Post on 13-Mar-2016
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Aprender a morir , aprender a
vivir… “A cada uno de nosotros está unida un alma. Ella
es como un pedazo pequeño de algodón blanco, como el humo que nadie puede ver…”.
Mitología Wayúu
Tanto las evidencias arqueológicas como los estudios etnográficos, han demostrado que los hombres no abandonan a sus muertos, al menos no los abandonan sin prácticas rituales. Estas prácticas, penetran la finitud de la vida que debe trascender y alcanzar la inmortalidad.
Aprender a morir , aprender a
vivir…
Esta charla intentará una aproximación, a lo que podríamos llamar una “Antropología de la Muerte” en los pueblos originarios de Venezuela.
Parte de la idea según la cual toda sociedad desarrolla comportamientos específicos ante el fenómeno de la muerte. El humano es el único que entierra a sus muertos, o expresa la experiencia de la muerte en una extensa variedad de rituales funerarios, ofrendas y ajuar que varían con el tiempo y la cultura.
A la invasión europea, que no fue otra cosa que una
conquista militar, a esta le siguió una conquista más
difícil aún: la espiritual. A esta le correspondió imponer
todo el aparato ideológico del invasor, empeño
ejecutado principalmente por la Iglesia católica.
Los conquistadores, intentaron cambiar todas las formas
culturales de estos pueblos, imponiendo por la fuerza y
el miedo el pensamiento del invasor . Tarea difícil, pues,
como veremos, los antiguos saberes se hacen
presentes, en la forma de resistencia cultural, y se
activan en las creencias relacionadas con la muerte
La máscara y la muerte
El campo expresivo de la máscara me parece estéticamente privilegiado en relación a otras ofrendas funerarias, si tomamos en cuenta que cualquiera que haya sido su destino: mortuorio, retrato, objeto sagrado, atuendo ceremonial, festivo, etc. Ella tiende a producir una metamorfosis en la identidad de su portador, constituyendo una abstracción, una forma visual, una imagen.
Lo que en occidente se llama ‘muerte’, es visto por los pueblos
originarios como parte de la vida, continuidad, permanencia y
renovación, por eso aún el Día de los Muertos, tiene connotación
de fiesta, no de un momento de dolor.
Los mexicas creían que la vida de todo hombre estaba sustentada
por tres fluidos vitales: el ‘tonalli’, localizado en la cabeza; el
‘teyolía’, en el corazón y el ‘ihíyotl’, en el hígado. Gracias a estos
tres componentes, la vida era posible.
Los antiguos nahuas pensaban que cuando un hombre moría, se
producía la desintegración de los tres elementos vitales del cuerpo,
afectando su armonía estructural. Al separarse estos tres
elementos, sobrevenía la muerte
Mictlantecuhtli es el Señor, tecuh-tli del
inframundo, mictlán. Se lo representa como una
calavera con muchos dientes
• Las máscaras
funerarias, maya son
un retrato,
generalmente
fabricadas en jade,
caracol, concha,
obsidiana y hematita,
materias primas
asociadas a la
divinidad
Sea tridimensional (modelada) o bidimensional (pintada
sobre la piel), el origen de la máscara parece inscribirse
en la misma fuente de las “técnicas” que tienen por
materia prima el cuerpo; la pintura facial, la cosmética
de las deformaciones, las escarificaciones y los
tatuajes, pueden considerarse por tal razón como su
equivalente, al igual que todas aquellas técnicas que
producen una “transmutación” que inmoviliza la
gestualidad o la traslada a otro ser. La consecuencia de
esa transformación convierte al “yo” en el “otro”, y a
partir de ello, se alcanza otra realidad que es tan
“verdadera” como la metamorfoseada.
• Esta pieza, con claros rasgos Teotihuacanos, encontrada en el actual estado de Guerrero, es excepcional por sus incrustaciones de turquesa. Además tiene incrustaciones de la concha spondilum para dar el color rojo a las cejas y a la nariguera: también se puede observar el uso de la obsidiana para representar a los ojos.
