Post on 30-Jul-2015
INSTITUTO SUPERIOR
De formación y
capacitación Nº 8165
Dr. RAMÓN CARRILLO
A.T.S.A.
ADULTO Y ANCIANO I – ABSCESOS HEPATICOS Página 1
Curso 2º Año de Enfermería
“ABSCESOS HEPATICOS”
MATERIA:
ADULTO Y ANCIANO I
Profesora:
Nancy MenaADULTO Y ANCIANO I – ABSCESOS HEPATICOS Página 2
Alumnos:
Guzmán Aurora
Moreno Susana
Peña María
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Absceso Hepático
Un absceso hepático es una masa llena de pus dentro o asociada al hígado. Las causa
más comunes son las infecciones tales como una apendicitis, diverticulitis una intestino
perforado infección sistemática como una endocarditis bacteriana o la manipulación del tracto
biliar
El hígado es el órgano intra abdominal que con mayor frecuencia desarrolla abscesos
hepáticos que pueden ser únicos o múltiples.
Con tratamiento, la tasa bruta de mortalidad por absceso hepático está entre el 10-30% y la
tasa es aun mayor en pacientes con múltiples abscesos.
El absceso hepático piógeno en el periodo neonatal es poco habitual y de mal pronóstico
es por lo general resultado de una complicación de un cateterismo umbilical.
Existen 3 tipos principales de absceso hepático clasificados basándose en su etiología.
Absceso hepático purulento el cual tiende a ser poli microbiano y es la forma más
frecuente.
Absceso hepático amebiano causado por el parasito entomoeba histolytica
Absceso hepático fúngico principalmente causado por especies de hongos como la
cándida.
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Hepático Purulento
Los abscesos hepáticos purulentos se han conocido por más de 100 años y han sido una
causa importante de morbilidad y mortalidad en pacientes con apendicitis.
Se caracteriza por dolor en el cuadrante abdominal superior derecho especialmente a la
palpación profunda del examinador y que puede referirse al hombro del mismo lado,
al epigastrio o al hipocondrio izquierdo. Suele acompañarse con fiebre de 38 °C, sudoración
profusa, pérdida de peso y, a menudo, un hígado palpable e ictericia. Aproximadamente un
tercio de los pacientes con un absceso hepático no presentarán un punto de origen identificable
de la infección.
Se observa leucocitosis, es decir, aumento en el conteo de los globules blancos circulantes
en la sangre, por lo general entre 18.000 y 20.000/ml. La mitad de los pacientes están anémicos.
En el ultrasonido se mostrará una masa quística en el hígado que tiende a ser septado o
bien con características homogéneas. Si se hace una tomografía axial computarizada (TAC), se
apreciará una masa hipodensa (oscura) con bordes precisos. La aspiración percutánea del
absceso y su cultivo microbiológico es esencial para el tratamiento adecuado y el drenaje del
absceso. Con frecuencia se instala un catéter de drenaje, en especial para pacientes con
abscesos complejos o que contengan fluido muy espeso. Los abscesos múltiples son comunes
en pacientes inmunosuprimidos y se debe considerar varios organismos etiológicos, incluyendo
una candidiasis.
Algunas de las bacterias más comunes que causan un absceso hepático purulento
incluyen:
Streptococcus milleri
Escherichia coli
Streptococcus faecalis
Klebsiella
Proteus vulgaris
Patógenos oportunistas como el estafilococo.
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Absceso hepático amebiano
La E. histolytica es un parásito que se encuentra en todas las regions del mundo y causa
abscesos hepáticos en adultos de edad media y predomina en hombres 9:1 sobre las mujeres.
Dos parásitos son capaces de producir un absceso hepático: el Echinococcus granulosus y
la Entamoeba histolytica. Los quistes por E. granulosus son lesiones que pueden romperse e
infectarse con otros microorganismos o infectar a otros órganos adyacentes al hígado.
El diagnóstico es por lo general serológico (ELISA), ultrasonido o una TAC.
Por su parte, la E. histolytica atraviesa el colon e invade el sistema porta por donde logra
infectar al hígado. El diagnóstico es radiológico y con pruebas de serología. Raramente se
requiere drenar un absceso amebiano,6 pues la mayoría de los pacientes responden favorable y
rapidamente conmetronidazol al cabo de una semana. Clinicamente, es muy difícil distinguir un
absceso hepático amebiano de un absceso hepático purulento.6 Por lo general, constan de un
solo absceso que contiene material licuado de color marrón rojizo que se describe clásicamente
como «pasta de anchoas» y predominan en el lóbulo derecho del hígado.
El principal síntoma es fiebre acompañado casi siempre con dolor en la región del hígado.
