecentar nuestro corpus bibliogrfico. Hemos consultado,
adems, en muchas otras bibliotecas nacionales y universitarias, aunque estas bsquedas
han sido poco productivas por la menor cantidad de fondos catalogados de manera
informtica, en muchos casos slo desde los ltimos aos. Los buscadores de Internet
tambin han sido herramientas valiosas, especialmente Google. Para la recopilacin de
obras modernas de ciencia-ficcin nos ha sido muy til el trabajo de Patricia Altner,
"The Moon in Science Fiction"8, en el que hace un listado con breve resumen de
muchas obras de este gnero de relatos publicadas en ingls en el siglo XX y referentes
a la Luna.
7 Frenzel, E., Diccionario de motivos de la literatura universal, trad. esp., Madrid, Gredos, 1980 y Diccionario deargumentos de la literatura universal, trad. esp., Madrid, Gredos, 1994.
8 Disponible en Internet enhttp://www.bibliography.com/moon. El problema de este trabajo es que muchas referenciascarecen de lugar de publicacin, editorial y ao.
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
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La consecucin material del corpus y de la bibliografa de referencia ha sido, como se
puede suponer, un improbus labor, dado que la mayora de las obras no estn en
Espaa, muy pocas estn publicadas aqu y hemos tenido que acudir muchas veces a
libreras extranjeras y a bibliotecas de Europa y Amrica. Adems, hemos contado con
textos electrnicos disponibles en Internet. Algunas de esas bibliotecas que tenan
ejemplares nicos de nuestro corpus no nos han proporcionado las obras requeridas y no
hemos podido contar con ellas para su estudio directo. Adems, ante un nmero
finalmente tan amplio de obras cultas del corpus (275), hemos tenido que optar por no
hacer el estudio de todas ellas todas, ya que ese trabajo excedera los lmites de una
investigacin personal. No obstante, creemos que entre los textos ledos hemos obtenido
suficientes datos para aportar una visin global del tpico el hombre en la Luna. En lo
que nos ha quedado por ver, dejamos el campo abierto a otros tiempos y a otros
estudiosos.
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
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C a p t u l o 2
PRINCIPIOS TERICOS Y METODOLOGA
Para poder abordar un estudio tan complejo como el que hemos presentado, necesitamos
asumir unos principios tericos dentro de los estudios literarios. Los ms apropiados a
un tema de nuestras caractersticas estn en la literatura comparada. sta nos exige hoy
el reto de la supranacionalidad y de la historicidad.
El enfoque global necesita de un desarrollo dialctico que contemple la tensin entre la
unidad y la diversidad. Para construirlo necesitamos un planteamiento estructural y
sistmico. Todo esto supone un marco terico de trabajo que supere el puro
historicismo, que suele tender al reduccionismo. En este historicismo se establecen
contactos genticos y otras relaciones entre autores y procesos; se estudian
frecuentemente influencias binarias y se sufre el sndrome, en palabras de Marc Bloch,
del dolo de los orgenes. Se cae, en este sentido, en una excesiva preocupacin por la
fuente, el origen, la influencia por la influencia.
En nuestro estudio totalizador no podemos discriminar a la literatura generalmente
llamada folclrica, que, en nuestra opinin, no tiene todava la importancia que se
merece. Prueba de ello es la separacin ms generalizada entre literatura culta y popular.
Existen frecuentes prejuicios e ignorancia de los estudiosos de la historia de la literatura
sobre lo folclrico. La literatura comparada necesita integrar las aportaciones folclricas
a la historia de la literatura y elaborar relaciones con las obras de autor. Para su
tratamiento hace falta partir de sus diferencias con la literatura culta. Es una literatura
predominantemente oral, annima, transmitida por tradicin, enraizada en la cultura de
un pueblo. Con ella nos situamos muchas veces en un estrato primitivo y primario de
una civilizacin, lo que tiene mucho que ver con la mitologa. Participa de una
interpretacin no cientfica del mundo donde realidad e imaginacin se mezclan.
Nuestro tpico tiene manifestaciones folclricas y mbito universal.
La literatura comparada dispone de unos campos de estudio principales que, si seguimos
a Claudio Guilln9 , son: el gnero, la forma, los temas, las relaciones literarias
internacionales y la historia literaria.
9 Vid. Guilln, Claudio, Entre lo uno y lo diverso, Barcelona, Editorial Crtica, 1985, pg. 138.
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
9
Nuestro enfoque principal va a estar en el tratamiento del tema. En l nos centramos;
pero necesitamos el apoyo terico y metodolgico de los otros campos, en especial de la
historiologa. En la teora partimos de la terminologa y concepto de tema. Se habla en
tematologa de tema, motivo, tpico, Mrchen, argumento, lugar comn, rasgo,
arquetipo. A estos trminos acudiremos; pero consideramos sinnimos a emplear tema y
tpico. Preferimos obviar motivo por purismo lxico.
Estructuralmente podemos hacer una aproximacin del concepto tema oponindolo a
tema general, argumento y rasgo, que son trminos muy relacionados, con los que
cabra alguna confusin. El tema general es demasiado amplio y carece de
especificaciones. Nuestro tpico se adscribira al tema general del "hombre", por un
lado, y la "Luna", por otro. Haremos referencias antropolgicas y astrolgicas; pero no
constituyen el centro de nuestro estudio, pues es el conjunto. Hay que aadir en la
redaccin del tema un complemento determinativo y especificativo. Nosotros
conectamos al ser humano con el satlite terrestre: el hombre en la Luna. Esta
redaccin coincide con el ttulo de bastantes obras del corpus que estudiaremos10. De
otra parte, el argumento es concreto y fijado a una obra, con nombres y acontecimientos
especficos. El tema seala el planteamiento de la accin con personas y datos annimos
y ofrece posibilidades de desarrollo muy diversas. El tpico se deduce por medio de
unas tentativas que sean capaces de globalizar los contenidos literarios
comparativamente tratados y tenga una carga dinmica provocada por la tensin
psicolgica y espiritual que encierra. Finalmente, el tema puede reducirse
funcionalmente constituyendo un elemento aditivo que caracteriza un tema, adorna una
obra o crea ambiente. Esto es lo que llama Frenzel rasgo11 , cuya consideracin
atomiza el estudio de un tema y, por tanto, nos interesa de una manera tangencial. S
tendremos en consideracin el carcter principal o secundario en una obra. Utilizamos
de esta manera un criterio cualitativo, mediante el cual buscamos lo valioso y profundo,
lo verdaderamente significativo. La gran mayora de las obras lo tienen como tema
principal.
10 Hombre en la Luna es el ttulo ms utilizado en las obras cultas que contienen nuestro tpico. Vid. lista de obras delcorpus infra.
11 Cf. Frenzel, Diccionario de motivos (op. cit.), pg. VIII.
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
10
El tpico literario tiene una funcin utilitaria esencial: propiciar una escritura y una
lectura literarias. Es significativo, incitador, un impulso. Es un elemento estructural con
el que el escritor dice. En su dinamismo es un aliciente integrador, que nos lleva a su
unicidad; pero tambin es objeto de modificacin, lo que nos refleja su relatividad. En
este sentido se suele hablar de variantes o tipos que, a su vez, pueden dividirse en varios
subtipos. Vemos as la esencia dialctica e histrica del tema. Desde una perspectiva del
proceso literario, distintos especialistas (Dufour, Frenzel, Trousson, Curtius) suelen
determinar dos fases principales en la adquisicin del tema. Aunque no existe
uniformidad terminolgica, distinguen, a la manera de la concepcin de la retrica
clsica, el material reunido y utilizado de una manera general por el autor, por un lado, y
la expresin particular e individualizada, que es cauce de lo anterior, por otro. Es algo
bastante parecido a las fases de la oratoria clsica inventio y elocutio. La inventio trabaja
entre la tradicin y la originalidad. Su actuacin recopiladora puede beber en lo literario
y en lo extraliterario, mientras que la elocutio es plenamente literaria. Hay que
establecer los vnculos entre el tema y el argumento; pero tambin entre el mundo y el
tema. Harry Levin habla de los vnculos naturales que unen la imaginacin al quehacer
del poeta. En principio, si tenemos un enfoque folclrico, hablaremos de la
universalidad de la imaginacin potica. Si nos centramos en la literatura culta, la
compleja relacin entre escritor - individuo y cultura - sociedad, nos aparece la
diversidad como lo ms importante. Pero, si reflexionamos un poco ms, no existe tanta
diferencia. Seguimos estando en la dialctica entre lo uno y lo diverso, que es la clave
para nuestra concepcin del comparativismo. Queremos exponer un texto de Levin que
nos parece ilustrativo:
Lo que importa son los vnculos naturales que ponen un cuento
relatado repetidamente en relacin con su fuente arquetpica, el acervo
reconocible de posibilidades a las que podemos hacer remontar las
ficciones del mundo, el recombinarse y ramificarse constante de rasgos
tradicionales para hacer frente a nuevas experiencias. La costumbre
universal de la fabulacin se repite en paradigmas de diversas culturas.
