Post on 28-Jul-2015
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Aproximación al movimiento de okupación, asamblearismo y autogestión
desde una sociología en euskara
Diego Carbajo Padilla y Nader Koochaki Etxeberria1
Resumen: El artículo pretende condensar los resultados metodológicos y epistemológicos desarrollados en una investigación en torno al movimiento de okupación, asamblearismo y autogestión en Euskal Herria. El deseo de desarrollarla en euskara, nuestra condición de iniciados y el hecho de partir desde una personalidad jurídica compartida, materializada en una sola beca, nos ha situado en una posición subalterna, entusiasta y a la vez dual; ésta ha resultado fructífera en tanto que el hecho de ser dos personas nos ha dado la posibilidad de entender y aprehender más complejamente algunos de los modos de hacer que comparten los diferentes procesos a los que hemos ampliado nuestra mirada (lonjas y gaztelekus) así como para tematizar la condición misma del sujeto investigador (o individuo); no obstante, ha resultado también relativamente exigua en cuanto a la falta de bagaje académico con la que afrontar la investigación como a la inexistencia de una teoría sociológica en euskara con la que poder llevarla a cabo. Esta ambivalencia nos ha posibilitado, al igual que los procesos sociales investigados, desarrollar cierto tipo de imaginación con la que ajustarnos y dar respuesta (mediante el concepto euskaldun asmatu) a posiciones y contextos precarios, aproximándonos a su vez, y siempre parcialmente, a su comprensión. En definitiva, con la voluntad de entender este tipo de procesos desde una sociología que atienda a un territorio concreto, pretendemos dar a conocer algunas de las herramientas teóricas y métodos sociológicos resultantes del ejercicio de imaginación sociológica que nos ha supuesto la investigación. Es decir, presentar un intento de construcción de puentes que unen una sociología en euskara con los aspectos epistemológicos de la misma.
1 DIEGO CARBAJO es personal investigador (FPI-Gobierno Vasco) del departamento de Sociología 2 de la Universidad del País Vasco y miembro del «Centro de Estudios sobre la Identidad Colectiva» (CEIC-IKI) de la misma universidad. NADER KOOCHAKI es, entre otras muchas cosas, licenciado en sociología. E-MAIL: loketxe@hotmail.com
Una de las ventajas de la universidad es la libertad de pensar y de investigar aunque sea inútil
Anónimo
1. Introducción
Resulta paradójico que un artículo que verse sobre una investigación sociológica en
euskara esté escrito en castellano. El principal interrogante que esto plantea es qué tipo de
estatuto o grado de institucionalización tiene la sociología hecha en euskera dentro de una
disciplina como ésta.
Estableciendo como telón de fondo la posible posición subalterna (Galfasoro, 2005)
que puede tener este modo de hacer sociológico respecto a otros, simplemente señalar que
la decisión de llevar a cabo una investigación en esta lengua, de alguna manera, posiciona,
limita y, a la vez, abre la posibilidad de reflexionar sobre lo que se entiende por norma(l) a
la hora de producir sociología. Huelga decir que si hemos decidido realizarla en euskera, ha
sido, más que por cuestiones cuantitativas (la cantidad de gente a la que le podamos hacer
llegar la investigación) por insistir en otorgarle al euskera reconocimiento y validez en esta
disciplina. Es decir, en tanto que reconocemos que no es lo mismo partir de una lengua u
otra a la hora de intentar realizar un acto de reflexión y de comunicación como el que sigue,
somos conscientes de que ésta también es una decisión política2. Respecto a la
investigación en sí, nuestra lengua materna es el euskera, hemos estudiado la carrera en
euskera y entendemos que vivimos en un territorio donde se habla, entre otros, este idioma.
En ese sentido, este articulo lo hemos escrito en castellano porque da más juego (joko)3.
2 Este articulo, entendido como acto de autopromoción ante la sociología castellana, pretende evidenciar una de las maneras que tiene la misma de absorber, traducir y revertir enunciaciones (y puntos de enunciación) que intentan territorializar(se en) un campo por abarcar (producir conocimiento en y del euskera). Subrayar que ésta es una de las principales tensiones en las que se genera (y nos genera) este articulo. De alguna manera venimos a ser una reedición grotesca de los apologistas de la ilustración que, como J. Gabilondo señala en una entrevista para Berria (10/05/07), “era porque tenían la mirada puesta en la corte de Castilla que escribieron en castellano a favor del euskera”. 3 Joko-Jolas son conceptos o dicotomías analíticas que vienen a establecer, respectivamente, la distinción entre la vertiente competitiva (apostar) y la lúdica (disfrazarse) que contiene el termino castellano juego. En
Dicho esto y atendiendo a la intención de este articulo vemos necesario apuntar que,
siguiendo la línea editorial de la publicación, nos centraremos más en los modos (el cómo o
las mediaciones entre sujeto y objeto) que en el “objeto” (el qué) mismo de investigación.
Es decir, trataremos de describir un dinámico, complejo y azaroso proceso de investigación
intentando definir qué es lo que de él sacamos en claro. Es así que vemos necesario explicar
la investigación desde múltiples planos (entre otros, transitando concepciones sobre lo
privado y lo publico, el/los investigador/es y lo que investiga/n, como lo han llevado a
cabo, etc.) en los que tanto el azar, la causalidad y la casualidad han jugado [jolas (ver nota
al pie)] un papel importante. Una breve génesis de la misma servirá para situarla y esbozar
nuestra posición de enunciación.
1.1 El siamés, más de uno pero menos que dos
Esta investigación parte de un trabajo y un posterior proyecto conjunto que
iniciamos el último año de carrera que, pretendiendo superar el “horror vacui” que supone
terminar una licenciatura, presentamos para las becas de investigación que el Observatorio
Vasco de la Juventud inició en el 2005. Siendo uno de los dos el único licenciado aquel
año, era él el único que cumplía las condiciones para defender el proyecto. Lo presentó
pues en su nombre (identidad) informando al tribunal de la existencia e interés “del otro” en
el mismo; el concedérnosla nos situó en la dual posición de compartir una sola personalidad
jurídica materializada en una misma beca. Esta posición nos ofrecía múltiples (virtuales y/o
imaginables) posibilidades. Razones como los vínculos afectivos, decisiones personales
(por ejemplo, la emancipación familiar), la recién estrenada condición de iniciados en la
investigación y el consiguiente entusiasmo que generó en nosotros un reto así, junto con
otras que se nos escapan (seguramente las más importantes), nos llevaron a decidir
establecernos en un espacio común que hiciese las veces de lugar de vivienda y trabajo.
Dado que okupar no garantiza de antemano la continuidad y estabilidad que una labor así
inglés, por ejemplo, sucede algo parecido con el verbo play que contiene tanto tocar o actuar como jugar en las dos vertientes que señalamos con joko-jolas.
necesita y planteándolo desde entonces como un posible modo (metodología) con el que
iniciar la investigación, gracias a ciertas casualidades, conseguimos acertar (asmatu)4 con
un local en alquiler que cumplía un mínimo de habitabilidad (paredes, cubierta y luz
natural) 5.
Fotos 1 y 2: Estado en el que se encontraba el espacio antes de habitarlo y aspecto que mostraba (Loketxea) en
el curso de la investigación
Puede que esta aspecto del método quede mejor ilustrado si explicamos que el local
está en la ultima planta de un edificio industrial con un gran tránsito de personas, que no
tiene cédula de habitabilidad y que es por ello que desde el inicio tratamos de ocultar,
mediante diferentes astucias, que estábamos viviendo en él. Si bien no lo okupamos, las
“estrategias clandestinas” a las que nos ha confrontado han hecho que hayamos
4 Asmatu es uno de los conceptos eje que hemos utilizado a la hora de analizar y/o entender los diferentes procesos sociales que hemos investigado. Brevemente dicho, es un verbo del euskera que significa tanto inventar, crear y construir como acertar, atinar y descubrir. 5 Este espacio ha resultado uno de los ejes sobre los que hemos establecido algunos de los aspectos teóricos de la metodología que hemos empleado. En este sentido, tanto el semi-autónomo régimen de trabajo que la beca ofrecía, la capacidad de cuestionar y cancelar algunas convenciones sociales que la sociología y la antropología proveen (en nuestro caso dicotomías como habitable no-habitable, digno-indigno, legitimo no-legitimo o cuestiones de identidad, etc.) y principalmente, el simple juego (jolas), nos posibilitaron acondicionar y habitar este espacio.
aprehendido y reflexionado sobre ciertos modos de hacer que, no siendo exclusivos del
movimiento de okupación, en él se dan de una manera más evidente6.
