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CONSTRUCCIÓN DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LA DEMOCRACIA PROTAGÓNICA EN VENEZUELA:
UN ENFOQUE AMPLIADO
Papel de Trabajo del Programa de Estudios Avanzados en Estudios Estratégicos para el Desarrollo de la Universidad Bolivariana de Venezuela
Carolina Prado Juan Carlos Cáceres Anette Cassiani
Mónica Fuenmayor Aleisses Rodríguez
Maracaibo, Julio, 2010
INTRODUCCIÓN
Vivir la ciudadanía es sentirla y para ello es necesario comprenderla
En Hispanoamérica se viene hablando de participación ciudadana desde ya hace más
de una década. Son varias las referencias encontradas sobre este tema en Ecuador,
Paraguay, México, Colombia, entre otros. Así mismo la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se propone entre sus objetivos
fomentar la participación ciudadana en diferentes países del mundo.
El Estado venezolano está a travesando por una serie de transformaciones
paradigmáticas que no solo abarcan lo político, sino lo ideológico, económico y social.
Podría considerarse que este cambio de orden global en el ser, hacer y quehacer de la
Nación, ha promovido así mismo una serie de mecanismos de índole estructural y
normativo que convergen en la creación de un modelo democrático protagónico
revolucionario, que se caracteriza por entregar al sujeto la posibilidad de participar y
llegar a un nivel de autonomía del Estado, que pueda contribuir a la construcción
histórica de un modo de convivialidad que potencie sus capacidades.
La discusión de la participación ciudadana hoy en día toma fuerza en la sociedad
venezolana, dado el carácter protagónico que le imprime la constitución a todos los
sujetos de derecho en la República Bolivariana de Venezuela. En tal sentido, es
importante considerar para su definición, aquellos factores que intervienen en su
construcción. De allí que las dimensiones que abarca, los sujetos de participación y la
construcción de un mundo de vida son necesarios para conocer todos los aspectos que
esta aborda.
Así mismo, no son menos exhaustivas las consultas que se realizan en los diferentes
documentos normativos que coligen de la CRBV (1999) en la cual es amplia y extensiva
la mención “participación” en todo el cuerpo normativo; así como el meritorio Plan
Nacional Simón Bolívar, instrumento especialísimo de la futura gran constituyente
socialista, pliego consulto y definitorio que debe guiar al país en la consolidación del
nuevo modelo humanista y socialista en las próximas décadas.
Este intento, que es un ensayo empírico de democracia, busca restaurar el
compromiso de los ciudadanos con la Nación, así como refundar la República
amparado en principios y valores que se consideran fundamentales y que la
globalización ha robado, entendiendo que se requiere un cambio, pues el marco y las
identidades de participación evidentemente han cambiado. No se habla pues de una
ciudadanía confinada al marco de la participación en el Estado‐Nación, sino que se
trata de encontrar una reidentificación de las conexiones perdidas con la vida misma,
especialmente en lo atinente al colectivo.
Sin embargo, tal como lo ha hecho en múltiples oportunidades, el Presidente Chávez
invita a no quedarse en meras palabras y discursos. Construir bajo la premisa de
“inventamos o erramos” del preclaro maestro Simón Rodríguez, es el principio. Se
requiere de seguido la acción a fin de que sea el pueblo, quien a través de sus propias
vivencias, necesidades e intereses consolide el proyecto bolivariano democrático y
protagónico que represente el sentir y el vivir de los habitantes de la Nación
venezolana.
En tal sentido, a través del presente papel de trabajo, el equipo colaborativo busca
reflexionar sobre el modelo participativo y cómo los ciudadanos han asumido este
reto, el cual por primera vez les conmina a tomar el control social, haciéndolos dueños
de su propio destino, con lo que podrían desarrollar la capacidad de cubrir sus
necesidades perentorias a través de modos de producción endógenos, tomar
decisiones y avanzar hacia el bien de la ciudad.