• Máscara funeraria.
Cultura Tolita (300.
a.C-350-dc). Museo
Nacional del Banco
Central del Ecuador,
Quito
La magia, la máscara y la muerte en el Valle
de Quibor
Si indagamos un poco en la historia social de los pueblos antiguos de nuestro país, encontramos que en los estudios arqueológicos del Valle de Quibor, aparecen un conjunto de máscaras asociadas a contextos funerarios.
Estas comunidades desarrollaron un modo de vida aldeano cacical, caracterizado por la especialización social del trabajo, y relaciones políticas de subordinación de varias aldeas a una aldea central.
El tipo de tumba y la cantidad y calidad de las ofrendas presentes en los enterramientos, evidencian la posición diferencial del cacique y su linaje.
En el plano económico las ofrendas funerarias construyen una forma de sacar de circulación, mediante un consumo ritual, aparentemente no productivo, cientos de objetos, creando una demanda constante de bienes suntuarios los cuales alimentaron el trabajo de los especialistas y mantuvieron abiertas las redes de intercambio. Condición necesaria para el mantenimiento del sistema de integración socio-político que fundamentaba el modo de vida cacical
La magia nos pone en presencia de dos mundos, uno real y otro imaginario; a uno pertenece lo fenoménico visible, a otro, lo espiritual invisible; a uno, un cuerpo mortal, a otro, un alma inmortal.
Si un grupo social no cuenta con un control de la naturaleza, es necesario entonces que una apropiación imaginaria del mundo sustituya la carencia de técnicas; es por esta razón, que la autonomía del mundo imaginario es relativa y que las relaciones entre magia y técnica son muy estrechas.
Las máscaras de Quibor duplican una imagen que se proyecta en la materia, la arcilla adquiere rostro humano. La imagen del “doble” encuentra en la máscara el receptáculo que controla, canaliza y aprisiona la energía vital que la muerte ha liberado, evitando la enrancia de las almas.
Si se ignora cómo manejar esta fuerza vital, puede tornarse nociva. Fuera de control, altera e inquieta el orden cotidiano de la vida, mientras que, debidamente canalizada, puede ser utilizada en distintas funciones de control político y social.
El mundo de los indios muertos es una metáfora de la vida, es un viaje, un sueño que da entrada al lugar de los antepasados. La idea de la muerte definitiva se transforma en muerte-nacimiento, como una unidad dialéctica indisoluble de causa-efecto. La energía vital no desaparece, sino que se somete a un constante proceso de transformaciones. De allí que los desaparecidos vivan, en el más allá, una vida que se prolonga en la muerte, para lo cual es necesario un conjunto de ritos y creencias y un ajuar, que la acompañe.
.
La muerte entre los kariña
Vomankatopo para que se vaya la sombra
Por buen camino
Y no asombre a los muchachitos..
Ahora si que
Sola me voy a quedar …
Quizás viva mejor en el otro mundo………
Canto funerario kariña
• KARINA
Familia Lingüística: Caribe.
Ubicación Geográfica: Este grupo étnico se encuentra localizado mayoritariamente en el estado Anzoátegui, y en la parte norte del estado Bolívar, específicamente en la banda sur del río Orinoco. También se encuentran pequeñas comunidades al norte del estado Sucre y en los estados Monagas, Delta Amacuro y Sucre.
Número de Población: Según los datos aportados por el Censo de población y vivienda, de 2001, la población está constituida por 16.686 personas.
Muchos aspectos originales de los ritos funerarios Kariña fueron suprimidos por las “reducciones” misioneras del siglo XVII, eufemismo con el que calificó la esclavitud a que fueron sometidos.
El alma del difunto o Yoroska, sobrevive al akepu o cadáver. A lo largo de un año y bajo la forma de, espíritu de la oscuridad, reclama una serie de ritos y sacrificios por parte de sus dolientes. Condición para que el difunto pueda liberarse de la tierra y reintegrarse al lugar originario, dejando de molestar a los familiares, se convierte en su espíritu protector.