Lo que queremos subrayar es que todo el repertorio de estrategias que hemos
desarrollado nos ha hecho tematizar y reflexionar sobre cuestiones de calado en sociología
como la importancia que adquiere la gestión (el hacer) del espacio, las relaciones entre
actantes humanos y no-humanos, los hábitos, las redes de actores o los procesos de
subjetivación en la construcción y configuración de identidades colectivas (refiriéndonos al
“objeto”, los nuevos movimientos sociales). De alguna manera, estas duplicidades nos han
dado la cercanía y la distancia necesarias como para identificar en nuestra experiencia
ciertas dinámicas, poder vincularlas con algunos modos de hacer que constituyen los
diferentes procesos sociales y procesarlas con teoría sociológica en una espiral en la que no
sabemos, ni vemos necesario, identificar dónde está el inicio y dónde el fin, dónde la causa
y dónde el efecto. Lo que queremos subrayar mediante este articulo es que el poco bagaje
teórico y académico con el que estábamos provistos7, mezclado con lo vivido-trabajado en
ese espacio y en la manera que lo experimentamos, resultó, como trataremos de explicar a
continuación, relativamente productivo.
Como venimos señalado, esta investigación se ha constituido en los pliegues y
repliegues de múltiples planos (somos varios), donde han (porque, en parte, no hemos sido 6 La mayoría de objetos y enseres los fuimos consiguiendo gracias a la red de amistades, familia, conocidos y trayectos urbanos; de alguna manera, tanto los actantes humanos como los no-humanos (Doménech y Tirado, 1998), se han constituido como participes (in-)directos de esta investigación. Estas labores de acondicionamiento del espacio, siendo un acto de territorialización (Deleuze y Guattari, 2004) han resultado ser tanto un proceso de aprendizaje de diferentes habilidades técnicas como de vinculación afectiva o identificación a ese espacio social en constante construcción. Las reacciones encontradas que amigos y familiares en un primer momento nos brindaron, nos sirvieron para entender lo que más tarde en las entrevistas nos encontramos: no es fácil hacer entender actitudes que se salgan (o traten de subvertir) de lo que ese entiende por normal. A este respecto simplemente señalar que el nombre con el que lo bautizamos, “Loketxea”, es un juego de palabras que da para múltiples interpretaciones en las que todas ellas, en parte, son válidas; si gaztetxea (gazte, joven y etxea, casa) significa casa (de) joven(es), Loketxea nombraría un hibrido entre local (lokala) y casa (etxea); pero cruzando los idiomas también se puede entender como (la) casa de (los) locos; o conjugándolo solo con el castellano abreviaría la expresión “lo que sea”, es decir, “cualquier cosa”, sentido que en última instancia, daría cuenta de lo el azaroso de su constitución. 7 En tanto que sociólogos de reciente hornada reconocemos que, por un lado, la adquisición de este título, en sí mismo, no provee directamente de un alto grado de formación intelectual y por otro, que carecemos de un bagaje profesional extenso que nos legitime.
nosotros) confluido lo antropológico (etnografía), lo sociológico (teoría fuerte), lo
filosófico (existencial), lo cotidiano (lo banal) y, sobre todo, el Juego (el acierto, la alegría,
el error y la decepción).
1.2 Guía de viaje: Resumen de contenido
Centrándonos en las bases teóricas en las que nos hemos sustentando, a
continuación profundizaremos en la idea eje desde la que hemos partido (vacío-carencia) y
las hipótesis de la investigación que de él hemos desarrollado. En el punto siguiente
esbozaremos los principales conceptos con los que creemos haber atinado (asmatu) a la
hora de intentar comprender algunas de las dinámicas que constituyen los procesos sociales
en los que hemos focalizado nuestra mirada. Para terminar, trataremos de vincular, poner a
prueba o hacer chirriar estos modos de hacer sociología —como intento de ajuste y
comprensión de la especificidad del “objeto”— con la producción de conocimiento útil para
alguien (como pueden ser, el movimiento social que hemos parasitado y la sociología de la
que nos alimentamos).
2. Primer tramo: desde la teoría al objeto pasando por las hipótesis
Brevemente pincelado, partimos de los planteamientos que señalan que, debido a
diferentes procesos que conocidos autores contemporáneos identifican (Bauman, Sennett,
Beck, etc.), vivimos tiempos en los que los grandes referentes e instituciones sociales que
han otorgado cierto carácter estable a lo que entendemos por modernidad (el Estado
moderno como actor principal) y que han servido como soporte de las identidades
colectivas que han posibilitado una determinada concepción de la Política (zurrun)8, se han
8 Lurrun-zurrun es otro de los conceptos analíticos que proponemos. Sin ser una traducción literal del termino Baumaniano de “Sólido”, zurrun se acerca a la noción de rígido. En este sentido lurrun, esta más cerca de la noción de vaporoso o difuso que del concepto “Liquido”.
venido abajo o han perdido gran parte de la funcionalidad que se les atribuía (Bauman,
2001). En consecuencia, bajo ideas como fragmentación, despolitización, individualización,
fluidificación, flexibilización, externalización, riesgo, incertidumbre… se están dando
múltiples procesos sociales en los que —en lo que a nuestra investigación se refiere— la
dicotomía básica de lo publico y lo privado con la que se ha trabajado académicamente
produciendo sociología, sociedad y sentido ha perdido gran parte de su utilidad u
operatividad. Aceptando en nuestro presupuesto teórico que las instituciones que cargaban
de sentido las trayectorias vitales de los individuos [(fundamentalmente, religión, trabajo y
política (CEIC, 2005)], han sido puestas en cuestión o vaciadas, partimos de la base de que
más que de «la Nada», los sujetos que identificamos con la categoría Joven9 —desde y en
específicos contextos políticos, culturales, históricos y sociales— generan respuestas
concretas a las citadas dinámicas que han sido identificadas como características de las
actuales sociedades occidentales10. Intuíamos un conjunto de modos, discursos y actitudes
que bajo los conceptos okupación, autogestión y asamblearismo11, señalaban y daban
respuesta, mediante configuraciones concretadas en un (¿nuestro?) territorio (¿vasco?), a
diferentes (i-)lógicas del mundo occidental contemporáneo.
Entendiendo este conjunto de prácticas, discursos y actitudes como movimiento
(dinámica) social que parte de señalar el vacío o la carencia de espacios físicos y/o
simbólicos de los que, paradójicamente, son efecto a la vez que lo intentan cubrir (Feixa,
2002), proponemos que analizándolo se puede dar con ciertas claves que lo hagan
9 Categoría que por razones de espacio no vamos a abordar aquí pero cuya problematización hemos visto necesaria para acercarnos, con un mínimo de rigor, a este tipo de procesos sociales. 10 A nuestro parecer, “lo fluido” ha tornado lugar común en toda reflexión en ciencias sociales. Esto nos hace sospechar si no será que definido como Nuevo e identificando el Cambio, no es más que una reedición de la promesa moderna de que Avanzamos o Progresamos (en línea recta) hacia algún lugar. 11 Estos son los tres términos en torno a los cuales decidimos conceptualizar el movimiento social que queríamos analizar. Preferimos adoptar esos términos porque, más que empezar a investigar “el Movimiento de Gaztetxes, Gazte Asanbladas y Casas Ocupas”, intuíamos que siendo un entramado complejo de relaciones y configuraciones sociales, dicho lenguaje lo reduciría, reifincándolo en tipos ideales. De hecho, en el proceso de investigación hemos comprobado que estas simplificaciones son poco operativas a la hora de dar cuenta de la morfología del “objeto”(nos hemos encontrado con una multiplicidad de situaciones, todas ellas diferentes entre sí). Así pues, preferimos adoptar los conceptos que nos parecían fundamentales en dichas fricciones sociales y que hacían referencia a las bases políticas (lurrun y zurrun) del mismo.
sociológicamente inteligible. De esta manera, utilizando y forzando las herramientas que en
este texto proponemos, se pueden hacer comprensibles también ciertas dinámicas que se
estarían dando en otros fenómenos sociales como son el aumento de locales alquilados por
jóvenes, renovadas maneras de entender la producción cultural —autoedición, copyleft12—
el uso de nuevas tecnologías, la relevancia que están adquiriendo algunos lugares y tiempos
de ocio (Lasén, 2000), diferentes expresiones lúdico-festivas (reapropiaciones de los
espacios públicos como es el “botellón”), etc.