Contenido
1.‐PARTICIPACIÓN CIUDADANA
2.‐CAMBIOS PARADIGMÁTICOS DEL ESTADO
3.‐ PRINCIPIOS DE LA CIUDADANÍA Y LA CORRESPONSABILIDAD EN LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y PROTAGÓNICA
4.‐PODER POPULAR EN EL ACELERAMIENTO DE LA TRANSICIÓN HACIA EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
1.‐PARTICIPACIÓN CIUDADANA
Algunas consideraciones conceptuales y legales
Hablar de participación significa en lo más simple la posibilidad de intervenir,
colaborar, cooperar, aportar. Sin embargo, participación ciudadana implica algunos
otros elementos que en este breve informe se tratarán de aclarar.
Algunos autores como Cunill Grau (1991) mencionado en Núñez (2007) consideran que
es una institución de carácter multidimensional que implica la intervención de las
personas en actividades públicas que reflejan y dan respuesta a los intereses sociales.
Por su parte Estrada Saavedra (1995, p. 102) dice, que es un medio para socializar las
decisiones y acciones colectivas a través de la intervención de los ciudadanos en los
diferentes espacios de dominio público, generando en tal sentido mecanismos de
distribución, administración y control de los recursos sociales. Tal y como lo menciona
el autor, son espacios de interacción social en los que cada integrantes de la
comunidad debe entender a sus “alter ego”, como seres con los que se establece no
solo la simple actitud dialógica‐pragmática, sino la co‐rrespondencia y el
reconocimiento del otro como parte de un mismo órgano social.
También Pasquino (1988) mencionado en Núñez (2007) expresa que es un conjunto de
actos y actitudes mediante las cuales hay pretensión de influir de forma “mas o menos
directa y más o menos legal” sobre las decisiones de aquellos que detentan el poder
con el objetivo de “conservar o modificar las estructura del sistema de intereses
dominantes.
Mayor (1999) mencionado en Núñez (2007) en tanto tiene una posición más radical al
respecto, estableciendo una similitud con la frase más célebre de Descartes cuando
expresa “participo, luego existo”, como fórmula de la democracia‐poder. Sin embargo,
se reconoce que la dependencia estructural y sistemática con los mecanismos y
condiciones para la participación, lo cual de ninguna manera niega la naturaleza
ciudadana por la precariedad de éstos.
Sin ambiciones de determinar el alcance de los vocablos participación política y
ciudadana, se considera que, ésta última se refiere a una actividad mediante la cual,
los ciudadanos tienen la oportunidad de expresar sus ideas, opiniones o alternativas,
así como de gestionar o ejecutar acciones relacionadas o concernientes a la
comunidad, a la sociedad, a las regiones y al país.
De allí que la participación ciudadana encuentra en el Proyecto Nacional Simón Bolívar
su carta de presentación específicamente en la directriz Democracia participativa y
protagónica, en la cual consideran la capacidad de los individuos de organizarse para
transformar su realidad, su debilidad individual en fuerza colectiva, teniendo en cuenta
el establecimiento de mecanismos de participación que permitan construir una
comunidad y no individuo aislados y egoístas. E tal sentido, se busca consolidar la
organización social y transformar la realidad, en el sentido, de fortalecer la
independencia, la libertad y el poder originario del individuo, fundamentado en los
principios Bolivarianos.
Dimensiones de la participación ciudadana
La participación ciudadana es multidimensional pues abarca aspectos tales como: lo
ideológico, político, jurídico, económico y social: En cuanto al aspecto ideológico, se
puede distinguir una concepción individualista y otra colectivista: La primera considera
a los votantes como clientes, a los partidos políticos como oferentes de las políticas
públicas y la democracia como el mercado donde se ejecutan esas políticas. La
colectivista por su parte, considera al colectivo como eje de los procesos en la toma de
decisiones.