En el pasado los kariña fabricaban una
suerte de cruz “florida “ al estilo de la cruz
maya, recubierta con onoto y plumas,
como símbolo de la vida. Esta defendía a
la comunidad de los embates de
enemigos y era colocada en los caminos y
lugares para conjurar la muerte
El moribundo era cuidado por un pariente
cercano, los demás debían evitar el
contagio de la muerte, producido por
Yoroska. Los familiares examinaban los
ojos del difunto para ver si ya estaban
vacíos, lo que significaba que el alma,
askari se había marchado, es decir
cambiado de familia, de pueblo, y entrado
a formar parte del mundo de Yoroska
Ciclo de ritos funerarios
Barepoko
Velorio. Llora colectiva, pintura corporal negra
Destilación de las grasas del muerto ( Rito prohibido por los misioneros)
Primer entierro. Momia, pertenencias
Vamankatopo
Entrega a su nueva familia espiritual, el difunto va olvidando la tierra
Toma del luto. Baño ritual, corte de cabello, cambio de ropa, abandono de
collares., dieta ligera,
Desentierro, limpieza de los huesos, quema y pulverización
Bepekotomo
Al cabo de un año “quita del luto”. Quema de la casa y pertenencias
Baile ( mare-mare) . Alegría
El Akatompo. Día de los muertos
Una vez liberado el espíritu del muerto luego del
año, su espíritu luminoso era venerado. Ya en
paz, regresaba, invisible y sólo se presentaba
en sueños los vivos que podían verlo.
El día de los muertos es una imposición
cristiana, de la antigua práctica del akatompo, o
“canto a los muertos”, en el que se cantaba de
casa en casa, la memoria del difunto, se
relataban sus historias, se evocaba y se
hablaba con sus muertos
En el akatompo los difuntos regresaban. La casa, el pueblo, los familiares, vecinos y amigos se embargan de una inmensa alegría.
Se traían obsequios, flores, comida, bebida, cantos y música, con lo que se brindaba y agasajaba a los muertos, para que se sintieran bien en el reencuentro.
Depositaban cuanto pudieran en las tumbas, mientras que se obsequiaba con comida y bebida a propios y visitantes. Las tumbas de limpiaban y se reacomodan objetos y pertenencias del muerto que se dejaban en el lecho fúnebre, hasta que el tiempo se encarga de desaparecerlos.
Se hablaba con los muertos. Los que se iluminaban encendiendo velas. Se cantaba en idioma kari’ña, y se bailaba el mare-mare, función que casi siempre ejerce un anciano.
La bebida típica que se preparaba, para esta ceremonia es el kashiiri, especie de licor kari`ña que se obtiene del fermento del cazabe tostado o batata, con azúcar o papelón y agua. En algunos casos, para darle mejor sabor se dejaba fermentar en el tronco de la palma de moriche verde, abierto en forma de canoa.
La muerte entre los warao
Después que haya muerto
mi calavera
será vuestra vasija;
los huesos de mis piernas
serán vuestro instrumento
de viento; mis costillas
vuestra palizada para pescar;
mis orejas, vuestro aventador;
y mis ojos vuestro espejo.
Literatura Warao
• WARAO
• Familia Lingüística: Independiente.
• Ubicación Geográfica: Se localizan en los estados Delta Amacuro, Monagas, Sucre. Los territorios habitados por este grupo étnico se encuentran prevalentemente en el delta del Orinoco, cuyos terrenos están conformados por caños y pequeños islotes. En el caso de los terrenos secos, su superficie es plana, con escasas elevaciones y una vegetación abundante.
• Número de Población: Según información aportada por el último Censo nacional de Población y Vivienda de 2001, la población warao alcanzó aproximadamente la cantidad de 36.028 miembros.