Subrayando la importancia que la gestión del espacio a nivel cotidiano tiene en los
procesos de subjetivación y, en definitiva, en la configuración de identidades colectivas,
gracias a un préstamo antropológico y apoyándonos en perspectivas más comparativas,
decidimos ampliar el espectro del campo de estudio a otros espacios.
Dicho brevemente, apoyándonos en el concepto de cronotopo de Bajtin
(Gómez,1998) entendemos que el espacio, junto con el tiempo, señala uno los aspectos
fundamentales y concretos de la socialidad y lo social en el que, mediante múltiples
interacciones, relaciones y juegos de poder, lo físico y lo simbólico se entrelazan. En este
sentido, mediante la tematización y problematización de los espacios, atendiendo a los
usos, haceres y significados que se producen a través de ellos [en definitiva atendendiendo
a procesos de territorialización (Deleuze y Guattari, 2004)] se pueden situar, contextualizar
y hacer más comprensibles los procesos sociales de los que ellos también dan cuenta [(un
ejemplo de esto nos lo encontramos en el concepto de no-lugar (Augé, 2004)]. Siguiendo
esta línea de argumentación, entendemos que si bien al “movimiento” se le atribuyen
12 Se identifica el origen de este tipo de licencia como una expresión del giro contracultural que se dio en las décadas de los 70 y 80 principalmente en EEUU. Hoy en día, si bien su origen está vinculado al anti-copyright o la negación consciente de las legislaciones de propiedad intelectual y la convención internacional del copyright, el movimiento de software libre trata de dar mediante el copyleft, una expresión política propositiva a un conjunto de licencias que garantizan que sus programas no sean objeto de apropiación por parte de las lógicas de mercado. Básicamente, al contrario que el copyright, da derecho a la reproducción de la obra siempre y cuando se cite su origen y garantice la libertad de copiar, redistribuir y mejorar el programa. Esta licencia se aplica actualmente a diferentes producciones y permite la difusión y distribución no comercial de las mismas. De esta manera, interpela la idea de propiedad intelectual y autoría (y por ende la de sujeto individual-centrado-occidental) ya que plantea el objeto producido, más que como mercancía, como flujo o como producto cultural en movimiento subrayando de esta manera la naturaleza social y colectiva de la producción de conocimiento.
ciertos espacios y usos de los mismos en los que la distinción entre lo publico y lo privado
ya no está tan clara, planteamos que abriendo el campo de análisis a otros casos se podría
constatar si son exclusivos o no del mismo, o en qué grado los diferencian del resto. Por
tanto, los espacios que incluimos en la investigación no son identificados como movimiento
social, o bien, la misma noción (zurrun) de movimiento social no los integra. Mediante la
siguiente tabla señalamos qué tipo de espacios han entrado a formar parte del análisis y de
que manera los definimos:
Atendiendo a la tabla, señalar que entendemos que los gaztelekus, en tanto que
respuesta institucional “ad hoc” (zurrun), aunque no obeden a las mismas lógicas que en los
demás casos, intuimos que también eran espacios susceptibles de ser comparados. En este
sentido, optamos por establecer la distinción entre procesos de territorialización juvenil
(entre otros muchos, los tres primeros) y las respuestas que a estos se dan por parte de las
instituciones (la última, que tampoco es la única). Analizados desde una perspectiva
LOCALES
ALQUILADOS (bajeras, lonjas,
txokos,etc.)
Gestión colectiva en clave privada de un espacio físico-simbólico que daría respuesta tanto a un vacío social como a una necesidad de socialidad.
GAZTETXES
Gestión colectiva en clave pública de un espacio físico-simbólico que daría respuesta tanto a un vacío social como a una necesidad de socialidad. Espacio que opera como medio y plataforma de múltiples prácticas y reivindicaciones.
GAZTE ASANBLADAS
Gestión colectiva en clave pública de un espació simbólico no dependiente de un espacio físico concreto y propio. Representación morfológica del vacío como sistema de participación, relación y gestión de socialidad, prácticas y reivindicaciones.
GAZTELEKUS
Gestión privada en clave pública de un espacio institucional que daría respuesta tanto al vació social como a la necesidad de socialidad señalada por los gaztetxes, las lonjas y otros tipos de territorialización juvenil.
comparativa y atendiendo más a las maneras de hacer (praxis) que a los discursos explícitos
(zurrun), hemos encontrado, por ejemplo, analogías de diferente grado entre el fenómeno
de las lonjas o locales alquilados y el movimiento al que hemos atendido. En los dos casos,
se darían lógicas muy parecidas que vendrían a señalar creatividades sociales y colectivas
(Adell y Martinez, 2004).
Fotos 3, 4 y 5: Modos y artes de hacer colectivos que señalan creatividades y soluciones imaginativas a
contextos precarios
En definitiva, planteamos la hipótesis de que, sin señalar que haya nada
estrictamente Nuevo13 (a lo sumo identificamos-proponemos discretos cambios), es de esos
haceres colectivos concretos, banales y políticos (cubrir vacíos y zonas de rotura de lo
social a la vez que los tornan habitables) de donde emana una de las principales fuentes de
sentido para los agentes que dan forma y hacen identificables estos procesos sociales. A su
vez, esto no niega que planteemos que el proceso social que vendríamos a definir como
“movimiento de okupación, autogestión y asamblearismo de Euskal Herria”, se configura
de una manera diferente y diferenciada por, dicho de manera muy simplificada, la
interrelación continuada en el espacio y en el tiempo de las características Anti-(autoritario,
economicista, centralista, estatal, militar, patriarcal, globalización, etc.) y Auto-(gestión y
13 Atendiendo al plano estrictamente académico, señalando que no hay nada nuevo intentamos cuestionar ciertos planteamientos académicos que, nostálgicos o esperanzadores, sin querer reconocer Lo Mismo, no aspiran más que a encontrar algo Nuevo que asegure su búsqueda y legitime su status. Dicho de otra manera, en nuestro periplo académico hemos identificado la necesidad ilustrada-moderna de acumulación, búsqueda y avance que caracteriza la producción académica de conocimiento contemporánea.
todos los modos que de ello se deriva) junto con la existencia del conflicto político que
viene constituyendo el territorio euskaldun desde no sabemos ya cuando.
Siguiendo la tesis de Porrah (2006), defendemos la idea de que es desde la tensión
entre una corriente de negación frente al sistema social (proveniente ideología de izquierdas
o anarquistas, generalizable a nivel del Estado o incluso a nivel global) y una corriente de
negación al sistema Estado-Nacional (de origen básicamente abertzale y/o euskaldun) es
donde se generan unos espacios sociales propositivos que interpelan al conjunto del sistema
económico-institucional y ciudadano (sociedad). Es en la vertiente positiva (auto-) de las
identidades negativas (anti-) donde confluirían las corrientes punk («do it your self») y la
patriota (construcción nacional). Atendiendo pues, tanto a dimensiones económicas,
políticas (zurrun), históricas, culturales y banales (lurrun) del movimiento, defendemos la
idea de que podemos dar (asmatu) con algunas de sus características diferenciales.
Atendiendo pues a lo anterior, añadir por último que de un tiempo a esta parte (3-4
años), debido a ciertas tendencias (por ejemplo, el uso de nuevas tecnologías y las
posibilidades que abren), juegos de poder (joko) y acontecimientos, se está dando una
actualización y/o visibilización de carácter cuasi-estratégico en ciertos modos de hacer a la
hora de adquirir visibilidad y relevancia social por parte de este movimiento múltiple y de
“naturaleza” difuso-rizomatica (lurrun).
Esbozadas las principales ideas eje de las que hemos partido, un breve tránsito por
la sistematización de información de la que hemos hecho uso nos situará en posición de
analizar las herramientas empleadas.