En relación a lo político algunas corrientes lo asumen desde la perspectiva crítica o
positivista. La crítica parte de de la posición interventora de los individuos en busca de
sus autodeterminación; mientras que la positivista solo considera la participación
política como un procedimiento para la toma de decisiones. Con el Proyecto Nacional
Simón Bolívar, se establece un compromiso entre el Estado y la Sociedad para el
desarrollo y ejercicio co‐responsable de la participación ciudadana en la gestión
pública, con ello legitimar las políticas adoptadas, posibilitando una gestión más
ajustada a las demandas sociales, favoreciendo la solidaridad, la confianza y el civismo,
para incrementar de esta manera la gobernabilidad. Con ello se procura un marco
institucional para la participación ciudadana.
Desde la dimensión jurídica, conforma los diferentes mecanismos legales que permiten
y fortalecen la participación ciudadana, entre las cuales se encuentra en primer lugar la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), el Plan Nacional Simón
Bolívar, la Ley de Consejos Comunales, entre otros.
En cuanto a lo económico, se preconfigura el derecho de los trabajadores para regular
las relaciones mercado‐Estado‐comunidad. En tal sentido se prevé, que la ciudadanía
asuma el control de las diferentes operaciones de organización y distribución de los
diferentes recursos o bienes de subsistencia.
La dimensión social va a permitir equidad y justicia de todos los ciudadanos dentro de
la sociedad. Al respecto, el Plan Nacional Simón Bolívar se presenta como una vía de
oferta estatal participativa, con propuestas para la participación y la organización
popular, constituyéndose en una práctica cada vez más extendida, en diferentes
ámbitos de la sociedad (salud, educación, economía, política, cultura, deporte, entre
otras), en la que la población puede participar activamente en la planificación y gestión
de programas sociales.
De esta manera, se contribuye con el rescate de la organización popular efectiva, como
un asunto público, lo cual permite la apertura de nuevos espacios para la participación,
siendo los Consejos Comunales una de las principales instancias. Además están los
Comités de Tierras, de Salud, Mesas Técnicas, Comité de Hábitat y Vivienda, Misiones,
entre otras, a través de las cuales, se facilita la difusión para la elaboración de los
diferentes proyectos dirigidos a atender las necesidades prioritarias de las
comunidades, impulsando así un nuevo liderazgo a nivel comunitario y social.
Construcción del mundo de vida
Para Núñez (2007) la participación ciudadana involucra el hecho de participar como
medio para la construcción del protagonismo como valor de la garantía del desarrollo,
como deber del Estado y la sociedad, quienes deberán generar condiciones para su
práctica y en consecuencia forma parte de los fines del Estado.
De allí que de acuerdo a Habermas (1998) mencionado en Núñez (2007), el mundo de
vida se sustenta en pretensiones de validez que constituyen conjuntamente con la
intersubjetividad una experiencia colectiva al igual que el lenguaje, las prácticas
sociales y recuerdos comunes (cultura) consigue su forma de objetivizarse. Además
para establecer el contacto con la esfera pública, requiere de la organización de la
comunidad en el mundo de vida, que se orienta principalmente a la “coordinación de
acciones colectivas para producción, obtención y distribución de bienes colectivos”
(Estrada, 1995, p. 129).
De acuerdo a lo antes dicho, la participación ciudadana se convierte en una instancia
de vida y el sistema político se ve influenciado por la decisión colectiva de participar
generando nuevas posibilidades de acción y actuación.
Sujetos de participación
El Artículo 4° de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV)
expresa: que son sujetos de participación, todos los ciudadanos y ciudadanas de forma
directa o a través de sus representantes elegidos o elegidas.
Al respecto, el Pan Nacional Simón Bolívar surge como papel de trabajo
preconstituyente, en el que se plantea que los ciudadanos deben involucrase
directamente en y para la gestión de su propio porvenir, su estado de bienestar social
y en su relación con el aparato estatal, personificando y ejerciendo mecanismos de
poder político y proponiendo alternativas determinantes que garanticen el bienestar
colectivo.