Cada da nos damos ms cuenta de lo profundo que cala el iceberg de la
cultura por debajo de la superficie: los procesos refinados de una
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
11
literatura deliberada no difieren tanto como se sola pensar de los
procesos soterraos del folclore.12
Parafraseando a Claudio Guilln podemos decir que los poetas y los crticos de nuestro
siglo demuestran que, unidos a los mitos, la poesa redistribuye sueos13. Pero estos
mitos ya no son relatos heredados, mqoi paradedomwnoi, segn Aristteles, sino
elementos de recreacin como materia literaria. Los antiguos mitos perdieron su
vinculacin con la religin y la ideologa de la sociedad que los produjo14. Sin embargo,
mantienen su prestigio, su capacidad de evocacin simblica y su actitud particular para
aprehender el mundo. Para Northop Frye el principio de integridad del cosmos literario
reside en la pervivencia de los mitos antiguos, entendidos como esfuerzo colectivo e
imaginativo de unirse al mundo15. Frye establece una antropologa literaria que nos
parece interesante. Se basa en categoras tomadas de los ritos, mitos y cuentos
folclricos. Estas categoras reaparecen en los principales clsicos. As pues, Frye
concluye que podemos ver la literatura "no slo como algo que se va complicando con
el tiempo, sino como algo que, desde algn centro no visto, se extiende en un espacio
conceptual"16. El tpico que vamos a estudiar participa bastante de la mitologa. Nace
como mito y crece con esa ilusin imaginaria propia del mismo. Nuestro tema intenta
plasmar el mito de la grandeza del ser humano y su capacidad para apropiarse del
cosmos.
Nuestro tpico literario es especialmente complejo, lo que nos obliga a tener una serie
de consideraciones. Por una parte est la procedencia temtica. Hemos planteado ya
unos principios tericos; pero queremos apuntar aqu unas reflexiones concretas. Los
tpicos de las literaturas populares, segn su procedencia, pueden ser naturales, sociales
y psicolgicos. As, la directa observacin de la Luna puede provocar una interpretacin
subjetiva y mgica. La Luna se personifica y hasta se diviniza. Nuestro satlite provoca
12 Vid. Levin, H., Thematics and Criticism, p. 101, nota 7. Ref. Guilln, op. cit., p. 299.13 Vid. Guilln, op. cit., p. 300.14 Cf. Garca Gual, C.,"Sobre la reinterpretacin literaria de los mitos griegos: irona e inversin del sentido" en AA.
VV. Sin fronteras: ensayos de literatura comparada en homenaje a Claudio Guilln, Santiago de Compostela,Universidade de Santiago de Compostela; Madrid, Castalia; Barcelona, Universitat Pomeu Fabra, 1999 . Es unaidea defendida por este autor en este y otros escritos suyos.
15 Ref. Guilln, op. cit., pg. 301.16 Frye, N., "The Archetypes of Literature", en Vickery, J. (ed.), Myth and Literature, Lincoln, Neb., Un. of Nebraska
Pr., 1966, pg. 91.
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
12
reacciones en la Tierra e influye en el hombre. Conocidos son el influjo sobre las
mareas, sobre los biorritmos, sobre el ciclo menstrual y el parto de las mujeres, sobre los
llamados "lunticos". La astrologa secular basa muchas de sus predicciones en esta
influencia17 . De aqu podemos pasar a una dimensin socio-cultural. Existen ritos,
creencias religiosas e ideas filosficas, como el vuelo de las almas a la Luna tras la
muerte18. La psicologa elemental humana nos lleva a considerar el afn de evasin, el
anhelo de volar. Por esto estamos en la luna, volamos al cielo y llegamos al astro ms
cercano. Esta procedencia justifica que nuestro tpico aparezca en diversos pases y
distintas literaturas desarrollado de manera independiente. Siguiendo a nuestro maestro
Mariano Benavente, en general, podemos afirmar que, cuanto ms comn y universal
sea un tpico folclrico, ms probable es que proceda de una realidad ajena a lo literario
y ms probable es asimismo que surja en numerosos lugares distintos por desarrollo
independiente o paralelo19 . Y parafraseando a Claudio Guilln podemos considerar que
las figuraciones resueltamente culturales e imaginativas son las que mejor revelan
aquellos elementos que nos permiten hablar de una condicin humana. Nuestro tpico,
pues, contiene una esencia humanista que es muy grata a nuestra formacin clasicista.
Pero el hombre en la Luna tambin se materializa en obras que consideramos
cannicas: La historia verdadera de Lucianode Samosata, El viaje a la Luna de Cyrano
de Bergerac, De la Tierra a la Luna de Julio Verne y Los primeros hombres en la Luna
de H. G. Wells. Su influencia provoca una transmisin temtica que integra fondo y
forma en pasajes concretos que estudiaremos. Especialmente las obras de Luciano han
tenido la capacidad de atravesar la historia literaria sugiriendo sentidos variados desde
su creacin. Su disposicin a la apertura pertenece a su estructura. La permanencia de lo
que se llama canonicidad no slo depende de la supervivencia del comentario de una
obra, sino de la supervivencia de una obra a comentarios nuevos y cambiantes20.
As pues, en nuestro tema literario conjugamos, por un lado, desarrollo paralelo y
transmisin temtica, por otro, origen natural, social y psicolgico; adems, aparicin
17 Ref. Moeller, E. L., El influjo de la Luna sobre las personas, Barcelona, De Vecchi, 1990, p. 43 y ss. Aunque es unlibro escrito por un astrlogo y, a veces, poco cientfico, refleja un estudio relativamente serio sobre el tema.
18 En el apartado de la "Antropologa lunar" detallaremos estos hechos.19 Vid. Benavente, M., Tpicos folclricos en la poesa de Homero a la tragedia. Proyecto de investigacin, Jan,
1997, pg. 8.20 Cf. Barthes, R., Critique et vrit, Paris, Ed. du Seuil, 1999, pg. 25.
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
13
frecuente en las literaturas populares y cultas, carcter supranacional y una larga
duracin (hasta el siglo XX). Esto es una clara muestra de la complejidad e importancia
de nuestro tpico.
El tema de la influencia, ya esbozado, es complejo y nosotros queremos ser claros y
metdicos. En palabras de Claudio Guilln:
El itinerario de influencias y relaciones literarias es contingente,
cuando no irracional, y no obedece a ningn orden de justicia
cualitativa; la difusin de un escritor y de una literatura exige, como
mnimo, el conocimiento dilatado de una lengua y el trabajo de unos
traductores; y es enorme la distancia que separa tantas veces a un gran
poema del remoto lector que ha nacido para leerlo.21
Un concepto terico que abre caminos en este asunto es el de la intertextualidad. Como
es sabido, es un trmino propuesto en 1966 por Julia Kristeva. La palabra pertenece al
texto en cuestin y tambin a otros anteriores o diferentes. El concepto pretende superar
el protagonismo del trnsito en la influencia literaria. Introduce un criterio socializador
de la escritura literaria que intenta huir de la individualidad y de la vaguedad y exceso
de datos. Pero la intertextualidad puede caer en un campo ilimitado. En este sentido,
Riffaterre lo ampla a las estructuras temticas, las formas y los cdigos culturales.
Ilumina el estudio de la lectura, que completa lo escrito en una estilstica del silencio.
En palabras de Guilln, el dilogo intertextual, en ltima instancia, se verifica y
cumple plenamente en la conciencia que ofrece el espacio psquico del lector22 .
Jonathan Culler, por su parte, crea un sistema que concreta los lmites del concepto y
que creemos vlido para nuestro estudio. Utiliza unas coordenadas que son tiles para
determinar los usos de la intertextualidad 23 . Una lnea expresa el aspecto de la
exterioridad y va desde la inclusin hasta la alusin. Esta idea se manifiesta de forma
parecida en la consideracin de la influencia cuantitativa total y parcial, donde cabe la
simple reminiscencia, el eco de una fuente y la coincidencia de fondo y forma. Con este
criterio conseguimos una apertura del lenguaje literario individual a una pluralidad de
21 Vid. Guilln, op. cit., pg. 308.22 Vid. Guilln, op. cit., pg. 325.23 Ref. Culler, J., "Comparative Literature and Literary Theory" en VV. AA., Michigan Germanic Studies V, 1979, pp.
170-184; Guilln, op. cit., pg. 317 y ss.
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
14
lenguajes. Estamos ante la idea de heteroglosa que defiende Bajtin y que nos parece
interesante. Pero, adems, Culler establece una coordenada funcional que va desde la
significacin hasta la citacin. sta tiene una funcin contextual. Evoca autoridades o
establece vnculos solidarios o polmicos con autores anteriores. Por otra parte, existen
alusiones significativas que pueden conseguir una alta tensin simblica. El reto del
intertexto est en la confluencia de la significacin y de la inclusin. ste es el lugar que
nos parece ms relevante para nuestra investigacin. Esta teora nos abre un camino
interesante. La consideracin de la historia del gnero y de la historia de la lectura nos
ayudarn a iluminarlo. El gnero evoluciona en la tensin entre las normas reproducidas
por la tradicin y reelaboradas en los distintos periodos, de una parte, y la innovacin
personal del escritor, de otra.