3. Segundo tramo: Método, herramientas conceptuales y complejidad
Suponemos que la variedad de fuentes de in-formación de las que hemos hecho uso
(y en parte somos efecto) se debe al deseo de “querer abarcar todo” generada por la
inseguridad de nuestra condición de iniciados. Esta multiplicidad de fuentes ha sido de
corte cualitativo con entrevistas en profundidad (7) y discusiones de grupo (3), entrevistas
de aproximación previas al análisis (5) y compilación de diferentes documentos que el
propio movimiento produce (libros, fanzines, dvds, páginas de internet, etc.). A su vez,
hemos realizado un sistemático análisis de prensa de los periódico “Gara” y “Berria” desde
diciembre del 2005 a octubre del 2006. Añadir también que, definidos como
“acercamientos informales”, hemos participado y hecho uso de algunos de los lugares y
actividades que el “movimiento” gestiona (asambleas, congresos, conciertos, fiestas,
charlas, comidas…). En la siguiente tabla describimos, muy sucintamente, aspectos en los
que vimos necesario focalizar nuestra atención a la hora de establecer tanto el método de
trabajo y elaboración de los cuestionarios como el análisis de la información recogida en las
entrevistas14:
14 Queremos hacer hincapié en que, tanto esta como el resto de las tablas que vamos a introducir, no han sido rígidas ni absolutamente prefiguradas desde el inicio de la investigación. Si bien han marcado los cauces por los que ha fluido la investigación, a medida que “avanzábamos” las hemos ido actualizando y puliendo siguiendo criterios de “ajustabilidad” al objeto (en nuestra opinión más que “objeto inerte”, “proceso social” es un término que se ajusta mejor a las dinámicas que hemos estudiado).
Señalar también que hemos atendido a diferentes coberturas mediáticas (Internet,
radio y televisión) de casos que hemos percibido como paradigmáticos (por ejemplo, el
proceso de negociación del gaztetxe de Zarautz —Putzuzulo—). Respecto a métodos
antropológicos, señalar las diferentes etnografías (cuaderno de notas y registro
fotográfico15) que hemos realizado tanto en eventos organizados por el propio movimiento
como a la hora de acercarnos a realizar las entrevistas. Éstas han sido en todo momento
realizadas en los propios espacios a los que queríamos atender y con cuestionarios que,
teniendo todos las mismas líneas maestras, hemos ido adaptando a las características de los
contextos (cronotopos) a los que nos acercábamos. Mencionar que el hecho de
15 Al respecto señalar que dos textos que nos han resultado básicos para la puesta en práctica de una sociología visual son los de Harper (1998) y De Miguel y Pinto (2003) que se señalan en la bibliografía.
TEMPORALIDADES Inercias, origen, generaciones, hitos, memoria, duración, frecuencia, ritmos, intensidades, proyectos y objetivos a largo y corto plazo.
CONCEPCIONES PUBLICO/PRIVADO
Lógicas dentro-fuera del espacio, relaciones (vecinos, otros movimientos, pueblo, otros jóvenes), política, trascendencia y visibilidad social, nociones de propiedad.
PRAXIS
Gestión del espacio, modos de hacer, estrategias, prácticas, procesos de subjetivación, reflexividad, creatividad, relación con los objetos y el espacio, recursos, estrategias de “parasitaje”, responsabilidad-compromiso-implicación, red de relaciones, organización, actos, iniciativas, actividades.
DISCURSOS Principios, marcos cognitivos, Medio vs. Fin, críticas y autocríticas, concepto como alternativa/o, autogestión, asamblea, política,…
RELACIÓN CON LAS INSTITUCIONES
Reivindicación, búsqueda de legitimidad, repertorios de acción, procesos de estigmatización, negociaciones, ayudas económicas, oficialidad, institucionalización.
AUTO-IMAGEN E IDENTIDAD COLECTIVA
Auto-definición y auto-percepción, excepcionalidad, diferenciación, mecanismos de inclusión y de exclusión, construcción de la identidad, “los otros”-alteridad, el movimiento, sentimientos de pertenencia.
transcribirlas nosotros mismos nos ha acercado, más si cabe, a la idea de artesanía
sociológica.
En resumen, entendiendo que el movimiento social que queremos analizar se da en
un territorio con unas características especificas que de alguna manera le inscriben unos
rasgos también específicos, hemos tratado de acercarnos a él en euskera y con el mayor
grado de flexibilidad que los modos de investigar lo social nos permiten. En los siguientes
párrafos, vamos a esbozar el instrumental teórico con el que nos hemos pertrechado para
procesar y hacer comprensible la multiplicidad de fragmentos que hemos recogido e
hilvanarla en “un algo” que aspira a ser racional, lógico, coherente y comprensible, es decir,
conocimiento.
Entender la falta de herramientas teóricas y conceptuales en euskera16 para procesar
toda la in-formación recogida como precariedad intelectual y/o académica17, ha hecho que
abordemos esta labor con el mayor grado de apertura e imaginación que hemos podido.
Desde esta carencia es desde donde, en términos de juego (Joko-Jolas)18, hemos planteado
tanto la investigación como los conceptos que en ella hemos empleado.
Si bien jolas en un principio atiende a un aspecto más lúdico del juego en el que el
disfraz, el carnaval, la performatividad, la improvisación y la ambivalencia serían sus
principales características, a medida que se trabaja con y sobre él se torna envite (joko). Es
de este modo que se institucionaliza, se normativiza, adquiere seriedad y trascendencia.
Tornan “cosas” que, empezando a ser entendidas como Nuestras, se ponen en juego. Lo
que era “jugar” se vuelve apuesta; es en este tipo de lógicas en el que se mueven gran parte
16 Los alumnos de la licenciatura en euskera estudiamos sociología de una manera un tanto esquizofrénica. Se nos imparte clase en euskera estando la mayor parte de los textos que trabajamos en castellano y realizamos los trabajos y los exámenes en euskera. Paradójica situación que nos convierte en traductores de conceptos, ideas y desarrollos teóricos. Este articulo seria, en ese sentido, un intento de señalar y cubrir parcialmente esa carencia. En el ámbito sociológico (también) en el euskera se encuentra un tejido amplio pero abrupto, seductor pero incierto en el que producir formas y contenidos son espacios “aún por descubrir” desde esta perspectiva lingüístico-cultural. 17 Tenemos que reconocer en este punto la ayuda que nos ha brindado Iñaki Martínez de Albeniz en tanto que tutor a la hora de hacer el seguimiento de la investigación. Ha sido él quien nos ha ido guiando (teóricamente) y nos ha apoyado (anímicamente) en el decurso de todo el proceso. 18 Estos conceptos y desarrollos los hemos extraído en su mayor parte de Zulaika (2003) y Martínez de Albeniz (2005).
de las dinámicas sociales (incluidos nosotros) y en particular, el movimiento al que nos
hemos aproximado. El esquema que proponemos deriva de un juego con el lenguaje y sirve
tanto para entender el método de trabajo que hemos empleado como a la sociología y la
ciencia en general.
Dicho esto, el concepto matriz en el que nos apoyamos es el de asmatu. Este
termino goza de una doble acepción: por un lado hace referencia al acto político de
nominación, construcción e intervención y, por otro, se refiere al acto de descubrimiento,
acierto e identificación. Significa tanto inventar, imaginar, crear o idear como acertar,
adivinar, atinar o predecir sin obviar la contingencia. Esta duplicidad aporta, en un mismo
vehículo, la posibilidad de hacer confluir el lastre de la sociología con el potencial de la
misma: la acepción política de asmatu descubre la intervención del sujeto en la realidad (el
observador en la observación, el sociólogo en lo social, en definitiva, la nominación) y la
acepción analítica construye el marco y el acto que posibilita hablar de conocimiento.