En este sentido, se pueden mencionar los Consejos comunales como instancias de
participación, que le permiten a los individuos organizarse para atender la
problemática que enfrenta cada comunidad, convirtiéndose en los protagonistas y a
través de las asambleas de ciudadanos y ciudadanas tomar decisiones para actuar en
pro del bienestar colectivo.
Y es que tal y como lo establece el Plan Nacional Simón Bolívar, en la verdadera
democracia protagónica revolucionaria, baluarte de dicha participación, el Estado debe
propender a garantizar a todos los ciudadanos
los contenidos materiales que exige la realización del bien común, la justicia está por encima del derecho; y las condiciones materiales para garantizar el bien de todos, tales como educación, salud y trabajo están por encima de la simple formalidad de la igualdad ante la Ley y el despotismo mercantil.Esto indica, que el ciudadano por primera vez como protagonista y verdadero sujeto de derecho tiene la capacidad de construir sus propias leyes en los que el derecho a la vida y la solidaridad en comunidad le devuelven el sentido ético a las leyes y al Estado que garantiza su promoción y cumplimiento.
2.‐CAMBIOS PARADIGMÁTICOS DEL ESTADO
La nueva participación ciudadana en el cambio paradigmático del Estado
En Venezuela la participación ciudadana ha sido expresada ampliamente en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. La madurez de las ideas y las
condiciones que se ha generado en el pueblo, ha contribuido a la formulación de un
cuerpo normativo de una gran riqueza epistémica, como fundamento para el
fortalecimiento del modelo de democracia protagónica y revolucionaria.
Indudablemente se han experimentado diversos avances significativos, desde una
concepción mínima de democracia donde se limitaba el poder al ejercicio del derecho
al sufragio –a manera de democracia procedimental y positivista‐, a una concepción de
democracia ampliada y de sentido crítico, que traspasa la mera acción de la escogencia
de sus representantes, hacia el involucramiento activo de la población en nuevos
escenarios de participación tales como los Consejos Comunales y las Asambleas de
Ciudadanos y Ciudadanas, lo cual amerita un proceso de aprendizaje, integración y
cooperación; y cuyo fin último es la autodeterminación.
Sin embargo, la praxis ha demostrado en las diversas experiencias políticas, sociales y
económicas promovidas por este gobierno, que aún la democracia participativa y
protagónica como eje del Socialismo Bolivariano del Siglo XXI está en proceso de
maduración y consolidación. La promoción de las participación política en Venezuela a
través de los diferentes mecanismos creados para tal fin, ha reproducido hasta ahora,
las mismas prácticas capitalistas, sirviendo en la mayoría de los casos como alimento
del metabolismo de este.
Básicamente como estructura, el Socialismo Bolivariano del Siglo XXI tiene su
fundamento, tal y como lo diría Hugo Chávez, quien ha sido su mentor en: la
solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad. Esto que
algunos autores como Moulian (2001) han llamado la Quinta vía y que presenta a los
sujetos como capaces de producir su propia historia a través de la acción política
revolucionaria, que es “determinada en su movimiento general pero indeterminada
en su movimiento particular”, pero que indudablemente está basada en el paradigma
de la democracia participativa, la economía de necesidades y la construcción de una
cultura comunitaria.
Otros autores como Azcargota (2007) crean controversia sobre el tema manifestando,
que si el Socialismo del Siglo XXI pretende convertirse en un nuevo paradigma de la
sociedad debe proveer una interpretación actual sobre el estado de la economía
capitalista y a partir de allí proponer un nuevo modo de organización social. Esto sin
duda corresponde a visón miope sobre el actual estado de las cosas en el mundo y
como el capitalismo y la globalización unidos amenazan con destruir la convivialidad
del planeta.
