Post on 26-Jul-2015
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El significado del trabajo:presentaci6n de la
et.ica del trabajo
l,Que es la et ica del trabajo? En pocas palabras , es una norma de vida con dos premisas explfcit as y dos presunciones tacitas .
La primera prern isa dice que, s i se quiere conseguir 10 necesario para vivir y se r feliz, h ay que hacer algo que los demasconsideren valioso y digno de un pago . Nada es grati s: se tratasiempre de un quid p ro quo, de un "doy algo para que m e des" ;es preciso dar primero pa ra recibir despues .
La segunda premisa afirma que est a mal, que es necio y moralmente danino, confor m a rs e con 10 ya conseguido y quedarsecon m enos en lugar de busc a r m as; que es absurdo e irracionaldejar de esforzarse despues de haber alcanzado la sa ti sfa ecion;que no es decoroso descansar, salvo para reunir fu erzas y seguir trabajando. Dicho de otro modo: trabaj ar es un valor en sfmismo, una acti vidad noble y jer-arquizadora .
Y la norma continua: hay que seguir trabajando au n qu e n ose yea que cosa que no se tenga podra aportarnos el trabajo, yaunque eso no 10 necesitemos para nada. Trabajar es bueno; nohacerlo es malo.
La primera presunci6n tacita - sin la cual ni el mandatomismo, ni ninguna de las premisas seiialadas resultarfan tanobvios- es que la may oria de la gente tiene una capacidad detrabajo que vender y puede ganarse la vida ofrecieridola paraobtener a cambio 10 que m erece ; todqlo que la gente posee es
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una r ecorn pensa por su t.rabajo anterior y pur estar dispuestaa seguir trabajando. EI trabajo es el estado normal de los sereshurna nos: no trabajar es anormal. La mayor parte de la gentecumple con sus obligaciones y seria injusto pedirle que compartiera sus beneficios 0 ganancias con los dermis, que tambien pueden hacerlo pero, por una u otra razon, no 10 hacen.
La otra presuncion sostiene que s610 el trabajo cuyo valor esreconocido POl' los dernas (t r a bajo por el que hay que pagarsalarios 0 jornales, que puede venderse y esta en condicionesde ser comprado) tiene el valor moral consagrado poria eticadel trabajo. Este, aunque breve, es un resumen adecuado de laforma que la etica del trabajo adopto en nuestra sociedad, la sociedad "m od er n a". .
Cuando se habla de etica, es casi seguro que a alguien no lesatisface la forma de comportarse de otros, que preferiria e ncontrar en ellos otra conducta. Pocas veces esta observaciontuvo mas sentido que en el casu de la etica del trabajo.
Desde que hizo irrupci6n en la conciencia europea durantelas primer-as epocas de la induatrializacion -y a traves de losnumerosos y tortuosos avatares de la modernidad y la "modernizaciori 't-c-, la etica del tra b aj o sirvio a politicos, filosofos ypredicadores para desterrar por las buenas 0 por las rrialas ( 0
como excusa para hacerlo ) el difundido habito que vieron comoprincipal obstaculo para el nuevo y esplendido mundo que intentaban construir: la generalizada tendencia a evit.ar, en 10posible, las aparentes bendiciones ofrecidas por el trabajo enlas fabricas y a resistirse al ritmo de vida fijado pOl' el capataz,el reloj y la m aquina .
Cuando el con ce p to hizo su aparicion en el debate publico, lanialsana y peligrosa costumbre que la etica del trabajo debiacornbatir, destruir y erradicar se a poya ba en la tendencia -muyhumana- a considerar ya dadas las necesidades propias, y alimitarse a satisfacerlas. Nada mas. Una vez cubiertas esasnecesidades basicas , los obreros "t ra di cion a lis ta s" no le encontraban sentido a seguir trabajando 0 a ganar mas dinero; despues de todo, lpara que? Habia otras cosas mas interesantes ydignas de hacer, que no se podian comprar peru se escapaban,se ignoraban 0 se perdian si uno pasaba el dia desvelandosetras el dinero. Era posible vivir decentemente con muy poco; elu~bral de 10 que se consideraba digno estaba ya fijado, y no
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habra por que atravesarlo; una vez alcanzado el limite no habiaurgencia alguna POl' ascender. Al menos, a s i piritaban la situacion los empresarios de la epoca, los economistas que se afanaban 'pOl' entender los problemas de esos empresarios y lospredicadores morales, ansiosos POl' que las cosas mejoraran.
La memoria historica permanece a salvo: la historia la escriben los triunfadores . No sorprende, POl' eso , que este cuadrode si tuacion pasara a formal' parte del esquema del relato historico y se convirtiera en la croriica ofieial de la dura batallalibrada por los pioneros de la r azon moderna contra lairracional, ignorante, insensata e imperdonable resistencia alprogreso.. Segu n esa cronica, el objetivo de la guerra era lograrque los ciegos vieran la luz, obligar a los necios a emplear suinteligencia, y enseiiarles a todos a aspirar a una vida rnejor, adesear cosas nuevas y superiores, y -a traves de ese deseo-mejorarse a sf misrnos . E~ casu necesario, sin embargo, habiaque obligar a los recalcitrantes a actual' como si en realidadtuvieran esos deseos.