Inventamos al igual/a la vez que acertamos, creamos al igual/a la vez que descubrimos, al
decir hacemos y al nombrar reconocemos. Todo saber se juega en actos políticos de
nominación y re-conocimiento, es efecto de juegos de poder. Esto nos ha llevado a
plantearnos la pregunta epistemológica de la que ya no podemos separarnos: ¿no se estará
encontrando constantemente la sociología con aquello que construye? Con esta
desconfianza es con la que defendemos que el concepto-matriz asmatu conceptualiza los
planos en los que se mueven los términos concebir-crear y comprender-atinar sin dejar de
lado algo inherente al juego, el azar:
acepción analítica: adivinar, acertar,
descubrir
acepción política: inventar, crear,
construir ASMATU
Es sabido que la carencia, así como la precariedad, son condiciones de las que
emanan actos y actitudes creativas (no es nada nuevo, lo dice la sabiduría popular: “la
necesidad agudiza el ingenio”). El termino asmatu da cuenta de los juegos de lenguaje y de
poder que, mediante dicotomías conceptuales, hemos ido creando, corrigiendo y elaborando
a lo largo de la investigación intentando atinar y comprender los procesos sociales
estudiados. Estas dicotomías son modelos no esencialistas, es decir, aunque por lo común
sean ellas las principales productoras de sentido, las entendemos como construcciones que
no se dan en formas puras. Son puntos fijos que permiten el movimiento en el continuo que
en la distancia entre ambas se genera (como veremos, vertical y horizontalmente), permiten
entender las tensiones de las fronteras entre ambas formas ideales. Son inventos
(asmakuntzak) que ayudan a comprender la “realidad” no desde ellas, sino en las
interacciones que en el acto de filtración por ellas se visibilizan. Es colocando, situando y
forzando una en su contraria como hemos percibido su funcionamiento. Ahí van:
ume (inmaduro )
umo (maduro )
!Fermento, inacabado, in-forme,
ignorante...
!Juego (jolas) irracional/deseo,
despreocupación, insensato, lúdico, des-
centrado...
!Improvisación, presente eterno,
derroche...
!Forma, resultado, conocimiento,
escarmiento...
!Juego (joko) racional/razón, serio, sensato,
juicioso, centrado...
!Prueba-ensayo, previsión, antelación,
visión de futuro. . .
egin (hacer)
egon (estar )
!Actividad, movimiento, acción...
!Proceso
!Dinámico
!Pasividad, estancamiento, reificación..
!Estado
!Estátic o
lurrun (difuso )
zurrun (rígido )
!Morfología rizomática, circular-caótico,
en formación, vaporoso.
!Política de lo cotidiano-banal
!Geometría arborescente, lineal-ordenado,
institucionalización
!Política institucional-trascenden t e
La lectura de esta tabla19 se puede desarrollar horizontal y verticalmente. La primera
describiría dicotomías específicas y la segunda una más general [izquierda, morfología
rizomática, derecha, estructura arborescente (Deleuze y Guattari, 2004)].
Ume-umo20:
El continuo que describe la dicotomía ume-umo va desde el “estado” informe,
abierto e intrascendente del niño o el salvaje, al formado, concluso y relevante del serio,
formal y maduro adulto. Esta lectura da cuenta del naturalizado “proceso de socialización”.
Nuestra aplicación de la tabla es, como ya hemos mencionado, más que lineal (causa-
efecto) dialógica (causa y efecto), es decir, la que trata de ver cómo en la tensión que esos
dos polos generan (juegos de poder) los procesos sociales estudiados se visibilizan
(identifican).
Asignando la condición ume al movimiento (gaztetxe, gazte asanblada, lonja o
incluso al fenómeno del “botellón”) y la umo a las instituciones (ayuntamiento, concejalía
de juventud, etc.), esta dicotomía crea y acierta (asmatu), dándonos la posibilidad de
entender, algunas lógicas de poder que entre ellos se dan.
Lo maduro (umo), la identidad formada, coherente y fuerte (zurrun), como
(o)posición lógica se basa en una constante negación de la irracionalidad que la amenaza.
Lo inmaduro (ume) no tiene base, es inconsistente, se justifica en parte por la inocencia que
se le atribuye. La idea de la infancia inocente e ingenua es constituyente de su contraria. Es
así como desde la posición umo, en base a escalas de referencia y categorizaciones, se
constituyen estratificaciones sociales que asigna un concepto (graduable) a cada grupo o
individuo. Se conforma un campo inteligible, procesal y útil que diferencia e identifica, que
organiza y programa una amalgama de posibles en niveles, roles, status y clases. Un 19 Creemos que esta tabla —comprimiendo y sintetizado en euskera (de una manera poética y sencilla) algunas de las más relevantes lógicas dicotómicas occidentales— puede dar cuenta de los juegos de poder en los que se inscriben muchos de los procesos sociales contemporáneos. 20 Reconocer que para el desarrollo de esta dicotomía nos hemos valido principalmente de las reflexiones de J. Izuzkiza Tartas en un proyecto de tesis de filosofía inédito. Tanto sus desarrollos como los nuestros, se apoyan en reflexiones en torno a la madurez e inmadurez que se encuentran en Gombrowicz (2002).
ejemplo de ello es la aplicación de políticas de juventud que, desde categorías esencialistas,
compartimentan —simplificando y etnificando21 en estereotipos al uso— toda una
complejidad de dinámicas sociales. La identidad estable, hecha y formada consiste en la
negación de la inmadurez y ésta, cuando se apropia del lenguaje de la anterior (comienza a
institucionalizarse), se auto arroga de su potencialidad.
Esta dicotomía es válida para identificar desde qué tipo de perspectivas
paternalistas, adulto-céntricas (Martínez, Berri-otxoa, Hernández, 2001-2002) e higienistas,
han sido construidos ciertos Gaztelekus. Del mismo modo, nos sirve para analizar las
lógicas que se dan entre los gestores (monitores, dinamizadores, etc.) y los usuarios de los
mismos (adolescentes). También nos resulta útil para entender lógicas y tensiones que se
dan entre distintas generaciones y sujetos dentro de las asambleas a la hora de incorporar
nuevos integrantes, renovarse o actualizarse.
Así como lo maduro (lo institucionalizado) se constituye en relación a lo inmaduro,
lo inmaduro se define desde y en relación a lo maduro. De esta manera, atendiendo a las
mediaciones, tensiones y traducciones (en procesos más que en estados) entre esos dos
puntos es como hemos podido comprender las relaciones de los actores mencionados22.
Egin-Egon:
Partimos de un ejemplo concreto para desarrollar la segunda dicotomía. Según el
conocimiento ordinario, la asignación de un carácter estático/pasivo a las lonjas (apolítico)
y activo a los gaztetxes es algo común. A la lonja se le atribuye la pasividad y al gaztetxe o
a la gazte asanblada, la (hiper)actividad. El estar (egon) que identifica al local alquilado por
jóvenes se define como contrario respecto al hacer (egin), que define a los gaztetxes. Pero
si aceptamos una concepción de la política más compleja (lurrun), que relacione la
21 Nos queremos referir con esto a taxonomías institucionales y/o populares esencializadoras que ordenan en unidades discretas claras una población que hasta entonces mostraba unos niveles de complejidad casi ininteligibles e imposibles por tanto de administrar. 22 Otra dicotomía que está unida a la que venimos mencionando y a la que se le pude atribuir un recorrido semántico análogo es la de heldua-heldugabea. Heldua significa maduro, que ha llegado, heldugabea, en cambio, significa inmaduro, que aun no ha llegado.
banalidad de la vida cotidiana con los aspectos políticos de la misma, podemos entrever que
en las lonjas el hacer es consustancial para estar (acondicionamiento, decoración,
mantenimiento) así como en los gaztetxes lo es el estar (hedonismo, “stand by”) para el
hacer. El hacer y el estar tornan así condiciones indispensables en los dos procesos (CEIC,
2005). Lo que entre los dos casos establece la distinción es el deseo de trascendencia
pública del movimiento (lógica umo) y un deseo de intrascendencia (“que nos dejen en
paz”) en el fenómeno de las lonjas. Si bien en las lonjas, locales y txokos se sustentan en
estructuras de relación como la cuadrilla (Cucó, 1995) y su lógicas de exclusión e inclusión
están supeditadas al pago de una cuota, los sistemas de inclusión y exclusión de los
gaztetxes y gazte asanbladas son algo más ambiguos y giran, la mayoría de las veces, en
torno al hacer.
En este sentido, uno de los espacio-tiempo en los que confluirían estos dos procesos
sociales seria el de la fiesta como acto de territorialización de espacios públicos en la que la
idea de mani-fest-acción (Adell y Martínez, 2004) resume una de las maneras de hacer que
hemos identificado en el movimiento.