Pero indudablemente, el socialismo bolivariano del siglo XXI, no es una pluma en el
aire sujeta al vaivén del viento: este proyecto, plasmado en el Plan Nacional Simón
Bolívar tiene su estructura ideológica, económica, social y política: Ideológicamente se
fundamenta en el humanismo y el bolivarianismo; la economía es productiva y
endógena; en lo social es colectivista y en lo político establece su base en la
democracia protagónica revolucionaria.
La transición hacia la real participación ciudadana ha estado caracterizada por sus
muchos obstáculos, que se originan por una parte, por la falta de toma de conciencia
de los ciudadanos acerca de la noción de “ciudadanía”, la cual debe estar imbricada
con la correspondiente apropiación de la corresponsabilidad, en la cual no solo se
deben adquirir los valores esenciales de compañerismo (com‐panis, compartir el pan)
sino de la concordia (com‐ cordis, compartir el corazón), lo cual implica la búsqueda del
interés común o como bien lo decía Juan Pablo II en el Concilio Vaticano II, aplicar el
principio de que ”la solidaridad es el bien común en acción”.
Es por ello, que tal y como lo plantearon Platón en La República y Aristóteles en La
Política, se debe tender a la búsqueda del bien común, lo cual indica la trascendencia
de los bienes particulares y el propósito manifiesto de la concienciación de que el fin
de la ciudad es el vivir bien.
Tal planteamiento puede evidenciarse en el Plan Nacional Simón Bolívar (2007) el cual
expresa que:
En la democracia participativa revolucionaria, el Estado garantiza los contenidos materiales que exige la realización del bien común; la justicia está por encima del derecho y las condiciones materiales para garantizar el bienestar de todos, tales como la educación, salud y trabajo están por encima de la simple formalidad de la igualdad ante la ley y el despotismo mercantil.
Finalmente, todo esto contribuye a la construcción del Socialismo Bolivariano del Siglo
XXI a través de la reflexión sistemática de los errores cometidos, permitiendo y de
forma obligante realizar la respectiva reflexión, rectificación y reimpulso, como el
verdadero ejercicio de la participación ciudadana.
3.‐ PRINCIPIOS DE LA CIUDADANÍA Y LA CORRESPONSABILIDAD EN LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y PROTAGÓNICA
Ciudadanía y democracia
Tanto en el concepto de democracia como el de ciudadanía han evolucionado, pero
particularmente el primero de ellos no tiene carácter unimodal, por ello se habla de
democracia participativa, liberal, representativa, procedimental, entre otras, algunas
de ellas con características excluyentes. Esto ha sido producto de la incapacidad
humana de acceder a una racionalidad absoluta. La ciudadanía entonces, denota una
cualidad para ser y pertenecer a una polis o ciudad y el adjetivo participativa indica
que es “parte de”, en tal caso de la ciudad.
Pero tal y como lo apuntan Celis y Paz (2001), la democracia no es el gobierno de
masas en la calle. La verdadera democracia es el verdadero pueblo organizado y no el
pueblo amorfo y que se operacionaliza cuando el sistema permite una amplia
participación y toma de decisiones de carácter consensual.
Partiendo del planteamiento que los derechos ciudadanos son formas de ejercer el
poder y que se enmarcan en el contexto de la ciudadanía participativa, responde a los
cambios en los términos de evolución del concepto de democracia, como por ejemplo,
el caso venezolano que transita del sistema democrático representativa y protagónico,
donde los ciudadanos asumen su voz fundamental atendiendo al principio de
corresponsabilidad. Tal y como lo expresa Núñez (2007): la participación ciudadana
posee un “valor de tal trascendencia que no se limita al ejercicio e intervención en las
funciones públicas, sino que comprende la participación en la “formación de la
voluntad política” y en los asuntos sociales de interés colectivo”
¿Qué se hace aquí y allá?