En la practica, los hechos sucedieron exactamente al reves .de 10 que sugerian los prirneros empresarios en sus quejas contra los le ntos y pe rezosos brazos de los obreros; tarnbien al reves .d e 10 que economistas y soci o logos , mas adelante ,consideraron verdad hist6rica comprobada. En riaor la aparicion del regimen fabril puso fin al romance entre ~I ;rtesano yau t rabajo : 10 contrario de 10 que postulaba la "e tica del trabajo". La cruzada moral que la historia describio como una batalla para introducir la etica del trabajo (0 como la educaci6npara poner en practica el "p r in cip io del buen rendimiento") fueen realidad, un intento de resucitar a ct i t u d es caractortsticasdel pe.l"iodo preindustrial, pero en condiciones nuevas que lasdespojaban de seritido. El proposito de la cruzada moral erarecrear, dentro d~ la fabrica y bajo la disciplina impuesta POl'los patrones, el compromiso pleno con eI trabajo artesanal, lade~icac~6n incondicional al mismo y el curnplimiento, en elrnejor nivel posible, de las tareas impuestas. Las mismas actitudes que -cuando ejercia el control sobre su propio trabajo-iel artesano adoptaba espontaneamenta.
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Como se Iogro que la g'errte trabajar-a
John Stuart Mill se quejaba de "buscar en vario, entre lasclases obreras en general , el legitime orgullo de brindar unbuen trabajo a carnbio de una buena remuneraci6n". La un icaaspiracion que encont.raba era, "en la rnayoria de los casos, lade recibir mucho y devolver la menor cantidad de servicios posibles" .' Stuart Mill se lamentaba, en realidad, por la conversion demasiado rapida de los antiguos artesanos (ya obreros ) ala racionalidad del mercado -desprovista de emoci6n y regidapor la relacion costo-benefieio-, y par el rapido abandono delos ultirnos insti ntos premodernos que establecfan un profundo compromiso del trabajador con su trabajo. En ese contexto-y paradojicamente-> la apelaci6n a la etica d el trabajo ocultaba el primitivo impulso de apartar a los obreros de laracionalidad del mercado, que parecia ej e r cer un efecto nocivosobre la dedicaci6n a sus tareas . Bajo la etica del trabajo sepromovfa una etica de la disciplina: ya no importaban el orguIlo 0 el honor, el sentido 0 la finalidad. El obrero debia trabajarcon todas sus Iuerzas, dia tras dia y hera tras hora, aunque noviera el motive de ese esfuerzo 0 fuera incapaz de vislurnbrarsu sentido ultimo.
El problema central que enfrentaban los pioneros de la modernizacion era la necesidad de obligar a la gente -acostumbrada a dade sentido a su trabajo a traves de sus propias metas,mientras retenia el control de las tareas necesarias para hacerIo- a volcar su habilidad y su esfuerzo en e l cumplimientode tareas que otros le imponian y controlaban, que ca.recfan desentido para ella. La solucion al problema fue la puesta en marcha de una inatruccion rnecanica dirigida a habituar a los obreros a obedecer sin pensar, al tiempo que se los privaba delorgullo del trabajo bien hecho y se los obligaba a cumplir tareas cuyo sentido se les escapaba. Como comenta WernerSombart, el nuevo regimen fabri l necesi taba s610 partes de seres humanos: pequerios engranajes sin alma integrados. a.unmecanisme mas complejo. Se estaba librando una batalla contra las dernas "partes hurnanas", ya inut.iles: intereses y arnbiciones carentes de importancia para el esfuerzo productivo, queinterferian innecesariamente con las que participaban de la produccion, La imposici6n de la etica del trabajo implicaba laren uncia a la libertad.
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El verdadero s e nt.ido que las predicas rnoral es preseritadascomo "e t ica del trabajo" tenian para las vfctimas de aquellacruzada fue vividamente retratado en 1a descri pci on efectuadapOI' un pequerio industrial ancnirno, forrnulada en 1806:
Halle que los hombres seotian un gran disgusto hacia cualquierregulariclad de horarios 0 de habitos. " Estaban sumarnen te descorite n tos porque 00 podian salir y eritrar como quartan, ni tenerel descanso que deseaban, ni contiriuar del modo como 10 habianhecho en el pasado; dospues de las hor as de trabajo, adernas, eranblanco de observaciones malintenciooadas por parte de ot ros obreros, Hasta tal punto llegaron a manifestar su desacuerdo can latotalidad del sistema, que me vi obligado a disolverlo. "
En la practica, la cruzada par la etica del trabajo era la batalla por irnponer el control y la subordinaci6n. Se trataba deuna lucha por el poder en todo, salvo en el nombre; una batallapara obligar a los trabajadores a aceptar, en homenaje a laetica y 1£1 nobleza del trabajo, una vida que ni era noble ni seajustaba a sus propios principios de moral.
La cruzada tenia por objeto, tarnbien , separar 10que 1£1 gente hacia de 10 que consideraba dig-no de ser hecho, de 10 quetenia sentido hacer; separar el trabajo rnismo de cualquier objetivo tangible y comprensible. Si se la hubiera llegado a incorpora.r totalmente a la 16gica de la vida, la etica del trabajo habriareemplazado a las dernas actividades humanas (como reflexiona r, evaluar, elegir y proponerse fines ), limit.andose a "curnplircon las forrnalidades''. Perc no estaba en cada uno dictarninara que ritmo esas forrnalidades se cumplirian. Con razon, loscrfticos de 1£1 prornisoria e incipiente moderriidad -en nombrede 10 que consideraban auteriticos valo res humanos-i- manifestaban su apoyo al "derecho a la holgazaneria" .
_De haberse impuesto, la etica del trabajo habria separadotarnbien el esfuerzo productivo de las necesidades humanas.POI' primera vez en la historia, se habria dado prioridad a "10que se puede hacer" por encirna de "10 que es necesario hacer".La satisfaccion de las necesidades habria dejado de regir la16gica del esfuerzo productivo y, 10 que es mas importante, suslfmites; habria hecho posible la moderna parndoja del "credmiento par el crecimiento mismo".
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