Lurrun-Zurrun:
Como hemos señalado en el párrafo anterior, esta dicotomía sirve para establecer un
concepto de política más operativo y útil o a la hora de entender estos procesos. La política
zurrun hace referencia a la política institucionalizada, estabilizada y constante (lenguaje
Umo). En tanto que se le delega capacidad de identificar y/o nombrar trabaja
constantemente con lo que define como trascendental e importante (asunto público). La
entendemos como la Política en términos tradicionales o modernos [estructura arborescente
(Deleuze y Guattari, 2004)].
La política lurrun (difuso) da cuenta de lo intrascendente banal y cotidiano
(morfología rizomática). Lo vaporoso (lurrun) es inasible, informe, expansivo. Parece que
se pierde en la atmósfera pero impregna y empaña. Lo que por discontinuo e inestable no se
institucionaliza ni es constante (el habla ume) pero existe. Su in-nombrabilidad lo acerca a
la noción de intangible y está cerca del concepto de micro-política. Defendemos la idea de
que es difícil entender estos procesos sin tener en cuenta los dos aspectos, ya que es en la
tensión entre lurrun y la zurrun donde surgen y se visibilizan lo que entendemos por
movimientos sociales:
“Ha habido una indudable tendencia a centrarse en los aspectos más epidérmicos de los movimientos lo que ha configurado una mirada articulada en torno a formas organizacionales, las relaciones establecidas con el sistema político, los procesos de difusión en los que se vehiculan formas de hacer (repertorios de acción) y pensar (marcos cognitivos descomponibles en una taxonomía de los mismos). Sin embargo, es necesario rescatar otra óptica volcada en la subjetivación puesto que lo que realmente se dirime en las prácticas de los movimientos sociales tiene que ver con la forma en que el sujeto se da como tal, con el pliegue de la subjetividad, con sus despliegues y repliegues (Deleuze,1987)” (Mendiola, 2003).
Es desde ahí desde donde “el movimiento social” intenta visibilizar o convertir
(institucionalizar) en necesidad social lo que, en principio, sería un deseo de un grupo de
personas. Mientras la necesidad no necesita (valga la redundancia) justificación, al deseo,
identificado como una pulsión irracional, se le exige una razón. Razonar es umo (ver tabla)
y en tanto que lógica moderna constituye una de las bases de la legitimidad. Para que el
deseo se constituya en reivindicación (necesidad de espacios autogestionados) es necesario
traducirlo a códigos umos o por lo menos hacerlo creíble (legítimo) en esos términos
(lenguaje zurrun). Todo lo que queda fuera de ese código se califica como inmaduro, no-
racional, incoherente; es ahí donde se gesta la tensión entre instituciones y movimiento.
Forzando la traducción y aplicándolo al movimiento, lo ume (lo formándose) deja su
juego (jolas) pidiendo que se le atienda, pide ser umo (institucionalizarse como agente) para
entrar al joko (donde se apuesta lo importante, lo entendido como Nuestro). Otras veces el
simple jolas acierta o señala (asmatu) algunas de las lógicas sobre las que se sustenta el
sistema social interpelándolo —cuestiona aspectos de la idea de propiedad privada,
problematiza el concepto de ocio, evidencia la especulación, etc.—.
Siguiendo esta línea de reflexión resulta curioso observar como desde algunos
ayuntamientos, se apoyan en el diagnostico de la “despolitización de la juventud” y a la
vez se niega la inclusión de ciertas reivindicaciones (egin) de colectivos de jóvenes en su
agenda utilizando la simplificación de “son los de siempre” (código zurrun). Por lo visto,
el tipo de “jóvenes politizados” no se ajustan al tipo de jóvenes interesados en la política
(zurrun) que desde las instituciones se anhelan. Negándolos, el diagnostico se confirma y
el juego (joko) entre umo y umes continua. La tensión que los constituye se visibiliza.
Es a partir de paradojas como ésta donde se puede apreciar que el plano visible de la
realidad y lo normal (marcos cognitivos, esquemas interpretativos, supuestos) además de
ser formal (con forma, luego umo), se sostiene gracias a la negación de aspectos que la
puedan relativizar23, sostiene a la vez, la posición de su contrarios. Seguramente por eso,
cualquiera que se auto arrogue pertenecer a un gaztetxe no esté de acuerdo con que sean
comparados con las lonjas, ni con que desde las instituciones no se reconozca la influencia
central que han tenido los gaztetxes en la implementación de gaztelekus o que se de por
hecho la convención social de la despolitización o individualización.
En definitiva, nos encontramos ante un entramado de relaciones sociales que más
allá de esquemas interpretativos rígidos se nos presenta como un escenario complejo en el
que mediante conflictos, reapropiaciones y juegos de poder las máscaras o los papeles de
los actores se mezclan entre sí y más que convivir con las contradicciones, son ellas las que
constituyen estos procesos. Ni el movimiento es tan ume, ni el gazteleku tan umo. Ni las
dinámicas que se dan en las lonjas son tan pasivas (egon), ni el movimiento tan
reivindicativas (egin). Ni las políticas de juventud son tan zurrun (eficientes) ni las de los
movimientos tan lurrun (baldías)24. El uso que hacemos de estos conceptos en el decurso de
la investigación es el de intentar ver la paradoja (la discontinuidad) en la coherencia (la
23 Es de esta manera como se intenta sacar del marco de lo visible (público) una forma de reapropiación del espacio, por ejemplo, prohibir el botellón en la calle. La perfomance del ume bebiendo hace emerger al plano de lo visible (espacio público) lo social invisible (espacio privado), en tanto que incómodo, se le desplaza a otros espacios (como pueden ser a rincones, calles y zonas más ocultas o espacios como las lonjas). 24 Hay casos en los que, por ejemplo, el espacio donde se establece el gaztetxe es alquilado para poder asegurar la continuidad de proyectos que, okupando, se correría el riesgo de no poder llevar a acabo.
línea). Es decir, si bien la construcción teórica empleada levanta distinciones dicotómicas,
tratando de encontrarle a cada espacio la característica contraria que se le asigna se
consigue atisbar algunas dinámicas que los constituyen. Estos modelos pues están hechos
para forzarlos y romperlos trabajándolos en Lo Que Pasa25. Estos juegos con el lenguaje
son los que nos han posibilitado (siquiera intuirlos) esos fueras de campo que nos hablan
del marco y el objetivo que la perspectiva necesita26.
4. Tercer tramo: Complejidad, movimiento, sociología y figuras
Para llevar a cabo el tránsito por los conceptos y herramientas utilizados hemos
dejado entrever mediante ejemplos y desarrollo de ideas algunas de las aplicaciones en el
“objeto” de los mismos. Nos resulta demasiado abstracto y teórico hacerlas entender en
vacío o disociadas de aquello que pretenden analizar. Aunque estos modelos aspiren a ser
operativos también sobre “otros objetos”, habiendo sido elaborados y reelaborados en
función de ajustabilidad a “este objeto”, un recorrido más amplio por algunas reflexiones
surgidas a lo largo de la investigación nos servirán para dar cuenta de su utilidad. Es decir,
pasando a un primer plano algunas de las reflexiones sobre el “el objeto”, trataremos de
hacer visible la utilidad de los modos y conceptos que desde un segundo plano las
sustentan. Para terminar propondremos dos figuras con las hacer un poco más comprensible
las dinámicas y tendencias que identificamos en el objeto de investigación.
Como ya hemos señalado al inicio, planteábamos la hipótesis de que de un tiempo a
esta parte debido a ciertas tendencias, juegos de poder (Joko) y acontecimientos, se está
dando una actualización y/o visibilización de carácter cuasi-estratégico en ciertos modos de
25 La que sigue es una de las máximas en la que nos apoyamos y que de alguna manera evidencia la contradicción o el dilema intelectual en el que nos movemos: “Hay un ciclo del sentido, un flujo, una corriente; el sentido no está aquí ni allí, el sentido es lo que pasa. Tratar de detenerlo para asirlo es condenarse a perderlo” (Rosset, 2004: 78). 26 “Zuzenki begiratzen duguna zeharka soilik azal badezakegu, zeharka begiratzen duguna soilik, zuzenki azal dezakegu”. [Si sólo podemos explicar lo que vemos con la mediación o transversalmente, sólo podremos explicar directamente lo que vemos transversalmente, de refilón (La traducción es nuestra)].
hacer por parte de este movimiento a la hora de adquirir visibilidad y relevancia social.