La prctica del anlisis intertextual es complicada. Los propios tericos, como Harold
Bloom o Julia Kristeva, han tenido problemas en este sentido. Hemos encontrado en la
profesora estadounidense Mercedes Tasende Grabowski una especie de receta sobre la
intertextualidad que nos resulta asequible y til:
"Adems de la mera enumeracin de relaciones entre dos autores o dos
textos, se ocupa de identificar la presencia de discursos ajenos en un
texto dado que pueden ser annimos o de origen desconocido, estudiar
las transformaciones entre texto e intertexto y la forma en que se
asimilan los enunciados preexistentes, determinar las implicaciones de
la irrupcin de otros textos en el proceso generador de una obra,
examinar el texto en relacin con la serie de convenciones lingsticas y
literarias (annimas o no) en las que se basan la escritura u la lectura
del texto, delinear la posicin del texto dentro de la red intertextual, y
por fin, destacar la pluralidad de ste y la multiplicidad de sistemas y
estructuras en l contenidas."24
Los estudios modernos de las relaciones internacionales nos llevan a la consideracin
del poliglotismo y de la traduccin. La palabra se hace ms mltiple y la lengua es
heteroglosa, trmino de Bajtin. Habr que tener en cuenta el poliglotismo que evita la
24 Vid. Tasende, M., Palimpsesto y subversin: un estudio intertextual de El ruedo ibrico, Madrid, Huerga y Fierroedit., 1994, pg. 19. En general, su captulo I sobre la "Intertextualidad" es claro y conciso. Las referencias quehemos hecho sobre las dificultades prcticas de los tericos postestructuralistas de la intertextualidad estn tomadasde aqu.
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
15
traduccin intermediaria. Destacamos en este asunto el estudio de Luciano y su ciudad
cosmopolita y polglota por excelencia: Samsata. Investigaremos sobre las ediciones
traducidas por los cambios en la interpretacin que puedan introducir y analizaremos las
consecuencias de las reediciones en pocas y pases diferentes. El propio estudioso de la
literatura comparada25 debe tener conocimiento de varios idiomas porque los anlisis
sobre los textos originales son los nicos que pueden alumbrar las verdades que
encierran esos textos. Obviamente nadie conoce todas las lenguas del mundo y, a veces,
hay que recurrir a traducciones que deben ser las mejores que puedan conseguirse.
La literatura comparada necesita de las distintas civilizaciones. Occidente se est
abriendo a Oriente y viceversa. Entramos en la universalidad. Y sta nos lleva al ms
difcil todava: estudiar fenmenos literarios genticamente independientes en
conjuntos supranacionales. El objetivo investigador es entonces la bsqueda de
conjuntos que superen la reduccin de una zona y que signifiquen coherencia y unidad.
Pero esto no se nos ofrece de forma clara a priori, por lo que necesitamos lanzar
hiptesis que tendrn que irse comprobando y renovando conforme vayamos
avanzando. Debemos superar la prueba de la diversidad, de la disgregacin, de las
disparidades espaciales y temporales.
La historiologa comparativa nos lleva a la consideracin terica de la estructura
diacrnica. Metodolgicamente necesitamos aprovechar la relacin entre sincrona y
diacrona. Nos centraremos en las cuestiones diacrnicas, pero nos hacen falta utilizar
cortes sincrnicos que clarifiquen y confirmen nuestras hiptesis sobre el devenir del
tema. Nos ayudar la consideracin de la frecuencia del tema en periodos concretos. La
heterogeneidad de los conjuntos considerados nos hace desembocar en el concepto de
polisistema26, el cual nos ayuda a clarificar y profundizar sobre aspectos que hemos
comentado. Esta nocin integra los contactos entre sistemas de distintas literaturas
relativamente establecidos e independientes y tambin entre sistemas dependientes. Es
importante contar con el valor diferencial que ofrece la nocin bsica de sistema de
25 Sobre las cualidades de un comparatista, cf. Vzquez, M. A., "Tendencias actuales del comparatismo literario", enBarn, E. (ed.), Literatura comparada. Relaciones literarias hispano inglesas (siglo XX), Almera, Serv. Publ. dela Universidad, 1999, pg. 15.
26 Polisistema es un concepto enriquecedor creado por el israelita Itamar Even Zohar. Ref. Even Zohar, I.,"Polysystem Theory", en Poetics Today I, 1-2, Tel Aviv, 1979, pp. 287-310; Guilln, op. cit., pg. 389 y ss.
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
16
Saussure. El escritor opta por cierto gnero, excluyendo otros, y lo mismo hace con el
tema. Esta eleccin ya es significativa de por s.
En el terreno de la estructuracin de la historia literaria nos quedamos, entre las distintas
opciones, con dos conceptos que se ajustan a un modelo dialogstico y pluralista propio
de los polisistemas literarios. Hablamos de periodo y de corriente27. Los dos suponen
un corte en la temporalidad, pero no suprimen el devenir, no son estancos. Periodo es la
alternativa a la monoltica concepcin de poca, encorsetada en etiquetas que falsean los
lmites cronolgicos. El periodo permite utilizar dos modelos complementarios. El que
se basa en la discontinuidad, que destaca valores dominantes durante cierto nmero de
aos y el que prefiere la continuidad, que pone en contacto el antes con el despus y que
destaca en el interior del periodo la diversidad de sus componentes. Aqu es donde entra
la nocin de corriente, que seala un movimiento de las ideas literarias. Si conjugamos
los dos conceptos tenemos que un periodo es un sistema de corrientes fundamentales y
constituyentes, algunas de las cuales vienen del periodo anterior, mientras que otras
siguen fluyendo hacia el futuro. La riqueza terica que logramos con estos conceptos
mejora nuestras posibilidades de estudio al favorecer las relaciones internacionales y,
sobre todo, las relaciones de intervalos histricos. La consideracin de las relaciones
provoca la significacin y pone a prueba la voluntad de objetividad, que es necesaria.
De esta manera la asociacin con otros temas relacionados en el mismo periodo nos
parece significativa ya que es seal de un suceso literario y puede llegar a constituir una
corriente. Un ejemplo es el tema, catalogado por Frenzel, sobre la vida deseada y
maldita en una isla y su gran relacin con el hombre en la Luna en el perodo de los
siglos XVII, XVIII y XIX28. Estamos defendiendo la posibilidad de una periodicidad
literaria no atomizada. Nos encontramos ante la idea de la interhistoricidad y tambin
de la ya mencionada intertextualidad. sta nos muestra, en este sentido, que cada lengua
es consciente de las otras y que todas son conscientes de su distancia ante las cosas.
Trataremos con complejos interhistricos en los que descubriremos la diferencia
cultural (o espacial) y la diferencia histrica (o temporal).
27 Seguimos aqu, como en todos los conceptos principales de la literatura comparada, a Claudio Guilln en su obracitada.
28 Cf. Frenzel, Diccionario de motivos (op. cit.), pg. 376 y ss.
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
17
El seguimiento del itinerario temporal de un tema como el nuestro nos descubre un
complejo y selectivo acrecentamiento29. La historia literaria puede contarse desde tres
dimensiones: desde el presente, desde el pasado y desde lo virtual. La historia estudia
una acaecer pretrito, pero lo hace desde un saber presente que permite dilucidar lo que
poda haber sucedido, al no coincidir la intencin y la obra.
Nuestra narracin histrica conciliar las dimensiones histricas entre s y entre los
cdigos, los sucesos poticos y los horizontes de expectativas por parte de los escritores
y de los crticos. Douwe Fokkema aplica la nocin semiolgica de cdigo a la historia
de la literatura 30 . Desde esta perspectiva, es indispensable tener en cuenta las
condiciones sociales e histricas del proceso de comunicacin. Se refiere especialmente
al contexto de la recepcin y a la historicidad del lector31.
Si volvemos al pensamiento dialctico, en el interior de un polisistema y de cada
perodo hay que aclarar el funcionamiento de dos aspectos: por un lado, la dialctica
entre el cdigo innovador de grupo y los dems cdigos y, por otro, la dialctica entre la
suma de cdigos empleados por el emisor o autor y el repertorio de cdigos usados por
los muy variados receptores o lectores. Este proceso de comunicacin est sujeto a una
historicidad que alumbramos desde la perspectiva de la historia de la recepcin y las
siete tesis sobre el horizonte de expectativas de Hans Robert Jauss32. El lector, que es
activo en el proceso de comunicacin, puede pasar a encontrarse tras la lectura ante un
horizonte diferente de expectativas. El escritor se ve afectado por este cambio y se
29 Los principios tericos de Claus Uhlig sobre las relaciones intertemporales pueden ayudar a sistematizar esteasunto. Distingue tres: a) Palingenesia o regeneracin por el que las secuencias interrumpidas del ayer sonrecuperadas; b) Ananke o necesidad por el que existe una dependencia y una deuda absoluta con el pasado; c)Palimpsest o reescritura por el que el hoy rescribe y reintegra el ayer. Ref. Uhlig, C., Theorie der Literarhistorie,Heidelberg, Winter, 1982. Ref. Guilln, op. cit., p. 378.
30 Ref. Fokkema, D., "Comparative Literature and the New Paradigm", en Canadian Review of ComparativeLiterature IX, 1, 1982, pp. 1-18
31 Fokkema establece cinco cdigos principales: a) el cdigo lingstico; b) el cdigo literario, que prepara al lectorpara leer el texto como literatura; c) el cdigo genrico, que despierta las expectativas que provoca el gnero; d) elcdigo propio del perodo o del grupo; y e) el idiolecto del autor, con los rasgos recurrentes que lo distinguen. Ref.Fokkema, op. cit.
