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TRABAJO DE COMPETENCIA COMUNICATIVA
90003
ACTIVIDAD 10
GRUPO:
YULMUNOZ32
TUTOR:
YULLY GUISELA MUNOZ VALENCIA
ESTUDIANTES:
DUBERLIS NEGRETE AMAYA
FECHA:
28 MAYO 2008
UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y ADISTANCIA
I SEMESTRE
2088.
INTRODUCCIÓN
La lectura y la escritura son dos habilidades indisolublemente ligadas durante el largo y continuo proceso de aprendizaje del ser humano. Las etapas de consolidación y desarrollo de las mismas se prolongan toda la vida, pero particularmente se promueven en la escuela, se propician allí situaciones de escritura y de lectura en donde los alumnos adquieren elementos cada vez más apropiados a los requerimientos de la comunicación que se pretenden alcanzar con estos medios de expresión.
Además conocerán y aplicarán los recursos que el sistema provee, emplearán su conocimiento del lenguaje para cumplir intenciones comunicativas en todo momento ya sea dentro o fuera del ámbito escolar.
Adquirir y desarrollar paralelamente las habilidades de leer y escribir se ha convertido en uno de los objetivos primordiales dentro del proceso de enseñanza- aprendizaje en todos sus niveles.
Los docentes pretenden que desde el inicio de este proceso, los alumnos reconozcan la lengua como medio fundamental de comunicación. La expresión oral, la escritura y la lectura se plantean en los distintos usos sociales, con la finalidad de que conozcan sus funciones y se sirvan de ella, pero si este proceso se realiza en el aprendizaje de una segunda lengua nos vemos ante la necesidad de desarrollar una serie de actividades útiles que le permita al estudiante emplear con los mismos valores y funciones de su lengua materna, la nueva lengua que aprende.
LEER Y ESCRIBIR
Una de las grandes preocupaciones de los alumnos cuando llegamos a la universidad es la
lectura, la lectura pausada, reflexionada y plena de matices. En nuestro caso, consideramos el
primer paso para luego escribir. Sólo aquellos que se enfrenten cada día a la escritura sabrán
componer los textos del futuro. Es muy conveniente leer libros de escritores que cuiden las
palabras, que mima el lenguaje y que además sea un artista de las letras.
No es noticia nueva que para escribir bien, es necesario el leer bien; sin embargo cada vez hay
menos gente que disfruta de este acto. Quizás, porque algunos se sienten obligados, y no lo
ven como un acto natural para relajarse o para pasar un momento agradable. A mi entender,
vivimos en una sociedad fotográfica, es decir, nos manejamos por medio de imágenes, y no de
palabras, y esto representa el gran problema de comunicación que existe hoy en día, aunque
nos encante hablar de la globalización del siglo XX, la verdad es otra. Lo negativo de esto es
que creemos que lo comprendemos todo, que estamos al tanto de la actualidad; pero lo cierto
es que no tenemos ni idea, no comprendemos.
No hay mejor forma para aclarar nuestras ideas más confusas, o incluso nuestros sentimientos,
que tratar de plasmarlos en palabras. El simple hecho de ponernos ante de un papel con un
bolígrafo en la mano, supone una predisposición a la reflexión, es iniciar un diálogo con
nosotros mismos, que sorprendentemente nos ayuda a entender mejor lo que vivimos y por qué
lo vivimos. Por ello, si hacemos de la escritura un hábito, no sólo conseguiremos mejorar
nuestras habilidades lingüísticas y literarias, sino que organizaremos nuestros pensamientos, y
en consecuencia, seremos capaces de adaptarnos mejor a las distintas circunstancias de la
vida
EL ARTE DE ESCRIBIR
Para muchos escribir es un dolor de cabeza, un trámite; para otros es vivir, gozar; es
reinventarse, parir, encontrarse o renovarse.
Cada persona tiene un estilo, hábitos y circunstancias que lo orillan a escribir. Sin embargo, a
quienes les gusta escribir saben que existen ciertas condiciones para ello: una motivación o
propósito, unas circunstancias, unos procedimientos y una técnica. José Luis Martínez, en su
libro Problemas literarios, señala cuatro características que deben estar presentes en un
escrito: Naturalidad, técnica, estilo y visión del mundo.
José Luis Martínez, señala qué el lenguaje es una desierta creación intelectual. La fuerza que
lo crea, lo mantiene y lo renueva es una humedad espiritual que hincha y transmuta los secos
moldes de las palabras para comunicarles aquella vida que el escritor pueda destinarles. Así
como el jardín solicita abonos y humedad, tierra, aire, cultivo, el espíritu también los requiere. Y
la técnica es la natural disposición de la tierra o de la lengua para que pueda recibir su legado:
la rosa en el jardín, el poema, la novela o el cuento en la literatura.
Este respeto por los movimientos y ritmos de la vida es lo que proporciona una de las virtudes
más grandes del escritor: la naturalidad.
Naturalidad es la expresión conformada de acuerdo con lo natural y lo poseído en común, pero
muchas personas que han decidido a tomar la pluma, sentencia Martínez, han perdido esa
aptitud original. Una represión extraña les impide escribir como hablan. Por ello los escritores
no tienen porque contradecir la naturaleza, sino reproducirla de acuerdo a su armonía y su
mesura.
En cuanto a la visión del mundo, toda obra lleva implícita una visión peculiar e intransferible del
mundo, una especial atención para ciertos aspectos y unos modos especiales de enfoque y de
traducción conceptual, de esos aspectos seleccionados. Y cada una de estas visiones,
manifiesta José Luis Martínez, lleva implícita su propia fisiología respiratoria y su propia
organización interna. Es decir, cada visión del mundo exige una técnica propia y, cuando el
escritor logra expresarla, su creación se nos presenta como una obra maestra.
BIBLIOGRAFIA
www.google.com
Modulo competencia comunicativa
http://lectura.dgme.sep.gob.mx/leer/reflex/delia01.html
http://www.monografias.com/trabajos20/leer-y-escribir/leer-y-escribir.shtml