Dicho brevemente, sucesos como el desalojo en 2004 del «Euskal Jai» en Iruñea, entendido
como un hito relevante dentro de un ciclo de represión al cual el movimiento ha
reaccionado (Euskal Jai Gaztetxea, 2005), ciclos de protesta de orden más global (Tejerina
y otros, 2006), la utilización de nuevas tecnologías (móviles e Internet; soportes
comunicativos, digitalización, diseño, autoedición, etc.) y reconfiguraciones de ciertas
características del movimiento, hacen que podamos hablar de un renovado (que no Nuevo)
ciclo dentro del movimiento.
Si bien el movimiento, en lo que podríamos acotar como nivel macro, ha llevado a
cabo múltiples iniciativas y protagonizado eventos que le han otorgado cierta visibilidad
social27, atendiendo a niveles más locales, hemos podido apreciar cambios que
identificamos como “nuevas maneras de hacer” (egin modu berri(tu)ak).
Fotos 6, 7 y 8: Es en este tipo de iniciativas donde hemos percibido las reelaboraciones de códigos y registros
del movimiento
27 Eventos como el primer congreso de gaztetxes y gazte asanbladas celebrado en 2005 en el gaztetxe de Kukutza (Rekalde, Bilbao) de las que partieron iniciativas como la publicación de la Gaztetxe Gida (guía de gaztetxes), Gasteizko Gaztetxe Eguna (Fiesta-protesta ante la amenaza de desalojo sobre una de las okupaciones referenciales del movimiento), Gaztetxe bira (actualización del circuito de conciertos por diferentes gaztetxes) o Gaztetxe Martxa son ejemplos de nivel macro que darían cuenta de este ciclo. Comentar que esta última fue una iniciativa que con la intención de darse a conocer y recoger mediante firmas de apoyo social, recorrió gran parte del territorio euskaldun, territorializando simbólicamente el espacio sobre el que el movimiento se apoya y se define (ver miniatura central). La idea básica que queremos señalar con esto es la de que recorrer es territorializar (Deleuze y Guattari, 2004). En euskera itzuli significa tanto vuelta o recorrido como traducción.
En suma puede decirse que mediante la utilización de lenguajes, códigos y
repertorios de acción que dan cuenta de su reflexibidad, desde el nivel local, el
“movimiento” acierta (asmatu) con modos que le aportan mayor legitimidad social. Hemos
percibido cómo los sujetos que lo constituyen resignifican los estigmas (Goffman, 1993) o
los términos en los que hasta ahora se ha venido entendiendo el movimiento,28 percibiendo
que algunos de los referentes o ejes (básicamente clase social e identidad nacional) de la
identidad colectiva en la que se sustentaban se han desplazado, identifican el espacio-
tiempo de la fiesta como lugar común y crono-topo donde visibilizarse, hacer publicas sus
reivindicaciones y obtener apoyo social:
“(…) gazteak ez dira lan munduko arazo eta bizitza prekarietatearen arazoen inguruan batzen” [los jóvenes no se unen en torno a problemas del mundo laboral o la precariedad de vida] (Entrevista B1).
Es en este sentido como entendemos que, sin negar la posibilidad de la
confrontación directa entre actores (Movimiento versus Instituciones), es mediante la
celebración de manifestaciones y apariciones en el plano de lo público en tono de fiesta
(jolas-ume) o de carnaval (Galfarsoro, 2005) como el movimiento se visibiliza socialmente
(joko-umo). Sin obviar su raíz moderna (zurrun) entendemos que son concepciones más
difusas (Lurrun) de la política las que resignifican los modos de hacer y las puestas en
escena:
“guri inportanta edo garrantzitsua senditzen dugu hori, entseatzea ba jendea ahal bezainbat nahasten eta…” [lo que a nosotros sentimos importante o relevante es eso, intentar mezclar a la mayor cantidad de gente posible y…] (Entrevista A1).
28 Atendiendo a lo más puramente estético, hasta mediados de los noventa una visión relativamente exterior “al gaztetxe” lo definía negativamente como “agujero negro” al que se asociaban figuras como la del yonkie o lo “mugriento” y en las que el rock radical vasco y el punk eran sus principales “características culturales”, independientemente de la veracidad de esta percepción, hoy en día nos encontramos ante una amalgama variopinta de diferentes expresiones culturales que van desde lo “étnico” hasta lo “red skin”, pasando por el hip-hop y el hard-core.
Es ahí donde conceptos como “performance” y “happening” (okupaciones
simbólico-efimeras, “reclaim the streets”, etc.) señalan unas de sus expresiones más
significantes y de lo que el concepto de “mani-festa-acción” también da cuenta; de las re-
novadas maneras de llevar a cabo la acción política y donde las distinciones analíticas
(zurrun) entre lo económico, lo cultural y lo político pierden operatividad.
Fotos 9, 10 y 11: Diferentes actos públicos en clave de fiesta que dan cuenta de reapropiaciones y
resignificaciones de espacios y símbolos
Otro aspecto que vendría a reforzar la idea señalada son las iniciativas concretas y
cotidianas que desde cada gazte asanblada y gaztetxe se proponen como alternativas al ocio
instituido29. Es a través de iniciativas y actividades generalmente abiertas (a lo Público) que
tienen en cuenta al vecindario (para niños, personas mayores, mujeres, etc.) y/o a jóvenes
que en un principio no se identifican como del movimiento (conciertos de diferentes estilos,
colaboraciones con “skaters”, incluso “surfers”, etc.) mediante las cuales también obtienen
legitimidad. Identificamos como re-novados modos de acción las negociaciones con el
vecindario para acordar el horario de los conciertos o la organización de comisiones para
afrontar conjuntamente problemas comunes como son los planes de reordenación urbana.
El “gaztetxe”, más que dirigirse directamente a las instituciones políticas (a lo umo, en
códigos zurrun), mediante estos modos (ni estratégicos, ni inocentes) de relación (jolas)
29 Hacer hincapié en el ocio y no tanto en instituciones sociales como trabajo, política y religión, advierte de la importancia que adquieren estos tiempos, y lo que en ellos se hace, para la constitución de las identidades colectivas.
con el vecindario (o pueblo) donde se asienta, va hilvanando redes de apoyo con las que
consigue la legitimidad social (poder) que necesita para mantenerse. La idea de “colchón
social” resumiría esta capacidad de traducir lo cualitativo (deseo-necesidad) en cuantitativo
(códigos institucionales). Estas redes se extienden tanto hacia otros espacios o asanbladas
como a vecinos, familiares o amigos. Atienden generalmente a lógicas de reciprocidad
positiva en las que si bien las nuevas tecnologías facilitan y aceleran los contactos, las
relaciones cara a cara y los vínculos afectivos (experiencias compartidas, amistad y otros
vínculos) adquieren una importancia crucial (Cucó,1995). La legitimidad, más que algo que
se gana (joko), torna algo que se siembra. Es así como en estos últimos años se han dado
varios casos de negociación (estabilización) de gaztetxes con los ayuntamientos,
consiguiendo apoyo social mediante modos directos de relación (de maneras lurrun,
cotidianas) consiguen indirectamente legitimidad política (poder hacer frente al joko de lo
institucional).
Hay que subrayar que estas maneras de hacer no se dan de una manera
completamente general (cada espacio es un mundo), armónica (la discusión y el conflicto es
el eje de toda asamblea), lineal (son ciclos) y determinante (las decisiones no son
definitivas). En tanto el movimiento se constituye en relación con un afuera (Deleuze y
Guattari, 2004) con diferentes grados de apertura; es efecto de una tensión constante entre
“el nosotros” y “el ellos”, entre abrirse y cerrarse. Es una renegociación constante del
“quienes somos” o “qué somos”. Es por ello que para dar cuenta de la dimensión identitaria
en términos cuasi-esencilistas (zurrun) proponemos la siguiente figura (ya hemos
comentado que el movimiento se constituiría en la tensión una corriente abertzale-
euskaldun con otra que gira más en torno a la clase o ideología de izquierdas).
