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APROXIMACIÓN A LA TEORÍA DEL CURRÍCULO
Teoría del currículo
Al existir una gran diversidad de propuestas teóricas, como las hace mención O.
Paredes en su libro Teoría, Diseño y Gestión del Currículo:
“Cada currículo representa una opción sobre la forma de abordar la educación de los
estudiantes” (George Posner, 2001).
Cualquier análisis más o menos sistemático de un conjunto de conceptos relacionados
(Nagel, 1969).
Una teoría del curriculum debe responder a estas preguntas: ¿Qué enseñar?, ¿Cuándo
enseñar'? ¿Cómo enseñar? y ¿Qué, cómo y cuándo evaluar? La respuesta adecuada
constituye el diseño curricular (Coll, 1987).
El curriculum no es un concepto, sino una construcción cultural. Es decir, no se trata de
un concepto abstracto que tenga alguna existencia aparte de y antecedente a la
experiencia humana. Es, en cambio, una forma de organizar un conjunto de prácticas
educativas humanas (Shirley Grundy, 1994).
Toda práctica educativa supone un concepto de hombre y del mundo (Paulo Freire
1972).
Sin embargo una de las teorías paradigmáticas más coherentes, es la Teoría de los
Intereses Constitutivos de Jurgen Habermas, filósofo contemporáneo, quien expone:
“En el ejercicio de las ciencias empírico-analíticas interviene un interés técnico del
conocimiento; en el ejercicio de las ciencias histórico- hermenéuticas interviene un
interés práctico, y en el ejercicio de las ciencias orientadas hacia la crítica interviene
aquel interés emancipatorio del conocimiento”.
Desde esta perspectiva si por ejemplo a los hombres nos mueve el interés técnico,
entonces se construirán ciencias empírico- analíticas; si nos motiva el interés práctico
haremos ciencia histórico- hermenéuticas y si nos moviliza el interés emancipatorio
construiremos ciencias críticas, desde luego que la Teoría del interés de Jurgen
Habermas, quien retoma el significado de interés de sus antecesores donde considera
que la especie humana busca y se orienta hacia el placer. Un placer que nos
proporciona es la creación de las condiciones que permite que la especie humana se
reproduzca; entonces, el hombre busca el placer sensual próximo al "ello" freudiano. Si
bien es cierto que Freud es partidario del placer sensual; Habermas propone ir tras del
placer por la racionalidad.
Lo que nos lleva a la existencia de tres intereses en la racionalidad: intereses técnicos,
intereses prácticos e intereses emancipadores, que examinaremos más adelante. Estos
tres tipos de intereses - como se ha dicho anteriormente- generan tres tipos de ciencia,
donde se genera y se organiza el saber de nuestras sociedades. Estas tres formas de
saber son: ciencia empírico - analítica, histórico-hermenéutica y ciencia crítica.
I. El interés técnico en la construcción de las ciencias empírico-analíticas
Habermas considera que este interés expresa su basamento en la reproducción de los
hombres; entonces los impulsa a conocer el cosmos y a la sociedad, en esa perspectiva
logra dominar, tener el control y gestionar el medio; consecuentemente, el científico
logra atesorar el conocimiento-precisamente-para tener predominio del mundo.
El científico, construye conocimientos en base a la experiencia y observación
(empirismo). En consecuencia, para “las ciencias empírico - analíticas, el saber consiste
en determinadas teorías sobre el mundo basadas en nuestra observación y experiencia
"positivas" de ese mundo (Grundy, 1994).
Interés técnico en la construcción del conocimiento del currículo
Este interés permite entonces encontrar los lazos del currículo con su base, es decir,
con las fuerzas de trabajo. De acuerdo al trabajo que se tenga se necesita un tipo de
educación y consiguientemente un tipo de currículo, es en estas condiciones cuando la
universidad se convierte en un instrumento para que el ser humano se reproduzca
social y culturalmente, es allí cuando los políticos, planificadores de la educación y
profesores asumen una nueva posición con respecto al currículo.
II. El Interés práctico en la construcción de las ciencias histórico-
hermenéuticas.
El lenguaje formalizado del científico impulsado por el interés práctico y la experiencia
objetivada aún no están diferenciados porque al interactuar entre personas no puede
generalizarse con un lenguaje, se tiene en cuenta la particularidad.
La hermenéutica (la interpretación) es impulsada por mantener el interés por
conservar y ampliar el ínter subjetividad de una posible comprensión orientadora de la
acción
Tomando en cuenta lo anteriormente señalado se concluye que cuando el
conocimiento es el producto del consenso de todos los sujetos que intervienen en su
producción, es lo que Habermas denomina interés práctico del conocimiento.
El interés técnico enfatiza el producto del currículo
La Hermenéutica históricamente tiene su inicio en los estudios bíblicos que realizaban
los teológicos, es decir, en la posibilidad de conseguir una interpretación significativa
de las sagradas escrituras para orientarse hacia las acciones futuras, entonces la
interpretación Hermenéutica como forma fundamental del saber de sociedad
moderna. La comprensión hermenéutica constituye una forma preeminente de
conocimiento sobre al que puede llevarse a cabo de acción (S. Grundy, 1987).
En este sentido la Hermenéutica de la importancia de tomar decisiones sobre el
significado de las reglas como de la situación donde debe aplicarse antes de
emprender la acción, en vez de considerar que el conocimiento y la aplicación de un
conjunto de reglas sea la única base para la acción.
Es muy importante tener en cuenta que la acción heterónoma, en la que el docente
hace a pie juntillas lo que un currículo prescriptivo dicta (solo para aplicarlo) y un
“docente entrenado” hace, no conduce a que los estudiantes aprendan en
interacciones de armonía y democracia. Es cuando el currículo se convierte en este
último caso en una propuesta que le permitirá al docente inspirarse acerca de las
acciones que en el futuro emprenderá, quedando a juicio del docente. Este juicio
práctico permite la interacción con personas, en el caso de la pedagogía las
interacciones de profesores y alumnos, es la acción práctica (praxis), no es cualquier
acción como así el interés técnico concibe a los sujetos como objetos los cosifica; sino
una acción "en relación con el bien humano".
Desde este punto de vista el currículo corresponde al ámbito práctico, porque se da en
un proceso de interacción humana, es decir en una interrelación permanente de
docente- estudiante. Por lo tanto, sus repercusiones serán totalmente distintas porque
no serán unos quienes diseñen los currículos y otros los desarrollen; sino en este caso
que estamos analizando, serán todos los que intervienen en la construcción del
currículo considerados como sujetos y no como objetos.
III. El Interés emancipador en la construcción de las ciencias críticas
El Interés emancipador promueve a construir las ciencias críticas, que:
Se esfuerza por examinar cuando las proposiciones teóricas captan legalidades
invariantes de acción social y cuando captan relaciones de dependencia,
ideológicamente fijadas, pero en principio susceptibles de cambio.
La autorreflexión está determinado por un interés cognitivo emancipatorio.
El Interés emancipatorio en la construcción del currículo
Este interés es incompatible con el técnico, pero es compatible con el interés práctico,
si nos comprometemos a poner en práctica formas de praxis en nuestras vidas y
trabajo, nos comprometemos a construir un currículum que promueva la praxis más
que la producción o la práctica, entonces, el currículum mismo se desarrollará a través
de la interacción y la reflexión.
Es decir, el currículo no consistirá en un conjunto de planes para implementar, sino
que se constituirá mediante un proceso aditivo en el que la planificación, la acción y la
evaluación estarán en relacionadas recíprocamente e integradas en el proceso.