Siguiendo el mismos orden de idea, se tiene como ejemplo a Suiza, país en el cual se
privilegia la condición de ciudadana de la comuna, por sobre el cantón y estos sobre el
país, es decir en cada caso se privilegia la vecindad o proximidad. En tal sentido, se
debe fortalecer la intimidad en las relaciones sociales, partiendo de la relación del
sujeto con la familia, de esta con los vecinos y las instituciones que hacen vida en el
ámbito sectorial, para de esta forma propenda a que se fortalezca la capacidad de
participar y la apropiación de los espacios en todos los ordenes (social, políticos,
geográficos, económicos) como una manera de asumir la política como una forma de
organizar lo político y el poder.
En Hispanoamérica se tienen diversas experiencias dadas a través de Foros,
Comunicados, Talleres y Encuestas, en las cuales se conoce (¿sentido común?) que se
necesita un verdadero “fortalecer” de la participación ciudadana, en la que la
corresponsabilidad se erige como elemento integrante e indispensable. Diversos
ámbitos lo recogen: Contraloría social, policía, elección de Alcaldes y Alcaldesas. Sin
embargo, el concepto de riqueza‐pobreza en función del dinero es para algunos un
elemento prioritario, que incluso sobrepasa otros valores y objetivos que están ligados
a la participación, tal como se puede observar en una encuesta realizada en México
por la Secretaría de Desarrollo Social (2004), en la cual los autores resaltan en un par
de oportunidades que “es peor ser pobre, que el estar expuesto a la injusticia y al
abuso de autoridad”, privilegiando en todas las preguntas hechas a los encuestados la
participación como receptoría de beneficios erarios.
En Venezuela, la vía de la participación ciudadana ha tomado una vía diferente, tal y
como se demuestra por la intensa formulación de la normativa jurídica que proyecta
extender el poder participar, no solo en el ámbito electoral, sino decisorio de muchas
de las actividades que se realizan en el Estado. Así lo concluyen Celis y Paz (2001)
cuando exponen la importancia de las formas en que el ciudadano puede participar en
las diferentes acciones que involucra la gestión pública, resaltando expresamente que
“Ya no se de la intermediación de los partidos políticos, sin que pueda hacerse en
forma directa”.
En esas mismas conclusiones se lee textualmente:
Nuestro sistema permite una amplia participación reafirmante de una verdadera sociedad democrática, participativa y protagónica, basada en
el principio de la corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad civil organizada, que genere un "compromiso ético consensual"; donde ambos tomen las decisiones que conduzcan a un sentimiento de pertenencia a la institución democrática con el fin de alcanzar el bien común.
Con esto se indica, que la ciudadanía participativa, apunta a ir mas allá de generar un
cambio político, implica la voluntad de participar de forma protagónica y activa a fin de
asumir la corresponsabilidad conjuntamente con el Estado en la resolución de los
problemas. Para ello resulta preciso desmontar las practicas socioculturales
individuales generando así practicas solidarias que buscan igualdad, la equidad y la
justicia social, a través de un consenso de ideas, diálogo y acción, a fin de establecer un
principio de coparticipación y corresponsabilidad, clave en el ejercicio de una
verdadera democracia.
4.‐PODER POPULAR EN EL ACELERAMIENTO DE LA TRANSICIÓN HACIA EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
Participación y poder popular
Participación indica “hacer o hacerse parte de”, lo cual se relaciona con
la potestad de involucrarse con los problemas o situaciones. Por otra parte, el
carácter protagónico surge de la concepción de cada ciudadano de asumir
como suya un acto de apropiación de identidad, el accionar ante un hecho o
situación con la particularidad ciudadana. Cuando se sustantivizan estos
términos se está en presencia de un fenómeno personal pero que se construye
en lo colectivo en el que el protagonismo no surge como el efecto de
individualización, sino como la capacidad de actuar como sujetos por encima
de las institucionalidades.