Si a lo largo de la segunda mitad del siglo XX una de las consignas del movimiento
de liberación nacional vasco e imaginario abertzale-euskaldun fue la de “Aitaren etxea
defendatuko dut” [Defenderé la casa de mi padre], la tendencia actual seria la de “Aitaren
etxean festa bat egingo dugu” [Haremos una fiesta en la casa de mi padre].
La primera consigna (umo) contiene lo solidó, lo estable y lo racional (zurrun) de
las identidades colectivas de la modernidad; recuerda el símbolo del caserío o el baserri
(Zulaika,1990) y contiene junto con las figura masculina del padre, nociones de trabajo,
propiedad, pertenencia y tradición30. La acción que propone, en lenguaje de guerra, es la de
defensa y señala un cierre (egon) o una negación. La segunda contiene lo inestable, lo
lúdico y lo irracional, en definitiva, lo dionisiaco o lo orgiástico (ume). La idea de
propiedad se pone en cuestión y la casa torna transitiva, es “para hacer” algo (egin). Sin
impugnar la identidad, a la vez que cuestiona la idea de propiedad, señala algo que está
cerca de el hedonismo, la herejía (akelarre) y la traición (ver nota al pié 30). La acción
señala, en plural, una apertura o un ofrecimiento.
Tomando como referencia la consigna (zurrun) para identificar el eje euskaldun-
abertzale, estos dos lemas vendrían a señalar los polos en los que se mueve el movimiento
en el plano identitario. No queremos decir que se haya pasado de un estado a otro, sino que
es en la tensión entre esos dos puntos donde se movería el imaginario del movimiento;
básicamente, en el dilema de la apertura al Otro (ser más) y asumir el riesgo de pérdida de
las características propias que ello implica o el cierre ante el Otro para asegurarlas.
Para terminar, proponemos la figura de la hayma (tienda o estructura desmontable
de tela) para dar a entender cómo el movimiento se constituye y se hace identificable o
nominable desde los planos más cotidianos31. La hayma se puede entender como metáfora
de un gaztetxe, de una gazte asanblada, o incluso del “movimiento”, es una construcción
que acierta (asmatu) en aportar cobijo (físico y simbólico) y que, si bien una persona las
puede montar, el trabajo de ensamblar sus piezas se hace más fácil si se hace en grupo. Es
un trabajo colectivo casi lúdico (jolas) que requiere unos mínimos de coordinación,
cooperación (acuerdos, desacuerdos, etc.) e incluso de capacidad de improvisación. Parecen
estructuras efímeras que sugieren debilidad o fragilidad pero son flexibles y es en su
debilidad donde reside su potencia.
30 A este respecto, Jesús Ibáñez, en un articulo escrito para Egin, 27-05-87, aporta una interesante reflexión sobre el recorrido semántico que en la oposición entre tradición y traición se genera aplicándola a su vez al conflicto vasco (Ibáñez, 1997). 31 Señalar que dimos (asmatu) con esta figura al caer en la cuenta de la presencia que estas estructuras adquieren en la mayoría de las iniciativas macro y actos públicos que el movimiento realiza uniéndolo con nuestra experiencia del Loketxe y las reflexiones que las entrevistas nos han suscitado.
Fotos 12 y 13: Estas estructuras (hayma) y el uso que de ellas se hace pueden servir como figuras
para entender algunas de las lógicas del movimiento
Son desmontables y fáciles de transportar, es decir, son móviles y se pueden
desplazar. Más que del ser (egon) son procesos colectivos que cristalizan mediante el hacer
(egin) que los carga de sentido. Si entendemos esta construcción como representación
(actante no humano) de los sujetos (actantes humanos) que la hacen posible (Doménech y
Tirado, 1998), resulta más sencillo percibir cómo la concreción física de una gazte
asanblada (circulo) o un gaztetxe adquiere la condición de soporte físico de la identidad. Es
decir, las relaciones (no siempre armónicas) que constituyen esta identidad colectiva se
visibilizan y adquieren sentido mediante esos haceres. Es así como se puede entender que
los desalojos o las cancelaciones en el plano de lo visible-físico no anulan al movimiento,
sino que lo desplazan abriendo la posibilidad de re-constituirse (el espacio o su ausencia
como soporte de las identidades).
Fotos 14 y 15: Si construir un espacio físico implica constituir una representación de una identidad colectiva,
su desalojo o su derribo no implica que el espacio simbólico (identidad colectiva) desaparezca
Trabajar en y los espacios físicos son actos y haceres mediante los cuales se
objetivan y visibilizan los planos simbólicos de los mismos. Queremos decir con esto que la
carga simbólica que se gesta en ese espacio es, a la vez, de naturaleza social, cultural,
económica y política.
Fotos 16 y 17: Momentos de hacer y construcción de espacios
Siendo efecto y causa de los usos cotidianos y los significados en consecuencia
producen, son fruto de tensiones, esfuerzos y disfrutes colectivos e individuales. A través
de esos haceres los espacios físicos se vuelven simbólicos y sociales, es así como llegan a
formar parte y constituir aspectos de las subjetividades de los individuos (en nuestro caso
el Loketxe). Una cita sobre este tipo de procesos nos servirá para apuntalar lo dicho:
“Lo urbano [en este caso el movimiento] es un tipo de sociedad que justamente se define por su incapacidad para generar estructuras sociales o culturales homogéneas y duraderas, que encuentra una forma de estructuración en el movimiento. Se parecería a aquello que los teóricos del caos llaman un equilibrio inestable. Lo urbano es una sociedad en el momento justo de hacerse, y sin que nunca podamos ver su trabajo completado. Es una sociedad que se trabaja a si misma y que solamente es ese trabajo. Es una labor” (Delgado, 1996).32
5. Fin de trayecto: retorno al origen
Para terminar y respecto a la intención del articulo (atender a lo metodológico),
señalar que el Loketxe —siendo nuestra posición de enunciación más evidente— ha sido el
espacio donde hemos visto confluir el bricolaje físico con el saber académico, lo abstracto
con lo banal. Es más, es el armazón físico y simbólico que ha sustentado nuestra duplicidad
(somos más que uno y menos que dos), es el cuerpo del siamés que hemos engendrado. Al
igual que los “espacios juveniles” analizados, este espacio es la representación físico-
simbólica de una identidad compartida. Un laboratorio que, al habilitarlo, habitarlo y
habituándonos a él nos ha abierto la posibilidad de reflexionar los procesos que constituyen
las identidades colectivas estudiadas y a los que las estudian (o al revés).
“El antropólogo [el sociólogo en nuestro caso] debería reconocer que es incapaz de estudiar otras comunidades que no sean aquellas que él mismo inventa. Fuera de esa suerte de islas de coherencia e identidad que cree encontrar, lo que hay es eso, la efervescencia de la vida urbana, ese magma hecho de interrelaciones efímeras entre des(-)conocidos” (Ibídem).
Puede que nosotros, siendo también efecto de la época que nos ha tocado vivir, nos
preocupemos por viejas cuestiones y demos, a nuestra manera, respuesta a problemas que
no son nuevos. Quizá sea nuestra incapacidad para percibir una frontera nítida que
32 Entrevista concedida a la revista AjoBlanco, 1-12-96.
diferencie el ámbito productivo (Lo Público) del ámbito reproductivo (Lo Privado) lo que
nos hace plantear y presentar de estas maneras la investigación. Que propongamos una
“sociología práctica transdisciplinar”, que hablemos de una identidad compartida así como
que padezcamos el síndrome de “la disolución de objeto zurrun” puede que se deba (aun
siendo éste un acto de narratividad, es decir, un proceso de selección de hechos que
convengan en una secuencia coherente) a haber forzado los límites de enunciación de la
sociología. Entender el error como una forma de acierto y haber entrelazado en un lugar de
excepción, y en una lengua extraña, hilos que han producido tejidos que (científicamente)
no deberían solaparse. Concebir el Loketxe como laboratorio donde poder ensayar
hibridaciones (¿y engendrar un ciborg?) que por un lado pretenden evidenciar el carácter
no-esencial/autónomo de la ciencia/sociología y por otro dar pie a invenciones (acertadas o
no) presentables como originales, creativas e innovadoras. Al fin y al cabo, mediante este
juego (jolas) que ha tornado apuesta (joko), no hemos hecho más que intentar cumplir
(reproducir) la tarea que, junto con las demás ciencias ilustradas, la sociología tiene
encomendada, producir sentido.
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