Post on 11-Jan-2016
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Ciudadanía Y Clase Social De T. Marshall
Uno de los grandes teóricos del concepto de ciudadanía dentro del contexto político es el
historiador y sociólogo británico Thomas Marshall (1893-1982). Los derechos civiles,
sociales y políticos son propuestos por Marshall en una conferencia publicada bajo el
título de “Ciudadanía y clase social” como componentes fundamentales del concepto
moderno de ciudadanía.
El autor se basa en una conferencia anual en Cambridge que dio Alfred Marshall en 1885
para plantear el problema que le interesa discutir: “la igualdad social”. Marshall sostiene
que en 1950 la sociedad aceptaba la compatibilidad entre igualdad básica y desigualdad
de clase hasta el punto de que la propia ciudadanía se ha convertido, en ciertos aspectos,
en el arquitecto de una desigualdad social legitimada.
Por tanto, el problema que T. Marshall quiere discutir es cómo se da la combinación en un
solo sistema de los principios de la justicia social y del precio del mercado. Para ello,
plantea un desarrollo histórico de la ciudadanía desde el punto de vista de los Derechos
Civiles (siglo XVIII), Políticos (siglo XIX) y Sociales (siglo XX) que podemos resumir de la
siguiente manera:
• Ciudadanía civil. Necesaria para la libertad individual: libertad de la persona, de
expresión, de pensamiento y religión, derecho a la propiedad y a la justicia. Inclusión
gradual de nuevos derechos en un estatus ya existente: estatus de libertad.
• Ciudadanía política. Derecho a participar en el ejercicio del poder político como miembro
de un cuerpo investido de autoridad política o como elector de sus miembros. Primero se
garantizaron antiguos derechos a nuevos sectores de la población, como el sufragio que
al principio era privilegio de una reducida clase económica.
• Ciudadanía social. Derecho a la seguridad, a un mínimo de bienestar económico, a
compartir plenamente la herencia social y vivir la vida de un ser civilizado conforme a los
estándares de la sociedad. Su fuente original fue la pertenencia a las comunidades
locales y a las asociaciones funcionales, pero fue complementada y sustituida
progresivamente por un sistema de regulación salarial.
La visión de Marshall concluye que estos grupos de derechos forman una especie de
peldaño o eslabón en dirección de los otros. Su contribución distintiva fue la introducción
del concepto moderno de Derechos sociales (accedidos no sobre la base de pertenecer a
alguna clase social o necesidad, sino por el hecho de ser ciudadano). Proclamó que sólo
existe la ciudadanía plena cuando se tienen los tres tipos de derechos y que los mismos
no dependen de la clase social a la que se pertenezca, así como que su otorgación no
implica la destrucción de las clases sociales y la desigualdad.
La ciudadanía es el estatus que se concede a los miembros de pleno derecho de una
comunidad, siendo sus beneficiarios iguales en cuanto a los derechos y deberes que tal
estatus conlleva. La ciudadanía es un sistema de igualdades mientras que la clase social
se basa en la desigualdad. T. H. Marshall distingue dos tipos de clase social:
• Basada en una jerarquía de estatus. La diferencia se define legalmente y la ciudadanía
entra en conflicto directo con la clase. Esto también tiene implicaciones económicas ya
que no permite el contrato moderno (acuerdo entre hombre libres e iguales aunque con
diferente poder).
• De ius sanguinium. Las diferencias de clases son el resultado de la interacción de varios
factores relacionados con las instituciones de la propiedad, la educación y la estructura de
la economía nacional. En éste segundo tipo la desigualdad es necesaria ya que
proporciona incentivos para el esfuerzo y la estructura de la distribución del poder.
No obstante, la categoría clase social ocupa un puesto secundario en la argumentación
de T. Marshall, ya que le interesa sobre todo la ciudadanía y su influencia en la
desigualdad social. El autor afirma que la evolución de la ciudadanía coincide con el
desarrollo del capitalismo, que no es un sistema de igualdad, sino de desigualdad.
La ciudadanía, al actuar de tabula rasa otorgando un estatus de igualdad jurídica (que no
de poderes ni económica), favoreció un sistema basado en la igualdad de base que
favorecía la desigualdad diferencial. Los derechos que igualaban a los ciudadanos no
eran sino derechos, es decir, no se traducían en hechos literales: el derecho a la
propiedad no otorga propiedad, sino el derecho a tenerla y mantenerla cuando se
dispongan de los medios para ello. La ciudadanía favorecía al capitalismo porque
otorgaba igualdad a relaciones claramente desiguales.
El reconocimiento de derechos no implica la consecución real de éstos, ni una mayor
igualdad real. Empero, la ciudadanía, que en principio supuso una “falsa” igualdad, sí
inspiró a la sociedad en pro de una igualdad real, con más profusión en el terreno de lo
social, y con mayor profundización. Supuso guiar el camino para que en el siglo XX se
alcanzasen los derechos sociales.
Finalmente el texto dedica una buena parte a la discusión de los derechos sociales, a
cómo pueden entrar en contradicción con los derechos civiles y cómo pueden aportar en
la disminución de las desigualdades.
A modo de síntesis, el autor concluye que la ciudadanía democrática concede a las
diferencias de estatus un marco de legitimidad, siempre que no sean muy grandes, se
produzcan en el seno de una civilización única, y no sean expresión de privilegios
heredados. La desigualdad sólo puede aceptarse si no es dinámica y proporciona un
incentivo para el cambio y la mejora. Por otro lado, la igualdad absoluta no es alcanzable,
y existen dos tipos de límites, los económicos y los ciudadanos. Lo que se persigue es la
eliminación de las desigualdades que no pueden considerarse legítimas.
El análisis de ciudadanía de Marshall ha sido criticado sobre la base de que sólo se
aplicaría a los hombres ingleses de la época. Actualmente existe un debate entre los
académicos acerca de si Marshall proponía que su análisis histórico se interpretase como
una teoría general de la ciudadanía o si el ensayo era sólo un comentario sobre los
acontecimientos en Inglaterra en esas fechas. Otros autores, por ejemplo, sostienen que a
T. Marshall le faltó un análisis suficiente de las causas del desarrollo del capitalismo,
presentándolo como una progresión armónica, y que no contempló los grupos sociales y
sucesos que intervinieron en las luchas por ampliar los derechos de los ciudadanos: el
movimiento obrero, los reformistas de la clase media y las dos guerras mundiales.