Tres cuartos de los pacientes tienen también escalofríos y sudoración. La ictericia no es
frecuente.
Cuadro clínico
La fiebre es el signo inicial más frecuente del absceso hepático. Otros síntomas comunes,
en especial en pacientes que tienen una afectación activa de la vesícula biliar, muestran signos y
síntomas circunscritos en el hipocondrio derecho, tales como dolor, defensa, hipersensibilidad,
escalofríos, anorexia, pérdida de peso, náuseas y vómitos. Sólo 50% de los pacientes con
abscesos hepáticos tiene hepatomegalia o ictericia; de modo que la mitad de los pacientes
carecen de signos o síntomas que dirijan la atención hacia el hígado. El 95% de los pacientes
con un absceso amebiano tendrán síntomas en los primeros cinco meses.
La fiebre de origen desconocido puede ser la única manifestación inicial de un absceso
hepático, especialmente entre los ancianos.
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Diagnóstico
La radiografía es la técnica más fidedigna para diagnosticar los abscesos hepáticos:
la ecografía, latomografía axial computarizada y, de encontrarse disponible,
las gammagrafías con leucocitos marcados con indio o con galio radioactivos y la resonancia
magnética.
Tratamiento
Los antibióticos utilizados en el tratamiento empírico de amplio espectro suelen
administrarse después de efectuarse una aspiración diagnóstica del contenido del absceso. El
drenaje puede ser percutáneo (utilizando un catéter) o quirúrgico (a cielo abierto) y sigue siendo
el pilar básico del tratamiento de los abscesos hepáticos purulentos, aunque hay un interés
creciente por el tratamiento médico exclusivo de estos abscesos piógenos. Sin embargo se ha
demostrado que los pacientes tratados sin drenaje del absceso requerían ciclos más
prolongados de tratamiento antibiótico.2 El antibiótico apropiado se elige en función de los
resultados de la tinción de Gram y de los cultivos del absceso.
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Colecistitis
Colecistitis es una inflamación de la pared de la vesícula biliar generalmente debido a la
obstrucción del conducto cístico por un cálculo
La colecistitis crónica obedece en su gran mayoría a la presencia de un cálculo incapaz por
su tamaño de impactar contra el conducto.
Cuadro clínico
Se caracteriza por dolor en región de cuadrante superior derecho, el cual puede ser de
moderado a intenso, tipo cólico o punzante. El dolor aumenta con la ingesta de alimentos muy
condimentados, irritantes, grasas y colecistoquinéticos (café, chocolate); y disminuye con la
deambulación y el ayuno (en algunas ocasiones).
Este dolor puede tener una duración mínima de 5 a 10 minutos o durar varias horas. En
muchas de las ocasiones este dolor se puede irradiar a la espalda o hacia el hombro
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Diagnóstico
La colecistitis aguda suele producir dolor en cuadrante superior derecho persistente, típico
en la exploración física por el médico. Puede acompañarse de náuseas, vómitos e inquietud. En
caso de infección, suele aparecer fiebre (no siempre), malestar general e ictericia (no siempre
está presente, la coloración amarilla típica de la piel y las membranas en la ictericia se
acompaña de orinas más oscuras y de heces blandas de color claro). Junto a la historia clínica y
la exploración física, el diagnóstico suele confirmarse mediante la ecografía abdominal.
Actualmente es muy frecuente, ante la clara sospecha de litiasis biliar, la realización de la
ecografía por laparoscopia intraoperatoria, que permite la extirpación de la vesícula biliar si se
confirma el diagnóstico en la misma operación. CPRE. Colangiopancreatografía Retrógrada
Endoscópica tipo de endoscopia en el cual se pasa a través del esfínter de oddi para observar la
vesícula y el páncreas.
En casos en los que mediante la ecografía no es posible confirmar el diagnóstico, puede
ser necesario realizar otras pruebas complementarias como el estudio con contraste de las vías
biliares (colangiografía).
Tratamiento
Una persona con colelitiasis aguda crónica que presenta una crisis de la vesícula biliar por
lo general se hospitaliza, se le administra líquido y electrolito por vía endovenosa y no se le
permite ni comer ni beber. El médico puede pasar una sonda por la nariz hasta el interior del
estomago de modo que mediante la aspiración se pueda mantener el estomago vacio y reducir
la acumulación de liquido en el intestino, el cual no funciona adecuadamente debido a la
inflamación de la cavidad abdominal y generalmente se administra antibióticos.
Si el diagnostico es claro y el riesgo de la cirugía es bajo se extirpa la vesícula biliar
mediante colecistectomía, que debe ser de preferencia por vía laparoscópica.