32 Su clebre ensayo programtico es: Jauss, H. R., Literaturgeschichte als Provokation der Literaturwissenschaft,Constanza, Konstanzer Universittsreden 3, 1967.
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
18
provoca la innovacin creadora. Esto afecta a su vez a ese horizonte del lector y as
sucesivamente33.
La idea de suceso completa esta cuestin. La historia narrativa cuenta los
acontecimientos que lo son por aparecer como significativos y dignos de ser
relacionados con lo ocurrido antes o despus. Tiene una carga de eventualidad que lo
proyecta al futuro desde la perspectiva de la historia in illo tempore. La obra est tras su
publicacin en manos de los lectores. El acontecimiento resulta del encuentro de la obra
con los cdigos de los lectores y tambin de los efectos crticos y sociales de la obra.
La lectura intertextual es hermenutica. Pensamos, desde la perspectiva de Enzo
Caramaschi34 , que contamos con la lucidez de nuestra inmersin en la precariedad
interpretativa, la cual nos obliga a descubrir las estructuras diacrnicas, construirlas con
esquemas provisionales y rectificables, renovarlas y enriquecerlas. La compleja realidad
a la que nos enfrentamos precisa del individuo entero y crtico. Esperamos alcanzar la
suficiente objetividad y capacidad crtica como para elaborar un estudio vlido para la
comunidad cientfica. Nos dedicaremos principalmente a la investigacin, explicacin y
ordenacin de las estructuras diacrnicas y supranacionales de nuestro corpus.
33 Se produce, adems, una distancia esttica entre la interioridad de la obra y la exterioridad del sistema. Esto se debea la dimensin que distingue al mundo de la obra de aqul del lector. Como historiadores de un tema literario,reconstruiremos los horizontes y las distancias estticas del pasado observando los juicios crticos y lasevaluaciones que fueron sus consecuencias.
34 Cf. Caramaschi, E., Poetik und Hermeneutik, Lecce, Adritica, 1984. Ref. Guilln, op. cit., pg. 427.
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
19
C a p t u l o 3
ANTROPOLOGA DE LA LUNA
Vivimos en el principio del tercer milenio de la era cristiana, a mediados del segundo
milenio de la era musulmana, a mediados del quinto milenio del calendario judo... La
historia de las religiones marca la medida del tiempo histrico en las distintas zonas
culturales del planeta Tierra. Las religiones se fijaron en un acontecimiento primordial y
divino. Pero la sucesin luzoscuridad, danoche, fue la primera nocin humana del
devenir temporal. El Sol y la Luna fueron las primeras y principales luminarias que
marcaban esta alternancia... y lo siguen haciendo per saecula saeculorum.
Sol y Luna son seguramente los objetos que ms observaron nuestros antepasados en
cuanto se detuvieron a mirar hacia arriba. La comparacin era inevitable. El Sol apenas
cambia de aspecto y la Luna, por el contrario, siempre crece y mengua, desaparece y se
llena. Este carcter voluble, peridico y celeste hace de la Luna un objeto especial que
pronto influye en la conciencia primitiva del hombre. Las fases de la Luna fueron la
referencia del tiempo concreto, distinto del tiempo astronmico, que tard en
descubrirse como tal. As, pues, midieron el tiempo todos los hombres primitivos.
Todava vrgenes a la ciencia y tecnologa moderna quedan pueblos cazadores y
recolectores que slo se guan por un calendario lunar35 . Y ya en la poca glaciar se
conocan las virtudes y el sentido mgico de las fases de la Luna. La investigacin
filolgica tambin nos descubre lo precoz de este conocimiento lunar. As, la raz
indoeuropea ms antigua para designar un astro es la que denomina a la luna36. Es la
raz *me- que significa medir y que en algunas lenguas tiene un alargamiento nasal o
silbante. Obsrvense ejemplos de lenguas antiguas como ms (snscrito), mh
(avstico), mah (antiguo prusiano), menu (lituano) mna (gtico), mne (griego), mensis
(latn) y ejemplos de las modernas: moon (ingls) o Mond (alemn).
Desde los tiempos ms remotos, especialmente desde el neoltico, la Luna fue un objeto
sagrado por la fuerza concentrada en ella, por la realidad y la vida que manifiesta. El
35 Para esta noticia y las prximas, ref. Eliade, M., Tratado de historia de las religiones, Madrid, EdicionesCristiandad, 1981 (2 ed.), pg. 170.
36 Cf. Schrader, O., Sprachvergl und Urgeschichte, 2 ed., 443 y ss; W. Shultz, Zeitrechnung, 12 y ss. Ref. Eliade op.cit, loc. cit.
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
20
descubrimiento del ciclo lunar y su relacin con el ciclo agrario aumentaron las
analogas que se haban ido creando en la conciencia arcaica. Estas analogas
desarrollaron una serie de representaciones: personificaciones, smbolos, mitos, rituales,
amuletos etctera.
Eliade Mircea37 advierte sobre el tema:
"Toda la capacidad de intuicin del hombre moderno no basta para
abarcar la riqueza de matices y de correspondencias que cualquier
realidad csmica tiene para la conciencia del hombre arcaico."
En esta conciencia primitiva la intuicin del destino csmico de la Luna equivali a la
creacin de una antropologa. El hombre se vio as mismo en la vida de nuestra diosa
astral. Se mir en su muerte, en su capacidad de regeneracin, en su fecundidad, en su
drama cclico. Gracias a esta antropologa, el cosmos entero se fue haciendo
transparente y acab sometido a leyes que fueron tambin las humanas. El universo se
fue recreando en la mente humana y el caos primigenio fue ordenndose. El cielo ya no
era un espacio infinito jaspeado de presencias varias y sin ligazn. Gracias a la luna, el
hombre dej de sentirse perdido en el universo y empez a comprenderlo y organizarlo.
Hemos estimado conveniente hacer una incursin en el conocimiento primitivo de las
hierofanas lunares porque ello revela el inters antiqusimo del hombre por la Luna y
las claves de su interpretacin. De aqu arranca nuestra historia literaria. El hombre
arcaico y el hombre moderno llegan a la Luna que ellos conciben y no a otra. Todo el
complejo simblico y mtico de la Luna se transmite, se acumula y se transforma de
manera interhistrica. No podemos, pues, prescindir de las primeras concepciones
lunares, ni de las ltimas. Si el hombre va a estar literariamente en la Luna es, entre
otros motivos, por el enorme inters que ella despierta y que se manifiesta en el
complejo entramado simblico que desarroll desde la Antigedad.
Der Mond ist der erste Gestorbene, la Luna es el primer muerto. Esto es lo que
escribi el americanista E. Seler hace un tiempo 38 y es lo que pensaran nuestros
antepasados remotos. La Luna en su fase de luna nueva desaparece durante tres das.
Entonces est muerta. Pero despus, como todos sabemos, vuelve a aparecer poco a
37 Vid. Eliade, op. cit., pg. 172.38 Ref. Eliade, op. cit., pg. 185.
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
21
poco. Y as ocurre en cada ciclo lunar. As pues, la Luna es smbolo de la muerte, pero
no entendida como extincin, sino como cambio del plano vital. Segn el modelo lunar,
el ser humano sigue vivo tras la muerte, regenerndose. Los indios mutsune de
California, al igual que lo diran muchos otros pueblos antiguos, proclaman durante sus
ceremonias de luna nueva: As como la Luna muere y resucita, as nosotros revivimos
despus de la muerte. Desde muy antiguo, gracias a la analoga selnica, el hombre
intuy su inmortalidad.
La hierofana lunar de la muerte y la regeneracin puede conllevar que nuestro satlite
sea considerado un lugar propio de la muerte de los seres terrenales. En algunos pueblos
primitivos lleg a pensarse como el pas de los muertos, de los espritus. Y, aunque aqu
hay que incluir a los hombres (de los cuales hablaremos ms adelante), desde el
paleoltico hay que tener especialmente en cuenta a los animales.
Sabemos que en la religiosidad ms primitiva, all donde reinaba la magia y el ttem y
donde los pueblos eran principalmente cazadores, los animales eran muy importantes.
Es entonces cuando se imaginaron y se localizaron animales en la diosa blanca. Pero no
fueron animales cualesquiera, sino aquellos que tuvieran alguna relacin con la
regeneracin peridica lunar. Algunos de esos animales lunares son el caracol, que
aparece y desaparece en su concha, que tiene forma de espiral; el oso, que desaparece en
pleno invierno y reaparece en primavera; la rana porque se hincha, se hunde y reaparece
en tierra; la serpiente, que muda su piel, se esconde y aparece en la vegetacin. Esta
ltima es la que tiene ms extensin y valencias.
En esta poca, entre aquellos pueblos que empezaran a desarrollar su lenguaje y a
distinguir el gnero y sexo de sus nombres39 , la mayora pens en nuestro satlite como
masculino. El rastro de esta consideracin lo tenemos en aquellos pueblos que hemos
conocido en poca histrica todava anclados en la prehistoria y tienen a la Luna por
varn. Entre ellos tenemos a los indios ge del Brasil y otros pueblos cazadores
sudamericanos, a una parte de los esquimales (los situados entre Groenlandia y el ro
Makenzie), a los cazadores bosquimanos, a los pastores masai, a los khoikhoi del sur de
frica, a los cazadores aborgenes de Australia.