Entre los warao la vida esta acechada por hebu, incluso existe la posibilidad de llegar a morir víctima de las flechas malignas de los dañeros, hoarotu o bahamorotu. La muerte de algún miembro de un poblado es un acontecimiento de trascendencia colectiva que se expresa en vívidas demostraciones de dolor. Las mujeres lloran desconsoladas. Algún pariente cercano busca un tronco en la selva. Que vacía y talla como una canoa que servirá de féretro. El individuo es amortajado en su chinchorro, rodeado de sus partencias, pues su uso puede acarrear la muerte, por ejemplo collares femeninos que son de un alto valor económico y estético
El féretro es recubierto con hojas de palma y este es trasladado en canoa hasta el cementerio. En los cementerios tradicionales hay dos clases de tumbas, una corresponde al entierro primario, en la que el féretro cubierto de barro es suspendido a unos 80 cm, del suelo pantanoso sobre dos horquetas fijas, el entierro secundario bajo tierra se realiza bajo tierra luego que el cadáver es exhumado, al cabo de un año. Los familiares regresan al cementerio abren las tumbas , las ancianas retiran los huesos y los colocan en un ataúd mas pequeño que queda definitivamente bajo tierra, si se trata de un wisidatu u otro hombre de prestigio se le construye una pequeña casa.
Al exhumar los huesos se buscan pruebas
de algún maleficio hatabu, si no aparecen
testimonios concretos, la muerte de debió
a hebu. Esta costumbre ha entrado en
desuso, hay poblados donde se entierra a
los muertos directo en la tierra o mandan
a hacer féretros de madera, sustituyendo
el tradicional.
Los warao creen en la continuación de la vida en la forma de espíritu o doble llamado mehokohi. “Mehokohi no se ve, no se toca, esta en la cara, sobre los ojos”, cuando un warao muere la vivienda es abandonada por temor a su alma o doble. Con la muerte el alma abandona el cuerpo y se pasea por la vivienda y sus alrededores, atemorizando a los parientes quienes se mudan a una casa nueva, práctia que comienza a entrar en desuso en poblados aledaños a los centros misionales.
La muerte entre los wayúu
“El alma está como prisionera,
allí donde se encuentra el sueño.
Es ahí entonces que el espíritu del shamán puede encontrarla y devolvérsela al enfermo.
Pero si no la encuentra, si está escondida si ella ha entrado en algún lugar, el goajiro muere.
Su alma ha atravesado el camino,
el camino de los indios muertos”
Mitología Goajira
Decir que un wayúu ha muerto es decir que se ha ido a vivir con sus ancestros en Jepira, no se trata de un castigo o una recompensa. La vida en Jepira continúa como la vida en la tierra , hay pobres y ricos, se reanudan los lazos de parentesco, se realizan actividades económicas , pastorear, cazar, etc.. La organización social pasa intacta al otro mundo. En Jepira los hombres consiguen comida caliente sin que nadie la haya preparado, las mujeres pueden negarse sexualmente a los maridos que deben quedarse tranquilos al ver a su esposa con un amante. En Jepira una mujer puede tener muchos amantes y tomar iniciativas que se esperan en los hombres. En Jepira se invierte la conducta de las mujeres
Los yolujas son los espíritus. La muerte transforma la existencia de toda persona. Se cree que los perros, burros y niños ven a los yolujas cuando estos se acercan a la casa. Las personas del común conversan con sus parientes muertos en sueños.
Los yolujas aparecen en sueños o se los reconoce por su olor desagradable.
Se cree que las personas mueren dos veces una en el mundo de los vivos y otra en Jepira en la cual se convierten en Juya , la lluvia, como la lluvia da vida, las sombras de los muertos fructifican las cosechas de sus parientes
“El alma se dirige hacia el mar,
para entrar en la casa donde se encuentran ya las hermanas,
las madres, los tíos maternos, los hermanos.
Las almas de los muertos vuelan a la tierra
a través de los sueños, a veces se pueden ver sus sombras,
la sombra de los muertos sobre la tierra.
-las ultimas palabras del moribundo son:
Yo me voy ahora, voy a morir,
me voy para no regresar nunca….
El alma ha partido para no regresar más.