Cuando se sospecha la existencia de una complicación como un absceso, gangrena o
perforación de la vesícula biliar es necesario una cirugía inmediata.
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Colelitiasis
La colelitiasis, comúnmente conocida como cálculos biliares o litiasis biliar, se refiere a la
formación de cálculos en las vías biliares, sobre todo en la vesícula biliar. Son acrecencias de
materias sólidas que pueden ser tan pequeñas como granos de arenilla o, en ocasiones
excepcionales, tan grandes que ocupan toda la vesícula. La mayor parte, sin embargo, suelen
ser de tamaño intermedio, es decir de menos de 20 mm, aproximadamente una pulgada. La
mayor parte de estos cristales —cerca de un 80%— están constituidos por cristales
de colesterol, el resto son cristales pigmentados de color negro.
.
Hay dos clases principales de cálculos biliares:
Los de colesterol, compuestos en su mayor parte por esa sustancia, que representan
alrededor del 80% de todos los casos diagnosticados en los Estados Unidos.
Los pigmentarios, constituidos en su mayor parte por sales cálcicas de pigmentos biliares y
otros compuestos, a los que corresponde el 20% restante de los casos diagnosticados.
Puesto que la mayoría de los pacientes tienen cálculos de colesterol, es posible tratarlos
sin recurrir a intervención quirúrgica. La clase de cálculo es importante, ya que sólo los cálculos
de colesterol pueden tratarse por métodos no quirúrgicos.
La colelitiasis es más frecuente en las mujeres que en los hombres con una proporción de
4 a 1, y hay factores que predisponen a la enfermedad como la obesidad, la toma
de anticonceptivos, las dislipemias, la diabetes.
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Los principales factores de riesgo para el desarrollo de litiasis biliar son:
Edad: más frecuente a partir de los 40 años, cerca del 20% de los adultos a partir de esta
edad y del 30% en los mayores de 70 años.
Sexo femenino.
Embarazo, sobre todo para el desarrollo de cálculos de colesterol, normalmente son formas
asintomáticas de litiasis biliar y tanto el barro biliar como los cálculos menores de 10 mm
habitualmente desaparecen tras el parto.
Anticonceptivos orales y terapia hormonal sustitutiva con estrógenos, en este caso con
mayor riesgo en mujeres menores de 40 años y las que reciben una dosis mayor de 50
microgramos de estrógenos. Otros fármacos como los fibratos y la ceftriaxona.
Antecedentes familiares de litiasis biliar.
Obesidad.
Pérdida rápida de peso.
Nutrición parenteral.
Diabetes Mellitus.
Cirrosis hepática.
Cuadro clínico
Puede ser asintomática como ocurre en la mayoría de los pacientes, o presentar síntomas,
con un cuadro de dispepsia biliar, que se caracteriza por: intolerancia a las comidas
grasas, flatulencia, hinchazón abdominal, náuseas, vómitos, etc. Los cálculos pueden causar
colecistitis (inflamación de la vesícula) aguda, crónica, cólicos biliares, pancreatitis e ictericia
obstructiva.
La manifestación principal es el cólico biliar, se produce al obstruir con un cálculo un
conducto biliar, y se suele asociar a la inflamación de la vesícula (colecistitis). Se caracteriza en
el caso de la colecistitis aguda por: dolor abdominal en el epigastrio o hipocondrio derecho,
náuseas, vómitos, fiebre, peritonismo local o un plastron de vesícula biliar, etc. en el caso de la
colecistitis crónica produce cólicos intermitentes e inflamación crónica.
Síntomas
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Son muchas las personas que, teniendo cálculos biliares, carecen de síntomas. Cuando los
síntomas se hacen evidentes, la persona portadora de cálculos biliares puede experimentar:
Dolor fuerte y seguido en el abdomen superior (hipocondrio derecho); este dolor puede
propagarse al tórax, hombros y espalda y se confunde a veces con los síntoma de un ataque
al corazón.
Indigestión, náuseas o vómitos.
Colangitis.
Pancreatitis.
Fístulas.
Perforación.
Dolor intenso de abdomen y sensibilidad al tacto en el lado derecho del abdomen cuando la
vesícula biliar está inflamada.
Ictericia, escalofríos y fiebre cuando los cálculos biliares impiden el paso de la bilis.
Se observa que cuando el líquido queda obstruido puede haber un ataque de dolor. Este
dolor en el abdomen, va en aumento, durando de una media hora hasta varias horas.
Diagnóstico
La mayoría de los cálculos biliares pueden describirse mediante técnicas sencillas e
indoloras. Los pacientes que se quejan de dolor abdominal o de malestar gastrointestinal reciben
a menudo análisis específicos destinados a diagnosticar la presencia de cálculos.