39 En las lenguas ms primitivas la categora gnero no sola estar desarrollada al principio. En todo caso, se aadauna palabra que indicara macho o hembra. Nos estamos refiriendo a tiempos en los que no estaba todavadesarrollada la agricultura y la ganadera, tiempos en los que la caza era todava importante.
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
22
En estrecha relacin con la simbologa de la muerte estn los rituales de resurreccin
inicitica. sta es la manera religiosa activa de que el hombre participe de la
resurreccin lunar. Muchas ceremonias iniciticas tienen que ver desde que empezaron
a existir con la Luna. En ellas generalmente los nefitos experimentan una muerte ritual
a la que sigue un renacimiento por medio del cual el iniciado se convierte en una
especie de hombre nuevo, en un hombre adulto y capaz de disfrutar de los beneficios de
la antropologa selnica, especialmente de su inmortalidad. En nuestros das
conservamos restos de las ceremonias ms primitivas. As, por ejemplo, los aborgenes
australianos hacen que el iniciado muerto salga de la tumba igual que la Luna sale de
la oscuridad40. En diversos pueblos de medio mundo aparece el oso, animal lunar, en
estos rituales iniciticos, lo cual confirma su origen antiqusimo. El etnlogo austriaco
A. Gahs41 ha demostrado en un concienzudo estudio que en todo el mbito sudasitico y
alrededor del Pacfico las distintas ceremonias de iniciacin hay que relacionarlas con el
mito lunar.
Esta regeneracin ritual no ha dejado de practicarse a lo largo de la historia de las
religiones. En momentos posteriores las ceremonias complican su simbolismo a la vez
que tienden a la accin eufemstica en su puesta en escena. Entonces ya no se realizan
muertes rituales verdaderas, que entre los mismos griegos antiguos llegaron a
practicarse. Se haban hecho sacrificios humanos a la diosa fenicia Tanit, asimilada a la
Luna y tambin existieron sacrificios de mujeres a la diosa griega Artemis como Potnia
Theron42.
Un texto iranio, Yast VII, 443, dice que las plantas crecen gracias al calor de la Luna. En
muchos sitios, como Polinesia, Molucas, Melanesia, China o Suecia, se cree que all
arriba crece la hierba, que es un lugar frtil. Muchas divinidades selnicas tienen
relacin con la vegetacin y la fertilidad. El conjunto luna-aguas-vegetacin se
manifiesta sobre todo en el carcter sagrado de algunas bebidas de origen divino, como
el soma indio o el haoma iranio. Son brebajes que conceden la inmortalidad o ayudan a
adquirirla.
40 Ref. W. Schmidt. Ursprung der Gottesidee III, 757 y ss.41 Ref. Eliade, op. cit., pg. 189.42 Cf. J.-P. Vernant, "Artemis and Rites of Sacrifice, Initiation, and Marriage. 2. Human Sacrifice," en Zeitlin, F. (ed.),
Mortals and Immortals. Collected Essays. Jean-Pierre Vernant, 1991, pp. 214-219.43 Ref. Eliade, op. cit., pg. 177.
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
23
El ciclo regenerativo lunar tambin se puede asimilar a las aguas y a la fertilidad. Las
lluvias, la vegetacin tienen sus ciclos. Algunos pueblos durante el paleoltico ya los
conocan y los asimilaron a la Luna; pero es a partir del neoltico, cuando surgen las
primeras grandes civilizaciones agrarias. Muchas de stas asimilan el ciclo agrario al
lunar. El principio pasivo chino, el yin, est relacionado con el agua, la mujer y la
luna44.
Ya hace muchos aos que pueblos tan distantes como los griegos, los celtas, los
maores45 y los esquimales46 descubrieron la influencia fsica de nuestro satlite en las
mareas. Y tambin es antiguo el descubrimiento de que suele llover cuando cambia la
luna. Existen personajes mticos de culturas tan distintas y distantes como la
bosquimana, la mejicana, la australiana, la samoyeda y la china que tienen el poder de
provocar la lluvia y tienen un solo pie o una sola mano. Todos ellos tienen una
estructura lunar, como ha demostrado perfectamente Hentze47.
En estas civilizaciones donde el clima es clido o templado y en las que se est
desarrollando su lengua, la Luna suele concebirse en gnero femenino y se diviniza
como mujer. Esto ocurre especialmente en el rea mesopotmico-mediterrnea. La
fertilidad que produce y la coincidencia con el ciclo menstrual de la mujer provoca esta
asimilacin femenina. Entre los incas, los griegos o los romanos, la Luna preside los
partos. Una creencia extendida era que la serpiente, epifana lunar, tiene una gran
capacidad fecundadora. La serpiente se mete en una mujer y la prea. Manifestaciones
iconogrficas del neoltico en civilizaciones asiticas y amerindias nos muestran a la
serpiente adornada con rombos. Ambos son signos sexuales y smbolos lunares de la
fecundidad48. Est confirmado por muchos documentos etnogrficos que la hechicera
es una investidura lunar directa o transmitida por las serpientes. El protagonismo
mgico aqu es femenino.
44Todava hoy existen agricultores, incluso en la Europa ms tecnolgica, que se rigen por un calendario lunar para
organizar sus labores campesinas.
45 Ref. Krappe, A. H., La Gense des mythes, Paris, 1938, pg. 110.46 Entre los esquimales las divinidades lunares controlan las mareas. Cf. Schmidt, W., Ursprung III, pg. 496. Ref.
Eliade, op. cit., pg. 17547 Cf. Hentze, C., Mythes et symboles lunaires, Amberes, 1932, pg. 152 y ss.48 Cf. Hentze, C., Mythes, pg. 140 y ss.; dem,Objets rituels, croyances et dieux de la Chine antique et de l'Amerique,
Amberes, 1936, pg. 27 y ss.
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
24
En la historia de las religiones y de las civilizaciones llegamos a esa poca en que
empiezan a abstraerse algunos conceptos y, con los metales, algunos pueblos empiezan
a cincelar piedra y barro. Asistimos a una nueva fase de las hierofanas lunares. En
algunos alfabetos nacientes existe correspondencia entre los caracteres y las fases de la
luna. Esto ocurre entre los hebreos49, fenicios o rabes y otros alfabetos basados en los
primeros, como es el caso de los griegos. Las runas de los escandinavos tambin
presentan estas relaciones. Muchas literaturas esconden, pues, una simbologa lunar.
El dualismo luzoscuridad representado en la pareja luna llenaluna nueva acaba
teniendo un sentido moral. Ella encierra el bien y el mal. Puede ser una divinidad
benfica, pero tambin puede ser maligna y desencadenar desastres como los diluvios.
Y en el marco de este dualismo empieza a distinguirse un mundo espiritual superior y
un mundo inferior. En cierto momento la Luna es identificada con la Tierra, con la
matriz de todas las formas vivientes. Hablamos de la Gran Madre. Es ahora cuando
divinidades lunares se identifican con divinidades ctnicas y funerarias. As, en Grecia
se asimilan a la primigenia Selene las diosas rtemis, Demter y Persfone o Hcate
(representadas estas dos con una serpiente en la mano)50. En algunas religiones este
sincretismo se manifiesta en mitos dramticos en los que suele haber un hijo. Segn
Gilbert Durand, el smbolo de estos hijos sera una traslacin tarda del carcter
andrgino primitivo de las diosas selnicas51 . El hijo conserva la valencia masculina al
lado de la femenina de la madre celeste. Bajo la pujanza de los cultos solares, la
feminidad de la luna se acentuara as. Y as no perdera la relacin cclica. La madre
concibe a su hijo y ste en su edad viril se convierte en amante de la madre. l
desciende del cielo a la tierra o de la tierra a los infiernos para mostrar el camino de la
salvacin. l es mediador, humano y divino. l participa de la naturaleza masculina y de
la femenina. Siguiendo aqu tambin a Durand, podemos concluir que este matrimonio
divino sera la traduccin simblica de la amalgama histrica de las tribus patriarcales
indoeuropeas y de otras tribus matriarcales mediterrneas y orientales.
49 Cf. Stuchen, Der Ursprung des Alphabets und die Mond stationen, Leipzig, 1913.50 El momento y lugar donde surgieron estas asimilaciones fueron el Egipto helenista que experiment un sincretismo
en su religin y en su magia. Ref. Luck, G.,Arcana Mundi, Madrid, Gredos, 1995, pg. 60 y ss.51 Cf Durand, G.:Les structures anthropologiques de limaginaire, Paris, Dunod, 1992 (11 ed.), p. 344 y ss.
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
25
El ejemplo ms elocuente es el del drama mtico del dios mesopotmico Tammuz. Otros
ejemplos estn en el fenicio Adonis y el egipcio Osiris, hijos de la gran diosa Ishtar,
concebida en principio como el planeta Venus, pero despus asimilada a la Luna. Osiris
tambin es considerado mortal y al casarse con IsisLuna se hizo inmortal despus de
salir del reino de los muertos. Isis y Osiris tuvieron un hijo llamado Harpcrates, que
fue venerado como espritu de las curaciones milagrosas. En Roma podramos citar una
variante posterior de estos mitos lunares en la figura de Esculapio, hijo de Apolo,
hermano de rtemisLuna, que se une a Salus, diosa que se puede relacionar con la
Luna52. Junto al nombre de Esculapio se asimila el de Telesforo, que unas veces se
considera hijo de Esculapio y otras doblete de aquel dios. Esculapio es dios de la
curacin y de la resurreccin. Telesforo fue venerado como sanador milagroso.
