Post on 23-Jan-2018
En cada uno de los diversos contextos en los que laboramos se tiene
características y ambientes totalmente diferentes, nosotras como docentes
hace un cambio y un ambiente favorable en el momento en que cada uno de
nuestros pequeños está interesado por aprender, convivir y el asistir a clases.
Cabe mencionar que los componente de aprendizaje en diversos momentos
benefician como repercuten en él, hablando directamente del Jardín de Niños
“Luis Gonzáles Obregón” donde trabajo con mis 27 pequeños, son aulas que
tiene un espacio adecuado, a mi parecer, en donde cada uno de los alumnos
obtiene un lugar, un espacio para crear y convivir con sus compañeros, así
como desplazarse fácilmente en el aula, poder adquirir materiales de manera
simple y ubicar diferentes áreas, cuenta con buena ventilación 8 ventanas que
están en servicio una puerta en buen estado, pizarrón y mobiliario suficiente, así
como buena iluminación natural como eléctrica.
En el ambiente social, cada uno de los pequeños de acuerdo a los
diagnósticos, entrevistas y pláticas con padres y alumnos tiene los recursos
suficientes para tener una “estabilidad” en su hogar, como drenaje, agua
potable, iluminación, hasta electrodomésticos que ya son de uso cotidiano en
éste contexto, así como se ha ido trabajando con cada uno de los alumnos
como padres de familia, mantener un diálogo, una comunicación asertiva que
lleve a los alumnos a un aprendizaje significativo y que su aula sea esa primera
o segunda casa en donde él se sienta tranquilo y alegre, la comunicación se
basa en el entendimiento, el apoyo, el amor, atención y sobre todo el respeto
que hay entre los tres actores principales, el alumno, el padre y una servidora.
Generando así un ambiente favorable dentro del aula, en donde existan
acuerdos pertinentes que cada uno de los
alumnos debe respetar para la sana convivencia,
el desarrollo de actividades, el compartir, querer y
respetar a sus compañeros, estos acuerdos siempre
están a la vista de cada uno de ellos, que ante
situaciones ellos mismo puedan dar a conocer
cuáles se respetaron durante la jornada y cuáles
no, llevándolos a la reflexión.
Con ayuda de ellos implementaré y encaminaré a
que los alumnos me den sus opinión sobre una actividad que les presentaré con
el PROPÓSITO: que cada uno de los alumnos lleve a cabo la reflexión de su
actuar cotidiano dentro y fuera del aula, que reconozca su esfuerzo y en
determinados momentos sus errores que lo llevarán a la búsqueda de soluciones
para poder contribuir en un ambiente sano y de convivencia con cada uno de
sus compañeros y maestra.
El semáforo de la conducta
Se llevó a cabo la plática con los pequeños acerca de qué sucede si nosotros
no respetamos los acuerdos del salón, qué es lo que pasa si uno de nuestros
compañeros corre en el salón, qué pasa si no compartimos durante las
actividades en equipo, qué pasa si nuestro compañero no colabora con la
limpieza del aula, con cada una de esas interrogante se llevó a que cada uno
de los alumnos debe de respetar los acuerdos, pero cómo vamos a saber si los
respetó o no?
Para ello se platicó con ellos si recuerdan para qué sirve un semáforo y/o el
significado de éste, debido a que ya habían tenido una
actividad de circuito vial, dando a conocer que el rojo es alto
que debes parar agregando que en ese color debemos de
reflexionar qué fue lo que realizamos que no estuvo del todo
perfecto, por qué se ubican en ese color y recordar las acciones
que se realizaron durante la jornada que resultó que se ubicara
en ese color; el amarillo, es precaución, cuidado, que debes de
estar atento a lo que pasa, que puedes mejorar y analizar qué
falta hacer para hacerlo cada vez mejor, y el verde, sigue así que vas por buen
camino, que cada una de tus acciones acertaron pero debes de seguir
esforzándote y apoyar a tus compañeros.
Esto también permitió que la organización del espacio y los materiales para
hacer del aula un lugar adecuado para el aprendizaje de todos los alumnos
también se tomara en cuenta, qué pasaba si no acomodamos el material, etc
se pedí a alumnos diferentes en actividades que repartieran el material a sus
compañeros, que respetaran los turnos y el material que se les ha prestado,
cada uno de ellos daba a conocer cuáles eran los acuerdos
para trabajar con dicho material como: no aventarlo,
compartir, cuidarlo, usarlo y aprender, con ello los alumnos
estaban atentos a cuidar y comunicar a su compañero que
en determinados momentos no cumplía con el acuerdo,
hacerle saber qué es lo que debe hacer, los pequeños se
comunican, socializan y no lo hacen en forma agresiva sino
amable a sus compañeros.
Cada una de las acciones a realizar en el aula encaminaba a la creación de
un clima de confianza en el aula, basado en el diálogo, el respeto mutuo y la
inclusión, ¿Por qué? Porque la práctica los hacía ver cuál es el valor del respeto,
los pequeños cuando agredían a sus compañeros, me tocó escuchar a un
alumno que le respondió: ¡No me pegues, respétame que soy tu amigo!, sí con
voz fuerte y firme, dando a conocer a su compañero que no era lo que debía
hacer, que hay momentos en que nuestras acciones no son del todo perfectas
y hay que mejorarlas.
En cuanto a las actividades la mayoría de las veces se implementan en equipo,
en que cada uno de ellos colabore y se apoyen para llegar al mismo fin, que es
aprender entre todos, cuando cada alumno de determinado equipo no
escucha los acuerdos para realizar la actividad porque estuvo muy distraído y
realiza algo diferente que todos los demás ya saben, ellos le comunican que a
lo mejor no es correcto lo que hace pero de deben de seguir ciertos pasos entre
todos para realizar la actividad, integrándose cada uno a la actividad o juego
establecido.
Realmente esta estrategia y/o actividad también sirvió
como un elemento para evaluar mi trabajo en el aula, qué
tanto atendía a las necesidades de los pequeños, qué tan
funcionales eran mis actividades o interesantes, porque se
preguntaba a los pequeños al final de la jornada, qué fue
lo que aprendiste hoy, rescatando los momentos más
importantes y significativos durante la mañana, cómo se
sintieron, qué les gustó más, qué no les gustó, qué
cambiarían, que también den cuentas a cerca de su
comportamiento, si es que respetaron los acuerdos, en
qué color se ubicaron y porque, comunicando y
obteniendo un punto más a mi evaluación formativa y
continua con mis mejores maestros que son mis alumnos, donde me doy cuenta
de las fortalezas que he obtenido y las que me faltan por desarrollar.
Sin duda cada día es una nueva oportunidad y gracias a mis pequeños sé que
mi trabajo va por buen camino y que soy orgullosamente una profesional de la
educación, de corazón.