Con frecuencia, basta una radiografía ordinaria del abdomen para descubrir los cálculos,
sobre todo si son ricos en calcio.
Hay otra técnica más sensible, denominada, ultrasonografía, con la que se produce una
imagen o fotografía de la vesícula y de los conductos biliares, permitiendo al médico determinar
si hay algún cálculo presente, cualquiera que sea su clase. Este método es el que más se
emplea, por no emitir radiaciones.
Una tercera técnica se denomina colecistografía y requiere la deglución previa de unas
pastillas que contienen colorantes. El colorante pasa del torrente sanguíneo a la vesícula y pone
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de relieve el contorno de ésta de manera que puedan detectarse los cálculos mediante
radiografía.
Cuando se sospecha la presencia de cálculos en los conductos biliares son necesarios
procedimientos más complicados.
En la CPER (colangio páncrea tografía endoscópica retrógrada) se introduce en el intestino
delgado un tubo flexible que se pasa al conducto biliar; seguidamente se inyecta en los
conductos un colorante y se toma una radiografía.
Cuando se emplea la técnica llamada CPT (colangiografía percutánea transhepática), se
atraviesa el abdomen con una aguja muy delgada que se hace pasar hasta la red de conductos
del hígado. Seguidamente se inyecta colorante y se toma una radiografía.
Tratamiento
Si las litiasis biliar llega a producir síntomas el tratamiento debe ser quirúrgico,
una colecistectomía(extirpación de la vesícula biliar). Aunque la vesícula biliar es un órgano
importante, no es esencial para la vida. Muchos pacientes con cálculos biliares -o con
complicaciones resultantes de tales cálculos- se someten a la extirpación quirúrgica de la
vesícula (colecistectomía), operación sin grave peligro que es una de las practicadas con mayor
frecuencia en todo el mundo.
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Colangiografía Transhepática Percutánea
Colangiografía transhepática percutánea, colangiograma transhepático percutáneo o
colangiografía es una radiografía de las vías biliares, los conductos que transportan la bilis
desde el hígado hasta la vesícula biliar y el intestino delgado.
Forma en que se realiza el análisis o prueba.
El examen lo realiza un radiólogo en una sala de radiología.
Se le solicitará acostarse boca arriba sobre la mesa de rayos X. El médico limpiará el lado
superior derecho del área abdominal y luego aplicará un anestésico.
Se usan rayos X para ayudarle al médico a localizar el hígado y las vías biliares. Se
introduce luego una aguja larga, delgada y flexible a través de la piel en el hígado. El médico
inyecta un tinte, llamado medio de contraste, en las vías biliares. El medio de contraste ayuda a
resaltar ciertas áreas, las cuales se pueden ver mejor. Se toman más radiografías a medida que
el tinte fluye a través de las vías biliares hacia el intestino delgado. Esto puede verse en un
monitor de video cercano.
Preparación para el análisis o prueba
Coméntele al médico en caso de estar embarazada. A usted se le entrega una bata
hospitalaria y se le solicita despojarse de todas las joyas.
Le solicitarán que no coma ni beba nada durante 6 horas antes del examen.
Coméntele al médico si usted está tomando algún anticoagulante como warfarina
(Coumadin) o Plavix (clopidrogrel).
Lo que se siente durante el análisis o prueba
Habrá un pinchazo a medida que se aplica la anestesia y algo de incomodidad cuando la
aguja se esté introduciendo en el hígado. Es posible que le administren un medicamento para
sedarlo y/o controlar el dolor. Generalmente, los rayos X en sí producen poca o ninguna
molestia.
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Razones por las que se realiza el análisis o prueba
Este examen puede ayudar a diagnosticar la causa de un bloqueo de las vías biliares.
La bilis es un líquido secretado por el hígado que contiene colesterol, sales biliares y
productos de desecho. Las sales biliares le ayudan al cuerpo descomponer (digerir) las grasas.
Un bloqueo de las vías biliares puede llevar a hinchazón de la vesícula biliar o del páncreas.
Estos resultados de este examen pueden ayudarle al médico a planear tratamientos para
un bloqueo de las vías biliares. Por ejemplo, puede ayudar a determinar dónde se puede colocar
un tubo de drenaje o un stent (endoprótesis vascular).
Los valores normales
Las vías biliares son normales en tamaño y apariencia para la edad del paciente.
Significado de los valores anormales
Los resultados pueden mostrar que las vías biliares están dilatadas, lo cual puede ser
indicativo de una obstrucción que puede ser causada por cicatrización o cálculos. También
puede indicar cáncer en las vías biliares, el hígado, el páncreas o la región de la vesícula biliar.
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