Creemos que existen suficientes datos como para relacionar estos dos tros de
divinidades curativo lunares.
La capacidad sanadora de una divinidad lunar arranca de la fenicia Astart, la cual en su
culto egipcio conoce los secretos para provocar las enfermedades y para restablecer la
salud. Se puede deducir este control de la salud humana que tiene la Luna a partir de su
simbologa regeneradora y su hierofana de la resurreccin. Hay que retomar aqu el
tema de los ritos iniciticos. No podemos olvidar que la mayora de las religiones
mistricas del
rea mediterrnea tienen componentes lunares. Esto ocurre con el culto a Isis, que se
extendi por todo el imperio romano; el culto a Dioniso, que como divinidad de la
vegetacin y la fertilidad podra llegar a tener una asimilacin lunar53 , el culto a
Demter y Persfone.
En Asia encontramos las primeras religiones desarrolladas que han hecho un esfuerzo
por integrar en su totalidad al hombre con el cosmos dentro de un ritmo divino. Estamos
hablando de la India y de Irn. Fueron culturas ms dispuestas a entender y expresar el
sentido del devenir. Llegamos aqu a las primeros testimonios escritos de nuestro tpico
literario. Y podra parecer que toda la antropologa de la Luna que hemos intentado
52 La diosa latina Salus se identific con la griega Hygeia, diosa que aparece representada con una serpiente. Yaconocemos la serpiente como smbolo lunar. En Roma Salus nunca se identific con la diosa Luna, pero s es ciertoque a la Luna se le atribuan cualidades sanadoras. Adems, es curioso cmo en Roma la festividad en honor deSalus, el 30 de marzo, es un da antes que la fiesta de la Luna.
53 Cf. Eliade, op. cit., pg. 177.
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
26
explicar hasta ahora sobra; pero queremos recordar que las tradiciones culturales son
acumulativas, aunque existan variantes y modificaciones. No podamos llegar a una
concepcin global y clara del tema sin haber visto todo lo anterior.
Las almas tienen un destino astral graduado. Mediante el pitriyana o camino de los
manes las almas llegan a la Luna y descansan all en espera de una nueva encarnacin
en la Tierra. Los ya iniciados, que se han liberado de las ilusiones de la ignorancia
siguen el devayna o camino de los dioses en busca del Sol54 . En las creencias iranias,
las almas de los muertos cruzaban el puente Cinvat y suban al cielo. Si eran virtuosas
llegaban a la Luna y despus al Sol. Las almas que conseguan la mayor virtud llegaban
a un estadio superior: el Garotman, el lugar de la luz infinita de Ahura Mazda. De esta
manera, hindes e iranios han superado las primitivas limitaciones sobre la presencia de
los muertos en la Luna, que en algunos pueblos lleg a concebirse slo para los jefes de
la tribu o para el hechicero. Entre los guaycuru o los polinesios de Tokelau no se
conceda la inmortalidad ms que a estos privilegiados segn su sociedad. Ahora
cualquier hombre que se prepara segn los requisitos religiosos puede llegar post
mortem a la Luna, el Sol o ms all. Esta concepcin religiosa, que podemos calificar de
avanzada, impresion seguramente al griego Pitgoras, que dio un nuevo impulso a la
teologa astral, adaptndola a las creencias indoeuropeas. Populariz la nocin del
empreo urnico: los Campos Elseos estaban en la Luna. La geografa mtica de la
muerte que estaba hasta entonces en el subterrneo ahora se proyecta sobre los espacios
celestes. Comentaremos estos ms despacio al ver la obra de Plutarco que trata nuestro
tpico del hombre en la Luna.
Otro aspecto que sacamos de ese conjunto de las hierofanas lunares es que la Luna se
asimila a la idea de una red celeste y la del destino. As, la divinidad egipcia Neith
invent el oficio de tejedor. Persfone y Armona tejen vestiduras de tamao csmico.
En mitos lunares de numerosos pueblos se imagina como una inmensa araa55. Y las
vidas pertenecen a un conjunto entretejido, a un destino. En Grecia ste est
representado por las Moiras. En el mbito rfico-pitagrico son diosas integradas con la
54 Ampliaremos esta idea al comentar los textos Vedas en la seccin de nuestra tesis doctoral. Lo mismo haremos conlos textos iranios.
55 Cf. Briffault, R.,The Mothers II, pg. 624 y ss. Ref. Eliade, op. cit., pg. 194.
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
27
Luna. En los textos literarios griegos de nuestro tpico las veremos, en efecto56. En la
iconografa oriental tambin descubrimos este simbolismo del tejer y del destino. Tiene
una rueca en sus manos la diosa Ishtar, la diosa siria Atargatis, la gran diosa hitita,
etctera.
Nada eterno puede ocurrir en el mundo sublunar porque en su devenir ningn cambio es
definitivo, Es un mundo de sufrimientos, el mundo de la historia. Por encima de la Luna
los cambios son duraderos, eternos. En esta idea, las concepciones religiosas que
pueblan el imperio romano siguen incorporando de forma elaborada las hierofanas
selnicas. Y hablamos tanto en el mbito mistrico como en el publicus u oficial.
Aunque nos hemos centrado en los cultos lunares, no podemos olvidar que tambin
existieron los cultos solares. A veces ambos se enfrentaron creando mitos dramticos
como el del dios fenicio Baal o Moloch, que devoraba a los hijos de Astart. El culto
solar del persa Mitra compiti con el lunar de la egipcia Isis durante el imperio romano.
Pero existi tambin una corriente avanzada que procur integrar la Luna y el Sol y el
cielo en general. Una larga tradicin mstica permiti en Asia solidarizar al hombre con
los ritmos csmicos. Las escuelas del tantrismo y del hathayoga han desarrollado
mucho esas asimilaciones astrales. Han unificado los ritmos, han fundido los centros y
han saltado a lo trascendente al restaurar la unidad primordial.
La peculiar alquimia, se extendi por zonas tan distantes como China, India, Annam o
el Occidente cristiano. Paracelso escribi que el fin supremo de la alquimia era
engendrar la luz. Es una autntica cultura artificial de los metales, donde los ritos y las
creencias son sofisticadas. Su figura principal es Hermes Trimegisto57. Este Hermes
56 Platn, Posidonio y Plutarco sitan a una Moira en la Luna. Al tratar la obra del corpus escrita por Plutarco, locomentaremos ms despacio.
57 La tradicin hermtica es amplia y extensa. Va a estar bastante relacionada con el tpico del hombre en la Lunasegn iremos comentando en cada caso. A modo de resumen sobre el Hermetismo ofrecemos el siguientefragmento extrado de Revista Symbolos, N 11-12: "Tradicin Hermtica", Carta Editorial, Guatemala 1996:
"La Tradicin Hermtica, es decir el esoterismo occidental, se ha mantenido viva desde sus orgenes egipcios ygriegos y forma parte de la columna vertebral de nuestra cultura.
La larga lista de iniciados, desde los textos que los testimonian en los jeroglficos egipcios y en los escritosgriegos, incluyendo a Orfeo, Pitgoras y Platn, son los maestros de esta Tradicin ligada directamente conla divinidad Thot-Hermes y su proyeccin filosfica en Alejandra en el s. III y hermtico-alqumica en laEdad Media y el Renacimiento, continuando hasta nuestros das. La Tradicin Hermtica es, junto con losdems valores culturales que conforman el pensamiento occidental, incluidas las religiones que coexistencon l, la va inicitica por excelencia para todos aquellos que han nacido o viven en Occidente y tienen lasestructuras de su impronta cultural. La Tradicin Hermtica, cuya caracterstica es la versatilidad conrespecto a la rigidez y legalidad de otras tradiciones dogmticas, es la posibilidad de encarnar los MisteriosMenores, es decir la reintegracin del Hombre Verdadero, y de sus posibilidades supra-humanas, tal cualfue en el origen, en un Paraso anterior a la cada.."
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
28
sustituy a una gran diosa de la vegetacin. l asume las fases sucesivas que
simbolizaba la trada de las Cabiras. Es, pues, la trinidad simblica de la totalidad.
Por otra parte, la Cbala buscaba las correspondencias entre todas las partes del
universo y todas las tradiciones humanas. Estableci una correspondencia entre los
planetas y sus esferas con los ngeles, su funcin csmica, los puntos del espacio y las
operaciones del espritu. Las correspondencias de la Luna son con el ngel Gabriel, su
funcin es dar la fuerza de la esperanza y de los sueos, su punto es nadir y su
operacin es la imaginacin.
Budismo, Cristianismo e Islamismo, que son las ltimas grandes religiones que siguen
vigentes, tambin hablan del cielo como la aspiracin y destino de las buenas almas
terrenales. Se suele hablar de siete cielos, relacionados con los siete planetas conocidos
en la Antigedad. La Virgen Mara se identifica iconogrficamente con la Luna y la
simbologa lunar, donde aparece tambin la victoria sobre la serpiente, que en el caso
judeocristiano representa el mal. Posteriormente el Corn emplea notoriamente el
simbolismo lunar. Las fases de la luna siguen evocando la muerte y la resurreccin.