Ella habrá tomado su montura,
habrá tomado sus pertenencias, sus hamacas…
Ella se habrá ido a sus tierras,
allá a Jepira, por la Vía Láctea,
el camino de los indios muertos,
allá se encuentran sus casas…”
• Mitología Wayúu
El cuerpo pasa por varios estados de carne viva
a carne muerta, y luego de carne a hueso, el
alma también cambia de estado de ain a yoluja
y de ahí a lluvia, juya. De esta manera se
practican dos funerales, uno primario y otro
secundario, cuando el cuerpo del muerto
todavía se puede identificaron la persona que
fue en vida y otro cuando solo quedan los
huesos, lo espiritual y lo material sufren
transformaciones análogas
• YANOMAMI
• Auto denominación: Yanomami.
• Familia Lingüística: Independiente.
• Ubicación Geográfica: Habitan en el territorio venezolano y brasileño. En el caso del territorio venezolano, viven en el estado Amazonas entre la Sierra Parima y el Orinoco. Número de Población:En el Censo de población y vivienda llevado a cabo en el año 2001, la población yanomami fue estimada en 12.324 miembros.
Parientes y familiares se colocan alrededor del difunto, resuenan los cantos fúnebres. Luego de un primer momento de desesperación vienen los elogios al difunto por parte de familiares, se exhiben sus pertenencias. No se puede pronunciar el nombre del difunto, por esto el anuncio de su muerte se hace con gran prudencia, “ ha caído una flecha” o “ha caído una hoja”. Se destruyen las pertenencias del muerto. Se hace un fuego cerca de donde yace el muerto, un pariente cercano lo vela durante la noche, le introduce en el labio la mascada de tabaco. Las mujeres se pintan de negro y comienzan los preparativos para la cremación del cadáver. Se talla el mortero en el que triturarán los huesos.
En el centro del shabono se prepara la pira
funeraria, se descuelga el chinchorro del difunto
y se coloca sobre las llamas. Si es hombre se
quema su arco y flecha, si en mujer se quema
su guayuco de algodón y sus adornos. Cuando
las cenizas se enfrían se recogen los huesos
calcinados y se hacen polvo en el mortero,
luego se depositan en calabazas que se sellan
con cera de abejas. Las calabazas se
distribuyen entre los parientes.
La cenizas se consumen en diversas
ocasiones , puede ser con motivo de una
expedición de caza o se organiza una
fiesta para conmemorar el acontecimiento.
A manera de conclusión
• En las sociedades originarias la muerte se concibe como otra forma de vida que se prolonga, se trata de un sueño , un viaje, la entrada en el país de los muertos.
• La enfermedad constituye el mensajero de la muerte y sus causas hay que buscarlas en el reino de los sobrenatural. Puede ser un “daño” causado por un chamán enemigo obra de hechicería, venganza, etc.. Pues la enfermedad y la muerte no ocurren por problemas físicos sino espirituales.
• Por lo general se teme a al alma de los muertos, quienes sienten gran nostalgia por sus familiares y tratan de convencerlos para que los acompañen a la otra vida.
• Generalmente, como veremos, el ritual funerario implica varios entierros y desentierros, la quema del difunto y de casi todas sus pertenencias, incluyendo la casa donde habitaba y el traslado de los parientes a otro lugar oa lo sumo el traslado de los huesos a un sitio particular
• A la muerte sigue un periodo de duelo, que
afecta a los parientes consanguíneos y al
esposo o esposa según el caso, este período
mas o menos largo, puede implicar ayunos,
descanso y prohibiciones alimentarias,
sexuales, etc..
• En algunos casos se cree en la existencia de
varias almas, algunas salen en la noche durante
el sueño, otras regresan con la muerte a sus
lugares originarios.
• Se practica la pintura facial de negro con una mezcla de carbón vegetal y otras sustancias mágicas, para contrarrestar los efectos negativos del espíritu.
• El entierro secundario, marca el fin del duelo, y se festeja con bailes y danzas, bebidas fermentadas y abundante comida. El desentierro, que lo precede, incluye la limpieza y pintura de los huesos
• En algunas comunidades se practica la llora colectiva, lamentos públicos
• Endocanibalismo