La participación de las personas en la construcción de lo cotidiano y lo
social conlleva a una práctica que permite la legitimación de la igualdad. La
participación en cualquiera de sus formas es una precondición al desarrollo
moral, espiritual y material. Al mismo tiempo ue proporciona seguridad a los y
las participantes sociales contribuyendo a la creación de condiciones para que
los agentes de participación mejoren sus capacidades, adquieran nuevas
habilidades y destrezas, aumenten su autoconfianza y autoestima e
incrementen la interacción social y protagónica tomando en cuenta formas de
organización y gestión estratégica o novedosas fundamentado en el
republicanismo y el bolivarianismo.
Para López (2004) el poder en su acepción más simple se entiende
como la capacidad de imponer obediencia. Pero como concepto normativo
define la situación de aquel que tiene derecho a exigir que los demás se acojan
a sus rectorías en una relación social, “porque el sistema de normas y valores
de la colectividad en que se desarrolla esta relación establece este derecho y lo
atribuye a aquel que lo hace valer en su beneficio” (p.2).
Pero el poder popular se caracteriza en Venezuela por constituir un
proceso en el cual la ciudadanía se apropia de la posibilidad de construir
realmente la Nación, abordando todos los espacios posibles. En el naciente
socialismo del siglo XXI implementado en el país, la adopción por parte de la
ciudadanía de estas diferentes esferas y dimensiones del poder, requiere el
establecimiento de las condiciones para que pueda operacionalizarse de forma
adecuada. Es por ello que apunta Bustos (2009), que en las experiencias del
“socialismo real” los líderes se olvidaron de lo que fue y sigue siendo la
consigna de lucha mas difundida de los partidos de izquierda: “el pueblo al
poder”.
En tal sentido, recalca el autor citado, que la burocracia reconoce que el
pueblo “…tiene la capacidad de auto-gobernarse, a todos los niveles…, pero
sabe también que el desarrollo del poder popular solo puede lograrse en
detrimento del suyo propio, impidiéndole perpetuarse en los órganos de
gobierno y seguir usufructuando de todas las ventajas y satisfacciones que
estos cargos procuran”
Ya el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela en 2007
hacia una amplia reflexión sobre la “explosión del poder popular” en la que
resaltaba la práctica del “expertismo” y en la que se destaca entre otras cosas
que “la participación popular, transformada en fuerza viva, asumió la
legislación, sistematización, equidad y justicia, todo dentro de un proceso de
reflexión y crítica de todas las experiencias sociales”.
En tal sentido, surge una relación dialéctica en la que las clases
intervinientes entran en pugna y en las que la ciudadanía debe reconocerse
como protagonista de la democracia y del proceso revolucionario impulsado a
través de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el Plan
Nacional Simón Bolívar y los demás documentos normativos que la
acompañan.
Estado y poder popular
Concebir la relación Estado-ciudadanía en una nueva Nación que
propone la soberanía Popular como un mecanismo supraconstitucional es una
empresa titánica, ya que no solo significa destruir las antiguas redes de
relacionamiento intra e intergubernamental, sino que supone el desplazamiento
de la relaciones de poder hacia el Pueblo.
Pero ese poder necesita una legitimación y esta solo puede ser obtenida
por consenso ¿cómo obtener un consenso en el que surgen diversas y
diferentes voces en torno a la vida común?
El Poder Popular está inmerso en el pueblo que es quien demanda en lo
colectivo, la Soberanía popular la cual se hace tangible en el ejercicio de la
voluntad general, la cual no puede enajenarse nunca, el Poder Popular es el
que decide. Para ello, el Estado se convierte en el regente de las políticas,
propicia la coherencia organizativa, funcional, procedimental y sistemática de
los órganos públicos. El Estado está llamado a ser el espacio ético por
excelencia, si no lo es, el ciudadano no tendrá motivos para serlo.
Comunas y Consejos Comunales
Tal y como lo explica Cedeño (2008), las comunas son colectividades
territoriales subsectorizadas o sectorizadas, en las cuales se divide el barrio, la aldea, la
urbanización o los pueblos indígenas etc.; creadas y determinadas por la Asamblea
comunal de ciudadanos y ciudadanas de cada colectividad territorial, por tanto
constituyen la “unidad social y política primaria de la organización comunitaria”. En tal
sentido, para lograr su organización, surgen los Consejos Comunales, como espacios
para el ejercicio de la participación protagónica popular.