La imposicin de estas ltimas religiones en sus zonas de influencia provoc que la
magia, la alquimia o la cbala fueran marginadas y en algunos momentos perseguidas,
quedando reducidas al llamado esoterismo y oscurantismo. La masonera es una
herencia de estas corrientes espirituales marginales. A pesar de este carcter minoritario,
la fuerza de su tradicin y el impacto social en el mbito popular o, incluso, de grupos
de poder, fue suficientemente importante como para mantener cierto desarrollo y
expresin pblicos, que, como veremos, tuvo manifestaciones literarias cultas, adems
de populares.
Hemos intentado ofrecer una panormica ordenada y diacrnica de la antropologa de la
Luna. En ella nuestra principal aportacin ha sido el intentar organizar el complejo
entramado de la simbologa y la religin lunar a travs del hilo de la historia de las
religiones, algo que no hemos encontrado en ninguna de nuestras fuentes. A parte de
ello, ya que esto es una simple introduccin, casi todo se lo debemos a los especialistas
y, en especial, a Mircea Eliade.
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
29
Pero para completar el panorama de la exterioridad literaria de nuestro tema
monogrfico, necesitamos aadir una breve exposicin sobre la historia cientfica del
estudio de la Luna y su conquista.
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
30
C a p t u l o 4
ASTRONOMA DE LA LUNA
En la era cientfica y tecnolgica en la que nos encontramos, los datos que vamos a
aadir en esta introduccin no son ya propios de especialistas, sino que pertenecen al
mbito de la divulgacin cientfica. Ofrecemos una historia superficial, suficiente para
que en el desarrollo de nuestra historia literaria posterior tengamos un marco histrico
que, como veremos, influye en los periodos de evolucin literaria del tema el hombre en
la Luna.
Los primeros estudios cientficos de nuestro satlite pertenecen a la Antigedad. Las
primeras civilizaciones asitica obtuvieron los primeros logros con el estudio de los
eclipses, siendo capaces de predecirlos. Mediante la simple observacin visual fueron
capaces de conocer el movimiento y las fases de la Luna y adems de los planetas del
Sistema Solar ms cercanos. Surgi entonces la astrologa.
En Grecia se discuti largo tiempo sobre la naturaleza de la Luna. Supieron que su luz
era reflejo de la del Sol. Aristteles vio razones para creer que ella estaba habitada,
aunque no lleg a basarse en ningn principio cientfico. No obstante, todos conocemos
el enorme peso cientfico que tuvo este filsofo hasta el Renacimiento. Hiparco,
astrnomo y matemtico, aprovechando la observacin de un eclipse, dedujo que la
Tierra es esfrica, que la Luna es su satlite, un mundo diferente. Hiparco tambin
explic correctamente las fases de la luna y estim con bastante aproximacin la
distancia entre los dos cuerpos celestes. El astrnomo griego Ptolomeo ya intuy el
funcionamiento del Sistema Solar, con lo cual se desmarc de la teora y creencia
geocntrica, que fue la que triunf hasta el final del Renacimiento. En Amrica, la
avanzada astronoma de los mayas creo unos calendarios que tenan una amplia
capacidad de prediccin.
Los viajes de navegacin colonial de los europeos renacentistas impulsaron el estudio
astronmico. En 1543 Nicols Coprnico public su obra De revolutionibus orbium
caelestium. En ella estableci su teora heliocntrica mediante la cual la Tierra giraba de
forma oblicua sobre s misma y daba una vuelta alrededor del Sol cada ao. Mantena
ideas de la cosmologa antigua, como la del las esferas planetarias y las estrellas fijas;
pero supuso un gran avance cientfico. Sin embargo, la jerarqua de la Iglesia Catlica
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
31
presion para que se desechara el heliocentrismo hasta el punto que ms tarde, en 1633,
obligaron a Galileo Galilei a renegar de esta idea. Tycho Brahe cre una teora
intermedia: todos los planetas giraban alrededor del Sol y ste lo haca alrededor de la
Tierra. El estudioso alemn Johannes Kepler aprovech las observaciones realizadas por
Brahe para encontrar empricamente las leyes que gobiernan el movimiento planetario.
Kepler, precisamente, escribi una obra literaria con nuestro tpico, Somnium, y en ella
junto a una historia mgica ofrece datos cientficos precisos como la elevada
temperatura de la cara luminosa.
Entre 1609 y 1610 Galileo Galilei actualiz el telescopio y se centr en la observacin
lunar, ya que era el cuerpo celeste ms cercano y la capacidad visual del nuevo
instrumento era apropiada para la distancia. Lo que se descubri a partir de entonces
termin con muchas de las elucubraciones sobre el astro y por fin se fueron conociendo
de una manera bastante exacta los detalles astrofsicos. Aquello que antes eran manchas
con forma de hombre, liebre u oso, ahora eran grandes llanuras, que se llamaron mares y
grandes crteres y montaas.
En 1687 Isaac Newton enumer sus tres famosas leyes del movimiento. La tercera
describe la esencia del cohete: a toda accin se opone una reaccin igual, o bien las
acciones recprocas que ejercen dos cuerpos el uno sobre el otro, son siempre iguales y
dirigidas hacia las partes opuestas. El trabajo fundamental de Newton se titula
Philosophiae naturalis principia mathematica. Ah se explica porqu, cuando un cohete
lanza masa a gran velocidad, se mueve en direccin opuesta. A partir de ahora ser
posible realizar clculos matemticos precisos del empuje necesario para volar hasta el
espacio, venciendo la gravedad de la Tierra. Los descubrimientos de Newton acabaron
por generalizar la adhesin a la teora heliocntrica.
Las invenciones en 1783 del globo aerosttico inventado por los hermanos Montgolfier,
en 1852 del dirigible desarrollado por Henri Giffard, en 1903 del avin diseado por los
hermanos Wright y en 1936 del helicptero capacitado por Henry Focke llevaron a
pensar a los cientficos que se podra crear un artefacto volador que pudiera llegar a la
Luna. La literatura, con Julio Verne a la cabeza, fue la primera que sugiri y materializ
a su manera esta idea. En la primera parte del siglo XX las tres potencias cientficas de
la Tierra se dedicaron a desarrollar la teora del cohete espacial. Los protagonistas
fueron el ruso Konstantin E. Tsiolkovsky, el estadounidense Robert H. Goddard y el
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
32
alemn Hermann Oberth. A estos hay que aadir posteriormente otros nombres como
los de los nacionalizados estadounidenses Wernher von Braun y Theodor von Karman.
El final de la Segunda Guerra Mundial dej como nicos competidores en la
investigacin espacial a la Unin Sovitica y los Estados Unidos. A primeros de los
aos 50 ambos ya estaban preparados para empezar las misiones espaciales. Sputnik,
Zond y Saturno fueron los proyectos rusos. Luna, Ranger y Apolo fueron las misiones
norteamericanas. Los rusos pusieron al primer hombre en el espacio; pero los otros
fueron los primeros en poner el pie en la Luna, el 20 de agosto de 1969. Despus
existieron ms llegadas de astronautas. Hasta se especul con la fundacin de una
colonia lunar; pero los elevados costes de este nuevo sueo paralizaron el plan.
Dicen los cientficos que los datos que han aportado las seis expediciones que
alunizaron han despertado la memoria de la Tierra. La Luna es una porcin de nuestro
planeta que se desprendi por un impacto csmico en los primeros tiempos terrestres. Y
la Luna no ha evolucionado desde entonces. Con la llegada del hombre a nuestro satlite
hemos recuperado la noticia de una Tierra infante y original. Habremos recuperado
tambin la esencia de los seres terrestres, la esencia del ser humano?
Queremos acabar nuestra introduccin con unas palabras que escribi en 1135 el
escolstico Hugo de San Victor en su obra Didascalion (III, 20). Reflejan el espritu
abierto y cosmopolita con el que queremos elaborar nuestro estudio. Demuestran que lo
antiguo es a veces lo ms moderno:
Magnum virtutis principium est, ut discat paulatim exercitatus animus
visibilia haec et transitoria primum commutare, ut postmodum possit
etiam derelinquere. Delicatus ille est adhuc cui patria dulcis est, fortis
autem cui omne solum patria est, perfectus vero cui mundus totus
exilium est.58
58 Nuestra traduccin de la cita latina es:
Un importante principio de virtud consiste en que el nimo instruido poco a poco aprenda primero a cambiar
estas cosas visibles y transitorias, para que despus pueda incluso abandonarlas por completo. Aqul es
delicado an para quien es dulce la patria, valiente, sin embargo, para quien la patria es todo suelo, perfecto
desde luego para quien el mundo entero es su exilio.
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
33
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
34
C a p t u l o 1
PRESENTACIN DEL CORP US
Como hemos comentado en la Introduccin, hemos realizado una bsqueda exhaustiva
de textos que contuvieran nuestro tpico literario. El resultado es la consecucin de un
corpus de 275 obras escritas entre el siglo VI a. C. y el 21 de julio de 1969. Pertenecen a
24 pases de Europa, Amrica y Asia y el nmero de idiomas en que se publicaron
originalmente es 21. Estos primeros datos nos permiten afirmar que estamos estudiando
un tema importante que ha tenido amplia repercusin literaria.
A modo de presentacin, ofrecemos una tabla en la que est nuestro corpus por orden
cronolgico. En ella aportamos el nmero de orden cronolgico, la fecha de la primera
edicin, el nombre de autor, el ttulo de la obra, su pas e idioma elegido, el gnero
literario y la importancia del tpico dentro de la obra59 . Utilizamos en este ltimo
apartado las siguientes abreviaturas convencionales: I.: importancia; P.: principal; S.:
secundaria; F.: fragmento. Puesto que pretendemos ofrecer un panorama histrico,
hemos aadido la clasificacin en las grandes pocas histricoliterarias, aun sabiendo
que este criterio puede ser flexible.
59 En unas pocas obras no hemos podido conocer con certeza la fecha de su primera edicin. Los mayores problemas,como se puede suponer, han existido en la literatura antigua. Cuando el idiomade un pas es el histrico y conocidopor todos no lo hemos especificado. La determinacin del gnero es a veces algo compleja y en su momento lairemos comentando. Creemos que la distincin de la importancia dentro de la obra es significativa en muchos casosy nos ayudar a analizar mejor el tratamiento y evolucin del tpico. Tambin este apartado puede parecercontrovertido en alguna obra. Para determinarlo hemos tenido en cuenta la extensin del tpico (dato objetivo) y supeso dentro del argumento (dato menos objetivo).
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
35
N FECH A AUTORTTULO MONOGRAFA /
T TULO PARTEPAS EIDIOMA
GNEROI.
Antigedad
1. ca. 400a.C.
Annimo indio60
Vedas [Conocimiento]:Brhadarnyaka Upanishad VI,2, 16.Chndongya Upanishad V, 10, 1Prashna Upanishad I, 9
India /snscrito
tratadoreligioso
F
2. 300a.C. 300d.C.
DwaipayanaVyasa61
Mahabharata [Gran Bharata]:Santi Parva CCXCVIIIBhagavad-Gita VIII, vv. 25-26
India /snscrito
poesapica
religiosa
F
3. 200a.C. 150d.C.
AntonioDigenes
TA UPER QOULHN APISTA[Los prodigios ms all deThule]
Grecia(Imperioromano)/
griego ant.
novela S
4. ca. 75
PlutarcodeQueronea
PERI TOUEMPAINOMHNOUPROSOPOU TO KUKLOTHS SELHNES[Sobre la cara que aparece en elorbe de la Luna]
Grecia(Imperioromano)/
griego ant.
tratadofilosfico
S
5. ca.150Luciano deSamsata
ALHQWN DIHGHMATWN I[Historias verdaderas]
Siria(Imperio
romano) /griego ant.
novelasatrica62
P
6. ca.155Luciano deSamsata
IKAROMENIPPOS HUPERNEFELOS[Icaromenipo o el hombre sobrelas nubes]
Siria(Imperio
romano) /griego ant.
stiramenipea
P
7. ca. 300Arda Viraz63
Arda Viraz Namag 8[El libro del justo Viraz]
Irn /persamedio
tratadoreligioso
F
Edad Media
8. ca. 811Annimo
Taketori Monogatari[El cuento del cortador debamb]
Japn novela S
9. ca. 880
Manuskihar
Escritos Pahlavi:Dadistan-i-Dinik 34[Decisiones religiosas]
Irn(Imperio
musulmn) / persamedio
tratadoreligioso
F
60 Los Vedas no tienen un autor concreto y definido, aunque se conoce al nombre de algunos escritores queintervinieron en su redaccin. Nosotros hemos preferido dejar la autora como annima.
61 Se atribuye este enorme poema a este sabio hind, pero no se puede asegurar.62 Hemos especificado con el adjetivo "satrica" aquellas obras cuya intencin es claramente de este tipo.63 Se atribuye este tratado a su protagonista, pero parece ser que tuvo varios redactores.
Tesis doctoral de la Universidad de Granada
36
N FECH A AUTORTTULO MONOGRAFA /
T TULO PARTEPAS EIDIOMA
GNEROI.
10. 126464 Buenaventura deSiena (trad. del
rabe)
Halmahereig[Libro de la escala de Mahoma]
Espaa(Reino deCastilla) /rabe-latn
tratadoreligioso
S
11. antes1217
Neckam,Alexander
De naturis rerum (refer.popular) [Sobre las naturalezasde las cosas]
Inglaterra/ latn
tratadofilosfico
F
12. ca.1230 Ibn 'Arabi
F ma'rifati Kmya al-Sa'dawa asrri-hi. [La alquimia de lafelicidad perfecta]
Espaa(Al
ndalus)/rabe
tratadoreligioso
S
13. ca.1294 Adens li Rois
Li roumans de Clomads[Los romances de Cleomades]
Francia /provenzal
poesaprovenzal
S
14. 1321Dante Alighieri
Commedia [Divina comedia]Paradiso II-V, v. 84; refer.popular Inferno XX, vv 124-128;Paradiso, II (vv. 49-51)
Italia /toscano
poesareligiosa
S
15. ca.1385
Chaucer,Geoffrey
Troilus and Creseide, I, 1023(refer. popular)
Inglaterra poesapastoril
F
16. ca.1455
Peacock,Reginald
Repressor of Over MuchBlaming of the Clergy65 II, 4(refer. popular)
Inglaterra tratadoreligioso
F
17. ca.1478
Henryson,Robert
Testament of Cresseid: LI, 260-264 (refer. popular)
Escocia poesapastoril
F
Renacimiento
18. 1511 Rotterdam,Erasmo de
Moriae encomium[Elogio de la locura]
Holanda /latn
stira enprosa
F
19. 1516 Ariosto,Ludovico
Orlando furioso XXXIV Italia poesapica
S
20. 1532 Rabelais,Franois
Pantagruel I; 14; III, 51 Francia novelasatrica
F
21. 1541 Maldonado, Juan Somnium Espaa /latntratado
filosficoP
22. ca.1593 Lyly, John
The Woman in the Moone Inglaterra comedia S
23. 1594Annimo
"Nouvelles des Rgiones de laLune"66 suplemento de SatyreMnippe De La Vertu DuCatholicon d'Espagne
Francia novelasatrica
P
64 La fecha es de la traduccin latina. El texto rabe original es una leyenda annima anterior. Por eso hemosadelantado esta obra a las dems del siglo XIII.
65 Hemos preferido respetar la costumbre anglosajona de poner las palabras principales de los ttulos en maysculas,mientras que en las dems lenguas slo hemos escrito mayscula para el inicio del ttulo. Adems, hemosconsiderado no traducir al espaol estas obras por ser el ingls una lengua bien conocida.
66 Al igual que los ttulos ingleses, hemos preferido no traducir al espaol las obras francesas por ser el francs unalengua bien conocida.
El hombre en la Luna en las literaturas cultas y populares
37
N FECH A AUTORTTULO MONOGRAFA /
T TULO PARTEPAS EIDIOMA
GNEROI.
24. 1594 Shakespeare,Willliam
Midsummer Night's Dream III,i, 60 et alii (refer. popular)
Inglaterra comedia F
Siglo XVII
25. 1606-08
Dekker diGrosart, Thomas
Lanthorne and Candlelight III,258 (refer. popular)
ReinoUnido
poesa F
26. 1611Donne, John
Conclave Ignati /Ignatius hisConclave
ReinoUnido /latn -ingls
novelasatrica
F
27. 1612 Basse, William Urania ReinoUnidopoesasatrica
P
28. 1619 Drayton, Michael Quest of Cynthia, Eglogue, withthe man in the moonReinoUnido
poesapastoril
S
29. 1620 Jonson, Ben News from the New WorldDiscovered in the Moon
ReinoUnido
mascaradateatral
P
30. 1623 Sorel, Charles Histoire comique de FrancionIIIFrancia novela S
31. 1634 Kepler, Johan Somnium sive AstronomiaLunarisAlemania
/ latncuento P
32. 1638 Godwin, Francis The Man in the Moone ReinoUnidonovela P
33. 1647More, Henry
Insomnium philosophicum ReinoUnido/
latn
poesafilosfica
S
34. 1656 Kircher,Athanasius
Iter extaticum caeleste[Viaje exttico celestial]
Alemania/ latn
tratadofilosfico
S
35. 1657Cyrano, Savinien
Histoire comique contenant lestats et Empires de la lune /Voyage dans la Lune
Francia novelasatrica
P
36. 1666 Duchess ofNewcastle
Blazing world ReinoUnido
novela S
37. 1684 Annimo Arlequin, empereur dans la lune Francia comediadel arteS
38. 1685 Wesley, Samuel Pindaric Poem on Three Skippsof a LouseReinoUnido
poesasatrica
S
39. 1687 Behn, Aphra The Emperor of the Moon ReinoUnidocomedia S
40. 1690 Daniel, Gabriel Voyage du monde de Descartes Francia novelasatrica
P
41. ca.1699
LucasLunanimus of
Lunenberg (psd.)
The Lunarian or Newes from theWorld in the Moon to theLunaticks of this World
ReinoUnido
novela P
Siglo XVIII
42. 1702 Colvill