Es así como una diferencia fundamental entre los consejos comunales y las
comunas, es que los primeros son instancias de organización de la asamblea de
ciudadanos que asumen roles de participación, mientras que la segunda están
referidas a la organización popular en zonas geográficamente determinadas. Se
fundamentan éstos en el mandato de participación protagónica popular en la
planificación, ejecución y control de la gestión pública, contenido en la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela en sus Artículos 62° y 168°.
Al respecto, aclara la mencionada autora, que los protagonismos son los
medios que permiten “al pueblo organizado asumir directamente la gestión de las
políticas públicas y proyectos orientados a responder a las necesidades y aspiraciones
de las comunidades en la construcción de una sociedad de igualdad y justicia social”.
Por ello, la organización comunitaria es la piedra angular de este poder popular. La
conciencia que la colectividad adquiera de ello es fundamental para el éxito de su
implementación.
CONCLUSIONES
En este papel de trabajo se ha realizado una reflexión sobre la democracia participativa
y los mecanismos que se han desarrollado para promoverlo. Así mismo se conocieron
que no solo son la libertad de asociación y organización política, la libertad de
expresión y el derecho al voto los mecanismos para garantizar la democracia, sino que
se deben promover, tal y como ha sucedido en Venezuela, instancias de real
participación como los Consejos Comunales y la Asamblea de Ciudadanos y
Ciudadanas.
A través de la participación ciudadana se le da gran impulso a la nueva visión
democrática de participación, que no es más que la participación protagónica, es decir
se le da poder al pueblo la potestad de decidir en torno a las soluciones más
adecuadas a la realidad que viven, lo cual conduce a la construcción del socialismo del
siglo XXI en consonancia a lo establecido en Primer Plan Socialista de la Nación.
En este sentido, la puesta en práctica de la participación Ciudadana, implica la
profundización de las condiciones democráticas del Estado, mediante una mayor
redistribución y descentralización del poder y de la toma de decisiones, en un marco
de libertad, pluralidad, inclusión, corresponsabilidad y respeto mutuo que conduce a la
justicia social. Impulsando de esta manera, la sociedad que se aspira alcanzar, donde
la soberanía reside en el pueblo, apoyando los procesos de organización autónoma de
las comunidades y la construcción de un nuevo mundo y modo de vida.
Para llevarlo a cabo, se propone que los sujetos de participación ejerzan los
mecanismos de poder político, conservando siempre su soberanía teniendo como
norte el bienestar colectivo. Aquí se pone de manifiesto, los elementos comunes que
permiten construir una nueva sociedad basada en la consecución del bienestar
colectivo en igualdad de condiciones para el logro de la justicia social. En este sentido,
el proyecto plantea la soberanía del poder popular, mediante su participación activa
poniendo en ejercicio la voluntad del colectivo.
Sin embargo, en su implementación también se aprecian diversos obstáculos para su
viabilización, que surgen de la encarnizada lucha de clases por el control del poder. De
tal manera, que aún abandonando ciertas prácticas que conciben a la democracia
como un juego de mercado o la simple concepción procedimental que la asume como
un procedimiento que garantiza la propia democracia, se debe incentivar el
establecimiento de un paradigma crítico que tienda a movilizar todas las voluntades
ciudadanas hacia la autodeterminación.
Por ello, las Comunas y los Consejos Comunales son el escenario y la tribuna por
excelencia en la que todos los ciudadanos y ciudadanas están llamados a construir el
espacio de convivialidad de la nueva Nación venezolana. Es en ella que se dirimirán las
diferencias a fin de consolidar el Poder Popular que permita la construcción de los
diferentes espacios y propósitos que las comunidades requieren y que a través de la
organización de los ciudadanos será posible.
Referencias Bibliográficas
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